131. ALFONSO V NACE ENTRE TERREMOTOS Y ESPANTO
(SIGLO XIV. VALENCIA)
En casi todas las culturas y pueblos, se hayan desarrollado más o menos, es bastante habitual buscar señales extraordinarias —generalmente de carácter sideral, sobrehumano o sobrenatural— para tratar de significar ante los demás mortales a determinadas personas.
El futuro Alfonso V el Magnánimo —hijo del Trastámara con el que se instauró esta dinastía en Aragón tras el Compromiso de Caspe— tuvo, sin duda, las suyas.
El futuro Alfonso V el Magnánimo —hijo del Trastámara con el que se instauró esta dinastía en Aragón tras el Compromiso de Caspe— tuvo, sin duda, las suyas.
Un dietario redactado en Valencia, repleto de innumerables noticias de toda índole, nos describe de manera sucinta cómo en el año de la Natividad de 1396, lunes, día 18 del mes de diciembre, conmemoración de la Expectación de la gloriosa Virgen María, a la hora en la que las campanas tocaban a misa en la seo valenciana, tuvo lugar un impresionante terremoto y un gran espanto en todo el reino de Valencia.
Tal debió ser la intensidad del seísmo que se derrumbaron tanto iglesias de cimientos profundos como pequeñas ermitas; se abatieron enormes castillos roqueros y se hundieron casas modestas hechas de adobe por doquier. Fue tanto y tan grande el daño producido por el terremoto en todo el reino que fue causa de grandísimo dolor.
Luego se supo y se relacionaron ambos hechos que, a muchos kilómetros de distancia, en aquel año, en el mismo día y a idéntica hora, nacía en Castilla el infante don Alfonso, primogénito de don Fernando —hermano del rey de Castilla—, el cual don Fernando fue rey de Aragón, con el nombre de Fernando I de Antequera. Luego, a la muerte de este último, fue rey de Aragón el dicho don Alfonso —Alfonso V—, autor de grandes y maravillosos actos.
[Cabanes, Mª Desamparados, Dietari..., pág. 105.]
Alfonso V de Aragón (Medina del Campo, 1396 - Nápoles, 27 de junio de 1458), llamado también el Magnánimo y el Sabio,2 entre 1416 y 1458 fue rey de Aragón, de Valencia, de Mallorca, de Sicilia, de Cerdeña y conde de Barcelona; y entre 1442 - 1458 rey de Nápoles.
Era el hijo primogénito del regente de Castilla Fernando de Antequera y posteriormente rey de Aragón con el nombre de Fernando I, y de la condesa Leonor de Alburquerque. Pertenecía, por tanto, a la Casa de Aragón por ser nieto de Leonor de Aragón (ya que la dignidad real aragonesa podía transmitirse por línea femenina) y al linaje Trastámara por ser nieto de Juan I de Castilla.
El 28 de junio de 1412 se convierte en heredero al trono de la Corona de Aragón cuando su padre fue proclamado rey tras el llamado Compromiso de Caspe y tres años más tarde, el 12 de junio de 1415, en la catedral de Valencia, contrae matrimonio con su prima la infanta María hija de Enrique III de Castilla y de Catalina de Lancáster.
El 2 de abril de 1416, tras el fallecimiento de su padre le sucede como rey de Aragón y de los demás reinos de los que era titular.
En las Cortes de 1419 tendrá un enfrentamiento cuando la nobleza catalana formó una liga de barones, villas y ciudades reclamando a Alfonso V que redujera el elevado número de miembros de la nobleza castellana elegidos para cargos de gobierno, lo que hizo que el monarca redujera y reorganizara la Casa Real.
En 1448, Alfonso V dicta desde Nápoles, donde había instalado la corte, una provisión que permitía a los payeses reunirse en un sindicato para tratar la supresión de los malos usos. Los propietarios de las tierras se oponen a la medida y la hacen fracasar. El tema volverá sin embargo en 1455 cuando Alfonso dicta la conocida como “Sentencia interlocutoria” en la que suspende las servidumbres y los malos usos, medida que en 1462, ya reinando Juan II de Aragón provocará la primera guerra remensa.
Juan II ocupaba el trono castellano desde 1406 tras la muerte de su padre Enrique III, quien en su testamento y debido a que al acceder al trono Juan sólo contaba con poco más de un año de edad, había dispuesto que la regencia del reino la desempeñaran su viuda Catalina de Lancaster y el infante Fernando de Trastámara.
Al ser coronado Fernando rey de Aragón en el Compromiso de Caspe (1412), dejó a sus hijos, los infantes de Aragón Juan II de Navarra y Enrique, como sus lugartenientes en Castilla para defender sus intereses.
En 1419, Juan II de Castilla alcanza la mayoría de edad y pretende librarse de la influencia de los Infantes. Tras el golpe de Tordesillas y el fracasado cerco del castillo de La Puebla de Montalbán a finales de 1420, delega todo el poder en el nuevo Condestable de Castilla Álvaro de Luna, lo que dará lugar a una larga e intermitente guerra civil entre dos bandos: el primero formado por don Álvaro y la pequeña nobleza, y el segundo formado por los infantes de Aragón y la alta nobleza, apoyados por Alfonso V desde Aragón.
Sin embargo, el enfrentamiento que surge entre los propios infantes por el poder provoca que la influencia aragonesa en Castilla corra peligro, por lo que Alfonso V, que se encontraba en Nápoles, decide retornar a la Península. En 1425 tras acusar a Álvaro de Luna de usurpador del gobierno, logra reconciliar a sus hermanos los infantes y, aunque consigue en un primer momento, 1427, que el Condestable de Castilla sea desterrado a Cuéllar, no pudo evitar su retorno vencedor al año siguiente.
Alfonso V, entre 1429 y 1430, se enzarza en una guerra contra su primo Juan II de Castilla y la política del valido Álvaro de Luna para apoyar a sus hermanos los infantes pero, cuando ambos bandos se encontraban, cerca de Jadraque, frente a frente para entablar batalla, la intervención personal de la reina castellana María de Aragón, hermana de Alfonso V, la evitó.
En 1432 Alfonso retorna a Italia y, en 1436, se firma la paz con Castilla mediante un tratado en el que los infantes abandonaban el reino castellano a cambio de percibir rentas anuales.
Representación heráldica ecuestre del rey de Aragón («Le Roy | d’Aragon») Alfonso V el Magnánimo con el señal real en sobreveste y gualdrapas del caballo en el Armorial ecuestre del Toison d'Or. París, Bibliothèque de l’Arsénal, ms. 4790, f. 108r, miniatura n.º 228.
Más en la wikipedia ...
- Alberto Montaner Frutos, El señal del rey de Aragón: Historia y significado, Zaragoza, Institución «Fernando el Católico», 1995, págs. 24-25; Ana Isabel Lapeña Paúl, Ramiro II de Aragón: el rey monje (1134-1137), Gijón, Trea, 2008, pág. 184; Ernest Belenguer, «Aproximación a la historia de la Corona de Aragón», en Ernest Belenguer, Felipe V. Garín Llombart y Carmen Morte García, La Corona de Aragón. El poder y la imagen de la Edad Media a la Edad Moderna (siglos XII - XVIII), Sociedad Estatal para la Acción Cultural Exterior (SEACEX), Generalitat Valenciana y Ministerio de Cultura de España - Lunwerg, 2006, pág. 26; Adela Mora Cañada, «La sucesión al trono en la Corona de Aragón», en El territori i les seves institucions històriques. Actes de les Jornades d’Estudi. Ascó, 1997, vol. 2, Barcelona, Pagés (Estudis, 20), 1999, vol. 2, págs. 553-556 y Carlos Laliena Corbera y Cristina Monterde Albiac, En el sexto centenario de la Concordia de Alcañiz y del Compromiso de Caspe, coord. por José Ángel Sesma Muñoz, Zaragoza, Gobierno de Aragón, 2012, pág. 5.
- Alberto Montaner, «La problemática del número de elementos en las armerías medievales: diseño frente a representación», Miguel Metelo de Seixas y Maria de Lurdes Rosa (coord.), Estudos de Heráldica Medieval, Lisboa, Instituto de Estudos Medievais; Centro Lusíada de Estudos Genealógicos e Heráldicos, 2012, págs. 125-142; cfr. esp. pág. 130, fig. 2. ISBN 978-989-97066-5-1
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