jueves, 5 de enero de 2023

CARTA CXII. Ritos, arquitectos y varones ilustres de Lérida.

CARTA CXII.

Ritos, arquitectos y varones ilustres de Lérida

Mi querido hermano: Tras esto no me falta más sino dar noticia de algunos ritos anticuados de esta iglesia con que desempalagar de otras tareas. Uno de ellos y muy célebre era la representación de la venida del Espíritu Santo en los términos que expresa la siguiente deliberación capitular, copiada del libro que comienza en las del año 1518:

“Die Jovis intitulato XV mensis aprilis, anno a Nativitate Domini 1518, convocati et congregati Rmus. Dnus. Episcopus, Sacrista Cortit, locum tenens Decani Pinyol, Tort, Garoça, Olcinelles, Creixença, Salvador, Beramon, Mahull, Torés et Pou, canonici, capitulantes et attendentes, hactenus fore servatum quod singulis annis in die Pentecostes misterium illud, quod vulgo dicitur la Colometa in memoriam illius Spiritus Sancti in Mariam Virginem sacratissimam, ac Christi Redemptoris Matrem et Apostolos missionis, non ab re fiebat, seu representabatur in ecclesia Illerdensi; considerantes tamen ex eo ut experientia docuit, ex tonitruum igniumque multiplicationibus necnon et fumo sulfureo, ex aspectantiumque murmuratione divinum oficium perturbari: altaris quoque et ecclesiae huiusmodi, ac in eis ministrantium et asistentium paramenta atque vestes non modicum periclitari et aliquotiens concremari; volentes ut dixerunt praedicta in melius comutare, et periculis damnis, et aliis premissis prout convenit obviare, deliberarunt quod a cetero singulis annis in praefato die Pentecostes infra missarum solemnia, de solemnitate ac mysterio diei populo fiat sermo, et premissa ne quam fiant: sperantes in Domino, meliores fructus ex dicto sermone, quam de representatione praedicta, Christi fidelibus devenire."
Usose esto en todo el siglo XV, en que solían pagarse ochenta sueldos al que dirigía la máquina. También consta el gasto de almuerzo y merienda a los que representaban los Apóstoles, sobre quienes bajaba la paloma. Así parece que debió practicarse aquel año. Mas el pueblo, acostumbrado a aquella diversión religiosa, pudo tanto con sus instancias, que el Capítulo por evitar otros daños, tuvo que revocar esta constitución el año siguiente 1519, sábado, en la vigilia de Pentecostés, mandando que en el día siguiente se practicase dicha representación, y en adelante quedase a disposición del Capítulo o continuarla o mandar que hubiese sermón en su lugar. Tomose esto con tanto calor que el mismo (leo mis-mismo) día por la tarde multaron en treinta sueldos al nuevo Sacrista de esta iglesia Don Pedro Agustín, hermano de Don Antonio Agustín, que había entrado en dicho oficio día 18 de enero de 1518, porque non fecerat servitium in vesperis et completorio... dels tronadors, alias cüets, de la Colometa. Por donde parece que esta ceremonia se hacía también la vigilia de dicha fiesta, y que el gasto de los cohetes estaba a cargo del Sacrista. El año siguiente, a 25 de mayo, se mandó suspender dicha ceremonia, porque no incomodase al Obispo, que quería celebrar de pontifical, sin eximir por ello al Sacrista de pagar ignes flammantes, sive cohets tronadors. En una Consueta de esta iglesia, que vi en Roda, manuscrita en el siglo XIV, se establece el rito del Obispo de los niños (Ver episcopellum, obispillo, en tomos anteriores) in secundis vesp. S. Johannis Evangelistae, diciendo: "Dum dicitur Magnificat pueri cum eorum Episcopo in pontificalibus praeparati extra chorum post Magnificat incipiunt añam. commemorationis Innocentium (leo Innocentum), scilicet, Splendent Bethlehem nitidi campi... et eiiciunt Dominum Episcopum de cathedra sua et intret Episcopus scolarium in loco Episcopi, et ibi faciant officium... et fiat processio ad altare S. Joannis... Postea Episcopus scolarium det benedictionem episcopalem... In missa fiat sermo per Episcopum puerorum. Finito sermone, duo pueri dicant: Princeps ecclesiae, scilicet, unus dicat: Princeps; et alter respondeat cum mansuetudine.” 

La elección de este Obispo se hacía la vigilia de San Nicolás, Obispo. En el día de este Santo dice así: “In vigilia S. Nicolai post vesperos et collatione facta, dum dicitur completorium, scolares debent remanere in Capitulo, et ex eis eligere Episcopum. Quo facto, Episcopus det dignitates et comittatur eis officium diei SS. Inocentium (santos inocentes), scilicet lectiones et omnia alia. Et spectant quod completorium totaliter sit finitum, et intrabunt cum electo eorum alta voce: Te Deum laudamus, et illud dicendo ad altare maius ibunt. Et dictus electus dicat orationem Concede nos, etc. Postea dabit benedictionem circumstantibus. Et stans sine mitra ibit cum superpellicio suo tantum.” Esta con otras representaciones prohibió el Concilio provincial de Barcelona de 1566. Sus Constituciones publicó Don Antonio Agustín en 1567, (Ritual.) Y no hay duda que duró hasta su tiempo esta clase de representaciones, puesto que entre las constituciones de la iglesia se halla una de 22 de diciembre de 1537 en que el Capítulo ordenó quod ab inde non solvatur illud regale quod dabatur canonicis in festivitatibus post natale qui se vestiebant ad innocentiam et quod a cetero nullatenus se faça lo Innocent, nisi in vesperis et in die Sanctorum Innocentium. Para estas fiestas se guardaba en lo antiguo en la sacristía mitram pro pueris y annulum puerorum, (mitra del obispillo, y anillo) como dice un inventario de 1344, y en otros de 1381 se lee que de las capas usadas solían hacer otras pequeñas pro scolaribus.

Del rito del Santo Pañal se dijo ya en su lugar. Nada diré de la práctica de la Sibila en la noche de Navidad y del Evangelio Liber generationis, que se cantaba después de los maitines, como en los de la Epifanía el otro Factum est autem cum baptizaretur, etc., y otras cosas de esta clase comunes a todas las iglesias de esta provincia.

La fiesta del Corpus no estaba aún aquí introducida en el año 1300 ni los dos siguientes, cuando entre los días feriados para la universidad no se cuenta este entre los muchos que prescriben sus estatutos. 

Pero se hace ya mención de ella y de su solemne procesión en una deliberación del Consejo general de esta ciudad del día 21 de junio de 1340, en que prohíbe entalamar (entoldar) (N. E. de tálamo) las calles por causa de alguna novia, si no es el frente de la casa de donde sale o donde entra, a excepción de casamiento de Reina o la fiesta del Corpus Christi ó per les ledanies, que serían las rogaciones (letanías). En las actas siguientes hallo que el Consejo general publicaba el bando acostumbrado, señalando la carrera (: calle; recorrido) de la procesión. Desde principios del siglo XVI se halla que cuando esto se resolvía, juntamente se solía acordar que se corriesen toros en las solemnidades acostumbradas, que eran San Juan, San Pedro y Santa María Magdalena, mandando hacer barreras, pero nada indican por donde se colija que eran toros de muerte. Volviendo a la procesión del Corpus hallo en 1671 que el Capítulo de esta iglesia resolvió a 20 de diciembre que se hiciese un Drach (drac; draco; drago; dragó; dragón) como el que había antes de las guerras (de Felipe IV) para dicha procesión en memoria, dicen, del que matà lo Comte de Barcelona en la montayna de Monserrat. Con esto es regular que hubiese también otras representaciones que todavía duran.

El origen de los monumentos no es aquí anterior al siglo XV. En el antecedente todos los Misales y Consuetas dicen que el jueves santo se deposita el cuerpo del Señor en la sacristía. Habíalo ya en 1482 cuando el Capítulo resolvió que cada canónigo pagase un cirio para el monumento. Más antiguo que esto es el uso de las matracas o tenebres (matraques) en los días de Semana Santa, de cuya construcción y uso con mazoles hay ya memoria en 1362 cuando se compusieron las viejas. En los oficios de esta misma semana hay varias curiosidades rituales notadas en mis legajos, para cuando Dios conceda escribir la historia de este ramo de erudición. Me han servido para ello abundantemente tres Rituales antiguos de esta iglesia, que me ha franqueado Don Juan Ángel de Arriola, canónigo limosnero de la iglesia de Roda. El primero es del siglo XV y de los principios de la tipografía española, sin nota de editor ni año ni lugar; pero sin foliatura, y con todas las señas del tiempo que digo, y por consiguiente perteneciente al pontificado de Don Luis Juan del Milá, Cardenal y Obispo de esta iglesia. El segundo es ordenado por el Obispo Don Jaime Conchillos, impreso en 1532 en León por Dionisio de Harsy. 

En el frontis se pinta el escudo de armas del Obispo, que era una cruz con tres conchas, y en la vuelta la imagen de San Vicente Mártir, cosa que es reparable, no teniéndole esta iglesia por titular. El tercero es dispuesto por el famoso Don Antonio Agustín, y por lo mismo y por lo raros que se han hecho sus ejemplares mucho más estimable. Imprimiose en Lérida en 1567, en 4.°, por Pedro de Robles. Dícelo al fin, donde se lee: Petrus Roburius Illerdae, mense maio, anno salutis M.D.LXVII., colocando entre las dos lineas el escudo de armas de esta ciudad. De esto se dirá algo más en el artículo de este grande Obispo. Sólo añado por prevenir tu reconvención que he copiado su prefacion y dos edictos suyos insertos en este Sacerdotale, que así le llama, el uno sobre la clausura de las monjas, dado en 1564, y el otro sobre la decencia en misas, ornamentos, procesiones, etc., fecha dos años después. Hasta las semínimas hubiera recogido de lo establecido en este libro: pero no hay de ello mal recaudo, y mis circunstancias no permitieron más, ni creo que sea menester.

Con gran cuidado observé si había algo en ellos sobre lo que hoy se usa en esta iglesia en las procesiones, que delante del estandarte llevan un farolón grande de hierro con labores muy menudas. Aludirá a que no falte luz en este acto sagrado. 

ARQUITECTOS.

1.° Pedro Dercumba o de Cumba (de Coma) (N. E. antes añade Cescomes, ipses comes, çes comes, y yo encuentro también de Cumbis) era arquitecto director de la fábrica de la Catedral de Lérida, que comenzó el año 1203 y todavía se conserva. Dícelo la inscripción que entonces se grabó, cuando se puso la primera piedra, y ya publicamos arriba. En 1364 era maestro de la obra Jaime Castayls. Dos años antes hallo que construía el retablo mayor B. Robio, como principal fabricante. Así se ve en las cuentas de la obra de aquellos años.

2.° Pedro de Peñafreyta, cuya lápida sepulcral en el claustro antiguo saliendo de la puerta de las fuentes bautismales, decía así: Anno Domini M.CC.LXXXVI. (1286) XI kal. octobris obiit Petrus de Pennafreita, magister operis huius ecclesiae, qui constituit sibi aniversarium XV solidorum, et unam cappellaniam in hac Sede, cui assignavit CXX sol. censuales, cuius anima requiescat in pace. En 1392 era magister operis Guillermo Çolivella, a quien entonces se encargó la visura y cuidado de las vidrieras que fabricó Juan de San Amat para tres óvalos de la iglesia con vidrios pintados con historias de Apóstoles. Es de notar que le llaman magister operis Sedis Illerdensis y lapicida. Por el primer dictado le dan claramente a conocer como arquitecto; y en eso le distinguen de los llamados obreros (operarii), que eran regularmente canónigos, a quien tocaba recoger y gastar las rentas de la fábrica. Ambos oficios se distinguen abiertamente en la inscripción ya mencionada. Por lo segundo se ve que el nombre de lapicida (lapis : piedra + scindere, escindir) no significaba precisamente lo que ahora llamamos cantero; porque estos regularmente eran llamados pica petras. (Como Pedro y Pablo, los picapiedra, y los apóstoles. Pedro, Petrus, Pietro, Peter, Petra, piedra, Pere, Peire, Peira, pera, Petrvs, Petronila, Peronella, &c.; Saulo, Saúl, sauló, Paúl, Paul, Paulo; un tipo de piedra arenosa que aún se llama en Beceite sauló). 

Pero es indubitable que el mismo trabajaba de escultura: pues en 1391 el maestro de la obra hizo dos estatuas de los Apóstoles, que hoy se conservan en la iglesia de San Pablo, por precio de 240 sueldos cada una. De este arquitecto hallo todavía memorias en 1404. Seguramente murió luego, porque en 1410 le había ya sucedido en la dirección de la obra del campanario, que aquel había comenzado, Carlos Galtes de Ruan. En la conclusión de esta torre entendía en 1416 el maestro Carlí, que sin duda es el mismo Carlos Galtes. Poco después y hasta la mitad del siglo XV suena maestro arquitecto de la Catedral Jorge Çafont (ipsa, sa, ça + font y variantes), el cual debió morir a fines de 1456 o principios del siguiente, porque a 21 de enero de 1457 nombró ya el Capítulo por sucesor a Andrés Pi, a quien concedieron ese día la porción canonical, como era costumbre: y añaden que no era su intención, que por eso dimittat opus hospitalis civitatis, quod ipse magister Pi facit. Y es así que la obra del hospital había comenzado en 1454, poniéndose la primera piedra día 13 de abril. En 1418 Fr. Pedro Creus (no consta de qué orden) magister organorum, repuso el órgano viejo de la Catedral. En 1490 era maestro arquitecto Francisco Gomar, con quien pactó ese año el Capítulo la construcción de huna croera ho volta se ha de fer sobre lo portal dels Apostols per preu de setse mil sous. En 1520 se contrató con Pedro Hom de Deu, vecino de Tarragona, y pintor que pintase al óleo el retrato de San Joaquín y Santa Ana en la sacristía de la Catedral, donde debía depositarse la Eucaristía y el Santo Pañal. El precio de la pintura novanta (: noranta) lliures. Comisionado Don Pedro Agustín. En 1564 fue admitido por maestro de la obra y lapicida Jaime de Oduga.

VARONES ILUSTRES. 

Una de las cosas que más honran a las iglesias es el contar entre sus individuos sujetos ilustres por su saber y virtud, y por la ocupación de las dignidades y primeros puestos de la iglesia. La de Lérida, además de los Obispos que la gobernaron en los dos primeros siglos de su restauración que, según costumbre, se elegían de entre los individuos del Capítulo, tiene la gloria de haber dado a otras iglesias, y aun a la de San Pedro, Obispos y Pastores dignos de tan altas Sillas. Diré de algunos que me ocurren por lo visto en otros archivos y en el de acá. En el siglo XIII era Sacrista de Lérida Ponce de Vilamur, electo Obispo de Urgel en 1230, que murió en 1257. Al mismo tiempo era también canónigo de ella Pedro de Albalat, que de Obispo suyo pasó a ser Arzobispo de Tarragona en 1238, y vivió allí hasta 1251 ilustrando la provincia con nueve concilios por lo menos. Hacia el 1268 era Sacrista de esta iglesia el Deán de la de Valencia Jaime Çaroca, Obispo después de Huesca en 1273, varón muy sabio y guerrero, que mandó una galera armada a sus costas en la desgraciada expedición que emprendió el Rey Don Jaime I para conquistar la Tierra Santa (Vid. Marsilio. lib. IV. cap. 24). Hacia el 1332 fue electo Obispo de la Her Gonzalo, Arcediano de Benasque, por el Papa Juan XXII, y la vacante se dio a Pedro, Cardenal del título de Santa Práxedis. La bula de esta última provisión está fecha III idus septembris pontific. ann. XVI. Desde antes de 1223 hasta la mitad de ese siglo hay varias memorias de Petrus frater Domini Jacobi Regis Arag. canonicus Illerd. Canónigo era también de esta iglesia ya desde fines del siglo XIV el noble Don Hugo de Urries, electo Obispo de Huesca en 1421, de cuya silla aún no había tomado posesión, ni estaba consagrado el día 9 de agosto (Vid. Lib. delib. cap. de ese año y día). Gobernó aquella Silla hasta el 1443, en que murió. Por el mismo tiempo fue provisto de un canonicato de esta iglesia, y de otro de la de Valencia Pedro de Cardona, hijo de Juan Ramón Folch, Conde de Cardona, que entonces tenía cinco años de edad, para cuando cumpliese la de nueve años. La bula de Martino V es de 16 de enero, año primero de su pontificado, que es el 1418. Este fue después largos años Obispo de Urgel. A la misma época pertenecen Don Gonzalo de Híjar (Ixar), de stirpe regia Aragonum procreatus, como le llama Martino V en bula del año 1424 para permutar su canonicato de Lérida: fue Arzobispo de Tarragona. Don Dalmacio de Mur, Arzobispo también de Tarragona, que tomó posesión a 19 de junio del arcedianato de Ribagorza. Esta dignidad dejaba entonces Don Otón de Moncada, canónigo de esta iglesia desde el 1403, provisto en el arcedianato de Valencia, que gobernó la Silla de Tortosa desde el año siguiente 1415 hasta 1473, y fue Cardenal. Don Francisco Tovía, canónigo de esta iglesia desde 17 de febrero de 1404, fue después Obispo de Urgel en 1413 hasta el 1436. Del mismo 1404, a 24 de julio, es la admisión en canónigo del Cardenal de Catania, que entiendo ser Pedro Serra, natural de Játiva. Un César de Borja entró en posesión de un canonicato en 1488, y pagó por capa 75 libras. En 1505 el Cardenal de Santa Sabina Francisco de Loris, tomó posesión de la camarería. Por remate de este largo catálogo merece contarse Calixto III, que fue por muchos años canónigo de esta iglesia. Dícelo él mismo en una bula que expidió pridie kalendas maii del 1458, en que confirmando la de su antecesor Nicolao V, que estableció aquí un canonicato para magisterio de teología, y las calidades de los que habían de ser recibidos en canónigos, mencionando el afecto con que miraba las cosas de esta iglesia, dice de ella y de sí mismo: in qua dudum in adolescentia constitui canonicatum et praebendam recolimus habuisse. He buscado con diligencia las memorias que de ello quedasen aquí, y hallo que a 23 de marzo de 1412 era ya canónigo y oficial, es decir, Vicario general Sede vacante. Del mismo año hay otras tres memorias, es a saber, de 16 de septiembre, 4 de noviembre y 17 de diciembre; sino que en estas tres últimas fechas no se le llama oficial, y suenan Vicarios generales auctoritate apostolica Sede vacante Juan Castells y Miguel de Noya. Efectivamente vacaba la Sede por muerte de Don Pedro de Cardona, Obispo; y como los Papas andaban entonces tan celosos en cercenar la autoridad de los Capítulos, inhibiendo los Vicarios generales que estos cuerpos nombraban conforme a su derecho antiguo, ellos instituían otros que por lo mismo eran los fiscales y enemigos de cualquier conato que el Capítulo hiciese para elegir Obispo. A esta existencia de Vicarios generales no se opone que Alfonso de Borja fuese oficial al mismo tiempo, como se verá que lo fue hasta el año 1417. Eran muy distintos estos cargos. El oficial tenía al suyo toda la parte de judicatura, y el Vicario general la gubernativa de la diócesi. Aquel usaba del sello propio de su tribunal, que siempre fue un báculo asido de una mano con el lirio, como he visto en documentos de varios siglos. Este usaba, o del sello del Capítulo, Sede vacante, o del del Prelado que le eligió. Continuando pues las memorias de este insigne hombre, hallo en el registro Recoll. ann. 1400 a 1432, fol. 147, que día lunes a 10 de diciembre de 1413 Alfonso de Borja, canónigo y oficial Illerdense U. J. Doctor, et ordinarie legens in studio Illerdensi, propuso al Capítulo Sede vacante y a su Vicario general Juan Castells, que el Papa, junto con la gracia hecha a la universidad de 500 florines para dotación de los catedráticos, había mandado que sólo hubiese tres clavarios para la universidad, es a saber, un canónigo, un ciudadano y un individuo del mismo estudio, como hasta entonces se usase haber seis, dos de cada clase, conforme el Capítulo con esta propuesta. 

A los 19 de junio de ese año 1414 fue uno de los que dieron posesión a Dalmacio de Mur del arcedianato de Ribagorza, vacante por promoción de Otón de Moncada al arcedianato de Valencia. A 6 de julio del mismo asistió y votó, porque el canónigo Martín de Boix, electo clavario del estudio general, pudiese asistir a la elección de catedráticos y su dotación, que aún entonces hacían los mismos estudiantes antes de prestar el juramento acostumbrado. Otras memorias de su existencia aquí se hallan en lo restante de ese año y todo el 1415, en que por lo común le cuentan el último. A 21 de abril de 1416 asistió al Capítulo, en que Juan Senant, Sacrista de esta iglesia, presentó quandam bullam citatoriam de concilio Constantiae (Konstanz, Constanza) una cum quadam littera regia super hoc idem destinata, como dicen los libros de deliberaciones capitulares de estos años, de donde son estas noticias. A 4 del mayo siguiente fue uno de los que resolvieron sobre este gran negocio, y aún mereció ser nombrado procurador de la iglesia para el concilio. Dice así la resolución: Concordarunt omnes in hoc voto super mittendo ad Constantiam; videlicet, quod si alia Capitula vel maior pars mittunt ad Constantiam, Capitulum ecclesiae Illerdensis debet mittere; super quibus habeatur primo informatio ab aliis ecclesiis; et si mittunt, eo casu dat vocem Domino Alphonso de Borja ad dictum viagium; ita tamen quod procuratorium causetur honeste. Parece que por varias razones políticas no se resolvían los cuerpos y Obispos a asistir ni enviar a aquel concilio; y así se mandó tener una junta en Barcelona para deliberar sobre ello, y quiénes habían de ser los enviados. Para asistir a esta junta fueron dados los poderes a nuestro Alfonso de Borja por este Capítulo a 28 de julio del mismo año. Nada más sé del resultado de este gran negocio, y sólo puedo conjeturar que no hizo aquel viaje, puesto que se halla existente aquí a 15 de diciembre de 1416, y hasta el 6 de mayo de 1417, en que hay memoria de otro viaje que hizo a la corte del Rey para negocios del Capítulo, el cual resolvió ese día entregar de pecuniis eleemosinae Domino Alphonso de Borja, canonico et officiali Illerden. ibi etiam praesenti centum florenos auri pro viagio seu itinere quod facit ad Dominum Regem pro censualibus emfiteotich. No dice más. Hizo el viaje, y allí renunció, que es la última memoria que de ello nos conservan los citados libros. Sábese, sin embargo, que no renunció el canonicato hasta el año 1421, lo cual hizo en manos del Papa por su procurador Jorge de Ornos, notario pontificio y después Obispo de Vique, y famoso en los cuentos del concilio de Basilea. La vacante se dio a Bartolomé Rovira con bula de Martino V, dat. VIII. idus junii, año cuarto de su pontificado. La he visto en el Reg. de bulas de 1403.

En los libros de Registro de esta ciudad nos quedan algunas memorias suyas. En el Manual de 1419 (fol. 38) consta que había leído lectura de cánones a la hora de prima en esta Universidad. Ya vimos arriba el año 1413 que era ordinarie legens in studio Illerdensi. En un registro de cartas de 1421 hay una, fecha de 27 de noviembre de ese año, en que los paheres avisan a la Reina Doña María, Gobernadora de estos reinos, que al mismo tiempo que ella había nombrado Canciller de esta universidad al canónigo Melchor Queralt, su marido, el Rey Don Alfonso V, que estaba ausente del reino, había provisto el mismo oficio en Alfonso de Borja. Ruegan a la Reina que haga porque se mantenga su nombramiento, alegando que el Queralt era de mayor virtud y nobleza que Borja, y que había gran diferencia de persona a persona. 

Si Borja no hubiera sido canónigo el día de la fecha de esta carta, este era sin duda el principal motivo que los Cónsules debían alegar contra él; puesto que por la constitución de la universidad no podía ser su Canciller quien no fuese canónigo de Lérida. Y esto hace sospechar que la fecha de la bula de Martino V cuando proveyó la vacante de este canonicato estará errada en la copia del Registro, que antes citaba, y que debe ser del día 6 de junio del año quinto de su pontificado, que corresponde al 1422; en el cual y a 17 de septiembre están fechas las ejecutorias de aquella gracia a favor del sucesor. 

Con esto dice mejor la noticia de otro Registro de cartas de 1423 en que sabemos que Alfonso de Borja acababa de regentar el oficio de Vice-canciller, y que había sido nombrado para el obispado de Vique. Hay en dicho libro una del día 1.° de diciembre de ese año (fol. 139), en que los paheres dicen al Rey Don Alfonso lo siguiente: 

A la vostra molt alta et excellent Senyoria ab tenor de la present significam, que lo offici de la vice-cancellaria del studi de aquesta ciutat, vague à present per promociò de Micer Alfonso de Borja, doctor en quiscun dret del bisbat de Vich, ò per dimissio de la canongia de aquesta ciutat per ell feta. 

Dos causas alegaban los paheres para probar la vacante de la vice-cancillería: una la promoción de Borja al obispado de Vique, y otra es la vacante del canonicato. Nada más sé de esto, y después de dicha época ya no se halla memoria de su residencia en esta ciudad.

Junto con este canonicato obtenía otro al mismo tiempo en la Catedral de Barcelona, y regentaba el curato de la parroquia de San Nicolás de Valencia. Consta esto de la bula de Martino V, que he visto aquí dada V. id. sept., anno 2.°, en que le concede por un quinquenio los frutos de las tres prebendas, por estar ocupado en el séquito del Rey, cuyo consejero era, o si le importaba asistir y permanecer en algún estudio general.

miércoles, 4 de enero de 2023

CARTA CXI. Reliquias, alhajas y ornamentos antiguos: fábrica antigua y moderna de la Catedral de Lérida.

CARTA CXI. 

Reliquias, alhajas y ornamentos antiguos: fábrica antigua y moderna de la Catedral de Lérida. 

Mi querido hermano: La reliquia más notable que se halla en esta iglesia es un trozo de pañal en que dicen fue envuelto nuestro Redentor, llamado comúnmente el Sant Drap. Es un tejido grosero, tanto como el sayal más despreciable. Presenta un color ceniciento, y es un trozo casi cuadrado de dos palmos poco menos. Está extendido dentro de una cajita cuadrada de plata, cuyas labores parecen de fines del siglo XV. He copiado la escritura de entrega de esta alhaja, que hizo a esta iglesia y a su Obispo Don Geraldo de Andriano un vecino de esta ciudad llamado Arnaldo de Solsona, año de 1297, en la cual se contiene toda la historia de ella, y los varios caminos por donde vino a parar aquí (a: Ap. núm. XIX.). Este Arnaldo de Solsona suena ya en 1272 y 74, aunque con otra mujer llamada Ermengarda

Desde ese tiempo son continuas las memorias de la existencia y veneración de esa reliquia en esta Catedral. En 1324 el Obispo Ponce de Vilamur hizo con su Capítulo una constitución sobre su custodia, prohibiendo que nadie cortase ni quitase de él la parte más mínima, como con estos piadosos hurtos se hallase notablemente disminuida. Va copia de ella (a: Ap. núm. XX.). En 1351, día 4 de enero, los prohombres y Consejo general de esta ciudad, con la ocasión de ir a Roma el oficial general de Lérida, le encargaron, entre otras cosas, que alcanzase indulgencia à pena et à colpa à tots aquels que veuràn lo Drap de nostre Senyor de certa part dels pecats mortals. A 25 del febrero siguiente, con el aviso del oficial desde Roma, resolvieron que li sie tramesa ay tanta moneda com aurà mestèr per havèr la dita indulgencia al Drap de nostre Senyor. No tuvo efecto esta solicitud ni otras muchas veces que se intentó, y de ello se quejan sentidamente los mismos en otra deliberación del día 21 de mayo de 1434. Poco después los Papas Nicolao V y Calixto III concedieron amplias indulgencias para su veneración. Sábese por varias visitas que en la Catedral antigua estaba custodiado en un armario dentro de la pared lateral del presbiterio, al lado del Evangelio, de donde sólo se extraía en fiestas señaladas y lo llevaban a la sacristía para la adoración del pueblo. En un Misal de esta iglesia, manuscrito en el siglo XIV, se conserva el rito con que era sacado de la sacristía a la pública veneración el día de Navidad en la misa mayor, y lo mismo sucedería el día de la Ascensión. Se manda pues que, dicha la Epístola, el celebrante entre en la sacristía, y tomando el Santo Pañal salga cantando el Te Deum, y continuándolo suba al púlpito y muestre al pueblo la reliquia. Hecho esto diga el V) Post partum, y la siguiente oración: Omnipotens sempiterne Deus, qui hunc diem per Incarnationem Verbi tui, et Partum Beatae Mariae Virginis, ac per ostensionem panni tui consecrasti: da populis tuis, in hac celebritate consortium ut qui gratia tua sunt redempti, tua sint adoptione filii. Per. etc. Tras esto uno de los principales del coro entonaba la antífona Ave stella matutina, y el sacerdote volvía a dejar la reliquia a la sacristía, y luego se continuaba la misa. Antes de eso estaba mandado por Don Geraldo de Requesens, que floreció a fines del siglo XIV, con su Capítulo, que esta reliquia se mostrase al pueblo dicho día de Navidad después del sermón, que sólo se permitía predicar en la Catedral para que los fieles acudiesen a este acto, estimulándolos además con indulgencias. Andando el tiempo, en 1427, se revocó la constitución de que se mostrase al pueblo esta santa reliquia sólo una vez al año; y aun después se añadió al día de la Natividad de nuestro Señor el día de la Asunción de nuestra Señora, como se ve en la constitución hecha a 28 de diciembre de 1453, mandando que estuviese expuesto a la veneración del pueblo en la sacristía durante las octavas de ambas fiestas. De allí a dos años, a 29 de diciembre, se mandó sacar a la adoración pública en el día de la Ascensión del Señor. Hoy sólo se muestra en la Natividad y Ascensión, y ya se guarda de continuo en el armario de las reliquias en la sacristía. Para averiguar la verdad de la tradición de que este pañal es incombustible se han hecho algunas pruebas jurídicas ante varios Obispos, y hasta nuestros tiempos, y se ha hallado ser así la verdad. De la historia y circunstancias de esta insigne reliquia se conserva en el archivo una larga Disertación escrita en 1773 por Don José Javier Mari, canónigo penitenciario de esta iglesia. ¿Qué diré de la preciosa planeta que aquí se conserva atribuida a San Valero, Obispo de Zaragoza? Que cierto, aunque no tuviese esta recomendación es por sí misma muy apreciable, y de las pocas alhajas de esta clase que nos ha conservado la antigüedad eclesiástica. Está enteramente cerrada, y con todas las circunstancias que nos pintan los ritualistas. Tendrá unos siete palmos de alta, y de área de quince a diez y seis. Es un tejido de oro y seda con labores uniformes y prolijas. Otra había de igual forma, la cual deshicieron y acomodaron al uso actual con el deseo de que sirviese al Santo Sacrificio. Devoción que no merece ser aplaudida ni imitada, y de que no se hubiera dejado arrastrar el que esto hizo, si hubiera tenido presente la constitución de su misma iglesia del día 4 de febrero de 1499, en que se mandó quod honorabilis D. Johannes Franciscus de Olivo, hornamentarius hoc anno dictae Sedis reparari faciat vestimenta SS. Valerii et Vincentii Sedis Illerdae propter antiquitatem in tantum vetusta ad finem ut conserventur, et quod ab inde non vestiantur, sed conserventur in futurum; et quod die sive festo S. Valerii, ponantur super altare, ut de his memoria ab omnibus habeatur. Antes de esto, en 1489, en el libro de cuentas de ornamentos y sacristía, se lee: Item ponit in receptis 10 sol. 6 den. qui processerunt ex et de ofertorio die Sancti Valerii, eo quia fuit facta processio cum sancto brachio et vestimentis, etc.

Del mismo santo Obispo se cree ser también una capa pluvial con el triangulito en lo alto de ella en el lugar de la capilla, mucho menor que el que dije de San Raimundo de Roda. Las labores del tejido de oro y seda parecen arabescos. En las dos caídas de ella se ve tejida una inscripción árabe cúfica. Lo cual hace ver que esta es pieza posterior al siglo de aquel Santo. Salváronse estas reliquias del general incendio que abrasó la sacristía hacia los años 1480, consumiendo las llamas una riquísima porción de pluviales y casullas y otras alhajas que los inventarios anteriores suponen existentes, las cuales ahora servirían bien para la liturgia. De este fatal acontecimiento hay varias memorias: tal es el breve de Inocencio VIII mandando no se negasen al actual Sacrista las distribuciones en castigo de aquella ruina, en que le supone inculpable. Item se aumentó a treinta libras la tasa de veinte que hasta allí pagaban los canónigos en su ingreso para reparar aquellos daños. Otras noticias se darán en el pontificado del Cardenal Luis Juan del Milà. Nada diré del lignum Crucis, santa espina, huesos del brazo de San Valero, del de San Lorenzo, San Raimundo de Roda, etc.; porque nada hay que añadir a lo sabido, y de esta clase se podían (podrían) hacer largos catálogos. En el armario donde ellas se guardan está la custodia de plata para el día del Corpus, obra de labor y gusto gótico, prolijamente ejecutada por Ferrer Guerau, platero de Barcelona, año 1513. Habíase hecho con él la concordia siete años antes, tratándose que tuviese cien marcos de plata a cuatro ducados de oro por marco. Otra alhaja se guarda de mucho más valor y mérito, y es una pila pequeña de agua bendita para la cabecera de la cama. Es un óvalo de poco más de un palmo de diámetro mayor. En el centro tiene una imagen de nuestra Señora de miniatura pintada sobre cartulina, pegada en el fondo, y al rededor un follaje de lo mismo trabajado a tijera. El marco está rebutido de pedrería exquisita con seis camafeos o sellos grabados en piedras preciosas. Entre ellos descuella en la parte superior uno que representa una fortuna redux con su correspondiente cornucopia, abierto en ágata: un Cristo en lapislázuli: un jinete como el de las monedas celtibéricas o sea San Jorge: una cabeza de Reina y otros. Dicen que fue regalo hecho por la Emperatriz de Austria al Obispo Don Valero Alfonso de Santa María, el cual la entregó a su iglesia, cuando vino de Viena en 1700. 

Son también notables en la misma sacristía cuatro cuadros exquisitos, comprados de la almoneda del Infante Don Gabriel por el canónigo Don José Salas, entonces procurador de esta iglesia en Madrid, año 1791, y son: uno de la agonía de Cristo en el huerto, obra de Mengs, y contado en el catálogo de sus obras, pintado sobre tabla de caoba: otro de nuestra Señora, obra sobre caoba, copia de Martínez, pintor de dicho Serenísimo Infante: otro de borra de paño, que representa a nuestra Señora con el niño en brazos, del que huye San Juan Bautista: dicen que trabajó en él dicho Infante y es copia del de Rafael en el Escorial, y un Ecce-homo, regalado al mismo Príncipe por el Papa Ganganeli por mano del Señor Azara, y se dice ser de Guido Rheni. De la misma almoneda se compró también un excelente cuadro de un crucifijo de autor desconocido, que hoy está colocado en el testero de la iglesia sobre el confesonario del canónigo penitenciario. 

Gracioso es también y digno de memoria el aguamanil de la sacristía, ejecutado en mármoles y jaspes de Génova por el acreditado profesor de Barcelona N. Gurri. Es un templete aislado en medio de la sacristía, elevado sobre un basamento circular, sobre el cual hay ocho columnas pareadas que sostienen una graciosa cupulita. En el centro está colocada una buena estatua de un ángel, y a su rededor los cuatro grifos que suministran el agua. De la restante fábrica del templo actual, nada tengo que añadir a lo que Ponz dijo en su viaje. Y digo el templo actual, porque conocida es la traslación de la catedralidad desde lo alto del castillo, donde antes estuvo, al sitio actual, verificada casi en nuestros días. Comenzó la fábrica el Obispo Don Manuel Macías Pedrejón, poniendo la primera piedra a 15 de abril de 1761, la cual se concluyó y consagró de allí a veinte años a 28 de mayo el Obispo Don Joaquín Antonio Sánchez Ferragudo (Ferragut).

Por venerable que fuese el templo antiguo y su lugar eran notorios los motivos que hubo para esta traslación. Entre ellos era notable la incómoda residencia del clero y asistencia del magistrado y pueblo, que vive en gran distancia de aquella altura. Ya de antiguo, sin duda para estimular a la asistencia del pueblo, no se permitió más parroquialidad en toda Lérida sino la Catedral, precisando a los fieles a subir a ella para recibir los sacramentos del bautismo y el matrimonio. Esta costumbre aprobó ya el Papa Celestino III, año primero de su pontificado, a 16 de las calendas de agosto. Quia vero, dice, eadem ecclesia in civitate Illerdae sola baptismalis esse proponitur, apostolica auctoritate sancimus ut sicut ad haec tempora noscitur observatum, in ea tantum baptismus et nuptiarum benedictio celebretur (Lib. ver. fol. 25). Renovó y confirmó esta práctica el Obispo Don Pedro de Rege, mandando que ni sus sucesores ni el Capítulo pudiesen dar licencia para que nadie se bautizase o casase en otra iglesia, exceptis Regibus et filiis Regum. Dio además la razón de esta prohibición, porque a lo menos con este motivo visitasen los fieles la iglesia Catedral, a la cual no iban por estar edificada in montis celsitudine. A 4 de enero de 1351 hallo en el registro de Consejos generales de esta cuidad, que resolvieron pedir al Santo Padre ques poquesen (poguesen) fer babtismes et nupcies (: noces) per totes les parroquies de la ciutat. Aún ahora, habiendo aumentado tanto la población, sólo se ha puesto otra pila bautismal en la parroquia de San Juan.

Acerca del templo y canónica antigua hay que distinguir dos épocas: la primera es la de la conquista de esta ciudad, cuando apenas verificada, a los seis días precisamente de su ocupación, hallamos que ya se consagró la Catedral, y en los años inmediatos hay ya memoria de canónica y claustros. Porque no permitiendo la brevedad del tiempo ni la pobreza de la iglesia en sus principios que se hiciesen tan grandes y costosos edificios, es preciso confesar que debió uno y otro acomodarse en los que estaban ya hechos, y yo entiendo que la situación de todo ello fue en la fortaleza más alta, llamada la Zuda, donde aún hasta nuestros días ha subsistido la iglesia, y se ven todavía vestigios de claustros, refectorio y varias oficinas. Particularmente de los claustros consta que los había ya en 1214, cuando un Raimundo de Segarra eligió sepultura en esta Catedral intus in claustra (Lib. ver. fol. 155). No hay noticia de cuerpo alguno religioso que haya poseído aquel edificio; y el atribuirlo a los Templarios, como hace el vulgo, es una de sus hablillas despreciables. Esta religión estaba establecida y bien heredada en la vecina montañuela, llamada Garden: suficientísimo premio de lo que había contribuido a la conquista de esta ciudad. Y si el Conde multiplicara en ella sus fundaciones hubiera sido despertar los celos de los que igualmente trabajaron. Bien mirado todo, y la dignidad de la iglesia matriz y de su clero, tengo por cierto que la primera Catedral fue la mezquita que tenían los Moros dentro de su mayor fortaleza, y que los edificios inmediatos se acomodaron para la vivienda del clero. Donde por consiguiente el culto divino, objeto principal del piadoso conquistador, estuviese a cubierto de cualquier invasión o alarma en una tierra recién conquistada, y todavía llena de enemigos sujetados. Con este sitio que digo cuadra literalmente la expresión de los Obispos, que decían que la Catedral estaba in montis celsitudine. Para aliviar las varias incomodidades de esta situación emprendió el tercer Obispo Gombaldo de Camporrells la fábrica de una nueva y magnífica Catedral, sin esperanza de verla concluida. Escogiose para esto la colina más baja que domina la ciudad, donde el arquitecto Pedro Dercumba o de Cumba (de Coma o Cescomes) (N. E. de Cumbis también) planteó el nuevo templo, cuya primera piedra pusieron el Rey don Pedro II de Aragón y el Conde de Urgel Ermengol VIII, Conseñores de Lérida, día 22 de julio del año 1203. Noticias que nos conservaba una piedra escrita en el presbiterio de la iglesia, al lado del Evangelio; y ahora ni allí existe ni en parte alguna. Razón porque no la pongo aquí, aunque he visto varias copias de los que la vieron y trasladaron. En la continuación de la fábrica trabajó el arquitecto Pedro de Peñafreyta (Pinna freyta, Penna frigida, peña fría, pedra o pera freda), que murió en 1286. Los Prelados que sucedieron a Gombaldo aplicaron todos los medios acostumbrados para adelantar la obra con tanta diligencia, que en el año 1278 pudo ya consagrar la nueva iglesia el Obispo Don Guillermo de Moncada, como lo efectuó día 22 de octubre, señalando la celebridad anual de su dedicación en la Dominica primera, después de la fiesta de San Lucas.

No deja de admirar la pronta ejecución de este edificio, compuesto todo de piedras sillares traídas de muy lejos, cortadas con gran simetría, y labrado gran parte de él con no poco lujo. Consta el cuerpo de la iglesia de tres naves, separadas entre sí por tres arcos, a que corresponden en las paredes laterales otras tantas capillas, parte profundas y parte no. El crucero es grandioso, y de casi tanta longitud como la iglesia, adornado de un cimborio o cúpula graciosísima que honra la solidez de aquella arquitectura, compatible con los adornos más sutiles e ingeniosos. La cornisa se corre por lo interior de las paredes: súbese a ella por una escalera exterior y volada, que a mi entender es lo mejor de todo el edificio. El presbiterio es capacísimo. 

En él y en todo lo demás suben gruesas columnas pareadas y amarradas a recibir los arcos mayores, que todos son apuntados, guardando solamente la figura semicircular los pequeños de puertas, etc. Los capiteles no son como otros del siglo XIII puros pelotones, informes y sin labor, sino al contrario, labrados caprichosamente como los usados en los dos siglos anteriores, parecidos al orden corintio, y algunos enteramente tales. El coro estaba, según costumbre, en medio de la iglesia. Su pavimento, capillas y paredes llegaron a estar llenos de sepulcros respetables por las cenizas que encerraban y por la excelencia de su construcción. Vese todavía uno de un ciudadano titulado de Lérida, bienhechor famoso de todas las iglesias, llamado Berenguer Gallart, que quiso ser depositado a cuarenta palmos de elevación sobre el pavimento, y todavía suben hasta los sesenta y más los costosísimos adornos de su sepulcro. Mas que todo esto era la santa memoria de los Obispos de los siglos XII y XIII, la del Rey Don Alfonso IV de Aragón, la de muchos nobles canónigos, arquitectos y otras personas de que se conservaban insignes y curiosos epitafios, que eran una viva muestra de la literatura y paleografía de los seis siglos anteriores. Todo pereció, y la proximidad o inclusión en la fortaleza que se dio al templo en el siglo XII para su seguridad vino a parar en su daño. Desde que en los tiempos de Felipe V obligaron las guerras a trasladar la catedralidad a la parroquia de San Lorenzo en 1707, comenzó aquel apreciable edificio a experimentar el abandono que se completó, cuando resuelta la construcción de la nueva Catedral, se destinó todo lo antiguo para almacenes y parques de artillería, y de todo lo necesario a la fortificación. Salvadas únicamente las paredes, que ni balas ni bombas pudieron derribar, todo el ámbito de iglesia, capillas adjuntas, claustros, etc., está cortado en varios edificios, paredes, techos, donde los montes de maderos, cuerdas, cureñas, etc., ocultan los sepulcros, altares, inscripciones, una de ellas romana, ya publicada por Finestres y Ponz, y cuanto el curioso pudiera desear. Digo que oculta los que permanecen, que según noticias deben ser muy pocos, porque es cierto que destruyó la ignorancia, o sea la inadvertencia, lo que a toda costa debía conservarse, aunque fuese trasladado a otra parte. Y en este punto me llevé gran chasco, confiando hallar las memorias sepulcrales que Ponz dijo se trasladaron a la Catedral nueva en 1781 (Viaje de Esp., tom. XIV. pág. 197), porque cierto es que ni una sola se trasladó, pudiéndose colocar todas en el magnífico pórtico. Pero a mí no me toca hablar sino de lo que hay o lo que no hay. Y esto, como digo, es poco, y también en los claustros y otras oficinas, a quienes ha cabido la misma suerte. Más fácil me será acotar algunas noticias curiosas de los tiempos y circunstancias de su construcción, arquitectos, etc., y con esto aliviaremos la pesadumbre de la inutilidad y pésimo estado de edificios tan respetables, aunque siempre vendrá a parar la cosa en lamentaciones. 

El retablo mayor de esta iglesia era de mármol, o sea alabastro, decorado con varios relieves, construido a mitad del siglo XIV por el escultor B. Robio, de lo cual hay noticias en los libros de cuentas de la 

obra. Una u otra tabla de aquel altar anda en casas particulares; lo demás sirvió en gran parte a la granjería de la tropa suiza por sus frutas y labores de sobre mesa. El claustro se comenzó a continuación de la iglesia, y ocupa todo su ámbito anterior, de modo que de él se entra al templo por tres puertas correspondientes a sus tres naves. Entendíase en su construcción en 1322, y aun en 1335 Ponce de Ribelles, Vicario general del obispado, que estaba ausente, dio comisión para recoger limosna pro maximo et sumptuoso opere claustri ecclesiae Catedralis. Hállanse cortados con almacenes, como se dijo de la iglesia. La puerta exterior de ellos se conserva bastante bien, y sólo faltan de allí las estatuas de los doce Apóstoles, que se trasladaron a una pequeña iglesia llamada de San Pablo. Diligencia loable, pero que recuerda con dolor el descuido que hubo en lo demás. 

Hay memoria de haber labrado algunas de ellas el escultor y arquitecto Guillermo Çolivella en 1391 por precio de 240 sueldos cada una. Ni rastro queda del gran pórtico que delante de esta fachada construyó el arquitecto Francisco Gomar en 1490 por precio de diez y seis mil sueldos. Muy firme y vistosa se conserva a un ángulo exterior de los claustros la magnífica torre de las campanas, de las cuales se sirve todavía la catedral. Construyose a fines del siglo XIV y parte del siguiente. Trajéronse las piedras de las canteras de Cugullada y del río Daspe. En los libros de gasto de 1397 se mandaron cortar CCCL. pedres al riu Daspe per ops de la torre: ço son, xambranes, et pinyacles, et pedres de fil. En otra data se lee: DC. pedres de fil. C. croes è C. filloles. Con esto verás que si de tan lejos y a tanta costa se conducían las piedras de construcción, no era tan abundante Lérida en este género como dicen los escritores que suponen levantados sus muros sobre roca viva, que cierto lo he mirado con curiosidad y apenas se descubre una u otra piedra; lo demás es un monte de tierra. En la torre trabajaron los arquitectos Guillelmo Çolivella y Carlos Galtes de Ruan. Concluyose antes de 1416, en que ya se trató de fundir una gran campana para el relox, la cual se encargó a Juan Adam, de burgo Sanctae Mariae, Turlensis diocesis, regni Franciae. Fundiose en 1418, y después de varias resoluciones salió de peso de 160 quintales. En un certificado que dio el Capítulo al fabricante dicen de ella: cuius sonitu et mentis vulnera sanari, et divinitatis singularis gratia possit conquiri con otros elogios. Efectivamente, es enorme campana, que tendrá de ocho a nueve palmos de diámetro. Hay en ella la siguiente inscripción: Christus Rex venit in pace, et Deus homo factus est. Chtus. vincit, Chtus. regnat, Chtus. ab omn. mal. nos defendat. Fuit factum per magistrum Joannem Adam anno Dni. 1418 in mense aprili. = 

Sigue otra linea entera de Te Deum laudamus, repetido infinitas veces. La torre tiene catorce campanas, siete grandes y siete pequeñas. La mayor hecha en 1405 in mensi octobri. Item tiene hasta las campanas 132 gradas, y de aquí hasta el remate 100 gradas más. Toda la torre 232 gradas. Sin ello hay en el centro y cuerpo principal de la torre estas catorce campanas armoniosas, de las cuales el seny major es del 1405, y otras hay de ese tiempo, y acaso habrá alguna de las que construyó en 1391 Tibaut Rahart (o Rabart, la h y la b no siempre se ven bien), maestre de senys de Cervera (seny : signum : señal : campana). De este último año hallo que se enviaban a componer y fabricar las lenguas de las campanas (badajos) à les fargues (forjes, forges) de Belsa, herrerías (forjas) de Vielsa (Bielsa), según yo entiendo. En 1390 hállase ya construido un gran relox (reloj) por Antonio Core, Boloñés. 

Carta CX. Restauración de la iglesia de Lérida, su orden interior, y otras curiosidades pertenecientes a ella.

CARTA CX. 

Restauración de la iglesia de Lérida, su orden interior, y otras curiosidades pertenecientes a ella.

Mi querido hermano: Presupuestas las noticias civiles que di el correo pasado, vengamos ahora a decir de la restauración de esta iglesia, su orden interior, y otras curiosidades que caben y deben caber en mi plan. El primer cuidado del piadoso conquistador, y mucho más del Obispo Don Guillermo Pérez, fue el culto de Dios, a quien principalmente confesaban deber tan insigne conquista. Así el dia 30 de octubre, seis solamente después de entrada la ciudad, hallamos que se consagró su iglesia Catedral. Y no habiendo espacio suficiente para construcción de nuevo edificio, es regular que purificasen alguna de las mezquitas de los Moros, mientras el tiempo permitía tratar de nuevo edificio. En ese día está fecha la primera escritura de dotación de esta iglesia, hecha por el Conde Don Ramón, con acuerdo del Arzobispo de Tarragona Bernardo Tort, y de los Obispos Pedro de Redorta de Vique, Guillermo Torroja de Barcelona, Bernardo Sanz de Urgel y Bernardo de Zaragoza. Dio pues el Conde al Obispo y a la iglesia en el día de su consagración todos los diezmos y primicias de la ciudad y territorio de Lérida, con los diezmos de molinos, leudas y pasajes, y todas las mezquitas, con arreglo al breve de Urbano II. Va copia de esta escritura, confirmada después por Don Alfonso II, hijo de dicho Conde (a: Ap. núm. XII.)

Tras esto el sabio Obispo aplicó sus cuidados al establecimiento del clero. Por de contado se trasladaron acá como a su Sede propia los oficios o dignidades que todavía se conservaban en la de Roda, es a saber, los arcedianatos de Ribagorza, Terrantona , Benasque y Pallás y la precentoría, quedando allá los oficios esenciales de aquella canónica reglar, y algunas otras dignidades que le estaban anexas de iglesias extrañas. Con esto quedó ordenada por de pronto la canónica Ilerdense, y ya se halla una u otra admisión in canonicum de los años 1156, 58 y 64, sin que por eso nos conste, ni sea muy necesario averiguar, cuál fue el carácter de dicha canónica en los diez y nueve primeros años de su restauración, no siendo inverosímil que así los trasladados de Roda como el mismo Obispo continuasen en la profesión de la canónica agustiniana, que allá observaban, ya que la gravedad de las circunstancias les obligaba a no cumplir la estabilidad de lugar que habían ofrecido. Mas esto no bastaba para el orden de la nueva canónica. Era preciso fijar su constitución acomodada a la localidad y otras circunstancias: constitución peculiar y no mendigada de otra parte. Esto hizo el Obispo Don Guillermo Pérez en el año 1168, día 29 de abril, estableciendo, con el parecer de los canónigos de Lérida y Roda, y de los Abades de la diócesi, que en esta catedral sólo hubiese veinte y cinco canónigos en el primer decenio siguiente, quedando a la discreción de los sucesores aumentar dicho número, si las rentas de la iglesia lo permitiesen. Todo esto con la condición de que los nuevos canónigos nullo modo recipiantur nisi in habitu Beati Augustini, et hoc in Assumptione Beatae Mariae habita communi convenientia totius Capituli. Sigue dotando la mensa canonical, y confirmando lo que en otra constitución tenía ya establecido acerca de las porciones que debían administrarse a los veinte y cinco canónigos. Fija la dotación de la limosna y de varias iglesias, asignando la del Sacrista, Arcediano y Prepósito: todo lo cual dirá mejor la copia adjunta (a: Ap. núm. XIII.). Es de observar que en esta constitución se suponen ya instituidos y existentes los oficios de Prior, Sacrista, Arcediano mayor y Prepósitos propios de la iglesia de Lérida. Item en ella se hace mención de otra anterior, en que se había señalado la porción canonical. Por consiguiente se ha de creer que no es esta la primera ordinación de la iglesia de Lérida; y que aunque ahora se arregló el plan económico de sus rentas, hubo antes de esto otra constitución, sea de escrito o de palabra, que directa y solamente ordenase el género de vida, los oficios, señaladamente la creación de las preposituras, que en otras iglesias reglares de Cataluña no se instituyeron sino en tiempo de la decadencia de la vida reglar, y aquí las hallamos en su primer establecimiento. Mas esta escritura y ordenación anterior no parece, ni aun se sabe de ella. Nueve días después de esta constitución hizo otra más circunstanciada sobre el número, cantidad y calidad de las porciones de comida que debían dar los Prepósitos a los canónigos y clérigos en los días festivos y no festivos de todo el año. Es documento curioso. Va copiado con el antecedente (a: Ap. núm. XIV.). El número sobredicho de canónigos, con el priorato, precentoría y tesorería se confirmó, andando el tiempo, por el Obispo Don Berenguer de Eril y su Capítulo año 1232, añadiendo que los Arzobispos, Obispo, Abades, y aun los legos nobles, que por honor eran admitidos en canónigos, y percibían la porción canonical, no por eso tenían derecho ni voz en Capítulo ni en el gobierno de la iglesia. Va copia de esta escritura original (b: Ap. núm. XV.). 

Aun estas porciones reales, dadas para canonicatos honorarios, prohibió cinco años después el Obispo Don Pedro de Albalat en constitución del día 3 de diciembre de 1237. Poco después, en 1254, se suprimió el oficio de Prior y se erigió en su lugar la dignidad de Deán, la cual obtuvo el primero Arnaldo de Vernet. 

Todo esto, y la ninguna memoria que aquí hay de profesiones en el siglo XIII, dan a entender claramente que no se introdujo esta vida con el rigor con que se había establecido diez o doce años antes en Tarragona y Tortosa. Y así fue fácil que tomase antes de cumplirse un siglo el aspecto de secularización, como acabamos de ver en la supresión del priorato y erección del deanato, carácter indubitable de iglesia secular. Mayor y más clara prueba de lo mismo son los testamentos de algunos canónigos del siglo XIII, hechos a la hora de la muerte, disponiendo libremente de sus bienes y legando algunas cosas a sus criados y sirvientes (a: Ap. núm. XVI.). Item las compras y ventas hechas por algunos de ellos mismos en particular. Entre las cuales es curiosa la escritura que existe aquí original, hecha V. idus septembris, año 1267, en que el citado Arnaldo de Vernet, primer Deán de esta iglesia, compró a Miguel Dagrefuy manens in Alcanicio de fronteria, una Sarracena blanca, llamada Axa, por precio de setenta y dos sueldos jaqueses. Asegura el vendedor que dicha Sarracena non mingit in lecto, nec est tolta, rapta sive furata, nec est de pace vel treuga Domini Regis Aragon. vel Regis Castellae, nec de aliquo loco suspecto, nec est demoniacha seu gula cadens, nec stulta, aut christiana, immo est Sarracena et filia Sarraceni et Sarracenae. 

Consiguiente a todo esto es el modo con que el Capítulo en algunas deliberaciones de principios del siglo XIV habla de la vida regular de sus antepasados como de una cosa ya enteramente desusada. Así que no es extraño que no se halle bula de secularización de esta iglesia ni disolución jurídica de su regularidad. Instituyose esta porque el Obispo y Arcedianos vinieron de Roda, donde se observaba: mas no pasó su observancia más allá del siglo XII. Sin embargo, se mantuvo en esta iglesia como en otras muchas seculares la práctica de colaciones en el claustro antes de completas hasta todo el siglo XV y otros usos monacales; las cuales, como he dicho muchas veces, nada arguyen a favor de la regularidad. También conservaron ambas iglesias la hermandad, y los dos Capítulos se reputaron por uno solo en cuanto a la elección de Obispos, hasta que se introdujeron las reservas pontificias; como ya quedó establecido en las cartas anteriores.

El titular ha sido siempre la Asunción de María Santísima. Pintaba este Capítulo en su sello la imagen de nuestra Señora sentada con el niño en brazos. En el que se conserva en una escritura de concordia con Pelay Periz, Maestre de Santiago, IV non. maii 1262, se ve la imagen sobredicha, y en el reverso un lirio sostenido de una mano con este lema: Dirige Domine vias meas. La memoria más antigua de hábitos corales en esta iglesia es del año 1369, en que en Capítulo general hicieron la constitución quod nullus canonicus et beneficiatus audeat intrare in chorum, aut ibi manere cum capell de sol, nec cum serboyx, neque mantello seu tabardo albo, viridi seu alterius coloris inhonesti. Yo no puedo decir ahora qué clase de sombreros eran los capells de sol, ni mucho menos qué era serboyx. De lo primero hallo entre las Consuetudines Ilerdenses (Costums de Lleida), ordenadas por Guillermo Botet, una De capellis solis que dice: In capellis solis nulla fraus fiat vel aliquid misceatur: sin autem XX solidorum cotus est. Ducange interpreta esta palabra por lo que decimos quitasol, mas en las dos constituciones citadas es claro que significaba otra cosa muy distinta, y que más bien parece ser algún gorro o bonete tejido o hecho de lana como nuestros sombreros.

Guillermo de Ivartio, canónigo, en testamento de 1270 dice: Dimitto Pontio de Bioscha caputium plumbe pavonis meum solis. En 1484 el Capítulo dispuso que los canónigos no entren en el coro sin capas, ni los beneficiados sin almuzas. En otra constitución de 20 de diciembre de 1578 se ve que ya era costumbre de esta iglesia quod a festo omnium Sanctorum ad Pascha incederent canonici cum capis nigris fodratis de grisis; et a festo Paschae ad omnium SS. cum almutiis fodratis de cetino carmesino. En 1595 se estableció el uso de los armiños en invierno en lugar de las de gris, como verás en la copia adjunta (a: Ap. núm. XVII.). En 1598 a 4 de noviembre mandaron que se trajesen de Murviedro o de Valencia pannos sericos pro arminiis induendis, y que si no llegaban acá antes del día 16 del mismo mes, cada canónigo vistiese ad libitum, dummodo sit de tafetà. Juntamente se ordenó que para recibir a Felipe III saliesen los canónigos hasta la era subtus Gardeny, vestidos de bayeta. A 18 de marzo de 1690 deliberaron que en lo temps de estiu aporten manega justa de tela davall les manegues grans del sobrepelliz. El hábito actual es como el que dije de las iglesias de Vique y Urgel. De la biblioteca antigua de esta iglesia quedan pocos vestigios, si no son algunos Breviarios y Misales manuscritos del siglo XIV o fines del XIII, y otros impresos de que se hablará en su lugar y cuando digamos algo de ritos y reliquias. A 30 de diciembre de 1457 hallo que se mandó construir una pieza destinada para su colocación. Aun antes de eso hay memorias en 1415 de grandes gastos para estantería y pieza. Hay también memorias de varios libros recibidos y entregados en ese siglo y siguiente, cuya noticia no sirve a la bibliografía. Sólo diré de la entrega que hizo este Capítulo a 4 de enero de 1578 de un códice manuscrito de las Etimologías de San Isidoro Hispalense para enviar al Rey Felipe II; el cual, deseando que se publicasen correctas las obras del Santo doctor, pidió a esta catedral los códices que aquí se hallasen. Va copiada esta carta de 14 de julio de 1577 (a: Ap. núm. XVIII.). En otra de 20 de agosto decía al Capítulo Juan López de Velasco: Por orden de Su Magestad está á mi cargo la solicitud y cuidado de la correction de las obras de Sancto Isidoro. Entiendo que no era este el corrector y editor, sino el encargado de lo material del negocio, o como le llama el procurador de este Capítulo en Madrid en carta de 29 de agosto, el que tiene á su cargo los libros de Su Magestad. Debió volver el códice, mas no parece (devolver; aparece). 

El archivo está colocado con toda la grandiosidad y decencia que corresponde a su clase y al decoro de esta iglesia. Los anticuarios de nuestros días suelen hablar muy mal en este artículo, y conforme a lo que en ello les pasó, degradando para con los extranjeros el concepto y honor. Yo, que no les llevo ventaja en las circunstancias de los tiempos, los he hallado abiertos para todo cuanto he querido aprovecharme de sus tesoros. En este he merecido, no sólo la franqueza que yo podía apetecer, sino también que los señores comisionados Don Eduardo María Sáenz de la Guardia, Deán, Don Rafael Barnola y Don José Salas, canónigos archiveros, me hayan ayudado en mis investigaciones, poniéndose de parte del bien común que me anima, y anima a estos señores y a todos los cabildos de España. El archivo, como decía, está completo en todo lo que toca al estado moderno de esta iglesia, es decir, de mitad del siglo XII acá. Consérvanse además las deliberaciones capitulares desde fines del siglo XIV, gran depósito de noticias, aun civiles, que he aprovechado. Dejo de decir de los Tumbos, o libros verdes, y colecciones de Constituciones sinodales y provinciales, y otras curiosidades comunes a todas las iglesias. Con estos auxilios he podido apurar e ilustrar algunos puntos de la historia de esta iglesia, tal cual lo dio Dios; y además se han rectificado los Episcopologios de otras. Cosas, que el público disfrutará, sin que yo lo diga.