domingo, 28 de junio de 2020

CAPÍTULO V.


CAPÍTULO V.

Vienen diversas gentes a España, llamadas de las grandes riquezas que descubrieron los incendiosde los montes Pirineos, y lo que padecieron los naturales de ella.

Pasado el trabajo que Dios había enviado a la mísera España, y regada aquella con las lluviasabundantes que vinieron del cielo, fue ocasión que gran muchedumbre de gente extranjera viniera a poblarse en ella, acordándose de la prosperidad que en tiempos pasados habían visto en los fértiles campos de ella, y de la gran riqueza de que esta
provincia abundaba. Vinieron pueblos enteros, y cada cual tomaba aquella parte de tierra que entendia ser mejor para la comodidad de los ganados o para la labor de la tierra:
vinieron entonces muchas familias de los mismos españoles que se habían salido en el tiempo de la seca, y cobraron lo que habían dejado cuando se salieron de ella; y entraron también los Celtas (1: Plinio, lib. 3, c. 1.), Egipcios, Milesios, Lidios, Tracios, Rodios, Troyanos, Cipriotas, Fenicios, Persas, Carios, Lesbios, Focenses y otras muchas gentes que dejaron varias fundaciones de pueblos y ciudades, que traen los autores de las historias generales de España. Al principio que estas gentes y naciones entraron en España, sucedió aquel incendio tan nombrado de los Pirineos, que algunos atribuyen a descuido de ciertos pastores; otros que fue acaso para quemar los árboles y matorrales con intento de desmontar y romper los campos, para que se pudiesen cultivar y habitar, y apacentar en ellos los ganados. Este fuego lo encendieron sobre lo último de ellos, no temiendo el daño que después sucedió, y fue, que la llama prendió de tal arte, que muy gran trecho de las montañas ardieron muchos días, y con la calor demasiada se rompieron las peñas de los valles y recuestos, y echaban de sí tales ondas y grupadas de fuego, que no se puede imaginar cosa más espantable y temerosa. Vióse de la mayor parte de España el incendio, y pocas provincias hubo en ella de donde no se divisasen las llamas o la calina, con toda la sobra de su calor; y no solo se quemaron los árboles y las piedras, yerbas y verdura, sino también las venas de los metales escondidos en el corazón y entrañas de aquellos montes, porque se derritieron a todas partes con grandes arroyos de plata, y corrieron desde lo más alto a lo más bajo de aquellos montes con abundancia maravillosa, forzados del ardor excesivo, y penetró por los mineros adentro; y a la fama de tal suceso acudieron muchas de las dichas naciones a gozar de la riqueza de este reino, que era tanta, que se puede comparar con lo que se saca de las Indias; porque si en aquellas tierras se han hallado en su principio pedazos de oro en mucha abundancia, lo mismo sucedió en España en estos siglos; y por eso dijo Plinio (Lib.3.c.3): Argenti et auritota ferè Hispania scatet; y Apiano, referido por Marineo Sículo, dice: Hispania quoque, terra ferax auri et argenti, gemmarum ac metallorum: y Lucio Floro, al fin del cuarto libro, hablando de ella, dice: Natura regionis circa se omnis aurifera, minisque ef chrysocollae et aliorum colorum ferax: y Estrabon (1: Lib. 3. ), De Situ orbis, libro tercero, dice: Montes extant auri et argenti, habentes indaginem, quam metalleam nuncupant; y de aquí es llevar los ríos de Noguera Pallaresa y Segre arenas de oro, por estar llenas de él las entrañas de los Pirineos, que son aquellos montes de donde salen estos ríos que traviesan el condado de Urgel.
Este incendio de los Pirineos fue muy notorio a los antiguos autores, y Aristóteles hace memoria de él (2: Arist. De Mirabilibus Ausculta. ), diciendo: «dicen que en España quemaron los pastores en ciertos tiempos los montes, y que se calentó con el fuego de tal manera la tierra, que se derritió la plata; y como sobreviniesen terremotos, hiciéronse grandes grietas en la tierra, y por ellas cogieron mucha cantidad de plata, de la cual tuvieron grandes provechos los vecinos de Marsella.» Y Diodoro Sículo lo refiere (3: Lib. 6., Bibliothe. cap. 9. ), diciendo: «los montes que llamaron Pirineos son superiores a otros en longitud y altura, porque desde el mar del mediodía, (midi francés) hasta el océano del septentrión, dividen a España de Francia, y también se extienden por la Celtiberia más de tres mil estados: están llenos de selvas, y refieren, que en tiempos antiguos les pusieron fuego los pastores, y se abrasaron todas estas montañas, y por esta causa se llamaron Pirineos. Durando el fuego muchos días, corrieron arroyos de plata, que compraron a vil precio después los mercaderes fenicios de los naturales de la tierra, que no conocían el valor de este metal, y lo llevaron a Grecia y Asia, y adquirieron con él hartas riquezas; y de aquí quedó a aquellos montes el nombre de Pirineos, que les dieron los griegos moradores de España, y ha durado hasta el día de hoy, porque aquella palabra pyr, en griego, significa fuego. (pyros, pirómano
Entonces quieren algunos hubiesen venido a ella el gran poeta Homero y Hesiodo, que florecieron en el año 1140 antea del nacimiento de Jesucristo señor nuestro, según Casiodoro, y lo refiere Herodoto en su vida. La venida de Nabucodonosor, rey de Babilonia, con muchos hebreos, persas y caldeos, fue por estos tiempos; y todos venían por gozar de las grandes riquezas de este reino (sojuzgando a sus naturales), que eran en tanta abundancia, que, a más de lo que he dicho, de sus riquezas dice Estrabon (Lib. 3, De Situ orbis.), que había en ella montes de oro y plata, y que causaba admiración la destreza de los españoles en beneficiar las minas de que está lleno todo el reino. Y después, hablando el dicho autor de la ventaja que hay de los metales de España a los de Francia, dice: que se hallan pedazos de oro de a media libra, sin haber necesidad de acrisolarlos, y que ha acontecido quebrar las piedras y hallar dentro pedazos de orodel tamaño y forma del pezon de una muger, como sucedió también en tiempo de los reyes Católicos en las Indias.Y en otra parte dice: que del interés de las minas había hombres que solían sacar cada tres días un talento, que, según la cuenta de Ambrosio Morales, vale seiscientos ducados de doce reales; y Posidonio, autor griego, referido por Celio Rodigino (Rodeg., lib. 10, c. 22.), ponderando estas riquezas, y hablando del incendio de los Pirineos, dice: que todos los montes y collados de España dan materia para acuñar moneda, y que quien considerare esta tierra, hallará que es un erario de tesoro y una fuente perpetua de metales, y que Pluton, dios de las riquezas, mora en sus entrañas, y más en particular en los montes de los pueblos Ilergetes; pues los ríos que de ellos salen llevan arenas de oro, dando indicio y cierta señal de lo mucho que hay escondido en el centro de ellos. De estas riquezas de España hablan las divinas letras en los Macabeos (1), diciendo: Et audivit Judas nomen romanorum, quia sunt potentes viribus, …. et quanta fecerunt in regione Hispaniae, et quod in potestatem redegerunt metalla argenti et auri, quae illic sunt, et possederunt omnem locum consilio suo, et patientia. Y Diodoro Sículo las encareció más que todos, y con grandes exageraciones; y por ser tanta la abundancia de él, era muy poco estimado de los naturales: y dice Aristótelescomo cosa notable, que los antiguos fenicios navegaron a Tarteso, que era a las riberas del río Guadalquivir, y que los españoles les dieron tanta plata en truequede aceite y otras mercaderías viles (2), que no cupo en los navíos, y así se vieron obligados, al partir, de hacer de plata todos los vasos ordinarios, hasta las áncoras de los navíos; y así tengo por indubitado, que toda aquella abundancia de oro y plata que había en Jerusalén en tiempo de Salomón, referida por la sagrada Escritura (3), toda era de España, que era la tierra más abundante de estos metales que se conocía en aquellos siglos, y no solo de esto, pero aun de pavos, dientes de elefantes y monas, que traían apuellas(aquellas) flotas; porque pudo ser que se criasen en ella entonces y abundase de estos animales, así como carecía de aceite, cosa de que ahora tanto abunda; que largo espacio de tiempo todo lo puede mudar, y así como vemos hoy acabadas y sin beneficiarse las minas, es muy verisímil (verosímil) se acabase la especie de estos animales, que tan poco conocidos y naturales son hoy en ella.

(1) Macab., lib. 1, c. 8.
(2) Arist., De Mirabilibus Ausculta. in fine.
(3) Lib. 3 de Los Reyes, c. 10; y en el Paralipómenon, lib. 2, c. 9.

Todas estas venidas de gentes extranjeras no eran por amor que tuviesen a esta nuestra España y a sus naturales, sino para su provecho e interés de ellos; y así se puede considerar, qué agravios, qué opresiones, qué tiranías usarían con los naturales, porque el mejor rey, si es estraño pone en trabajo a sus estados, y cuando ame como debe a sus vasallos, siempre trae consigo ministros y privados de otros reinos, que todos son a maltratar y despojar la provincia que gobiernan, y más si no hallan en ella resistencia tal que les sirva de freno a sus ambiciones y codicias. Vímoslo en las Indias. ¡Qué de daño recibió aquella gente de los que fueron a la conquista de aquellos reinos Cuántos acabaron míseramente en el labor de las minas, sacando oro y platay trayendo cargas de unos lugares a otros, como lo refiere fray Bartolomé de las Casas, obispo de Chiapa, (Chiapas) que cuenta cosas nunca oídas ni escritas! (Alejandro Magno fue un bonachón y campechano). Pues lo mismo pudieron nuestros españoles, señoreados de tantas y tan diversas naciones; y es cierto, que habiendo naturales de la tierra, (alguno habría antes que esos, aunque fuesen los macacos de Gibraltar) no habían ellos de trabajar en sacar las minas y beneficiar los metales que salían de ellas (hombre, hay que aprovechar las cualidades genéticas de los nietos de Noé), y es muy verisímil que muchos fenecieron sus días en aquellos insoportables trabajos (como los mineros de Asturias en el siglo XXI, o los buscadores de diamantes de África): así que, lo que les había de hacer ricos y prósperos, les hizo pobres y abatidos, mayormente, que ni ellos conocían el valor del oroy su estima, así como los de las Indias que por cascabeles, espejos, y otras bujerías semejantes daban cantidades de oronotables; y estos, sin duda trabajaron tanto en sacarlo de la tierra, que lo acabaron del todo, o se acabaron los que trabajaban las minas, pues después de salidos los romanos, no se sacaba ya cosa de consideración ni de valor, y después de la venida de los morosen ella, hasta los reyes Católicos, que descubrieronlas Indias, (ellos no, un Pinzón) hubo tanta penuria en estos reinos de estos metales y de moneda, que fue necesario hallar los cornados, blancas, maravedises, ardites, dineros, pugesas,mallas y otras monedas de poco valor y precio, que usaron y aun quedan en Castilla y Corona de Aragon, donde no se contaba por escudos y ducados como ahora, sino por sueldos; así que, quien tenía mil sueldos de renta era riquísimo, cosa que hoy apenas basta para la vida y sustento ordinario de un hombre: y esta falta de oro y plata nació de la solicitud y codicia que pusieron estas naciones bárbaras y extranjeras en llevarse estos preciosos metales, y de acabarse los que los sacaban y trabajaban en ellos, como será muy contingente no suceda lo mismo en los dilatados reinos de las Indias; y después que fueron acabados los naturales de España, se valieron de esclavos; y en tiempo de los romanos estos eran los que trabajaban en esto, porque ya no se encomendaban a hombres libres, ni había quien se pusiese en tan peligroso trabajo por solo el jornal ordinario, porque el riesgo de la vida era evidente, y así solo los esclavos y forzados se ocupaban en este mortal ejercicio:
y se halla, que en las minas de Cartagena trabajaban cuatrocientos esclavos, y en esto metían a los que tomaban en la guerra, y condenaban a los que habían cometido delitos, y enviaban a ellas muchos de los santos mártires de Jesucristo señor nuestro, según vemos en todas las historias eclesiásticas, que era lo que decían dari ad metalla, y era pena muy usada, por tener muchos que sacar: y si el día de hoy no se benefician en España, es lo uno, por lo mucho que viene de las Indias, a costa y sudor de los naturales y esclavos de aquellos reinos; y lo otro, por haber faltado la mucha gente que había en España, y quedar esta provincia muy despoblada, y los delincuentes que la justicia condena y esclavos que se toman, haberse de emplear en el servicio de las galeras. Y si después de haber tantos años que este ejercicio es acabado, y quedar las minas ya perdidas, sin saberse dónde están, ni cuidar de ello los naturales, los ríos del condado de Urgel y sus pueblos ilergetes llevan aún arenas de oro, y estas con abundancia; se infiere de aquí, qué ricos y abundantes de ello serían estos pueblos en aquellos tiempos, y qué trabajos padecerían los naturales de ellos con las venidas de tantas y tan bárbaras naciones y gentes.

CAPÍTULO IV.


CAPÍTULO IV.

De los primeros pobladores de España, hasta la seca de ella.

Común opinión, y de todos recibida por cierta e indubitada, es haber sido Tubal, hijo de Jafet y nieto de Noé, el que, después del diluvio, vino a poblar esta tierra el año 143 después de aquella general inundación que envió Dios para limpiar el mundo de los pecados y ofensas (que) se habían cometido contra su divina Magestad, y 2173 años antesde la venida de nuestro Señor al mundo: atribúyenle a él y a Noé, su abuelo, algunos escritores las fundacionesde algunos pueblos y aun provincias; pero esto parece que es más para adornar los tales pueblos y provincias(por ejemplo, Euskadi, el País Vasco, las Vascongadas, Pays Bas, Señorío de Vizcaya, Gascones, etc.), dándoles tal fundador, que porque entiendan ser así verdad; pero como es en cosa tan antigua, ni nadie lo puede afirmar con certeza, ni convencer a los que tal dicen de mentira.
Solo parece ser lícito y permitido consagrar los orígenes y principios de pueblos famosos a varones insignes en virtud y armas; y lo fuera mucho más, si haciendo esto, se pudieran excusar muchas fábulas y ficciones que en semejantes casos se suelen mezclar con lo que tiene alguna sombra de verdad. Fray Annio de Viterbo quiso escudriñar de tal manera los primeros reyes y señores de Españaque reinaron en ella desde Tubal hasta la secade ella, afirmando cosas nuevas y hasta entonces nunca oídas, que muchos las tuvieron por fábulas e invención de aquel autor, que en esta materia quiso alargar la pluma más que otro ninguno de los que escribieron antes de él, afirmando por ciertas, cosas que muchos las tienen por fabulosas; y fue tal su suerte y ventura en esto, que luego fue recibida esta su invenciónde muchos de los que escribieron historias generales de España, después de la edición de aquel su Beroso, sin reparar en aquello que él había escrito, teniéndolo todos por cosa cierta e indubitada; y así no cayeron en la cuenta, hasta que, mirando mejor y averiguando sus historias, se conoció el engaño. Luis Vives, en su libro De tradendis disciplinis, siente tan mal de este autor y de sus reyes fingidos, que dice estas palabras: Libellus circumfertur, Berosi Babylonii título, de eadem re; sed commentum est, quod indoctis et oliosis hominibus mirèallubescit, cujusmodi sunt Xenofontis equivoca, tum Archilochi, Catonis, Sempronii et Fabii Pictoris fragmenta, quae eodem sunt libro ab Annio Viterbiensiconferruminata, commentisque reddita magis ridicula; non quin insint in eis quaedam vera, nam alioqui frontem non haberet narratio; sed ipsum historiae corpus commentitium est, nec illius cujus titulum mentitur; como si dijera: un libro corre agora con capa de Beroso Babilónico, que es una manifiesta patraña que ha sonado bien a los oídos de los indoctos y poco estudiosos: de la misma mano son los equívocos de Jenofonte y los fragmentos de Archiloco (archi + loco), Caton, Sempronio y Fabio Pictor (cipotr, picture), que fueron engendrados con el Beroso (de veritas, verp, verdadero, veroso; juego de palabras con mentiroso) por fray Juan Annio de Viterbo, y vestidos de sus comentarios, con que han acabado de ser del todo libros de burla; no porque no tengan algunas verdades (que de otra manera fuera haberse jugado la vergüenza aquel autor), sino porque el cuerpo de aquella historia es una pura imaginación, y no hija del padreque allí se menta. Este fray Annio, en este su libro, que él intitula Beroso, hace mención de veinte y cuatro o más reyes que, después del universal diluvio, reinaron en España, descendientes de Tubal, hijo de Jafet y nieto de Noé, a quien todos los autores llaman pobladorde España; y aunque entre ellos mete algunos que, según los más autores, fueron verdaderos reyes; pero los más de ellos son tan incógnitos y extraordinarios, que, antes que él sacara aquel su libro, ninguna memoria ni noticia se tenía de ellos; porque lo que no es no se sabe ni llega a noticia de los que saben, y es indubitado que, si fuera verdad lo que él inventó, halláramos memoria de ellos en los autores antiguos que florecieron antes de este fray Annio, que vivía en tiempo de los reyes Católicos don Fernando y doña Isabel, a quienes lo dedicó, y con que vino a ganar aquel libro muy grande reputación y crédito, porque no se había de pensar que osara aquel ni otro autor dedicar a aquellos reyes obra que no fuese muy cierta y averiguada, pues como a tal, y no como a libro de caballerías o fabuloso, se publicaba: y don Antonio Agustín, en sus diálogos, muestra sentirse que este autor y Ciríaco Anconitano se hayan querido burlarde los españoles, fingiendo hechos de España del tiempo de Noé y Tubal, con una orden tan particular de los reyes que reinaron después del diluvio, como si fueran de poco tiempo acá, atribuyéndoles las fundaciones de los mejores pueblos de ella: y lo bueno es, que ha adquirido este libro tal opinión, que ya no hay historia de España, ni fundación de ciudad semejante al nombre de aquellos reyes, sin Beroso, Megastenes y fray Juan Annio de Viterbo que los puso en el mundo; y “no habíamos, dice don Antonio Agustín, de ser tenidos en tan poco los españoles, que se atreviesen estos italianos a darnos a entender que habían pasado por acá cosas que ellos habían visto, y que ni nosotros ni nuestros antiguos autores habíamos sabido hallar;» y así, siguiendo la opinión de los dichos dos autores, de Rafael Volaterrano, del padre Mariana, de la Compañía de Jesús; de Gaspar Escolano en su historia de Valencia, de fray Gerónimo Román, del doctor Peña en la historia de Toledo, y del padre Antonio Posevino, de la Compañía de Jesús, con los demás autores que él alega en su opinión, dejaremos estos reyes y sus cosas, pues no hallo autor, ni entiendo le haya, que escriba ni diga en particular quién fue rey o señor de estos pueblos Ilergetes en el espacio de mil noventa y dos años que corrieron desde el universal diluvio, que sucedió a los 1657años de la creación del mundo, hasta la seca de España, según la cuenta de Garibay, ni se halle cosa ni suceso particular de ellos en que habernos de detener, hasta la seca de España.
Sucedió esta seca y esterilidaden estos reinos, según la opinión del dicho autor, a los 1030 años antes del nacimiento del Señor, aunque hay otros autores que la ponen en otro año: lo cierto es haber sido uno de los mayores castigos que sabemos haber Dios señor nuestro enviado sobre ella, porque estuvo veinte y seis años sin llover, y quedó del todo despoblada, y no hubo en ella cosa verde, sino fue en las riberas del Ebro y Guadalquivir; y aunque fue daño común para todos los del reino, pero más lo sintieron los ricos que los pobres, porque estos a los primeros años se salieron de la tierra, pasándose a África, Francia y otras partes; y algunos afirman que en los Pirineos se recogieron muchos, donde no sintieron tanto aquella gran sequedad; pero los ricos aguardaron lluvia hasta más no poder, y siendo el cielo tan duro, quisiéronse salir de la tierra y pasar a otros reinos, como habían hecho los pobres más en tiempo, pero no pudieron por las grandes aberturas de la tierra, causadas de la gran sequedad de ella, ni aun hallaron qué comer, porque todos los frutos de la tierra estaban acabados. Perecieron entonces todos los príncipes y más poderosos de ella, y quedó este miserable reino perdido y del todo acabado, sin quedar en él persona alguna, ni bestia irracional. Sobrevinieron también tales vientos, que arrancaron todos los árboles y levantaron polvoredas estrañas, y el viento llevaba el polvo de unas partes a otras, como mueve la tierra en África; y si estos vientos hubieran sucedido al principio, fuera menos mal, pues henchidas las grietas y aberturas que había hecho la sequedad, pudieran pasar los ríos que salían de ellas; pero por haber sucedido después, cuando eran ya todos acabados y muertos, no fue de provecho el llenarse las aberturas. Pasados estos veinte y seis años, se apiadó Dios de ellos y envió agua y rocío del cielo, con grande abundancia, y la tierra reverdeció y volvió a dar apacibles y abundantes frutos, y se volvió a poblar así como de antes.
Bien veo que hay autores que tienen esta sequedadpor cosa dudosa, y no les faltan fundamentos; pero es tan recibido de todos este suceso, que ya es común opinión, y más cierta y verdadera que no la de los reyes que antes de ella reinaron en España.

CAPÍTULO III.


CAPÍTULO III.

De las etimologías del nombre de Urgel, y de la ciudad de Balaguer y de su fundación.

Hallar la etimología cierta y verdadera de la palabra Urgellum, y por qué razón se llamó así este condado, es cosa dificultosa, confío lo suele ser el hallar los principios de nombres propios antiguos; de donde nace, que cada uno siente de ellos a su albedrío y voluntad y según se le antoja: y mézclanse entre las verdades tantas fábulas,que oscurecen el crédito a lo poco que se halle de verdad; y por eso dijo muy bien Alciato en sus emblemas: Antiquissima quaeque commentitia; y hablando de sucesos de cosas pasadas, dice: de quo quisque suo judicat arbitrio.

Lo que hallo y siguen algunos autores, aunque otros lo echan muy lejos, acerca laetimología de este vocablo, es que, estando en EspañaHércules Líbico, que floreció casi 1678 antes de la venida de Jesucristo señor nuestro al mundo, fundó la ciudad que hoy llamamos Seo de Urgel, que Tolomeo (el de la enúresis) en su geografía llama Bergidum; y estando en ella, tuvo algunos encuentros y guerras con los naturales de la tierra (unos señores con una boina roja que daban buenos golpes de hoz): ora fuese que le quisiesen echar de ella, aborreciéndole por ser forastero, ora que le quisiesen destruir aquel edificio, obligáronle a la defensa y a hacer rostro a sus enemigos, que de cada día acudían de nuevo en gran número y con gran poder (es conocida la fecundidad de los de esta tierra, sobre todo en Valencia después de conquistarla Jaime I de Aragón), y le daban mucha pesadumbre. Húbose de retirar por las orillas del Segre abajo, y vino a parar al montecillo o recuesto donde está hoy la ciudad de Balaguer; y de allí, por ser aquel lugar altoy eminente, miraba los escuadrones suyos y de los enemigos como peleaban; y en la ocasión que aquella pelea estaba más encendida y de veras, dio una grande voz, diciendo: O quàm urgens bellum (quàm con à); y de aquí quedó nombrarse toda aquella tierra Urgellum; como si dijéramos urgens bellum, ó terra quae urget bellis, y ha durado hasta hoy, que han pasado más de 3760 años. Esta derivación y etimología hay muchos que la tienen por invención y fábula, semejante a las de aquellos que a España llamaron Cetubalua, quasi coetus Tubalis; a Tarragona llamaron quasi terram agonum, tierra de combates; a Lérida, quasi dans leges, que da leyes; a Manresa, quasi manu rasa, como una mano llana; a Barcelona, nona barca, en memoria de una de las nueve barcas en que Hérculesnavegaba, la cual dicen que aportó en Barcelona y de ella tomó el nombre esta ciudad (Barcino, Barchinona); y así, según la opinión de estos, habían de estar nombradas las tales nueve barcas, y si llegara la primera o segunda o tercera, así como llegó la nona, se llamara esta ciudad Barca prima o Barca segunda o Barca tercera. Estas etimologías y derivaciones tan ridículas son comunmente aborrecidas de todos los doctos, y de ellas se burla Laurencio Valla, y dice que su misma falsedad, las reprueba (se puede aplicar a todo lo que hace el INV, Institut Nova Història, el IEC, y otros de su cuerda como la Ascuma de Calaceite); porque no es de creer que, siendo Hércules de la Libia, que es región del África, hablara ya en sus tiempos latín tan culto y bueno, que no se habló mejor en Roma en tiempo de Ciceron, ni que usase ya de la lengua latina tantos centenares de años antes de la fundación de Roma, y olvidada la lengua suya natural, usara lengua que en aquellos siglos no era aún conocida en España; ni menos es de creer que durase este vocablo Urgellum escondido en el silencio y del todo olvidado hasta el tiempo de Carlomagno y de Otger Catalon, que fue cerca de los años 737 de Jesucristo Señor nuestro, que volvió a salir a luz y publicarse, después de haber estado sepultado dos mil cuatrocientos y quince años poco más o menos, sin que ninguno de aquellos autores, como eran Tolomeo, Livio, César y otros que escribieron de estos pueblos, hayan usado ni conocido tal vocablo, usando en vez de ello del vocablo Ilergetes, con que nombraron estos pueblos y tierra; y así, siempre he tenido por cosa muy dudosa e incierta esta derivación.

Lo que tengo por cierto es, que con las avenidas de tantas nacionesbárbaras que entraron en España, como eran vándalos, godos, alanos (goth + alanos : catalanos, o viene el nombre de Otger Catalon, que sale aquí arriba ?), suevosy otros, de tal manera quedó corrompida la lengua latina que se usaba y corría en ella, que apenas quedó vocablo que no quedase mudado, y entonces el vocablo Ilergetes se mudó en Urgellum, y este tan moderno, es derivativo del otro antiguo, y aunque diversos, retienen alguna asonancia y conformidadentre si; y quitando la última sílaba, ha quedado el de Urgel, que es el que solo se usa hoy y con que vulgarmente es nombrada toda esta tierra; y de aquí se deriva también otro que han hallado los modernos, que es Urgellitanus, adjetivo que significa cosa de Urgel, y Urgellensis et Urgellense, que es lo mismo; porque no es cosa nueva quedar trocados los nombres propios en aquellas provinciasdonde vienen gentes forasteras y estrañas; y en tiempos de nuestros abuelos lo vimos en las Indias, donde los castellanos mudaron de tal manera los nombres de aquellas provincias y reinos, que apenas hoy queda memoria de los antiguos, y los nombres que han quedado son tan corrompidos y mudados, que, si nacieran aquellos antiguos indios, apenas los entendieran.
Dicen asímismo que, estando Hércules en el recuesto o montecillo donde hoy vemos fundada la ciudad de Balaguer, mirando los escuadrones de su gente como peleaban con los de la tierra, dio aquel grande grito O quàm urgens bellum, admirándose de lo que pasaba en aquella pelea; y de aquel balido(le está llamando borrego o quiere decir berrido?) o vozque dio en aquel lugar, quedó después el nombre de la ciudad o pueblo que se fundó en él y se llamó Balaguer, quasi balatus civitas, ciudad del balido o ciudad del grito,porque este verbo balo, balas, aunque sea propio de las ovejas, algunas veces se aplica a los hombres, y así lo tomó Varron, De re rustica cuando, hablando con un hombre que se llamaba Fáustulo, dijo: quoniam satis balasti, Faustule noster, etc.; pero de esta derivación yo escribo lo mismo que de la de Urgel y juzgo la una por tan apócrifacomo la otra, y tengo por algo más fundada la de aquellos que quieren que Balagarium, en lengua líbica, sea lo mismo que dominatrix vallium o domina vallorum, señora de los valles o señorío de los valles, y parece ser más a propósito, por ser este pueblo el más principal de los valles (que) hay en este condado y en el vizcondado de Áger (Ager), que todo lo que hay de las orillas del Segre hacia Aragóny Francia son valles grandes y espaciosos, y el pueblo mejor y más poblado que hay en aquellas partes es esta ciudad, cuyos reyesantiguos señorearon toda aquella tierra, y después de cobrada España de los moros, los condes de Urgel, cuyo estado y naturaleza era en esta ciudad, que fue cabeza de toda aquella espaciosa y dilatada tierra.
/ Algela port. Campo donde hay poca gente. De aljela, "ager" en R. Martín. - Abesana cast. y port. abezana, besana, vesana cast., vessana cat. Según Marina, de albésana, la reja del arado. Pero como la abesana es el surco o surcos que hacen las yuntas en la tierra con el arado y el lugar y tiempo de esta labor, y no el instrumento con que se ejecuta carece de fundamento la etimología. La voz abesana en estos sentidos viene del vocablo de la baja latinidad VERSANA, terra proscissa, ager de novo ad cultum redactus, ager proscissus et nondum satus, tempus, quo agri proscinduntur, derivado del verbo latino verso, volver, revolver, menear, mover de una parte a otra. Simonet. V. Ducange Glos. y cf. el port. vessar.
/
Otros atribuyen la fundación de ella a Sicoro, rey de España, si es verdad que tal rey haya habido, que floreció 1627 o 1635 años antes de Jesucristo nuestro señor; y quieren que él le haya dado este nombre, que en su lenguasignificaba el señorío de los valles o señora de ellos.

Otros siguen otra derivación, y quieren que este vocablo sea latino y derive de los verbos balo o de su frecuentativo balito (balido), de los balidosde las ovejas (los borregos también balan), por ser aquella tierra muy rica y fértil de ganados; y según esa opinión, este nombre Balagarium sería de tiempo de romanos, que introdujeron en España y en las demás provincias donde llegaron el uso y lenguaje latino, del que, antes de su venida, ninguno o poco conocimiento tuvieron en ella; y parece esto confirmarse con lo que dice Carbonell, que afirma que esta ciudad y la Seo de Urgel son edificios de tiempo de cristianos. Pero Tolomeo, autor antiguo que floreció 150 años después de Jesucristo señor nuestro, en su Geografía, pone en los pueblos Ilergetes por primera y más principal una población llamada Bergusia; y el que tradujo en lengua italiana las obras de aquel autor quiere que este pueblo sea la ciudad de Balaguer,y la pone a los 16° y 30 de longitud, y 43° de latitud, según queda dicho.