martes, 23 de junio de 2020

299. UN ANTÍDOTO CONTRA LA SEQUÍA, CAPELLA


299. UN ANTÍDOTO CONTRA LA SEQUÍA (SIGLO XII. CAPELLA)

299. UN ANTÍDOTO CONTRA LA SEQUÍA (SIGLO XII. CAPELLA)


La pugna entre el obispo de Huesca y el barbastrense Ramón se saldó, como es sabido, con la victoria del primero, apoyado por el propio monarca aragonés. En juego estaba la asignación de varias feligresías a uno u otro obispado y la cuestión de los límites entre ambos. El obispo Ramón se vio obligado a huir hacia la Ribagorza donde era muy respetado y querido, y donde protagonizó, al decir de las gentes, auténticos prodigios.

Cuenta la tradición que san Ramón, tras ser arrojado de la ciudad del Vero, fue perseguido con encono por los sicarios de su enemigo cuando iba camino de Roda. Después de pasar por Perarrúa, donde todavía se recuerda su presencia, llegó a Capella, donde tuvo lugar un hecho insólito pues las campanas anunciaron su llegada tañidas por sí solas, creyendo algunos incluso oír una voz que decía: «Llega mi siervo Ramón,escuchadle».

El clero y todos los habitantes del pueblo de Capella salieron al camino maravillados para recibir procesionalmente al santo obispo, a quien hallaron descansando de la caminata sentado en un poyo de piedra en las afueras de la población, donde dejó impresas algunas huellas.

Todos trataron de hacer olvidar a Ramón los sinsabores que acababa de vivir y le ofrecieron su hospitalidad y sus casas. Agradecido a los moradores de Capella por los honores que le habían prodigado, les dijo que le pidieran una gracia y los ancianos del pueblo solicitaron que les alcanzara de Dios el beneficio de la lluvia en tiempo de sequía. San Ramón prometió que así sería siempre que recurriesen a su patrocinio y amparo, pero sólo después de recibir los sacramentos de penitencia y comunión.

[Castillón, F., «San Ramón, de Capella», Folletón Altoaragón, 62 (1982), pág. XIII.]

298. LA JUSTICIA DEL OBISPO BENCIO


7.4. LOS PORTENTOS

298. LA JUSTICIA DEL OBISPO BENCIO (SIGLO VIII. BONO)

298. LA JUSTICIA DEL OBISPO BENCIO (SIGLO VIII. BONO)


El obispo de Zaragoza, Bencio, instado por sus fieles había huido a las montañas ribagorzanas antes de que la ciudad fuera conquistada por los musulmanes. Con él se había llevado los principales bienes muebles y ornamentos sagrados de la diócesis, con la esperanza de que llegarían mejores y más sosegados tiempos para regresar.

Ya en tierras de Ribagorza, llevó a cabo Bencio una intensa actividad pastoral y política, puesto que fue partícipe principal de la resistencia que se inició en aquellas tierras contra los moros. Él encabezó precisamente la delegación cristiana que atravesó al otro lado de los Pirineos para solicitar ayuda militar y humana al rey de los francos.

La comunicación con las gentes del país vecino fue frecuente y es en el transcurso de uno de esos viajes de Bencio a Francia cuando sucedió la siguiente escena. Fue en el momento de atravesar la montaña que separa Ribagorza del valle de Arán, la llamada —en virtud precisamente de este hecho— la Maladeta o, lo que es lo mismo, la Maldita.

Se hallaba todavía el obispo en el lado ribagorzano, aunque no lejos de la cumbre, cuando se encontró con un rebaño y su pastor. Éste, sin venir a cuento y sin haber mediado ninguna palabra previa, motejó e incluso amenazó al religioso que no sabía qué hacer ante aquella actitud, excepto pasar de largo. Una pastora que se encontraba próxima al lugar de la escena al cuidado de otro rebaño, viendo el desprecio y la vejación de que era objeto Bencio se acercó a él para socorrerle, ayuda que agradeció enormemente éste.

Habían transcurrido sólo unos instantes cuando el sacerdote, que estaba muy enfadado por lo sucedido, avisó a la pastora del castigo que iba a imponer a aquel desalmado y le pidió que se retirara un tanto valle abajo con sus animales. Lo hizo así la zagala e inmediatamente se oyó un enorme estruendo, momento en el que el pastor y sus reses quedaron todos petrificados, tal como todavía se les puede ver hoy.

[Moner, Joaquín M., Historia de Ribagorza, II, págs. 170-171.]


http://www.piedras-sagradas.es/rebanos-petrificados-de-la-maladeta-benasque/


297. ELECCIÓN DE SANTA TECLA COMO PATRONA, CERVERA DE LA CAÑADA


297. ELECCIÓN DE SANTA TECLA COMO PATRONA
(SIGLO XV. CERVERA DE LA CAÑADA)

297. ELECCIÓN DE SANTA TECLA COMO PATRONA  (SIGLO XV. CERVERA DE LA CAÑADA)


Por razones desconocidas, el pueblo de Cervera de la Cañada carecía de patrona, de modo que se reunió todo el vecindario para tratar de elegir una de entre las varias santas más conocidas en la comarca. Después de discutir varios días acerca de cómo llevar a cabo la elección, pues naturalmente no había unanimidad en el nombre, llegaron al acuerdo de introducir en una urna tantas papeletas como propuestas distintas aparecieron.

Se analizaron todas las propuestas y se unificaron las que estaban repetidas y, tras cerciorarse de que no existían papeletas duplicadas, las introdujeron todas en una bolsa de cuero procediendo a extraer una al azar. La papeleta en cuestión correspondió a santa Tecla.

Al leer en voz alta el nombre que constaba en la papeleta extraída, la mayor parte de los habitantes del pueblo se mostró disconforme con lo determinado por la suerte, al considerar que se trataba de una santa poco venerada en la comarca. Tras deliberar durante bastante tiempo, pues quien había escrito tal nombre no estaba conforme con las reclamaciones, decidieron volver a efectuar el sorteo, tras introducir de nuevo en la bolsa la papeleta desestimada.
Después de remover bien el contenido de la bolsa, se procedió a una segunda extracción, viendo con cierto disgusto que de nuevo se trataba de la que contenía el nombre de santa Tecla.

Arreciaron por segunda vez las protestas, y se determinó que una vez más se volviera a realizar la operación, comprometiéndose todos a acatar el resultado, fuere cual fuere. Al extraer por tercera vez la papeleta, observaron con asombro que de nuevo salía la correspondiente a la referida santa. Comprobaron que en el saquete estaban todas las demás papeletas y creyendo entender que era designio de la providencia que santa Teclafuera la patrona de Cervera, acataron el resultado con unánime alegría.

[Recogida oralmente.]