Mostrando entradas con la etiqueta Onofre Reart. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Onofre Reart. Mostrar todas las entradas

domingo, 11 de diciembre de 2022

Concluye el episcopologio gerundense. A partir de 1600

ONOFRE REART

de 1612 a 1620.

Canónigo Penitenciario de Barcelona, y sucesivamente Obispo de Elna y Vique, de donde trasladado a esta Silla, tomó posesión a 30 de enero de 1612. De allí a siete días entró en esta ciudad, donde continuó su gobierno sin hallar cosa que contar de las que yo acostumbro. Dice el padre Roig que un ermitaño desconocido amenazó a este Prelado que renunciase la dignidad, si quería salvarse. Yo sólo sé que efectivamente renunció en 1616, y llegó ya a tener nombrado sucesor el que lo fue después; mas no se verificó hasta el 14 de diciembre de 1620, en que fue admitida su renuncia en el consistorio del Papa. Luego se retiró a Perpiñán su patria, donde murió en 1622 a 29 de octubre: está enterrado allí mismo en la iglesia de San Juan. El mismo día en que se admitió su renuncia fue preconizado el Obispo sucesor

PEDRO DE MONCADA

1621.

Sobrino de Don Juan de Moncada, Arzobispo de Tarragona por aquellos tiempos, y hermano de Don Francisco de Moncada, Conde de Osona y Vizconde de Cabrera y Bas. Había ya sido cumplimentado como Obispo por este Capítulo en la primera renuncia de su antecesor: y mientras aquella no se verificó nuestro Pedro se intitulaba electo Gerundense, como se ve en el testamento de su cuñada Doña Margarita de Castro y Cervelló, de 8 de febrero de 1621. (Ribera. = Cervelló, pág. 144). Finalmente llegó a tomar posesión de esta Silla a 13 de febrero de 1621, y luego vino acá a 31 del marzo inmediato. Mas en el mismo año le llamó Dios para sí, día 29 de diciembre. En este poco tiempo manifestó grande afición a la música eclesiástica, y buenas ideas para la reforma del culto en la visita que ya había emprendido de su diócesis. Alguna otra circunstancia añade la inscripción que se puso en su sepultura en el plano delante de las rejas del altar mayor. Dice así: “Hic iacet Petrus a Moncada Gerund. Episcopus e nobili Moncadorum familia 39 annos natus. Vir magnae spei et virtutis episcop. quem diu recusarat, patris sui Marchionis Aytonae (marqués de Aytona) precibus coactus admissit. Dum totam suam lustrat dioecesim, et ut alter Petrus summo labore oves pascit, nondum primo sui episcopatus expleto anno huic ecclesiae fato ereptus, et omnium expectatione eludens ad superos evolavit 29 decembris anni 1621. Sucediole

Fr. FRANCISCO SENJUST

de 1622 a 1627.

Monje Benedictino y Abad de Ripoll desde 1616: dicen que fue provisto en el obispado de Elna, y que de él fue trasladado al de esta iglesia, de que tomó posesión a 12 de noviembre de 1622. Sólo queda de él notable la Colección que formó de todos los diplomas pertenecientes al tribunal del Breve, la cual imprimió en 1625. Murió en la villa de la Bisbal a 2 de marzo de 1627. Tiene sepultura delante del presbiterio con esta inscripción: "D. O. M. = Hac teguntur fossa D. D. Francisci Senjust Episcopi ossa, qui ordinem S. Benedicti professus, et Praepositus vulgo de Panades in coenobio S. Cucufati electus, gradatim ad abbatias de Arles et de Ripoll dicti ordinis assumptus ab ecclesia Elnae ad hanc Gerunden. translatus est. Quibus ecclesiis multa celebranda suffragia reliquit, et summis expensis illas ornavit. Hanc etiam in officio defunctorum recitando non parum gravatam alleviavit, ac tandem in ea (ut cariori) duodecim solemnissima quotannis anniversaria instituit, ac totidem cornua altaris mandavit. Qui dies suos extremos clausit VI nonas martii anno a partu virginis 1627".

GARCÍA GIL DE MANRIQUE

de 1628 a 1633.

Inquisidor de Zaragoza y de Toledo, era Obispo titular de Utica, otros dicen de Biserta, cuando fue promovido a la Silla de Gerona, de que tomó posesión a 21 de enero de 1628. Hizo su entrada pública a 5 del febrero inmediato. El remate de su gobierno fue por traslación a la Sede de Barcelona, la cual se supo acá día 17 de mayo de 1633. Mas no pasó allá hasta el enero del año siguiente. Allí fue después Virrey y murió en 1651. En nuestra Sede le sucedió

GREGORIO PARCERO

de 1634 a 1656.

Natural de Tuy, Benedictino, Abad de San Martín de Madrid y después Obispo de Elna, de donde vino acá a 21 de febrero de 1634, que es el día de su posesión. El año siguiente, suscitada la pretensión de catedralidad en Manresa, se opuso a ello fuertemente por el daño que le resultaba a su diócesi, de quien se desmembraban las montañas de Olot para indemnizar al Obispo de Vique. En 1636 estuvo acá el General de los padres Benedictinos, el cual, por ser el Obispo de la misma orden, fue admitido con distinción en el coro durante los oficios. En 1641 hizo la ciudad voto de no permitir máscaras ni bailes desde Navidad a Carnestolendas. En 1660 se conmutó este voto en un ayuno en la vigilia de la Purificación, algunas misas en los tres días de Carnestolendas y dotación de una doncella. Alcanzó las guerras de Francia con España, y siguiendo el partido de Felipe IV tuvo que ausentarse en 1642, y no volvió hasta pasados diez años. A pesar de su adhesión al Rey de Castilla, fulminó sentencia de excomunión contra los tercios castellanos, mandados por Don Juan de Arce y Don Leonardo Moles, declarándolos por herejes sacramentarios, refiriendo en ella dos estupendos sacrilegios que cometieron en Riudarenas y en Santa Coloma de Farnés (Farners, fariners); lo cual incitó al pueblo contra las armas del Rey. Esto refiere Melo en la Historia de los movimientos y guerra de Cataluña, lib. II, núm. 25. Durante la ausencia del Prelado estuvo en esta ciudad en 1652 Don Fray Jacinto Serroni, Obispo de Oranges, Dominico, y ordenó de grados al Sr. Pontich, que después fue Obispo de Gerona. En 1653 había hecho renuncia el señor Parcero y tenía ya nombrado sucesor; mas no se verificó hasta el 1656, en que fue trasladado a Tortosa, llegando acá las bulas a 12 de enero. Cuéntase de él que jamás leyó cartas de recomendación para las provisiones, hasta que las tenía ya hechas.

BERNARDO DE CARDONA

de 1656 a 1658.

Natural de esta ciudad y de la noble estirpe de este nombre. Era canónigo y Arcediano mayor de esta Catedral, con la cual fue muy dadivoso. También obtuvo el honor de diputado eclesiástico de Cataluña en 1641. A 4 de julio de 1653 se supo acá la admisión de la renuncia del antecesor y el nombramiento del Sr. Cardona. Desde entonces comenzó a resistirse a admitir la dignidad con tantas veras, que fue preciso que el Capítulo tomase a pechos el negocio, escribiendo al Rey que le mandase aceptar. Hízose así, y con la ausencia del antecesor tomó él posesión a 27 de diciembre de 1656. Durole dos años el pontificado, que fue bien diferente de lo que el Capítulo se prometió. Pleitos continuos, discordias y poco fruto espiritual. Murió a 13 de diciembre de 1658. Está enterrado en el plano delante del presbiterio. La inscripción dice así:
“D. O. M. Mausoleum Ill. et Rev. D. D. Bernardi a Cardona: ambiguum sane an sanctitate, an nobilitate maioris, qui ab archidiaconatu maiori, ac canonicatu in hac alma ecclesia obtentis, ad episcopatum illum humiliter licet recusans, ab illustri tamen Capitulo instanter apud Dominum Regem proclamatus, obedienter fuit promotus. Obiit facta institutione facum cum SS. Sacramento per viaticum concurrentium, et aliis plurimis die 13 decembris 1658. = Erexit suis sumptibus nobilis D. Hieronymus a Vallgornera et Cardona ejus nepos, anno 1673.”

En la vacante fue nombrado

FRANCISCO PI-JOAN.

Natural de Masanet de la Selva, que después de canónigo de Lérida fue aquí sucesivamente Arcediano de Besalú, Empurdán y (no sé si falta texto) mayor. El ardor con que había seguido el partido de Felipe IV en las guerras pasadas le hizo muy estimable de este Monarca, quien en el enero de 1658 le nombró auditor de la Rota Romana, y poco después Obispo de esta iglesia, de la cual no llegó a tomar posesión, muriendo a 18 de noviembre de 1659. Tiene su entierro en la capilla de San Bernardo y Santa Marta, cuyo altar costeó. La inscripción es fácil de leer, y sólo añade a lo dicho que dejó un gran legado para la obra del frontis de la iglesia, y que fue confirmado Obispo. Por esta razón le contamos en el catálogo. El sucesor fue

FRAY JOSÉ FAXEDA

de 1660 a 1664.

Natural de Vique, de la orden de San Gerónimo. Tomó posesión a 6 de octubre de 1660. Cuatro años después fue trasladado a Tortosa, despidiéndose de este Capítulo a 14 de junio 1664. Véase el Episcopologio de Tortosa. Acá le sucedió

JOSEPH MINOT

de 1665 a 1668.

Natural de Santa Coloma de Queralt, diócesi de Vique, canónigo de Barcelona, fiscal de aquella inquisición y auditor de la Rota Romana. Tomó posesión por procurador a 5 de marzo 1665. Mas como en el ejercicio del último cargo había tocado por sus manos los pleitos entre los Obispos antecesores y el Capítulo, no quiso venir a su Sede sin haber concordado y apagado aquellas discordias: cosa que fue acá de gran consuelo e hizo muy estimable su venida, que fue a 27 del octubre siguiente. Disfrutole poco esta iglesia, habiendo sido trasladado a la de Lérida: noticia que llegó acá a 24 de noviembre de 1667 y se verificó en 1668, despidiéndose el Prelado a 22 de junio. El Episcopologio Ilerdense dirá lo demás. Sucediole

FRANCISCO DOU

de 1668 a 1673

Natural de la villa de Bas, cabeza del vizcondado de ese nombre: fue sucesivamente Arcediano mayor de Vique y de Gerona. Este último vacaba por promoción de su discípulo Don Pascual de Aragón al arzobispado de Toledo. Entró a gobernar esta iglesia como Obispo a 20 de noviembre de 1668, y murió a 15 de abril de 1673. Conservó este Prelado buena armonía con el Capítulo. La inscripción de su entierro delante del presbiterio dice así: "D. O. M. - Jacet hic Ill. et Rev. D. D. Franciscus Dou, quem ab scholastico Barchinonensi suggesto ad sacra Vicensis canonici et Archidiaconi subsellia, deinde ad supremum huius genitalis episcopatus archidiaconatum mox ad sacras infulas maturitas rapuit praemiorum. Consecratus die 3 decembris 1668 prae norma regiminis futuris saeculis admirandus, huic almae Sedi Conceptae Virginis argenteo simulacro praelegato. Obiit die 15 aprilis 1673 cuius anima requiescat in pace. Amen." Sucediole

FRAY ALFONSO BALMASEDA

de 1673 a 1679.

Natural de Lucena, en Andalucía, de la orden de San Agustín, Obispo que era de Casano en Nápoles, en cuya calidad fue cumplimentado en esta ciudad, transitando por ella en 1671. Tomó posesión de esta Silla a 8 de diciembre de 1673 y a 13 de los mismos hizo su entrada pública. Sus bulas se despacharon en Roma a 25 de septiembre.

Hubo grandes cuentos sobre la resistencia que mostró en nombrar juez subdelegado del Breve, cosa que al fin tuvo que hacer por orden estrecha del Rey. Trata de esto el citado López. No fallaron tampoco discordias con el Capítulo, en que el Capitán general y audiencia de Barcelona tuvieron que poner la mano. Finalmente, día 14 de marzo de 1679, llegó la noticia de estar el Prelado provisto en la Silla de Zamora, y luego partió para ella. Creo que murió en Madrid en 1684, y se enterró en Doña María de Aragón.

FRAY SEVERO TOMÁS AUTER

de 1679 a 1685.

Natural de Puigcerdá, de la orden de Santo Domingo. Promovido a esta Silla el mismo año 1679 a 13 de noviembre, que es la data de sus bulas, tomó posesión a 24 de enero del año siguiente. Su pontificado fue mucho más apreciable con la reciente memoria de los anteriores. Era llanísimo en su trato y enemigo de etiquetas con el Capítulo, con quien tuvo gran paz, sin disminuir por eso un punto de su autoridad, antes conciliándose la mayor, como era regular. Así mutuamente se sostuvieron sus derechos contra las pretensiones de los jurados, logrando que se cerrasen las iglesias en la noche del Jueves Santo, y que no entrasen en ellas los gigantones del Corpus; cortando con tan oportunas providencias los abusos que en uno y otro había. Hiciéronse también de común acuerdo varias misiones, y en algunas de ellas predicó por sí el Obispo y confesaba en la Catedral: ministerio en que era incansable. A esta unión recíproca debe también atribuirse la defensa de esta ciudad contra las armas francesas en las guerras del 1684, logrando rechazarles con pérdida de cuatro mil hombres en el asalto que dieron el 24 de mayo a las diez de la noche, y que duró por tres horas. La misa solemne de gracias dijo Don Antonio Pascual, Arcediano de la Selva y electo Obispo de Vique: el nuestro predicó con gran fervor. Era muy liberal con su iglesia, a quien regaló un órgano portátil en 1683, y donde fundó la nona solemne de la Ascensión en 1685, pocos días antes de ser trasladado a la Silla de Tortosa, que fue ese mismo año. La noticia llegó acá a 24 de junio, y él se despidió del Capítulo a 31 de octubre con el sentimiento que era regular y que expresan las Actas capitulares. Aun en Tortosa se acordó de la obra del frontis de esta Catedral, en que había gastado gruesas sumas, dejándole en su testamento un gran legado. Murió en 1701. Todavía fue más pacífico, plausible y memorable el pontificado del sucesor

Fr. MIGUEL PONTICH O PONCICH

de 1686 a 1699.

De la orden de San Francisco, natural de Bula Terranera en el Rosellón, donde había nacido a 30 de noviembre de 1630. Tomó posesión de esta Silla a 3 de julio de 1686, y le consagró en Arenys de Vall Don Juan Bautista Dezbach, Obispo de Urgel, con asistencia del de Vique Don Antonio Pascual, y del de Moronea Don José Mora, auxiliar de Tarragona. Puesto en todo de parte del fin y de acuerdo con su Capítulo, emprendió y acabó muchas cosas útiles. Apenas hay monasterio y establecimiento pío en su diócesi, que no conserve memoria de su beneficencia. El de su orden, intitulado de San Salvio, en el término de San Miguel de Cladells, le debe su fundación que verificó en 1690. La Catedral le debe la magnífica y costosa escalera que él comenzó, y concluyó refundiendo cuanto en ello habían hecho sus antecesores. Toda la diócesi y los aficionados a la disciplina eclesiástica le son deudores de la célebre Colección de Sinodales Gerundenses, que es la que hoy rige, que ordenó e ilustró con doctos comentarios D. Francisco Romaguera, y se imprimió en Gerona en 1691. Con ser tan recomendable por estos y otros títulos la memoria de este Prelado, y tan sentida su muerte, acaecida día 26 de enero de 1699, cúpole la suerte de que en su sepultura delante de las gradas del presbiterio se grabase una inscripción bien ajena de su mérito. El autor quiso remedar el estilo de los leoninos del siglo XIV, mas aun eso le salió mal. He aquí su copia:

D. O. M.

Prorsus omni laude dignus Fr. Michael Pontich

Pauperum pater benignus ardens celo iacet hic.

Sedis huius almae Praesul virtutem demonstravit.

A domo Gallis suae (f. Gallissuae) exul annos quatuor pavit

Dilectum sibi commissum tot gregem manu et ore.

Ardue tractans remissum, debilem sed amore:

Quem religio Minorum praesidem iam fecerat.

Ad exemplar doctiorum Bula mundo dederat.

Absque scalis magnae portae plures sunt memoriae

Quae fletum movent in morte, praeces atque gloriae.

Annos terdecim Pastoris iam fere compleverat,

Cum finem tanti laboris pax Dei decreverat.

Die 26 januarii 1699."

La vacante de este Prelado fue regentada por el Arcediano mayor Don Isidoro Bertrán, Arzobispo después de Tarragona. Luego fue provisto

MIGUEL JUAN DE TAVERNER Y RUBÍ

de 1699 a 1720.

Canónigo y Arcediano mayor de Tarragona. Tomó posesión a 29 de noviembre de 1699, e hizo su entrada a 3 de abril del año siguiente. Alcanzó este Prelado las guerras de sucesión, y a él alcanzaron gran parte de sus males; porque siguiendo el partido de Felipe V, cuando Gerona fue tomada por los Austríacos, tuvo que pasar a Francia, donde permaneció desde 1705 hasta 1711. Los males que su ausencia y el motivo de ella debieron ocasionar a esta y otras diócesis de Cataluña son fáciles de entender. Nuestro Obispo, después de haber remediado los de la suya como diocesano, trató de acudir a las generales como el más antiguo de la provincia, estando ausente el Metropolitano. Convocó pues concilio provincial en esta ciudad, el cual se comenzó a 21 de junio en la capilla llamada del Claustro, y se concluyó en el palacio episcopal día 11 de octubre de 1717, y se imprimió el año siguiente. Mandose en este concilio tener conferencias morales en este obispado. Nuestro Obispo las estableció en consecuencia, dividiendo las 340 parroquias de que consta la diócesi, en 57 distritos que llamó conferencias, señalando una parroquia en cada una a donde se juntasen los clérigos cada principio de mes, menos el julio y agosto, a tratar los puntos que se daban impresos a principios del año eclesiástico. Duraron estas prácticas loables hasta pocos años há; y de ellas sólo queda la distribución de las 57 conferencias para el manejo de veredas. Con ocasión de este concilio se trató de consagrar la Catedral, mas no se verificó. El Prelado la visitó el año siguiente. Poco después fue trasladado a la metrópoli de Tarragona, cosa que acá se supo día 6 de febrero del 1720, junto con la noticia de estar provista esta Silla de Gerona en su sobrino, que luego le sucedió. Mas el nuestro, tomada ya posesión de Tarragona, tuvo que quedar acá por enfermedad, de que al fin murió a 24 de mazo de 1721. Tiene su entierro en la capilla actual del Corpus al lado del Evangelio, sin inscripción ni losa ni otra señal. Sucediole su sobrino

JOSEF DE TAVERNER Y DARDENA

de 1721 a 1726.

Canónigo y Tesorero de Barcelona, y electo Obispo de Solsona en 1718, y en la promoción de su tío a Tarragona trasladado a nuestra iglesia, de la cual tomó posesión a 7 de marzo de 1721, diez y siete días antes de la muerte de su tío y antecesor, a cuya enfermedad y funerales asistió. Mostró luego su celo en unas homilías que tuvo al Capítulo y en los frecuentes sermones que predicaba al pueblo, e igualmente en las ordinaciones de coro y otras cosas que estableció.

Era puntualísimo en las funciones públicas. En su tiempo fue beatificado San Dalmacio Moner, hijo de esta ciudad y del convento de Dominicos, donde está su cuerpo. El Prelado celebró las fiestas con gran solemnidad. Visitaba frecuentemente la diócesi, y en este ejercicio enfermó y murió a 16 de enero de 1726. Está enterrado en la misma capilla que su tío al lado de la epístola, y como él sin losa ni letrero. Era muy obeso, pero de grande ingenio y erudición. Escribió la Historia de los Condes de Rosellón, que ha quedado manuscrita, y también la de los Condes de Empurias, comenzando desde los tiempos de Ludovico III y acabando en el año 1288. Esta última dice el P. Caresmar que vio en poder del Conde Darnius en Barcelona. Sucediole

PEDRO COPONS Y DE COPONS

de 1726 a 1728.

Arcediano e Inquisidor en Barcelona su patria, tomando posesión a 2 de noviembre de 1726. Duró poco este pontificado, siendo promovido el Prelado a la Silla de Tarragona a 15 de diciembre de 1728. Sólo tengo que contar de él, que en su tiempo comenzó a servir la nueva y actual aula capitular. Luego le sucedió

BALTASAR
BASTERO Y LLADÓ


de
1729 a 1745.


Natural
de Barcelona, Catedrático de cánones en aquella Universidad, y
después canónigo allí mismo, y Vicario general del Obispo Don
Diego de Astorga y Céspedes, que promovido a la Silla de Toledo fue
creado Cardenal. Sucesivamente fue inquisidor en Mallorca y Zaragoza.
Provisto en esta Silla tomó de ella posesión a 22 de febrero de
1729. De su gobierno pastoral no hay cosa que contar sino las
generales, a excepción de haber mandado imprimir en 1736 los
rituales de su diócesi, con la circunstancia de haber alterado en
ellos algunos ritos, sin contar con el Capítulo de esta Catedral que
prosiguió practicando los antiguos, de donde resultó una disonancia
no debida ante la iglesia matriz y las filiales. El amor que este
celoso Prelado tuvo al retiro y el quebranto de su salud, le
obligaron renunciar este obispado a 2 de marzo de 1745, y retirarse
al convento del Carmen Descalzo de la villa de Reus en el campo de
Tarragona, donde vivió hasta su muerte.


Estando
allí le dedicó el sabio italiano Josef Catalani, la tercera edición
de los libros de Sacerdotio de San Juan Crisóstomo, que hizo en
1753. En la dedicatoria dice de él entre otras cosas, que se ocupaba
en escribir varios libros. Yo sólo sé que son de este Prelado
algunas notas a los cánones Eliberitanos, (: eliberritanos)
que publicó el mismo Catalani en su edición de los Concilios
Españoles (tomo II). También nos quedan de este docto y celoso
Obispo dos cartas que dirigió al clero de su diócesi sobre las
obligaciones del ministerio sacerdotal, una en 1729 y otra en 1737.
Ambas se imprimieron juntas, y componen una obrita intitulada el
Párroco en su ministerio. Otros dos tomos nos quedan intitulados,
Conferencias de la diócesi de Gerona, impresos en 1750 y ordenados
por él en su retiro de Reus, en que reprodujo los tratados o
reflexiones que en su tiempo se habían tratado en la diócesi, según
el plan que se dijo arriba. Sucediole


LORENZO
TARANCO Y MUSAURIETA


de
1745 a 1756.


Vizcaíno,
de cuyos honores anteriores al obispado nada he podido saber. Tomó
posesión de esta Silla a 20 de mayo de 1745, y la gobernó hasta el
3 de febrero de 1756, en que murió. De su conducta pastoral habla la
inscripción puesta sobre su sepultura, delante del presbiterio en el
plano de la iglesia. Dice así:


H.
S.


D.
D. Laurent. de Taranco et de Musaurieta


Nobili
Cantabro


Multis
primum nominibus et infulis


Inclito


Mox
S. Gerun. ecclesiae Episcopo


Sobrio,
pio, munifico


Suavitate
morum


Rerumque
agendarum dexteritate


Paucis
secundo


Ovilis
sui solertissimo custodi


Luporumque
vesaniae


Iam
iam irruentium gregem


Ineluctabili
repagulo


Pastori
optimo


Vigilantissimo
Praesuli


Bene
de re orthodoxa, bene de ovibus merito


Religio
et pietas


Hoc
grati animi et obsequii


Pignus
novissimum poss.


Vixit
ann. LXVII. men. V. d. XXIIII.


Obiit
III. nonas febr. an. Chr. M.D.CC.LVI. (1761)





MANUEL
ANTONIO DE PALMERO Y RALLO


de
1756 a 1774.


Natural
de la villa de Villanueva del Campo, en el reino de León, colegial
del de San Salvador de Oviedo, y Doctoral de la Santa iglesia de
Zamora. Promovido a este obispado tomó de él posesión a 1.° de
octubre de 1756. A este y otros Prelados de este siglo sucede lo que
en otras iglesias he advertido ya, y es que apenas hay que contar de
sus acciones cosa que interese a la historia, o porque efectivamente
no hicieron cosa que mereciese este nombre, o porque la proximidad a
nuestros días y costumbres, hace poco diferentes sus hechos del
gusto y genio de los nuestros. El celo pastoral, visita de la
diócesi, sínodos, etc., esta era su propia ocupación, la cual yo
doy por supuesta. En el desempeño de este ministerio le halló la
muerte a 7 de mayo de 1774, habiéndose despedido de su sínodo el 13
de abril anterior, con una carta muy tierna que se imprimió junto
con la oración fúnebre dicha por Don Cyro Valls a 20 de mayo. Su
entierro en el mismo lugar que el pasado: la inscripción es la
siguiente:


H.
S.


D.
D. Emmanueli Ant. de Palmero et Rallo


Legionensi


Ex
oppido de Villanueva del Campo


Olim
in maiori Ovetensi collegio


S.
Salvatoris Salmanticae alumno


Mox
Senticensis ecclesiae


Canonico
Doctorali


Gerun.
dein. Sedis inaugurato Episcopo


Animi
fortitudine


Morumque
probitate spectabili


Bonarum
artium favitori


Priscaeque
disciplinae egregie studioso


Hoc
grati animi et obsequii


Monimentum
pietas pos.


Vixit
in pontificatu an. XVII. men. VII. d. VI.


An.
nat. LXVII. men. IV. d. IV.


Naturaeque
concessit


Nonis
mai. an. Chr. M.D.CC.LXXIV.





A
la escasez de memorias que has notado en los pontificados anteriores
sucede grande abundancia de ellas, así por el cuidado que hubo en
recogerlas, como por la calidad de los hechos del Obispo sucesor


TOMÁS
DE LORENZANA Y BUTRÓN


de
1775 a 1796.


Natural
de León, y hermano del eminentísimo Cardenal Arzobispo de Toledo.
Había sido colegial en San Ildefonso de Alcalá, Doctoral de la
iglesia de Tuy, Penitenciario de la de Salamanca, y últimamente Deán
de la de Zaragoza. Tomó posesión de la Silla de Gerona a 28 de mayo
de 1775. En los veinte años que le duró este gobierno mostró él
hasta donde llega el ingenio de la caridad y celo, aun en medio de la
pobreza de rentas y calamidades de los tiempos. Al desempeño de las
obligaciones ordinarias de un Prelado añadió la empresa de otros
bienes sólidos y duraderos en esta diócesi, y esto desde el momento
mismo de su entrada en ella. Conociendo que la mendicidad y los males
que ella trae consigo nunca pueden remediarse sin edificios de
reunión y establecimiento de fábricas, dispuso uno y otro,
añadiendo a la casa que llaman de la Misericordia, la del Hospicio,
hecha a sus costas en gran parte, en la cual emprendió sin fondo
alguno las labores de algodón y otros con grande utilidad. A esto
fue consiguiente el fomento de otras fábricas en la ciudad y
obispado, que cierto extinguen la mendicidad mucho mejor que las
destinadas a los encerrados en los hospicios. Los enfermos del
hospital privados del alivio de la convalecencia excitaron su
caridad, y le obligaron a emprender el edificio de este nombre, que
costeó a sus expensas, y será uno de los monumentos de su
beneficencia. Para socorro de los pobres conocidos con el nombre de
vergonzantes, y para otros objetos análogos, estableció juntas de
caridad, a que asistía infatigablemente: publicó varias pastorales
y exhortos, que he visto, y que merecían publicarse reunidas. A él
se debe el establecimiento de una escuela gratuita de dibujo, que
comenzó en 1790, costeando la fábrica de escalera y salas de aquel
edificio, y regalando una estimable porción de buenos modelos.
Extendió el edificio de las beatas Terciarias de Santo Domingo,
costeando en él la educación de muchas niñas pobres. En
 la
rica villa de Olot edificó desde los cimientos un magnífico
hospicio, según los diseños del arquitecto Don Ventura Rodríguez,
con escuelas de gramática, retórica y dibujo. Parece increíble que
en medio de gastos tan crecidos, y de lo que expendía en limosnas
diarias en tiempo de inundaciones de ríos, guerras, etc., pudiese
entrar en el costoso proyecto de la construcción de la capilla de
San Narciso. Sola su actividad podía empezar y concluir el hermoso
edificio, de que ya hablé otro día. En 1790 impetró de Pío VI
lecciones propias del segundo nocturno y oración para la fiesta de
San Félix Mártir, las cuales compuso el canónigo Dorca.


No
le mereció menos cuidado el templo espiritual de sus feligreses,
visitando continuamente la diócesi. En fin, el seminario fue su
grande objeto: aumentó en él cátedras, abrió la biblioteca, y
logró que a 10 de noviembre de 1795 se habilitasen sus cursos por
real cédula para los grados en todas las universidades, aprobando al
mismo tiempo las Constituciones que para ello hizo, y visitando casi
diariamente las clases. Era pobrísimo en su persona. Finalmente
murió en enero de 1796. Su inscripción sepulcral dice así:


H.
S. E.


Illustriss.
ac Reverendiss. Dominus


D.
Thomas de Lorenzana, et de Butron,


Patria
Legionensis, genere clarissimus:


Eques
Regii insignisque ordinis Caroli III;


Huius
almae Sedis dignissimus Episcopus:


Olim
in ecclesia Tudensi Doctoralis canonicus,


In
Salmanticensi Poenitentiarius,


In
Caesaragustana Decanus.


Ad
Gerundensem pontificatum evectus,


Ecclesiam
hanc officiis devinxit, donis auxit.


Dioecesim
sepe lustravit, perque annos amplius XX.


Mitissime
ac prudentissime rexit.


Pauperes
effusis opibus, institutis hospitiis;


Dei
gloriam templis, seu veteribus instauratis,


Seu
novis erectis, sustinuit et fovit.


Omnino
se D. Narcisi, ut cultorem eximium,


Ita
succesorem non degenerem prestitit:


Cui
amplissimum, ubi iacet, sacellum,


Eius
impulsu, vigilantia, curis, sumptibus


Pie
coeptum, constanter absolutum fuit.


Vixit
annos LXVIII menses X dies item X;


Summa
in omnes bonitate ac beneficentia:


Obiit
XII kal. febr. ann. MDCCXCVI,


Triste
sui desiderium relinquens.



SANTIAGO
PÉREZ DE ARENILLAS


de
1796 a 1797.


Natural
de Becerril de Campos, diócesi de Palencia, Doctoral de Burgos, y
allí mismo Abad y Deán. Durole el pontificado un año y diez y seis
días, desde el 30 de septiembre de 1796, en que tomó posesión,
hasta 17 de octubre de 1797. El sucesor fue


JUAN
AGAPITO RAMÍREZ DE ARELLANO.


Natural
de Puente la Reina, diócesi de Pamplona, actual Prelado.

martes, 2 de agosto de 2022

CARTA LII. Concluye el sobredicho catálogo.

CARTA LII. 

Concluye el sobredicho catálogo.

(errata del título corregida) 

Mi querido hermano: No hay preámbulos, sino acabar con nuestra labor. 

Al obispo Fr. Benito de Tocco sucedió 

Juan Beltrán de Guevara, el cual tomó posesión de su silla por procurador a 29 de Abril de 1573. Durole muy poco la dignidad, y murió antes del 5 de Diciembre del mismo año, en que ya administraba la sede el arcediano. Hállase que a 6 de Diciembre del año siguiente 1574 tomó posesión de ella 

Bernardo de Jossa y Cardona, abad comendatario de S. Salvador de Breda desde el 1564: lo fue después de S. Miguel de Cuxá en 1572. También disfrutó poco el obispado, como que murió en esta ciudad a 21 de Septiembre de 1575. Esto consta por las memorias halladas en el monasterio de S. Salvador de Breda. Sucediole 

Pedro de Aragón, hijo de los duques de Segorbe, el cual tomó posesión a 4 de Marzo de 1577, y gobernó por espacio de siete años hasta el de 1584, en que a 28 de Mayo tomó el arcediano posesión de la vacante, como consta en este archivo (lib. Compulsa, fol. 16). Entonces fue trasladado este obispo a la sede de Jaca, y de allí pasó a la de Lérida, donde finalmente murió en 1597. Quédanos de su pontificado en Vique un sínodo en 1581, donde entre otras cosas mandó que los clérigos no usasen de sombreros por las calles, sino sólo de bonete (pileo crucis) a excepción del tiempo de lluvia: item que cada dos meses se rasurasen la corona y barba, no dejando bigotes (mostaxos), ni lo que llamaban la merquesota, que no sé si sería la perilla. También prohibió que nadie se enterrase en la iglesia sin especial licencia suya. No es menos notable que esto la bula que a sus instancias le dirigió el papa Gregorio XIII a 30 de Septiembre de 1580, prohibiendo el abuso que había aquí el día de la Purificación, en que el celebrante, bendecidas las candelas, arrojaba una gran porción de ellas sobre la multitud del pueblo, a que se seguían muchos clamores, irreverencias y desgracias. También he visto en el archivo de la ciudad las instrucciones que este magistrado dio a sus enviados en Roma, donde reúnen muchos cargos y quejas contra el obispo. La distancia del tiempo, la falta de documentos y la poca importancia del negocio, nos excusan de juzgar si eran o no justas. A este obispo sucedió día 3 de Noviembre de 1584 

Juan Bautista Cardona, del cual hablé con alguna extensión, aunque siempre inferior a su conocido mérito literario, en el episcopologio de Tortosa, a donde fue trasladado en 1587. A 12 de Abril de ese año el arcediano ya administraba esta sede. No le fue inferior el que le sucedió, es a saber, 

Pedro Jaime, natural de Paracuellos de Xiloca, colegial de S. Ildefonso de Alcalá, y catedrático allí mismo de teología, después canónigo del Santo Sepulcro de Calatayud y arcediano de Teruel en la iglesia de Zaragoza. Había sido nombrado para la silla de Jaca, que se creyó vacante por promoción de D. Pedro de Aragón a la de Orihuela; mas no habiéndose verificado este segundo nombramiento, tampoco lo fue el primero, y entonces fue provisto en esta iglesia vacante por la traslación del antecesor. Tomó posesión por procurador a 6 de Noviembre del mismo año 1587. El catálogo impreso habla con gran recomendación de su saber, dulzura, rectitud y celo. Nada de ello parecerá ponderado a quien haya leído el sínodo que celebró en 1591, el cual imprimió el mismo año en Tarragona Felipe Roberto, en 4.° Inéditos han quedado los que tuvo en 1593 y 96, cuyas actas originales he visto en el archivo episcopal; de las cuales he extractado algunas noticias litúrgicas curiosas, que omito aquí por no alargar más esta narración. En 1592 consagró la iglesia de nuestra Señora de Monserrate. Por el mismo tiempo se erigió la silla de Solsona, compuesta de parte de este obispado y del de Urgel. Sábese también que instituyó y dotó en su catedral la fiesta de Santa Escolástica, de quien hay aquí una reliquia insigne, como ya se dijo. También construyó a sus expensas la puerta lateral del templo llamada de San Juan, que se derribó con motivo de la nueva fábrica. Finalmente fue trasladado a la silla de Albarracín a principios del año 1597, dejando esta vacante día 10 de Marzo. Allá obtuvo el honor de diputado del reino de Aragón, y murió en 1601 (V. Laasa Bibl de escrit. de Arag.). En esta le sucedió a 16 de Julio del mismo año 1597 

Juan Vila, natural de Cervera (como se cree en aquella ciudad), canónigo de la de Barcelona, y catedrático allí de teología y cánones por espacio de 40 años, varón muy docto y versado en las lenguas hebrea y griega; de cuya doctrina no pudo disfrutar esta iglesia por haber muerto antes de cumplirse el año de su gobierno, en el cual entró a 7 de Octubre de 1598 

Francisco Robuster (o Reboster) y Sala, que de arcediano de Santa María del Mar en la iglesia de Barcelona, y su canónigo, había sido promovido al obispado de Elna. Era natural de Reus en el campo de Tarragona, donde construyó un convento a los PP. carmelitas descalzos. En su ingreso tuvo el sínodo acostumbrado. Otro queda mucho más curioso celebrado en el Junio de 1602, en que mandó que a los enfermos que padeciesen vómito no se les aplicase a la boca la Eucaristía para besarla, según costumbre, sino que la adorasen sólo presentándola desde lejos. Otras particularidades quedan notadas en su debido lugar. A 8 de Septiembre de 1606 se hallaba en Manresa consagrando al obispo electo de Caller Fr. Lorenzo Nieto, monje de Monserrate, con asistencia del obispo de Solsona Luis Sanz, y del de Barcelona Rafael de Rovirola. Nada más sé de nuestro prelado sino que murió en esta ciudad de Vique a 27 de Abril de 1607, y que le sucedió a 13 de Abril del año siguiente 

Onofre Reart, natural de Perpiñan y obispo que ya era de Elna, a cuya silla fue promovido de canónigo penitenciario de Barcelona. Celebró aquí dos sínodos en 1609 y 1610, y en el año siguiente fue trasladado a la silla de Gerona, cuyo gobierno renunció al cabo de algunos años, y murió en su patria. De esta iglesia tomó posesión por procurador 

Antonio Gallart, a 16 de Abril de 1612, obispo también de Elna, y antes canónigo, arcediano y maestrescuela de Lérida. Durole poco el pontificado, y murió a 19 de Diciembre de 1613. Al cabo de 8 años fue llevado su cadáver al monasterio de Escala Dei. Sucediole 

Fr. Andrés de S. Gerónimo, monje del Escurial (Escorial) y su prior. Tomó posesión a 17 de Noviembre de 1614. Queda de él un sínodo que celebró e imprimió en 1618. Trajo a esta ciudad a los PP. jesuitas, fundándoles un colegio con la advocación de S. Andrés. Dotó en su catedral las fiestas de S. Gerónimo y de Santa Eulalia, y murió a 29 de Septiembre de 1625. Duró la vacante hasta el 1627, en que a 28 de Junio tomó posesión 

Pedro Magarola, arcipreste de Vilabertrán, canónigo tesorero de Barcelona, prior de la colegiata de Santa Ana en la misma ciudad, y después obispo de Elna. A los dos meses de su posesión tuvo sínodo. Otro tuvo el año siguiente 1628; el cual existe impreso el mismo año en Barcelona por Gerónimo Margarit. En la misma oficina publicó un ritual de esta diócesi en 1629. 

En él, como en todos los demás de sus antecesores, se hallan impresos en lengua materna ciertos edictos breves, que los curas deben leer a sus feligreses en Adviento, Cuaresma y otros tiempos del año, para hacerles entrar en el espíritu de la iglesia. Medio muy oportuno para que las ovejas oigan de continuo la voz del pastor aun estando ausente. Nuestro obispo fue trasladado a la silla de Lérida en 1634, y en el siguiente le sucedió 

Gaspar Gil, canónigo lectoral de Zaragoza su patria, y antes magistral de Tarazona. Tomó posesión día 3 de Abril por su procurador Miguel de Clariana. Consagrose en Zaragoza a 6 de Mayo. Su primer objeto fue la erección del seminario Tridentino bajo la invocación de S. Joaquín. Casi llegaron a cumplirse los deseos de este sabio y celoso prelado; mas el diablo perdía mucho en ello, y logró ahogar en la cuna un proyecto de que pende en gran parte el bien de cualquiera diócesi. Hallose en el concilio provincial de Barcelona de 1637: en el anterior había tenido sínodo en su iglesia, que he visto original. Puso la primera piedra del convento de religiosas de Santa Teresa, y promovió su fábrica que se concluyó en 1638. En este mismo año a 25 de Agosto murió este obispo, a quien pone entre los escritores la Bibliot. de Latassa (tom. II. pág. 556). Sucediole 

Raimundo de Senmanat y Lanuza, canónigo y arcediano de Barcelona y después obispo de Elna, tomando posesión a 20 de Abril de 1640. Poco tardaron en suscitarse las guerras entre España y Francia que asolaron a este país invadido por las armas enemigas, y engañado con esperanzas que no se cumplieron. Nuestro obispo siguió constantemente el partido del rey católico, con lo cual se vio precisado a marchar a Madrid. Arruinaron entonces los franceses el antiguo palacio episcopal, y los obispos sucesores se vieron precisados a habitar en casas particulares, hasta que reedificándose poco a poco se completó aquel edificio en nuestros días. 

Fue trasladado este obispo a la silla de Barcelona en 1656, y acá le sucedió 

Fr. Francisco Crespí de Valldaura, que tomó posesión a 6 de Marzo del mismo año. Era natural de Valencia e hijo del convento de Santo Domingo de aquella ciudad. Consérvanse allí dos cartas suyas muy notables. Una de Conceptione B. V. Mariae dirigida al papa Alejandro VIII y al rey Felipe IV, de la que habló Marracci (Apend. Bibliot. Marianae, pág. 38): y otra escrita al mismo rey sobre el origen de las tres misas en el día de ánimas, que es la que publicaste ya en el tomo II de mi viaje (pág. 164). Ya viste en ella la costumbre que había en esta diócesi a mitad del siglo XVII de pedir licencia los sacerdotes seculares al obispo o a sus vicarios para decir dos misas en dicho día, y que regularmente no se les negaba. He visto en el archivo episcopal el original de un sínodo que tuvo en Abril de 1657. Luego entendió en la traslación del convento de su orden al lugar que hoy tiene, costeando en gran parte su obra y solicitando para ello varias limosnas. Continuó su gobierno hasta el año 1662 en que murió día 30 de Mayo, hallándose en Barcelona. Trájose acá su cadáver y se enterró en el trasagrario de la iglesia de dicho convento con esta inscripción: Hic iacet D. D. Fr. Franciscus Crespi de Valldaura ord. Praed. episc. Vicen. qui fabricam huius templi incepit, et perficere non potuit, quia obiit die 30 Maii 1662. 

Después de este prelado hallo en los registros de posesiones la noticia de uno omitido en los catálogos impresos, que es 

Braulio Sunyer, natural de la Puebla de Masaluca, diócesi de Tortosa, canciller de competencias de Cataluña, tesorero y canónigo de Tarragona en 1654. Tomó posesión por procurador a 5 de Junio de 1663. En el concilio de Tarragona de 1.° de Septiembre de 1664 asistió con el dictado de Episcopus Vicensis, et electus Ilerdensis. Mas no pasó a aquella silla hasta 12 de Febrero de 1665. Tuvo por sucesor a 

Jaime de Copons, arcediano de Andorra en la Seo de Urgel. Comenzó su gobierno día 25 de Marzo de 1665, y le duró hasta el 1674 en que fue trasladado al obispado de Lérida. Dos sínodos celebró aquí, uno en Abril de 1667 y otro en 1673; mas ni uno ni otro contienen cosa notable. El palacio episcopal le debe gran parte de su restauración. 

Jaime Mas, canónigo de Tarragona y oriundo de la misma ciudad, tomó posesión a 2 de Diciembre de 1674. Celebró sínodos en 1677 y 82: murió a 4 de Marzo de 1684, y fue enterrado en su catedral. En el año siguiente a 21 de Marzo ya estaba en posesión de esta mitra 

Antonio Pascual, catalán, natural de Arenys (de Mar) en la costa entre Barcelona y Gerona, colegial que había sido en el de S. Clemente de Bolonia, visitador general en la diócesi de Toledo, vicario de Madrid, canónigo y arcediano de Gerona, y por último auditor de la Rota romana. Debe a este prelado su diócesi la edición de un sínodo que celebró a 4 de Junio de 1685, donde ingirió un epítome de las constituciones provinciales Tarraconenses, impreso todo el mismo año en Barcelona por Rafael Figueró. Otro tuvo en 1691, de que sólo quedan algunos borradores ilegibles. No fue menor el servicio que hizo a la misma con la completa edición de su ritual en tres tomos impresos en Gerona en 1688 y 89 por Gerónimo Palol. El 1.° es de ritibus et ceremoniis sacramentorum. El 2.° de sepulturis et exequiis defunctorum. El 3.° de variis functionibus ecclesiasticis. Obra muy completa en su clase, y apreciable aun en la parte tipográfica. Otras muchas cosas le deberá que yo ignoro. Gobernó diez y nueve años hasta el día 25 de Julio de 1704 en que murió: fue enterrado en el coro de la catedral. Seis años careció esta silla de la presencia de pastor, no porque no hubiese en todos ellos nombramiento de obispo, como se cree, sino porque las revueltas de aquellos tiempos con las guerras de sucesión lo estorbaron. Yo he hallado en el archivo de esta ciudad la noticia de un obispo desconocido, que fue 

Fr. Baltasar de Montaner, abad de S. Cucufate del Vallés, el cual dio aviso de su promoción al cabildo y magistrado de esta ciudad, con carta fecha a 16 de Mayo de 1705. En su consecuencia los cónsules le destinaron una embajada para darle la enhorabuena el día 19 siguiente. Las turbaciones de aquellos días, o la muerte impidieron su consagración, y aun su posesión. Por lo que no se cuenta entre los obispos de esta iglesia. Hállase también memoria de lo dicho en el abaciologio de aquel monasterio. Lo cierto es que a 30 de Junio de 1706 ya dio la ciudad la enhorabuena por su promoción a esta silla a 

Manuel de Senjust y Pagés, que se hallaba a la sazón en Barcelona, y cuya carta de gracias, fecha a 5 del Julio inmediato he visto en el mismo archivo. Con todo eso tardó cuatro años en tomar posesión de la silla; lo cual verificó el día 1.° de Abril de 1710, y pocos días después hizo acá su entrada pública. Era ya prior claustral en la iglesia de Tortosa y su canónigo a 3 de Febrero de 1691 en que aquella iglesia le dio poderes para asistir al concilio provincial: después fue diputado de Cataluña. Celebró en esta catedral un sínodo en los días próximos a su entrada, y otro en 1714. Prevaleciendo ya entonces en Cataluña las armas de Felipe V, el obispo que seguía el partido de la casa de Austria, se vio precisado a abandonar su silla y retirarse al lugar de la Atmella en el Vallés, diócesi de Barcelona, donde murió a 18 de Enero de 1720. Sucediole el célebre obispo 

Raimundo de Marimón y Corbera, hijo del marqués de Serdañola, nacido en Barcelona en 1679. Concluidos sus estudios en Salamanca pasó a Madrid donde residía su padre, y luego fue nombrado canónigo y arcediano mayor de Tarragona, en cuya iglesia vacante por causa de las sobredichas guerras de sucesión tuvo el oficio de vicario general y gobernador apostólico, con nombramiento particular del papa Clemente XI. Con esto pudo ensayarse para el gobierno de la iglesia de Vique, a que fue promovido en 1721, y de que tomó posesión a 8 de Marzo. Consagrose a 1.° de Mayo en su misma patria, a la cual no volvió jamás. Quédanos un sínodo que tuvo en su entrada, es a saber, en el 26 de Junio, impreso el mismo año 1721 en Barcelona por Jaime Suria. De su doctrina, rectitud, mansedumbre, y demás virtudes personales y pastorales habló largamente el P. Antonio Codorniu jesuita, en la vida de este prelado que publicó en Barcelona 1763, y con mayor elegancia en la latina que imprimió Onofre Prat de Saba, ex-jesuita en Ferrara 1785, con el título Imago optimi episcopi. En el necrologio de esta iglesia se dice de él: ex divite pauper pro inopibus effectus, et tamquam strenuus miles pro ecclesiastica libertate decertans. Alude esto a los cuentos que pasaron entre él y D. Pedro Arredondo, comisionado regio para el impuesto de los millones, y a otros acaecimientos en que echó mano de las censuras y de todo el rigor de la iglesia. Murió a 16 de Enero de 1744. Fue enterrado en el pavimento de la capilla de S. Bernardo Calvó, al lado de la epístola. Sucediole 

Manuel Muñoz y Guil, natural de Murcia, colegial de S. Clemente en Alcalá, y allí mismo catedrático y canónigo. Tomó posesión de esta silla a 5 de Septiembre de 1744. No tardó muchos meses a celebrar sínodo. Otro tuvo más adelante en que proporcionó a su esposa un bien sólido, con la colección de sinodales establecidas por sus predecesores, las cuales publicó en un vol. en 4.° impreso en Vique por Pedro Morera 1748. El mismo año publicó una sabia pastoral, dando varios documentos a los fieles de todas clases. Dos más publicó en 1751, una dirigida solamente a los eclesiásticos, y otra a los padres sobre la crianza de los hijos. Más transcendental y duradero fue el bien que hizo a su iglesia con la erección del seminario conciliar, inútilmente intentada por sus antecesores, a cuyo establecimiento logró que se aplicasen las anatas de los curatos con bula apostólica que para ello alcanzó. Por todos estos títulos será memorable su pontificado, aunque sólo duró siete años, esto es, hasta el día 30 de Septiembre de 1751 en que murió. Hállase su entierro en la sobredicha capilla de San Bernardo al lado del evangelio. De allí a un año, es a saber, a 26 de Septiembre de 1752 estaba ya en posesión de esta silla 

Fr. Bartolomé Sarmentero, de la orden de S. Francisco, autor de un curso de teología que se imprimió 1750. Celebró luego un sínodo que se publicó en el mismo año de su entrada en Vique por el citado Pedro Morera. También se imprimieron las ordinaciones que estableció con su capítulo tocantes al régimen de los divinos oficios &c. Decretó el plan general de reunión de los beneficios de toda la diócesi. Construyo una casa de convalecencia. Ocupado en estos y otros útiles proyectos murió a 6 de Diciembre de 1775, y fue sepultado en la capilla de S. Bernardo. Le sucedió 

Fr. Antonio Manuel de Artalejo, natural de la villa de Cienpozuelos, diócesi de Toledo, y ex-general de la orden de la Merced. Tomó posesión a 8 de Junio 1777. Quedan acá buenas memorias de su vigilancia en el gobierno, visita y consuelo de sus ovejas, especialmente en el aumento del seminario, que como tierna planta padecía mucho en los pagos de anatas y otros réditos. También le llevó su atención la indispensable renovación del templo de su catedral, varias veces intentada por sus antecesores. Su ánimo firme y resuelto no reparó en entrar en tan costoso proyecto sin otros auxilios para continuarlo más que la liberalidad de los hijos de esta iglesia. Él por su parte ofreció 2 mil (signo) libras anuales, y los réditos que le pertenecían de las pavordrías: otras 2 mil libras ofreció el capítulo. Con esto solo se trató de derribar desde luego el templo viejo, y poner la primera piedra del nuevo; lo cual se verificó a 24 de Septiembre de 1781. En tanto pasó la residencia al convento de los PP. dominicos. La historia estará siempre quejosa de los subalternos que entendieron en aquella demolición; porque sin atender a los oportunos avisos del prelado y de los sabios individuos de la iglesia, y sin contar con la posteridad, ni con los buenos servicios recibidos de los enterrados en aquel venerable templo, destruyeron sus sepulcros con todos sus adornos e inscripciones. El obispo sobrevivió poco a esta época, y murió a 18 de Junio de 1782. Con motivo de la obra de la iglesia fue depositado interinamente su cadáver en la del convento de su orden de esta ciudad, de donde fue trasladado a 7 de Noviembre de 1804 a la catedral, y a la nueva capilla de la Concepción, cuyo altar se construyó a sus expensas, dejando allí también una lámpara de plata. Sucediole el actual prelado 

Francisco de Veyán y Mola, nacido a 25 de Abril de 1734 en la villa de Tamarite de Litera, reino de Aragón y obispado de Lérida, colegial en el mayor de S. Vicente de Huesca, y catedrático allí mismo de cánones, doctoral de Tarazona, y sucesivamente de Zaragoza, y después arcediano mayor de Santa María de la misma iglesia, donde obtuvo los cargos de canciller de competencias, sub-colector de espolios y vacantes, juez de cruzada y vicario general en la vacante por muerte del arzobispo D. Bernardo Velarde en 1781. Fue promovido a esta silla dos años después, y las bulas están fechas a 15 de Diciembre de 1783. Tomó posesión en 21 de Febrero del año siguiente, fue consagrado en Zaragoza a 14 de Marzo, y vino a esta ciudad el 23 de Mayo. Su primer cuidado debió ser la conclusión del templo actual, comenzado por su antecesor, proporcionando varios auxilios al efecto; entre los cuales logró de S. M. Los réditos de la capiscolía vacante por diez años y después hasta 21. Contribuyó con 2500 libras anuales de su mensa, costeó varios altares, cancel y otras obras; y por último hizo la consagración de la iglesia día 15 de Septiembre 1803, fijando ese mismo día para la fiesta de la Dedicación en lugar del 31 de Agosto en que se celebraba la del templo antiguo, construido por su antecesor Oliva. El seminario conciliar le mereció mucho más su atención. En la vacante del Sr. Artalejo se estableció una concordia sobre el pago de anatas, renta principal de aquella casa; la cual no cortó del todo las quejas de los párrocos contribuyentes, ni los motivos de ellas. Verificose esto con un nuevo arreglo y decreto del consejo real, con el que se aseguró de un modo equitativo y suave la subsistencia del seminario; a quien también aplicó otras rentas, con que mejoró su edificio, aumentó el número de colegiales y el salario de maestros de primeras letras, gramática y retórica, fijó la dotación de las cátedras de filosofía y teología que no la tenían, y por último logró que quedase esta casa incorporada con todas las universidades de España. Extendiose su celo al cuidado y educación de los expósitos, logrando con repetidas instancias que se estableciese casa para recogerlos, y que el rey aplicase a su dotación la décima del fondo pío beneficial de esta diócesi: instituyó y dotó allí un maestro de primeras letras, y una maestra para las niñas. En suma la casa está en un pie respetable, y he visto mantenerse en ella en el día más de ochenta expósitos de ambos sexos. El palacio episcopal arruinado en las guerras de los años 1640, y reedificado lentamente por los prelados, le debe su total perfección por haber construido la parte de norte colateral a la iglesia, que por estar destruida presentaba un aspecto indecente; logrando en ello otro bien, que fue ocupar en esta obra y la de la casa de expósitos a muchos pobres artesanos, cuyas manufacturas se hallaban arruinadas por la guerra con los ingleses. Omito otras obras de celo y caridad que deben tenerse por supuestas y sabidas. Lo que no callaré es la institución de una biblioteca pública que hacía gran falta en esta ciudad subalterna. Por de contado estaban destinados a este fin los libros de los ex-jesuitas; mas estos se veían, como hoy quedan en algunas ciudades, ocupando inútilmente los desvanes, y alimentando polillas y ratones. Deseoso del bien público nuestro prelado, lo primero que hizo fue escoger y costear la fábrica material, tomando del piso segundo de los claustros de la iglesia dos ángulos, y adornándolos decentemente, hasta hacer que en sus ventanas se guardase el mismo gusto gótico de todo el luneto de los claustros. Colocó los libros ya dichos, y los que él tenía de varias facultades y erudición antes de ser promovido a esta dignidad, y una gran porción de otros traídos y comprados a gran costa, que en todo compondrán el número de siete mil volúmenes, sin contar otros tres mil propios de este prelado destinados ya a aquel depósito. Añadió a este establecimiento un pequeño museo de historia natural del país, que espera su aumento y perfección de los prelados sucesores. La biblioteca, que ya tiene nombrado y dotado el bibliotecario, sólo aguarda la conclusión de los índices para exponerse al público. Este es uno de los bienes más sólidos que un obispo puede hacer a su diócesi. 

He tenido la complacencia de ver mi catálogo de obispos, pintado antes que impreso. Porque luego que este prelado leyó mi trabajo sobre el episcopologio antiguo y moderno, resolvió adornar con los retratos de medio cuerpo de sus antecesores el salón de sínodos dispuesto para ello con buena proporción, ordenando por sí mismo los epígrafes latinos de cada uno de ellos. Las pinturas son decentes, obra de Mariano Colomer y Luciano Romeu, naturales y vecinos de Vique. Nada más digo de este prelado, dejando a los venideros la relación de otras cosas que ahora ofenderían su modestia. A Dios. 

Esto se escribió a principios del año 1806, que es cuando hice el viaje a aquella iglesia. Las turbulencias que de allí a dos años sobrevinieron a nuestra Nación, así como no permitieron imprimir lo escrito, también quitaron a este sabio prelado la proporción de completar la ilustración de su diócesi. Porque no eran aquellos tiempos sino para atender a lo más necesario, que era la defensa de la patria, y la asistencia y consuelo de los fieles invadidos por un ambicioso usurpador. Lo que en esta ocasión padeció la ciudad de Vique, y lo que por ella y por el alivio de sus vecinos hizo este verdadero pastor en las dos veces que la subyugaron los franceses, él mismo a instancias mías me lo refirió en dos cartas muy largas que me escribió en los años 1809 Y 1812; las cuales entre otras muchas con que frecuentemente me honraba, conservo con el aprecio que se merece un obispo tan literato y virtuoso. Acusáronle porque no había abandonado su grey, cuando entraban a devorarla los lobos. Tal era el fanatismo de lo que algunos llamaron entonces amor de la patria. No censuro la conducta de nadie; pero no puedo dejar de encarecer el esfuerzo apostólico que tuvo este obispo de Vique, que acordándose de la doctrina y ejemplo de S. Agustín (Epist. ad Honoratum), y sabiendo que la tempestad no venía solamente sobre su persona, sino sobre el pueblo que Cristo le había encomendado, no sólo no abandonó la diócesi, sino ni aun la sede y palacio; en el cual se le entraron los generales franceses Saint Cyr y Suchet, y de ellos fue acatado y de todos sus subalternos, a pesar de la franqueza y constancia con que en varias ocasiones les acriminó su usurpación y defendió los derechos del rey Fernando VII. Los lances que en esto hubo de gran peligro para el obispo, y de no poco provecho para su feligresía, se hallan prolijamente y con mucha modestia referidos en las cartas sobredichas. Las cuales tenía resuelto imprimir aquí, para que sirviesen de apología de su autor, y desengaño de los que de palabra y de obra tiznaron su conducta en esta parte. Pero viendo que son muy largos estos escritos, y que tanto me falta que andar en los míos, he mudado de propósito, confiado en que acaso hará otro por sí y separadamente este oficio de justicia debido a la virtud y memoria de tan sabio prelado. El cual murió de edad de 82 años, 8 meses y 5 días a la una de la tarde del 30 de Diciembre de 1815. Fue enterrado en el plano de la capilla de nuestra Señora del Pilar, construida a sus expensas, donde se le puso la siguiente inscripción que él dejó mandada en su testamento, encargando que no se le pusiese otra:
Hic iacet Franciscus Veyan et Mola, episcopus Vicensis. Praefuit huic sanctae ecclesiae triginta duobus annis et quindecim diebus. Obiit die 30 Decembris anno 1815. Orate Deum pro eo. Era de estatura regular, grave en su trato, firme en sus resoluciones, suave con los necesitados, pronto para cuantos le buscaban, y con todo eso tan amante del retiro, que bien solían pasársele los diez y los doce meses sin salir de su palacio más que para los oficios episcopales.