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domingo, 20 de agosto de 2023

Primera serie. Tomo III. Poesías festivas y satíricas.

Primera serie.

Tomo III.

Poesías festivas y satíricas. 

San Sebastián. Juan Osés. Constitución 7.

París. Maisonneuve et compagnie. 25. Quai Voltaire.

Enero de 1878. 


Es propiedad. - Queda hecho el depósito que marca la ley.


Prólogo.


Existe en el corazón humano, junto con el sentimiento de compasión y de simpatía hacia los que sufren, la tendencia a burlarse de los defectos, los vicios y las debilidades de nuestros semejantes, poniéndolos en relieve para hacerlos resaltar más y más, y pintándolos con los más vivos colores, para que de este modo exciten mejor la mofa y el ridículo.

En esta inclinación, profundamente arraigada en el hombre, tiene su origen la sátira, que por lo mismo que halla su fundamento en nuestra propia naturaleza es común en su esencia a todos los países y a todos los tiempos, por más que los caracteres y los gustos propios de cada época y de cada nación hayan podido introducir más o menos cambios en su forma y manera especial de ser. 

Siendo, pues, la sátira común a todos los pueblos, la literatura euskara no podía menos de ofrecernos algunas muestras de ella, y vemos en efecto que el vasco la ha cultivado con cierta predilección, y que este género de composiciones, junto con las amorosas y las místicas y religiosas, constituyen casi exclusivamente el caudal de nuestra peculiar poesía. 

Ahora bien: ¿Cuál es el carácter de la sátira euskara, cuáles sus calidades (: cualidades) dominantes?

Antes de entrar a determinarlas, háceseme (se me hace) preciso dejar sentadas algunas ideas generales, que no juzgo ociosas en este lugar, acerca de nuestra poesía y de la índole fundamental de este Cancionero.

En cuanto se entra a profundizar un poco en el estudio de las producciones vascongadas, nótase (se nota) desde luego, y no puedo menos de verlo con gran sentimiento y de manifestarlo con harta pena, que salvo raras, rarísimas y tanto más honrosas excepciones, la literatura euskara apenas ha sido cultivada por personas que han alcanzado cierto grado de ilustración, las cuales, sea porque han desdeñado su propia y nativa lengua, digna por cierto de mayor estima y aun de veneración, sea porque su posición y sus habituales tareas les guiaban por otros senderos, han abandonado generalmente el maravilloso idioma que aprendieron en el regazo materno, dejando su cultivo para el pueblo y los habitantes del campo, a quienes se debe en primer término su conservación.

De aquí que las producciones vascongadas que nos quedan sean, en su mayor parte, obra del vulgo, en el buen sentido de esta palabra, y participen de un carácter esencialmente popular, y de ahí también que no deba exigirse en ellas por parte de la crítica sino lo que buenamente puede pedirse en composiciones de su índole y origen. 

Intentar poner en parangón las producciones de nuestros bardos populares con las composiciones de un Espronceda, un Zorrilla o un Núñez de Arce, es pretender que el pobre o ignorado rústico o el modesto artesano que apenas han encontrado alimento para su inteligencia, y no han cultivado sus naturales disposiciones, sepan y se expresen y revistan sus pensamientos y sus impresiones con las galas de la imaginación y de la fantasía de aquellos que nacidos con genio han podido además dar a este todo su desarrollo por medio de una educación esmerada, y perfeccionar su gusto con el estudio de los buenos modelos, propios y extraños. 

Es preciso, pues, no olvidar que la mayor parte de las composiciones que vienen figurando en el Cancionero vasco revisten este carácter esencialmente popular, son obra del pueblo y escritas para el pueblo, y de ahí que a falta de grandeza, sublimidad y apasionados arranques, debe aspirarse a hallar en ellas frescura, naturalidad, sencillez, sentimientos puros y honrados, espontaneidad en las narraciones, viveza y colorido en la descripción, y uno que otro rasgo delicado de ingenio o de chispeante gracia, en medio de cierta vulgaridad de ideas y de conceptos, alguna incorrección en el lenguaje, y el natural desaliño en la forma, de que no pueden menos de adolecer todas las producciones vulgares. 

Expuestas con verdadera ingenuidad estas consideraciones generales, que juzgo pertinentes al caso, puedo ya manifestar, que las composiciones satíricas que posee la literatura euskara adolecen, en general, de los defectos y lunares comunes a todas las producciones populares. 

Son un tanto vulgares por su asunto, y algo descuidadas en su forma, participan más del carácter simplemente festivo que del didáctico y moral, que exigen ya mayores luces, y tienden más a deleitar que a corregir: ofrecen, sin embargo, pensamientos aislados que muestran un gran sentido práctico, rasgos que no carecen de gracia y de ingenio, y revelan perfectamente el carácter y el gusto de sus autores y del pueblo a quien se dirigen, y merecen bajo este concepto ser conocidas y estudiadas.

La composición, por ejemplo, Zaidi baten bicitza del malogrado Vilinch, que figura la primera en este tomo del Cancionero, puede presentarse  como modelo de poesías satíricas populares, por la naturalidad y la chispeante gracia con que está escrita, y aun por su corrección y por la pureza de su lenguaje; la que lleva por título Escontzaco consultationea es la obra de un soltero que consulta a los casados si debe o no abrazar estado, y después de contestarse a sí mismo y a su gusto, buscando en diversos proverbios apoyo a su opinión, decididamente contraria al matrimonio, se decide a continuar en su estado de célibe; Edalen elheac, es un diálogo lleno de colorido, y no exento de originalidad, que describe gráficamente los propósitos y la conducta de los seres entregados al repugnante vicio de la embriaguez; Muthill zaharra es una sátira bien escrita, y una justa queja contra el lujo que corroe e invade a todas las clases sociales, haciendo más difícil la vida, y creando un sin número de necesidades, origen de grandes disturbios en el seno de las familias; 

¡Ja-jay! es una inspiración de muy buen gusto, notable por su espontaneidad, su sencillez y su corrección; y los versos Al vino del P. Meagher están llenos de gracia, reuniendo todas ellas circunstancias dignas de ser tenidas en consideración, mucho más si se tienen en cuenta su origen y carácter.

No dudo, pues, que serán leídas con placer, y espero que nadie juzgue usurpado el puesto que ocupan en este Cancionero.

Por lo demás, y siguiendo el plan general adoptado en los tomos ya publicados, las composiciones todas van acompañadas de sus correspondientes traducciones castellanas, e ilustradas con las notas filológicas y gramaticales que constituyen el objeto primordial y la parte más difícil de esta publicación. 


José Manterola.

San Sebastián 1.° de enero de 1878.

Zaldi baten bicitza - Indalecio Bizcarrondo - Vilinch

Edalen elheac - poesia anonima

Muthill zaharra - Larralde

aita meager-ec ardoari jarritaco itz neurtuac - versos al vino - Meagher

Escontzaco consultationea

ja jay - Indalecio Bizcarrondo - Vilinch (Bilintx)

Erariyaren bertuteac Ramón Artola

Apéndice de música - serie 1 - tomo 3