sábado, 11 de febrero de 2023

CARTA CXXVII. Códices manuscritos de la biblioteca y sacristía de Santo Domingo de Barcelona.

CARTA CXXVII.

Códices manuscritos de la biblioteca y sacristía de Santo Domingo de Barcelona. 

Mi querido hermano: Dejando aparte la noticia de varios manuscritos de religiosos de mi orden que han enriquecido considerablemente mi Biblioteca de escritores, abunda esta biblioteca de códices preciosos y raros, cuya noticia puede interesar a los literatos. Tal es un manuscrito del siglo XIV en 4.° papel, que contiene Doctrinas morales, divididas en sesenta y cinco capítulos. Su autor es un Judío Catalán, y acaso hijo de Barcelona, llamado Jafuda (Jehuda), de quien no hay noticia en Don Nicolás Antonio. Dícelo él en el prólogo, así: 

Com lo molt alt e poderos Senyor en Jacme … (II.) … lo qual es curás de cercar saben tractar, … e ha manat a mi Jafuda, Iuheu de Barcelona, fill den Astruch … que yo degnes ( : dignase; degués : debiera o debiese) aiustar, he ordenar paraules de savis e de philosofs, e traure de libres arabichs, e aquelles tornar escriure en romanç. 

Un cuaderno fol. men., que sólo comprende diez tablas astronómico-geográficas. No es obra antigua, pero de gran exactitud en la demarcación. Comprende todo el continente de América y África, en cuya costa occidental, sobre el Carbo Verde, y más arriba del río Senegal, pone el río Doro; y como no se ve nombrado allí el Gambia, sospecho que este es el que ya en el siglo XIV se llamaba río del Oro, como ya dije en otra carta. El autor ni época de estas tablas no me es conocido, a no ser que indique algo de esto el letrero que hay al fin de ellas, que dice así: En tibi Cosmu Cosmin Cosmon FABRICAVI. Damus. Quia munere dignus.

Del célebre Don Francisco Eximeniz hay el Vita Christi, y el libro de las Donas, manuscritos del siglo XV. Otro vol. fol. contiene estos escritos del mismo; es a saber: Tractat de providencia sobre consell; la materia del qual es de aquells bons e mals administradors, e regidors de coses publiques, com, ne en quina manera se han haver, en llurs administracions e actes, affi que la virtut entre aquells sia mes prospera. Este es un tratado diferente del Crestiá; y no le hallo comprendido en los artículos de sus escritos en Don Nicolás Antonio. Siguen en el mismo volumen: Petita obra, que tracta per recobrar e haver lo exercisci de moderacio. = L' art de ben morir. = La confessio. Esto es, modo práctico de hacerla. Abundan por acá las obras manuscritas de este sabio escritor, y apenas hay biblioteca donde no se hallen.

Lo que es muy raro y único en su línea es un códice manuscrito pergamino del año 1351, donde después de la Legenda de Santo Tomás de Aquino, sigue otra con este título: Hic sunt aliqua breviter collecta de sancta vita, et miraculis Fr. Raymundi de Pennaforti. Princ. Accensam lucernam divinitus, etc. Y digo que este códice es raro y único porque es el que sirvió cuando se entendió en la beatificación del Santo, el único fidedigno de donde entonces se tomaron las noticias de sus virtudes y milagros, como escrito y sacado en 1351 de las memorias que había escritas en el archivo de esta casa. Así se lee al fin: Supra dicta fuerunt transumpta a quadam cedula reperta in communi caxia conventus Barchn. ubi aliae scripturae et litterae regiae conservabantur, XIIII. kalns. aprilis anno Dom. M.CCC. quinquagesimo primo. Está cubierto con unas tablas, y hasta en esto convienen las señas que de él dio el Auditor de la Rota Romana Francisco Peña, el cual publicó esta misma legenda ilustrada con notas. Digo que publicó literalmente la vida del Santo como aquí está, y después la tradujo al español Fr. Antonio Lorea; mas en la narrativa que sigue de los milagros dio lugar a alguna variedad, que acaso pudo nacer del que sacó aquí la copia. Prueba de ello es que Peña puso allí el milagro del tránsito del mar sobre la capa desde Mallorca a Barcelona, el cual no se halla en este códice, sino añadido al fin por otra mano posterior en 1456, y su narración es diferente de la que imprimió Peña. Escribiola el maestro Fr. Jaime de San Juan, Inquisidor de esta ciudad y diócesi; y la publicó Diago vertida en Español en la Historia de la provincia de Aragón (lib. 1, cap. XVIII.) Yo la he copiado por ser inédita, y por ser el escrito más antiguo que atestigua suceso tan portentoso (a: Ap. núm. X.). Y digo escrito porque otro monumento hay anterior que puede servir de prueba de este hecho, y es un relieve que sirve de capitel a una de las columnas en el sobreclaustro, delante del coro. Su labor es del siglo XIII, o muy próxima a él. Estas columnas octágonas, altas sólo cinco palmos, sirvieron antes de adorno en el coro que estaba en el piso de la iglesia, construido hacia el año 1270, de donde las trasladó al sitio actual el maestro Fr. Jaime Ferrán, Prior en 1550, para cubrir el tránsito al coro, que cuatro años antes había construido en alto en el testero de la iglesia el Prior Fr. Pedro Mártir Coma, Obispo después de Elna. Esta traslación de las columnas, y aun el objeto de ella, consta en el libro de gasto y recibo de ese año 1550, donde a 12 de mayo se lee la partida siguiente: Item dedimus fratri Gregorio pera donar … picapedres, que aiuda a puiar los pillarets de la craustra ... En uno pues de estos capiteles está representado de relieve San Raimundo sobre el mar, sosteniendo con el báculo la punta de la capa. Basta haber hablado de esto como viajero. Y ya que hemos hablado del coro bajo, sepas que para su adorno pintó dos tablas en el siglo XV un Fr. Pablo de Senis, de mi orden, la cual dejó luego (a): no es conocido en el Diccionario de profesores de bellas artes. 

(a) En el libro de ingresos y profesiones se hallan los artículos siguientes: anno 1476. VII. julii in Dominica die recepi (Fr. Franc. Vitalis) ad ordinem Fr. Paulum de Senis in clericum, et erat iam viginti quatuor annorum, expertissimum in artificio ymaginario; nam ipse operatus est tabulas Nativitatis et Resurrectionis, quae sunt in introhitu chori, et multa alia; et positus est in choro dextro. Recessit de ordine = Anno MCCCCLXXVII. ego supra dictus Prior recepi ad profesionem X. augusti Fr. Paulum de Senis, et dimissit habitum.

Uno de los cuadros, que es la aparición de Cristo a la Magdalena, se conserva aún hoy en la capilla de la comunión.

Volviendo ahora a los códices vi allí dos arábigos manuscritos, dignos de ser examinados por quien tenga más pericia que yo en su lectura. Del uno de ellos, en 4.°, bien entendí que sea el Corán, y acaso con algunos 

comentarios. Diole a esta librería el canónigo Don Antonio Cortés y Gelabert, a quien lo regaló Don José Avilés, Coronel de Dragones, el cual lo halló en el equipaje del General de los Moros, en una salida que contra ellos hizo la guarnición de Ceuta día 23 de agosto de 1722. Otro volumen arábigo halló dicho Coronel en el mismo lance, el cual regaló al Marqués de Lede, General en jefe de aquella expedición, y este le envió a S. M. 

Todo esto cuenta una nota al principio del libro. El otro libro arábigo que hay aquí lo dio Don Carlos Desessars en su regreso de la expedición de Orán. Algo más podré decir de un códice griego sin nota alguna en otro idioma que indique lo que es. Tiene además la desgracia de estar escrito con malísima tinta, mas con una prolija observación pude al cabo sacar en limpio que es la colección de las actas del sínodo VI general, Constantinopolitano III del año 680, copiadas en papel en 4.° y a lo que parece en el siglo XVI y de un códice antiguo, como se ve en algunas notas originales que dicen así: Deest in cod. veteri. = Hic interruptus cod. vet. y otras semejantes. Son a la letra las mismas que se hallan en la edición de Labbé, sino que este manuscrito sólo pone las XII acciones primeras y faltan las restantes hasta XVIII. Mas el libro está completo.

Volvamos de la Grecia a Cataluña y hablemos de otros códices lemosines, pues tan usado y justo es que cada cual alabe su nación. 

Y a fe que en orden a la noticia de los jueces o regidores de este principado, llamados Conselleres, es excelente un códice intitulado: 

Llibre aon estan escrits tots los noms dels Consellers de Barcelona desde el temps del Rey Don Jaume, dit lo Conquistador, quels instituy ab tots los privilegis, etc., fins al present any 1602. Su autor es Jaime Ramón Vila, escrito por Guillem Drusian (en castellano actual Drusián), Mallorquín. Tampoco es despreciable otro libro manuscrito que trata 

De les batalles y conquestes que los nobles Senyors Reys Darago han fetas. Comienza del Conde Don Ramón Berenguer IV y acaba en el sitio de Gerona puesto por el Rey Felipe IV de Francia. Esto hace creer que el autor, que no se sabe quien sea, escribió por ese tiempo, esto es, a fines del siglo XIII. El carácter del manuscrito parece ser del siglo XIV, aunque esto suele ser regla muy equívoca, como lo saben bien los que manejan estas cosas. No quiero pasar en silencio que en este libro se da por cierto el viaje del Conde Don Ramón a Alemania para sostener el desafío en defensa de la Emperatriz, acusada de adulterio y condenada al fuego, si no hallaba quien lidiase contra los acusadores, sentencia que debía ejecutarse a los tres días de la llegada del Conde. Gran bondad de Príncipe que deja su mujer, hijos y estados, y en medio de empresas y crueles guerras con que le ejercitaban diariamente los Moros, lo abandona todo, viaja de incógnito a un imperio extraño y expone a la suerte de un desafío su vida y reputación, sólo por defender a quien no conocía, y con quien ni deudo ni respeto le enlazaba. Tras esto las narrativas de este libro están harto dislocadas, y por lo común sin ningún apoyo en la cronología: defectos que me obligaron a abandonar la copia que de todo él había comenzado. (N. E. Es lo que pasa cuando te lanzas a copiar cronicones sin pensar)

Bien seguro de que no me sucedería otro tanto comencé y concluí la copia de un escrito raro de que voy a hablar. Hállase incluído en un vol. fol. que merece de por sí su descripción. Contiene las obras de aquel Manuel Díez, de quien hablé en la carta XXXII (a: Tom. IV, pág. 136.), como autor del libro de Menescalia. Aquí he hallado otras obras del mismo desconocidas a los bibliógrafos, las cuales declara el epígrafe, que copiaré entero y será lo mejor: Así comensan los libres de madesines fetes de diverses reseptes, que é tretes del tresor de beutat, segons aquelles é trobades pus nobles, he pus aprovades per esperiencia dalgunes notables persones. E per so en (f. e) (he) los presents libres intitulats: Flos de les dites reseptes; los quals parlan primerament de bayns e estubes e peladors e daltres coses per mundificar les inmundicies del cos de les dones, e de la balessa de la cara e daltres pertides del cos. Apres parla de diverses madesines per ocels de cassa, conpost de reseptes provades: e de manescalia de besties, conpost de reseptes provades, fetes per diversos dochtors, e altres en aso esperts: e de totes maneres de confits de sucre, hi de mel: e encara de totes maneres de potatges de cuynar.

De cada una de las materias señaladas en este artículo hay su tratado particular, y el de Manescalia de besties es el mismo que escribió dicho Manuel Díez. Esto ya bastaba para tener por obras suyas todas las restantes, cuanto más que todas se le atribuyen al principio del libro, el cual se escribió sin duda en el siglo XV, que fue el mismo en que floreció su autor, aunque en la prefacion del libro de potajes dice que lo escribía gobernándose por la experiencia de un bon coch del Rey Danglaterra ab conseyll den Pera Talip, servicial de dit Senyor Rey en lany M.CCC.XXIIII. (falta una C, MCCCCXXIIII, 1424) e fou apellat Rey per los escudes he cochcs de tota la terra Denglaterra. 

Yo creo que el copiante omitió una C, porque es cierto que este Díez fue mayordomo del Rey Don Alonso V de Aragón y que floreció hacia la mitad del siglo XV.

Pues en este volumen, fol. 108 v., se halla el documento raro que decía, perteneciente a la noticia de una orden militar conocida hasta aquí casi sólo en el nombre, que es la orden de la Jarra o del Grifo. Por lo mismo daré razón de ella, según lo que arroja de sí este documento, que es copia en lemosín de la escritura de fundación de la orden, de sus estatutos, fórmula de juramento y de bendición de la divisa, y por último, de las indulgencias concedidas a los caballeros. Llámase aquí orden del Griu (Grifo), cuya figura pendía de un collar en significación del valor que debían mostrar los que vestían aquella insignia; que axi, dice, com aquest animal es mes ffort de tots los altres animals, axi tots los homens assenyalats daquest senyal fforts e fferms en lamor de Deu e de la Verge Maria deuen esser trobats, e encara en totes obres de cavalleria. Fundola a honor de la Virgen María y en particular obsequio del misterio de su Asunción Don Fernando, Infante de Castilla, Señor de Lara, Duque de Peñafiel, Conde de Alburqueque y de Mayorga, Señor de Castro y de Haro, hijo de Don Juan, Rey de Castilla y de Portugal. Por estas señas no puede dejar de ser reconocido Don Fernando, hijo de Don Juan I de Castilla, tío y tutor de Don Juan II, y el mismo que en 1412 fue electo en Caspe Rey de Aragón. Este Príncipe, que es el que habla en esta escritura, llama a su padre Rey de Portugal por el pretendido derecho a aquella corona, aun después de la famosa batalla de Aljubarrota. 

Dice además que su hijo primogénito se llamaba Alfonso, que fue sin duda el Rey de Aragón, V de este nombre. Con este Don Fernando, que floreció a principios del siglo XV, no concuerda la fecha de la fundación de esta orden, que en este documento se dice fue en la ffesta de la Asuncio de nostra dona Santa Maria, fferia quarta a XV de agost ... del any de la Nativitat de nostre Senyor M.CCC.III. Porque en estos años 1303 ni hasta el 1379 no hubo Juan alguno Rey de Castilla, ni otro Fernando que el Emplazado a fines del siglo XIII. Por otra parte, en 1303 la fiesta de la Asunción de nuestra Señora no cayó en miércoles, sino en jueves, habiendo regido la letra dominical F. Así que es preciso suponer yerro del copiante que dejó de poner una C. en aquella fecha. De modo que el año de la fundación sea el de 1403. Con esta fecha dicen bien las señas del fundador Don Fernando, la fiesta de la Asunción, que fue miércoles ese año, en que fue la letra dominical G. y las indulgencias que el Papa Luna concedió a los que acompañasen al Infante en la dicha fiesta, cosa que no podía ser si no coexistían en un tiempo esos dos personajes (a: En una memoria presentada a la Academia de Barcelona en 1737 se dice que Don Alfonso V mudó al día de la Anunciación la costumbre de armar solemnemente caballeros, que Don Fernando su padre fijó en el de la Asunción, y que Benedicto XIII hizo fiesta en Morella en celebridad de esta orden.)

Fundose, pues, la nueva orden miércoles a 15 de agosto de 1403, día en que el Infante estando en la esglesia de Santa Maria de la antigua en la vila sua de Marinensa del camp, del bisbat de Salamanca, recibió con gran solemnidad la insignia del collar con la figura del griu y la entregó a la Infanta su mujer, y a su hijo primogénito Don Alfonso, y a Don Juan, su segundo hermano, y a otros muchos caballeros y doncellas que allí había; todo esto ante el secretario del Infante Pedro Ferrández, y prestando todos el juramento de observar los estatutos, que aquí se ven reducidos a ocho capítulos: I. Que en la fiesta de la Asunción asistan a vísperas solemnes y misa. II. Que tengan a su mesa cinco pobres en el mismo día. III. Que vistan de blanco dicho día. IV. Que lleven el collar toda su vida, dejando en libertad a las viudas. V. Que en todos los sábados y fiestas de la Virgen vistan de blanco, o a lo menos lleven una estola o faja blanca ancha tres dedos. VI. Se ordena lo que se debe observar en caso de luto. VII y VIII. Que en premio de las hazañas de armas puedan los caballeros dorar las alas blancas del griu. A esto se reducen los estatutos, aunque su lectura te lo dirá mejor (a Ap. núm. XI.).

Mas porque la memoria que hace el estatuto V de estola o faja podía hacerte sospechar que fuese esta la orden antigua de Castilla, llamada de la Banda, fundada por Don Alfonso XI en 1330, diré algo sobre ello. Primeramente coteja estos estatutos con los del orden de la Banda, los cuales hallarás entre las cartas de Don Antonio de Guevara en la que escribió al Conde de Benavente, y verás cuán poco se parecen. 

En segundo lugar el distintivo característico y digamos el hábito de esta orden de Don Fernando I de Aragón, era un monili del coll ornament, del qual penge un griu, es decir, un collar con la figura del grifo. Esto era lo que se bendecía, como se ve en las oraciones que hallarás al fin de los estatutos: esto lo que recibían los caballeros y lo que les incorporaba en la orden y lo que eran obligados a llevar siempre; y en las alas de aquel animal dorándolas, denotaban sus proezas. Y como las órdenes toman su nombre de su principal y característica divisa, y en la de la Banda no se halle cosa que de mil leguas diga con esto, es claro que son distintas entre sí, y que la de que decimos debe llamarse orden del Grifo. La faja o estola que permitía vestir en los sábados era un adorno y supliendo de todo el vestido blanco que para ese día prescribe a sus individuos, del cual no usaban los otros días del año. Y así nada tiene que ver con la otra banda, que era el distintivo único perpetuo de los de aquella orden, y esta además debía tener cuatro dedos de ancha y ser de color rojo precisamente. Mas a la nuestra sólo se concedían tres dedos de ancho, y debía ser tan precisamente blanca que en el centro de ella no se permitían bordados ni pedrería de otro color. Pero lo que acaba de mostrar la diferencia de ambas órdenes es que en la de Don Alfonso eran excluidas las mujeres y todos los primogénitos, como que sólo se fundó para honrar con ella a los segundones de las casas ilustres; mas en estotra de Don Fernando eran admitidas señoras doncellas y casadas y toda clase de escuderos y caballeros, y particular y expresamente los primogénitos. Así el primero que la recibió fue Don Alfonso, primogénito del fundador. Electo después el fundador Rey de Aragón, se trajo consigo su fundación para honrar con ella y tener así contentos en su obediencia a los señores sus nuevos vasallos. Y aun esta debe ser la causa de hallarse esta copia de sus estatutos en lemosín, que probablemente no se hiciera, si la fundación quedara ahogada en su cuna. Así leemos en Zurita (libro XII, capítulo XXX) que entrando el Rey victorioso en Balaguer a 5 de noviembre de 1413 en llegando a la puerta de la ciudad tomó una espada desnuda de la vaina y dio encima de los almetes a los que habían de ser caballeros, y celebrada la misa con gran solemnidad dio su divisa del collar de las Jarras y Grifo a ochenta caballeros y escuderos así de Castilla como de estos reinos. En el mismo libro cap. 59 se lee como recibiendo Don Fernando la orden del Dragón del Emperador Sigismundo, le dio la de la Jarra y Grifo. En el lib. XV, cap. 44, se cuenta que el año 1446 Don Alfonso V dio su devisa de la Estola y Jarra al duque de Borgoña, de quien recibió la del Tuson (Toisón): y libro XVI, cap. 28, año 1454, concedió a los Reyes de Castilla que truxesen la devisa del collar de las Jarras de lirios y Grifo del Rey de Aragón con la estola los días de nuestra Señora y los sábados. Estas son las memorias que he encontrado de esta orden, la cual debió durar hasta la reunión de ambas coronas. Del título de las Jarras que le da este escritor y de llamarla también poco antes de los Lirios, ha nacido, a lo que yo creo, la equivocación de haber dicho los que de esto tratan, que la divisa de esta orden era un collar de oro compuesto de una Jarra y unas Azucenas en el centro con un Grifo, pendiente de él la imagen de nuestra Señora de la Antigua, vestida de azul, adornada, etc. Así se lee en el Diccionario de las órdenes que publicó Don Benito de Castro (V. Azucenas), y añade que la fundó Don Fernando I, Rey de Aragón, en la villa de Methimo Campense en 1413. Mucho hay que corregir aquí. Lo principal es que Don Fernando en ese año andaba muy lejos de Medina del campo, que así se llama, y que allí la fundó en 1403, y que la que en este año confiesa Castro haber sido fundada con el nombre de Lirios, no es distinta como él cree de la de las Azucenas. Que cierto por distintas que sean para los botánicos estas dos flores, nunca lo pudieron ser tanto para un Rey que en tan corta distancia de tiempo bastasen a caracterizar dos órdenes distintas. La verdad es que es una sola orden, y que nunca en su collar colgó vaso ni jarra de lirios o azucenas, y mucho menos la imagen de Nuestra Señora, que junto con el grifo harían una mezcla ridícula, informe y de risa. Confundiose con esta la orden de Don García VI de Navarra.

La copia de estos estatutos que digo es de aquel tiempo, y especifica muy por menor toda la divisa de la orden de Don Fernando y no hay más sino un collar de que pende un grifo. Y esto es muy verosímil, y muy análogo a lo que son las otras órdenes, de cuya gravedad desdice la reunión de aquellas tres divisas.

Una observación resta que hacer, y es, que este documento, en el estatuto III, llama al collar insigne de gerres. Y como esta palabra lemosina es la jarra, de aquí pudo nacer dicha denominación. Mas sobre que no hay aquí memoria de otro distintivo más que el grifo, como tengo dicho, yo sospecho que esta palabra en este documento no significa jarras, sino arras. Sólo otra vez usa de tal expresión, y en ella es claro lo que digo. Oye cómo habla el Infante Don Fernando: è per la devota memoria de aquell subiran goig, lo qual rebe quant à ella (la Virgen María) langell Gabriell saluda, he rebut un insigne, ço es à saber, del coll ornament, en senyal singular de les sues GERRES, de la sua salutacio. Quién traducirá aquí jarras? No es más llano las sus arras de su salutacion? Así pudo llamar collar de arras, como la muestra pública de la consagración de los que se ofrecían al culto de María Santísima.

En resolución, por lo que resulta de este documento, precioso y único hasta ahora en su clase, Don Fernando I, Rey de Aragón, fundó antes de serlo la orden del Grifo, y nada más. 

He dicho que esta orden estuvo aquí en práctica hasta la reunión de esta corona con la de Castilla. A lo menos me consta que en el año 1457 Don Alfonso V dio facultad para vestir la insignia a Lucrecia Dezsoler, Valenciana, como consta de la copia adjunta, sacada del archivo de la bailía de Valencia (a: Ap. núm. XII.). En ella son notables estas palabras: possitis conferre amprisiam (empresa) nostram, stolam videlicet candidam cum languncula, quam in honorem Virginis Mariae singulis diebus sabbatinis et festivitatibus suis gestare solemus. La dificultad está en la palabra languncula, o más bien laguncula (diminutivo de lagena), que significa jarra pequeña. Y si esto es así, la divisa de dicha orden, que supone y dice fundada por su padre Don Fernando, era una jarra y estola, y no grifo. Entre estos documentos contrarios aténgome a los estatutos, o más bien abrazo los dos sentidos; por eso dijo gerres.

De Arnaldo Terrem, Terreny o Terrena, conocido en las notas de Bayer a Nicolás Antonio, hay aquí un manuscrito inédito e ignorado De divino extremo iudicio, con un apéndice de Factis Antichristi, dedicado a D. Gaucelino de Doucio, Episcopo Magallon., ac Thesaurario SS. Patris et Domini Urbani Papae quinti. Llámase el autor suus clericus, decretorum doctor et Sacrista Elnensis. En el epígrafe final hay esto más: el Archidiachonus Terreri praedictus huius mei opusculi Avinione dat. XII die mensis octobris anno a Nativitate Domini M.CCC.LXVIII. Deo gratias. 

Fuit praesentatum Domino meo in dicto loco XII. die mensis aprilis, anno Domini M.CCC.LXVIIII.

Hay también una obrita intitulada: El caballero determinado, y es traducción en verso castellano hecha por Don Hernando de Acuña, dedicada a Carlos V, de la obra francesa que compuso Micer Oliver de la Marche en abril de 1483, como consta de la última estancia. Del canónigo Tarafa hay una Crónica de Caballers Catalans, o sea tratado de las familias ilustres de este principado con sus escudos pintados. Es copia mandada sacar del original por Jaime Ramón Vila en 1603. Tampoco es de omitir la noticia de un vol. 4.°, manuscrito, intitulado Desengaño de Judíos. Es puntualmente la carta de Rabi Samuel a Rabi Isaac, traducida en Español por Fr. Alonso de Esquivel en Orán el año 1602. 

Hízose esta versión por la latina del dominicano Fr. Alonso Buen-hombre, a quien este traductor llama repetidas veces Fr. Alonso de Buenaventura. Conserva la división de la carta en 27 capítulos, y al fin de cada uno de ellas (ellos) pone el traductor de su cosecha muy doctas Anotaciones con que confirma y analiza los argumentos del Rabino para probar que Cristo es el Mesías verdadero y esperado en la ley. En la del cap. XXVI se descubre el tiempo en que se hizo esta versión, porque hablando de la vocación de los Gentiles dice: así lo vemos cumplido y cumplirse tantos años ha como son 1602, primero de mayo, que es la era en que estamos. En la del último capítulo inserta una breve y nerviosa confutación de los errores del Talmud y del Corán, y concluye con una fuerte invectiva contra los Judíos y su ceguedad lastimera. El traductor me es enteramente desconocido, y sólo podré darte de él las señas que él dio de sí mismo en el prólogo, donde dice: aportándome mi destino a estas partes de África y a esta ciudad de Orán. Y más abajo: aunque por mis culpas, de mis estudios por varios tiempos y acaecimientos olvidado; añadiendo que tenía algún conocimiento de las lenguas orientales, y que se resolvió a emprender esta obra para desengañar a los muchos Judíos que vivían en Orán. Por último, es bien que sepas que no se halla aquí la respuesta del Rabí Isaac, la cual tampoco conoció el intérprete latino.

Me he detenido en esto por ser esta versión desconocida a Don Nicolás Antonio, el cual sólo menciona la que hizo el bachiller Álvaro de Villaescusa en 1418. Por el mismo motivo quiero acordar algunos opúsculos comprendidos en un vol. 4.° manuscrito, obra de Don Francisco de Navarra, Obispo de Badajoz y después Arzobispo de Valencia, y son: De differentia novi et vet. Testamenti. = De spiritu et littera. = De libertate Christiana. = Regnum Christi esse spirituale. En el de justificatione et poenitent. se lee: Questio 2: quomodo fiat iustificatio: hic supponendum est ex sessione praecedenti post lapsum primi hominis omnes homines perdidisse propriam salutem. Y esta sesión debe ser la V o VI del concilio Tridentino, por donde se conjetura que eran papeles trabajados por él, cuando asistía a aquel congreso.

Dejo de decir de algunas otras curiosidades que son comunes, v. g., algunas Biblias manuscritas con lujo y prolijidad en el siglo XIV, entre ellas son preciosas dos en 8.° y vitela finísima.

Se me olvidaba decirte que he copiado un Cronicón que escribió el maestro Fr. Pedro Areyns de las cosas que pasaron durante su vida, que comenzó a 10 de diciembre de 1349 y duró hasta el 1443, período memorable por los graves acontecimientos que afligieron y alegraron la iglesia y esta corona. El sólo habla de los que vio, con la ventaja de escribirlos luego, y así se ven en medio de la uniformidad de su letra las variaciones consiguientes a la edad. ¡Qué auxilios tan grandes para la historia, si se encontraran muchas de estas memorias, que sobre costar tan poco a sus autores, traen impreso en su sencillez el carácter de la verdad!

Es esta biblioteca pública desde que la dotó y aumentó para este objeto el M. Fr. Tomás Ripoll, General de mi orden e hijo de esta casa. He visto el fruto que el público saca de este establecimiento, enriquecido con 

buenas ediciones y gran copia de libros de todas ciencias y artes. A la entrada de la portería se halla el busto de aquel gran bienhechor de este convento con esta inscripción: "Rev.mo P. Fr. Thomae Ripoll, Tarraconensi, ord. Praed. Generali Magistro ac huius coenobii filio amantissimo: viro doctrina, zelo, pietate atque prudentia Urbi et orbi clarissimo: cuius inmensis sumptibus atque ingenti studio ecclesia plurimis sacris et praetiosis ornamentis ditata, sacrarium nobis undequaque armariis et supellectilibus refertum, Bibliotheca iam pridem ab ipso erecta, infinitis propemodum, ac selectissimis libris cumulata, redditibus aucta, atque ad publicam utilitatem exposita. Conventus denique totus bellorum clade ferme dirutus, semel ac iterum restauratus, et ad commodiorem ac nobiliorem formam ex omni parte redactus. Fratres eiusd. conv. filii patri ac benefactori munificentissimo grati animi monumentum posuere anno Domini M.DCCXXXIII. aetatis suae LXXXI, asumptionis ad magisterium ordinis IX. = Obiit Romae XXII. septembris, anno M.DCCXLVII., aetatis XCV. ann.”

Entre las reliquias que hay en la sacristía hay un libro en fol. pergam., que contiene el libro IV de las Sentencias, escrito de mano de Santo Tomás de Aquino hasta la distinción XLIV en que continúa otra mano de aquel tiempo, que debió ser de algún amanuense, de quien es también la nota final: Explicit IIII. Sententiarum secundum fratrem Thomam de Aquino. No tengo duda en que es el borrador original, como se ve en las enmiendas y añadiduras al margen y según lo declara una nota que hay al principio, que es anterior a la canonización del Santo, y dice así: Hunc librum scripsit manu sua Fr. Thomas de Aquino, qui has postillas fecit; ob cuius amorem et reverentiam, licet sit littera illegibilis … tamen verax, semper decenter servetur, nec abiiciatur propter illegibilitatem. 

Lo mismo dejó atestiguado al principio del libro el M. Fr. Domingo Hermanno Cristianopulo, cuando pasó por aquí en 1762 acompañando al General Fr. Juan Tomás de Boxadors, asegurando que era conforme este carácter con el de otros escritos del Santo doctor, que se guardan en Nápoles, Málaga y Toledo. Sin embargo, he querido enviarte esa muestra para que al mismo tiempo veas el cursivo de los grandes hombres del siglo XIII (a: Véase la estampa.). Este es el códice de quien nuestro Fr. Francisco García deseaba publicar las lecciones variantes, cuando imprimió las de la Suma teológica en Tarragona, que dedicó a Don Antonio Agustín. 

(N. E. Aquí aparece una imagen con letra “complicada”, y más abajo 

“In perfectione autem poenitentiae … Sigue la 201”)

In perfectione autem poenitentiae


En la capilla del Patriarca Santo Domingo está depositada una espina de la corona de Cristo, dádiva de San Luis, Rey de Francia, cuya carta original se guarda en el archivo, fecha en París en noviembre de 1262. En el sobreclaustro al lado de la puerta del coro se conserva una pequeña pieza que dicen haber servido de aula a San Vicente Ferrer cuando enseñó lógica en este convento. Yo creo que esta pieza resultó del corte horizontal de una capilla de la iglesia cuando se hizo el coro alto, y cualquiera que lo observe bien, creerá lo mismo.

En el claustro hay varios entierros del siglo XIV. El más memorable es el que expresa su inscripción: Hic iacet inclitus Jacobus, primogenitus incliti infantis R. Bg., primi Comitis montanearum de Pradis, postea vero Impuriarum. Otra inscripción hay apreciable para los literatos, y es la que puso el historiador Pedro Miguel Carbonell en la sepultura de sus padres y familia; dice así: D. O. M. = F. Carb. parenti optimo, Gratiae coniugi bene merenti P. Mich. Carbonellus Reg. Archivarius civis Barcinonensis sibi et suis posterisque ann. Christi M.CCCC.LXXXXIII. XI. kal. mart., Ferrando II. feliciter regnante. = S. P. F. C. En la biblioteca catalana, que se está preparando, se pondrán en claro los trabajos hasta ahora ocultos de este hábil archivero y laborioso historiador del siglo XV. En la biblioteca de este mismo convento me vino a las manos un códice, que contiene, como digamos, algunos de sus ocios, y apuntaciones sueltas. Comienza por una poesía lemosina, que intitula: Vers compost per lo gran Phisich Mestre Ferrando de Aerve, mestre en arts e en medecina, ciutada de Barcelona, natural de la vila de Cora del regne de Valencia, en lo qual tracta de adversa fortuna; e for fet stant pestilent la ciutat de Barcelona. Es lo present vers scrit en una post ligada en les rexes del altar maior de la Seu de Barcelona. Al pie de esta tabla escribió el mismo Carbonell el nombre del autor en esta cuarteta:

Ferrandos diu derve qui ta polida

Metge famos devot de Sanct Gregori

Disidre Sanct: los cuals genollat crida

Daquest flagell nos sian levatori.

Nada de esto se halla en la catedral, ni esta canción es conocida de los bibliógrafos, la cual yo hubiera copiado a estar entera. Lo mismo haré acaso con un opúsculo del célebre Don Rodrigo Sánchez de Arévalo, Obispo de Oviedo, de que Don Nicolás Antonio sólo dijo el título, que es: Libellus in quo agitur, an liceat fidelibus sine pecato fugere à loco,  in quo pestis viget. Prólogo. Beatissimo ac clementissimo patri et D.D. Paulo II, sacros. Rom. et univ. eccl. summo Pastori et Pont. Max. eiusd. Sanctit. humillimus servus et creatura Rodericus Eps. Oveten. tua auctoritate et dignatione castri tul S. Angeli de urbe Castellanus se ipsum cum humillima utriusque hominis inclinatione et beatorum pedum osculo. = Vidi ego saepe numero, nedum apud vulgares regularesque homines, etc. Es obrita dividida en seis partes; la copia es de Carbonell concluida a 24 de noviembre 1489. Del mismo y de la misma materia es una carta o sea tratadito ubi (dice) agitur de consolatione pestilentiae, belloque et fame additis, et an pestilentia vigente sit fugiendum, necne. = Petrus Michael Carbonellus, Francisco Carbonello filio percharo S. P. D. Scio quamplurimos, praeter sanctitatem, scientia et doctrina praestantes viros hesitasse an liceat Christiano sine peccato fugere ab regionibus ubi pestilentia viget, etc.

Sigue Pauli Pompilii liber de L. Annaei Senecae vita ad Joann. Lopim, Decanum Valentinum, impreso en Roma en 1480, copiado por Carbonell en 1504, en cuyo elogio y de su trabajo se hallan dos tetrastichon. 

El I. = Hieronim. Paulus Barcinonius in laudem transcriptoris:

Quis me adeo pulchris emendatumque figuris

Scripserit ut noscas est operae pretium.

Hunc Carbonellum vocitant, quem Regia cura

Archivi voluit sceptra tenere sui.

El II. = Alexander Geraldinus Amerinus aliter:

Si quem formosae delectant forte figurae 

Has Carbonelli noscat habere manus.

Patria Barcino: terris et notus Iberis:

Archivo Regum Rege volente praeest.

También es notable un epigrama de Juan Sobrario (Sobrarias), escrito de su misma mano, que dice así:

Jo. Sobrarius Alcagnicensis (alcañizano, Alcañiz) in obitum cuiusdam Dnae. nobilis. 

Qui Scythiam, et Lybios, Calpem Nabatoeaque regna

Intrasti, et quidquid maximus orbis habet;

Siste pedes: urna hac clausa est praetiosa supellex:

Nec similis toto est visa sub orbe tibi:

Clara viro, insignis facie, insignisque parentum

Sanguine; sed vitâ clarior ipsa suâ.

Todo esto contiene el volumen sobredicho.

También se guarda un códice manuscrito del siglo XIV, y es la versión catalana del libro de Consolatione de Boecio, que trabajó Fr. Antonio de Genebreda, de mi orden, para uso y consuelo del Infante Don Jaime, hijo del último Rey de Mallorca, durante su prisión y trabajos consiguientes a la privación de su reino. Nicolás Antonio y Echard, que le copia, colocan a este escrito en el año 1511, del cual es la edición castellana que vio el primero de dicho libro. Bayer cita otra impresión anterior del 1497. Todos se engañaron en creer que la versión de Genebreda fue castellana. El códice que digo nos saca de este error y nos asegura de la verdadera edad del traductor: El título es: Boeci de consolacio arromançat. 

He aquí algunas palabras de su dedicatoria:

"Molt alt e poderos e carament amable Senyor Infant en Jacme de Malorcha: yo servidor vostre desigant qui pogues esser present ab vos per ço queus consolas en vostres tribulacions … on pensantmi en aquesta cosa, ço es, quina scriptura vos poria trametre, venchme a les mans lo escrit, lo qual Sent Tomas Daqui, del ordre de Preycadors, doctor molt excellent, cosi vostre … feu sobre lo libre de Boeci de consolacio … et fuy molt induit a transladar lo dit libre en romanç cathalanesch ... e seriem semblant, Senyor, que vos, qui sabets be la art de trobar, vos ocupassets en lo dit libre de ferlo en rimes ... 

A la dedicatoria sigue: Prohemi en lo qual se conte la historia de Theodorich, Rey dels Gots: lo qual fo arromançat per frare Anthoni Genebreda. = Síguese de aquí que el autor vivió después de la mitad del siglo XIV. Por otras memorias ciertas sé que el año 1390 estaba de Prior en mi convento de Barcelona, y tres años después lector de aquella catedral. Así que no vale lo que dice Lequien (Oriens Christ. tom. III, pág. 842) que fue hecho Arzobispo de Atenas en 1382, dignidad que me consta tenía en 1399 (a: Después de escrito esto en mi Viaje a Monserrate he hallado en la biblioteca de aquel monasterio otro códice igual aun en la antigüedad al que acabo de describir con la misma dedicatoria a la letra; mas al principio de ella se lee este epígrafe: "Prolech de frare Pere Saplana, del orde de Preycadors, conventual de Terragona, qui esplana aquest libre de lati en romanç, segons lo començament (f. coment) e glosa de Sent Tomas: lo qual tremis al Infant en Jacme, fill del Rey de Mallorca, lo qual Infant era desheretat e tingut pres en la ciutat de Barchalona per lo molt alt Senyor Rey en Pere d' Arago.” Esto solo destruye cuanto se ha dicho atribuyendo esta versión a Genebreda; y nos deja en no poca duda, puesto que tanta fe merece un códice como otro. Una cosa me ocurre y es que los libros de Consolatione serán traducidos por Saplana y la dedicatoria también obra suya; no teniendo Genebreda otra parte en ello que la versión del proemio en que Boecio compendió la historia de Teodorico, Rey de los Godos. Muéveme a pensar esto el ver que en el epígrafe de dicho proemio se dice expresamente que fue arromançat per frare Anthoni de Genebreda: nota que parecía superflua si hubiese traducido toda la obra. Esta misma nota pudo engañar al que tradujo esta obra catalana al castellano y la imprimió en 1497 y 1511, atribuyendo toda la versión a quien no tenía sino esta pequeña parte en ella. Quede esto así, hasta que Dios nos depare más.

De San Raimundo de Peñafort, hijo de esta casa, se cree comúnmente en esta ciudad que conservó hasta la muerte el canonicato que obtuvo en la catedral antes de ser religioso. Muchos ejemplares hay de haber conservado y retenido los regulares promovidos a dignidades seculares las que obtenían en su vida monástica. En este país es notorio que Don Ponce de Mulnells, Obispo de Tortosa en el siglo XII, conservó hasta su muerte la Abadía que antes obtuvo de San Juan de Ripoll (o de las Abadesas). Mas no sé si sucederá lo mismo en los seculares que pasaban a la vida de monjes. En lo que digo temo que equivoquen a nuestro San Raimundo con un magister Raimundus, canónigo de la misma iglesia por los años 1250. He observado en el testamento del Obispo Don Fr. Pedro Centelles que allí se nombra algunas veces esta persona como distinta de San Raimundo de Peñafort, al cual por otra parte jamás llama canónigo. 

No tengo ocio para apurar más este punto, el cual con otros curiosos pertenecientes a la historia de esta casa, aclarará el P. Presentado fray Domingo Comerma, bibliotecario mayor, en el Comentario que ha comenzado a trabajar de sus varones ilustres y cosas memorables. 

A Dios. 

viernes, 10 de febrero de 2023

CARTA CXXVI. Noticia de varias iglesias y conventos de la ciudad de Barcelona.

CARTA CXXVI.

Noticia de varias iglesias y conventos de la ciudad de Barcelona. 

Colegiata de Santa Ana.

Mi querido hermano: La iglesia colegiata de Santa Ana fue en lo antiguo de monjes o canónigos del Santo Sepulcro de Jerusalem, cuya fundación se ignora, pero verosímilmente se puede fijar hacia la mitad del siglo XII y muy poco después del 1141, porque se sabe que a 29 de agosto de este año W., Patriarca de Jerusalem y P., Prior del Santo Sepulcro, enviaron a G. su canónigo para hacer fundaciones de aquella orden en España. Vino además este sujeto como encargado de aquellos Prelados para firmar la concordia que aquel monasterio del oriente había hecho con el Conde Don Ramón Berenguer IV sobre la parte que pretendía poseer en el reino de Aragón por el testamento de Don Alfonso I

Existe esta carta en el archivo real de esta ciudad, de la cual además de este apunte saqué copia que ahora no tengo a mano, pero me acuerdo que estaba sin fecha. Esto no obstante, debe ser del año 1141 o siguiente, puesto que en 1140 vino acá otro canónigo llamado Raimundo para tratar de la cesión de aquel derecho a favor del sobredicho Conde. Así que G., que la confirmó y autorizó con su firma, debió venir después. Y él es sin duda el que introdujo dicha orden en estos dominios; pues en la citada carta dicen aquellos Prelados, que le instituían Prior en estos reinos, y ruegan al Conde que le señale lugar e iglesia in quibus convenienter conversare secundum Deum valeat.

No me atreveré a decir que este monasterio de Santa Ana fuese el primero que por acá se fundó, pero sé que existía ya formado en el año 1184, en que el Rey Don Alfonso II le hizo donación del castillo de Palafurgell (: Palafrugell) en la diócesi de Gerona. Al mismo concedió Don Jaime I a 20 de julio de 1266, que se cerrase una calle inmediata y sin salida, donde se cometían muchas torpezas y había ruidos que estorbaban la observancia regular. Era entonces Prior Fr. Pedro Canals. (Archivo real, registro IX, Jacobi I, folio 22).

A este monasterio se unieron otros dos o tres andando el tiempo, de los cuales es preciso dar la noticia que he podido adquirir. Había en esta ciudad un monasterio de la orden de la Penitencia, conocida en este país con el nombre dels frares del sacs (de los Sacos), como les llamaba el Infante Don Pedro en 1270; entre los gastos que hizo estando en Lérida: Item als frares dels Sacs X. sol. (Ibid. Reg. VII. Infan. Pet. fol. 63 b).

Esta orden fue suprimida en el concilio Lugdunense de 1274, como lo dice un Cronicón de Ripoll que he copiado, con estas palabras: 

Cassatus fuit ordo Saccorum. Parece que en dicho concilio se permitió a esos religiosos continuar en el usufructo de sus casas y posesiones, según dicen ellos mismos en la escritura de que voy a hablar. Según todas las señas y por varias y fundadas conjeturas estos religiosos vivían donde hoy están las monjas Franciscas de Jerusalem, cuya casa fundó en 1453 Rafaela Pages (Pagés), natural de Sarria (Sarriá), cediéndole el terreno el Prior de Santa Ana, que entró a ser señor de él por las incorporaciones de que voy hablando. En ese lugar, pues, vivían todavía algunos de aquellos frailes o hermanos (frater) del Saco en 1293, cuando con anuencia del Papa y mediación del Obispo y Capítulo de Barcelona quisieron pasar a ser canónigos reglares de San Agustín, incorporándose con el monasterio de esta orden que aquí había, llamado de Santa Eulalia del campo. Verificose esto de la manera que expresa la escritura cuya copia incluyo (a: Ap. núm. VIII.), y me excusa decir más.

Esta reunión se hizo con grandes ventajas del monasterio de Santa Eulalia (de Mérida), el cual estaba situado extramuros de la ciudad, cerca de los molinos reales, camino de Vique, donde dicen que antiguamente hubo un templo dedicado a Venus. Esta canónica Agustiniana fundó en 1155 el Obispo de esta iglesia Guillermo de Torroja; y allí existía aún en 1210 cuando el Rey Don Pedro II de Aragón le concedió que pudiese regar ciertas tierras con el agua de aquellos molinos. Mas como aquel sitio, según consta de la citada escritura, fuese pantanoso y ocasionase muchas enfermedades mortales a los que allí vivían, trataron de trasladarse a la casa de sus nuevos hermanos los exfrailes del Saco al paso que los recibían en su obediencia; y de esta traslación trata la citada escritura de 1293.

Después de esta traslación consta, aunque no he podido averiguar la época fija, que pasó esta canónica de Santa Eulalia a la casa donde hoy viven las monjas Dominicas de Monte Sion, las cuales primero estuvieron en los arrabales de la ciudad por fundación del Cardenal Don Fr. Nicolás Rosell de mi orden, y consta que se trasladaron al sitio actual en el año 1423, dos después que la canónica de Santa Eulalia se reunió a la de Santa Ana, como diré: porque en este año 1423 Don Alfonso V, renunciado el patronato que tenía del priorato de San Vicente de Garraf, de canónica Agustiniana, fundado en 1163 por Don Alfonso II, lo unió a Santa Ana para dotar la precentoría, con pacto que dejasen para las monjas de Monte Sion el convento de Santa Eulalia del campo. Todavía se ven en este convento de monjas algunos rastros de aquella canónica, como también conservan copia auténtica del testamento de dicho Cardenal y algunas reliquias que él les dejó. Pues como digo, en 1421 a instancias del Rey Don Alfonso V y con la autoridad del Papa Martino V fue incorporada dicha casa de Santa Eulalia a la de Santa Ana, quedando ambas bajo la única dirección del Prior del Santo Sepulcro; y así continuaron hasta que Clemente VIII secularizó en 1592 todas las iglesias reglares canonicales de Cataluña, Cerdaña y Rosellón, en cuya época fue erigida en iglesia colegial.

El edificio de la iglesia y canónica de esta colegiata es en alguna parte del siglo XII, en cuyo tiempo se construyó, como puede colegirse del Necrologio de ella misma, donde el día 11 de enero se nota el óbito de un canónigo venido de Jerusalem, llamado Carfilio, con estas palabras: Obiit Carfilius, frater Sancti Sepulchri, qui edificavit ecclesiam Sanctae Annae. A pesar de ser muchas las notas que he recogido tocantes a sus Priores, me parece oportuno omitir el catálogo de ellos, porque temo equivocarme confundiendo los Prelados de las dos casas reunidas, y más que esta clave es muy pequeña y de poca falta para la historia, aunque pudiendo ser, no la defraudaría de ese auxilio.

Con el deseo de adquirir algunas de estas noticias pasé a casa del canónigo de esta colegial Don Ramón Iglesias, donde entre otras preciosidades que no esperaba, encontré una colección muy respetable de pinturas. Este instruido eclesiástico supo sacar el debido fruto de varios viajes que hizo fuera de España en su juventud, y parte expendiendo algunos caudales, parte sabiéndose aprovechar de algunas felices casualidades, ha recogido hasta cien cuadros originales de profesores célebres. Tal es un Buen Pastor, que algunos creen de Ribera y yo no extrañaría fuese de Murillo. Del primero es indudablemente un San Antonio Abad de estatura colosal, y del segundo una bellísima Anunciata: de Lucas Jordán una Rebeca y Eliecer: de Carlos Marata una Virgen con el niño durmiendo en brazos: de Guido Rheni un San Juan Bautista, que está por concluir: del Catalán Viladomat una Santa Ana, un San Francisco Javier y dos figuras excelentes de Jesús y María con otros muchos cuadros: de Simón Vovet una Diana y Endimión, tres cuadros de Sátiros, el carro del Sol y un Marte y Venus: de Joanes un Jesús coronado de espinas: una bellísima Concepción que parece de Mateo Cerezo: un San Francisco de Paula de Sebastián Conca: el convite del Fariseo de Rubens. Y basta porque no puedo contar todo lo que allí hay, ni tampoco te servirá mucho esta noticia, si no vienes a verlo, como hacen todos los curiosos e inteligentes que pasan por Barcelona, donde no es esta la única colección de preciosidades que llamen la atención. Pero quise decir algo de ella, aunque esto no toca a mi viaje, ya que pasé allí un rato tan alegre, sin el polvo y taciturnidad de los archivos.

Santa María del mar.

Santa María del mar.

La iglesia parroquial de Santa María del mar es en su parte material lo que dijo Ponz en su viaje, y sólo se equivocó en atrasar un siglo la fábrica, diciendo que comenzó en el año 1429 y se concluyó en 1483. 

En la puerta que mira al mediodía hay dos inscripciones colaterales, una en lengua latina y otra en la laica o materna, que expresan como el edificio comenzó día 25 de marzo de 1329, y de otras memorias del archivo consta que se concluyó muy en breve, como cosa de treinta años. Puso la primera piedra Bernardo Llull, Arcediano de Santa María del mar y el primero que obtuvo esta dignidad, creada en 1324 hasta el 1348 en que murió. Está enterrado en la capilla de Corpore Christi, que construyó a sus expensas. El edificio es uno de los atrevimientos más brillantes y bien ejecutados de la arquitectura gótica.

Ponz se admira, y con razón, de lo extravagante y chabacano que es el nuevo altar mayor, construido desde el 1772 al 1782. A mí me asombra todavía más que esta obra se emprendiese y perfeccionase sin contradicción en un tiempo en que en Barcelona se construía por tan buen gusto la casa nueva de contratación o de la Lonja. Así que yo no echaría la culpa al común de la ciudad, sino a la ignorancia de los que aprontaron los caudales y a la prepotencia del arquitecto bárbaro, cuyo nombre no merece ser conocido.

Con la ocasión de esta obra se colocó el coro tras del altar mayor, como antes estuviese en medio de la iglesia al estilo monacal. Y yo no sé por qué se adoptó esta práctica en iglesias seculares, donde había de concurrir el pueblo, para el cual apenas hay lugar y proporción en el crucero y naves colaterales, ocupando la del centro las inmensas cavidades de los coros para cuarenta o cincuenta residentes que acuden a ellos. Tampoco son conformes al buen gusto de arquitectura los coros elevados en el testero de los templos, que roban al espectador una buena parte de él y hacen sus entradas mezquinas y lúgubres. De ambos defectos carece este templo de Santa María del Mar, que con otro altar mayor bien ejecutado podría atraer a los menos devotos. Su titular es la Asunción de nuestra Señora, y sobre la puerta principal en la parte interior se conserva la imagen colosal que había en el altar viejo. Pero la fiesta principal de la parroquia se hace a nuestra Señora en el día de la Circuncisión, y así no faltan doctos oradores que han dicho que la titular es Santa Maria ad praesepe. En los libros antiguos se llamó la iglesia Santa Maria de mari por la proximidad a él, y de las arenas por estar sobre ellas todo el edificio.

Este es el templo o parte de él donde estuvo enterrado el cuerpo de Santa Eulalia. Algunos quieren señalar, como con el dedo, que el sitio fue la capillita que hay debajo del órgano con la invocación de Santa Eulalia de Mérida y San Ivo conf., la cual por su pequeñez parece parte de otro edificio y verosímilmente del antiguo, que quisieron conservar al tiempo de construir el actual. Todo es adivinar, y acaso el sitio de tan venerable depósito está hoy profanado por los vecinos contiguos a la iglesia.

En la sacristía hay alhajas muy ricas, pero no antiguas. Es graciosa una portadita que allí sirve de tránsito de una pieza a otra. La pila bautismal es una pieza prolongada de mármol sin otro dibujo en sus fachadas cuadradas laterales que unas espirales concéntricas y muy parecidas a un sepulcro que vi en el jardín del palacio arzobispal de Tarragona. Y así no extrañaré que fuese bautizada en esta misma pila Santa María de Cervelló, llamada vulgarmente del Socós. 

Hay en esta iglesia un gran número de residentes entre beneficiados y clérigos, que no lo son, los cuales en el día llegan a 129. Tiene su capilla propia de música, con lo cual y lo despejado del templo se celebran fiestas de mucha pompa y lujo. En los días ordinarios el canto de las horas es precipitado con demasía, como en la catedral y otras iglesias.

El archivo es moderno, y así conservan pocos códices. Entre ellos está el Misal impreso en 1498, de que ya dije en el pontificado de Don Pedro García. Hay en él una nota sobre haber mandado el Obispo Don Juan Dimas Loris en 1596 que se guardase este ejemplar en el archivo, y que nadie celebrase con él. Tienen también un libro en vitela, que llaman de les Llunes por las (lunas) que hay chapadas en las tapas, y es Registrum B. Mariae de mari, ordenado en 1341; contiene en cinco libros las obligaciones del Arcediano y de los beneficiados, sus respectivos derechos, percepciones de emolumentos, etc., excelente guía para el gobierno de la parroquia. Otro libro en papel de principios del siglo XVI, donde están copiadas todas las ordinaciones municipales sobre pesca y pescadería, hechas a fines del siglo XIV y principios del siguiente. Item libro de aniversarios y Consueta, muy bien conservada, de la cual me he valido para completar los artículos litúrgicos que quedaron imperfectos con el ejemplar casi inservible de la catedral. Esta de acá se copió o extractó de aquella para el uso propio de la parroquia, como consta de mil lugares: y fue esto en 1450, que es el año en que empieza la tabla pascual. La fiesta de la dedicación de su altar se manda celebrar en la dominica III de octubre, y dice: Fiat officium ut in dedicatione ecclesiae; tamen ubi fit mentio de dedicatione domus, fiat mentio de altari; et ubi dicitur: Fundata est domus, dicatur: Consecratum est altare, et ubi dicitur: Domus mea, dicatur: Altare meum, prout melius poterunt verba aptari. Al fin hay un tratado: quid agere debeant curati, primicerius, mannerius, scolares, sacrista. A los escolares manda que desde el lunes de la primera semana de cuaresma hasta el Viernes Santo teneant ornatum altare maius, et retrabulum, et imagines de cortinis et pannis albis et velum templi. Item que desde el primer domingo de octubre hasta la Pascua a las cuatro de la mañana tangatur squilla quae vocatur de prima ad avisandum parrochianos qui negotiare habent. Al sacristán se le mandan preparar ornamentos de color verde en las fiestas de San Juan Bautista, Santa Cruz de mayo y de todas las Santas Vírgenes: en las de las continentes, morados: en la de los SS. Confesores, Papas u Obispos, lividi: en los que no lo fueron, pallidi: en las dominicas de cuaresma, negro, y en las ferias de la misma, blanco. A este tenor hay otras curiosidades rituales que quedan apuntadas en su debido lugar.

Al bajar del archivo topé con una inscripción sepulcral moderna que hay detrás del coro, y dice así:

Plorantibus

Partum suum Charitibus, Cupidini fratrem,

Alumnum unice dilectum Musis, nepotem Mavorte, 

Risu et jocis amicum

Plaudentibus Angelis atque Archangelis:

Inter Hispanorum, Belgarum, Gallorum, Italorum 

Gemitus et suspiria:

Vectus innocentiae pennis.

Ad coelos die 18 maii 1739 emigrabat

Ill. D. D. Josephus Leopoldus de Glimes de Brabante

Anno aetatis suae decimo

Wallonianae regiae cohortis secundum Ducis locum tenens. 

(En el centro)

Quam bene mortalitatem exuit, qui induit immortalitatem. 

En la mano derecha dice que puso esta inscripción el Conde de Glimes, Capitán General de Cataluña, padre del niño.


San Pablo del Campo.

Uno de los monasterios más antiguos de Barcelona es el de PP. Benedictinos de San Pablo del Campo, llamado así por estar antes fuera de la ciudad, distante como un tiro de cañón de sus primitivos muros. Ahora se halla dentro de ellos, hacia el poniente, al extremo de la calle de su nombre. Dicen que esta casa es del siglo IX (a: Vid. Tristany Corona Benedictina.), y que fue restaurada a principios del XII por Guiberto y su mujer Rotlendis. De esto último puedo acotar dos documentos. Uno es la inscripción del siglo XIV que se halla sobre un sepulcro de piedra en los claustros, junto a la puerta del Capítulo antiguo, que dice así: VI. nonas madii anno Dni. MCCCVII obiit G. de Pulcro loco, qui anniversarium hic constituit, et est cum suis parentibus hic sepultus. Et fuerunt hic translatata corpora spectabilium Guibberti Guitardi, et uxoris eius Rotlendis, qui hoc cenobium fundaverant, et Romanae ecclesiae obtulerunt IIL kal. mai. anno MCXVII. Otra urna hay junto a esta de la misma familia de Belloc (Belloch, Bello loco o Pulcro loco), de la cual eran sin duda los citados Guiberto y su mujer. El nombre de estos, y lo que hicieron a favor de esta casa, consta de la escritura de su unión, o más bien sujeción, a la de San Cucufat del Vallés, y a su Abad Rolando, hecha en 1127 por los prohombres de Barcelona y su Obispo San Olegario, a cuya custodia la encomendaron los dichos Guiberto y Rotlendis. Ecclesia, dice, S. Pauli de Campo, quae a constructoribus suis Domino Guiberto et uxore sua Rollendi (Rotlendis) oblata est Deo et B. Petro, et Apostolicae Sedi. Va el documento que hablará por mí (a: Ap. núm. IX.). Son muy de notar en él las causas que obligaron a esta resolución, es a saber, la decadencia en la regularidad, y en la recta administración de las posesiones. Cosa que no cabe suponer en solos los diez años que pasaron desde la construcción de Guiberto a la incorporación sobredicha. Así que tengo por evidente que es más antigua esta casa; y que las palabras fundaverant y constructoribus, que se aplican a Guiberto y su mujer, se han de entender con alguna extensión por restauración. Pero debió ser casi total, puesto que ninguna parte del edificio parece anterior al siglo XII, si no es la arca de la iglesia y su portada principal, compuesta sólo de un arco de medio punto, con un grueso bordón concéntrico, sostenido todo por columnas amarradas, con capiteles al modo de los corintios. En lo alto de la puerta se ve en un óvalo una mano de relieve en ademán de bendecir. En el lintel de piedra, que es como el diámetro del semicírculo, y sirve para ajustar las puertas cuadradas, se halla un letrero que merece alguna consideración, donde suena un Renardus con su mujer Raimunda, cuyos nombres no se escribieran en parte tan principal, si no hubieran tenido gran parte en la fundación de esta casa.

Dentro de la iglesia, que es una cruz de brazos casi iguales, en la capilla de San Galderich se halla una inscripción de carácter enteramente gótico, que dice así: Pro alodiis, domibus, atque averis, quae huic cenobio ego Petrus Pincerna trado, quidam monachus augeatur in hoc cenobio, qui pro me et pro defunctis fidelibus in hoc altari Beati Nicolai missas cotidie celebret. Quod si aliter factum fuerit, Hospitalariis et Barchinonensibus civibus licitum erit quod traditum est huic, ad alium religiosum locum transferre, per sexaginta dies monachis istis prius id emendare amonitis. Este altar de San Nicolás pasó a ser de San Galderich Confesor, con la ocasión de haberse depositado en esta iglesia su cuerpo, traído desde San Martín de Canigó, antes del año 1665, con motivo de las guerras de Francia; y cuando se restituyó allá el sagrado depósito en el año sobredicho, quedaron acá dos huesos de las piernas, y parte del cráneo. Aunque el carácter de esta inscripción parece del siglo X, o por ahí; mas el señalar sesenta días de término a los monjes, como también lo hizo San Olaguer en la citada escritura, y el encargar la observancia de esta manda a los Hospitalarios, que no se establecieron por acá hasta el siglo XII, me hace sospechar que no tiene esta piedra tanta antigüedad como parece. El claustro es pequeño, y todo de la restauración de Guiberto. Consérvase bien la puerta y dos ventanas colaterales del Capítulo, de cuya área y cavidad se han aprovechado para hacer la escalera nueva por donde se sube al resto del edificio, que todo es nuevo. Al pie de una de esas ventanas que decía hay esta inscripción: Frater Berengarius de Solicrupo, Prior huius domus constituit hic anniversarium, et flocos monachorum; qui obiit, anno Domini MCCXCIII. XIII. kal. octob. R. pater eius stabilivit hic anniversarium. Obiit. VII. idus aprilis anno Dni. MCCLX. Otras  muchas inscripciones sepulcrales hay por allí de poca importancia para la historia y paleografía. El flocos de esta que he dicho, era como una cogulla, u otra parte insigne del vestido monacal: tú lo verás. Puesto ya aquí quise leer de nuevo el letrero del sepulcro del Conde Wifredo III, aunque ya publicado tantas veces por nuestros historiadores.

SVB AC TRIBVNA ( JA )

CIT CORPVS CONDAM ( WIFRE )

DI COMITI FILIUS WIFREDI SIMILI MODO CONDAM COMITIS BO

NE MEMORIE DIMITTAT EI DNS AMEN. QVI OBIIT VI KL MADII SVB

ERA DCCCCLII ANNI DNI DCCCCXIIII (914)

ANNI XIIII REG KARVLO REGE POST ODONEM. A+Ω 

Hállase esta piedra fuera de la iglesia, al lado de su puerta colateral, bastante maltratada, y expuesta a que acaben con su letrero los muchachos. Por lo mismo oí con gusto la resolución que se va a tomar de entrarla en la iglesia, de orden del muy ilustre señor Don Fray Jaime de Llanza y de Valls, Pavordre del Llobregat y Prior de este colegio. Porque colegio es ahora este monasterio, y de toda la congregación Tarraconense, donde se envían de varios monasterios los catedráticos y colegiales, cuya educación literaria está en un pie respetable, como he oído a gente imparcial.

San Justo

A la iglesia parroquial de San Justo atribuyen sus feligreses toda la gloria y antigüedad propia de la primitiva Sede de Barcelona. En su área, dicen, estuvo el cementerio de los mártires, y la cripta o iglesia subterránea de los primitivos fieles, sobre la cual se edificó en tiempos más pacíficos la única iglesia Barcinonense, Sede de los Obispos en ambas épocas. Prueban esto con la deposición de testigos en un proceso actuado en esta curia eclesiástica a 12 de abril de 1346; y con no sé qué cavidades subterráneas que hallaron en 1723 al tiempo de abrir una sepultura para el clero. Apoyan lo mismo con la autoridad de Tomich (Cong. de Catal., cap. 29) y de Carbonell (fol. 48). Añaden que enviando no sé qué Obispo de Barcelona a Roma a no sé qué embajadores para que trajesen de allá reliquias, les respondió no sé qué Papa: Volved a vuestra patria, tomad tierra del pavimento de San Justo, exprimidla y saldrá sangre de mártires. Y lo bueno es que así se hizo y se llenó una redoma; pero no parece. Esta y otras antiguallas se predican frecuentemente en el púlpito de esta iglesia en obsequió de sus parroquianos. ¡Ojalá se dijeran igualmente en obsequio de la verdad! En las cartas anteriores se dijo ya que en el siglo VI había ya aquí iglesia Sedes S. Crucis, título que jamás tuvo esta parroquia. Pues a principios del siglo IX suena el clero del mismo título que acompañó a Ludovico Pío en 801 cuando entró triunfante en Barcelona. Y el Obispo Frodoino en 878 no llevó el cuerpo de Santa Eulalia a la iglesia de los Mártires, sino a la de Santa Cruz, como se ve por el documento adjunto (a: Ap. núm. X). Y la continuación de este santo depósito prueba evidentemente que aquella iglesia es la misma que la catedral actual, con la diferencia de la fábrica. Y si ya era entonces intitulada Sanctae Crucis, ¿por qué no sería ella misma la Sedes S. Crucis donde se tuvo el concilio en 599? ¿Y por qué no lo sería en los siglos primitivos? Para deshacer esta identidad de iglesia es menester algo más que estas hablillas y glorias buscadas con el amor a partidos, que condena la caridad. Muy diferente principio que esta pretendida antigüedad tienen algunos privilegios que goza esta parroquia. Uno es el uso de los estandartes idénticos con los de la catedral, esto es, cruz blanca en campo colorado. Otra singularidad de esta iglesia es el privilegio concedido al altar de San Félix sobre los testamentos sacramentales. Llámanse así los que se hacen por deposición de uno o dos testigos que oyeron al difunto intestato en cualquier época de su vida una u otra palabra suelta sobre la disposición de sus bienes. Jurando luego estos testigos sobre el altar de San Félix en esta iglesia, extiende el escribano esta disposición, como si él la recibiera. Hállase autorizada esta costumbre entre las antiguas de Barcelona (a: Vid. Constituciones de Cataluña, vol. 2, tit. Consuetuts de Barcelona, c. 48. ). En el día se está construyendo de nuevo el altar mayor. El que se ha quitado era de principios del siglo XVI, bendecido por el Obispo auxiliar Don Juan de Cardona a 27 de diciembre de 1522. En el provisional vi un buen cuadro del Salvador, que será, a lo que entiendo, de Viladomat. Venéranse en el altar de San Paciano las reliquias que dicen ser de este Santo: la piedad suple en esto lo que acaso fallará a la verdad. Entrando en la iglesia, a mano izquierda, sobre la pila de agua bendita se halla una inscripción sobre piedra mármol con letras mayúsculas, y a renglón seguido, que dice así: Hic requiescit Witiza filius Teoderedi. Dimittat ei Deus. Amen. Era DCCCCXXXVIII. ab Incarnatione Domini anni DCCCXC. anno II. regnante Karulo Rege die XIII. klds. aprelis sic obiit. Precisamente hay equivocación en el año de Cristo 890, en el cual no era Rey ningún Carlos. Lo era Carlos el Simple en el año 900, y es puntualmente el segundo de su reinado post Odonem; y como con él cuadra bien la era expresada 938, diremos que en ese año 900 murió el Witiza; y que el cantero añadió por error en los años de Cristo la nota numeral X.

En testamento de Bonfill, levita, año 1007 (Arch. de la catedral de Vique), entre otras mandas hizo la siguiente: "et ipsas XI. uncias de auro, quod debebat illi Sendredo frater suus concessit ad domum Sancti Justi: ipsas uncias V. propter Deum et remedium animae suae, et restauratione ipsius ecclesiae, et dimissit eas in potestate praedicto Mercutio usque peracta sit quoopertura eius. Et de ipsas sex uncias ... Latae conditiones V. idus aprilis anno XI. regnante Roberto Rege.”

Don Pedro II, en un privilegio concedido al monasterio de San Feliu de Guixols en 1203, dice: Ludovicus, filius Caroli M. anno 18. sui regni abstulit Sarracenis Barcinonam, et edificavit ibi sedem ad honorem S. crucis J. C. ex eo, quia crux ignea aparuit Patri suo, cum cepit civitatem Gerunde. 

Residió el Obispo y Capítulo durante las dos fábricas de la catedral en San Justo. Lo dice Diago y lo niega Campillo. El sello del Vicario perpetuo es las barras rojas en campo dorado con la corona real. Es iglesia unida al arcedianato mayor.

Santa María del Pi.

La iglesia de Santa María, llamada del Pi, suena ya en el siglo XI en una escritura de venta de ciertas casas sitas en el arrabal de Barcelona, en el castillo nuevo, cerca de dicha iglesia: la fecha es del año XI del Rey Felipe, que es hacia el año 1070 (a: Existe en el Archivo real de Barcelona, armario de Monblanc, Saco Jesús núm. 886.): era entonces como sufragánea de la del lugar de Sans, de la cual, andando el tiempo, vino a ser matriz. El nuevo templo es obra del siglo XV, el cual se consagró, como se ve en la memoria que de ello queda, en una piedra colocada entrando por la puerta colateral, que llaman del Ave María, que dice así: Dicmenge á XVII. de juny del any M.CCCCLIII. fou consegrada la present sglesia per lo Reverend Frare Lorens, Bisbe de Terranova, stans obrers los hon. en Gabriel Dalos, ciutada, Anthoni Çes Ylles, notari, Joan Soler, specier, é Jacme Perdigo, sabater de Barcelona, é Sacrista Mossen Bernat Ribera, Prevere.

En la sacristía conservan un buen cuadro de Viladomat, que representa y será verdadero retrato del Venerable Oriol, beneficiado de esta iglesia y beatificado en estos días. El pintor tiene aquí su entierro, y vi con gusto la inscripción que para memoria de tan ilustre artista colocó a su costa mi amigo el señor Don Nicolás Rodríguez Laso, inquisidor, y juez subdelegado de imprentas en el reino de Valencia. Ejemplo que, imitado por otros, excusaría a la posteridad mil cuidados en la biografía.

CONVENTO DEL CARMEN CALZADO.

En la biblioteca del Carmen Calzado no hallé cosa de que hablar.

CONVENTO DE LA MERCED.

El convenio de la Merced es nuevo. Del antiguo queda memoria en una piedra que hay sobre un cerco de comunicación del convento a la iglesia, que dice así: Aquest es lo primer monestir del orde de la Verge Maria de la Merce a X. de agost fundat ayn MCCXVIII. 

En el archivo hay pocos manuscritos, y sólo de cosas relativas a la historia de la orden. Existen también allí varios tomos en fol.° y en 4.°, que contienen las apreciables apuntaciones del erudito P. M. Fr. Manuel Ribera, con copias de varios documentos: todo lo cual trabajó en los años que estuvo encargado de la dirección y arreglo del archivo general de Aragón. Buen caudal para las familias principales de esta corona, y nada más.

Convento de San Francisco

El convento de PP. Observantes de San Francisco está pegado a la muralla de mar, situado en el mismo paraje donde primitivamente estuvo el hospital de San Nicolás, en el cual se hospedó el P. San Francisco pasando por esta ciudad. Ocupa aquel mismo terreno un claustrito pequeño, que fue el de la primitiva fundación, y en él está la celda de dicho Santo Patriarca con este letrero sobre la puerta: Cella fratris Francisci de Assisio, anno 1214. Tiene unos ocho pasos de latitud y doce de longitud. Esta es poco más o menos la área de la respetable habitación, la cual destruyó una borrasca del mar hacia el año 1500, y al cabo de un siglo la reedificó como hoy existe Don Fr. Adrián Maymó, Prior de San Juan en Cataluña, el cual se enterró en una capillita colateral, donde costeó un buen cuadro que representa a San Francisco como está en su sepulcro. Es grande el concurso a este claustro en el día principal de su fiesta. De este recinto pobre pasaron pronto los religiosos al nuevo convento que hoy tienen. La iglesia grande estaba ya construida a fines del siglo XIII cuando la consagró San Luis, Obispo de Tolosa, asistido de Don fray Bernardo Peregrí, Obispo de Barcelona e hijo de esta casa. Testigo de esto es una piedra que se halla en el claustro al lado de una puerta que manda a la iglesia, la cual dice así: Anno Domini M.CCXCVII. idibus julii haec ecclesia Fratrum Minorum in honorem Beati Nicholai constructa, fuit consecrata per Dominum fratrem Ludovicum, ordinis Fratrum Minorum, Episcopum Tholosanum, illustris Regis Caroli filium, presente Domino fratre Bernardo eiusdem ordinis, Episcopo Barchinonensi, simul consecrante altare Beati Francisci in eadem ecclesia collocatum. En el día ocupa el nicho principal del altar mayor una estatua colosal de la Concepción, y San Nicolás queda elevado al segundo cuerpo. En ella se enterraron varios Príncipes de Aragón, cuyas cenizas se conservan en urnas levantadas en el presbiterio con sus inscripciones modernas, en que no se tuvo gran cuenta con la cronología. Tampoco tiene mayor exactitud la nota del año en que murió Fr. Ponce Carbonell, cuyo cuerpo dicen que está en el testero del altar mayor; pues allí se nota que murió en 1297, siendo cierto que en 1333 firmó en un codicilo que hizo en la villa de Alforja, diócesi de Tarragona, su Arzobispo Don Juan de Aragón. En el mismo testero vi entero el cuerpo de Doña Leonor, Reina de Chipre, finada a 26 de diciembre de 1417. Las dos urnas que hay en el capítulo no son de Reyes, como me dijeron, sino una de Pedro Marques, Canciller de Don Alfonso III de Aragón, que murió en 1295, y la otra de Inés, mujer de Francisco Marques, muerta en 1316. En la sacristía vi algunas reliquias buenas: la más notable es una moneda de plata poco mayor que una peseta, con algunos caracteres que no pude conocer por impedirlo el cristal y adornos. Dicen que es una de las treinta que sirvieron a la traición de Judas.

El claustro es obra del siglo XIV, y de su bendición queda en una piedra la memoria siguiente: Anno Domini MCCCXLIX, pridie idus octobris, Reverendus Pater Frater Palazinus, Episcopus Sanctae Justae, istud primum claustrum quod est sub tecto primo quatuor parictibus, et capitulum et etiam transitum qui est de dicto claustro ad cimiterium, consecravit. Innumerables son los entierros que hay en él, y algunos son de las nobles familias de este principado. En él se hallan colocados y bien custodiados los cuadros de la vida de San Francisco, que pintó el Catalán Viladomat. Entre los cuales es muy digno de la atención de los artistas el que representa la música que le hizo un ángel: compiten en la perfección así la gracia y desembarazo de la aptitud de esta figura, como la inimitable del Santo, sentado sobre un escaño de madera y enajenado, dejando caer la mano siniestra con toda la verdad de la naturaleza. Todavía tengo por superior el que representa el Santo ya difunto y tendido en el suelo. Ojalá se continúe en el método que han adoptado estos sabios religiosos de tenerlos siempre cubiertos y sólo descubrirlos en las fiestas solemnes. En la biblioteca, que es pública, hay pocos manuscritos pero útiles para la bibliografía. Tal es la traducción catalana del Speculum Crucis, (N. E. ¿Será mirall o espill?) que escribió en italiano Fr. Domingo Cavalca, de mi orden, en Pisa, hecha por Fr. Pedro Busquets, monje de San Feliu de Guixols, a instancias de Doña María, mujer del Rey Don Alfonso V, el cual también había traducido el libro de Ira é paciencia del mismo Cavalca. El primer opúsculo trajo de Italia Fr. Bernardo Vilalta, monje de Monserrat. El Busquets había estado allá más de quince años. Todo esto consta del título del libro manuscrito en el siglo XV. No me dispensaré de copiar el de un volumen fol. vit. del siglo anterior, dice así: Sequitur prima rubrica libri sequentis. Et est sciendum quod Dominus Bonaventura fecit primum opus de Vita Christi, et durat circa duas manus papiri. Secundo quidam Carturiensis addidit multa; et sic fecit secundum opus de Vita Christi, et durat circa octo manus papiri. Tertio venit Ubertinus, et addidit quatuor manus; et sic sunt duodecim manus. Quarto venit quidam Coelestinus, ordinis Coelestinorum monasterii Parisiensis, qui meliora et flores totius operis; et composuit quartum librum, sive quartum opus quod sequitur. Et est optimum pro personis devotis et maxime pro illis qui volunt facere sermones. Et istud durat circa duas manus papiri. Et est opus noviter factum, prout patet in sequentibus.

Más larga descripción necesita un volumen fol. que contiene: 1. Alanus de Planctu naturae. 2. Liber Birriae (es una imitación del Amphitruo de Plauto). 3. De arbore in qua se suspendebant mulieres (son ejemplos morales de la vanidad de las mujeres). 4. Seneca de formula vitae. 
5. Philosophia magistri Philippi Elephantis cum versibus Nasonis ac proberviis moralibus commendatione dignis. 6. Regimen contra epidimiam editum a Magistro Sanccio de Riva aurea. (Ridaura). = Init. = Implorato in auxilium Virginis Filio, qui solus omnes sanat languores, intendo ad nutum Domini mei Luppii miseratione divina Archiepiscopi Cesaraugustani, cui Deus annuat sine labe, pro suae personae, communique omnium salute regimen ab epidimiali morbo praeservativum ac curativum, prout mea subpetierit facultas ingenii, in scriptis redigere. Primo quid sit epidimia circumscribere. Secundo causas epidimiarum reddere. Tertio signa epidimiarum subjungere. Quarto remedia salubria applicare. = 7. Preservatio contra pestilentiam data per magistrum Juhannem de Tornamira, magistrum in medicina de Montepessulano, anno a Nativitate Domini MCCC. septuagesimo. = 8. Regimen contra epidimiam datum per magis. Joannem Jacobi magistrum in medicina Montispessulani, anno a Nativ. Dni. M.CCC. septuagesimo, 1370 secundum numerum alguarismi. Este volumen curioso compró Pedro Miguel Carbonell, archivero real, de Pedro Visars, por precio de 18 sueldos a 16 de febrero de 1473, y lo dio a la biblioteca del convento de Jesús, orden de San Francisco, extramuros de esta ciudad, die lunae post festum Paschae XXVII. martii anno salutis M.CCC. (falta una C) octogesimo sexto, Fernando II feliciter regnante (Fernando II de Aragón, el Católico, 1486). Todo esto notó de su mano el mismo Carbonell al fin del libro.

Otro vol. hay fol. men. vit. con adornos en el frontis e iniciales, del cual da razón el prólogo, de quien son las siguientes palabras:

Prolech primer sobre la incepcio de la exposicio de la postilla de Papa Ignocent tercer sobre los VII. psalms penitencials segons la translacio Romana. = Atestant lo savi tresaur encorporat o amagat dins la faç de la terra, fa poch, o no gens de profit, entro que es pervengunt (pervengut) a noticia daquells quil cerquen... per tal que subsidi los sia donat a encendre lo foch de lur devocio, e encara los altres no molt escalfats, qui lo present tractat legiran, sien provocats per devocio a fer oracio e a les altres bones obres, induhit per lo Reverent Senyor Frare Berenguer March, per la gracia de Deu Maestre de la casa de la cavalleria de Sancta Maria de Muntesa del orde de Calatrava... per ço yo Frare Johan Romeu, del orde dels frares Preycadors jatsia reput mi insuficient, etc. 

El Maestre de Montesa Berenguer March lo fue desde el 1382 hasta el 1408, y este es el tiempo en que se hizo esta versión, cuyo autor podría conjeturarse que fuese Valenciano, puesto que la orden de Montesa sólo residía en el reino de Valencia.

Nada más tengo que añadir de esta respetable casa, sino que la habitaron los Claustrales hasta los tiempos de San Pío V, en que fueron arrojados de su posesión un día del Corpus mientras hacían la procesión. 

Vinieron a vivir en él los PP. Observantes del convento de Jesús, extramuros de esta ciudad, fundado en 1428, en que puso la primera piedra el Rey Don Alfonso V.

San Agustín.

El convento de San Agustín fue uno de los que más experimentaron el rigor de la guerra de sucesión: con lo cual y con la necesidad de trasladarse de su antiguo sitio de la Esplanada en 1727, perdió gran parte de sus antigüedades apreciables. La nueva fábrica es grandiosa y pasarán muchos años para que se concluya. Es lástima que no se procurase en su iglesia el buen gusto con que se principiaron los claustros. La biblioteca es espaciosa y limpia, y digna de que resida en ella un bibliotecario que ordene manuscritos y misceláneas modernas. Allí vi una Biblia en vit. del siglo XIII, escrita con esmero y con grande igualdad de tinta y de pluma, y una Suma moral de San Raimundo del siglo XIV. Item los Comentarios manuscritos de los IV libros de las sentencias, dictados por el docto Valenciano Blas Navarro del siglo XVI. También se guarda allí la Apología pro SS. PP. et DD. Eclesiae adversus Barbeyrach et alios, obra de Don Fray Agustín Eura, Obispo de Orense, natural de Barcelona, de quien habla el padre Flórez en el catálogo de Obispos de aquella iglesia. Son cinco vol. 4.°, obra erudita pero escolástica, como cosa de los principios del siglo XVIII. Pudiera ser digna de la luz pública, si alguno de los doctos religiosos de aquel convento se tomara el trabajo de refundirla.

La celda del padre maestro exprovincial Fr. Juan Izquierdo honra por sí sola el convento, y lo honrará siempre si los religiosos saben resistirse a las instancias de los golosos literatos. Primeramente en su biblioteca descuellan buenos manuscritos. Tal es un códice que contiene los Usages de Barcelona, y varios concilios Gerundenses y Tarraconenses. Estos últimos he copiado todos, merced a la franqueza de su dueño. El códice es del siglo XV. Item un códice vit. fol. que comprende el tratado lemosín de la batalla de Scipio, obra de Fr. Antonio Canals de mi orden, el mismo de que ya diré en la biblioteca de los PP. Descalzos. Del mismo autor el tratado de Seneca é Providencia, dirigido al molt é noble Mossen Ramon Boil, Gobernador general del regne de Valencia. Consta de nueve capítulos. = Traducción lemosina de aquella carta atribuida a San Bernardo en la biblioteca de los Descalzos. = Una carta con este título: La letra deval scrita feu lo Marques de Villena e Compte de Ribagorza, qui apres fo intitulat Duch de Gandia, per Donna Johanna, filia sua, quant la maridá ab Don Johan, fill del Compte de Cardona per la qual li scribi castich é bons nodrimens, dient axi: Cara filla, etc.

Del cronista de Cataluña Diego Monfar y Sors posee la Historia de Don Jaime de Aragón, Conde de Urgel, manuscrita en 1631, y la de los Condes de Urgel. Item la Historia de los Condes de Ampurias y Perelada por Don Joseph Taberner y de Ardena, canónigo de Barcelona y Obispo de Gerona, muerto en 1726. Este escritor es el que envió al P. Martene copias de varios documentos Españoles, como dice en su prólogo a la Amplissima collectio. Vi también allí mismo vertidos en lemosín y del siglo XV los dos tratados de Albertano de Brescia De doctrina dicendi et tacendi, y el Liber consolationis et consilii. El primero se dice allí escrito en 1215, y el segundo por equivocación en M.CCC.XLVI. pues debe ser en 1240. De estos opúsculos se volverá a hablar en los de los PP. Carmelitas. Sobre esto están las Constituciones de la iglesia de Barcelona en un códice de fines de siglo XV, las que copié y envié ya. Item varios tomos de borrador y apuntaciones que hizo en Roma Don N. Bastero, autor de la Crusca Provenzale, extractando los códices de poetas Provenzales del Vaticano. Había pensado valerme de este trabajo para publicar un catálogo alfabético de los poetas Provenzales Españoles. 

No sé si me resolveré a ello todavía. Es obra larga y el tiempo corto. 

A más de esto posee dicho padre un buen monetario, y ordenado con tanta inteligencia como curiosidad. Es considerable la copia de medallas de familias Romanas y del tiempo medio en los condados de este país. 

A esto acompaña una biblioteca toda de numismática y algunas preciosidades de historia natural. Adornan la celda algunos buenos cuadros. En el oratorio tiene un retrato de San Luis Bertrán, que me pareció de lo mejor del Valenciano Espinosa, y un Calvario a la manera de Rubens, y un cuadrito extranjero de autor desconocido para mí, que representa la entrega de la túnica ensangrentada de Josef a su padre Jacob. Sobre esto acaba él mismo de colocar en el De profundis cinco cuadros del excelente Viladomat, y son: Nacimiento, Circuncisión y Adoración de los Magos, disputa en el templo y el pasaje del Centurión, todo comparable con lo mejor de nuestra nación. Por lo que he visto de este profesor, me parece otro Ribalta, así en lo piadoso de los asuntos, como en la propiedad de los caracteres. No he tenido el consuelo que esperaba, de hallar algunas memorias literarias del célebre Agustiniano fray Pedro Malón de Chayde, que estuvo de Prior y murió también en este convento. Todo pereció con motivo de la traslación.
A Dios. 
Barcelona, etc.