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miércoles, 30 de agosto de 2023

Algunas observaciones sobre ortografía euskara. Abreviaturas.

Algunas observaciones sobre ortografía euskara.

La falta de una Academia que regulara la parte material de la escritura, la carencia de cátedras, la escasez de obras literarias escritas en este idioma, y la misma variedad de sus dialectos y sub-dialectos, ha sido causa de la lamentable confusión que ha existido y existe todavía respecto a la ortografía euskara.

Los bascos de aquende el Bidasoa han aceptado y seguido generalmente la ortografía castellana; los labortanos, suletinos y bajo-navarros, han adoptado a su vez, en casi todas sus partes, la ortografía francesa; y no proveyendo ninguna de ellas de una manera suficiente a la expresión de todos los sonidos propios del idioma euskaro, ha habido necesidad de aumentar el alfabeto con nuevos signos que han sido creados de una manera caprichosa y arbitraria, originando así no poca confusión.

De aquí la necesidad que existe de proceder a uniformar nuestra ortografía, si queremos facilitar la lectura de las obras en bascuence; y si bien ésta es tarea difícil y espinosa por la resistencia que encuentran siempre todas las innovaciones que al fin tienen que luchar con una tradición más o menos larga y arraigada, no lo es tanto tratándose del bascuence, ya por ser muy limitado el número de los escritores que le cultivan en la esfera literaria, como por el poco caudal de obras publicadas que existe, y por la escasa costumbre que desgraciadamente hay de escribir en ella para los usos vulgares.

El benemérito Príncipe Luis Luciano Bonaparte, a quien tanto deben la lengua y la literatura euskaras, ha sido uno de los que con más empeño han trabajado en esta materia, y como quiera que ha tenido que tratar de todas las variedades dialectales del bascuence, en la mayor parte de las cuales, si no en todas, ha dado a luz estudios de más o menos importancia y extensión, de ahí que se haya visto forzado a proveer de signos hasta para aquellos sonidos particulares, peculiares de cada región, cuando no de una sola localidad.

Su alfabeto que aparece en la página II de su importantísima obra El verbo bascongado en cuadros, es completísimo, va acompañado de interesantes observaciones, y puede servir perfectamente de norma, en mi opinión, para expresar con claridad todos los sonidos especiales del bascuence, y para llegar a la uniformidad de la ortografía euskara.

Por otra parte, el alfabeto propuesto por el Príncipe filólogo, tiene la ventaja de haber sido ya aceptado y puesto en uso por casi todos los escritores bascongados de uno y otro lado del Bidasoa, y cuenta, por lo mismo, con todas las probabilidades de alcanzar completo éxito en un plazo más o menos largo.

La principal dificultad que existe para llegar al fin apetecido, es la carencia en las imprentas de algunos de los tipos necesarios para publicar obras de alguna extensión con arreglo a dicho sistema; pero este obstáculo, si bien es de importancia por el momento, ha de ir desapareciendo paulatinamente, según vaya aumentando el movimiento literario que impulsará a los tipógrafos bascongados a proveer a esta necesidad.

Por otra parte, la nueva ortografía euskara no es tan complicada como suponen muchos que no se han fijado debidamente en ella, por la repugnancia que les imponen por un lado la costumbre y por otro el amor a la tradición rota, y lejos de ello es mucho más racional que la comúnmente usada hoy, basada en la ortografía castellana, algo más difícil, más costosa y erizada de obstáculos, por las muchas anomalías que ofrece.

Donde se tocan principalmente estas dificultades es en las escuelas de primeras letras, donde los señores profesores tienen que perder muchísimo tiempo y no menos paciencia para hacer penetrar a los niños los diferentes usos y sonidos de las letras c, q, g y j, según vayan seguidas de unas u otras vocales o aparezcan con éstas interpuestas; y estas dificultades, que son las que más retrasan los adelantos en el arte de la lectura, desaparecen con la nueva ortografía bascongada, que facilita sobre manera los medios de aprender a leer en esta lengua.

En el alfabeto euskaro podemos desde luego señalar como subsistentes, las siguientes letras del castellano (nota): A, B, Ch, D, E, F, G, I, J, K, L, Ll, M, N, Ñ, O, P, R, S, T, U, Y, Z.

Desde luego las cinco vocales A, E, I, O, U, se usan generalmente con la misma pronunciación que tienen en la lengua castellana, así como también las consonantes b, d, l, m, n, p y t.

La Ch, en los dialectos basco-hispanos, se pronuncia a la española, como en chakurra, choriya, chikiya, chortena, etc. Los basco-franceses suelen distinguir el sonido de la ch española del de la ch francesa, de uso en sus dialectos, escribiendo en el primer caso tch, como en etchea, y ch en el segundo, por ej. en hechur (hueso); signo tch, en el que existe una letra, la t, que no se pronuncia para nada, y que nosotros suprimiríamos de buen grado, dejando la ch, con el sonido y usos de la ch española e inglesa, y marcando la ch francesa, para evitar toda confusión, con este nuevo signo s (signo s con rayita encima, a partir de aquí lo escribiré sh).

La F en bascuence suena lo mismo que en castellano y francés, si bien su uso es de moderna introducción, según la opinión de los más autorizados escritores, y es poquísimo empleada en los dialectos basco-hispanos, en los que se ve frecuentemente sustituida por la p, y aun algunas veces por las afines b, m y n.

Creemos, sin embargo, que ni puede ni debe desterrarse en absoluto, pues subsiste de hecho en el dialecto labortano, en el que nunca pronuncian alperra, sino alferra, y aun en los basco-hispanos está hoy bastante admitido su uso.

La LL, aunque poco usada, pues nunca se emplea como consonante inicial, tiene en bascuence el mismo sonido que en castellano. Al principio de dicción, suele anteponérsele siempre una vocal, generalmente la e, algunas veces la a. Así, ningún bascongado dice Llodio, sino Ellodio.

La R, y RR, se usan también con la misma pronunciación que en castellano y francés. No obstante, nunca ésta letra se ve en bascuence como inicial. Las voces compuestas Recalde, Rentería, Recacoechea, etc., todas bascongadas, están escritas con imperfección, les falta la E inicial, y debe decirse Errecalde, Errentería, Errecacoechea, etc.

La h es letra poquísimo usada, y aun completamente inútil en los dialectos basco-hispanos, pues no tiene valor eufónico alguno; no así en los basco-franceses, entre los que la h, que aspiran a la manera germánica, tiene su razón de ser, si bien creemos que se abusa algo de ella.

La v, no existe propiamente en bascuence, pues no tiene sonido especial ninguno, y es además poquísimo y aun innecesariamente usada, razón por la que puede y debe suprimirse en absoluto, así como también la x, pues los sonidos que con ella se representan, sin más norma que el capricho individual, se sustituyen ventajosamente con los grupos ts y tz.

Entremos ahora en las innovaciones más esenciales. La G debe usarse para marcar un sonido suave, idéntico al que tiene en castellano en voces como ganancia, guijarro, dejando la j para el sonido gutural fuerte que se nota en jinete, gigante, jenízaro (ginete y genízaro en el original). De esta manera se emplea un solo signo para un solo sonido, al revés de lo que sucede en castellano, que escribe con j voces como pasaje, gorjeo, y con g, gente, etc., a pesar de ser uno mismo el sonido; y desaparece la u muda, que en esta última lengua tiene que introducirse para suavizar el sonido de la g, fuerte, por regla general, delante de e, i. Con arreglo a este principio se escribirán con g, y sin u muda, las palabras gizon, egin, gizen, etc., y no, como sucedía hasta ahora, guizon, eguin, guizen, et. De este modo tampoco hay necesidad de usar la ü con diéresis, en los casos en que antes se escribía, pues claro es que allí donde se vea la u debe pronunciarse.

Quiere decir que la g, se usará siempre para marcar el sonido suave de esta letra, en oposición a la j, que expresará en todos casos el sonido gutural fuerte, como en janaria, jakintsua, jechi, jendea, jira, jo, jostorratza, etc. La letra K, aunque al principio un tanto extraña a la vista, puede sustituir con ventaja a la q, y a la c, en las combinaciones ca, co, cu, ac, ec, ic, oc, uc, evitando así uno de los mayores escollos que ofrece la ortografía castellana, y suprimiendo también en absoluto la u muda de la q en las combinaciones que, qui, origen de tantas confusiones. (N. E. Es kara la kakatúa ? - Ahí va la ostia con el batúa)

De este modo, puede usarse con ventaja la k en las palabras kabia, katea, katua, kendu, kezka, kia, koblakaria, koipea, kutuna, kolkoa, etc., evitando la dificultad de usar dos letras para un mismo sonido, como sucedía al escribir cabia, quendu, catua, quezca, catea, quia, etc.

Pero la k, se dirá, es letra exótica, extraña a la vista, escasa en nuestras fundiciones tipográficas, y por tanto, ofrece una serie de resistencias; pues bien, si no quiere adoptarse una innovación tan radical, puede usarse la c, sin confusión ninguna, en las combinaciones finales, ac, ec, ic, oc, uc, dejando la k para las sílabas ka, ke, ki, ko, ku, solución que encuentro muy aceptable. (N. E. Solución para katetos que se ve en alguna propuesta de ortografía castellana, en el libro Biblioteca histórica de la filología castellana, del Conde de la Viñaza)

Donde sí debe desterrarse por completo, en mi opinión, la c, por superflua, dificultosa y perjudicial, así como también la ç que todavía siguen usando algunos basco-franceses, es en las sílabas ce, ci, pues es uno de los grandes escollos de la ortografía castellana, y se da también el caso de dos letras para un mismo sonido, como se ve en los vocablos cielo, hechizo, cigüeña, cacique, etc., debiendo, por tanto, usarse de la z, en las voces zerua, guzia, zenbat, bizia, zeñ, etc., evitando así la anomalía de escribir cerua, gucia, bizia, luzea, ya con c, ya con z, como venía sucediendo.

Son también origen de confusión en el bascuence, las letras j e y, que con frecuencia se usan indistintamente. Entre los bascongados antiguos no se pronunciaba la primera con el sonido gutural que tiene en la lengua castellana, sino como la j latina en janua, Jesus, etc. Los árabes dejaron en España ese vestigio que ha pasado a la lengua castellana, y aun en la euskara se ha hecho extensivo al dialecto guipuzcoano, a parte de Nabarra y algunos pocos pueblos rayanos de Bizcaya. ¿Cómo evitar, pues, la confusión entre la j española, la j latina y la y griega?

(N. E. Aquí habría que mirar las j guturales del arameocaldeosiríaco, etc., por si las usaban pobladores que habitasen la Vasconia anteriores a la invasión árabe de 711 D. C.)





El Principe Louis Luciano Bonaparte ha empleado en sus obras tres tipos de jjj distintas, para indicar dichos tres sonidos; pero como quiera que en nuestros establecimientos tipográficos no existe esta abundancia de signos, hay que resolverse, como lo he hecho, a usar de la j (con punto superior) para expresar la pronunciación de la j castellana y de la j sin punto superior para indicar la de la j francesa o bizcaína, análoga al sonido de nuestra y griega, o decidirse resueltamente a usar de la j para la pronunciación análoga castellana, y sustituir siempre con la y griega la j francesa y bizcaína. Este es uno de los puntos que exije (exige) una solución, si hay que evitar toda confusión y ha de practicarse la principal regla a que debe sujetarse toda ortografía racional: la de que todas las palabras se escriban como deben pronunciarse. (N. E. Por ejemplo, en francés, eau se debería escribir o)

Tenemos, por último, las letras Ñ, ñ, que se pronuncian como ñ castellana y gn francesa; la y, que se pronuncia con el mismo sonido que tiene en castellano en las palabras haya, yuxtaposición, aunque algo más fuerte, y la z, que por el contrario suena más dulcemente que entre los castellanos.

La s suele adoptar diversos matices, que el citado Príncipe Bonaparte distingue con otros tantos tipos diversos; pero como quiera que las diferencias de pronunciación no son tan notables, la hemos mantenido en pie como única, dejando que los habitantes de cada una de las regiones la maticen según los casos.

Además de las letras enunciadas, tiene el bascuence las dobles ts, sonido especial que es preciso escuchar de viva voz, y que es a la s lo que la z a la tz; y la tz que equivale a la z fuerte italiana o z alemana.

En el dialecto bajo-nabarro se usan también los grupos kh, th, ph, que, según Van-Eys, se pronuncian como k, t, p, seguidas de una ligera aspiración, pero fuera de dicho dialecto, apenas tienen aplicación alguna.

Por último, además de la sh (s con rayita), cuya conveniencia hemos explicado, para sustituir a la ch francesa, y cuyo sonido es análogo al de esta letra, o la sh inglesa, hace falta también, en algunos casos, un nuevo signo, la t (con rayita encima), para indicar la pronunciación especial que se da a la t en algunos pueblos (como Rentería, por ejemplo), en la voz aita y otras, y que equivale a una t líquida palatal (ty húngara).

El alfabeto euskaro puede, pues, completarse en esta forma: a, b, ch, d, e, f, g, h, i, j, j (sin punto), k, kh, l, ll, m, n, ñ, o, p, ph, r, rr, s, s (con rayita), t, t (con rayita), th, ts, tz, u, y, z, a cuyos signos agrega además el Príncipe Bonaparte los grupos dj (para el dialecto suletino), como expresión de la g dulce italiana, un poco líquida, y dz, de pronunciación análoga a la z dulce italiana. (1)

Ahora bien los nombres propios y apellidos deben escribirse en bascuence con arreglo a la nueva ortografía euskara? Cuestión es ésta que no me atrevo a resolver, pues su solución ofrece bastantes inconvenientes. En este punto he dejado, pues, en completa libertad a cada uno, y así en este mismo volumen aparecen nombres mitológicos como los de Cupido y Baco, en los que la c no ha sido sustituida por la k, apellidos como el de Elcano, escritos indistintamente con una u otra de estas letras, y otros varios. (ElciegoElzieko)

Los que ofrecen mayores dudas y dificultades son, especialmente aquellos en que interviene la g, y este punto merece meditarse mucho antes de resolverse. ¿Debe seguirse escribiendo en bascuence Guipuzcoa, Otaegui, etc. o puede optarse resueltamente por la nueva ortografía con todos sus inconvenientes y en todos sus extremos, y escribirse Gipuzkoa, Otaegi (o como el etarra Otegi)...?

Puntos son estos que no pueden resolverse solamente con el criterio individual, y que hacen desear más y más la creación de una Academia de la lengua bascongada, en la que tuvieran representación las personas más competentes en la materia de las siete provincias que forman lo que podemos llamar la Heptarquía euskara, y a cuyo criterio y autoridad pudieran someterse esta y otras cuestiones.


                 J. Manterola


(1) El mismo ilustre filólogo incluye además en su alfabeto la a (con rayita) (dialecto suletino) que se pronuncia aproximadamente como an nasal francesa; la æ, como a breve inglesa (entre a y ē); la b, expresión de la b española labial continua, para distinguirla de la b francesa labial explosiva; la d roncalesa, con un sonido especial entre d y r; la ē  suletina, semejante a la in nasal francesa; la ī suletina (i nasal, im final portuguesa); la n (con puntito arriba) española gutural, para distinguirla de la n española y francesa dental u ordinaria; y la o (con rayita), semejante a la on nasal francesa, para diferenciarla de la o común; distingue la s bascongada de España (entre s dura francesa y s bascongada de Francia) de la s basca de Francia (entre s dura y ch francesa), y la s basca dulce (entre z y j francesa); la u (con rayita) suletina, (con un sonido aproximado al de la ou nasal, um final portuguesa), de la ü (u francesa y alemana) (N. E: La alemana, Umlaut, se pronuncia casi como iu con los labios hacia adelante), la (u francesa nasal), y la u de Aezcoa, (entre ou y u francesa); la y (y española consonante) de la y (con rayita) (y nasal roncalesa) y la y inicial labortana; y por último, la z (s francesa dura) de la z francesa.


Explicación de las abreviaturas usadas en este volumen, y especialmente en su vocabulario final.


adj. Adjetivo.

adv. Adverbio.

alt.° nav.° o a.° n.° dialecto alto-navarro, o de la Navarra española.

Apol. "Apología de la lengua bascongada", de Astarloa.

Ast. Astarloa.

b., bizc. dialecto bizcaíno.

B. Ochand. bizcaíno Ochandianense, (variedad dialectal).

basc. bascuence, bascongados.

basco-franc.8 basco-franceses.

basco-hisp.8 basco-hispanos.

bn. dialecto bajo-navarro, o de la Navarra francesa.

Bot. Término de Botánica.

Com. Comúnmente.

Comp. compuesto.

Conj. Conjunción.

Cont. Contrac. Contracción, contracto.

d. d. en los diversos dialectos.

Dem. Pronombre demostrativo.

Deriv. Derivado, derivación.

ej. ejemplos.

Etim. Etimología.

Fig.° sentido figurado.

g., guip. dialecto guipuzcoano.

Goy. Goyerri, (alta Guipúzcoa).

Imp. imperativo.

Ind. Indudablemente.

Inf. Infinitivo.

Interj. Interjección.

Interp. Interpuesta.

Lab.°, l. dialecto labortano.

Lard. Lardizábal.

Larr. Larramendi.

Lit. Literal, literalmente.

Met. Metáforametafóricamente.

Nav. Dialecto de la Navarra española.

Nom. Nominativo.

Part. Partícula.

Part.° participio.

Pas. Voz o forma pasiva.

p. ej. por ejemplo.

Prob. Probablemente.

Pronunc. Pronúnciase.

Pron. Pronombre.

Pron. Pers. Pronombre personal.

Pron. Pos. Pronombre posesivo.

Ronc. Dialecto suletino - roncalés o hispano – suletino. 

s.° - s. dialecto suletino.

Sem. Hisp.-basc. “Semana hispano - bascongada”, por Sorreguieta.

Sin. Sinónimo.

s.° ronc. - s.° r.s dialecto suletino- roncalés o hispano – suletino.

Subs. Substantive.

Sust. Sustantivo.

T. term. Término.

Term. Terminación, terminaciones.

Trad. Tradúcese.

V. verbo activo.

Zool. Término de zoología.

Las correspondencias francesas van dentro de un paréntesis (); los números 1, 2, 3, etc. expresan las diferentes acepciones de una misma voz; el artículo, en las palabras euskaras, va separado del nombre, al que comúnmente se agrega, por un guioncito, en esta forma: baratz-a, zaldi-a, aragi-a, antz-a, etc., y la misma separación hacemos del pronombre, en los verbos castellanos que pueden emplearse indistintamente en la forma activa y reflexiva.