Capítulo 7.
Refiérense las reliquias de los cuerpos de los santos extranjeros, que se hallan venerados en esta Provincia, a más de los naturales, y forasteros, de cuyas vidas, y traslaciones, se hallará noticia en los años que sucedieron, por el discurso de esta obra.
De inmenso precio es el tesoro, que enriquece a Cataluña, de pedazos de la Vera-Cruz árbol de vida, y de espinas que en la Corona penetraron la (sacratissima) sagradísima (cabeça) cabeza de Nuestro Dios, y Señor; no menos queda favorecida con innumerables reliquias de santos, que fuera dilatadísimo el volumen para referirlas, sólo daré noticias de los cuerpos santos extranjeros, y de sus más particulares reliquias, que son los castillos, torres, baluartes, y escudos de esta Provincia.
Además de los cuerpos santos, que en los años de estos Anales se referirán, adornan el jardín de este Principado, en Barcelona en la iglesia colegiata de santa Ana, los cuerpos de los santos mártires san Daniel, no el de Gerona, y de san Urbano. (1: Actos auténticos en el archivo de S. Ana.)
En la iglesia de santa María del Mar, en el altar dedicado a las almas del purgatorio, los de san Urbano, y san Serfino obispos, mártires de Cerdeña, traídos a Barcelona año 1632, y entregados a dicha iglesia año 1644. (2: Archivo de S. María, escritura de la entrega, y verificación.)
En la iglesia del Carmen, se veneran los cuerpos santos de san Julián, de san Jacinto, san Alexandro, san Adrián, santa Florentina, y santa Anastasia, mártires, trájolos de Roma don Acasio de Ripoll, y les entregó a dicha iglesia. (3: Escritura de la verificación y entrega en el archivo del Carmen.)
En el convento de Trinitarios descalzos, se halla el cuerpo de san Bonifacio mártir, en una urna curiosa.
En la iglesia de la Compañía de Jesús, en medios cuerpos de plata, las cabezas de santa Gertrudis, de santa Florina mártir, de san Arsenio mártir, de una de las once mil (Virgines) vírgenes, y otras insignes reliquias.
En la iglesia de Madalenas (magdalenas), la cabeza de santa Florentina, cuyo cuerpo santo se venera en el castillo de Perpiñán en la capilla, no es la santa española.
La antiquísima iglesia de Nuestra Señora del Palacio (Palau), patronazgo de la ilustre casa de Requesens, se enriquece, entre otras grandes reliquias, con la de san Tirso mártir, y capitán de la legión Thebea, y tres cuerpos santos de tres soldados de dicha legión, con las cabezas de san Mauro mártir, de santa Dorotea, de san Gereminino mártires, y de san Modovaldo arzobispo de Treveris (Tréveris, Trier, en Alemania).
(4: Archivo de la iglesia del Palacio, verificación de las reliquias.)
En Villafranca de Panadès (Penedés o Penedès : Penitensis), el de san Félix presbítero, que envió de Roma el auditor de Rota Dr. Joseph Molines. En la iglesia de Mataró, el cuerpo de san Desiderio mártir, trájole de Roma el P. (Thomas) Tomás Muñessa (Muniesa), de la Compañía, y entregó año 1686.
En la iglesia de Agullana de Ampurdán, el santo cuerpo de santa Eugenia.
En la iglesia parroquial de Villasar (Vilassar), del obispado de Barcelona, en su capilla los cuerpos santos, e insignísimas reliquias de los santos mártires de Cerdeña, que llegaron día 14 de julio de 1623, estos son san Pedro, san Gelasio, san Restituído (Restituto), san Marlurio, Ecumeio; de los santos Eutimo, Marino, Edito; las santas Dorotea, Bárbara, Justa; san Máximo, Luxorio, Martino, Estephano, Gracián, Suino, Paxaco, Pontiano, Mauro, Feliu; las santas Catalina, Cecilia, Justina; los santos Theodoredo, Vicente, Sistino, Jacobo, Ignacio, Julián, Severo; las santas Juana, Emerita (Emérita), Theodosia, Suina, Herenida, Obtata; los santos Antonio, Gusitano, Egitiozo, Príamo, Bonifacio, Gerino; las santas Restituta, Florencia, Eugenia, Reparata, Jubenia, Emeriana, Sevita, Inés, y Lucrecia; los santos Lelio, Victorio, Marcellino (Marcelino), Pío, Joachin (Joaquín, Juaquín, Quim), Ilarion, Lanacio, y san Pedro: todos padecieron en Cerdeña; consta de la verificación, y entrega de estas reliquias, y cuerpos santos, en el archivo de dicha iglesia.
En la iglesia de Trinitarios descalzos de Vique, el cuerpo de san Claudio mártir, y otras insignes reliquias.
En el santuario de la iglesia, y sacristía de Monserrate, los cuerpos santos de san Telesphoro Papa, y mártir, que venido de Roma, entregó doña María de Cardona, mujer de don Juan de Cardona virrey de Navarra, el de san Bonifacio niño, y otros diez y seis mártires de Cerdeña, cuyos nombres se ignoran. Y entre otras reliquias son insignes, la mitad del dedo pulgar de san Juan Bautista, y las de los santos Apóstoles Pedro, Pablo, y Santiago el menor, con la de san Martín.
(5: Argaiz, Perla de Cataluña, fol. 244.)
En la Abadía de san Miguel de Cuxà, se veneran el santo cuerpo de san Nazario, confesor, y monje, la mano de san Germán, y un diente de san Andrés. En la de san Benito (Benet) de Bages, el cuerpo santo de san Valentín mártir. La de Arlés tiene los de los santos Abdón, y Senén, de san Marcelo Papa, de san Quintín, y san Hilario (Hilari) mártires, de san Agustín obispo de Granada, y otros doce cuerpos santos, cuyos nombres se ignoran. (6: Argaiz, Perla, fol. 311.)
En la de Bañoles, el cuerpo de san Martiriano obispo, y mártir, y una mano de san Tirzo.
En san Cucufate del Vallès (Cugat), los de san Cándido mártir, y de santa Fé virgen, y mártir.
La de Serratex (Serrateix), es concha de los cuerpos de los santos mártires Urbicio primer obispo de Urgel, Senón, Felícula, y Vidal, y de otras grandes reliquias, que refiere Argaiz, fol. 347.
En la de san Pedro de Roda, los de los santos mártires san Pedro Exorcista, san Lucio, y Moderando, y de santa Concordia; y en la de san Salvador de Breda, los de san Acisclo, y santa Victoria.
Ilustran a la abadía de Besalú, los cuerpos de los santos Primo, y Feliciano mártires, de san Concordio, y de san Evidio mártires, de san Marino obispo, y de san Patrón.
El Real Monasterio de Nuestra Señora de Poblet, insignísimo santuario, y Real Panteón de las cenizas de los más de nuestros antiguos Monarcas, es depósito sagrado de gran número de cuerpos santos, en la célebre, rica, ostentosa, y hermosísima capilla; parte de los cuales, aunque pocos, ya eran antiguamente venerados en aquel convento: los más envió don Pedro de Aragón, embajador de Roma, y virrey de Nápoles, a quien se les concedió el Sumo Pontífice: las verificaciones, se hallan en el archivo de dicho convento; son pues, los santos cuerpos que se veneran en riquísimas, y pulidas urnas, que son admiración del arte: san Antonio mártir, san Adaptato, san Almachio, san Agapito mártires, santa Crecencia mártir: los santos Claudio, Siriaco, Crecencio, Cesario, y Cándido mártires, santa Columbina mártir: los santos mártires Diodoro, Enoch, Elefiteo, Eugenio, Epifanio, Félix, y Phelipe (Felipe): las santas mártires Eufemia, Faustina, Justa, y Paulina: los santos mártires san Gerrasio (no Gervasio), san Hilarion, san Julián, san Jacinto, san Julio, san Lucio, y Licino, san Juan, san Lucio, san Merario, san Máximo, san Mansueto, san Maximiano, san Maximino, san Marcelino, san Marciano, san Pedro, san Pessino, san Próspero, san Paulino, san Remo, san Rufino, san Silveiro, san Silizo, san Sergio, san Silvio, san Sixto, y san Serapian: las santas mártires Reparata, Silicia, Saturnina, Serafia, santas Valeria, Belisana, Basileta, y Crecencia: los santos Telesphoro, Vitorio, y Urbano: medios cuerpos, e insignes reliquias de los santos mártires Anadio, Antonio, Anselmo; de santa Ana un hueso, y velo entero, y otras reliquias que dio al dicho don Pedro el Papa Clemente X. San Abido, san Adrián segundo, Agapito segundo, San Aneo: reliquia insigne de san Andrés Apóstol, la mano de san Atanasio, reliquias de san Agustín doctor de la iglesia, de santa Elena, de san Antonio Abad, de san Blas, de san Bartolomé, y el instrumento con que le degollaron, y de san Bernardo Abad; medios cuerpos de santa Balerana, de san Basilio Magno, de san Bernardo de Alsira, y de santa María, y santa Gracia mártires sus hermanas; de santa Gracia, de san Bonifacio mártir; reliquias insignes de san Bernabé Apóstol, y de san Benito Abad, de Carlo Magno, capa de san Joseph (José, Josep, Pep), cabellos de Nuestra Señora (N. E. ¿de qué color son?), y cabellos, y lágrimas de santa María Magdalena; medio cuerpo de santa Cecilia; reliquias insignes de san Felipe Neri; una armilla, capa, y Bonete de san Francisco de Paula, de san Francisco Xavier (Javier); reliquia de san Felipe Apóstol; medio cuerpo de san Eustaquio, reliquias de san Judas, y san Juan Bautista, de san Pedro, y san Pablo, de Santiago Mayor, y Menor, de santo (Thomàs) Tomás Apóstol, de san Tadeo Apóstol, de Santo Tomás de Aquino.
Además de las referidas reliquias, se hallan las preciosísimas de Lignum Crucis (leño de la cruz, madero), ocho espinas de la Corona de Nuestro (Redemptor) Redentor; parte de la lanza que le atravesó el (sacratissimo) sagradísimo costado, un paño con que limpió la Virgen la preciosísima sangre del cuerpo de Nuestro Redentor cuando le bajaron de la Cruz, y una piedra matizada de la Santísima Sangre que derramó en el Huerto (Getsemaní, el de los olivos), parte de la túnica inconsútil (sin costura), y de la que le vistieron los judíos por escarnio, un vaso con ungüento del que ungió los pies del preciosísimo cuerpo santa María Magdalena.
Hállanse en dicho Santuario, seis cuerpos de otros tantos santos Pontífices mártires, y un dedo de san Vicente Ferrer, y otras innumerables reliquias de otros santos.
En el sagrario de dicha capilla se venera una devotísima, y prodigiosa imagen del rostro de Nuestro Redentor, en la forma que se hallaba en su Pasión Sacrosanta.
En el Real Convento de Santas Cruces (Santes, Santas Creus), orden del Císter (Cistell), se hallan preciosas reliquias, como el cuerpo de santa Clara, una de las once mil vírgenes, la lengua de santa María Magdalena, y otras de diferentes santos, y con particularidad la Cruz de Lignum Crucis, la santa Espina: leche, cabellos, manto, y zapato de la Virgen Nuestra Señora; un pedazo de la vara de Moysen (Moisés), un dinero de aquellos que recibió Judas por la venta de su Maestro.
Es muy singular la de la santa mano, que se venera en dicho santuario, que del año 1157 refiere el prodigio Ángel Manrique, Anales Cistercienses, tom. 2, cap. 5, núm. 5, de un santo monje, que pasando por el cementerio del convento, rezaba un responso por las almas del purgatorio, y habiéndole rezado, salía una mano de dentro de la tierra del cementerio, y le daba la bendición; de orden del Abad suplicó el monje al muerto cuya era la mano, que permitiese llevársela por reliquia, y pudo ejecutarlo: la duquesa de (Naxera) Nájera quiso llevarse un dedo, y se lo concedió el convento, pero hubo de restituírle, viéndose molestada de una horrible calentura, de la cual curó restituyendo la reliquia.
A 17 de marzo de 1702 entregó a dicho Real Monasterio el marqués de Aytona, la cabeza de san Deodato.
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