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jueves, 18 de agosto de 2022

CARTA LXXIX. Por qué el capítulo de la iglesia de Urgel se intitula de canónigos prelados.

CARTA LXXIX. 

Por qué el capítulo de la iglesia de Urgel se intitula de canónigos prelados. 

Mi querido hermano: En el correo pasado se me olvidó darte noticia del singular y honroso título con que se halla condecorado el capítulo de esta santa iglesia, que siempre se intitula de canónigos prelados, así en común como en particular: dictado en que pocos años ha le confirmó la rota romana, según dicen. El origen de esta que parece una singularidad puede indagarse por la parte histórica o por la jurídica. En cuanto a lo primero hallo que en el siglo XII y no antes, el clero de esta iglesia estaba distribuido en las tres clases de prelados, canónigos y clérigos. Llamábanse prelados el prior, abad de San Miguel, todos los arcedianos, y acaso todos los que ahora conocemos con el nombre de dignidades; y eran así llamados por otros como se supone, no por ellos mismos. Decían canónigos a los que percibían la porción canonical, y constituían el convento o canónica de la iglesia, en la cual habían sido admitidos mediante la cesión de algunas heredades; mas no tenían título alguno de superioridad que los distinguiese de los demás. Finalmente: clérigos eran los admitidos al ministerio de la iglesia. Son continuas las memorias de la distinción de estas clases. Diré algunas. 

En un sínodo del obispo Pedro de Urg de 1276 se manda a los prelados, clérigos y rectores de las iglesias de la diócesi, quod praelatos, et canonicos ecclesiae Urgellensis recipiant reverenter, et benigne. En un misal que regaló a esta iglesia su obispo Galcerán de Vilanova año 1396, en la rúbrica del viernes y sábado santo se lee: adoretur crux a praelatis, et canonicis, et clericis. = Ianitor maior det cereos praelatis, et canonicis, et quatuor beneficiatis. En la consueta del siglo XV son innumerables los ejemplares de esto. Basta la ceremonia del día de ceniza, la cual se manda que haga el obispo y en su ausencia el deán, y en la de este un prelado: si vero non sit praelatus, aliquis canonicus inter alios praefulgens. En suma, en todos los libros de actas capitulares hasta entrado ya el siglo XVIII se halla que las reuniones o cabildos siempre se notan con este exordio en latín o en vulgar: convocado el capítulo de prelados y canónigos &c. De manera que debemos concluir que desde el siglo XII hasta el XVIII siempre creyó esta iglesia que eran cosa distinta prelados y canónigos, o que la primera palabra denotaba a los de una clase superior. Por otra parte sabemos que esta distinción de nombres y de clases no era peculiar de esta iglesia de Urgel, sino común a otras, y aun autorizada en el derecho. Así en Vique las tres únicas dignidades que allí había de arcediano, capiscol y sacrista, se llamaron praelati en innumerables escrituras del siglo XII acá, las cuales vi en su archivo y no noté particularmente, porque no creí que ahora me sirvieran; aunque aun sin advertirlo, algo fue de esto en aquel viaje. Habíalos también en los monasterios de canónigos reglares, como consta del de Cardona, cuyo abad Pedro de Sala en la escritura de la obediencia canónica que prestó a Abril, obispo de Urgel, a 10 de Febrero de 1268, ofrece venir él personalmente al sínodo, y en caso de estar impedido, aliquem, dice, de praelatis seu canonicis meis loco mei, ad eandem synodum destinabo. En este sentido en las sinodales de esta iglesia de 1276 excommunicantur praelati, et canonici, tam ecclesiae nostrae, quam dioecesis, facientes coniurationes contra personas. Dejo otras memorias por no molestar. Siendo pues esto así, y estando los cartorales de esta iglesia llenos de centenares de escrituras de compras, cesiones, permutas &c., todas constantemente encabezadas: Nos episcopus, praelati, et canonici, = o nos praelati, et canonici; ¿quién no se llena de indignación al ver la enmienda que en tan respetables volúmenes hizo una mano moderna, rayando en el texto praelati et, y escribiendo con llamada al margen praelati después de canonici? ¿Pretendería el necio corrector desfigurar la verdad histórica, que aun después de su enmienda está clamando por lo que fue? o ¿creería con ello apoyar la justicia del nuevo título de canónigos prelados? Sea enhorabuena justa la introducción de este dictado; de eso no trato. Sólo me quejo del que alteró los monumentos de la historia, que nos descubren el origen de este nombre, y acaso fue la ocasión de que tomase cuerpo esta variación y trueque de palabras. Sin embargo alguna cosa podré decir del origen jurídico de este título, y sólo por lo que aquí he observado, porque ya se sabe que no estoy para libros ni su examen. Yo hallo que fueron llamados praelati todos los que por habérseles consignado las rentas de una iglesia, ejercían sobre ella alguna jurisdicción espiritual, como subdelegados del obispo. Así es que como vicarios suyos la ejercían todos los arcedianos en sus arcedianatos. Lo mismo debió convenir al capítulo respeto de algunas iglesias, luego que reunidas las masas se separó su mensa de la episcopal. Y esto lo infiero de la cesión que le hizo en 1232 el obispo Ponce de Vilamur de las iglesias de S. Félix de Areo (hoy Areu) y de Santa María de la Torre, en las cuales le concedió facultad de poner excomuniones, entredichos &c. La escritura está en el lib. I. dotal. núm. 1008, y en ella dice al capítulo: Et licet habeatis de generali consuetudine ecclesiae Urgellensis potestatem interdicendi ecclesias vestras, seu personas earum excommunicandi, et interdicendi, cum culpa exegerit; specialiter tamen auctoritate praesentis instrumenti istam potestatem in saepe dictis ecclesiis, vel rectoribus seu vicariis earum vobis concedimus. Por este y otros datos semejantes puede decirse que así como el capítulo entró en posesión de las iglesias que eran peculiares de los prelados antiguos, así también continuó ejerciendo la misma jurisdicción que ellos, y por consiguiente pudo condecorarse con el mismo dictado. Esto es lo único que hallo con que justificar ese título; mas siempre queda en pie el argumento, cómo es, que aun después de verificada aquella incorporación, y de haberse concedido a los canónigos la jurisdicción espiritual sobre sus iglesias, siempre se intituló el capítulo compuesto de prelados y canónigos, y nunca de canónigos prelados, hasta que no ha cien años se introdujo esta nueva locución. De cualquier modo que se suelte esta duda, basta lo dicho para desmentir la fábula que cunde en el vulgo, el cual atribuye este honorífico título de canónigos prelados, a que durante la prevaricación del famoso obispo de esta iglesia Félix a fines del siglo VIII, el papa escribió al capítulo, que no se manchó con los errores de su pastor, estas palabras: vos estis vere praelati. Porque bien has visto que nunca desde aquel siglo hasta el XVIII se hizo uso de aquel honorífico elogio. Y también verás en su lugar que algunos de este clero fueron arrastrados de la opinión y errores de aquel obispo. A Dios.