martes, 30 de abril de 2024

4-8 Ocupadas, y demolidas Cartago vieja, y Rubricata, vencido Asdrúbal y otros muchos lances.

Capítulo 8.

Ocupadas, y demolidas Cartago vieja, y Rubricata, vencido Asdrúbal y otros muchos lances.

No el que vence merece nombre de consumado capitán, sí el que vence, y sigue la victoria logrando comodidad, y gloria; bien lo entendieron los dos hermanos Escipiones, tomando la ocasión pues no ufanos, si solícitos cuidaron no les escapase, y para asegurarla emprendieron la hazaña que les ofreció el fruto de sus victorias, en la conquista de la Metrópoli cartaginesa en Cataluña Cartago la vieja. Hicieron a Tito Sempronio dueño de la hazaña, para lograr seguros la gloria del trabajo ajeno, que

siempre las obras de los soldados ceden en crédito del General: después de varios lances, al fin venció Sempronio; conquistó la Cartago de España, y la demolió hasta los cimientos, plaza que tan valiente se les opuso siempre, consiguiendo lo que en otro tiempo no hubiera sido fácil.

Destruida la vieja Cartago, quisieron nuevamente poblarla los Cosetanos con algunos romanos, la concedió Escipión, con que ni por el nombre quedase memoria de sus enemigos; cruel venganza que llega a la fama. Concedió a los pobladores libertades, y privilegios, y de estas franquezas la llamaron Villafranca; pero no pudo olvidarse su primer oriente, pues le ha quedado y a su comarca, el renombre de Penos, o Penitentium, y en catalán Panadès. (1) (N. E. Penedès más moderno.)

Acabó la cartaginesa colonia, acabó la Metrópoli africana, y se exaltó Barcelona como veremos, y no menos de la demolida Rubricata, que aunque no es fijo, pero no será temerario juzgar, que rendida Cartago vieja, estando tan cerca, y más de Barcelona que Villafranca, pasasen los vencedores a la infeliz Rubricata apenas poblada ya destruida, tan desconocida que ni indicio se halla de quien fue, aunque se pretende darle asiento en Martorell, que no lo juzgo, por ser Rubricata de la Lacetania, que sólo llegaba a Llobregat; y más se conforma Rubi (Rubí), por el nombre, y por hallarse de esta parte de Llobregat, en donde se halla un antiquísimo castillo, y cerca en el lugar que se junta con Llobregat el pequeño Rubí, o Riera de Rubí, se halla una

torre de atalaya, como las que los cartagineses usaban, y no creo que se

encuentren indicios en otra parte. (2)

(N. E. Ad Bergam. oppidum est ad Rubricatum amnem, in Catalaunis apud Barcinonem urbem fluentem. Ptolomei aevo notum fuisse, probabile est. De hoc Castro Livius lib. XXIV. Bergitanos fuisse in Lacetania Plinii, docet Petrus de Marca, Marc. hisp. lib. II. cap. XXXIII. § V. - 

Pedro de Marca, Marca hispánica, libro 2, capítulo 33, párrafo 5.)

Otros sucesos refiere Livio de los Escipiones, y el obispo de Gerona de Galba, y españoles Cartesios; pero como no pertenecen a Cataluña, bien que los catalanes asistieron a los Escipiones en la jornada de Sagunto, aunque fue poco el fruto pues sólo cobraron los rehenes que tenía dentro Asdrúbal, de los pueblos españoles que se le sujetaron, lo dejaremos pasando a Asdrúbal: el cual viendo empeorarse su partido en España acudió a Cartago, de donde le había venido orden que pasase a Italia, y advirtió antes a su república el estado de sus intereses en España, y que los pueblos se juntaban con los romanos por las victorias de la armada de Escipión, y prontitud de los pueblos de Cataluña en asistirle, y nombró la cartaginesa república a Himilco por gobernador de España, el cual llegó con los enviados de Asdrúbal, para que pudiese este pasar a Italia asegurado en el valor de Himilco.

Obedeciendo el orden seguía su viaje de Italia por Cataluña Asdrúbal; cuando Escipión como buen hijo, y noble ciudadano temiendo los daños de la Patria en el viaje de Asdrúbal, para estorbarle el camino encaminó su ejército hacia Iliberia, que era poderosa ciudad, y amiga de Cartago, juzgando que para defenderla, dilataría Asdrúbal el pasaje de Italia. 

No salió vano el discurso de Escipión aunque no acertado, pues no pasó Asdrúbal a defender Iliberia, si se empeñó contra otra ciudad vecina confederada de los romanos que no se nombra: viéndole Escipión empeñado dejó a Iliberia, y pasó a encontrar al ejército enemigo, tuvieron varios choques, y escaramuzas: deseosos los generales de pelear dieron señal de batalla, se embistieron resueltos, obraron fuertes, intrépidos se acometieron, y defendieron: se inclinó a los romanos la victoria, ya por su valor, y de nuestros paisanos, como también porque los otros españoles, que seguían al cartaginés capitán, se excusaron de pelear: vencido Asdrúbal, se retiró a Cartagena dando la victoria muy cumplida al romano ejército. (3)

Por este tiempo acudió Roma, y también Cartago a los suyos con prontos, y numerosos socorros, que hubieran harto atrabajado a Cataluña, y a toda España; pero quiso Dios justo Juez que no obrase el poder humano, porque el universal azote del divino, y soberano poder había de obrar solo, y castigar a unos, y a otros con la peste, que abrasó a toda España. (4)

Sucedió todo lo referido hasta el año 211 antes de Cristo.

(N. E. ¿Qué Dios tenían los catalanes entonces? Quizás Georgius Podiolum.)

4-7 Victorias de Escipión asistido de Cataluña, que se defiende del cartaginés,

Capítulo 7.

Victorias de Escipión asistido de Cataluña, que se defiende del cartaginés, y guerras de Indíbil, y Mandonio (Catalàn) catalán (catalanes).

Hallándose Escipión en Tarragona, y no queriendo dar carga, y disgusto a Cataluña que le seguía, envió a Roma por vestidos, pan, vino, aceite, xarcias (jarcias), velas, y cuanto convenía para las armadas de mar, y tierra, que luego le fue remitido, pero salteado de los cartagineses, dio que sentir, y padecer a los soldados.

Monumento a Asdrúbal

Asdrúbal en Cartagena llamó a los españoles de su séquito, y co los africanos se previno por mar, y tierra: no se olvidó Escipión, pues juntando 35 galeras, fue a encontrar al enemigo, eligiendo oponérsele por mar, receloso de las fuerzas de la tierra: le buscó, y le halló en Ebro, bien descuidado; pero como en la costa en aquel tiempo hubiese muchas torres de atalayas, fue descubierta la armada de Escipión, por los fuegos que prevenía la costa: este aviso puso en desorden a los de Cartago, acudieron como en tropel a embarcarse, asegurados que los enemigos venían por mar: llegó la armada romana con buen orden, y sosiego, embistió, y a poco tiempo echó a pique cuatro galeras de Cartago, y tomó dos; y aunque las demás se defendieron, pero superadas del arte, y valor romano, volvieron las proas, y eligieron en la huida su salud: las siguió el vencedor, y alcanzadas, unas dieron en tierra, y otras quedaron rendidas: vencidas estas, se retiraron las naves de Cartago, y perseguidas de Escipión, abandonados los buques, salió la gente en tierra, y quedó el romano, señor de la contraria armada, y del mar.

Siguió el romano capitán su fortuna, embistió a Alicante, que se llamaba Honosca, y destruida esta pasó adelante a Cartago la nueva: la entró, la saqueó, y la quemó: entró después tierra adentro hacia Guadarrama, taló, y destruyó el país, y conseguidas estas victorias, volvió a Tarragona, pasó a Ibiza, la dominó, y admitió la amistad de Mallorca, y Menorca.

Asdrúbal viendo ocupado al enemigo, pretendió vengarse de Cataluña, entrando por el Ebro al Campo de Tarragona, no consiguió su intento, por hallarse prevenido, y bien resguardado el país, y llegó a Cartagena a curar sus daños, y los de aquel lugar. (3)

Los pueblos de la otra parte del Ebro, Navarra, Viscaya, y Guipuscoa (Vizcaya y Guipúzcoa), siguiendo al vencedor se apartaron del vencido, y buscaron el romano favor, que lograron, y logró Escipión passar con su ejército a la otra parte de Ebro en daño de los pueblos que seguían a Cartago: se volvió a Tarragona por los Vaseos, que eran Cuenca, Ocaña, Toledo, Segovia, Valladolid, y sus comarcas, queriendo antes sujetarles.

(N. E. De Cuenca a Valladolid hay a pie 338 km.)

Ponerla mirando a Cuenca

Hallándose Escipión en Tarragona dio noticias al Senado de sus victorias, pidió le aliviasen del gobierno de España, no consintieron los romanos, pero le concedieron por su descanso, y por compañero a su hermano Publio Cornelio Escipión, y mientras venía el hermano, admitió la amistad de los Celtíberos. (4)

Bien juzgaban los romanos, tener el dominio de Cataluña, pero no era tan fácil, pues de las cenizas del muerto Andrúbal renacieron Indíbil, y Mandonio príncipes catalanes Ilergetes, para la venganza contra los romanos: juntaron estos capitanes a sus vasallos, y amigos: bajaron a los lugares que ocupaban los romanos, los destruyeron con furor militar: acudió al oposito diligente el romano, con ejército formado de naturales de Cataluña (que siempre ha padecido en la división) y encontrando a los enemigos poco advertidos, fácilmente fueron deshechos, y se retiró Mandonio, con los que pudo recoger, a la montaña.

No faltó Asdrúbal a su amigo, pues de Portugal vino a defenderle muy pujante, y tal que temiéndole Escipión, con arte desvió el encuentro solicitando a los Celtíberos nuevos amigos, que entrasen por las tierras que seguían a Cartago, y le salió bien el ardid; porque Asdrúbal apartándose de Cataluña, acudió donde tenía más que perder.

Apartado Asdrúbal, volvió Escipión a Tarragona, la fortificó con nuevas murallas, y la adornó con bellos edificios: llegó de Roma su hermano de Eneo Publio Cornelio para su descanso, le admitió alegre, obedeciendo al Senado, con la puntualidad, y respeto romano: pasaron estos hechos hasta el año 213 antes de Cristo. (5)

4-6 Victorias de Escipión, destrucción de Atanagria, y Ausa, y prodigios.

Capítulo 6.

Victorias de Escipión, destrucción de Atanagria, y Ausa, y prodigios.

Vencido, y muerto Leonero, ajustado Escipión con los Ilergetes eligió pasar a Ausa contra Amusito que era el gran amigo que tenía dentro de Cataluña Asdrúbal: avisado Amusito por sus espías pidió socorro a los Jacetanos de Jaca, los cuales entraron por Cataluña con algunos Ilergetes que se les juntaron hasta veinte mil hombres, que juzgaron pasar a Ausa, no teniendo embarazo en el camino, esperanzados en su valor, y robustez, y no menos en los hielos, y nieves de aquel tiempo juzgándoles intolerables a los romanos (N. E. pues imaginaos a los africanos musulmanes que entraron en el 711 D. C.); pero estos burlaron su confianza, no descuidados como juzgaban los Jacetanos, y prendieron a los que iban con el aviso a Ausa del socorro, y del modo con que se había de introducir, entendiendo de los tales la venida del ejército de Ilergetes, y Jacetanos.

El ardid para introducir el socorro era, que a la noche saliesen los del pueblo a poner fuego en el Real del enemigo, y que los Jacetanos a un tiempo darían sobre los romanos, y se encaminarían a la plaza: entendido el ardid, mandó salir Escipión de las líneas nueve mil catalanes (N. E. con sus correspondientes nueve mil barretinas rojas), y salió él mismo con mil romanos puestos en celada, y encubiertos hacia el lugar por donde habían de pasar los Jacetanos para lograr su intento: llegaron estos alentados, dieron los encubiertos en los descuidados, les rompieron, y hay quien dice que murieron dos mil, otros doce mil (N. E. diez mil arriba, diez mil abajo); no es nada la diferencia, lo cierto es, que los Jacetanos escaparon por las montañas, y les valieron los pies para su defensa. (N. E. Quien no conozca esa zona, que vaya, y use los pies, y verá qué buen sitio para escaramuzas, sobre todo en invierno.)

Jaca, Chaca, Iacam, Jacetanos, Jacetania

Vencido el socorro, volvió Escipión a su Real, se halló quieto por no haber salido los de la plaza ignorantes del designio, por no saber de los amigos, ni haber visto la seña ajustada.

Bien juzgó Escipión, que faltando socorro se rendirían los cercados, pero no usaba en aquellos tiempos, en que más fuertes se defendieron, y en varias surtidas (salidas) dieron que merecer a los romanos: intentaron los cercados quemar los cuarteles del enemigo, pero la nieve que era copiosa, apagó, o no dejó prender el fuego.

Estrecharon más los romanos el asedio, y avanzaron en daño de la plaza, con que desesperado Amusito de poder mantenerla, salió de Ausa, y pasó a Cartagena, donde se hallaba su amigo Asdrúbal: desamparada Ausa de su caudillo, convino con los romanos, y se entregó la plaza, asegurados honor, vida, hacienda, privilegios, y leyes con que se gobernaba. 

Entraron algunas compañías de romanos dentro, con pretexto de  defenderla de los enemigos, se dieron las arras, y algunas monedas, para los gastos de la guerra, y quedaron los de Ausa confederados con los romanos. (1) 

Bueno fuera entender qué ciudades son estas, de Ausa, y (Atana-nagria) Atanagria: lo más seguido es que sean Vique, y Manresa: otros que Tarraga (Tárrega), o Sanahuja: y hay quien diga que fueron ciudades de Navarra, lo dejo a la discreción; lo cierto es que el nombre de Ausa concuerda con Ausonia que es Vique; y Manresa es antiquísima, como hemos visto (Minorissa), y se hallan obras grandes de los romanos en ella, porque los puentes de un collado a otro de la acequia de la agua de Llobregat que se toma dos leguas antes en Sellent, el puente sobre Cardener, la torre del Breny, que es como la de los Escipiones, de que se hablará, dan señas de la grandeza romana, y del aprecio de la ciudad, y puede ser fuesen las dos nombradas; pero de Manresa lo dudo, por juzgarla con lo referido favorecida, y no derruida por los romanos. 

Pasado algún tiempo, se disgustaron los romanos con las nombradas ciudades, y estas apartándose de los romanos les movieron cruda guerra, y los de Atanagria degollaron la guarnición: acudieron los romanos con su ejército a la venganza, asediaron a Ausa, y después

de varios lances la entraron, y destruyeron de forma, que sólo quedó una calle, y por ella en latín se nombró Vicus, y en catalán Vique (Vich, Vic).


Mayor fue la ruina de Atanagria derribada hasta los cimientos, como si no hubiese habido pueblo, llamando al lugar Manurrassa, y en catalán Manresa, y esto es de Beuter: y puede ser que de Hércules le quedase el nombre de Minorissa, que se olvidó, y por la ruina la llamasen Manurrassa; pero no obstante, la estimación que los romanos hacían de Manresa, y los favores que de ellos recibió se oponen al sentir de Beuter; pero pueden ser las memorias, y favores romanos después de la reedificación de Manresa.

Victorioso Escipión se fue a Tarragona para descansar, la aumentó, y dividió el despojo de los vencidos entre los catalanes, y romanos que le seguían: sacó a los soldados de la ciudad, por ocasión de las riñas que tenían con los paisanos, les mandó residir en sus pabellones, y tiendas, quedando la ciudad quieta, y aliviada.

Sucedió esto, hasta todo el año antes de Cristo 215, en el cual sucedieron horrendos prodigios en Cataluña, en el aire, y tierra: se oyeron en el aire tristes gemidos, y golpes como de armas, y soldados, que peleaban: aparecieron formidables fantasmas, y espantosas visiones: en la tierra hubo partos monstruosos de ganados, y otros brutos (N. E. de ahí vienen Oriol Junqueras, Albert Pla, Roger Torrent, etc.): algunas fuentes dieron sangre por agua: todo fue terror de la Provincia, que aturdida recurrió al sacrificio de los fingidos Dioses. (2)

Oriol Junqueras, pasapalabra, España