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miércoles, 25 de enero de 2023

CARTA CXXI. Adiciones e ilustraciones a lo publicado por el padre maestro Flórez

CARTA CXXI. 

Adiciones e ilustraciones a lo publicado por el padre maestro Flórez sobre el estado antiguo de esta iglesia de Barcelona hasta entrado el siglo XII, y sus Obispos Wilara, Guislaberto, Fulco o Folch, y San Olaguer. 

Mi querido hermano: Como el padre maestro Flórez disfrutó completamente de los archivos de esta ciudad, y posteriormente recibió otras muchas noticias que le comunicó el padre Caresmar, pudo tratar con mucha exactitud y casi completar la historia del estado antiguo de esta iglesia de Barcelona hasta la muerte de su Obispo San Olaguer. Mas esta clase de investigaciones nunca agotan todo su objeto, y siempre dejan a los que vienen después algo que descubrir y añadir. Esto me ha sucedido a mí particularmente, habiendo podido examinar los archivos de otras catedrales y monasterios, con cuya historia tiene conexión la de esta iglesia. Que muy cierto y averiguado es que sin el auxilio de archivos ajenos no se puede completar la historia de cada iglesia y monasterio. Por esta razón haré aquí un breve apunte de las adiciones e ilustraciones que pueden hacerse a lo que publicó aquel sabio escritor, para que sirvan cuando se haga una segunda edición de su obra.

En primer lugar advierto que el Concilio tenido en esta iglesia el año 906 ha sido impugnado después de la muerte del padre Flórez por el ex-jesuita Masdeu como apócrifo y fingido por los Franceses por probar la supuesta sujeción de nuestras iglesias catalanas a la de Narbona. En el tomo de mi Viaje a Vique queda demostrado hasta la última evidencia la verdad de esta sujeción metropolítica todo el tiempo que duró el cautiverio de Tarragona, que fue el de cuatro siglos. Allí mismo copié y publiqué uno de los documentos más claros de ello, que es el concilio de que hablamos, en el cual Idalcario, Obispo de Vique, se quejó de que el Arzobispo de Narbona al tiempo de consagrarle le impuso el censo anual de una libra de plata. ¿Qué valen todas las cavilaciones de Masdeu para probar que este concilio es apócrifo? En el archivo de aquella catedral están sus actas originales con las subscripciones de los Obispos, a cuya vista se disipa el nuevo pirronismo de los infatuados en ciertas y ciertas manías

Wilara. Dei Obispo Wilara no conoció el padre Flórez otras memorias que las que alcanzan al año 950. Débese añadir que vivía aún en 955, a cuyo año pertenece una escritura original que he visto en Monserrate, fecha VI. kal. januarii, anno II. regnante Leutario Regem. Su exordio dice: 

In nomine Domini Borrellum et Mironem uterque fratres et Marchiones Comes et Owillara Pontifex. Es una donación al monasterio de Santa Cecilia de Monserrate de varios alodios en Amendolelles, dados ya por la Condesa Richildis, cuyos albaceas eran los dos Condes y el Obispo. Estas pocas palabras inducen grande alteración en la cronología de los Condes de Barcelona, pues vemos vivo en 955 a Mirón, que todos suponen muerto en 950. Item Borrell, su hermano, no sé si es tan conocido. También vivía en 957, año III del Rey Lotario, cuando pasó a la iglesia de Vique, según disponían los cánones, a asistir al Obispo Wadamiro en su última enfermedad, darle sepultura, hacer el inventario de los bienes de la iglesia, visitarla en su vacante y cuidar de la elección del sucesor que hacía el clero. Todo esto consta de la escritura original que se copió y publicó en el mismo tomo de Vique. 

Guislaberto. A las noticias de este Prelado hay que añadir las siguientes: 

1.a Este Guislaberto, hijo de los Vizcondes Odolardo y Richildis, era ya levita el año 1005. En el archivo episcopal de Solsona (tit. Panadés) he visto una escritura original de venta que hizo el padre a la madre de ciertas tierras. Ego Odolardus (dice) gratia Dei Vices Comite vinditor sum tibi uxori mea Richilde Vices Comitissa: expresa las tierras y continúa: qui mihi advenit de genitore meo (sin nombrarlo). Et est haec omnia in comitatum Barchinonensem infra termine de castro Fontanedo, in loco que nuncupant Frexano … in propter precium pesas XV. in rem valentem … Facta vinditione nonas febr., anno X. regnante Roberto Rege. Este año es de 1005; sigue la firma original del Vizconde, y luego otra original Guislibertus levita, que como hijo autorizaba aquel contrato doméstico. Era pues levita ese año 1005.

Flórez con Diago y otros suponen que nuestro Obispo había sido casado, y que le vivía aún su mujer después de ser Obispo. No sé componer con esto el grado de levita y de canónigo, a que subió siendo aún tan joven que ya lo obtenía treinta años antes de ser elevado a la Silla episcopal.

2.a He dicho que era hijo de estos Vizcondes. Pruébalo otra escritura que vi allí mismo original, y es la donación que su madre le hizo de todo lo que había comprado de su marido en la escritura anterior. Empieza así: Ego Richillis gratia Dei Vice Comitissa donatrice sum tibi filio meo karissimo domno Guisliberto Episcopo … su fecha es II. non. martii, anno X. regni Henrici Regis, que corresponde al año 1041, en que ya era Obispo. Este alodio, ya propio suyo, lo vendió él después a Gondebalo y su mujer Ermessindis III. idus septembris, anno XVI, regni Henrici Regis (1046), in propter precium septuaginta quinque uncias auri in rem valentem. También está allí mismo original esta escritura, en la que firma igualmente Udalardus Vices Comes, mas no Richillis.

3.a Más importante que todo esto es la memoria cierta que nos queda de la consagración de este Obispo, verificada en el monasterio de San Pedro de Fronteña (hoy llamado de la Portella) el año 1035 a 21 de septiembre por el Arzobispo de Narbona Wifredo, San Ermengol, Obispo de Urgel, y Wifredo de Carcasona. Da razón de esto una escritura, preciosa por muchos respetos, que se conserva original en el archivo de aquella casa, donde la vi y copié con tanto gusto como cuidado. Pondré aquí su exordio, que es lo que basta para lo de ahora. Dice así: 

Anno Incarnationis Dominice XXXV. post millesimum, era M.LXXIII. indictione III. epacta XX. XI. kal. octobris, anno V. regni Aienrici Regis, 

convenerunt in unum in Dei Omnipotentis nomine Wifredus Sancte Narbonensis ecclesie Archiepiscopus, ac nobilissimus Antestis Ermengaudus, necne Guifredus Episcopus Carcasonensis, ut consecraret Episcopum Barchinonensem, nomine Guilabertum, in cenobio Sancti Petri Frontenianensis, et consecraverunt eandem ecclesiam in honore Domini nostri Jhu. Xpi., et Beati Petri Apostolorum Principis, etc. La admirable consonancia de todas las épocas de cómputo que acota la escritura, y las firmas originales, no sólo de los tres nombrados, sino las de todos los Obispos que se hallaron en el concilio inmediato de Narbona, a donde, como en ella misma se dice, fue llevada para que todos confirmasen las donaciones hechas a este monasterio, y la cofradía que el diocesano San Ermengol erigió en él el mismo día de la consagración del templo; todo esto, digo, hace mirar a este instrumento como uno de los más solemnes y respetables que nos ha conservado la antigüedad. Ya se publicará entero cuando se trate de aquel monasterio. Entre tanto baste lo dicho para fijar la época del pontificado de Guislaberto, Obispo de Barcelona.

4.a En el archivo del monasterio de Monserrate he visto un traslado hecho el año 1239 de una escritura, en que nuestro Obispo, dedicando la iglesia de San Miguel, sita en aquel monte, le hace donación, junto con su madre la Vizcondesa, a quien llama Rachel, y su hermano Johannes de ipso mont, de algunas heredades. La fecha del original es XIIII. kal. junii anno XI. regni Henrici Regis (1042) (a: Ap. núm. XLVIII.). Firman en la escritura, además del Obispo y su madre, el padre Udalardus Vice Comes, y Johannes Udelard, y no más. Este Juan, que toma por apellido el nombre del padre, es el hermano del Obispo que antes dije, cuyo nombre ignoró Flórez (tom. 29. pág. 223).

Fulco o Folch, a quien el P. Flórez da muy bien de pontificado desde 1096 hasta 1099.

En el Episcopologio de Urgel queda demostrado que fue hijo de Fulcon y de Guisla, Vizcondes de Cardona, hermano de Raimundo Folch, por cuya muerte heredó el nuestro en 1086 dicho señorío, que conservó hasta la muerte. También queda dicho que fue Arcediano, no de Urgel, sino de San Vicente de Cardona, desde antes de 1068, y que siempre permaneció en aquella iglesia, en la cual introdujo la canónica Agustiniana antes del 1090.

Item: que muerto en 1092 Bernardo Guillem, Obispo de Urgel, fue electo sucesor en discordia con Guillermo Arnal, que siempre estuvo en Urgel, y el nuestro en Cardona, donde hay escrituras originales en que se intitula Obispo Urgelense hasta el año 1095.

Que muerto a fines de este año su competidor Guillermo, debió renunciar Fulco su derecho para que el Capítulo eligiese Obispo, como lo hizo con San Odón. Así hubo lugar para que este Capítulo le eligiese por su Obispo. De cuya prelacía, además de las memorias que publicó Flórez, hay muchas escrituras en el archivo abacial de Cardona, en que juntamente se intitula Episcopus Barchinonensis, y Vice Comes Cardone.

En fin allí copié la nota de su óbito, según está en el Necrologio de Cardona, la cual repetiré aquí. Dice así: IIII. idus decembris Barchinone depositio recolende memoriae Fulchonis, Episcopi eiusdem urbis, atque Vice Comitis Cardonensis, cuius industria, clerici huius loci (Cardona) regularibus sunt documentis edocti quibus et ipse humiliter subiectus, postremo adepto culmine episcopatus, apud prephatam urbem quivit beato fine sepultus anno MXCIX.

De San Olegario diré dos palabras. No puede dudarse, en vista de datos y documentos, que fue canónigo y pavordre de esta iglesia de Barcelona, y después Prelado de ella y de la de Tarragona; que de canónigo de esta iglesia pasó a canónigo Lateranense del monasterio de San Adrián, y que después fue Abad en el de San Rufo de la Provenza. También puede añadirse la extraordinaria integridad y flexibilidad de su sagrado cuerpo. La flexibilidad es notoria, y puede asegurarse por muchas y varias experiencias. No ha mucho que a mi sabio amigo y Chantre de esta iglesia Don Mariano Oliveras de Plana, le fue preciso ponerle al Santo una sortija que le había ofrecido la devoción de un particular; y al colocarla en uno de los dedos asegura que levantó y bajó su brazo y mano, como lo habría hecho en un cuerpo vivo.

Tengo copia de una homilía o como sermón de este Santo, que se encontró pocos años hace en el archivo de la santa iglesia de León, según me han dicho. Ya te la enviaré en otra ocasión, pues ahora anda revuelta entre mis papeles.

A Dios. Barcelona, etc.

lunes, 8 de agosto de 2022

CARTA LXIII. Viaje al monasterio de S. Pedro de la Portella

CARTA LXIII. 

Viaje al monasterio de S. Pedro de la Portella (a: Este viaje y los que siguen en este tomo se hicieron a fines del año 1807.): su fundación, titular, dedicación, y cofradía notable instituida en él. Consagración de Guislaberto, obispo de Barcelona. Actas originales de un concilio de Narbona. 

Mi querido hermano: Desde el monasterio de Ripoll, la segunda vez que en él estuve, saliendo del obispado de Vique tomé la ruta hacia poniente y al antiguo condado de Berga, que antes fue de la diócesi de Urgel, y hoy pertenece a la nueva sede de Solsona. El primer punto a donde me dirigí, fue el monasterio de S. Pedro apellidado de la Portella, cuyo abad D. N. Blanco, consumido de años y de achaques, se resistió a dejarme ver las antiguallas diplomáticas de la casa. El disgusto que tuve con esta negativa, después de un viaje tan incómodo por caminos ásperos y sumamente peligrosos, creció sobre manera, viéndome a media tarde (porque esa era la hora) solo en aquel desierto tan desapacible y con tan poca compañía. Porque has de saber que el monasterio no es más que la iglesia y tres o cuatro casas sueltas sin cerca, con otros tantos monjes, de los cuales en aquel momento no hallé ninguno. Mas a poco rato volviendo de su paseo, y enterados de mi situación, me ayudaron a vencer la resistencia o digamos manía de aquel venerable viejo, con el cual me pasaron cosas que no son para escritas, y sabrás algún día dándolo Dios, y reirás con ellas. Pues digo que aquellos venerables solitarios lograron que su superior abriese el archivo peculiar de su dignidad, que era una arquilla metida en un rincón, y depósito de cosas harto apreciables.

Y lo primero que me pusieron en la mano fue una escritura original, cuyo exordio es este: Anno ab incarnationis Domini nostri Ihesu Christi nongentesimo, era nongentesima XXXVIII, indictione X, die chalendarum Decembrium, anno II. regnante Karolo rege. 

Todo esto va bien, dije, menos la indicción que no era la X sino la III: y esto que parece una equivocación del notario, no lo es en una escritura original como esta, sino que tengo para mí que algunos siguieron en las indicciones una cuenta diferente de la nuestra; de lo cual hay muchas y repetidas pruebas. El año II del rey Carlos el Simple está bien: y esta es una demostración de que en Cataluña se calendaron las escrituras de su tiempo, comenzando a contar su reinado desde el año 898 en que murió Odón. Continué leyendo, y me hallé con la dedicación o como decían consagración de la iglesia de Santa María, S. Saturnino y S. Hilario del lugar de Lacorre, que antiguamente había sido de idólatras, y estaba en lo alto de una roca: cuya solemnidad y confirmación de la dote y distrito o parroquia de la iglesia hizo el obispo de Urgel Nantigiso a ruegos de los vecinos de aquel lugar, cuyos nombres se expresan: imponiendo además al sacerdote que allí hubiese la obligación ut per singulos annos terciale censum persolvat de annona modios V. et solidos II. denarii. Dijéronme los monjes que dicha iglesia (hoy llamada de Lacor) dista poco del monasterio, al cual se unió con el tiempo, y esta es la razón de hallarse en él esta escritura; la cual copié y ya adjunta (a: Apend. n. XXI).

No estaba entonces fundado este monasterio, ni lo estuvo hasta un siglo después, es a saber, hasta por los años de Cristo 1003. Pereció la escritura primordial de la fundación, pero de los documentos que iré alegando y de otros cuya mención no es necesaria, consta que los fundadores fueron Wifredo, hijo de Portella y de Doda su mujer, casado con Ermetruit; los cuales dotaron la casa para que en ella se profesase la regla de S. Benito. Todo esto, con el año que dije, consta de un cabreo, o relación de los predios del monasterio, que queda en él, cuyo principio es el siguiente a la letra: Anno ab incarnatione Domini nostri Ihesu Christi millesimo trigesimi tertii, era millesima septuagesimi primi, indictione prima, epacta VII, anno tertio regnante Aenrico rege Francorum (todos estos datos están conformes), et anno TRIGESIMO quo domus haec constructa, et ex quo hic monachi sunt coadunati, Deo annuente, sub regula almi patris Benedicti vivere cupientes, adiuvante Christo: exinde simul fratres in unum congregati, definitum est ab illis ut ex prediis eiusdem cenobii cartula deberetur inquiri &c. Esta escritura tan próxima a la fundación del monasterio, no deja duda en que se verificó treinta años antes, esto es, en el de 1003. (N. E. anno TRIGESIMO quo domus haec constructa)

Los nombres de los fundadores constan en otra escritura de donación hecha por ellos cinco años después, en el de 1008, XII del rey Roberto; la cual vi en la misma abadía, y va copiada sólo por esto (a: Apend. n. XXII). Dícese en ella: Ego Doda femina, cum filio meo Wifredo, PROLES Portelle, donatores sumus &c. De otra escritura del año 1035, que diré luego, consta que la mujer de Wifredo se llamaba Ermetruit, y que los que hasta ahora no suenan más que como sus bienhechores, eran sus constructores, como allí se dice. 

Averiguado esto, pasemos a ver el título del monasterio. Todas las escrituras antiguas le llaman de S. Pedro de Fronteñá (Sancti Petri Frontanianensis, o de Fronteniano), por estar en el territorio (appendicio) del castillo de ese nombre. Ahora, y yo no sé desde cuando, es conocido con el dictado de la Portella. Sólo diré que al fundador Wifredo su misma madre Doda le llama hijo de Portella, y parece ser que este nombre del padre vino a ser propio de un castillo cercano de que era señor, como aparece de otra escritura del año 1069 en que un hijo de este Wifredo y nieto de Portella se llama a sí mismo senior castrum Portellensis. Mas como al mismo tiempo continuaban intitulando al monasterio de Fronteniano, debe decirse que no se introdujo entonces el otro dictado, pero que al fin de ese castillo se derivó. Volvamos al examen de las escrituras.

Entre las cuales me presentaron una muy apreciable, en cuyo análisis me detendré con gusto y no sin provecho. En primer lugar veamos la fecha que está en el exordio: Anno ab incarnationis Dominice XXXV. post millesimum, era MLXXIII, inditione III, epacta XX, XI. Kal. Octobris, anno V. regni Aienrici regis. Todos estos cómputos cuadran con el día 21 de Septiembre del año de Cristo 1035. En ese día, que cayó aquel año en domingo, se congregaron en este monasterio el arzobispo de Narbona Wifredo, S. Ermengol obispo de Urgel y Wifredo de Carcasona (que es el que antes lo había sido de Besalú). Los motivos de esta reunión fueron tres: 

1.° consagrar al nuevo obispo de Barcelona Guislaberto: 

2.° dedicar la iglesia de este monasterio y confirmar su dotación: 

3.° erigir una cofradía de los que ayudasen con sus bienes a la nueva fundación.

En cuanto a lo primero, que sin duda fue el principal objeto de esta reunión, como lo indica la escritura, así como es curioso el hallar el principio del pontificado de Guislaberto, ignorado hasta ahora, también es notable que para su consagración se reuniesen en lugar tan áspero aquellos prelados. Y aunque al mismo tiempo se propusiesen hacer las otras cosas, como es así la verdad, yo entiendo que del venir aquí Guislaberto pudo ser otra la causa, que era el ser él de por acá, y el estar heredado en este condado de Berga. Cosa que indican las muchas escrituras que de él y con sus firmas y las de sus padres Udalardo y Rachel o Richilde, se hallan en el archivo de Solsona. Mas esto no pasa de conjetura. Algo más es el hallarle ya firmando de su mano, Guislabertus levita, en escritura del año 1005: cosa que no viene bien con el estado de matrimonio que le atribuyen los historiadores. Esto ya no es de aquí; mejor será examinarlo en lo de Barcelona. 

Lo segundo que se propusieron aquellos prelados fue consagrar la iglesia del monasterio, dedicándola a nuestro Señor Jesu Cristo, a S. Pedro, S. Juan Bautista y S. Martín confesor, que serían los tres altares que en ella habría, y confirmando todo lo que sus fundadores Wifredo y su madre Doda y su mujer Ermetruit le habían dado, y cuanto en el día de su consagración ofrecieron los nobles y pueblo que concurrieron a aquella solemnidad.

Lo tercero que hicieron los obispos fue dar su consentimiento y aprobar la cofradía que instituyó el obispo territorial S. Ermengol, concediendo varias indulgencias a sus individuos, y mandándoles que mutuamente se auxiliasen en sus enfermedades, y estableciendo sufragios para los finados; todo ello en favor de los que contribuyeren al monasterio con pan, vino, oro o plata.

No para en esto el contenido del documento, sino que establecidas las dos últimas cosas, mandaron aquellos prelados al fundador del monasterio Wifredo, que con la escritura que de ello se extendió se presentase al futuro concilio de Narbona, y obtuviese de los obispos asistentes en él la aprobación de todo. Obedeciendo Wifredo se llevó consigo la escritura con un gran hueco en blanco entre el remate de lo acordado en este acto, y las firmas del arzobispo de Narbona y de S. Ermengol, para que en el concilio se continuase a renglón seguido el decreto de los obispos, como en efecto lo está. Y esta es la razón de hallarse la firma original de S. Ermengol después del decreto de aquel concilio, al cual ya no pudo asistir, pues consta que murió a los 42 días de haber aquí consagrado a Guislaberto y la iglesia del monasterio &c., es a saber, a 3 de Noviembre del mismo año 1035. 

Pusiéronse pues los decretos conciliares, primero aprobando canónicamente la dotación del monasterio, y segundo confirmando la hermandad instituida por S. Ermengol en favor de la misma casa. Mas en este último se especifican y amplían los favores y gracias mucho más que lo hizo aquel santo obispo. 

A esto siguen las firmas de los metropolitanos Wifredo de Narbona y Raiambaldo de Arlés, con las de 31 obispos de los siglos XI y XII que sucesivamente fueron aprobando la cofradía. No me es fácil averiguar a punto fijo por falta de libros cuales son de todos ellos los XVII que se hallaron en aquel concilio, como dice el decreto, porque sus suscripciones andan mezcladas con las de otros obispos ciertamente posteriores, que firmaban donde hallaban vacío, como saben todos los prácticos en esto. Tampoco se sabe el año en que se tuvo aquel concilio, pero es innegable que ha de ser anterior al 1046, puesto que todavía firma como asistente Oliva, obispo de Vique, que murió en ese año. Yo me atreva a decir que se tuvo en Narbona en 1043, y que es el que mencionan las colecciones de concilios; aunque dan de él tan escasa noticia. Mas al fin se sabe que asistieron a él el arzobispo de Arlés y otros obispos que suenan en el nuestro. Para cuando se haga una nueva edición de aquella obra no vendrá mal este documento que va copiado (a: Apend. n. XXIII) con la nota de los años en que lo fueron los obispos de nuestras iglesias. Por último no eches en olvido la existencia de S. Ermengol en este año 1035, al cual todos suponen muerto lo más tarde en 1033. En el episcopologio de Urgel se demostrará hasta la evidencia que no falleció hasta el 3 de Noviembre del año que dije. Y basta de esto.

Del año 1069 vi otra escritura que también copié (b: Apend. n. XXIV), y es la donación de la iglesia de Santa María de Quarr (Quart), hecha a este monasterio por Bernardo Guifredo, señor del castillo de la Portella, y por su mujer Migdonia, los cuales habían comprado su territorio al vizconde de Cerdaña Bernardo Seniofredo y a su mujer Guillia, por precio, scilicet, dice, XXV uncias de auro optimo probato, quem dicunt henés. No sé qué oro sería este llamado henés. Firma en la escritura Bernardo, obispo de Urgel, uno de los de ese nombre en el siglo siguiente. En este documento se hace mención del abad de este monasterio Ponce, el primero de quien tenemos noticia. Muy escasas son las que tengo de los sucesores. En 1265 lo era Arnaldo: en 1285 Romeo: en 1338 murió Bernardo: en el mismo año a 4 de Julio fue electo Guillermo de Rovira, confirmado por Arnaldo, obispo de Urgel: en 1396 lo era Raimundo, en 1442 Francisco: en 1530 Pedro de Vilatorta.

Nada más tengo que decir de esta casa, ni de su parte material, sino que me despedí de ella tan contento como había entrado triste. Buen agüero, dije para mí: no va mal en la nueva diócesi de Solsona. A Dios.