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miércoles, 6 de septiembre de 2023

VI. Miscelánea de poesías varias.

VI.

Miscelánea de poesías varias.


I.

A Juan Sebastián Elcano,

Oda bascongada 

por el P. José Ignacio de Arana.

Dialecto De Guipúzcoa.

Por la elevación de sus ideas, por su lenguaje eminentemente poético, sus hermosas imágenes y sus bellezas de dicción, puede señalarse esta oda entre las mejores con que cuenta la literatura bascongada.

Escrita por su autor hace algunos años, fue enviada en copia por uno de sus amigos al Concurso celebrado en San Sebastián en septiembre último, mereciendo ser favorecida en aquel certamen con uno de los premios.

El P. Arana, que no tuvo noticia de su presentación hasta después de conocido el resultado, ha introducido posteriormente en el texto primitivo algunas ligeras variantes, (entre ellas la del nombre del insigne marino a quien está dedicada, que aparecía Kano, y ha rectificado por Elkano, en virtud de datos posteriores que estima fundados), autorizándome para su publicación en esta serie del Cancionero.

Gracias pues a su bondad, me cabe hoy la fortuna de dar a conocer esta preciosa composición, cuya aparición era esperada con verdadera curiosidad por los amantes del bascuence.

Sin entrar a formular un juicio detenido de ella, no puedo menos de llamar la atención del lector hacia la estrofa 7.a, de verdadera elevación poética, de gran efecto onomatopéyico, y que puede presentarse como un buen modelo del género descriptivo; y las estrofas 8.a, 10.a y 13.a notables por la personificación que en ellas se desarrolla. Es también muy hermosa la estrofa 12.a; bellísima la doble consonancia observada en el verso 3.° de la 10.a, por lo que tiene de imitativa, y valiente e inspirada la prosopopeya con que termina la 13.a

El Sr. Arana merece por sus trabajos los más cumplidos plácemes de cuantos se interesan por el desarrollo y el brillo de la poesía bascongada. Hé aquí su oda:


Juan Sebastián Elkano.

Getariatar Jaunari, mundua jira-biratzen.

(1519-1522.)


Euskera kantа.


¿Nora zoazkit idurimena,

Zabalik egal-urdiñak?

Chimist-oñakin zoaz ikusten

Munduko bazter urriñak?

Ara Elkano, zure ondoren

Bildurik lagun berdiñak.


Ikusi nai du nundik sortzen dan

Eguzkiaren argiya,

Zein ichasotan gordetzen duen

Bere buruko koroiya;

Biribilla dan mundu au, edo

Nun duen azken arraiya.


Ontzi-galantak San Lukar-dikan

Ichaz-gizonez beteak,

Boga-ta-boga dijoaz ariñ:

Sututzen ditu Fedeak,

Eta Españaren izen aundiya

Munduban zabal-nayeak.


Beren aurrean, egan dijoa

Zeruko aingeru galaya,

Españatarren kontua duen

Goartari chit ernaya,

Ego urrezkoz erdibiturik

Aize-labañen erraya.


Ongi zoazte. Ager zazute

Ta urrutietan zabaldu,

Nola Jainkoak bere semea

Mundura zigun bialdu,

Eta gizonak zeruratzeko

Nola zitzaigun azaldu.


¡Gizon argiyak! joango dirade

Zuen ondoren aurrera!

Batzuek égi-ta Erlijioz

Jende gaistoak ontzera,

Besteak berriz merkaduriyaz

Urre ta perla biltzera.


Ongi dijoaz; Alperrik dira

Odei goibelak urratzen,

Alperrik trumoy-danbatekoak

Eta oñazkarrak zartatzen,

Itz-ujoldeak burruka amiltzen

Lurrak ikaraz dardatzen


Euskera kantak aitzen dituzte

Milla ugarteen magalak,

"Ara Euskaldunak" esaten dute

Ur-urdiñ zelay zabalak;

"Ara Euskaldunak", erantzun dute

Aize biguñen egalak.


¡Otentoteak, Jeorgi-tarrak,

Ta Moluka-tar liraiñak!

Zurezko-echeak (1) labañ dakazki

Zuengana gaur Españak...

¿Nun arki dira ontzi ta gizon

Aiñ eder eta bikañak?


Baña ¿zer dakust (2) ¡¡Gorrotoaren

Iran-zugea parian?...

Listorra zorrotz, chistuka ta orroz

Dator ujolen gañian;

Puzuni beltza isurtzen dabill

Ichas-gizonen artian.


¡Ai Amerika! ¡Ah pake-ichaso! (3)

¡Ai Zebu-ugarte gaistoa! ...

Españatarren odol-ederrez

Gorri dezute kanpoa!

Magallanes-ek bere lagunaz

Or utzi zuen lepoa.


Ontzi bakar bat osorik dago

Elkano dala Gidari:

"Aurrerá", diyo, erreguturik

Ama Birjiña Santari,

"Aurrerá guazen; begira aurrian (N. E. Leo aurrerà)

Aprika-aldeko lurrari."


Java, Sumatra, pasa zituzten,

Ta Aprika-azpitik jo goirá,

Kabo-Verdera ta Azores-era

Ibill da ibill (4) jun dirá:

Zeru ta lurrak arritu ziran

Ta Euzkia geldi begirá.


Urteak iru pasa baño len,

Jirarik lenen Mundua,

Elkano bere lagun onakin

San Lúcar-era dijua

Eta Sevillan Birjiña-gana

Ematera ezker-prutua.


Jason azturik, oroi Elkano

Ichas-errege goiena,

Drake ondoren, Noort ta Kook

Ta Espilbergen urrena,

Bañan Elkano danen Gidari

mundu jiratzen aurrena.

(J. J. A.)


(1) Zurezko-echeak, lit. casas de madera, naves (ontziak),

(2) Dakust. Es primera persona del singular del presente de indicativo irregular del verbo ikusi, ver.

(3) ¡Ah, pake-ichaso! ¡Oh mar Pacífico

(N. E. Griego talaso, océano, mar; paz, pax, pacífico, peaceful : pace full, pacific, etc.

(4) Ibill da ibill, andando sin cesar. Es muy oportuna y expresiva esta repetición. (N. E. chino chano en Aragón.)


Al Sr. D. Juan Sebastián de Elcano,

natural de Guetaria, rodeando el orbe.

(1519-1522.)

Oda bascongada.

(Traducción semi-literal.)

A do vuelas; rauda imaginación, desplegando tus alas azuladas...? Rodando veloz con tus fulmineos pies, pretendes acaso revistar los más lejanos confines del mundo...? Ve ahí a Elcano, que acompañado de otros héroes iguales te sigue en pos.

Quiere ver de dónde nacen y brotan los primeros fulgores de Febo, y en qué mar occidental guarda y deposita la áurea corona de su cabeza; si este mundo es redondo, o en dónde tiene sus últimos límites.

Soberbias naves llenas y henchidas de bravos marinos bogan y bogan veloces desde San Lúcar (N. E. Sanlúcar de Barrameda), surcando los mares: inflama sus pechos la Fé, y el ardiente deseo de difundir el gran renombre de España por cien mundos.

Volando ante sus ojos, hiende raudo con alas de oro las entrañas de la resbaladiza atmósfera el ángel gallardo del Empíreo, el custodio vigilantísimo de los destinos de los Españoles.

Idos en hora buena. Manifestad y publicad en las naciones más remotas, que Jehová, el Señor de las Alturas, nos envió al mundo a su Divino Hijo, y cómo se nos descubrió en carne mortal para llevar al Cielo a los hombres.

Tras vuestras huellas y rumbo, seguirán después adelante otros esclarecidos varones, unos a mejorar y civilizar a la perversa gentilidad con las luces de la verdadera religión; otros, empero, para atesorar oro y perlas por medio del comercio.

Van bien. En vano rásganse los negros nubarrones; en vano los estampidos del trueno y los rayos estallan y revientan, y luchan y chocan, rodando con ímpetu bramante corrientes inmensas de las aguas, y las tierras del continente retemblando se estremecen.

Las playas y senos de mil remotas islas, escuchan alegres por vez primera los cantos euskaros: "Hé aquí los bascos" dicen al resbalar los acentos las vastas praderas de azuladas ondas. "Hé aquí los bascos" responden placenteras las alas de los blandos céfiros.

Hotentotes, Georgianos, y esbeltos Molucos: hoy os trae la grande España sus lígneas casas deslizadas hasta aquí por cien borrascosos océanos. ¿Dónde hallarán jamás vuestros ojos tan magníficas naves y gente tan gallarda y escogida?

Mas ¿qué veo? La horrenda sierpe del rencor funesto se presenta delante! Viene rodando sobre las ondas con rugientes silbidos: brama, y blandiendo en su entre-abierta boca el aguzado aguijón, derrama a torrentes su negra ponzoña, entre los bravos marinos.

¡Oh América! ¡Oh mar Pacífico! ¡Oh pérfida isla de Zebú!! Colorasteis crueles vuestras playas con la hermosa sangre de los Españoles. Vuestra traición segó fiera el noble cuello de Magallanes y sus compañeros.

Sola una nave, cual sol incólume, queda entera, y el gran Elcano dirige sus destinos. ¡¡Adelante!! clama elevando sus ardientes plegarias a la Virgen Madre Santa Estrella de los mares. "¡¡Adelante, boguemos: ved, compañeros, ante vuestros ojos el continente Africano!!”

Atravesadas Java y Sumatra, y girando veloces el Sur del África, y subiendo y bogando sin cesar, alcanzan las costas de Cabo-Verde y Azores. Cielo y tierra se asombran de aquel portento, y queda el Sol absorto, mirando con mil ojos aquel prodigio.

Apenas rápidos deslizáronse tres años, y ved al admirable Elcano, después de rodear el primero al Orbe, arribar alegre con sus dignos socios a San Lúcar, de dó saliera; y rendir en Sevilla (N. E. Betis, vasco beti, siempre, eterna, casi como Roma) su tributo de agradecimiento a la Virgen su Patrona y Libertadora, que los ha salvado en alas de la Victoria.

Olvídese ya a Jasón, y canten todos al más eminente de los argonautas: Elcano. Sigan después sus huellas el pirata Drake, y los audaces Noort, Kook (James Cook), y Spilbergen: mas sólo tuya será ¡oh Elcano! la sin igual gloria de haber rodeado y circundado primero el mundo.

(J. J. A.)



II.

Gurutzearen garaitupena

Euskaldunakin Nabas-en,

por el P. José Ignacio de Arana.

(Dialecto guipuzcoano.)

Cántase en esta oda el decisivo triunfo alcanzado por los cristianos en el memorable campo de las Navas en 16 de julio de 1212, (N. E. Navas de Tolosa, también conocida como la batalla de Úbeda. Reyes principales: por Aragón, Pedro II, por Navarra, Sancho VII “el fuerte”, por Castilla, Alfonso VIII) triunfo en el cual cupo tan gloriosa parte a las voluntarias huestes basco-navarras que formaban parte de aquel formidable ejército, (N. E. Ojo, cuando se prestaba juramento y homenaje a un rey, no solía ser voluntario el ir a la host, ost, hueste, sin perjuicio de otras libertades, fueros, franquezas, etc.)

y combatieron denodadamente en su vanguardia al mando de D. Diego López de Haro, Señor de Vizcaya. 

Cuando tan olvidadas están, y con tanto desdén se habla por los adversarios de la Euskal-erria, de las hazañas que en todo tiempo han realizado los euskaldunas, nada más justo ni más oportuno que el que nuestros poetas recorran las páginas de la historia, para reverdecer los laureles marchitos hoy por la pasión política, y beber su inspiración en las gloriosas empresas llevadas a cabo por los bravos descendientes de Aitor, presentándolas a la consideración de propios y extraños, así para restablecer la verdad de los hechos, como para estimular con tan nobles ejemplos el valor y el heroísmo de las generaciones presentes y venideras.

La oda del P. Arana, que obedece a tan alto fin, si bien corta en proporciones, es rica en inspiración, y notable por su correcta dicción y su elevación poética, habiendo merecido una mención honorífica en el Concurso celebrado, bajo los auspicios del ilustre bascófilo M. d' Abbadie, en el pueblecillo de Saint-Palais (Francia) en el mes de agosto de 1878.

La traducción castellana de que va acompañada esta composición, - así como también la de la oda a Elcano, - han sido expresamente hechas para el Cancionero, por el mismo autor de las producciones originales, que ha demostrado con ellas su buen gusto literario y sus excelentes condiciones de escritor.

En esta última, el P. Arana ha tenido la feliz idea de encabezar la oda, y terminar cada una de sus estrofas con un pareado de arte mayor, que contribuye a embellecer más y más su excelente versión.

Dice así la Oda:


1212.

Gurutzearen garaitupena

Euskaldunakin Nabas-en.


Atozte, (1) korri, kantatutzera

Euskaldun anai maitiak,

Gurutze galai Jainkozkoaren

Mirari guziz andiak.

Gurutze baten gugatik illik

Jaungoikoaren semiak

Desegin ditu beti- betiko (2)

Etsaien asmo guziak:

Distiatzen du mundu osoan

Gurutzearen argiak.


Orisen dago ¡zeiñ edergarri

Gure mendien gañetan!

Ori Erregeen buruetan (3) da

Agintarien armetan!

Ori da agiri gallorturikan

Gure Eliza danetan :

¡Lezo Santura begiak alcha!

Euskaldun erri onetan

Gurutzearen milla mesede.

Arkitzen dira loretan. (4)


Lauburu onek milla ta berreun

Amabigarren urtean 

Euskaldunakin garaitu zuen

Mairu gogorren artean:

Sancho (5) ta Alonso (6) buru zituzten,

Ta Aro (7) jaunaren mendean

Arri-ta-makill (8) bazijuazen

Basamortuen tartean.

Illera askotan, isill-isillik (9)

Mendigaiñ artu artean.


Igo ziraden artzai batekin

Muradal-eko portura

Ekusteko zan Afrikatarren

Beldur, larri ta estura.

Beela dijoaz, Ubeda utzirik,

Errege duten lekura:

Baña, Kristabak gurutzeakin

Ta Ama-Birjiñaen ichura,

Sartzen zaizkate, ill-edo bizi (10)

Beren gaiñ eta burura.


¡Aurrera! dio, Alonso erregek:

Ta oiduka danak ¡Aurrera!

Haro ta Lete, (11) Nuño ta Lopez

Saltoka ezpaten artera;

Millaka-euskaldun, otsoak nola

Ardiak triskillatzera:

An ere datoz Napar ta Aragoi

Kateak purrukatzera;

Lotsa gorrian (12) Errege beltza 

Sebilla-ratu da atzera.


Illerri bat da ilkintzarekin

Nabas deritzan tokiya;

Berreun milla berberiskoak

An utzi zuten biziya,

Gizon odolez ujoltzen zala

Guadalkibir-ko ibaya.

¡Gloriya bada Gurutzeari,

Birjiña Amari Gloriya!

Ta izarrez-gora jaso dezala

Mundubak Euskal-erriya.



1212.

Con los Bascos la Cruz ostenta gloria 

De las Navas en la ínclita victoria.


Venid, venid, y volad, caros hermanos Euskaldunas, a cantar los grandiosos portentos de la esbelta y divina Cruz: Al ofrecer en Ella su vida por nosotros el Hijo del Altísimo, desbarató para siempre los funestos intentos de todos sus enemigos;

Y bañado en su luz el mundo entero

Aparece radiante y placentero.

¿La veis? ¡Cuán hermosa se ostenta en las cumbres de nuestras montañas! Vedla en las coronas de los reyes, en las armas de nuestros guerreros y adalides! Vedla cómo se muestra y gallardea en lo alto de todos nuestros templos! Alzad vuestros ojos al santuario de Lezo, y veréis que en aquel humilde albergue de la Euskaria

Florecen de la Cruz portentos bellos,

Difundiendo benéficos destellos.

Este Santo Lábaro, conducido por los bravos Euskaldunas, obtuvo en 1212 una brillante victoria contra los fuertes mauritanos: Sancho y Alonso eran sus jefes, y al mando del Señor de Haro, iban a brazo partido, abriendo paso por bosques de espesos matorrales, por do desfilábase

En silencio la cauta muchedumbre

Del monte hasta arribar la erguida cumbre.

Dirigidos por experto pastor, presentáronse súbitamente en el alto puerto de Muradal. ¡Allí eran de ver el miedo, el terror y el congojoso aprieto de los africanos! Abandonan a Úbeda, y corren al punto a proteger el campamento de su Rey; más allá se lanzan los Cristianos, tremolando los estandartes de la Santa Cruz y de la Virgen Madre, y

De la hueste enemiga en lo más fuerte

Arrójanse a luchar a vida o muerte.

¡Adelante! grita el rey Alonso, y todos a voz en cuello responden ¡Adelante!. El de Haro y Lete, el de Nuño y López, lánzanse fieros a enemigas espadas, y miles de Bascos se precipitan tras ellos, como hambrientos lobos a destrozar indefensas ovejas. Allá van también tras éstos los Navarros y Aragoneses a romper las férreas cadenas, que defienden al agareno; escapa el negro rey hacia Sevilla; 

Dirige allá los pasos mal seguros,

Y esconde su vergüenza tras sus muros.

Con la horrible matanza conviértese en vasto cementerio el campo de las Navas: doscientos mil Berberiscos dejan allí sus vidas: hínchase y se acaudala con corrientes de sangre humana el Guadalquivir undoso. ¡Gloria, pues, a la Santa Cruz! ¡Gloria a la Virgen Madre!

Y el mundo ensalce el Euskaro ardimiento

Sobre estrellas del alto firmamento.


(1) Es segunda persona del plural del imp. del verbo etorri. 

(2) Beti-betiko, siempre y para siempre, o por siempre. Es muy expresiva esta repetición.

(3) Buruetan, lit. en las cabezas.

(4) Loretan arkitu, hallarse en flor, florecer.

(5) El rey D. Sancho el fuerte de Navarra.

(6) El rey D. Alonso VIII de Castilla.

(7) D. Diego López de Haro, mandaba la vanguardia, de la que formaba parte la legion bascongada.

(8) Arri ta makill, es una locución especial que quiere decir con todo empeño, con el mayor tesón (alegin guziarekin), a toda fuerza, a brazo partido, (al diran indar da bide guziekin), etc. 

(9) Isill-isillik, lit. callando-callando, es decir, con el mayor silencio, a fin de que no fracasara la empresa.

(10) Ill edo bizi, lit. a morir o vivir, esto es, a luchar a vida o muerte, a vencer o morir.

(11) Pedro Martínez de Leet o Lete, uno de los jefes navarros que formaba parte de la vanguardia euskalduna, en la que figuraban también Nuño y López, designados después.

(12) Es muy gráfica esta frase, lotsa gorrian, que no puede traducirse exactamente. Rojo de vergüenza, lleno de vergüenza...

III.

Ama euskeriari azken agurrak,

por Felipe Arrese y Beitia.

Dialecto bizcaíno.

Preciso es confesar que si la literatura y la poesía bascongadas no han alcanzado un desarrollo y un grado mayor de esplendor en tiempos antiguos, se debe indudablemente al abandono, a la escasísima protección de que han disfrutado sus raros cultivadores. Casi siempre se encontraban éstos sin medios de dar siquiera a conocer sus composiciones, y las más veces desaparecian aquellas sin los honores de la publicidad, para perderse en el panteón del olvido.

Basta fijarse para ello en un solo hecho. Apenas se ha despertado un poco la afición al bascuence, apenas han comenzado a gozar de alguna estimación las producciones escritas en este admirable idioma, y se han iniciado los concursos o certámenes que tienden a estimular esta propaganda, el número de los escritores aumenta visiblemente, y nuestra poesía va ganando de una manera ostensible en pureza, en elegancia y en elevación.

De puramente vulgar que era va caminando al rango de trascendente, y testimonio de ello son la soberbia elegía de Arrese, a la que sirven de preámbulo estas líneas, las dos odas del P. Arana, que le preceden en este mismo volumen, las traducciones clásicas del señor Otaegui, y otras composiciones de no menos valía con que en cortísimo plazo se ha enriquecido el hasta hoy modestísimo tesoro de nuestra poesía.

Este renacimiento, comenzado bajo tan felices auspicios, augura una época de mayor brillo y esplendor para la literatura bascongada, y los provechosos resultados alcanzados por los primeros iniciadores, deben servir de estímulo a los que, llenos de patriótico deseo, comienzan hoy a ejercitar sus primeros ensayos en esta antiquísima lengua, y de justa satisfacción a cuantos han contribuido a encarecer la necesidad de levantar del olvido y el abatimiento en que yacían nuestro especial idioma y nuestra peculiar literatura, y han trabajado en uno u otro concepto, para la realización de este fin.

Foméntense los certámenes poéticos y las justas literarias, ofrézcanse recompensas, aunque por el momento sean éstas poco menos que puramente honoríficas, a los que se distingan en estos trabajos, y pronto se verá aumentar el número de los escritores euskaros, con honra y provecho de nuestras letras.

No hace todavía un año, la Asociación Euskara, de Navarra, que tantos y tantos desinteresados y útiles servicios viene prestando desde su creación en pro de los intereses permanentes de la Euskal-erría, asociada con el ilustre bascófilo M. Antoine d' Abbadie, anunciaba uno de estos certámenes en lengua bascongada. Entre las numerosas composiciones que allí se presentaron contábase la elegía que a continuación reproduzco, composición notabilísima por su fondo y por su forma, que puede figurar dignamente al lado de los más celebrados cantos nacionales, y que revela la existencia de un poeta de primer orden, desconocido para todos hasta aquel momento.

Este poeta se llama Felipe Arrese y Beitia, y la composición con que ha hecho su aparición en el campo literario, y que le ha conquistado ya un nombre y un puesto estimable en el Parnaso bascongado, es la titulada ama euskariari azken agurrak.

"Ternura exquisita, profunda melancolía, grandiosidad de imágenes, lamentos como los de Jeremías y apóstrofes como los de Shakespeare, son las joyas que atesora esta elegía, sin rival en la lengua euskara", ha dicho con razón al examinarla el ilustrado y laboriosísimo escritor navarro D. Arturo Campion, (1)

"No puede desconocerse el valor literario de este canto. Es uno de los más bellos que posee la lengua euskara, y figurará sin desventaja entre los cantos nacionales de otros pueblos", ha añadido por su parte un distinguido bascófilo de allende el Bidasoa, en el breve preámbulo con que acompañaba una excelente traducción francesa de esta magnífica prosopopeya. (2)

Y grato es confesar, que con poetas como el Sr. Arrese y Beitia, y con producciones como la que es objeto de estas líneas, la poesía bascongada podría muy pronto salir con honra y gloria de la modesta oscuridad en que ha vivido hasta nuestros días.

Si hubiera de hacer un estudio completo de esta verdadera joya literaria, necesitaría más espacio del que puedo disponer en estas páginas, y por otra parte, el juicio que acerca de ella ha publicado con anterioridad mi querido amigo Arturo Campion, y cuyos párrafos más esenciales trascribo, me dispensan de esta tarea.

“La composición que acabo de traducir - dice el inteligente escritor navarro - marca un nuevo periodo en la poesía euskara; por primera vez ésta deja de ser popular, y se eleva al rango de trascendente: la profunda personificación de la raza en la lengua, es una prueba incontrovertible de ello. Aunque imperfectamente, creo haber conseguido hacer palpable la inspiración titánica que informa la elegía. 

(1) Artículo publicado en la "Hoja literaria" del Noticiero Bilbaíno, correspondiente al 12 de enero de 1880.

(2) Folletín de La Semaine de Bayonne, correspondiente al 6 de agosto de 1879.

Lo verdaderamente imposible de indicar son las numerosas bellezas de factura que encierra; a la atención de los aficionados me permito señalar la hermosísima estrofa que principia con las palabras

Zagozé oraindik zutik arkaitzak? (1)

en la que el poeta consigue producir un efecto onomatopéyico asombroso, al lado del cual palidecen el célebre verso de Zorrilla:

El ruido con que rueda la ronca tempestad,

y el tan celebrado del poeta latino:

Al tuba terribili sonitu taratantarra dixit.

"En la presente poesía el arte es tan grande como la inspiración, la ley de la gradación de los efectos, capital en literatura, está observada con rigurosísima exactitud. La poesía comienza con los plañideros acentos de la melancolía, y termina con los gritos épicos de la desesperación. Parece que estáis oyendo el crescendo de la sinfonía en do menor de Beethoven, mediante el que el incomparable músico alemán pasa del scherzo al alegro triunfal. Este golpe de genio lo ha tenido también Arrese. Mirad el camino recorrido desde las acongojadas palabras

Nun dira oraiñ oraiñ negarrak?

Nun dira neure begiak? (2)

hasta el grito sublime de Lurtu ichasuak, (3) y veréis que media un abismo que únicamente el vuelo de un águila podía salvar."

Hasta aquí el Sr. Campion, a cuyos justos elogios y atinadas observaciones nada tengo que añadir; sólo diré, por mi parte, que el bascuence de Arrese es claro, e inteligible sin gran esfuerzo para todos los euskaros, y que más que al lenguaje de Ochandiano, que es de los más difíciles, pertenece al dialecto de Guipúzcoa, que es el que sirve de lazo de unión entre todas las variedades, por más que conserve en sus detalles algo del sabor bizcaíno.

(1) Todavía permanecéis de pie, rocas? (trad. lit.).

(2) Dónde están ahora las lágrimas? Dónde están mis ojos? 

(3) Vuélvete tierra ¡oh mar!

Ahora bien: ¿quién es el hasta hoy desconocido autor de este poema?

Felipe Arrese y Beitia, nació en Ochandiano (Bizcaya) el 25 de mayo de 1841; de modestísima familia, aprendió las primeras letras en la villa natal, en la que permaneció hasta los trece años; y a esta edad, manifestándose en él una decidida afición a las bellas artes, pasó a Vitoria, en cuya Escuela especial ingresó como discípulo de dibujo y escultura del laboriosísimo profesor D. Marcos de Ordozgoiti.

Habiendo alcanzado los conocimientos necesarios se retiró a su hogar, y en él vive, trabajando de continuo en su profesión, construyendo, ya retablos, ya imágenes para las iglesias de las tres provincias hermanas, que le proporcionan ocupación más que suficiente, o entretenido en la decoración de edificios de toda índole, con trabajos en piedra y madera.

Durante el fatal periodo de la última guerra civil (1873 a 1876) permaneció en San Sebastián, donde halló manera honrosa de vivir con el fruto de su profesión, y entre sus trabajos de esta época se cuentan los bustos de hombres célebres que coronan el edificio que ocupa actualmente nuestro Instituto provincial.

El Sr. Arrese, muy aficionado desde su niñez a los libros bascongados, se había dedicado siempre con solicitud a su lectura, y había practicado algunos humildes ensayos en la lengua nativa; pero la composición con que se ha dado a conocer es la elegía Ama euskeriari, que constituye para él un justo título de gloria, y es una brillante joya para la poesía bascongada.

Nobleza obliga, y el éxito que ha alcanzado el Sr. Arrese, con su primera producción, le impone deberes cuyo cumplimiento no puede rehuir, sin defraudar las lisonjeras esperanzas que ha hecho concebir a todos los amantes de la lengua y la literatura bascongada.


IV.

Azken agurrak gure etsaigoari,

por

Antonio Arzac y Alberdi.

Dialecto guipuzcoano.

Esta pequeña composición es, por decirlo así, continuación y complemento de la admirable elegía de Arrese que le precede.

Habiendo leído el Sr. Arzac el sentido y triste adiós que el poeta bizcaíno dirigía, en momentos bien dolorosos ciertamente para la tierra euskara, a la lengua que desde los tiempos prehistóricos ha sido patrimonio de los bascongados, sintióse profundamente herido en su corazón, agolpáronse las lágrimas a sus ojos, vio en las desdichas intestinas, hijas de las pasiones políticas, la causa principal de los males que afligen a nuestro país, y con la esperanza y el entusiasmo que nunca faltan a la juventud, escribió esta composición, la primera sin duda ninguna que brotaba de su pluma, no acostumbrada hasta entonces a trabajos de esta índole, para predicar la unión entre hermanos e hijos de una madre común, como única áncora que pudiera contribuir a salvar el arca santa de nuestras viejas tradiciones.

El Sr. Arzac no ha hecho sino iniciar el pensamiento, desconfiando quizás de sus propias fuerzas, y en su brevísima composición nótase cierto desorden, propio de la excitación de que se hallaba dominado su espíritu. La idea que le anima es, sin embargo, tan útil como fructífera, y el ensayo merece sincero aplauso.

Lástima es que el Sr. Arzac no hubiera dado algún mayor desarrollo a su pequeña producción, que no obstante esa circunstancia mereció una mención honorífica en el Certamen celebrado en San Sebastián en 1879, al que fue presentado.

Sirva esta modesta distinción para infundir mayores alientos al joven poeta, y para animarle a continuar con fé y entusiasmo el camino que ha emprendido bajo tan felices auspicios.


Ama euskeriari

azken agurrak!!! (1)


Neure biotzeko Amacho (2) zarra,

Anchiñako ama Euskera,

Seme leyal bat oraiñ datortzu

Azken agurra emotera.

Ainbeste gerra goitu ezin da

Danori atsotu zara;

Zauriren zauriz galdu galdu-ta, (3)

Amacho, zuaz illtzera!


Zorigaistuan negargarri-ta

Dot sendimendu andia,

Geure lur maite dakustalako (4)

Gaztelatuta jarria,

Bestela erdu, erdu ikustera,

Tubal euskelaria,

Baña ez dozu ezagutuko

Oraiñ zeure jatorria.


¿Nun dira bada zure semiak,

Foru ta euskera-zaliak?

¿Nun dira bada, Tubal gure aita,

Zure ondorengo garbiak?

¿Nun dira bada zure ume zintzo

Eta leyalen legiak?

¿Nun dira oraiñ oraiñ negarrak?

¿Nun dira neure begiak?

Agur illun bat egin deuskue

Guraso zarren legiak,

Umezurtz batzuk gelditu gara

Billosik foru-bagiak.

Izan bagiña eurak legetche

Euskeriaren zaliak,

¡Oso ta garbi gordeko ziran

Oitura aiñ miragarriak!


Errazoyagaz esango dabe

Gure urrengo umiak

Izan giñala duda bagarik

Ero ta zoro garbiak;

Jakngio (Jakingo) dabez euskeriagaz

Genduzan eskubidiak,

Erdera-zale (7) giñalako egin

Galdu zirala guztiak.


Zorioneko arkaitzak, eta

Zorioneko mendiak,

Oraiñ artian zuek zare izan

Foruen gordelariak.

Zuek goyetan beti euskeldun,

Ez alan beyan erriak; (8)

Orra zer gero ekarri deuskun

Azkenian erderiak.


Ez, beyetan ja ez det ikusten

Tubalen ume zintzorik,

Ez dalako gaur emen entzuten

Erdera baño besterik.

Onechek dauka nire biotza

Naibagez erdibiturik, (9)

Ez dodalako gure euskera

Osatuko dan usterik.


Euskeriari gorroto eta

Gozau nai bere foruak

Dirala uste dot barru-barrutik (10)

Auterestia zoruak.

Izan leiteke ori alan, baña

Niri ezetz diñost goguak;

Baldin euskera bizten ezpada,

Illzat daukadaz foruak.


Geure erruz bada ekarri dogu

Eriotzako unera

Berbeta eder, gozo ta leun au

Beste munduko atera.

Norbait ezpada laster minduten

Osasuna ematera,

Mundutik laster juan bear dau

Ama Euskerak bestera.


Ainbeste seme eman zikuzan

Ichasorako zoliak,

Liorrerako ez gichiago

Gerrari bildurgarriak;

Liburuetan ta izkuntzetan

Ugari miragarriak.

¡Ill ziran danak, ta oraiñ ill biar

Euskera maitagarriak!


Or, Gernikako arboliaren

Oñian dago etzinik,

Estu ta larri, ta ja illian,

Arnasaz bete ezinik.

¿Au jakin-eta, ez ete deutsa

Iñok artuko errukirik?

¿Ez ete datoz bere semiak

Osagarriak arturik?


Ay neure Ama, gaurko semiak

Derichat (11) dagoz aztu-ta,

Estura onetan lagundutera

Iñor ez da agertu-ta.

¡Ill zaite bada, bakar ta soillik,

Paradisuko izketa, (12)

Sei milla urtian ainbeste damu,

Garratz, mingotz iruntsi-ta! (13)


¿Zer aldaikezut, (14) Ama, bakarrik

Agonia estu orretan?

Zotin, zizpuru, negarrez urtu (15)

Etzinik zeure oñetan;

Parka eskatu seme danentzat

Biotzez bene-benetan, (16)

Zuri arimia lagun ipinten

Jaungoikuaren eskutan.


Zuaz mundutik orban bagarik,

Zuaz mundutik garbia,

Zuaz mundutik adorau baga

Ez idi eta ez beija.

Beti gorrotau, beti zapaldu

Zenduen idolatria,

Ja oraiñ zagoz Jaunak emoten

Fedian zintzo bizia.


¡Ill da Euskera! ¡Ill da Euskera!

Betiko itchi dauz begiak,

¡Negar Arabak! negar Guipuzkoak!

Negar egin bei Bizkayak!


Negar, arkaitzak! negar, mendiak,

Agortu arte iturriak,

Ainbeste gacho, ainbeste gatchen

Osasun emongarriak. (17)


¡Negar, Naparrak, geure anayak,

Ta Euskeldun Frantziakuak!

¡Negar batera! (18) danok urratu

Sentimenduz soñekuak.

Artu historia edo kondairak

Emengo anchiñakuak,

Ta euren lekuan asi barriak

Aurrerantz' erderazkuak. (19)


¿Eta nuñ dozuz, zeruko arbola,

Zuk bere jantzi berdiak?

Zure erramok billoch dakustaz (20)

Igar ta ezkur bagiak. (21)

¡Ai mingarria! Gaztelako arrak

Jan deutsuz sustrai guztiak,

Bai-ta biotza, bai-ta barruak,

Azala itchi-ta bestiak.


¿Zagoze oraindik zutik, arkaitzak? (22)

¿Dollortu baga, mendiak?

¿Samur emoten Somorrostrogaz

Zeuen ondasuntegiak?

¿Errotak klan klan, taun taunka olak,

Eta pill pill iturriak,

Biziro errekak, bai ta ichasuak

Opaz arraintz ugariak?


Geyegi da ta ¡ausi, arkaitzak!

Onegi ez izan, mendiak,

Lurpetuteko Euskera ill-ta

Bere ondasun biziak.

¡Bera, tontorrak; bete, arruak;

Erdue Gaztel-lau igarrak;

Agortu, errekak; lurtu itchasuak;

Agur, euskeldun ibarrak.


Geure Erria, gizaldi danak

Zeugaz dira komutauko,

Ez dabelako beste erri bat

Zu duiñ garbi (23) aurkituko.

Etsai batzuek alper-alperrik (24)

Zure izena zikinduko:

Zeure Jaungoiko, egi bakarrak,

Dau oso garbi gordeko.

Felipe de Arrese y Beitia.


(1) Azken-agurrak, lit. últimos saludos.

(2) Amacho. Es un diminutivo de Ama, usado, no para determinar una relación de pequeñez, sino para expresar mejor un afecto cariñoso.

(3) Son de admirable efecto las repeticiones de este verso, Zauriren zauriz galdu galdu-ta, verdaderamente notable por su armonía, y de imposible traducción literal en castellano.

(4) Dakustalako. Es el verbo ikusi, ver, conjugado en su forma irregular.

(5) Es muy elegante, y da mucha energía a la dicción, la serie de repeticiones empleada en esta estrofa. ¿Nun dira...

(6) Gure urrengo umiak, lit. nuestros primeros hijos, nos premiers descendants ...

(7) Erdera-zale, aficionado a lengua extraña. El bascuence llama Erdera a toda lengua extraña, y erdalduna a todo extranjero, a todo el que no sea del país euskaro. Esta última voz úsase, pues, en la misma acepción que los pueblos antiguos empleaban el calificativo de bárbaro.

(8) Zorioneko arkaitzak eta... El poeta culpa a los pueblos de los valles que han abandonado el uso del bascuence, que se conserva todavía en toda su integridad en los caseríos y las aldeas. Este pensamiento se halla ampliado en los cuatro primeros versos de la siguiente estrofa.

(9) Onechek (esto mismo) dauka (tiene) nire biotza (mi corazón) erdibiturik (dividido en dos, hecho dos pedazos) naigabez (de contrariedad, de dolor, de aflicción).

(10) Barru-barrutik, lit. de dentro-dentro, de lo más hondo de la conciencia.

(11) Derichat, b. deritzat, g., paréceme. Es el presente de indicativo irregular del verbo iritzi, parecerle a uno, haciendo juicio.

(12) Paradisuko izketa, lit. del Paraíso lengua; lengua descendida del Cielo, langue descendue du ciel.

(13) Lástima es que el autor haya dejado pasar en los versos 2.°, 4.° y 8.° de esta estrofa la consonancia con la conjunción final ta, que es muy pobre, y debe en realidad considerarse como defectuosa.

(14) ¿Zer aldaikezut... lit. ¿Qué es lo que te puedo... hacer? Es el verbo al, poder.

(15) Negarrez urtu, derretirme en lágrimas, (fondre en larmes). El verbo urtu, procede de ur-a, agua, y expresa desde luego la acción de derretirse, liquidarse (licuarse), convertirse en o volverse agua.

(16) Bene-benetan, de todas veras, de todo corazón.

(17) Es ésta una de las estrofas más notables de la composición, por el profundo sentimiento que domina al poeta y por el arte con que sabe expresarlo. Son muy hermosas, la prosopopeya o personificación, por la cual el poeta se dirige a las provincias euskaras, y aun a sus montañas y sus rocas, al darles cuenta de la triste nueva, y bellísimas las varias repeticiones de dicción que se observan. 

(18) Negar batera! Llorad a una, llorad a un tiempo...

(19) El señor Campion ha traducido así la segunda parte de esta estrofa: "Quédese para otros el triste empleo de escribir en ex-

tranjera lengua los futuros acontecimientos." (A d' autres que nous d' ecrire en langage étranger les événements futurs!)

(20) Dakuztaz. Es una de las formas irregulares del verbo ikusi, las veo... Veo tus ramas desnudas...

(21) Igar ta ezkur bagiak, secas y sin bellotas.

(22) Zagoze oraindik zutik, arkaitzak? ¿Estáis (permanecéis) todavía en pie, peñas? - Esta y la siguiente estrofa son de primer orden, y quizás, y sin quizás, no tienen rival en la poesía euskara. El efecto onomatopéyico de los versos 5.° y 6.° es admirable.

(23) Zu duiñ o zure diñ garbi, tan pura como tú.

(24) Alper-alperrik. Repetición muy común en bascuence y muy expresiva. Lit. en vano-en vano. Está suplido el verbo dute. Zure izena dute zikinduko.


Último adiós a la madre euskara.

¡Oh venerable y querida madre de mi alma, oh antiquísima Euskara, permite que uno de tus leales hijos venga a darte el último adiós. Las prolongadas luchas debilitaron tu vejez; desgarrada por mil heridas, oh madre, vas a morir!

En terrible aflicción lloro, lleno de pesar, pues veo castellanizada a nuestra querida patria. Túbal, padre del Basco, acércate y mira. ¿Reconoces aún tu descendencia?

Dónde están los amantes hijos de tus leyes y de tu lengua? ¡Oh, Túbal, nuestro padre, ¿dónde se oculta tu limpia prole? ¿dónde las libertades de tus sabios hijos? Lágrimas mías, ¿dónde estáis? ¿Dónde mis ojos, que no lloráis?

Las viejas leyes de nuestros padres nos han lanzado un sombrío adiós; hemos quedado huérfanos, despojados de nuestras libertades. Si hubiéramos amado el Euskara, cual nuestros antepasados, aún vivieran entre nosotros, puras e intactas, nuestras admirables costumbres.

Con razón dirán nuestros hijos que fuimos unos locos, unos insensatos; pues sabrán que por haber amado extraña lengua perdimos todos los derechos que nos concedía el Euskara.

¡Dichosas montañas, dichosas rocas! Vosotras habéis sido hasta ahora los leales custodios de nuestras instituciones. Vuestros elevados flancos son y han sido siempre bascongados: no así las llanuras que descansan a vuestros pies. ¡Mirad las desdichas que nos ha traído la lengua que no ha nacido en el país!

No, ya no veo en los llanos los prudentes hijos de Túbal, pues en ellos no se escucha otra voz que la del erdera. Esto tiene mi corazón deshecho de dolor, pues no pienso que el Euskara recobrará de nuevo su antiguo poderío.

Odiar el Euskara y pretender conservar sus fueros, es vana locura! Tal es al menos mi convicción, nacida de lo más hondo de la conciencia. Podrá ser de otro modo, pero la razón me dice que no. Si el Euskara no resucita, muertas quedarán para siempre nuestras libertades.

Por nuestra culpa hemos traído a la agonía lengua tan hermosa, tan dulce y tan bella. Socorramos pronto a nuestra madre, antes que se aleje de la tierra.

¡Cuántos ilustres marinos, cuántos temibles guerreros, cuántos sabios insignes en las ciencias y las artes ha engendrado! Murieron todos, y ahora, ahora su idolatrada madre Euskara va a morir también.

Miradla al pie del árbol de Guernica, postrada en tierra, oprimida, convulsa, atormentada por el estertor de la muerte, y sin poder encontrar aire bastante para sus pulmones. ¿Tan inmenso dolor no moverá a compasión a nadie? ¿No acudirán sus hijos a prestarle los necesarios socorros?

¡Ay, madre mía! Tus actuales hijos deben haberte olvidado, pues ninguno acude a consolarte en este supremo trance. Muere, pues, muere sola y abandonada, lengua del paraíso, después de haber devorado durante seis mil años tantos ultrajes, tantas amarguras y tantos dolores.

¿Qué puedo hacer yo, solo, ¡oh madre! en tu triste agonía? Gemir, sollozar, derretirme en lágrimas, echado a tus pies, y pedir perdón desde el fondo de mi alma para todos tus hijos, acompañándote hasta que entregues tu alma a Dios.

Aléjate del mundo sin mancha, aléjate pura de la tierra, vete del mundo sin haber prestado adoración a los falsos dioses. Siempre odiaste, siempre aplastaste la idolatría … entrega tu alma a Dios en la pureza de la fé.

¡Euskara ha muerto! Euskara ha muerto! Se cerraron sus ojos para siempre! Llora Alaba! llora Guipúzcoa! llora Bizcaya! Llorad peñascos, llorad montañas, hasta agotar nuestras fuentes, esas fuentes tan saludables para todos los males y tan bendecidas por los que sufren.

Llorad también, Navarros. Llorad, Basco-franceses, pues sois hermanos nuestros. Lloremos juntos, rasguemos de dolor nuestras vestiduras, desgarremos las páginas de nuestra antigua gloriosa historia, y, en su lugar, comenzad las nuevas en lengua extraña.

Y tú, árbol celeste, dónde tienes también tu verde vestidura? Veo tus ramas desnudas, secas y sin fruto ¡Oh dolor! el gusano ultra-ibérico devoró tus raíces, tu médula y tus fibras; no ha dejado más que la árida corteza.

Rocas, aún permanecéis de pie? No os hundís, montañas? ¿No entregáis, como las minas de Somorrostro, el depósito de vuestros bienes? ¿Por qué turban todavía el silencio las volteantes ruedas de los molinos, los martillos de las fraguas, el murmullo de las fuentes y el ruido de los torrentes? ¿Por qué el mar llena de abundantes peces las redes del pescador?

¡Basta, basta! Rompeos, rocas; desgarraos, montañas, dejando ya de ser generosas. Euskara ha muerto: cubrámosla de tierra, sepultemos sus inapreciables bienes. Hundíos, altivas cumbres! Rellenaos, profundas gargantas! No oís la voz áspera del ultra-ibérico? Secaos, ríos; petrifícate, oh mar! Adiós, valles bascongados!

¡Oh, patria mía! Las generaciones futuras han de acordarse de ti, pues no encontrarán tierra más pura que tú. En vano mancharán tu nombre algunos enemigos; tu Dios, que es la verdad única y eterna, sabrá preservarte de toda mancha.


Azken agurrak gure etsaigoari.

Felipe Arrese Jauna-ri.


Irakurririk, anai nerea,

¡Ill da Euskera betiko!

Negar samiña, malko tristea,

Isuridet lenbiziko.

Damu garratza artu det eta

Ama ¿non zera? otsegindet.

- “Emen naiz, seme urrikitua,

Oraindik arnasa badet.

Utzi zizpuru eta auhenak,

Elkartu, seme maiteak,

Libranazake bakite onak,

¡Adinazute gaisoak!”


Ea bada, kuraia, nai luke Guipuzkoak,

Kuraia eranzutendu batian Bizkayak,

Kuraia Naparroak, kuraia Arabak,

Kuraia gure anai, franzes-euskaldunak.


Ez, Felipe, ez; azken agurrak,

Desarokida joanari,

Eta biotzetik, fedez beterik.

Esanzaiogun Amari:

“Atoz Amacho, arren, onera,

Zure semeen artera;

Zu gabetanik, ez degu izan nai,

Illtzen bazera, ilko gera.

Baña ¡EZ!

Beti gugatik bizikozerá,

Sekulan ilko etzerá.”

A. Arzac.


Último adiós a nuestras enemistades.

Al Sr. D. Felipe Arrese.

Al leer, hermano mío, ¡Ha muerto para siempre el bascuence!, amargo llanto, tristes lágrimas he vertido por la vez primera, y lleno de profundo dolor, he llamado a la madre Euskara: Madre, ¿dónde estás?

- "Aquí estoy, hijo compasivo (ha respondido nuestra Madre), aún respiro. Dejad los suspiros y los lamentos, uníos, hijos amados, una sincera unión puede todavía salvarme.”

Ea, pues, ánimo, quisiera Guipúzcoa, ánimo, responde a la par Bizcaya, ánimo Navarra, ánimo Álava, ánimo, nuestros hermanos los basco-franceses.

No, Felipe, no: demos nuestro postrer adiós, no al bascuence, sino a las pasadas intestinas discordias, y de todo corazón, y llenos de fé, digamos a nuestra Madre:

"Ven, Madre, por Dios, entre tus hijos, no queremos vivir sin ti, y si mueres, moriremos también. Pero no, vivirás siempre por nosotros: has de ser inmortal."

martes, 18 de diciembre de 2018

Las Navas de Tolosa, 1212

A la crussial batalla de Las Navas de Tolosa (1212) conste que van partissipá los reys Alfonso VIII de CastillaPedro II de Aragó y Sancho VII de Navarra pero cap "rey de Cataluña".
¿Se va pedre pel camí?


¿Tos preguntéu cóm se enteníen estos tres reys entre ells? ¿Directamen en lo seu romans, o féen aná traductós de aragonés, ocsitánavarro y castellá?

https://es.wikipedia.org/wiki/Fuero_General_de_Navarra 1238


http://revistadefilologiaespañola.revistas.csic.es/index.php/rfe/article/viewFile/780/905


¿Por qué unos fueros escritos en lengua romance?

http://www.zarrakaztelu.eus/romance-navarro/

https://es.wikipedia.org/wiki/Fueros_de_Arag%C3%B3n  1247

Los Fueros de Aragón. Una versión romance de mediados del siglo XIII


Vidal Mayor, fueros de Aragón
Vidal Mayor, fueros de Aragón


Alfonso VIII de Castilla, Pedro II de Aragón, Sancho VII de Navarra (el fuerte)


Las Navas de Tolosa (1212)


Por un momento, los cristianos olvidaron sus disensiones de linaje, sus peleas territoriales y tuvieron un objetivo común y por fin vencieron a los musulmanes.
El 16 de julio de 1212, la coalición cristiana formada por unos 70.000 soldados , encabezada por Castilla, derrotó a los 120.000 musulmanes del imperio almohades en el norte de la provincia de Jaén, junto a Despeñaperros. Aquella victoria marcó el declive musulmán e inicio de la fase final de la Reconquista.
La guerra nos acerca a la gloria tanto como la tragedia; sobre el campo de batalla, miles de cuerpos sembraban y teñían de sangre los campos de las Navas de Tolosa.
Es la tarde del 16 de julio de 1212, Alfonso VIII junto al Arzobispo de Toledo, don Rodrigo Jiménez de Rada , recorren impávidos el campo del horror, la batalla había apenas durado unas horas y todo era ya desolación y muerte.
En efecto la Batalla de las Navas de Tolosa fue la hecatombe para el imperio Almohade en la Península Ibérica. Con esta histórica victoria de la alianza cristiana se había iniciado el declive del dominio musulmán de España. La Batalla de las Navas de Tolosa, fue sin duda, la batalla más importante de la Reconquista.

Ficha de la Batalla de las Navas de Tolosa


Antecedentes Históricos de la Batalla de Las Navas de Tolosa


Los Musulmanes Invaden España

Los musulmanes, las tropas de Alá, mantuvieron 780 años de presencia activa en nuestra Península Ibérica. Primero llegaron los Omeya de Damasco y se creó el Emirato dependiente de Damasco. Era el año 711, pero en el 756, la tremenda masacre producida por los Omeyas sobre los Abasidas de Bagdad, provocó que el Príncipe de los errantes, el gran Abderramán I llegara al-Ándalus y se creara el Emirato Independiente. Del Emirato, pasaríamos con Abderramán III al Califato de Córdoba.
Pasó el Sultanado y empezaron a llegar sucesivas hordas fanáticas del MagrebEn 1085 llegaron los Almorávides y un siglo más tarde llegaron los Almohades, un imperio Bereber norteafricano. Los almohades fueron unos defensores férreos de la Fé. Contra ellos combatieron los reinos cristianos del norte penínsulas. En 1195, las tropas castellanas de Alfonso VIII sufrían una gravísima derrota a manos de los almohades, era el Alarcos, la última gran victoria musulmana en España, Alfonso VIII estuvo a punto de morir en la batalla; pero afortunadamente consiguió escapar con de leales y preparó la venganza, preparó la contraofensiva. La pérdida de Alarcos, extendió el dominio musulmán hasta los Montes de Toledo y el Valle del Tajo amenazando a la propia ciudad de Toledo.
En 1211,el almohade Muhammad Al-Nasir, llamado por los cristianos "El Miramamolin", preparó un gran ejército amenazando a los reinos cristianos. Ambicionaba ocupar completamente la Península Ibérica. El califa logró reunir un ejército de 125.000 soldados bien pertrechados y muy fanatizados. La caída de Salvatierra en manos de los Almohades, alarmó a toda Europa.
Los cristianos andaban envueltos en guerra civiles, guerras fratricidas por problemas de fronteras entre ellos.

Había 5 reinos en la Península Ibérica.
Pedro II, Aragón, als presentz
Pedro II, Aragón, als presentz

Corona de Aragón con su rey Pedro II.
- Reino de Castillcon su rey Alfonso VIII.
- Reino de Navarra con Sancho VII.
- Reino de León permanecía con su rey Alfonso IX.
- Reino de Portugal, independizado desde 1140.

El Papa Inocencio III Convoca Santa Cruzada

La amenaza almohade recomendaba la unión de los 5 reinos para luchar o sucumbir ante el dominio de Al-Nasir. En 1212, el rey Alfonso VIII, convenció al Papa Inocencio III para que proclamara Santa Cruzada para parar el impulso almohade en la Península Ibérica.
El Papa instó a los Reyes cristianos que olvidaran sus rencillas so pena de excomuniónEl Arzobispo de Toledo don Rodrigo Jiménez de Rada, estuvo predicando la cruzada por Francia y en las iglesias de toda Europa que animó a los creyentes a alistarse.
Llegaron a España miles de cruzados procedentes de ItaliaFrancia Alemania y a su frente los obispos de NarbonaNantes Burdeos
Los Reyes de Portugal y de Leónno acudieron a la llamada; pero sí los reyes de Aragón y de Navarra.

Los Cruzados Salen de Toledo

Toledo, mayo de 1212, lugar y fecha elegida por Alfonso VIII para reunir a la Santa Cruzada. Para evitar roces y problemas con la población civil de Toledo, Alfonso intentó acuartelar a los cruzados extranjeros fuera del casco de Toledo; pero no fue posible. Los tramontanos, acostumbrados a las cruzadas de oriente, asaltaron la judería toledana provocando una masacre y rapiñando el botín.
Alfonso, forzado por la necesidad de estos cruzados para la alianza cristiana, hizo la vista gorda por el bien de la empresa.
20 de julio de 1212; las tropas cristianas salen de Toledo hacia el frente de batalla. El ejército estaba formado por unos 85.000 soldados, al frente con los cruzados extranjeros, don Diego López de Haro, el señor de Vizcaya. Esta era la tropa de choque contra los almohades, la vanguardia del ejército cristiano.
A los pocos día llegaron a la fortaleza de Malagón. Los musulmanes ofrecieron la rendición a cambio de la supervivencia. Pero los cruzados extranjeros negaron cualquier tipo de acuerdo y pasaron a cuchillo y degollaron a los habitantes de Malagón. El rey Alfonso VIII llegó dos días más tarde a la fortaleza y contemplo horrorizado el espectáculo dejado por los tramontanos. Esa no era la batalla que quería el rey de Castilla, había que negociar de otra manera. Empezaron los roces entre los cristianos españoles y los extranjeros.
Días más tarde llegaron a la fortaleza de Calatrava, aquella que habían perdido los Templarios. En esta ocasión Alfonso llegó a tiempo de negociar con los musulmanes y le permitió salir a cambio de no combatir. Esto fue la gota que colmó el vaso y los cruzados tramontanos decidieron abandonar la cruzada y marcharse, los hispanos nos quedamos solos ante el poder almohade.
La deserción de los cruzados extranjeros fue importante para la moral del ejército cristiano, la sombra de Alarcos se le apareció otra vez a Alfonso VIII. Aproximadamente se marcharon un 27 % del total, quedando constituido finalmente, el ejército cristiano, por unos 60.000 hombres. Afortunadamente, al ejército cristiano se incorporó el gran Pedro II de Aragón, el gran amigo de Alfonso VIIIAragón aportó a la empresa, unos 3.000 caballeros y unos 2.000 soldados. Los reyes cristianos decidieron continuar y combatir.
Al-Nasir esperaba tranquilamente en la estribaciones de Sierra Morena, con fuerzas preparadas para la emboscada en los peligrosos pasos de Despeñaperros. Esperaba que los cruzados se cansaran por el duro caminar por la sierra.
Sierra morena era un difícil obstáculo para los cruzados cristianos. El ejército era numeroso y atravesarla no iba a resultar sencillo. Además en los únicos pasos disponibles, estaban emboscados los almohades. Los exploradores de los cristianos trataban de encontrar pasos francos que permitiera el movimiento de tropas sin riesgos.

El milagro de Pastor o de San Isidro Labrador

Entonces, dice la leyenda, se produjo el milagro. San Isidro Labrador o un humilde pastor se apareció a las tropas cristianas y les dijo que él conocía un paso. El avanzado de don Diego López de Haro comprobó que el paso existía y que el pastor no les había engañado. Se dieron las indicaciones oportunas a los reyes y las tropas se dirigieron hacia el paso descubierto. Para entonces ya se había incorporado Sancho VII el rey de Navarra con 200 caballeros y unos 2.000 peones. El paso les condujo hacia un lugar llamado la Mesa del Rey, donde se estableció el campamento cristiano.
Al-Nasir al comprobar que los cristianos habían pasado los pasos serranos, dio la orden de formar a su ejército. Al-Nasir mandó algunas vanguardias de jinetes arqueros para provocarles y cansarles aún más.
El 15 de julio de 1212, los dos ejércitos estaban frente a frente. Fueron 24 horas de tensión e incertidumbre, se estaban midiendo las fuerzas del adversario mediante pequeña avanzadillasEn la madrugada del 16 de julio las tropas están dispuestas para el combate.
En esa madrugada los cristianos se prepararon para vencer o morir. Al amanecer se dio la comunión a las tropas cristianas, los soldados encomendaron su alma al cielo y se prepararon para la batalla. Se iban a enfrentar dos ideologías totalmente diferentes, la Espada contra el Alfanje y la Cruz contra la Media Luna.

Despliegue de los Ejércitos en de Las Navas de Tolosa

Los Cristianos

En el ejército cristiano, unos 70.000 hombres divididos en 3 Cuerpos .
En el centro la caballería castellana, en su vanguardia el abanderado de Castilla, el vascodon Diego López II de Haro; el nuevo Alférez de Castilladon Álvaro Núñez de Lara. Situado en el centro de la retaguardia del cuerpo central, estaba el Rey de Castilla Alfonso VIII y el Arzobispo de Toledo, don Rodrigo Jiménez de Rada.
En el ala derecha, junto con los 200 caballeros peones navarros , el rey Sancho VII “El Fuerte”.
En el ala izquierda los aragoneses con su Rey Pedro II.
En la retaguardia las milicias urbanas castellanas de ÁvilaSegovia Medina del Campo que auxiliaban a un flanco y al otro. También en esta tercera fila de retaguardia estaban integradas las órdenes militares de Santiago, Calatrava, Templarios y Hospitalarios.
La financiación de la empresa, en un 66 % estuvo a cargo del tesoro castellano y el resto por parte de la Iglesia. De todo el reino llegaron a Toledo armas, caballos y provisiones.

 

Los Almohades

Los 120.000 musulmanes instalaron su campamento en el Cerro de los Olivares o de las Viñas con un despliegue clásico de la época. La infantería al frente y la caballería ligera en los flancos.
En primera línea, el cuerpo que debía recibir el choque frontal de la caballería cristiana. Era las tropas más fanatizadas por el Islam, los que entendían que estaban en una cruzada santa contra los infieles cristianos. Tropas ligeras y útiles para descabalgar y para las escaramuzas. Pero no fuertes en el cuerpo a cuerpo.
En segunda línea el gran grupo de fuerzas almohade. En esta segunda línea estaba constituida por tropas de voluntarios, posiblemente eran tropas procedentes del imperio almohade, procedían del Magreb, también había andalusíes. En tercera línea, las mejores tropas, era el cuerpo de élite almohade.
En Tercera línea, en la retaguardia la caballería pesada guardando la inmensa tienda de campaña del califa al-Nasir. Era una tienda roja, vistosa, no se ocultaba a nadie. Estaba rodeada de fortificaciones y de la terrible Guardia Negra. Esta guardia eran hombres absolutamente fanáticos, hombres dispuestos a morir por el islam, por el califa al-Nasir. Esta guardia personal estaba constituida por los imesebelen, una tropa escogida especialmente por su bravura que se enterraban en el suelo o se anclaban con cadenas para mostrar que no iban a huir.

Comienza la Batalla de Las Navas de Tolosa

El primero que dio la orden de combatir fue Alfonso VIII.
Después de una larga operación de lanzamientos de flechas, “la clásica preparación artillera de la época”, atacó la caballería pesada castellana.
El abanderado de castilla, el vizcaíno López de Haro, atacó frontalmente con miles de jinetes . El choque fue absolutamente brutal, y el golpe hizo daño en la vanguardia almohade. Esta operación obligó a un primero movimiento de retirada de las vanguardias musulmanas; pero más tarde los infantes musulmanes desorganizaban el ataque de la caballería y descabalgaban a los jinetes castellanos. Los alfanjes degollaban a los cristianos, entonces al-Nasir ordenó el contraataque con el grueso del ejército musulmán lo que obligó a retroceder a los Cristianos .
La segunda línea con la caballería ligera almohade, equipada con arcos y alfanjes, atacó con gran eficiencia produciendo un gran desgaste a las tropas de López de Haro. La segunda línea cristiana se adelantó y entró en combate para suplir las abundantes bajas sufridas. La situación fue crítica para los cristianos, muchos se retiraron, exceptuando López de Haro, su hijo, Núñez de Lara y las órdenes militares, que se mantienen heroicamente en combate cerrado.
Al ver retroceder a los cristianos, los musulmanes rompieron su formación cerrada para perseguirles, lo que fue un grave error táctico. Esta peligrosa maniobra de los musulmanes, debilitó el centro del ejército almohade .

 

La Carga de los Tres Reyes


Algo había que hacer. Alfonso VIII se miró con los obispos que le rodeaban, se miró con sus amigos, los reyes de Aragón y de Navarra
y tomó la última decisión. Esa decisión que provoca que una batalla se pueda ganar, se pueda vencer. Se lanzó la última y desesperada carga, la que se consideró como la carga de los tres reyes.

Pedro II, Alfonso VIII y Sancho VII
 se pusieron al frente de sus hombres y de las órdenes militares; era el último aliento de los cruzados. Los cristianos se lanzaron al campo de batalla con todo lo que tenían. Era vencer o morir, vencer o ser invadidos por los almohades.
Los cristianos rebasaron la segunda y la tercera línea almohade. Una acción heroica de sancho VII de Navarra, provocó que las tropas navarras se presentaran delante de la majestuosa tienda roja de campaña de al-Nasir para aplastar a la guardia personal del Miramamolin.

El Califa sólo tuvo tiempo para huir junto con un grupo de leales. La guardia negra se había quedado para defender la tienda. Los hombres de Sancho fueron matando uno a uno a los miembros de la guardia y rompieron las cadenas que circundaban la tienda. Esta cadenas pasarían posteriormente a se la parte fundamental del escudo de Navarra.
Miles de hombres cayeron, pero finalmente la victoria se decantó del lado cristiano. El Califa Miramamolín escapó huyendo a toda prisa una vez perdida ya la batalla. Esa noche se refugió en Baeza.
Los muertos musulmanes 90.000 y 5.000 los cristianos.
Finalizada batalla, Rada, el Arzobispo de Toledo rezó en el campo de batalla con el ejercito castellano, un "Te Deum" de agradecimiento a Dios.
El rey Alfonso VIII mandó una carta al Papa Inocencio III anunciando la gran victoria de los cristianos. La Cruzada había sido un éxito.
Los navarros y aragoneses perseguían en su huida a los Almohades. En su huida, Al-Nasir perdió sus tesoros y los cristianos consiguieron un colosal botín de guerra. De este botín se conserva el Pendón de Las Navas en el Monasterio de Las Huelgas en Burgos.

Y qué fue de los comandantes de los ejércitos

Al-Nasir nunca se repuso del desastre de las Navas. Abdicó en su hijo, se encerró en su palacio de Marraquech, en la gran capital imperial y se entregó a los placeres y al vino. Murió a los pocos meses de su derrota.
Alfonso VIII de Castilla extendió sus conquistas por Andalucía consolidando su frontera sur . Murió a los dos años (1214) escasos de la victoria.
Pedro II de Aragón murió al año siguiente (1213) en la batalla de Muret, combatiendo a don Simón de Monfort, que estaba al frente de los cruzados que Inocencio III contra los herejes cátarosPedro II era el feudatario de los cátaros y tuvo que defenderlos, muriendo en el intento. Con esto también Aragón perdía su presencia en el sur de Francia.
Sancho VII el Fuerte de Navarra sobrevivió veintidós años a la batalla. Al final de su vida, atacado de alguna especie de neurastenia "a causa de su mucha grossura y de la poca salud que tenía", se recluyó en su palacio de Tudela, donde permaneció encerrado hasta su muerte en 1234 cuando tenía 80 años.

El Pendón de la Batalla de Las Navas de Tolosa

Este es el famoso Pendón de las Navas de Tolosa, fue un trofeo arrebatado al ejército almohade durante la batalla. El pendón, posiblemente colocado en la tienda del sultán Miramamolín, se encuentra en la actualidad en el monasterio de las Huelgas Reales.

Los Im-Esebelen

La guardia pretoriana del Al-Nasir “El Miramamolín”, no eran esclavos negros encadenados para evitar su huída. Eran fanáticos voluntarios, llamados "imesebelen" (desposados /esposados?/), juramentados para ofrecer sus vidas en defensa del Islam. Se ataban por las rodillas con cadenas para que el enemigo viera que vencerían o morirían; pero que nunca retrocederían. Eran negros y su uniforme también de color negro.

Consecuencias de la Batalla de Las Navas de Tolosa

Desde 1212 los almohades dejaron de ser una fuerza combativa. Los musulmanes de la Península Ibérica nunca más se recuperaron de esta derrota. Esta victoria expandió los territorios cristianos consolidando el avance definitivo de la Reconquista.
Esta batalla estableció el inicio de la superioridad militar, económica y política de los reinos cristianos iniciándose la decadencia de la civilización árabe en la Península Ibérica. Se inició el desmembramiento de al-Ándalus en reinos de Taifas, lo que favoreció el avance del empuje cristiano, hasta quedar al último vestigio musulmán el reino de Granada (Granada, Málaga y Almería), gobernado por la dinastía nazarí.
El reino de Granada sobreviviría precariamente hasta que Boabdil “el Chico”, último rey musulmán español, entregó las llaves del reino a los Reyes Católicos y se retiró a África desde Albuñol (Granada) .
Era el 2 de febrero de 1492 el proyecto de la Reconquista había concluido pero el empuje social y militar logrado se prolongó durante muchos años más en un nuevo proyecto:
El Descubrimiento del Nuevo Mundo.

Crónicas Contemporáneas de la Batalla de Las Navas de Tolosa

 

Testimonio de don Rodrigo Jiménez de Rada ( Arzobispo de Toledo ), en Historia de los Hechos de España

Alrededor de la medianoche del día siguiente estalló el grito de júbilo y de la confesión en las tiendas cristianas, y la voz del pregonero ordenó que todos se aprestaran para el combate del Señor. Y así, celebrados los misterios de la Pasión del Señor, hecha confesión, recibidos los sacramentos, y tomadas las armas, salieron a la batalla campal; y desplegadas las líneas tal como se había convencido con antelación, entre los príncipes castellanos Diego López con los suyos mandó la vanguardia; el conde Gonzalo Núñez de Lara con los frailes del Temple, del Hospital, de Uclés y de Calatrava, el núcleo central; su flanco, lo mandó Rodrigo Díaz de los Cameros y su hermano Álvaro Díaz y Juan González y otros nobles con ellos; en la retaguardia, el noble rey Alfonso y junto a él, el arzobispo Rodrigo de Toledo y los otros obispos mencionados.
De entre los barones, Gonzalo Ruiz y sus hermanos, Rodrigo Pérez de Villalobos, Suero Téllez, Fernando García y otros. En cada una de estas columnas se hallaban las milicias de las ciudades, tal y como se había dispuesto. Por su parte el valeroso rey Pedro de Aragón, desplegó su ejército en otras tantas líneas; García Romero mandó la vanguardia; la segunda línea, Jimeno Coronel y Aznar Pardo; en la última, él mismo, con otros nobles de su reino; y de forma semejante, encomendó su flancos a otros nobles suyos.
Además, llevó consigo algunas fuerzas de las milicias de las ciudades de Castilla. El rey Sancho de Navarra, notable por la gran fama de su valentía, marchaba con los suyos a la derecha del noble rey, y en su columna se encontraban las milicias de las ciudades de Segovia, Ávila y Medina.
Desplegadas así las líneas, alzadas las manos al cielo, puesta la mirada en Dios, dispuestos los corazones al martirio, desplegados los estandartes de la fe e invocando el nombre del Señor, llegaron todos como un solo hombre al punto decisivo del combate. Los primeros en entrar en lid en la formación de Diego López de Haro, fueron su hijo y sus sobrinos ya citados, valerosos y decididos. Por su parte, los agarenos levantaron en la cima un reducto parecido a un palenque con los escriños de las flechas, dentro del cual estaban apostados infantes escogidos; y allí se sentó su rey teniendo a su alcance la espada, vistiendo la capa negra que había pertenecido a Abdelmón, el que dio origen a los almohades, y además, con el libro de Mahoma, que se llama Alcorán. / El Corán /
Por fuera del palenque había también otras líneas de infantes, algunos de los cuales, tanto los de dentro como los de fuera, con las piernas atadas entre ellos para que tuvieran por imposible el recurso de la huida, soportaban con entereza la cercanía de la batalla..., luego supimos por los agarenos que eran ochenta mil jinetes...
Los agarenos, aguantando casi sin moverse del lugar, comenzaron a rechazar a los primeros de los nuestros que subían por lugares bastante desventajosos para el combate, y en estos choques algunos de nuestros combatientes, agotados por la dificultad de la subida, se demoraron un rato. Entonces, algunos de las columnas centrales de Castilla y Aragón llegaron en un solo grupo hasta la vanguardia, y se produjo allí un gran desconcierto y el desenlace no se veía claro...
El noble Alfonso, al darse cuenta de ello y al observar que algunos, con villana cobardía, no atendían a la conveniencia, dijo delante de todos al arzobispo de Toledo: "Arzobispo, muramos aquí yo y vos"... Y en todo esto doy fe ante Dios, el noble rey no alteró su rostro ni su expresión habitual, ni su compostura, sino que más bien, tan bravo y resuelto como un león impertérrito, estaba decidido a morir o vencer. Y no siendo capaz de soportar por más tiempo el peligro de las primeras líneas, apresurado el paso las enseñas de los estandartes llegaron jubilosamente hasta el palenque de los agarenos por disposición del Señor.
La cruz del Señor, que solía tremolar delante del arzobispo de Toledo, pasó milagrosamente entre las filas de los agarenos llevada por el canónigo de Toledo Domingo Pascasio, y allí, tal como quiso el Señor, permaneció hasta el final de la batalla sin que su portador, solo, sufriera daño alguno... Mientras tanto, fueron muertos muchos miles de agarenos ante la presión simultánea de los aragoneses, los castellanos y los navarros por sus frentes respectivos...

Testimonio del cronista Ibn Abi Zar

"Al oír Alfonso que Al-Nasir había tomado a Salvatierra, se dirigió contra El con todos los reyes cristianos que le acompañaban y con sus ejércitos. Al saberlo Al-Nasir, le salió al encuentro con las tropas musulmanas: avistáronse los combatientes en el sitio llamado Hisn al'Iqab, (Castillo de la Cuesta, hoy Castro Ferral); allí se dio la batalla.
Se plantó la tienda roja, dispuesta para el combate en la cumbre de una colina, Al-Nasir vino a ocuparla y se sentó sobre su escudo con el caballo al lado; los negros rodearon la tienda por todas partes con armas y pertrechos. La zaga, con las banderas y tambores, se puso delante de la guardia negra con el visir Abu Said ben Djami. Se dirigió contra ellos el ejército cristiano. En filas, como nubes de langostas; los voluntarios les salieron al encuentro y cargaron sobre ellos en número de 160.000, pero desaparecieron entre las filas de los cristianos, quienes los cubrieron y combatieron terriblemente. Los musulmanes resistieron heroicos, todos los voluntarios murieron mártires, sin dejar uno; las tropas almohades, árabes y andaluzas los miraban sin moverse. Cuando los cristianos acabaron con los voluntarios, cargaron sobre los almohades y sobre los árabes con inaudito empuje; mas al entablarse el combate huyeron los caídes andaluces con sus tropas por el odio que había dirigido Ibn Djimi al despedirlos.
Cuando los almohades, los árabes y las cábilas bereberes vieron que los voluntarios habían sido exterminados, que los andaluces huían, que el combate arreciaba contra los que quedaban, y que cada vez los cristianos eran más numerosos, se desbandaron y abandonaron a Al-Nasir. Los infieles los persiguieron espada en mano, hasta llegar al círculo de negros y guardias que rodeaban a Al-Nasir; pero los encontraron que formaban como un sólido muro, y no pudieron abrir brecha; entonces volvieron las grupas de sus caballos acorazados contra las lanzas de los negros, dirigidas contra ellos, y entraron en sus filas.

Al-Nasir seguía sentado sobre su escudo, delante de su tienda, y decía "Dios dijo la verdad y el demonio mintió", sin moverse de su sitio, hasta que llegaron los cristianos junto a él. Murieron a su alrededor más de 10.000 de los que formaban su guardia; un árabe entonces, montado en una yegua, llegose a él y le dijo: "Hasta cuándo vas a seguir sentado?, ¡Oh, Príncipe de los Creyentes!, se ha realizado el juicio de Dios, se ha cumplido su voluntad y han perecido los musulmanes." Entonces se levantó para montar el veloz corcel que tenía al lado; pero el árabe, descabalgando de su yegua le dijo: "Monta en esta que es de pura sangra y no sufre ignominia, quizás Dios te salve con ella, porque en tu salvación está nuestro bien." Montó Al-Nasir en la yegua, y el árabe en su caballo le precedía, rodeados ambos por un fuerte destacamento de negros, a cuyos alcances iban los cristianos. El degüello de musulmanes duró hasta la noche, y las espadas de los infieles se cebaron en ellos y los exterminaron completamente, tanto que no se saló uno de mil. Los heraldos de Alfonso gritaban: "Matad y no apresad, el que traiga un prisionero será muerto con él". Así que no hizo el enemigo un solo cautivo este día.
Fue esta terrible calamidad el lunes 15 de safar del 609 (16 de julio de 1212), comenzó a decaer el poder de los musulmanes en al-Ándalus, desde esta derrota, y no alcanzaron ya victorias sus banderas; el enemigo se extendió por ella y se apoderó de sus castillos y de la mayoría de sus tierras, y aún no hubiera llegado a conquistarla toda, si Dios no le hubiese concedido el socorro del emir de los musulmanes Abu Yusuf ben Abd al-Haqq, que restauró sus ruinas, reedificó sus alminares y devastó en sus expediciones el país de los infieles.
De vuelta de Hisn al-Iqab fue Alfonso contra la ciudad de Úbeda, y la ganó a los musulmanes por asalto, matando a sus habitantes, grandes y pequeños, y así siguió conquistando al-Ándalus, ciudad tras ciudad, hasta apoderarse de todas las capitales, no quedando en manos de los musulmanes sino muy poco poder. Sólo le impidió apoderarse de este resto de botín la protección divina por medio de la dinastía de los benimerines. Dícese que todos los reyes cristianos que asistieron a la batalla de Hisn al-Iqab, y que entraron en Úbeda, no hubo uno que no muriese aquel año."