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miércoles, 6 de septiembre de 2023

V. Poesías místicas y religiosas.

V.

Poesías místicas y religiosas.


I. 

Ave maris stella.

Versión euskara.

por D. Eusebio María Dolores de Azcue.

Dialecto bizcaíno.

En uno de los tomos anteriores (IV de la serie II) he dado a conocer, entre otras composiciones de este ilustrado poeta bizcaíno, una excelente traducción euskara del lúgubre y solemne himno religioso, conocido con el nombre de Dies irae..., composición que, como dije en el breve juicio de que la hice preceder, bastaría para acreditarle de hombre de gusto y de excelente poeta.

Hoy tengo el gusto de ofrecer a los lectores del Cancionero otra versión, también inédita, y no menos notable, de otro de los más conocidos himnos religiosos: el Ave maris stella, de San Bernardo, que el mismo Sr. Azcue tradujo a la lengua euskara, con una precisión y una elegancia verdaderamente dignas de aprecio, y que hablan muy alto, tanto en favor de las excelentes cualidades de poeta de este laborioso profesor, como de la flexibilidad y riqueza de la lengua bascongada, que tan admirablemente se presta y se amolda a la expresión de todo género de sentimientos y de ideas.

Fácil y cómodo me hubiera sido acompañar esta nueva versión del Sr. Azcue de una de las muchas traducciones castellanas que de este himno abundan en los libros piadosos; he preferido, no obstante, atendiendo al fin filológico, objeto principal del Cancionero, haber de ella una versión, literal hasta donde sea posible, para que de esta manera, el lector pueda apreciar mejor su mérito literario y examinar la composición aun en sus menores detalles.

A esta traducción, sigue, por último, el texto latino del famoso himno de San Bernardo, con el objeto de que pueda así consultarse en las fuentes originales cualquier duda a que pueda dar origen la versión euskara que tengo el gusto de dar a conocer. Hé aquí, ahora, ésta:


Ave maris stella.

Euskarazko bertsoetan.


Jaunak gorde zaizala

Ichasoko izarra, (1)

Jaungoikoaren Ama

Garbi ta bakarra,

Eta Birjiña beti-

Beti izanekoa,

Zeruetako ate (2)

Zorijonekoa.


Gabrielen agoti

Ave bat arturik,

Zeiñ dan Eva-n izena

Letrak (3) biurturik,

Egiguzu bakia

Geure Jaun onagaz,

Sierpian (4) burua

Zapaldu ta oñagaz. (5)


Askatuizuz katiak

Errudun guztijai,

Emoizu (6) argitasuna

Itsu dagozanai;

Kenduizuz geure gachak

Birjiña Marija,

Eskatuizu geuretzat

Ona dan guztija.


Arren erakusizu

Ama zariala,

Zeugatik eskarijak

Ak artu deizala,

Zein mundura etorrita

Gu gaiti bakarrik,

Zeure seme izatia

Igaro eban pozik.


Birjiña guztiz bakar,

Ama Jesusena,

Jaijo danen artian

Bijotz bigunena,

Kendu ta geure kulpen (7)

Guztiz kate astunak,

Egizu izan gaitezan

Garbi ta bigunak.


Emoiguzu graziya (8)

Bizitzeko garbi,

Eta egiguzu bide- (9)

Ziurrian argi,

Bizi gaitezen beti

Jesusen aurrian,

Inos amaituko ez dan

Atsegiñ artian.


Alabantsak (10) Jaungoiko

Guztijon Aitari,

Hossana seme berak

Unjidu (11) ebanari:

Baita Espiritu-Santu

Jaunari amorioa,

Iru pertsonentsako

Bardiñ onoria. (12) Amen.


Arren ontzat artuizu,

Birjiña santia,

Neuk denpora guztijan

Zeu alabetia: (13)

Ekazuz Ama neuri

Fedian indarrak

Puskatuteko zeure

Arerijo charrak.


Magdalena-ri barka ziñion

Ta aditu lapur onari;

Eman ziñidan ichodomenaz

Leku nai diot (14) pozari...


Ez dira diña nere erreguak,

Baña ona zeran ezkero,

On-egidazu, betiksuaz

Kiskal ez nadiñ ni gero.


Aker artetik kendu nazazu

Ta artu eskubi-partera,

Sarturik arren zere ardiyakiñ

Zeruko artegi maitera.


Ondatutzean gaisto guziak

Su-ta garrezko leizean, (15) 

Deitu nazazu zeregana ni (N. E. leo ní)

Bedeinkatuen artean.


Nagokizu-eske, ta makurturik

Autsetaraño biyotza, (16)

Salbatzeko arren irichitzean

Juizio-egun zorrotza...


¡¡Gizona autsetik pisten danean

Negargarria egun-hura...

Zeñetan zayon erabakiko

Sartzen dan edo ez zerura...!!


Barkatu bada neri, Jaungoiko

Jesus Jaun nere maitea,

Eta fededun animai eman

Beti-betiko pakea.


Ala izan dedilla.

(Azaroa-ren 17 I-an 1867-n.) 

J. J. A.


(1) Ichasoko izarra, estrella de los mares. Maris stella. 

(2) Zeruetako ate zorionekoa, dichosa puerta de los Cielos. Felix cœli porta. En uno de los borradores originales que he visto del autor dice: Zerurako dan ate...

(3) Sinónimos puros de letra: izkira, bechia.

(4) Sinónimo euskaro de esta voz: sugarrasta, suge-a, ersuga o erensuge-a. - El verso hubiera, pues, ganado en pureza con esta modificación: Sugearen burua...

(5) En originales del autor he visto también esta estrofa con estas variantes:

“Gabrielen agoti

Ave entsun ezkero,

Zein dan Eva-n izena

Biurtu ta gero,

Ereizu bakiaren

Azija lurrian,

Borondate ona daben

Gizonen artian.”

"Siembra (ereizu) la semilla (azija) de la paz, (bakiaren) entre los hombres de buena voluntad.



Ave maris stella.

Traducción literal castellana.


Dios te guarde, estrella del mar, Madre de Dios, pura y única, Virgen siempre, dichosa puerta de los Cielos.

Tomando de boca de Gabriel el Ave (Salve o salutación), que, invirtiendo las letras es nombre de Eva, haznos la paz (restitúyenos a la paz) con nuestro buen Dios, aplastando con el (bajo tu) pie la cabeza de la serpiente.

Desata las cadenas a todos los culpables (pecadores), da la luz (presta luz) a los que están (permanecen) ciegos; quítanos (despójanos de) nuestros males, Virgen María, (y) pide para nosotros todo lo que es bueno.

por favor, muestra que eres Madre, y por tu mediación, reciba nuestras peticiones Aquel que vino al mundo sólo por nosotros, y que pasó, gozoso, por ser hijo tuyo.

Virgen única, Madre de Dios, la más piadosa entre todas las nacidas, librándonos de la pesada cadena de nuestras culpas, haz que seamos puros y humildes.

Concédenos la gracia (necesaria) para que seamos puros, y préstanos luz en el sendero estrecho (de este valle de lágrimas), para que vivamos puros ante Dios entre el gozo que nunca tendrá fin.

Alabanzas a Dios, Padre de todos, Hossana (Hosanna) al Hijo que Él ungió, y amor al Espíritu Santo; igual honor para las tres personas. Amen.

Ten a bien, por favor, Virgen santa, que te alabe en todo tiempo, y dame, (concédeme, préstame) fuerzas para aplastar a tus rebeldes enemigos.


Ave maris stella.

Texto latino.


Ave maris stella,

Dei mater alma,

Atque semper Virgo,

Felix cœli porta.


Sumens illud Ave,

Gabrielis ore,

Funda nos in pace

Mutans Evae nomen.


Solve vincla reis.

Profer lumen cœcis,

Mala nostra pelle

Bona cuncta posce.


Monstra te esse Matrem,

Sumat per te preces:

Qui pro nobis natus

Tullit esse Tuus.


Virgo singularis,

Inter omnes mitis,

Nos culpis solutos

Mites fac et castos.


Vitam presta puram

Iter para tutum;

Ut videntes Jesum

Semper colloetemur.


Sit laus Deo Patri,

Sumo Christo decus,

Spiritui Sancto

Tribus honor unus. Amen.


Dignare me laudare te

Virgo Sacrata:

Da mihi virtutem

Contra hostes tuos.


II.


Cántico a la virgen de Aránzazu

por

Sor Juana Inés de la Cruz.

Con el nombre de La Monja de Méjico, es conocida en América y en Europa, una de las más ilustres escritoras del siglo XVII, honra de su sexo por su ilustración poco común, por su ciencia y sus virtudes. Sor Juana Inés de la Cruz, que éste es su nombre, nació en 12 de noviembre de 1651, en el pueblo de San Miguel Nepantla, a doce leguas de Méjico, siendo sus padres D. Pedro Manuel de Asbaje, noble guipuzcoano de la villa de Vergara, y doña Isabel Ramírez, natural de Ayacapixtla.

Descubrió desde sus más tiernos años un prodigioso ingenio y una afición tal al estudio, que a los quince había aprendido ya la gramática latina con tal perfección que escribía en dicha lengua con rara facilidad, tanto en prosa como en verso, manejando y entendiendo los mejores libros romanos.

La fama de su singular talento hizo que el Virrey, Marqués de Mancer, le condujera a Palacio, donde entró a servir de dama de honor cerca de la Virreina, y a los diez y siete años, congregados en Palacio buen número de teólogos, juristas, filósofos y poetas, examinaron minuciosamente a Sor Juana Inés, conviniendo todos, y notificándolo así al dicho Virrey, "que el talento de la joven era prodigioso, y que su erudición excedía a su edad y a su sexo, y aun a lo que podía esperarse de un hombre criado en las Academias literarias."

Joven aún, retiróse a la soledad del claustro, tomando el hábito de religiosa gerónima en el monasterio de Méjico, dedicándose allí durante veintisiete años, a la vez que al cumplimiento de sus estrechos deberes religiosos, al cultivo de la teología, la inteligencia de las Santas Escrituras, la lógica, la retórica, la física, las matemáticas, la historia, la música y la poesía, demostrando en tantas y tan variadas ciencias, su raro talento y su prodigiosa erudición.

Su saber y su ingenio poético le valieron los dictados de "cisne de Méjico" y "décima Musa", con los que fue conocida, y las obras que dejó escritas son testimonio eterno de su profunda sabiduría en todos los ramos del conocimiento.

El ilustre P. Feijoo, uno de sus admiradores y críticos, llegó a escribir: 

"La célebre monja de Méjico, Sor Juana Inés de la Cruz, es conocida de todos por sus eruditas y agudas poesías, y así excusado es hacer su elogio. Ninguno acaso, de los poetas españoles, la igualó en la universalidad de noticias de todas facultades."

Parecidos elogios han hecho de ella otros muchos escritores, e ilustres Prelados, nacionales y extranjeros, como puede verse en los apuntes que de esta insigne Poetisa Mejicana aparecen en las páginas 184-191 del Ensayo de una colección de memorias de hombres célebres naturales de Guipúzcoa, publicado en Florencia en 1876, del que he extractado la mayor parte de las precedentes noticias.

Sor Juana Inés de la Cruz, falleció contagiada de la peste el 17 de abril de 1695, después de haber asistido a sus hermanas con ejemplarísima caridad, siendo su muerte universalmente sentida en todo el reino.

De sus Poesías sagradas y profanas, que contienen gran número de composiciones en castellano, algunas en latín, en italiano, y en tocotín, (lengua de Méjico), 

(N. E. Náhuatl, entre 68 idiomas autóctonos con sus variantes o dialectos. Sor Juana Inés de la Cruz fue la autora que llevó a su máximo esplendor el tocotín literario, pues dos de sus autos sacramentales más conocidos y logrados - El divino Narciso y El cetro de José - presentan sendos pasajes con este recurso.)

se han hecho diversas reimpresiones en Madrid, Sevilla, Barcelona y otros puntos. En dicha colección figura la siguiente composición que escribió para la fiesta de la Asunción de Nuestra Señora, remedando el lenguaje de los bizcaínos, y en la cual confirma ella misma su origen bascongado, dejando ver que no le era tampoco desconocida la lengua de sus ascendientes.

Dicho cántico, que con su propia ortografía incluyo en esta sección, como una verdadera curiosidad literaria, forma parte del Villancico II del Nocturno III, que debió ser cantado en la catedral de Méjico en 1683, y aparece en las páginas 239 y 241 respectivamente de las ediciones de Madrid, 1689 (1), y Barcelona, 1691. (2) Dice así:

(1) Inundación castálida de la única poetisa, soror Juana Inés de la Cruz. Madrid, 1689, en 8.° de 328 páginas. (N. E. soror, sorore : sor : soeur : hermana : germana; castálida de Castalia)

(2) Poemas de la única poetisa, etc. Barcelona, 1691.


VILLANCICO II DEL NOCTURNO III.


Prosigue la introducción.

(N. E. No se actualiza la ortografía)


Voz. - Pues que todos han cantado,

Yo de campaña me cierro:

Que es dezir, que de Vizcaya

Me revisto, dicho y hecho.

Nadie el Vazquence mormure

Que juras á Dios eterno,

Que aquesta es la misma lengua

Cortada de mis Abuelos.


Vizcaíno.


Señora André (1) María,

Porqué á los cielos te vás?

Y en tu casa Arançazu

No quieres estar?

¡Ay! que se vá, Galdunaiz, (2)

Nere vici gucico galdunaiz. (3)


Juras á Dios, Virgen pura,

De aquí no te has de apartar,

Que convenga, no convenga,

Has de quedar.

Galdunaiz, ay! que se vá,

Nere vici gucico galdunaiz.

Aquí en Vizcaya te quedas,

No te vas, nere viotza; (4)

Y si te vas, vamos todos,

Vagoas. (5)

Galdunaiz ¡ay! que se vá,

Nere vici gucico galdunaiz!

Guacen, Galanta, (6) contigo

Guacen, nere lastana, (7)

Que al Cielo toda Vizcaya

Has de entrar

Galdunaiz, ay! que se vá,

Nere vici gucico galdunaiz!


(1) Andre-a, mujer.

(2) Galdu naiz, me he perdido.

(3) Nere vici gucico galdunaiz, para toda mi vida me he perdido.

(4) Nere viotza, mi corazón. 

(5) Vagoas, nos vamos.

(6) Guacen, Galanta. Vamos, hermosa. - Galant-a, suele traducirse, por grande, hermoso, robusto, rollizo, etc. (N. E. Me suena a Galatea: Según la mitología griega, Galatea era una doncella blanca que habitaba en el mar en calma. Este nombre viene del griego Γαλάτεια (Galateia = Blanca como la leche) que deriva de γάλα, γάλακτος (gala, galaktos = leche, de leche), como en galaxia.)

(7) Guacen, nere lastana. Vamos, amada mía.


III.

Oda “A la Ascensión”.

De Fray Luis de León.

Versión euskara

por

Claudio de Otaegui.

Dialecto de Guipúzcoa.


Todas las composiciones poéticas presentan grandes dificultades para ser vertidas a otro idioma cualquiera, y no es el castellano el que ofrece mayores ventajas para la traducción al bascuence, por la absoluta falta de analogía que existe entre ambas lenguas, tanto en su construcción, como en sus giros, y en los elementos esenciales de expresión.

Y de los poetas castellanos pocos habrá que se presten menos a esta clase de versiones que el insigne Fray Luis de León, y de sus composiciones ninguna quizás más difícil para tal empresa, que su oda 

A la Ascensión.

La composición sólo consiste en unas cuantas pinceladas, pero dadas con tal gusto y tal maestría, con tal tino y tal acierto, que un poco nada más que descienda su tono, pierde ya toda su grandeza, un poco que se eleve, pierde su principal mérito: la sobriedad.

La empresa de verterla a una lengua, tan extraña y tan diversa como la euskara, era, pues, obra de verdadero empeño. Hubo quizás por mi parte, un tanto de temeridad al aconsejar esta traducción al Sr. Otaegui; verdadero valor y conciencia de sus fuerzas por parte de éste, al aceptar mi recomendación.

La versión de la oda A la Ascensión ha sido para mí objeto de inmensa satisfacción, y es para su autor motivo de legítimo orgullo, pues debe ser considerada desde luego como una de las más notables que se han hecho en lengua euskara, por lo perfectamente que el traductor ha acertado a conservar el tono y el carácter del original, sin separarse en un ápice del texto, y trasladándolo, por el contrario, verso por verso, frase por frase, y hasta casi palabra por palabra, sin que hayan desmerecido en nada la grandeza y la sobriedad de la preciosa composición de Fray Luis de León.

El Sr. Otaegui se ha hecho acreedor por ello a un justo aplauso, y los lazos de amistad que a él me ligan no han de ser obstáculo para que se lo conceda de buen grado, y aproveche la ocasión de exponer, siquiera sea sumariamente, los títulos que reúne a la consideración de los amantes de la lengua y la literatura bascongada.

El Sr. D. Claudio de Otaegui, natural de Cegama (Guipúzcoa), y profesor de primera enseñanza hace muchos años de la ciudad de Fuenterrabía, (N. E. Véase la/s etimología/s y toponimia de Hondarribia; hontanar, como la revista de Alustante, fontanar, fontana, font, hond en gascón, fuente, fontis, fons, fonte, &c. como el nacimiento del Henares, en Horna, junto a Sigüenza) comenzó en 1863 sus trabajos euskaros, estimulado quizás a ello por el benemérito Príncipe Luis Luciano Bonaparte, por cuyo encargo tradujo la Doctrina Cristiana al bascuence de Cegama, Hernani, Azpeitia e Irún, versiones que habían de servir más adelante al ilustre Mecenas para importantes estudios lingüísticos.

En 1864 hizo una traducción completa al dialecto guipuzcoano del Evangelio de San Juan, con todas sus notas y comentarios, con destino al Concurso anunciado a la sazón por la Diputación foral de Guipúzcoa.

En 1865 hizo, por encargo del mismo Príncipe Bonaparte, una traducción del Catecismo al bascuence vulgar de Villafranca; al siguiente año acompañó al ilustre filólogo francés en su excursión lingüística por las Amezcoas, y los valles de Salazar y el Roncal (Navarra), quedando después encargado de entenderse directamente, y de servir de intermediario, con las muchas personas del país a quienes el egregio bascófilo había encargado diversos trabajos, base para sus ulteriores estudios.

Durante el mismo año, el Sr. Otaegui hizo una nueva versión de la Doctrina al bascuence de Tolosa, y recorrió el valle de Basaburua (Navarra), para estudiar sobre el terreno e ilustrar al Príncipe Luis Luciano, sobre las más notables diferencias dialectales del lenguaje de aquella región con el común en Navarra y Guipúzcoa.

En 1867 vertió, con igual destino, al bascuence vulgar de Cegama, El Evangelio de San Marcos y el Cántico de los Cánticos de Salomón, y al literario de Guipúzcoa el mismo libro de los Cánticos, el de Ruth, el de Jonás y el Apocalipsis del apóstol San Juan, la mayor parte de cuyas traducciones permanecen inéditas, por causas cuya enunciación no me corresponde, en manos del sabio filólogo que se las encomendó.

En 1869 y 1870 acompañó nuevamente al Príncipe Bonaparte en sus excursiones al país bascongado, cooperando eficazmente a sus trabajos lingüísticos; realizando nuevos viajes a las montañas de Navarra en 1871, para adquirir sobre el terreno mismo importantes y exactos datos, indispensables para la ejecución del notabilísimo Mapa lingüístico de las siete Provincias bascongadas, que a la sazón venía preparando aquel sabio bascófilo.

Desde aquella fecha, el Sr. Otaegui, que ha publicado estos últimos años en la prensa del país algunos otros trabajos literarios de menos importancia, y ha hecho diversas traducciones de otra índole por encargo de distintas corporaciones, sigue siendo, en materias de lengua y literatura bascongada, el corresponsal predilecto del Príncipe Bonaparte, con quien sostiene larga e interesante correspondencia.

Hasta hace poco más de un año, el Sr. Otaegui, no había intentado realizar un solo trabajo en verso; algunos de sus ensayos revelan, no obstante, en él, dotes muy apreciables, y sus traducciones de las odas A la Ascensión y La vida del campo, deben animarle a seguir con preferencia este camino, para el que, en mi opinión, revela facultades más adecuadas que para las composiciones originales.

El laborioso profesor de la ciudad de Fuenterrabía, obtuvo el año pasado en el Concurso de Elizondo, el premio señalado por la Asociación Euskara para el maestro bascongado que hubiere ejecutado más trabajos en lengua ibérica, y me ha favorecido asimismo, entre otras versiones, con varias en prosa de diversas narraciones del insigne Trueba, que no me ha sido posible incluir, por su carácter, en esta serie del Cancionero, a la que estaban destinadas.

Méritos más que suficientes son los expuestos para que el Sr. Otaegui merezca consideración de todos los amantes de nuestro peculiar idioma y nuestra especial literatura, y tengo por mi parte un verdadero placer en darlos a luz, para que sean conocidos y debidamente apreciados.

Hé aquí ahora la oda de Fray Luis de León y su traducción euskara:


A la Ascensión.


¿Y dejas, Pastor santo,

Tu grey en este valle hondo escuro,

Con soledad y llanto,

Y tú, rompiendo el puro

Aire, te vas al inmortal seguro?

Los antes bien hadados,

Y los agora tristes y afligidos,

A tus pechos criados,

De ti desposeídos,

¿A dó convertirán ya sus sentidos?

¿Qué mirarán los ojos

Que vieron de tu rostro la hermosura,

Que no les sea enojos?

Quien oyó tu dulzura

Qué no tendrá por sordo y desventura?


¿Aqueste mar turbado

Quién le pondrá ya freno? ¿quién concierto

Al viento fiero airado?

¿Estando Tú cubierto

Qué norte guiará la nave al puerto?


¡Ay! nube envidiosa

Aun de este breve gozo, ¿qué te aquejas?

¿Dó vuelas presurosa?

¡Cuán rica tú te alejas!

¡Cuán pobres, y cuán ciegos!, ay, nos dejas!

Fray Luis de León.


Jesukristoren igoeran edo igandean. 

(1: Igoera, igande-a, ascensión, elevación. Tratándose de la del Señor a los Cielos, quizás hubiera sido más propio, y desde luego más expresivo, decir Jesukristoren zeruratzean.)


¿Ta uzten dezu, Artzai santua,

Bakardade ta lantuaz,

Ibar ondokai ta illun onetan

Zure jendea (2) emen beraz

Ta zu, autsirik aize garbia,

Betiko bizira zoaz?


Len doatsuak, eta orain triste

Ta atsekabeak diranak,

Azitakoak zure laguntzaz,

Zure mendetik kenduak,

¿Nora itzuliko dituzte bada

Orain beren sentierak?


Zure arpegiren (4) edertasuna

Ikusi zuten begiak,

¿Zeri diote begiratuko

Bekaizten baditu danak?

¿Zer izango ez du gor ta doakabe

Itzeztia (5) adi zizunak?


¿Zeñek parako dio orain brida

Ichas genasi oneri?

Górdea zaudela, ¿nork araudéa

Aize gogor iratuari?

¿Nork erakusko dio bidea

Idorrera (6) ontziari?


¡¡Ai! odeia naia! poz labur ontaz

Ere, ¿zér zera kejatzen?

¡Zeñen ederki urruntzen zeran!

¿Norà ariñ dezu egaatzen?

¡Zeiñ bearrean ta zeñen itsu

¡Ai! gaituzun lajatutzen!


Claudio de Otaegui.


(2) Zure jende-a, tu gente, tu grey.

(3) Emen beraz, por emen bean.

(4) Arpegiren, contracto por arpegiaren.

(5) Itz-eztia, lit. palabra dulce. ¿Quien escuchó tu dulce voz, qué no tendrá por sordo y desventura?

(6) Idorrerá, legorrerá, a seco. Es decir, ¿Quién enseñará el camino a tierra a la nave? Idorrerá está empleado por baionará, portura, y es ciertamente más poética la voz.


IV.

DIES IRÆ...

Versión euskara, dialecto guipuzcoano,

por

El P. José Ignacio de Arana.

Entre las Poesías religiosas publicadas en el tomo IV de la serie II, ofrecí una traducción bizcaína de este grandioso himno, en el que se representan con los colores más lúgubres y solemnes a la par, las alegrías y las tristezas que deben animar el episodio terrible y conmovedor del fin del mundo y del juicio postrero de los hombres.

A continuación tengo el gusto de dar a conocer un nuevo ejemplar del mismo himno, vertido al dialecto guipuzcoano por el ilustrado bascófilo D. José Ignacio de Arana, de la Compañía de Jesús, uno de los escritores con cuyos trabajos se honran hoy más la literatura y la poesía euskara.

El P. Arana, el más profundo y elegante quizás de entre todos los poetas que rinden hoy culto a la Musa bascongada, nació en la villa de Azcoitia, cerca de Balda, solar materno de San Ignacio, y en dirección a Loyola, casa paterna del ilustre fundador de la Compañía de Jesús, en la casa llamada Baroikoa, o del Barón, siendo bautizado en la parroquia matriz de Santa María de la Asunción, de aquella villa, el 26 de mayo de 1838.

Pasó su niñez, y recibió su primera educación, en la villa nativa, y en Amézqueta y Ezquioga, cursando poco después la segunda enseñanza, y el estudio de las lenguas castellana, latina y griega, en Azcoitia, Albistur, Aránzazu y Pamplona.

En 1854 ingresó en Loyola en el noviciado de la Compañía de Jesús, institución a la que pertenece desde aquella fecha.

Los puntos principales en que ha habitado por razón de sus estudios superiores, enseñanza y ministerio sagrados, son: Loyola, Salamanca, León, Carrión de los Condes, Orduña y Zarauz, en España, y en Hagetman, Bayona y Poyanne, en la vecina Francia, a donde se ha visto desterrado por tres veces, como miembro del instituto religioso a que pertenece. (N. E. Véanse los diferentes destierros de los jesuitas)

A principios de este año ha regresado nuevamente a la tierra nativa, entrando a formar parte del profesorado del Colegio de segunda enseñanza, fundado en Orduña (Vizcaya) por la Compañía.

En la última década ha escrito la obra titulada Vidas de algunos claros varones guipuzcoanos de la Compañía de Jesús (1) (en colaboración con el P. García, y el H. José R. Lizargarate); un Compendio de la Vida de San Ignacio de Loyola, en bascuence y castellano, (2) un librito relativo a la Congregación del Sagrado Corazón de Jesús; una versión del latín en zortzicos euskaros del Breve oficio sobre la purísima Concepción de la Virgen; (4) y otro pequeño opúsculo en latín, impreso en Toulouse en 1875.

Como poeta el P. Arana ha escrito numerosísimas composiciones, muchas de las cuales figuran en diversas obras piadosas, algunas que han sido leídas en las Academias que celebra su instituto, otras, como la oda inédita a Elcano que doy a conocer en este mismo volumen, que han sido laureadas en público certamen, y buen número que aún permanecen inéditas.

En esta serie doy a conocer algunas de éstas, gracias a la complacencia de su autor, que se ha prestado gustoso a ello.

Tengo entendido que el P. Arana tiene además comenzados diversos trabajos sobre literatura y métrica euskara, que sería de desear pudiera dejar terminados, según se lo vayan permitiendo las ocupaciones de su sagrado ministerio.

A continuación encontrará el lector su versión euskara del Dies irae, composición sobre la que expuse ya un breve juicio, y de la que di el texto latino en el citado tomo IV de la serie II.

(1) Tolosa, en la imprenta de Modesto Gorosabel y Cía, año 1870. 

Obra costeada por varios bienhechores.

(2) San Ignacio Loyolacoaren bicitza laburtua euskaraz eta gaztelaniaz

- Bilbon, Larumbe anayen moldizteguian, 1872. - Este libro contiene al final dos curiosos apéndices sobre el bascuence, sus diversos dialectos, y la ortografía euskara, y varias composiciones religiosas del autor.

(N. E. San Ignacio, no escribe ni Iñaki ni Natxo.)

(3) Jesus-en Biotz Sagraduco Billera santu edo Congregacioaren gañeco cerbaitzuec dacazquien liburuchoa. - Vitoria, viuda de Egaña e hijos, 1870.

(4) Ama Virgiña guciz garbi Concepciocoaren Oficio laburra, (N. E. mira que llamarle la burra a la madre virgen de Josu, al menos haberla llamado Ternera, como el conocido etarra...) 

latiñezco itz neurtuetatic eusquerazco zortzicoetara itzulia. Erroman, Propagandaco moldizteguian, 1872 garren urtean.


DIES IRÆ...

Versión euskara. (Dialecto guipuzcoano).


Hura bai egun izugarria,

David erregek digunez

Zeñean dana da auts biurtuko

Jaungoikoaren asarrez.


¡Zeiñ bildur eta ikara orduan

Izango dira gizonak

Juezak (1) zuzen pisatutzean

Egiñak charrak edo onak!


Mundu guzian izugarrizko

Tronpeta baten soñura, (2)

Obietatik jaikiko dira

Jaungoikoaren tronura. (3)


Geldiko dira zeru ta lurrak

Ta eriotz-bera izutua,

Eman bearrik gizon pistubak

Jainko Juezari kontua. (4)


Liburu bat an agiriko da,

Nun egongo dan jarririk,

Mundu onetan zer egiñ degun

Onikan edo gaizkirik.


Charkeri danak an izango du

Merezi duen minpena, (6)

Juezak zorrotz jartzen danean

Agertuko du gordeena.


¿Zer esango det? ¿Zeiñ artuko det

Nik bitarteko ta buru,

Justua bera egongo bada

Estu-estuban seguru?


¡Errege itzaltsu bildurgarria,

Nor-nai salbatzen dezuna! (7)

Errukiz arren salba nazazu, (8)

¡O iturri oparo biguna! (9)


Oroi zaite bai, Jesus maitea,

Nigati etorri ziñala, (10)

Ez utzi galtzen egun artan ni,

Salbatu al nazun bezala.


Nere billan zu nekatu ziñan

Gurutze baten ill arté;

Erosi nazu: (11) lan ori galtzen

Ez nadilla izan ni parté.


¡O Juez zuzen ordañ-zalea!

Erregutzen det geiago;

Arren barkatu egun gorri hura

Irichi baño lenago. (12)

Gaizkille-baten eran negarrez

Lotsaz arpegi gorririk, (13)

Barkazio eske nago, Jainkoa,

Begiyak ezin jaikirik.


DIES IRAE...

Versión castellana. - (Anónima.)


Día de ira, cuán terrible,

Según David y Sibilas, (N. E. Sibila)

Aquel en que todo el mundo

Convertiráse en cenizas.


¡Cuán grande será el temor

Cuando Cristo, con divisa

De Juez, venga a tomar cuenta

Rigurosa de la vida!


Convocará una trompeta

Terrible, que será oída

En todo el mundo, a los muertos

Para que ante el Trono asistan.


Llena la naturaleza

De espanto, y la muerte misma,

Verán como a ser juzgado

Todo hombre resucita.


Se manifestará un Libro

En que se verán escritas,

Para juzgarles a todos,

De todo mortal las vidas.

Luego, como el Juez se siente,

Lo más oculto a la vista

Se pondrá, y no habrá culpado

Con quien no se haga justicia.


Qué haré yo, cuitado entonces?

Quién habrá que por mí pida,

Cuando en el juicio supremo

El justo apenas respira?


Rey de majestad tremenda,

Vos que dais la eterna vida

Graciosamente, salvadme,

Fuente de piedad divina.


Piadoso Jesús, no olvides

Que por mí fue tu venida

Al mundo; y así, el que yo

Te pierda, no lo permitas.


En buscarme te cansaste,

Padeciste la ignominia

De la cruz por redimirme:

No se frustren tus fatigas.


Justo Juez de las venganzas,

Remitid las culpas mías,

Antes que de nuestro juicio

Llegue aquel tremendo día.


Gimo y lloro como reo,

Y me avergüenzo a la vista

De mis pecados: Dios mío,

Perdona al que te suplica.


Vos que oíste al buen Ladrón

Y perdonaste a María,

En ellos me diste a mí

Esperanza firme y fija.


De conseguir el perdón

No son mis plegarias dignas;

Líbrame del fuego eterno

por tu bondad infinita.


Ponme entre los escogidos,

De los precitos me quita,

Colocándome a tu diestra,

Donde todo bien estriba.


Arrojados los malditos

A aquellas llamas continuas,

Llámame con los benditos

De tu Padre, gloria mía.

Humilde y postrado os ruego,

Deshecho como ceniza

El corazón, que mi bien

Y mi último fin consiga.


Lamentable día aquel,

En que el hombre que yacía

Hecho polvo, resucite

A ser juzgada su vida.


Perdona al hombre, Dios mío;

Piadoso Jesús, consigan

Paz y descanso las almas,

E ir a gozar de tu vista.

Amen.


(1) Juez-a. Sinónimo euskaro puro, ekadoi-a.

(2) Tronpeta baten soñura, al son de una trompeta... El bascuence tiene como propia equivalente de tronpeta, la palabra durundu-a, turuntu-a o turrunta, voz llena y sonora, de cierta armonía imitativa, y que parece expresar, por sí sola, un sonido fuerte y prolongado. (N. E. Así fue el sonido de las siete trompetas de los siete sacerdotes en Jericó, con Josu : Josué a la cabeza. Cada uno de ellos hablaba un dialecto euskera. La primera gramática euskera batúa estaba dentro del arca de la alianza, pero la robó Indiana Jones. Quizás esté traspapelada, cerca de la piedra Rosetta, en el museo británico de Londres. Egipto la reclama.)

(3) Sinónimo euskaro de tronua, jargoya.

(4) "Cielo y tierra, y hasta la misma muerte, quedarán asustados al ver que los hombres resucitados (pistubak) tienen que dar cuenta a Dios... de su pasado."

(5) Onikan edo gaizkirik. Todo lo que hemos hecho en este mundo de bueno o de malo.

(6) Charkeri danak... Toda maldad tendrá allí el condigno castigo (minpena).

(7) Nor-nai salbatzen dezuna, lit. que salvas a quien quieres.

(8) Salba nazazu... ¡Sálvame! - En el sentido de salvar dando la gloria eterna, el P. Larramendi señala, con mucha propiedad, el verbo gozabetatu. (N. E. De beti + gozoa, gozo eterno, gloria eterna.)

(9) ¡O iturri oparo biguna! ¡Oh, fuente por demás piadosa!

(10) Nigati etorri ziñala... mundura edo lurrera...

(11) Erosi nazu, lit. cómprame; esto es, redímeme. (N. E. Eroski)

(12) Arren barkatu... perdóname por piedad, antes que llegue aquel terrible día (egungorri hura).

(13) Lotsaz arpegi gorririk, o arpegia lotsaz gorriturik... enrojecido de vergüenza el rostro...

(6) Es el verbo emon, b. eman, g.

(7) Sinónimos euskaros de Kulpa: errua, gaizkita, ogen-a variante de este verso del mismo autor: Askatuta erruen.

(8) Sinónimos puros de esta voz: doai-a, doain-a.

(9) Bide-ziurra, lit. camino estrecho, atajo, sendero.

(10) Alabanza... "Es voz bascongada: sin añadir ni quitar letra significa semejanza de hija; y como es natural hablar con cariño y estimación de una hija, así a las expresiones de aprecio y estimación en favor de alguno se dio el nombre de alabanza." (LARR.) 

(N. E. La palabra "alabanza" está formada con raíces latinas y significa "cualidad del que da elogios". Sus componentes léxicos son: alapari (jactarse), más el sufijo -anza (sustantivo verbal que indica cualidad) – Véase laude: loar).

(11) Sin. euskaros del verbo unjidu: gantzutu, likayotu. 

(12) Tanto la voz onoria (onorea u ohorea), como las correspondientes castellana, latina y francesa, honra, honor, etc. (onrea onra), proceden, según el P. Larramendi, y Chao encuentra también lógica la etimología, del bascuence on-or, que equivale literalmente a bien ahí. On-a, hon-a, o hun-a, según los dialectos, vale tanto como bueno (bon), excelente (excellent), perfecto (parfait). (N. E. La palabra "honor" viene del latín honos, honoris, que describía ciertas cualidades (rectitud, decencia, dignidad, gracia, fama, respeto, etc.))

(13) Variante. - En borradores del autor aparece la siguiente:

"Arren ontzat artuizu

Nik zu alabetia,

Birjiña Ama Marija

Grazijaz betia...”

(14) Leku nai diot... Está suplido el verbo eman. Leku eman nai diot...

(15) Su ta garrezko leizean... Al perderse para siempre todos los malos en el abismo de fuego y llama...

Aquí nos encontramos nuevamente con la voz su-leiza, su-lezea o su-leza, (ígneo - abismo, infierno), de que he hecho mención en la nota 1 de la página 246, voz empleada también por el mismo Azcue en su versión bizcaína del Dies irae, estrofa 15, verso 5:

“Joan ez nadin suzko lezara

Jauna Jauna dan artian.”

(16) Makurturik autsetaraño biotza. Cor contritum quasi cinis.

(17) Azaroa o Azilla, es el mes de noviembre.

sábado, 11 de junio de 2022

CARTA XXXI. Monasterios de nuestra Señora de la Murta y de Cotalva

CARTA XXXI. 

Monasterios de nuestra Señora de la Murta y de Cotalva de la orden de S. Gerónimo: el de Aguas-vivas de la orden de S. Agustín: el de Valdigna de la orden de S. Bernardo: colegiata de Gandía: algunas noticias del convento de dominicos de Luchente. 

Mi querido hermano: Al cabo he podido verificar el viaje que deseaba a los cuatro monasterios que hay en este reino situados en la costa del mar entre Valencia y Denia, que aunque no son tan antiguos como otros muchísimos de España, sin embargo esperaba hallar en ellos algunas antiguallas depositadas por sus fundadores; mas la experiencia me hizo ver el daño que hacen a la literatura las discordias y guerras civiles, (1), cuyo furor no perdona ni aun a los códices viejos encerrados en los archivos; muchos de los cuales suelen perecer y perderse por la misma mano que los quiso salvar. Me ha acontecido en este viaje lo que al P. Martene en el que hizo por la Flandes, y parte de Alemania el año 1718, donde dice que muchas de sus expediciones no tenían otro premio que el dolor de ver por sus ojos la pobreza literaria de algunos monasterios y abadías. En estos de que voy a hablar, queda por lo menos alguna cosa apreciable y digna de memoria. 

El primero que se encuentra caminando hacia el mediodía de Valencia es el de nuestra Señora de la Murta, de la orden de S. Gerónimo, distante como una legua hacia el oriente de la villa de Alcira. Su fundación es del año 1401: está situado en el ángulo de un valle llamado de Miralles, que se va estrechando por entre dos altas sierras, vestidas en todo tiempo de romeros, arrayanes y murtas espesísimas, de donde tomó después el nombre; sitio apacible, muy solitario y a propósito para la contemplación. Esta casa fue en los principios muy pobre, como la pinta el P. Sigüenza; la mayor parte de las cosas preciosas que ahora posee son dádiva de D. Diego Vich, patrono del monasterio, que murió hacia la mitad del siglo XVII. En su sacristía, que es grande y devota, vi un portapaz de plata, de medio palmo de elevación, de dibujo gótico, en cuyo centro hay una figura del Ecce homo: será cuando mas del siglo XV. Item un púlpito de piedra, donde se dice haber predicado S. Vicente Ferrer el año 1409, con un buen cuadro del santo en esa actitud; otro como de tres palmos de elevación, que allí creen ser retrato del Españoleto, pintado por Juan de Ribalta, no lo es. D. Diego Vich regaló al monasterio una porción de retratos de españoles ilustres, originales de Ribalta, cuya noticia puede verse en el Diccionario de profesores de las bellas artes (v. Ribalta), entre los cuales no se halla ninguno del Españoleto; ni a este grande hombre, que floreció en el siglo XVII, puede convenir lo que se figura estar escribiendo en un libro el retratado en este cuadro, je vint... à Bruseles à 28. Nov. 1531; lo cual y la fisonomía parece convenir mejor a Luis Vives: sin duda es de este el retrato de que hablamos, el primero que refiere aquel Diccionario, pintado por Ribalta; el cual con los demás estuvieron antes en la librería, y ahora se hallan esparcidos por el convento. 

De otro cuadro grande maltratado que hay en la misma sacristía me contaron cosas harto singulares: representa la crucifixión del señor, o alguno de los actos preparatorios. En él se halla escrito que le regaló al monasterio mosen Gerónimo Maestre, beneficiado de la parroquial de los santos Juanes de Valencia el año 1522, y que le había traído de Roma un maestro Balaguer, a quien le regaló el papa Eugenio IV, siendo ya entonces opinión común en aquella capital que era pintura del tiempo de los apóstoles: especie de todo punto inverosímil. 

Conservan también aquellos monjes un Horario, o sea Devocionario escrito magníficamente en vitela con muchas miniaturas, el cual, como parece por una nota que hay en él, dio D. Diego Vich entre otras pinturas a este convento de la Murta a 26 de Junio de 1641. Aunque en el calendario y letanías falta el nombre de S. Vicente Ferrer,  le tengo por posterior a su canonización, y escrito muy a los fines del siglo XV, o entrado el siguiente; porque después del calendario se hallan dibujadas las armas imperiales, y al rededor esta inscripción: Maximilianus imperator romanorum semper augustus; y al pie de ellas dice así: HALI-MAS. Por donde debe suponerse posterior este códice al año 1493, que es cuando Maximiliano I fue coronado en Aix. En la plana colateral a esta se halla otro escudo de armas, con estas palabras en el contorno: Franciscus de Taxis, magister postarum serenissimi principis Ka. archiducis Austriae

Al fin del libro, que contiene lo que todos los de esta clase, dice así: Vidit Fr. Joannes Vidal 23 Maji 1586. La biblioteca del monasterio es harto abundante en libros del siglo XVI. Lo más singular que en ella vi es un código MS. en vitela, que contiene los siete libros Divinarum institutionum de Lactancio. Téngole por del siglo XII, aunque las iniciales de bermellón saben a otra mano posterior. Hay en él variantes de consideración, y por lo mismo merece ser consultado cuando los españoles emprendan una nueva edición de las obras de este filósofo cristiano, con que mejoren las extranjeras (* Este códice ha venido a mi poder por especial gracia de aquella comunidad.). Las reliquias principales que aquí se conservan son dos cabezas de las compañeras de Santa Úrsula, un dedo de S. Gregorio Taumaturgo, un diente de S. Gerónimo, y la cabeza de Santa Fulgencia.; otras alhajas reconocí modernas y de poca consecuencia para la historia de la literatura. De este monasterio pasé al llamado de Aguas-vivas de la orden de S. Agustín, donde hace algunos años se guarda la perfecta vida común. El sitio es ameno sobremanera; pero es mucho mas deliciosa la unión y paz con que viven aquellos religiosos, a que contribuye mucho el celo y 

ejemplo de su prelado el P. M. Fr. Basilio Rosell (Rossell), bien conocido por sus tardes monásticas. Otra obra tiene el mismo casi concluida, en que prueba que el antiguo monasterio servitano, cuyo abad fue S. Donato en el siglo VI, estuvo en este mismo sitio de Aguas-vivas. No contradice a esta situación lo que de él dijo S. Ildefonso que estaba in agro setabitano; cuya denominación pudo extenderse a este territorio, que sólo distaba de Sétabis tres leguas escasas. Favorecen mucho a esta opinión las ruinas de edificios que se han hallado en sus inmediaciones; los cuales en la uniformidad de sus áreas, puertas y construcción, y en la proporcionada distancia de unos a otros, muestran bien haber sido celdas de alguna de las lauras antiguas. Otras observaciones tiene recogidas este docto escritor, cuya publicación podrá contribuir a que se aclare este punto tan oscuro de nuestra historia eclesiástica.

Poco más de una legua dista de este monasterio el de Valdigna, de la orden del Císter, donde fuimos hospedados por el señor abad en su palacio. Fundó esta casa el rey D. Jayme II de Aragón hacia fines del siglo XIII. Queda de aquellos tiempos el claustro y alguna otra parte del edificio: lo demás ha tenido varios aumentos y mejoras, que no contribuyen poco a la magnificencia del monasterio. Nuestro primer cuidado fue reconocer la biblioteca, en la cual hallamos lo que en las más de este reino, bastante caudal de libros impresos, pero pocos MS.: húbolos en otros tiempos; mas las guerras asolaron cuanto era capaz de experimentar su furor. De esta y otras desgracias pudo salvarse una biblia en fol. MS. en vitela, de que da razón la nota siguiente: Ista biblia est monasterii Vallisdignae; quam quidem bibliam dedit dominus Jacobus Aragonum rex ffratri Iohanni dicti monasterii tunc abbati. Acaso será anterior al siglo XIII. Más reciente es un salterio MS. vit. 8. secundum ordinem cisterciensium. Posee además este monasterio algunos libros raros, aunque no desconocidos. Mucho se enriquecerá su biblioteca con la del docto maestro S. Juan, abad que fue de esta casa; en ella traté a tu buen amigo el maestro D. Alberico Rubio, y a otros dignos monjes amantes de las buenas letras, no menos dedicados al estudio que a la práctica de las virtudes monásticas. La sacristía es correspondiente a la iglesia, espaciosa, desahogada, y adornada con buenas pinturas. En el relicario, que es muy bueno, vi, entre otras cosas, un cáliz antiguo de plata como de un palmo de elevación; el cráter, que es de figura cónica, tiene ocho dedos de diámetro, y cinco de profundidad: una dalmática moderna al parecer con inscripciones arábigas, de la cual me dijeron que habla Ríos, el difunto cura de Cullera, en una disertación sobre la antigüedad de Llauri. No he podido ver hasta ahora este papel; creo que si la dalmática es de las antiguas, la forma actual de las mangas será obra de remiendos con que han contrahecho aquella pieza; tengo por mas verosímil que toda ella sea obra reciente mandada labrar por algun morisco convertido a nuestra santa fe. Otras reliquias de los moros quedan en una ermita de Santa Ana próxima al monasterio, donde en el alero del tejado se ven muchos ladrillos con caracteres arábigos. Aunque mi principal objeto era visitar el monasterio de Cotalva, quise al paso detenerme en Gandía, para ver aquella iglesia colegial, erigida por Alexandro VI a fines del siglo XV. Mas en su archivo no hallé de lo que buscaba sino el misal valentino en vitela, impreso. en Venecia año 1509, del cual tengo hablado en mis cartas anteriores: item un epistolario impreso en Madrid por Tomás Junta en 1595, y un pontifical romano en fol. con esta nota al fin: Finit liber pontificalis emendatus diligentiam rev. in Christo patris domini Jacobi de Lutiis utriusque juris doctoris, episcopi Cajacensis, et domini Joannis Burckardi, capellae S. D. N. papae caerimoniarum magistri. Impressus Collibus vallis Trompiae per Mafeum de Tracazinis sedente Alexandro VI. P. M. anno ejus XI. MCCCCCIII. die XII Augusti, esto es, seis días antes de morir este papa. Fueron vanas las diligencias que practiqué para adquirir alguna noticia de un hijo de la misma ciudad llamado Onofre Capella o Capilla, buen poeta, que floreció muy a los principios del siglo XVI, discípulo, o por lo menos amigo del sevillano Juan Partenio Tovar, maestro de poética en la universidad de Valencia. Nuestros bibliógrafos no conocieron las obras de estos dos poetas, las cuales se imprimieron en Valencia por Jorge Suriano año 1503; de cuya edición vi años atrás un ejemplar muy raro, que se conserva en la biblioteca de mi convento de S. Onofre. Es un volumen en 4.° que tiene por titulo: Torrentis tarraconensis carmina, y contiene otras poesías latinas, igualmente desconocidas, en loor de la Concepción de nuestra Señora. Allí pues hay una correspondencia epistolar en verso entre Tovar y Capilla; y que este era hijo de Gandía consta de un Tetrastichon de Tovar, en que habla así a su amigo: Musoeum danaum, aut Album te credo Tilbullum, Dirceum aut vatem, Gandia quem genuit.

Este país es deliciosísimo y muy poblado, la gente alegre e industriosa, y el suelo fértil; no son de extrañar las lisonjeras descripciones que hacen de esta tierra los viajeros nacionales y extranjeros. Pero a mí me llevaba toda la atención el monasterio de Cotalva, situado a una legua de esta ciudad hacia el mediodía, fundado por el duque real de Gandía D. Afonso de Aragón en 1388; es esta una de las primeras casas de la orden de S. Gerónimo. Antes estuvo en la Plana de Xabea junto a Denia; mas por las correrías y daños de los moros se trasladaron los monjes a este sitio, que es acaso lo mejor de todos sus contornos. Hace famosa a esta casa, además de la vida regular que en ella florece, la gran colección de pinturas que dejó de su mano el discípulo de Joanes Fr. Nicolás Borrás, casi tan aventajado en el dibujo como su maestro; aunque en el colorido es muy inferior, o porque no le permitía más su pobreza, o porque quiso ser conocido con este carácter. La noticia por menor de sus obras se halla en el Diccionario de los profesores de las bellas artes, cuyo autor se admira de que pudiese pintar tanto un hombre solo; mas era monje, desprendido de todos los negocios y cuidados de la vida, libre de las distracciones de los vicios, es decir, muy apto para servir a la sociedad en las artes y ciencias. En el capítulo, que es bueno, hay una sepultura, de que me contaron muchas maravillas, cuya memoria se conserva por tradición en aquella casa. Una es y muy señalada, que hallándose disminuida la comunidad cuando se trataba de hacer la procesión del Corpus, no se sabe en qué tiempo salieron de la sepultura monjes difuntos, los cuales después de haber asistido a aquel acto volvieron a su huesa. Queda este hecho representado en un mal cuadro, que dice poco con los de Borrás. En la sacristía hay un antiguo portapaz harto parecido al de la Murta. En el archivo vi un códice MS. en papel, que contiene lo que dice el epígrafe siguiente: Constitucions generals ordenades per lo primer capitol general del orde de sanct Jeronim en lo monestir de Gadalub en lani MCCCCXVI (1416). En la biblioteca, que está harto descuidada, reconocí un volumen en 4.° impreso sin foliatura; y aunque por faltarle al fin algunas hojas, no se puede averiguar el lugar y año de la impresión, bien se echa de ver que es de los principios de la tipografía. Contiene lo siguiente: In nomine Domini nostri Jesu Christi, ac gloriosissimae matris suae: incipit liber qualiter ministranda sunt sacramenta religiosis egris juxta morem ordinis eximii doctoris patris nostri Hieronymi. Sigue un tratado con este título: Consideración contemplativa para los que están propinquos a la muerte, sacada del contemptus mundi, y de los soliloquios de Sant Buenaventura. De un Fr. Martín Romeu se conservan allí varios opúsculos MSS., entre los cuales el más considerable es: Apología pro defensione operis B. Ariae Montani. 

El acueducto por donde va encañada el agua una legua distante del monasterio, no quiere competir con el de Segovia en altura y grandeza, como dijo un sabio escritor, aunque está bien construido, y tiene la recomendación de ser obra de los mismos monjes. No hallando ya más en el monasterio que pudiese detenerme, resolví pasar a S. Felipe (Xátiva). En el camino se descubre el convento de mi orden de Luchente, situado en lo alto de un monte, del cual, pues queda lugar, referiré alguna de las cosas que tenía registradas y notadas en él hace algunos años. Conservan en la biblioteca una historia MS. en lemosín del suceso de los Corporales de Daroca, que aconteció en este monte. El autor muestra ser religioso, y en el prólogo dice que su nombre le expresarán las letras iniciales de los seis capítulos de su obra; las cuales unidas forman esta palabra Ragual, que pudo ser su apellido. Es posterior a los tiempos del papa Eugenio IV, de cuya bula para el jubileo de la iglesia de Daroca hace mención en el prólogo; allí mismo dice que dedicaba su escrito a Doña Leonor de Proxita y de Castellet, condesa de Adversa y señora de las Baronías de Almenara y de Luchente. 

Aunque este papel parece escrito con más piedad que crítica; sin embargo creo que algunas curiosidades podrán notar en él los historiadores; como lo es, que la entrada del los cristianos hasta Luchente fue con el permiso del rey D. Jayme I: que se ejecutó antes de la conquista de Valencia, apenas concluida la de Mallorca, esto es, hacia el año 1230: que en ella iba de capitán el famoso D. Berenguer Dentenza (de Entenza, Entensa, Entença), acompañado de D. Fernando Sanchiz de Inerbe (f. Ayerbe), D. Pedro de Luna, D. Pedro Eximénez Carroz (o Carrós), D. Ramon de Cardona y otros caballeros. Novísimamente he pedido una copia de este documento, la cual me ha franqueado el P. Fr. Vicente Maiques, y la envío para la colección. 

En la misma biblioteca vi dos MSS. originales del sabio M. Fr. Tomás Maluenda; el 1.° tiene este título: Praeclara de Antichristo disputatio. Es como el primer borrador de la grande obra que escribió de Antichristo: el 2.° In Davidicos psalmos commentarii, in quibus vetus et vulgata latina editio ex fonte hebraico eruitur et illustratur. Esta obra es más extendida que la que se publicó después, y es sensible que no la concluyese, pues sólo comprende los tres primeros salmos.  

Llámase este convento de Corpus Christi: en el nicho principal del altar mayor se ve de escultura un clérigo en aptitud (actitud) de mostrar al pueblo los Corporales con las formas consagradas teñidas en sangre. La ara está sobre el codol o peñasco, bajo del cual se escondieron los Corporales, cuando con el rebato que dieron los moros, se interrumpió el sacrificio de la misa, en que debían comulgar los capitanes cristianos. Guárdanse allí varias reliquias preciosas; la casa ha florecido siempre en letras y virtud. Algunas tradiciones quedan, si merecen este nombre, de los favores con que se supone haber distinguido Dios aquel lugar y sus moradores, aunque en el día no se cuentan ni oyen sin desprecio. Sólo diré de las repetidas procesiones que se veían por los aires, de las once mil vírgenes; cosa que pudieron tomar de lo que refiere Martene en su viaje de 1718, cuando mil y cien vírgenes de las once mil que se cree están depositadas en el monasterio de los Macabeos en Colonia, fueron en procesión por los aires a la abadía de los cistercienses Altemberg: especies populares, desechadas por aquel sabio monje que supo hermanar la piedad con la buena crítica (a: Voyage litter. de deux religieux benedict. de la congr. de S. Maur. pág. 261. 262.). 

Concluyo con una noticia importante, y de grande ejemplo para los amantes de la literatura nacional. La casualidad me ha presentado un amigo, que lo es muy íntimo del actual prior de la iglesia colegiata de Besalú, D. Luis García Conde, nombrado para tesorero de la catedral de Tortosa. Con esta ocasión manifesté mis deseos de saber la antigüedad que tiene en aquella iglesia colegial la famosa reliquia de la vera cruz, que allí creen poseer, según he oído, desde los tiempos de S. Dámaso en el siglo IV. 

Esta tentativa ha producido los mejores efectos. El señor Conde, noticioso de mi empresa, ha querido remitirme una docta disertación que tenía trabajada acerca de esta reliquia, junto con algunas observaciones críticas sobre la serie cronológica de los condes de Besalú. Y aunque yo debo guardar para cuando llegue a aquella iglesia el hacer uso de su trabajo, no puedo dejar de enviarte la copia de algunos documentos que me ha remitido también, sacada fielmente de los originales que existen en su archivo, los cuales, por no haber publicado Pedro de Marca en su Marca Hispánica, me parecen muy importantes para nuestra colección. Tú los verás, y darás conmigo las gracias a quien tanto se interesa en los progresos e ilustración de nuestra historia

A Dios. Valencia &c. 

NOTAS Y OBSERVACIONES.

(1) Las discordias y guerras civiles, cuyo furor no perdona ni aun a los códices viejos encerrados en los archivos. Son innumerables los archivos y las bibliotecas que han perecido, o han sufrido grandes extravíos y pérdidas por esta causa. Añádense las guerras con los extraños, las irrupciones de gentes bárbaras, los incendios, los robos de los literatos avaros, que han desflorado o disminuido insensiblemente estos depósitos públicos de las buenas letras. Aunque no consta quien fue el autor de las bibliotecas y archivos (V. Reimman. Idea antiq. lit. Aegypciacae p. 96. 8. 44. et p. 176. seq.), por lo menos se sabe que los han tenido todas las naciones cultas, aun en la más remota antigüedad. Dio origen a estos establecimientos la necesidad de guardar las actas e instrumentos públicos, así civiles como religiosos; la liberalidad de los príncipes y de otras personas públicas; el celo de propagar las buenas letras (V. Gundling. Hist. lit. p. 522.). Del conjunto de documentos públicos y otros códices resultaron copiosas bibliotecas entre los hebreos, egipcios, griegos y babilonios: de aquí las de Jerusalén en tiempo de su obispo y mártir S. Alexandro: las profanas de Roma llamadas Ulpia y Palatina: la del presbítero Pánfilo en Cesarea de Palestina, que llegó a juntar hasta treinta mil códices, los más de materias sagradas y eclesiásticas: por no hablar de la pontificia, conocida antiguamente con el nombre de archivo romano, de que hacen ya memoria San Gerónimo y S. Gregorio Papa, amplificada después por Nicolao V, Sixto IV y otros sumos pontífices, cuyo origen y progresos describe exactamente Ángel Rocca (Comment. de biblioth. apost. vaticana.) 

Todas estas bibliotecas y otras innumerables de varios pueblos de oriente y occidente, de que da noticia Struvio en su tratado de Bibliothecis deperditis (Introd. adnot. rei litter. p. 151. seq.) han perecido por la mayor parte, o han quedado de ellas unas leves reliquias esparcidas por varios reinos, de suerte que de las más de ellas apenas queda memoria. 

Igual suerte han tenido otras formadas posteriormente. Mabillon (Praef. musaei italic.) hace memoria de varias bibliotecas incendiadas. Lintrupio (Reliq. incendii Bergens.  Hafn. 1704.) y Edmundo Castello (Epist. dedic. Lexic. Heptagl.) lloran la quema de las suyas. En el incendio de Londres del año 1666 pereció un sinnúmero de libros, cuyo valor llegó a regularse, como dice Struvio, en cincuenta mil libras esterlinas. La famosa biblioteca de Juan Hevelio, la de Antonio Codro, la de Hassensteinio (Hassenstein), la de Stockflet de diez y ocho mil volúmenes selectísimos también se quemaron, sobre cuya desgracia merecen leerse la vida de Hassensteinio por Struvio, la carta de Teustelio a Stockflet, y Kochio de biblioth. ordin. p. 26. Sin salir de España tenemos memoria muy triste del incendio del Escorial, en que perecieron un gran número de códices árabes, y otros no menos estimables, y muchos libros, y la quema recentísima de la biblioteca de MSS. del duque de Alba en la casa nueva junto al Prado. De las bibliotecas incendiadas dio un largo catálogo Schelhormio (in Amoenit litter. t. VII. p. 75 seq.). De otras que han perecido o se han extraviado por varios incidentes tratan Julio Pflugk (Epist. ad Seckendorffium de Biblioth. Budensi pág. mihi 318. seq. Collect. I. Schmidianae), y Bartolino (Diss. ad filios, sigill. p. 20.). Entre estas causas de la pérdida de MSS. y códices de ciertas comunidades, puede señalarse la facilidad de los prelados en deshacerse de ellos, vendiéndolos o trocándolos por libros más usuales, en lo cual, aunque al parecer sirvan a los domésticos, hacen un verdadero perjuicio a los extraños, o más bien a la causa común de las letras, constando que estos códices sólo sirven al público mientras se conservan en los archivos o bibliotecas públicas. De esto se queja Martene en su segundo viaje con motivo del extravío de algunos códices del célebre monasterio de Auchin (Aquicinctum) junto a Douay, y en otros lugares. De ahí nace la actual pobreza de algunas bibliotecas, que han sido riquísimas, como de la de Cluni (Cluny) lo dice Mabillon (Itiner. Burgundic. an. MDCLXXXII. op. posthum. t. 2.p. 22.) y Ruinart de la del monasterio de S. Faron junto a Metz, fundado en el siglo VII (Iter litterar. in Alsat. (Alsacia, Alsace) et Lotharring int. op. posth. Mabillon t. III. p. 414.), y el mismo Martene de las de varios monasterios de Flandes y los Países Bajos (Second. voyag. liter. pág. 82. 106. 107.).