lunes, 6 de junio de 2022

Tomo 3, apéndice 25, carta, tirano Paulo, rey Wamba,

XXV. 

Carta del tirano Paulo al Rey Wamba, conforme se halla entre los mss. del señor Pérez en el archivo de la santa iglesia de Segorbe. (V. pág. 213.) 

Incipit epistola Pauli perfidi, qui tirannice rebellionem in Gallias fecit Wambani Princeps magni (a: Ex cod. Soriensi gotthico. Emendationes ex cod. ovetensi, indicatae per litteram O.).

In nomine Domini Flavius Paulus unctus (b: O. Paulus Suintus), Rex orientalis, Wambani regi austro. Si iam asperas et inhabitabiles montium rupes percircuisti: si iam fretosa silvarum nemora, ut leo fortissimus, pectore confregisti: si iam caprearum cursum, cervorumque saltum, aprorum, ursorumque edacitates radicitus edomuisti: si iam serpentium vel viperarum venena evomuisti; indica nobis, Domine, silvarum, et petrarum amice. Nam et (a: O. etsi.) omnia ista acubuerunt, et tu festinas ad nos venire, ut nobis abundanter filomenae (b: O. Philomelae) vocem retexeas. Et ideo, magnifice vir (c: O. visus), ascendat cor tuum ad confortationem, et descende usque ad clausuras. Nam ibi invenies opopumpeum (d: Pompeium putat legendum Alvar Gómez, propter trophaea Pyrenei.) grandem, cum quo possis legitime concertare. 


Tomo 3, apéndice 24, copia, papel, patria, sepultura, San Millán, Martín de Baylo, Torrelapaja, Verdejo

XXIV. 

Copia de un papel sobre la patria y sepultura de San Millán (a: Le envió Martín de Baylo al señor Pérez, y se halla entre sus mss. en un volumen de Actas de Santos Españoles en el archivo de la santa iglesia de Segorbe.). (V. pág. 208.) 

Ambrosio de Morales en su Crónica lib. II, c. 58. parece hacer a San Emiliano, sacerdote llamado comúnmente San Millán natural de tierra de Rioja; y dice que su cuerpo sancto está en el monasterio de San Millán de la Cogolla, cabe Najara (Nájera; cabe : junto a : juxta) &c. Pero en esto recibe engaño, siendo verdad que el dicho sancto fue natural del lugar de Verdejo, que está en Aragón en tierra de la ciudad de Calatayud, del obispado de Tarazona en los confines y fronteras de Castilla: y su sancto cuerpo está en la iglesia, so invocación del mismo sancto en otro lugar de la misma tierra, llamado Torrelapaja, cerca del dicho lugar de Verdejo. Consta ser esto así por lo siguiente. Lo primero se colige de lo que San Braulio, obispo de Zaragoza, escribe en la vida del dicho San Millán, que siendo pastor fue a ser enseñado del sancto hermitaño (ermitaño) Félix, que moraba en el castillo llamado Bilibio, y que después se volvió a su tierra a morar no lejos de la villa Virgegio: y de allí se subió a los lugares remotos del monte Destercio o Dircecio; y de allí le llamó Didimo o Didimio, obispo de Tarazona, en cuya diócesis estaba, y lo hizo presbítero y cura de la iglesia del dicho lugar Virgegio, de la cual le privó después por falsas informaciones de otros clérigos de la misma iglesia, y se volvió al dicho lugar, no lejos de Virgegio, donde tuvo y tenía él su oratorio, y allí acabó su vida, en el cual ahora está puesto su cuerpo glorioso. Esto dice en suma San Braulio. Y estos lugares no se hallan en tierra de Rioja, ni junto a Nájera, ni al monasterio de la Cogolla, sino en la dicha tierra y arciprestazgo o arcidianazgo (arcedianato) de Calatayud.

El castillo Bilibio, que Morales dice se llama ahora Villovio; en las lecciones de los breviarios antiquísimos de Tarazona se llama Bilbili, que es un monte y lugar alto y desierto, donde se dice estaba antiguamente la antigua Bilbili, patria de Marcial, que ahora se llama Bambola en los contérminos de la ciudad de Calatayud (Bilbilis). 

Y el lugar Virgegio es el que ahora se llama Verdejo, y en las liciones (lecciones) de los dichos breviarios antiguos se llama Vergegio, que está en la diócesis de Tarazona en las fronteras de Castilla, y otro lugar de este nombre ni semejante a él, ni lo hay, ni lo ha habido en tierra de Rioja, ni junto a Nájera, ni junto al monasterio de la Cogolla. 

El monte Distercio o Dircecio (que ahora no hay tal nombre, ni en tierra de Nájera, ni en la tierra ni comarca de Verdejo) avemos (habemos, hemos) de conjeturar que era alguna de las sierras y montes que están cercanos a Moncayo, quizá donde está ahora la casa de nuestra Señora de la Sierra, u otra por aquel contorno; pues dice San Braulio que estaba en la diócesis de Tarazona el dicho monte.

El lugar donde después fue a parar, y se recogió San Millán después de haber sido excluido y privado de la cura y vicaría de Virgegio por Didimo, obispo de Tarazona, donde pasó y acabó su vida, que se llamó su oratorio; es la iglesia so invocación de San Millán, que está en el lugar que llaman ahora Torrelapaja, que en aquel tiempo no había lugar, que después se han ido haciendo casas en él por la devoción del sancto; y si las hubo serían muy pocas: sino que había y estaba allí una ermita so invocación de nuestra Señora, donde el santo tenía su oratorio; la cual y el dicho lugar está no lejos de Virgegio o Verdejo, como dice San Braulio, sino harto cercano. Y así el lugar y el de Torrelapaja hacen una parroquia, y tienen un solo cura y vicario; y los beneficiados y clérigos de la iglesia parroquial de Verdejo tienen el regimiento y ministerio de la dicha iglesia de San Millán, como eremitorio que fue de ella y ahora es anexa. Y en la dicha iglesia antigua, que fue el oratorio del santo, en el suelo della, cubierto de piedras y losas grandes, estuvo bajo tierra puesto y sepultado en un túmulo de piedra grande con su cubierta y landa de la misma piedra su sancto cuerpo, desde que murió hasta trescientos años aura (hará), o más, según consta por scripturas (escrituras) que se sacó de allí, dejando el túmulo en el mismo lugar bajo tierra cubierto, y se trasladó y puso dentro del altar mayor de la iglesia nueva que se hizo después para ampliar la otra, a la cual está contigua: y se le hizo retablo, y se le dio invocación de S. Millán, y el año mil quinientos ochenta y siete visitó aquella iglesia el obispo de Tarazona Don Pedro Cerbuna (fundador de la universidad de Zaragoza), no sin alguna manera de milagro, después de pasados tantos años sin haber memoria que desde la dicha traslación se hubiesen reconocido las reliquias y cuerpo del dicho sancto, rompiendo y abriendo con picos el altar que es de piedra y ladrillos, las halló dentro de él, donde está casi todo el cuerpo, y de lo que de él falta deben de tener alguna parte en San Millán de la Cogolla: que tener todo el cuerpo, no trae razón ni camino por lo susodicho. Demás de la tradición inmemorial que hay no solamente en todo el obispado de Tarazona, pero en el reino de Aragón y en aquellas fronteras de Castilla, de las cuales los castellanos suelen ir a visitar aquel santuario y muchos peregrinos que por allí pasan, donde son hospedados en un hospital muy bueno que hay, y donde hasta en nuestros tiempos se hacen milagros en enfermedades y otras necesidades; y el dicho mismo túmulo de piedra se descubrió y sacó en el dicho año ochenta y siete u ochenta y ocho.

Y esto mismo se infiere y colige de lo que dice Morales, y las historias de Navarra que quinientos años después de la muerte del sancto Rey Don García de Navarra, edificando un monasterio en Nájera, quiso trasladar a él, y traer allí el cuerpo de San Millán que estaba en Virgegio, y milagrosamente fue impedido: luego ya se supone que estaba el cuerpo antes y entonces en el lugar susodicho del obispado de Tarazona, y no allí ni por allí cerca, ni nunca había estado por allá. Y para decir y haber de confesar de necesidad que el lugar de Virgegio es el susodicho que ahora se llama Verdejo, que es y era entonces del obispado de Tarazona, y el desierto adonde San Millán se retiró, y de donde le llamó el obispo Didimio de Tarazona para hacerle presbítero y cura de Virgegio, de la cual le removió, como dice San Braulio, fue y era hacia Verdejo en alguna de las dichas sierras, se entiende de lo que dice el mismo Braulio que hizo todo eso Didimio: Eius quippe erat in diocesi, y está claro que de otra manera si no estuviera en su diócesis y jurisdicción, no pudiera no siendo súbdito suyo; que si estuviera Virgegio y aquel desierto y el oratorio en Nájera o en San Millán de la Cogolla, que ya entonces era del obispado de Calahorra, no tuviera jurisdicción Didimio el de Tarazona sobre San Millán para hacer con él lo susodicho, y decir San Braulio que el oratorio do se retiró está cercano de Virgegio, que es el dicho Verdejo de la diócesis de Tarazona, que es la dicha iglesia de San Millán de Torrelapaja, no tiene réplica para que no sea así lo dicho. Pero dado y puesto que el castillo Bilibio, do estaba San Félix el ermitaño, adonde fue San Millán en su conversión a ser enseñado e instruido, no sea el Bilbili que está cercano a Calatayud, sino que sea el que ahora se llama Villovio cerca de Nájera; pudo muy bien ser, que Millán desde Verdejo, movido con la fama de San Félix, fue a Villovio cerca de Nájera a ser su discípulo, y después de enseñado se volvió a su tierra según las palabras de San Braulio: Post quam ab eo est edoctus... remeat ad sua, ac sic venit haud procul à villa Virgegio ubi nunc eius habetur corpusculum gloriosum; y así el fundarse monasterio en la Cogolla, no fue por tener allí el cuerpo del sancto, sino por haber residido allí con San Félix, y por tener allí alguna reliquia de su cuerpo, y por el auxilio y favor que alcanzó de este sancto en la guerra contra los moros el Conde Fernán González, de lo que hace mención Morales. Lo que dice Morales que en algunas lecciones de los breviarios se dice fue natural S. Millán de la Rioja, es sin fundamento; y a los breviarios que más crédito se ha de dar, son el de Tarazona, que dice fue natural de Vergegio, y el breviario de Calahorra, de cuya diócesis es Nájera, y el monasterio de la Cogolla no dice que fuese de la Rioja, ni tampoco de aquel obispado, sino que en sus lecciones pone la vida que escribió San Braulio, como arriba se dice. 

Tomo 3, apéndice 23, vida de los primeros obispos de España (en latín)

XXIII. 

La vida de los primeros obispos de España, copiada por el señor D. Juan Bautista Pérez, obispo de Segorbe, de un antiquísimo códice complutense, con algunas notas de su mano (a: Existe entre sus mss. en el archivo de la misma iglesia. Las correcciones que aquí se hallan son del Sr. Pérez, lo restante del texto lo dejamos como en la copia que él tenía.). (V. pág. 206.) 

Vita sanctorum pontificum, et confessorum Torquati, Tisephontis, Esicii, Indalecii, Secundi, Euphrasii, Coecilii, qui à sanctis Apostolis in occiduae arentis partis ob gratiam sancti Evangelii nunciandam, missi sunt, qui celebrantur calendas maias (b).

(b) Idibus maii apud Usuardum. = Cal. maii in Mozarabo. = Is Marias in complutensi. (Esto último deberá entenderse del Leccionario de que habla el M. Flórez.) 

Victorias et beatissimorum martyrum turbas, et innumeras sanctorum confessorum catervas, quas supernis coetibus credimus angelico collegio sociatas, nulla mens hominum eorum nomina valet narrare, vel numerum eorum per quorum suffragia universa plebs hostis insidiae (f. insidias) superat, et caduca mortis in corpora morborum varietate detenta, ac variis langoribus occupata repente salus comis insequitur, et erga (f. aegra) inluvie depulsa, sospitatis cumulo restaurantur. Unde nec atrocissimae mortis eos rapina cernitur retinere, quorum somnus potius datus quaeritur ad quietem. A quibus et mortuis vita conceditur, et moestitiam patientibus loetitia (leticia) perennis affertur. Sed de his quantum ad me purae relationis gloriosa fama perduxit, et praeclaris titulis sancta narratione scire non distulit, dignum puto sequentibus populis facilius scriptum transmittere, quam rem veraci recordatione repertam, silentio praeterire. Ne dum tanti thesauri copiam celando obtegimus, ingenti negligentia reos nos modis omnibus sentiamus. 

Igitur cum apud urbem Romam beatissimi confessores Torquatus, Tesiphons, Indalecius, Secundus, Euphrasius, Coecilius, Esicius à sanctis Apostolis sacerdotium suscepissent, et ad tradendam in Hispania catholicam fidem, quae adhuc gentili errore detenta idolorum superstitione pollebat, profecti fuissent; divino gubernaculo comitante ad civitatem Accitanam se utrisque converterunt. Qui cum procul ab urbe quasi stadia duodecim fatigatis artubus resedissent, ut membra quae fuerant itineris prolixitate confecta, paulisper indulgerent, et sese animantibus in quod longaevus iter adtribuerat, quiescendo reficerent, atque recto calle inlassabiliter graderent. Et licet membris corporis, quibus gestabantur viderentur attriti, erant tamen coelesti auxilio et gratia spirituali firmati, decurrente sibimet testimonio qui ait: Sancti, qui sperant in Domino, mutabunt fortitudinem, et adsumunt poenas, ut aquilae, current, et non deficient. Itaque ut ipsi comperimus, venerandi antistites in illo loco, quo jam diximus, requiescere expetissent, ad civitatem Accitanam propter escarum indigentiam sequipedas suos mitterent. Agebatur igitur dies ille, quo Jovi, Mercurio, vel Junoni rituosa gentilitatis immanitas festa celebrarent, et obliti superno solio residentis Domini, mutis et mortuis imaginibus vanissimo cultu solemnia scelerata persolverent. Tunc videlicet in praedictae urbis venerabilium senum discipuli moenia ingredientes, vident infelicissimam turbam deceptionis summae laqueis irretitam, et perpetui barathri praecipitatione demersam; ut per id quod videbatur pollutis manibus perpetrari, per hoc crederet se posse salvari. Cumque sanctorum senum comites eorundem omnium pestifera conventio obviasset, agnito in eis rel¡gionis venerabili cultu, et piae fidei habitu sacerdotum, fervidus eos usque ad fluvium in quo pons erat antiquo mole constructus nefandus hostis insequitur. Ibique divino laborante miraculo, opus quod nulla aetas posse crederet dissolutum, eodem momento conteritur. Et cum cruento ipsius fluminis alveo seditio pagana submergitur.

Et cunctantibus sanctis: equum et ascensorem projecit in mare, Dei famuli liberantur. Quem videntes eventum, pars maxima terrore vehementi comprimitur. Inter quos fuit quaedam senatrix, rebus inclyta, et inflammatione sancti spiritus adornata; genere nobilissima, nomine Luparia. Ipsorum sanctorum opinionem ut reperit ad eos suos nuntios alacriter destinavit. Per quos illos summis precibus, ut suam eisdem exhibere praesentiam, optavit. Quos ubi primum eos mulier videre meruit, cujus interna pectoris jam superna dona dictaverunt, unde sanctissimi senes essent, vel de quibus regionibus advenissent, audacter interrogat. Et cum illi se à sanctis Apostolis missos ad praedicandum Dei regnum, et Christi evangelium Spaniae denunciare fuisset praeceptum, perquirenti faeminae faterentur, docentibus, et dicentibus, quia omnis qui credit in Christo filio Dei, mortem non gustabit in aeternum, sed vitam possidet angelorum, continuo sanctae doctrinae novella discipula credere acquievit. Et postulans donum sancti baptismatis jubetur non prius petita percipere, quam pro baptisterio quo sancti elegerunt, fabricaretur basilica (fabricaret basilicam). Quae tali jussione percepta, tamdiu operi jugem curam exhibuit, quousque omnem fabricam basilicae ad culmen deduceret et coepti templi fastigia explicaret. Cumque jam perfectum opus existeret, et universa sanctis, ut jusserunt, placuissent, fontem ex more construunt, in quo sanctae devotionis femina salutaris lavacri unda perfunditur. Cujus mulieris cum sanctum sequeretur exemplum cunctus populus, qui idolorum vanas superstitiones colebant, veternosi criminis templum relinquunt, et sanctorum senum doctrinam avidis mentibus adsequuntur. Ex tunc jam idolorum polluta sedes relinquitur, et ibi, sancti Joannis Baptistae consecrantur altaria, ecclesia Christi construitur, et crescente fide, Dei populus augmentatur. Deinde non mente se segregantes, nec fide, se pro dispensanda Dei gratia per diversas urbes dividuntur: Torquatus Acci, Tisephon Berga, Esicius Carsecae, Indalecius Urci, Secundus Abula, Eufrasius Eliturgi, Coecilius Eliberri. In quibus urbibus commorantes coeperunt de initia (initio in cod. Tolet.) vitae mortalia redimere. Sicque factum est, ut dum famuli Dei coelestia dona impertiunt, magnos sanctae Ecclesiae credentium fructus acquirant. Unde parum post tempore laborum suorum gloriosos palmae triumphos supernae patriae reportarunt. Atque ideo de augmento bonorum operum iam securi, deficiente temporali vita, aeternae regionis possessione percepta, foelici obitu de hoc seclo migraverunt. Nobis quoque reliquiarum suarum veneranda proemia reliquerunt. Ad quorum sacra sanctaque sepulchra quisquis aeger pia devotione advenerit, invicto beatissimorum confessorum liberatur auxilio. Nam et doemones ex corporibus possesis expellunt, et coecis lumen, quod amiserunt, sua oratione restituunt. Atque omnes vero eorum suifragia excelentes quicquid illudum (illic dum in cod. Tol.) confidenter exposcunt, mox coelitus impetrata percipiunt. Sed illud pallio silentii operire non debemus, quae tam praeclara Domini miracula in ipsorum anniversaria piis, et fidelibus sanctorum meritis operatur usque in hodiernum diem. Haec quae enarramus cuncti scimus, et ipsi persecutores ecclesiae, perfidorumque cultores verum agnoscunt. Est ibidem ante fores ecclesiae ab ipsis sanctis radix oliva modica posita; tantaque in ea a Domino ubertas gratiae concessa est, ut in vespera ipsorum sanctorum, ingrediente natali, plus floribus vernatur, quam foliis operta videatur. Mane vero ex ipsis floribus omnis conventus, qui pia devotione advenerit, et sanctorum venerantur patrocinia sentiens (C. seu totiens) gentilitatis multitudo haereticorum perversorumque dogmatum occurrentium tam perfectas, et tam ubertas olivas maturatas, omnique pulchritudine adornatas, vindemiant velut certis temporibus. Et ita omnes fideles pro id (ut) unusquisque seu infideles ut colligere valent, deportant. Quis enim diceret copiam multitudinis hujus fructus? Cujus in unum, si colligere fas fuisset, poterunt plurimum numerum complere cophinum (cophinorum) olivarum (cóvec, cabás; capazo). Praestante Domino nostro Jesu Christo, qui martyres, et confessores suos sucepit in pace, et glorificat in virtute. Cui est una cum Patre indivisa, te coaequalis essentia in unitate Spiritus Sancti in saecula saeculorum. Amen.