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sábado, 17 de febrero de 2018

Colom, 500 anys enganyats

Des dels Estats Units d’AmèricaCharles J. Merrill, professor de la universitat de Mount Saint Mary, ha estudiat durant divuit anys tota la informació i les teories existents sobre els orígens de Cristòfol Colom. Per tant, les seves conclusions, publicades a l’estat de Washington el 2008 amb el títol Colom of Catalonia: Origins of Cristopher Colombus revealed, no són fruit de l’apassionament propi de qui vol «llaurar cap a casa».

Amb aquest llibre, Merrill demostra amb rigor que el descobridor d’Amèrica era un català que mantenia una antiga enemistat vers la família dels Reis Catòlics, i per això els monarques van ocultar la catalanitat de Colom i van fomentar la idea que era italià. Però li van donar els calerons per el viatge malgrat la enemistat, i la pela és la pela.

La mentida va guanyar credibilitat perquè es va anar repetint (com Espanya ens roba) de forma autoritzada fins que es va convertir en un dogma històric. Però, com diu l’autor: «Fins a cert punt, és possible que el mateix Colom i la seva família acceptessin aquest engany. Devien tenir-hi les seves raons. Però no hi ha cap motiu perquè nosaltres hi estiguem d’acord.»

Quan va escriure aquest llibre, Charles J. Merrill era professor de llengües a la Universitat de Mount Saint Mary, a l’estat nord-americà de Maryland. Es va llicenciar pel Dartmouth College i va cursar estudis de postgrau i doctorat a la Duke University. Ha realitzat extensos estudis sobre literatura medieval catalana i va participar en un documental del Discovery Channel sobre la vida de Cristòfor Colom.
Actualment viu a Roma, on estudia per ordenar-se sacerdot catòlic.


Colom, 500 anys enganyats


















martes, 19 de septiembre de 2017

Napoleón ere catalá

Napoleón era catalán

Ahora que empiezan los juicios de los separatistas catalanes, Artur Mas el primero, aleguemos como atenuante de su conducta que se sienten más importantes que los demás españoles porque ellos aportaron figuras como El Cid, Leonardo, Espinoza, Colón, el Gran Capitán, Teresa de Ávila, Cervantes y muchos más.
Es lógico querer separarse de quienes les roban estos personajes, y más ahora, que quienes revelaron ese catalanismo, Jordi Bilbeny y Victor Cucurull, parece que han descubierto que Napoleón (1769-1821) también era catalán, de “la Casa Real Catalana”, pero usurpado por corsos y franceses.


Desmienten así la historiografía universal, para la que era corso, y al historiador y catedrático Juan Granados, cuyo último libro, “Napoleón” (Nowtilus), describe en sólo 300 páginas al personaje y a las sociedades europeas del momento con una narrativa apasionante, con fuerza, agilidad, inteligencia y colorido.
Granados admite que al principio de su vida Napoleón era independentista con respecto a Francia de la isla corsa, tan cercana a Cataluña, por lo que la tesis de Bilbeny y Cucurull podría venir de aquí.
Con Granados se descubre la humanidad y las debilidades de ese hijo de la Revolución francesa con una visión del mundo muy contemporánea, y también la de un verdadero Imperator.
El Napoleón de Granados resulta más apasionante que cualquier libro anterior que muchos lectores hayan adquirido sobre el personaje, al menos escrito en español, y hasta se diría que es más que un fresco histórico: es una gran película que se ve en movimiento, fotograma a fotograma en color, conforme se lee.
Su único defecto es el ya enunciado: no descubre que era catalán, algo que la defensa de Artur Mas podrá presentar como atenuante propio, uniéndolo al sentimiento independentista inicial del Emperador que nos recuerda Granados.
Per eso Mas debe presentarse ante el tribunal mano en pecho, levita, mantón de artillero, mentón elevado, y por encima, el bicornio.
Aunque Napoleón era más honrado que este paciente psiquiátrico que cree ser él el Emperador, y al que deberían conducirlo los loqueros.

Jordi Pujol , Artur Mas, independentisme

Napoleón ere catalá

Napoleón era catalán

Ahora que empiezan los juicios de los separatistas catalanes, Artur Mas el primero, aleguemos como atenuante de su conducta que se sienten más importantes que los demás españoles porque ellos aportaron figuras como El Cid, Leonardo, Espinoza, Colón, el Gran Capitán, Teresa de Ávila, Cervantes y muchos más.
Es lógico querer separarse de quienes les roban estos personajes, y más ahora, que quienes revelaron ese catalanismo, Jordi Bilbeny y Victor Cucurull, parece que han descubierto que Napoleón (1769-1821) también era catalán, de “la Casa Real Catalana”, pero usurpado por corsos y franceses.


Desmienten así la historiografía universal, para la que era corso, y al historiador y catedrático Juan Granados, cuyo último libro, “Napoleón” (Nowtilus), describe en sólo 300 páginas al personaje y a las sociedades europeas del momento con una narrativa apasionante, con fuerza, agilidad, inteligencia y colorido.
Granados admite que al principio de su vida Napoleón era independentista con respecto a Francia de la isla corsa, tan cercana a Cataluña, por lo que la tesis de Bilbeny y Cucurull podría venir de aquí.
Con Granados se descubre la humanidad y las debilidades de ese hijo de la Revolución francesa con una visión del mundo muy contemporánea, y también la de un verdadero Imperator.
El Napoleón de Granados resulta más apasionante que cualquier libro anterior que muchos lectores hayan adquirido sobre el personaje, al menos escrito en español, y hasta se diría que es más que un fresco histórico: es una gran película que se ve en movimiento, fotograma a fotograma en color, conforme se lee.
Su único defecto es el ya enunciado: no descubre que era catalán, algo que la defensa de Artur Mas podrá presentar como atenuante propio, uniéndolo al sentimiento independentista inicial del Emperador que nos recuerda Granados.
Per eso Mas debe presentarse ante el tribunal mano en pecho, levita, mantón de artillero, mentón elevado, y por encima, el bicornio.
Aunque Napoleón era más honrado que este paciente psiquiátrico que cree ser él el Emperador, y al que deberían conducirlo los loqueros.

Jordi Pujol , Artur Mas, independentisme

Napoleón ere catalá

Napoleón era catalán

Ahora que empiezan los juicios de los separatistas catalanes, Artur Mas el primero, aleguemos como atenuante de su conducta que se sienten más importantes que los demás españoles porque ellos aportaron figuras como El Cid, Leonardo, Espinoza, Colón, el Gran Capitán, Teresa de Ávila, Cervantes y muchos más.
Es lógico querer separarse de quienes les roban estos personajes, y más ahora, que quienes revelaron ese catalanismo, Jordi Bilbeny y Victor Cucurull, parece que han descubierto que Napoleón (1769-1821) también era catalán, de “la Casa Real Catalana”, pero usurpado por corsos y franceses.


Desmienten así la historiografía universal, para la que era corso, y al historiador y catedrático Juan Granados, cuyo último libro, “Napoleón” (Nowtilus), describe en sólo 300 páginas al personaje y a las sociedades europeas del momento con una narrativa apasionante, con fuerza, agilidad, inteligencia y colorido.
Granados admite que al principio de su vida Napoleón era independentista con respecto a Francia de la isla corsa, tan cercana a Cataluña, por lo que la tesis de Bilbeny y Cucurull podría venir de aquí.
Con Granados se descubre la humanidad y las debilidades de ese hijo de la Revolución francesa con una visión del mundo muy contemporánea, y también la de un verdadero Imperator.
El Napoleón de Granados resulta más apasionante que cualquier libro anterior que muchos lectores hayan adquirido sobre el personaje, al menos escrito en español, y hasta se diría que es más que un fresco histórico: es una gran película que se ve en movimiento, fotograma a fotograma en color, conforme se lee.
Su único defecto es el ya enunciado: no descubre que era catalán, algo que la defensa de Artur Mas podrá presentar como atenuante propio, uniéndolo al sentimiento independentista inicial del Emperador que nos recuerda Granados.
Per eso Mas debe presentarse ante el tribunal mano en pecho, levita, mantón de artillero, mentón elevado, y por encima, el bicornio.
Aunque Napoleón era más honrado que este paciente psiquiátrico que cree ser él el Emperador, y al que deberían conducirlo los loqueros.

Jordi Pujol , Artur Mas, independentisme