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miércoles, 17 de agosto de 2022

CARTA LXXV. Origen de la iglesia de Ager y de su abadía y de su jurisdicción nullius.

CARTA LXXV. 

Origen de la iglesia de Ager y de su abadía y de su jurisdicción nullius. Carácter de su canónica y su secularización: iglesias comarcanas sujetas a ella: noticia del monasterio de Monmagastre. Catálogo de sus prelados. 

Mi querido hermano: De las memorias civiles de la villa y vizcondado de Ager quedó dicho lo bastante en el correo anterior, cuanto era necesario para la inteligencia de las eclesiásticas. La iglesia con cuanto hubo y hay en ella es hoy el objeto de mi investigación. En la cual casi nada hubiera podido medrar, si no fuera por su archivo, de cuya preciosidad hablaré después, contentándome ahora con decirte, que las escrituras que de él citaré y llevarán al canto la numeración que allí tienen. Nos es enteramente ignorado el primer origen de la iglesia de Ager, después que fue ganada esta villa de los moros, porque también lo es la época de la primera de sus dos conquistas. De lo dicho en el correo pasado consta que la segunda vez que salió del poder de aquellos bárbaros para no volver más a él, fue hacia el año 1050; mas también se vio que antes de eso, y de la invasión en que destruyeron y quemaron las escrituras que aquí había, estaba floreciente la cristiandad con iglesia gobernada por el abad Lanfranco: el cual a X de las calendas de Mayo del año VI del rey Enrique, 1037 de Cristo, en juicio público, ante el conde de Urgel Ermengol II, recobró la iglesia de Santa Maria de Artesa, que le había usurpado el prepósito de la sede de Urgel. Reservose entonces el patronato de dicha iglesia Mir Arnal de Cervera, a quien Borrell, conde de Barcelona y Urgel, había dado el señorío de la villa y castillo. De todo ello da razón la escritura que existe aquí num. 2485, y va copiada (a: Apend. n. XIII). Otra hay num. 2188, de la cual consta que en el año 1041 había en esta villa tres iglesias, intituladas de S. Vicente, de S. Pedro y de S. Salvador. Lo cual prueba que la cristiandad estaba en Ager ya de antiguo arraigada y pacífica. Y no se diga que esto pudo ser así bajo la dominación de los moros, como se sabe de Córdoba y otras partes, donde por su conveniencia temporal toleraban aquellos bárbaros el culto cristiano, y templos y monasterios y obispos. Porque si acá sucediera lo mismo, no tenían necesidad los infieles de invadir hostilmente esta villa, y de quemar y destruir los monumentos cristianos, como de la escritura del año 1061 que dije el pasado correo consta que ciertamente habían hecho pocos años antes. Nunca lamentaremos bastantemente aquella calamidad, la cual nos privó de otros documentos por donde sin duda supiéramos cosas más antiguas de esta villa en lo civil y eclesiástico. Por fortuna duró poco el nuevo señorío de los moros, a los cuales arrojó otra vez de aquí el valiente caballero Arnaldo Mir de Tost, hacia el año 1050, como ya dije. Entonces junto con su mujer Arsendis se aplicó a restaurar el culto cristiano, edificando la iglesia en la parte más alta de la villa, dentro del recinto de su castillo, donde hoy permanece. Del castillo y de la iglesia hablaban de esta manera dichos señores en el año 1067, al tiempo que trataron de aumentar la dotación del clero, de lo cual se dirá después: porque dando gracias a Dios por haber conquistado muchos castillos de los moros: “Ex quibus (dicen) Aggerense castrum insigne atque praeclarum est, quod de medio nemorosae vallis principale caput attollens in altum, respicit ad se pertinentia cetera oppida per girum: intra quod edificavimus a fundamentis in nomine beati Petri apostolorum principis ecclesiae novitatem, ut locus ille Deo semper redderet debitae confessionis laudem, qui antea plenus blasfemiis dabat orribilem preconii vocem. Deinde secundum gratiae Dei praedestinationem ibi constituimus abbatiae ordinationem.'' Así recordaban en 1067 estos piadosos y esforzados caballeros la generosidad con que pocos años antes habían construido desde los cimientos el hermoso templo que aún se conserva, instituyendo en él la canónica presidida por un abad, que tan floreciente se ha conservado hasta nuestros días, aunque con carácter diferente, según se dirá. La fundación de esta abadía comúnmente se fija en el año 1056, alegándose para ello la escritura que aquí existe original num. 2481, y va copiada (a: Apend. n. XIV). Mas si bien lo reparas lo que en ella se lee es que los fundadores instituyeron abad, sin duda el primero, a Guillermo Ramón, juez; a lo cual sin decir más añaden la pingüe dotación de la iglesia. Y yo no tengo duda en que esto supone previamente la sobredicha institución, cuya escritura si existiese hallaríamos ser de otro carácter y manera que la presente. Faltan además otros documentos en que conste la facultad con que el fundador nombró por sí mismo el abad, y la sujeción de la nueva planta a la sede apostólica; cosas que hallamos confirmadas en la bula del papa Nicolás II, dada en el año 1060; de la cual hay aquí (num. 36) un traslado hecho en el siglo XIV, y de él es el adjunto que contiene no pequeñas curiosidades (a: Apend. n. XV). Porque 1.° dice el papa de esta villa e iglesia: quam nuperrime de potestate paganorum et gentilitatis errore divinitus liberatam per charissimum filium nostrum Arnallum, nobilissimum, et religiosissimum virum, inimicorum Dei agarenorum adversarium et debellatorem novimus. Aquel nuperrime escrito en el año 1060 es una nueva prueba de que la conquista estaba reciente, y según dijimos hecha hacia el año 1050. - 2.° Dice que los fundadores con el hijo de ellos Guillermo habían sujetado la nueva iglesia a la de S. Pedro de Roma, ofreciendo pagarle por un quinquenio el censo de diez sueldos de oro: moneda que por lo visto en otras escrituras semejantes sería la que acá llamaban mancusos, y en Roma simplemente aureos. - 3.° En consecuencia de esta sujeción exime el papa a dicha iglesia de la jurisdicción episcopal, de manera que ningún obispo pueda poner en ella entredicho ni excomulgar a sus individuos, ni de ella ni de las que le estaban subordinadas exigir servicio alguno. 

- 4.° Concede potestad a Arnaldo y a sus sucesores para que con el consentimiento del clero puedan instituir abad al que juzgaren a propósito para ello. 

- 5.° Entre las firmas de los obispos se halla la de S. Anselmo, obispo de Luca, la cual ya puedes considerar cuanto me hubiera alegrado de ver original.

La sujeción de esta nueva iglesia a la de Roma, y la protección que a nombre de ella le ofrece aquí el papa Nicolás II con el censo de 10 sueldos áureos cada quinquenio, fue solicitada por parte del mismo fundador; el cual en la amplísima dotación de esta iglesia que hizo a 4 de Abril del año VIII del rey Felipe, 1067 de Cristo, y está aquí num. 69 (a: Apend. n. XVI), expresamente dice que para lograr esta gracia de la sede apostólica había enviado en ofrenda al papa Nicolás II cinco mil sueldos de la misma moneda, que ya habían dicho ser de oro de Valencia, y después tres mil al sucesor Alejandro II, con más doce esclavos negros. Sciatur a cunctis, dicen, quia pro defensione ecclesiae Aggerensis feci ego offerenda a domno apostolico Nicholao quinque milia solidos aureos Valentiae: similiter a domno apostolico Alexandro tria milia solidos aureos Valentiae, et X captivos nigros.

De paso advierte que esta moneda de oro de Valencia se menciona frecuentemente en las escrituras de contratos desde el siglo X hasta todo el XII, y señaladamente en los de mayor importancia; por donde es fácil entender que era el oro de mayor estima que circulaba en Cataluña. Y no hay que cavilar, que aquella palabra Valentiae no era geográfica ni propia de la ciudad de este nombre, y que sólo significaba oro de valía o de ley; porque muchas son las escrituras que abiertamente dicen URBIS Valentiae. Y qué oro fuese este acuñado por los moros que allí dominaban entonces, no lo sé decir; sólo añadiré que de él corrían onzas, sueldos, y acaso lo serían también los morabatines. Estos morabatines eran de mayor valor que los sueldos áureos, según se infiere de que habiéndose aumentado con el tiempo el sobredicho censo de dos sueldos por año a dos morabatines, nacieron grandes quejas y contestaciones entre esta iglesia y la curia romana. Volviendo a lo que decíamos, el papa exime esta abadía de la jurisdicción episcopal, cuya exención ha continuado hasta hoy como verdaderamente nullius, no sin reclamaciones del obispo de Urgel y litigios consiguientes, que sólo sirvieron para confirmar más y más el privilegio de esta iglesia. Cuándo comenzó esta total exención, no me ha sido fácil averiguarlo. Sólo diré aquí que a pesar de la bula del papa Nicolás expedida en 1060, en la curiosa donación que Sancha condesa de Urgel hizo a esta iglesia cinco años después, de la cual se tratará más adelante, dice que la hacía Cum consilio domni Guillelmi HUIUS TERRITORII episcopi. Guillermo Guifredo, obispo de Urgel, es el aquí llamado obispo de este territorio. 

Yo no me empeñaré en que esto sólo deba entenderse del distrito de Ager; porque bien veo que quien hablaba era una condesa de Urgel, que acaso designó de esa manera el obispo de todo su señorío. O digamos que no estaba aún entonces, como cosa reciente, asegurado ya y reconocido por todos el derecho, que después inviolablemente se ha conservado a esta canónica en los varios aspectos y formas que ha tenido, primero de Aquisgranense, después de Agustiniana, y últimamente de colegiata secular. Porque que fuese en un principio Aquisgranense, pruébalo el estado que tenían todas las catedrales de Cataluña al tiempo de la conquista de esta villa, que cierto eso eran, y no otra cosa. Y si no pareciese esta razón muy concluyente, lo será el saberse de cierto que la primera canónica de este país que abrazó la vida reglar Agustiniana, fue la de S. Juan de las Abadesas en el año 1089, hasta cuya época debe suponerse en esta de Ager que sólo rigió la Aquisgranense común a todas las demás. Y esto prueba la distribución que hizo de sus bienes en 1066 dividiéndolos en tres partes: 1.a para el sustento común: 2.a  a disposición del abad; y 3.a partida entre todos los canónigos, y con designación de ciertos frutos a cada uno de ellos. A esta iglesia, cuyo titular siempre fue S. Pedro, se unieron como a su matriz otras muchas desde el principio. Tal es la de S. Vicente M., que está en el centro de la villa, y la contigua a ella, intitulada de S. Salvador, la cual había construido un cierto Felmiro, y fue consagrada por Arnulfo, obispo de Roda, a 17 de Abril del año XVII del rey Enrique, que es el 1048 de Cristo, y no el 1036 como se lee en el exordio de la escritura que está aquí num. 1564, y de la cual va un extracto (a: Apend. n. XVII). A pesar de esta variedad en este documento, que no es original, debe tenerse por cierto el hecho, porque así en 1036 como en 1048 existía el obispo Arnulfo, y también Arnaldo Mir con su mujer Arsendis, que allí se nombran como señores que dieron su consentimiento; sino que si el instrumento fuese del último de dichos años, siendo como conjeturé posterior la invasión de los árabes, y por consiguiente la reconquista de la villa por Arnaldo, debe inferirse que este era ya antes señor de ella, y que por consiguiente pudo él haber sido su primer conquistador. Esto más hay que añadir a lo que dije en el correo pasado. Como quiera que esto sea, verás en la escritura que en las iglesias sobredichas había dos altares de S. Jorge y de S. Ponce. Y llámolas iglesias, porque dos eran, aunque contiguas. Hoy componen una sola, abierta la pared que las separaba, quedando en su ser antiguo la de S. Salvador, y habiéndose dado mayor capacidad y elevación a la de S. Vicente en el siglo XV. La diferencia de gusto arquitectónico forma en ellas un contraste notable. También se le sujetaron otras iglesias al rededor de la villa; entre las cuales se cuenta la de S. Nicolás, que hoy está destruida, en el lugar llamado Aspre (Asperum), donde había un hospital para pobres enfermos; la cual consagró en el año 1101 el obispo de Barcelona Berenguer, según consta de la escritura que aquí existe num. 2129, y va copiada (a: Apend. n. XVIII). El P. Flórez hablando de la iglesia de Barcelona hizo mención breve de esta consagración. Igualmente se incorporó a la canónica de Ager la que había en Monmagastre, no lejos de esta villa; y esta unión debió ser a principios del siglo XII, desde cuya época suena aquella casa en varias escrituras gobernada por priores, puesto que en el año 1085 la presidía Fruya como su abad propio, según consta de una escritura que aquí hay num. 394 del año XXVI del rey Felipe, la cual va copiada para esto sólo (a: Apend. n. XIX), advirtiendo que el que al principio se llama abba, en las suscripciones se intitula cappellanus. Dejo de contar el territorio que fue agregándose después a la jurisdicción de este monasterio de Ager; en la cual a pesar de las reclamaciones de los obispos comarcanos, permanecen todavía 38 parroquias. Esta canónica Agustiniana experimentó las alternativas que las otras de la misma orden, de relajación, de reforma, de abades propietarios y comendatarios, hasta que finalmente la secularizó el papa Clemente VIII en 1592, erigiéndola en colegiata, presidida por un arcipreste, el cual sucedió al abad antiguo en los derechos y jurisdicción. Casi hasta nuestros días ha durado la costumbre de congregarse sínodo propio de este arciprestazgo. El primero de que hay memoria es del año 1285. De las principales constituciones de todos ellos se formó una colección en tiempo del señor arcipreste Ciscar. Los seis canónigos que con los comensales sucedieron a los individuos de la canónica reglar, visten sotana y almuza morada de lana con cenefa carmesí. Para completar la historia de esta iglesia falta que veas el catálogo de sus abades y arciprestes, que he formado con no pequeño trabajo por los documentos de este archivo y de otros. 

Abades. 

Principio.         Existencia. Muerte.

Lanfranco 1037

Guillem Ramon 1056. 1080. 

Pedro Guillem 1083. 1109.

Bernardo 1115. 1153.

Arnaldo 1124. 1153.

Guillermo 1157.         1161.

Raimundo         1162. 1183.

Este abad fijó el número de doce canónigos.

Arnaldo 1190. 1196.

Raimundo Rubió 1201. 1224.

Bernardo de Trago 1226. 1229.

Arnaldo de Ager 1232.     1257.

Pedro de Ager         1257. 1293

Andrés 1295.             1332. 

Hugo de Cervelló 1333.     1341.  

Guillermo de Agulló    1341.     1348.

Francisco de Monllor   1348. 1391.

Bernardo de Vernet    1395. 1405.

Vicente Segarra 1407.             1433. 

Era prior de Santa Eulalia del Campo de Barcelona. Consiguió de Benedicto XIII (Luna) el uso de pontificales (num. 32), y la facultad de conferir tonsura y cuatro menores (num. III - o 111). El mismo mandó labrar una cruz grande de plata con varias figuras, entre las cuales es muy gracioso un pelícano que está dentro del nido. 

Juan Alfonso....         1433. 1437. 

Era prior de S. Marcos de León.

Bernardo Guillem 1442. 

Pedro Calvo 1455.

Pedro de Urrea, arzobispo de Tarragona 1464. 

Bartolomé Martí 1466. 1474.

Era natural de Játiva. En 1474 fue hecho obispo de Segorbe: en 1496 cardenal: murió en Roma en 1500. 

Juan Antonio de Provenza, alias de Aguiló 1476. 1489.

Lorenzo Periz o Pérez. 1503. 1542.

Era obispo titular de Nicópoli, y como tal fue auxiliar y también vicario general del arzobispo de Tarragona D. Gonzalo Fernández de Heredia. Residió mucho tiempo personalmente en esta abadía (cosa no acostumbrada entre los comendatarios) donde fundó un hospital pequeño, sobre cuya puerta aún está el escudo de sus armas, que no eran más que una faja. Aquí se conserva su testamento hecho el mismo año de su muerte, que es el 1542. Aquí finalmente murió, y fue enterrado en la primera grada de la puerta de la iglesia, junto a la pila del agua bendita, donde se puso una lámina de bronce, que ahora anda suelta por el archivo, con este letrero: Laurentius Nicopolitanus episcopus, abbatiatus Aggerensis o R. (no se lee bien) comendatarius perpetuus, natione Navarrus, de bonis fortunae hoc solum sibi reliquit. Anima eius requiescat in pace: amen. Suos dies clausit extremos anno salutis MD.XXXXII, die nona mensis Decembris. Debió renunciar esta abadía antes de morir, siendo cierto como lo es que a 19 de Agosto del mismo año 1542 ya la obtenía. 

Juan Sobrino 1542. 1553.

Era juntamente canónigo de Lérida, y allí fue vicario general, sede vacante, donde murió a 27 de Octubre de 1553. En el año anterior celebró órdenes en esta iglesia de Ager Fr. Francisco Roure, obispo también de Nicópoli. 

Bernardo Marles de Malla. 1557. 1566. 

Gerónimo Cardona 1566. 1582. 

Este es el último de los abades. 


Arciprestes. 


Antonio Puigvert 1605. 1607.

Gerónimo Roure 1608. 1620.

Era natural de Vique.

Andrés Pujol. 1623. 1633. 

Francisco Broquetas 1635. 1641.

Natural de Manresa. 

Juan Tort 1644. 1652.

Andrés de Perpinyá 1652. 1662.

Francisco Ciscar y de Gravalosa 1662. 1705.

Era natural de Os.

Miguel de Marimón 1705. 1709.

Natural de Barcelona, hermano del obispo de Vique de ese mismo apellido. Fue electo obispo de Solsona, y murió antes de tomar posesión de aquella iglesia. 

Benito Vinyals y de la Torre 1710. 1734.

Era natural de Barcelona.

Nicolás Estaun (Estaún) y Ciria. 1736. 1745.

Natural de Chimillas, diócesi de Huesca.

Juan Gerónimo Mateu y Mora. 1746. 1755.

Natural de Igualada.

Francisco Esteve y Ferrer 1756. 1772.

Natural de Bellver.

Mariano Zabater 1773. 1780.

Natural de Talarn. 

Mariano Ambrosio Escudero 1782. 1790.

Natural de Azara, diócesi de Lérida.

Josef Barnola y Puig 1791. 1805.

Natural de Llers, obispado de Urgel.

Antonio Ros 1806. actual. A Dios.