miércoles, 17 de agosto de 2022

CARTA LXXVI. Viaje a la santa iglesia de Urgel. Puigcerdá.

CARTA LXXVI. 

Viaje a la santa iglesia de Urgel (a). 

(a) Por varias razones que no es menester expresar aquí, se imprime este viaje después del de la diócesi de Solsona, con ser así que se hizo antes que él más de año y medio, es a saber, desde el Marzo hasta el Junio de 1806. Esta dislocación debe interesar muy poco a los lectores, a cuyo provecho se dirige la noticia de los monumentos de la antigüedad. La preferencia que en ello se advierte, nace de otras causas, y no del aprecio que merezcan unos más que otros. Que si por esta regla debiera medirse su publicación, cierto la iglesia de Urgel debía ser preferida a todas las de Cataluña, y aun de fuera de ella. 

Algunas noticias de la villa de Puigcerdá. Por qué medios vino a desmembrarse del territorio de esta diócesi la Cerdaña francesa: y cómo vino a ser de su jurisdicción el valle de Arán

Mi querido hermano: Los rodeos que he tenido que hacer para llegar a esta ciudad de la Seo de Urgel son la causa de no haber podido escribirte en tanto tiempo. Desde Ripoll pasé a Puigcerdá, atravesando los bajos Pirineos, cubiertos horas enteras de nieve, y sin eso fragosos y de peligro. La llanura de la Cerdaña española en esta estación, es a saber, a principios de Marzo, no ofrecía a la vista sino nieves y hielos. Su capital Puigcerdá (Podio Ceritanie y variantes) nos detuvo muy poco, así por la crudeza del clima, que lo es en extremo, como por las ningunas antigüedades eclesiásticas que allí se conservan; merced a un incendio que acabó con el archivo de aquella iglesia colegial habrá unos 30 años, y al furor de la guerra pasada, que ni aun perdonó a las débiles reliquias que quedaron de aquel depósito, que según noticias era harto respetable. Más feliz fue el archivo de la villa que se ha conservado, aunque con un desarreglo y trastorno increíble, pero muy fácil de remediar. Como por casualidad topé con algunos libros que entre varias memorias civiles que son su objeto, contienen algunas eclesiásticas. Entre ellos merece atención un diario, o sea apuntamiento de las cosas notables acaecidas en la villa, sacado de los manuales antiguos y de algunos documentos sueltos. Lo compuso Juan Onofre de Ortodó hacia el año 1534. En el siglo XII mereció esta villa el honor de ser corte y asiento ordinario de los condes de Cerdaña que antes lo tenían en Hix, villa situada un cuarto de legua más hacia Francia, y hoy dentro de los límites de aquel reino. En el año 835 firmando el conde Fredolo una escritura, de que se hablará en su lugar, decía: sedente me in civitate mea Libia. Esta es la Julia Livia de los romanos, cabeza en su tiempo de los Ceretanos Julianos (Marca Hisp. col. 57 sig.). Constituyeron antes ambas Cerdañas (Cerritaniae, Ceritania y variantes), francesa y española, un solo señorío con el título de condado, unido alternativamente con el de Urgel y Besalú, conforme la suerte de las generaciones, incorporándose tal cual vez con el de Barcelona, con el cual se unió finalmente hacia los años 1117 en tiempo de Ramón Berenguer III. Andando el tiempo fue incorporado al condado de Rosellón, y ambos adjudicados al reino de Mallorca creado por D. Jaime I en uno de sus hijos (N. E. Jaime I conquista el reino moro de Mallorca, y se convierte por lo tanto en Jaime I de Mallorca. Jaime II de Mallorca fue uno de sus hijos). Sabido es como todo ello volvió a la corona (N. E. de Aragón) en tiempo de D. Pedro IV de Aragón. Volviendo a Puigcerdá o Monte Cerdano, como entonces se llamaba (Podio Ceritanie y variantes; podium : podio, pui, puy, puig, puch, pueyo), a la translación de la villa de Hix fue consiguiente la de la parroquialidad, lo cual se verificó en 1177, a 17 de las calendas de Abril, por concesión del rey D. Alfonso y su mujer Doña Sancha hecha al obispo de Urgel Don Arnaldo de Perexens, como dirá el adjunto documento (a: Apend. n. XXVI). La iglesia que entonces se construyó fue consagrada después hacia el 1385. Hasta las guerras pasadas permaneció el altar mayor construido en 1326 por un tal Alomus imaginaire (como pelaire, de piel, de imagen, imaginaire, y otros derivados típicos de la lengua de Òc, dançaire, dansaire) de Carcassona, como dicen las memorias de aquel tiempo. Hoy todo es nuevo, y no ha sido poco repararlo tan pronto. En capilla separada se venera una imagen de nuestra Señora llamada de la Sacristía, y añaden que es la titular antigua de la villa de Hix. El clero de esta iglesia se llama colegio, cuyos estatutos formó el obispo de Urgel Nicolás Capocci (un apellido que me suena al italiano Claudio Chiappucci, gran ciclista, competidor de Miguel Indurain - Ynduráin) en 1350, y aprobó el papa Gregorio XI en 1371. Esto poco sé de aquella villa, que en el día está reducida a 500 vecinos poco más o menos, y en el siglo XIII y siguientes debió ser de mucha consideración, según indica la suntuosidad de las iglesias de padres Dominicos y Agustinos. La de estos últimos era de tanta capacidad, que atendida la cortedad del vecindario han resuelto reedificar el convento destruido dentro de la iglesia, que dando en la área de ella espacio suficiente para templo, claustros, celdas y todas las oficinas regulares. En el pequeño archivo que queda en este convento de Agustinos, hallé una copia coetánea de la representación que en 1568 dirigió a Felipe II nuestro célebre Azpilcueta (hay variantes, como Azpiricueta, siempre que signifiquen lo mismo) en defensa de los Franciscos claustrales. No sé si es conocida esta obrilla. Por si no lo es, trasladaré aquí algo de ella. (ortografía actualizada en gran parte) = "Representación del Dr. D. Martín Azpilcueta al rei Felipe II a favor de los franciscos conventuales. = S. C. R. M. = Lo que debo a Dios, a la santa sede apostólica, y a V. M. y a su gloria y prosperidad tan necesaria y deseada por todos los católicos a una parte, y la importunidad de tantos por orden sacro y sacra profesión al culto divino consagrados a otra, me han persuadido que la magestad apostólica y cristianísima real no me tendrá a mal la osadía de escribir (ossadía; scribir) deste mi tan bajo y scuro lugar a esse su altíssimo y gloriosíssimo, y por ella le suplicar muy humilmente sea servido considerar las verdades infrascritas sobre la perdición espiritual y temporal de más de mil frailes conventuales, entre los cuales habrá, según dicen, cerca de ciento maestros de teología &c. = En Roma y XXI de Noviembre 1568. = S. C. R. M. = Con el debido conocimiento de mi bajo ser para con tal soberano con el possible acatamiento y profunda humildad = besa su real mano a V. M. su indigníssimo criado Martín de Azpilcueta, alias Navarro." 

Y no digo más de Puigcerdá, de donde salí con gran deseo de llegar a esta ciudad de Urgel, tan famosa por la preciosidad de su archivo eclesiástico. Y cierto puedo desde luego asegurarte que no miente la fama, y tú mismo lo verás en los correos siguientes. Ahora antes de engolfarse (engolfarme) en ello, y por llenar un poco más esta carta, ya que me ha tocado viajar por estos países en tiempos tan próximos a la revolución de Francia, te informaré de una consecuencia de aquella mudanza política, tocante al territorio y distrito de la diócesi de Urgel. Hablo de la desmembración de parte de la Cerdaña, que siempre fue de la jurisdicción de este obispo, y de la indemnización que recibió con el valle de Arán, que en los tiempos pasados fue del obispado de Comenge. En el día están los datos frescos, y otras noticias que me ha comunicado el actual señor obispo D. Francisco de la Dueña y 

Cisneros, en cuyo tiempo ha pasado esto; y me es fácil dejar a los que vendrán una noticia exacta de esta novedad, cual ojalá nos hubieran conservado nuestros mayores de otras de igual importancia que acontecían en su tiempo. 

La Cerdaña formaba antiguamente un condado de este nombre, del cual irá otro día la noticia que necesita la parte diplomática. Su territorio es casi de igual suelo, situado entre dos cordilleras de montañas muy elevadas (cerros; Ceritania, Cerritaniae &c.), el cual viene a respirar, como digamos, por la parte de Francia en el campo de la Percha hacia Montluis. Pertenecía por entero a los dominios del rey de España antes de la paz general y de la demarcación que se hizo en los Pirineos en tiempo de Felipe IV y Luis XIV; pero desde entonces quedó dividido en Cerdaña francesa y Cerdaña española, comprendiendo la primera 28 parroquias, que continuaron, sin hacerse novedad en cuanto a la pertenencia espiritual, sujetas al obispo de Urgel. La constitución civil del clero de Francia del año 1791 aplicó a la diócesi de Perpiñán la Cerdaña llamada ya francesa. No era fácil que todos los parroquianos se acomodasen a reconocer como legítimos a sus nuevos obispos. 

Así el primero de ellos fue despreciado por los cerdanes franceses, a excepción de muy pocos patriotas; y murió infelizmente, después de haber tenido que ganar su comida con el oficio de cantero. El segundo, llamado Fr. Domingo Vila, francés, del orden de la Merced calzada, cuando vino a visitar su Cerdaña en 1798, sufrió mil desaires, hasta el de presentarle los muchachos en las calles algunas terneras para que las confirmase. Tampoco tuvo con él comunión sacerdotal el actual señor obispo de Urgel, cuando en el mismo año visitó por primera vez la Cerdaña española, a pesar de haber llegado a Llivia, estando el de Perpiñán en Sallagoza, distante sólo una legua. Viose entonces la Cerdaña francesa con dos obispos: el de Perpiñán, a quien en fuerza de la ley nacional obedecían sus naturales en lo exterior; y el de Urgel, a quien en secreto acudían para todos los oficios de la potestad y consuelos de la religión. Prudentemente se abstuvo el de Urgel de entrar en el territorio francés, no sólo por esquivar los riesgos que son fáciles de conjeturar, sino también porque la paz hecha ya entonces entre España y la república francesa no le permitía comprometerse ni comprometer el ministerio español. El estado infeliz de la Francia en punto a la religión y clero obligo a Pío VII a consentir en el concordato hecho en París a 15 de Julio de 1801, aprobado por S. S. en su bula ecclesia Christi de 18 de las calendas del Septiembre inmediato, publicada en París por el cardenal Caprara a 9 de Abril del año siguiente. Al mismo tiempo mandó el papa por sus letras Tam multa ac tam praeclara, que todos los obispos antiguos y modernos renunciasen sus sillas, declarando vacantes aun las de los que no quisiesen hacer dimisión. Obedecieron todos, a excepción de algunos de los primeros que habían emigrado. Suprimidas en su consecuencia todas las catedrales antiguas y territorios diocesanos de Francia, se crearon de nuevo en toda su extensión 50 obispados y 10 arzobispados por la bula Qui Christi Dñi vices de 3 de las calendas de Diciembre de 1801. El territorio de la Cerdaña francesa con el de todo el obispado de Perpiñán y el de Narbona se adjudicó al de Carcasona. En esta desmembración no podía consentir el obispo de Urgel sin que el rey se lo mandase o le permitiese renunciarla por su conocimiento y regio exequatur de las letras apostólicas, aunque no fuese más que por los derechos que la dicha Cerdaña tenía y tiene pendientes de pertenencia española, mediante la protesta que nuestro gabinete hizo cuando firmó la paz que dije de los Pirineos. Al fin por real decreto de 18 de Noviembre de 1802 se le permitió hacer esta renuncia, comunicándosele en seguida por los señores nuncios Cassoni y Gravina las citadas letras apostólicas. Verificó pues este prelado su dimisión de la Cerdaña francesa en presencia de su capítulo con toda solemnidad y con ciertas protestas, día 18 de Noviembre de 1803; cuya escritura avisó a S. M. y también al papa con carta particular que le mereció una contestación honorífica a 10 de Enero de 1804 firmada por S. S.
Al mismo tiempo y por las mismas causas indicadas quedó sin obispo el valle de Arán (territorio de 32 pueblos en el centro de los más espantosos Pirineos), que pertenecía al dominio temporal de España, pero en lo espiritual y eclesiástico estaba sujeto al obispado francés de Comenge: silla que renunció desde Londres, a donde había emigrado, su obispo Antonio Osmond, promovido después a la de Nancy. En este estado el cardenal Caprara, que había quedado con la administración del valle de Arán, la delegó al obispo de Urgel por su rescripto dado en París a 15 de Agosto de 1803. Representó este prelado al rey, el cual le mandó aceptar la delegación, como lo ejecutó a 28 de Octubre del mismo año. Promovido entonces expediente por la primera secretaría de Estado, sobre la agregación de dicho valle a una de las diócesis de España, resolvió S. M. en 23 de Febrero de 1804 que se uniese a la de Urgel, en recompensa de la Cerdaña francesa que había perdido; y obtenida a este fin la bula correspondiente, que despachó S. S. a 19 de Julio del mismo año, tomó posesión el actual señor obispo de todo el valle de Arán a 14 de Julio de 1805. Esto es lo que pasó, y nada más. 

A Dios. Urgel &c. 

(N. E. No le hubiese ido mal al autor leer textos en aranés. La Vall d'Aran, Vielha - Vieja - Vella - etc, está actualmente en territorio de Cataluña, y su lengua, no casualmente, no la entienden muchos catalanohablantes.)



CARTA LXXVI. Descripción del templo de Ager: sepulcros notables que hay en él

CARTA LXXVI. 

Descripción del templo de Ager: sepulcros notables que hay en él: época fija de la muerte del conde de Urgel Ermengol III: baño romano. Iglesia subterránea. Reliquias insignes: entre ellas las de Santa Sabina: descripción de su urna: origen de su culto. Preciosidad de su archivo: noticia de algunos documentos importantes inéditos; códices: aula capitular &c. 

Mi querido hermano: Sin más rodeos me pongo hoy a hablar de la fábrica material de esta iglesia, la cual ya creo haber dicho alguna vez que es la misma que construyó Arnaldo Mir de Tost hacia la mitad del siglo XI; sino que de las tres naves de que consta, la principal está remendada y desfigurada con una cornisa, adorno que no usaban en aquellos siglos. Éntrase al templo por dos puertas que dan a las naves laterales. A la entrada de la de mano derecha se halla un sepulcro de piedra común, que antes estuvo suelto, digo aislado, y ahora está empotrado en la pared nueva del coro, que se puso a los pies de la iglesia en la nave principal. En el único lado que queda descubierto representa dos figuras de relieve, una de varón con espada y celada, y otra de mujer, sin inscripción alguna, y con cuatro escudos, en dos de los cuales hay una torre, y en los otros tres soles o cosa que le parece. Es tradición que allí está enterrado el conde de Urgel Ermengol III, apellidado de Barbastro: y tradición apoyada en documentos muy ciertos. Uno de ellos es del año 1116, en que el vizconde de Ager Geraldo Ponce, conquistador del castillo de Os y de otros muchos, dotando a esta iglesia con algunos bienes, dice que su abuelo Arnaldo Mir de Tost los había adquirido de manu ipsius comitis Ermengaudi Urgellensis, qui sepultus est ante ipsam ecclesiam Sancti Petri (num. 76) (a: Apend. n XX). Más circunstanciado y por otros títulos mucho más precioso es el documento siguiente (num. 965), que copiaré a la larga: “In nomine Domini. Ego Sancia comitissa, et Ermengaudus proles Ermengaudi. Verum est satis, et, utinam quod non esset ! cognitum multis, quod domnus Ermengaudus comes Urgellensis transacto tempore Quadragesimae (Cuaresma) fuit in Spania interfectus a sarracenis. Postea inde a suis fuit levatus, et ad civitatem Barbastri, quam ipse tenebat, portatus; et inde iterum cum magno luctu ad castrum Aggeris fuit adductus, et ibi ante hostium ecclesiae Sancti Petri fuit sepultus. Testamentum nullum fecit, neque de suis rebus aliquid ordinavit, quia propter impedimentum vicinae mortis facere nequivit, neque ei licuit. Quapropter ego praedicta Sancia comitissa, quae fui uxor eius, et Ermengaudus filius suus, meus privignus, cum consilio domni Guillelmi huius territorii episcopi, et aliorum bonorum hominum nostrorum, pro redemptione animae suae, aliquid de nostris dominicaturis, videlicet, ex alodiis planis ecclesiae Sancti Petri de Agger, iuxta quam requiescit, votive et potentialiter damus &c... Quod est actum II. idus Aprilis, V. anno Philippo regi. = Sig+num Sanciae comitissae. = Sig+num Ermengaudi, filius qui fuit praedicti Ermengaudi defuncti: qui hanc donationis scripturam scribere iussimus, et coram nostrae patriae maioribus manibus propriis firmamus." De esta escritura, que va copiada (a: Apend. n. XXI), se infieren tres cosas notables. I.a Que el conde Ermengol III, que murió en 1065, tuvo cuarta mujer llamada Sancha, muertas ya las otras Adalez, Clemencia y Elvira, la cual por eso llama privigno al niño Ermengol hijo de una de las tres. II.a Que dicho Ermengol III no murió en Balbastro (Barbastro) ni en su sitio, como dijeron un cronicón de Ripoll, Zurita y otros; sino que conquistada ya esta ciudad, y poseyéndola él por ese título, fue muerto en tierra de moros (Spania) pasada la Cuaresma de ese año, V del rey Felipe, 1065 de Cristo. III.a Que traído su cadáver a Balbastro, finalmente fue depositado en el lugar que digo de esta iglesia, donde también quiso ser enterrada su esposa Sancha, y a esto alude la figura que dije de mujer. No sé si estará aquí la cabeza de este príncipe, que suponen haber cortado un rey moro, para llevarla en las batallas primorosamente engastada (Marca Hisp. col. 455). El decir la condesa que fue enterrado ante hostium ecclesiae, y el usar el vizconde de semejante expresión, como ya vimos, prueba que su sepulcro no estuvo al principio donde ahora dentro de la iglesia, sino a la parte de fuera, en lo que llamaban Galilea, cementerio común de todos los fieles, a lo menos de los de mayor dignidad y nobleza. Entrando por la puerta de la mano izquierda se halla un baño romano de mármol, de nueve palmos de longitud y tres de latitud y de altura. Está empotrado en la pared, y sólo presenta dos costados con varios relieves de tritones y monstruos marinos. En el centro del lado principal hay un óvalo con una figura togada, que acaso será para quien se labró, o será otra cosa. Mejor lo diría un dibujo, si mis facultades alcanzasen a sacarlo más exacto y digno de la luz pública que el que hizo en 1780 D. Juan Mercader, racionero de esta iglesia, el cual me ha regalado su hermano D. Salvador, mi bienhechor y huésped (N. E. huésped es tanto el que aloja a otro, como el que se aloja en casa ajena). Lo más singular de este monumento de la antigüedad es el uso cristiano a que está destinado; porque en él, como en Terrasa (Terrassa) y otras partes he visto, está guardada y encerrada la pila bautismal. Esto, y el verle arrimado a la pared maestra de la iglesia, hace sospechar que debió servir para el mismo objeto en tiempo en que se administraba el bautismo per immersionem (por inmersión). En el presbiterio, al lado de la epístola, se ve el sepulcro del fundador de esta iglesia y canónica Arnaldo Mir de Tost, cepa de los vizcondes de Ager. No tiene inscripción que lo diga; pero esta es la tradición, y a lo que entiendo bien fundada. Vense en él algunos escudos llanos sin ninguna empresa, y una figura de caballero armado con celada y espada. No creo que este sepulcro se colocase aquí desde la muerte del enterrado en él: porque no sufría eso la disciplina de entonces. Debieron trasladarlo de la Galilea, donde enterraron también al conde que dije arriba. Volvamos a salir de la iglesia. En medio de las dos puertas ya dichas, y en el trozo de claustro que queda delante de ellas, construido en el siglo XIV, se halla otra puerta por donde se entra bajando tres gradas y por un declive insensible a otra iglesia subterránea que se extiende debajo de la nave principal del templo superior. La puerta en arco tiene de alta 10 palmos y 9 de ancha. La longitud total de este templo subterráneo es de 130 palmos. En su entrada es sólo de una nave ancha de 19 palmos y alta de 14 a 15, sin ningún adorno ni cornisa, ni otra cosa más que la bóveda que arranca casi desde el pavimento actual, el cual si se limpiara pudiera bajar 2 palmos o más. Luego que se llega a la distancia de unos 76 palmos desde la entrada, la única nave se abre insensiblemente en tres, divididas por dos órdenes de columnas, cinco por parte, de 11 palmos cada una de ellas, incluso su basamento y capitel hasta el arranque de los arcos, los cuales con las 15 lunetas que resultan son de buen gusto. La latitud total de las tres naves es de 28 palmos: las dos laterales rodean el único altar que es posterior al todo del edificio, y está colocado entre las dos columnas quintas. Consiste en un retablo de piedra común, donde al rededor del nicho principal hay cuatro pequeños relieves de la Anunciación, Nacimiento, Epifanía y Presentación; falta allí la imagen de piedra de nuestra (pone neustra) Señora, que está en la sacristía de arriba. El testero de esta iglesia es circular. En el medio de las columnas se abren en crucero dos naves de bastante profundidad. La pared exterior de todo este edificio es de 14 palmos de espesor. Por estas señas y aun sin ellas se ve que este templo es anterior al de arriba. Porque claro está que no pudo construirse aquel primero que este; ni el gusto de los capiteles y de bóvedas y columnas, ni cuanto hay en él, sufre decir que sea posterior al siglo XI; antes es indubitablemente de ese mismo siglo. Y no cabe tenerlo por cosa romana ni por templo dedicado a Cibeles, como algún erudito ha querido decir; porque las piñas y animales que se representan en los capiteles, ninguna conexión tienen con ello, sino que sólo son efecto del capricho de los canteros, que como, se ve en otros monumentos de esta clase que se conservan en Tarragona, San Cucufate del Vallés y otras partes, solían allí mezclar sacra prophanis, ima summis. Esta iglesia es aquí llamada comúnmente Santa María la Vella. No deja de ser extraño el silencio del fundador de la nueva, Arnaldo Mir, que en ninguna de las muchas escrituras en que tuvo ocasión de mentar esta vieja, hizo mención de ella; a no ser que la indicase en aquellas palabras edificavimus ecclesiae novitatem, como contraponiendo la nueva fábrica a la antigua. Diré lo que entiendo. Este templo subterráneo, antes que se construyese el de arriba, estuvo dedicado a S. Pedro, y no a Santa María. Y si no señáleseme cual era la iglesia de S. Pedro que ya existía aquí en los años 1037 y 1041, antes que los moros invadiesen segunda vez esta villa, y antes que Arnaldo Mir construyese el templo nuevo. Este príncipe hizo nueva fábrica, mas no hizo nuevo titular. Y así el papa Nicolás II en su bula del año 1060 dice: quam (ecclesiam S. Petri) eo quod nuperrime de potestate paganorum, et gentilitatis errore divinitus liberatam &c. Donde se supone que la iglesia que Arnaldo sacó del poder de los paganos, era la de S. Pedro; y como la nueva fábrica sea posterior a esta victoria, y ya estuviese edificada en 1060 cuando hablaba de aquella manera el papa Nicolás; es claro a mi juicio, que esta iglesia primitiva estuvo también dedicada a S. Pedro, y que allí estuvo la canónica del abad Lanfranco que dije. Prueba esto mismo la antigua estatua del santo apóstol que todavía permanece sobre la puerta de este templo, como indicando que a su nombre estuvo él dedicado. El argumento que hacen algunos, tomado del altar de nuestra Señora y de los relieves alusivos a sus misterios, para mí vale poco. Porque el altar no sólo es moderno y de escultura del siglo XIII, y no más antiguo; sino que además es postizo y colocado donde no lo proyectaron los arquitectos, como lo conocerá cualquiera que observe aquel edificio. Si se me obligara a fijar la época de la construcción de todo él, yo diría que es de principios del siglo XI, cuando en la primera conquista de los cristianos trataron de erigir iglesia, y la hicieron baja, que no sobresaliese a los muros del castillo, por temor de los enemigos que todavía andaban a la redonda, y que en efecto volvieron a ocupar la villa a mediados de ese mismo siglo. Mas cesando ya el temor en la segunda conquista, y aprovechándose de la solidez de la primera fábrica, se levantó sobre ella la del templo actual. A cuya descripción y cosas vuelvo, saliendo aunque con sentimiento de aquellas bóvedas venerables. En el altar intitulado del Corazón de María se guarda una preciosa urna, que contiene gran parte de los huesos de Santa Sabina V. y M., hermana de los Santos Vicente y Cristeta de Ávila. De su traslación desde Arlanza a esta iglesia de Ager en el siglo XI hablan Causino en sus Efemérides, y Tamayo al día 27 de Octubre. Supónese que fue con ocasión de haberse sacado de Ávila las reliquias de aquellos MM., al tiempo que se hallaban presentes varios obispos y muchos príncipes cristianos, uno de los cuales era nuestro Arnaldo Mir de Tost. Yo no dudo que este príncipe se hallase por allá, y también el conde de Urgel Ermengol IV, que entonces adquirió varios heredamientos en Castilla, y que casó a su hijo con la hija del conde Peranzules (Pedro Ansúrez y variantes); por donde vino a ser muy frecuente la morada de estos príncipes en Castilla, aún durante el siglo XII, y alguno de ellos murió allá (N. E. y otros nacieron allá, ¿eran castellanos por nacer en Castilla o eran catalanes por ser sus ascendientes de Cataluña? Cuando el rey de Aragón tenía un hijo o hija estando en otros reinos como Castilla, Navarra, Jaén, Córdoba, el hijo o hija eran aragoneses). De esto se dirá en las memorias de dichos condes. Digo pues que no tengo por inverosímil la traslación de estas santas reliquias en el tiempo que dicen; porque realmente pudo hallarse en Ávila y en Arlanza (provincia de Burgos, y nombre del río) nuestro Arnaldo Mir. Si mi viaje continúa y puedo llegar a aquel monasterio, veremos si se halla alguna memoria que diga con esto. En tanto iré diciendo lo que aquí hallo que observar. Y primeramente la urna merece ser descrita can detención. Tiene dos palmos de larga, y uno de ancha y alta, sino que la cubierta se eleva en bastante convexidad. Es toda de ébano con varios embutidos y relieves de marfil (ébano y marfil; ebony and ivory), entre los cuales merecen consideración los de los cuatro costados. I.° El principal del frente figura en un cuadro la residencia o juicio de un reo delante de un príncipe sentado con corona y manto o sea toga: en otro cuadro hay un grupo de tres como reos, que acaso representarán a los tres hermanos MM.: item varios grupos de espectadores. 2.° En el lado pequeño una mujer ofreciendo un niño a un anciano: barca sola con timón en el mar: un soldado con escudo y dos bueyes. 3.° En el costado mayor de la espalda, en el centro un nicho con dos figuras de cuerpo entero, varón y hembra, y esta asida del brazo por el hombre: a la mano derecha del que mira gente armada, y un nicho en alto con un ídolo en él, y es un carnero, y a sus pies un hombre muerto como sacrificado: a la izquierda un hombre arando con una yunta de bueyes, y otro luchando con un dragón alado, a quien sujeta entre las piernas, y obliga a abrir la boca y sacar la lengua. 4.° En el otro lado pequeño, un hombre en pie sobre un barco en el mar, en ademán de recibir un carnero que otro le alarga, que será el ídolo como robado del nicho que allí se vuelve a representar, pero vacío, y debajo de él el dragón sobredicho ya muerto. Esta es la insigne y preciosa urna donde se guardan envueltos en una tela azul de seda varios huesos de dicha Santa Sabina. Bien sabes que no alcanzan mis fuerzas a mandar sacar un dibujo de esta alhaja, con lo cual yo me ahorrara su descripción, y tú entendieras mejor sus alusiones y alegorías. Digamos ahora cómo y cuándo vino a esta iglesia tan preciosa urna. Alguno creerá que está aquí desde la época de aquella traslación en el siglo XI, y que es la misma con que Arnaldo Mir trajo las santas reliquias. Yo puedo asegurar que vino acá por otra mano, y en tiempos muy posteriores a aquella época. Dícelo el inventario de las alhajas de esta sacristía, que hizo en su visita el abad de esta iglesia Juan Sobrino en el año 1547, cuyo documento he visto original, y en él se lee lo siguiente: Una altra caxa tota de vori (ivory; ivori; marfil) ab personatges, en la cual sta lo sant cos de la gloriosa Sancta Sabina, ab sa clau y pay (pany; pañ; cerrojo). Dita caxa doná la bona memoria del bisbe de Nichopoli, abbat de Ager quondam (a: "Otra caja toda de marfil con figuras, en la cual está el cuerpo santo de la gloriosa Santa Sabina, con su llave y cerraja. Dio esta caja la buena memoria del obispo de Nicópoli, abad de Ager, ya difunto.”).
Este abad era D. Lorenzo Pérez, navarro, que como dije en el catálogo murió en 1542, cinco años antes de dicha visita, en la cual no podían ignorar ni equivocar la memoria de dádiva tan insigne y reciente. No consta por qué camino la adquirió el obispo de Nicópoli; pero mirado el gusto de las figuras y partes arquitectónicas, me atreveré a decir que no es mucho anterior al siglo XVI, y aun una greca o arabesco de la cubierta sabe al estilo plateresco del tiempo de Carlos V. Ya digo que esto es conjeturar. Lo cierto es, cualquiera que sea el tiempo en que se labró la urna, que el culto de Santa Sabina en esta iglesia cuenta pocos años de antigüedad, y que no comenzó hasta los principios del siglo XV, en tiempo y por decreto del abad Vicente Segarra, que lo fue desde 1407 hasta 1433. Así es que en los colectarios y otros códices de oficio eclesiástico anteriores a esa época, nada se halla que indique ese culto; mas en los posteriores se halla ya la fiesta de la santa en la dominica inmediata al día de los Santos Simón y Judas, y en la oración se lee: cuius Corpus in praesenti requiescit ecclesia. Dícelo más claramente el abad Gerónimo Cardona, que fue el último prelado de los regulares, en un sínodo celebrado a fines del siglo XVI, cap. 4. “Cum coelesti rore floruerit, et plures fecunda mater ecclesia nobis sanctos progerminaverit; unde etiam custodiam venerandi corporis, seu reliquiarum divae Virginis et Martiris Sabinae, Sanctae Christetis et Sancti Vincentii Martirum sororis, ecclesia nostra Aggerensis sortita est, qui in urbe alma ulterioris Hispaniae (quam vulgus apellat Avila) martirii palmam adepti sunt... Comperimus equidem a Vincentio Segarra abbate praedecessore nostro statutum, quod die dominico proximo praeeunte (se encuentra praeheunte) festum Sanctorum Simonis et Judae, festum Sanctae Sabinae in ecclesia Sancti Petri Aggeris celebraretur; sicque Vincentii sororem a Vincentio abbate in nostra ecclesia primo cultam. Nos vero &c.”
Manda que se haga la fiesta con el mismo aparato y decoraciones que la del Corpus. Esta es la época de la fiesta de Santa Sabina en esta iglesia; de lo cual nada más tengo que decir. Sólo añadiré que la semejanza de Ager a Agen, ciudad de la Aquitania, pudo ser ocasión de que en las actas antiguas se juntase el martirio y reliquias de Santa Fides con las de Santa Sabina; de lo cual trata el P. Flórez (Esp. Sag. tomo XIII, pág. 307). Las de la primera Santa se creen aquí trasladadas al monasterio de S. Cucufate del Vallés, donde se veneran con las de otros santos. Falta decir que Santa Sabina es tenida como patrona de todo el arciprestazgo. Otras reliquias se guardan aquí, y algunas de entidad. Tal es el cuerpo entero o la mayor parte del de S. Proto M., de quien por este motivo rezan con rito de doble mayor en el día propio; acaso habrá también algunas reliquias de S. Jacinto, a quien unen en la fiesta y rito. Separadamente celebran en el día 3 de Febrero la fiesta de Santa Eugenia V. y M., a quien el sínodo citado del Sr. Cardona llama romana y compañera de los Santos Proto y Jacinto; y cuyo cuerpo entero decía que estaba aquí. Hoy sólo se conservan algunos huesos. Hácese de ella conmemoración (comemoracion en el original) en los sábados después de la salve, junto con Santa Sabina &c. quorum reliquiae hic sunt &c. Venéranse también como legítimas un clavo de las parrillas de San Lorenzo: un trozo de cuatro dedos de la vara de Aarón, el cual se saca en público algunas veces en rogativa por agua, y es del mismo diámetro que la que vi en la cartuja de Valdecristo (cartoxa de Valdecrist, Valldecrist y variantes): una cinta de María Santísima: una red de seda que aquí llaman de S. Pedro (buena red para pescar hombres, o peces), y en el inventario que dije del siglo XVI se lee: un filat, quis diu feu Sancta Petronilla, è altres barbolleries. Vi además en una cajita varias piezas de cristal de diferentes tamaños y hechuras, cuyo uso sería inaveriguable en el día, si no nos conservara noticia el citado inventario que dice: una caxa de fusta ab quaranta quatre peces de crestall. Diuse son squacs (escacs; escaques; ajedrez; schach, shaj, sha, shá, shaik, jeque, jaque, etc.). No se sab quils doná: creuse los doná lo compte d'Urgell (a: Una caja de madera con 44 piezas de cristal. Dicen que son escaques. No se sabe quien los dio; créese que los dio el conde de Urgel.”) (N. E. de nuevo compte y no comte para conde : comite y variantes)

Del juego de los escaques o ajedrez (con g en el original) se ofrecerán varias ocasiones de hablar, porque no es este el único que se conserva en nuestras iglesias y monasterios, por abundar tanto en este país los nobles y grandes señores, de quienes era propia aquella diversión (N. E. por ejemplo, el de Persia). Después de todo lo dicho, todavía me falta hablar de lo mejor de esta colegiata, que es su archivo. Este es uno de los pocos que hay en esta provincia del todo conocidos: merced al afán con que entendió en ello el arcipreste D. Francisco Esteve con su capítulo por los años 1768. Trabajó en su examen y arreglo el sabio diplomático D. Jaime Caresmar, canónigo premonstratense de las Avellanas, comenzando primero por amistad, y continuando después por orden especial de la Cámara. Justo es que este supremo cuerpo de la Nación entienda hasta en los pormenores de estos depósitos, que lo son del saber raro y desconocido. Y si tal hace el Gobierno, esté seguro que no le han de faltar Caresmares que le sirvan en esto, si no tan doctos y críticos como aquel grande hombre, a lo menos dotados de curiosidad, cuanto basta para no cansarse ni aflojar en tales tareas. Lo que es muy de alabar en dicho anticuario, es que con haber puesto en claro algunas verdades importantes de la historia, sin embargo habla de ello sin afectación ni redundancia: vicios harto comunes en los primeros descubridores de estas Indias. Más de 2600 pergaminos quedan aquí, amén de un cartoral que conserva copiadas otras que perecieron. Y perecieron algunas no hace muchos años, y no por casualidad o desgracia imprevista, sino por ignorancia de cierta persona que las quemó de propósito como inútiles. Vive todavía el notario de esta curia, al cual he oído referir con lágrimas en los ojos, cómo siendo el muy niño sirvió en este menester bárbaro al que se lo mandaba, añadiendo que eran en la mayor parte pergaminos chiquitos, que como enseña la práctica acaso son los más apreciables. (N. E. Me parece muy interesante averiguar algo más de este gaznápiro pirómano)
Mas dejando a un lado estas lamentaciones inútiles, voy a dar una breve noticia de algunas curiosidades que he encontrado aquí dignas de ser sabidas.
Tales son 1.a Las constituciones pacis, et treguae que estableció para su condado de Urgel el conde Ermengol VIII en el año 1187, de acuerdo con el arzobispo de Tarragona Berenguer de Vilademuls, y con el obispo de Urgel Arnaldo de Perexens, hasta ahora no conocidas y muy dignas de serlo por algunas particularidades que añaden a las escrituras de este género, y por la abundancia de subscripciones que las autorizan. Las copié para las memorias de los condes de Urgel, donde las verás. 

2.a Un fragmento de las actas del concilio de Clermont del año 1095, del cual solamente se ha publicado el sumario de sus cánones. Dos se hallan en este fragmento coetáneo, aunque algo maltratado.

El 1.° publicado ya en el decreto de Graciano XVI, q. 7. c. 2., que aquí tiene este 

título: de rebus ecclesiasticis nullus clericorum vel monacorum inconsultis episcopis aliquid adquirere praesumat. El 2.° es inédito, en el cual se autoriza la renuncia,  profesión y cesión de bienes que haga cualquier clérigo a los monasterios (n. 2134). Va copiado (a: Apend. n. XXII). El hallarse aquí este documento puede hacer creíble que el abad agerense Pedro Guillem asistió a aquel concilio. 

3.a Constitución de un concilio de Narbona del año 1129, en el cual se halló San Olaguer, arzobispo de Tarragona, con los obispos Berenguer de Gerona, Raimundo de Vique, Pedro de Urgel, Pedro de Zaragoza y muchos franceses; por la cual se estableció una hermandad o cofradía en favor de la fábrica y restauración de la iglesia de Tarragona, a cuyo objeto concurrieren anualmente los fieles con doce dineros a lo menos, señalándose los sufragios y protección a que por ello se hacían acreedores. Esta noticia no es nueva, porque ya la publicó el P. M Flórez (Esp. Sag. tom. XXVIII) comunicada por el sobredicho P. Caresmar. Pero es nueva la copia que yo he tomado (num. 960), la cual discrepa bastante de la publicada allí; y es que debió enviársele la de otro ejemplar que hay (num. 2342) que es mucho más diminuta que la mía, en la cual están las firmas de todos los prelados, entre ellas la de Arnaldo, abad de Ager (a: Esta copia se publicó en el tom. VI. pág. 338.). Mal gesto pondrá a la noticia de un concilio Narbonense, compuesto de obispos españoles, que ya tenían metropolitano en Tarragona, el que como Masdeu crea que ni aun durante su cautiverio reconocieron nuestros obispos al metropolitano francés. Mas así como es cierta aquella sujeción extranjera, también lo es que este concilio en nada deroga la dignidad de nuestra provincia; ya porque interesaba mucho la restauración de Tarragona, de que allí se trató; ya porque el concilio lo congregó el arzobispo de Narbona, no como tal, sino como legado de la sede apostólica.

4.a En el num. 2575 se halla la verdadera bula de extinción de los Templarios, desconocida hasta que se publicó en este viaje (a: Tom. V. pág. 195 y 207), copiada de un registro auténtico del archivo real de Barcelona. Porque la que hasta ahora habían tenido por primera los eruditos, no es sino una provisión apostólica acerca de dicha orden extinguida ya dos meses antes por medio de la bula que decimos, cuyo principio es: Vox in excelso. El ejemplar que hay aquí en papel es del siglo XIV, y debió pertenecer al abad que acaso se hallaría en el concilio Vienense. 

5.a También he copiado (num. 2505) la escritura original con que D. Alonso X de Castilla hizo donación a Doña... Guillem de ciertos lugares y juros; los cuales quiere que al fin tornen (vuelvan; tornar : volver) a su hija Doña Beatriz, la apellidada de Guzmán, casada con D. Alonso II rey de Portugal. No sé cómo viniese a parar aquí este documento, ni quién sea esa señora agraciada con tal privilegio, que bien parece en su apellido catalana. Mas la escritura es curiosa y abundantísima en subscripciones de obispos y señores, cuya existencia en 1255 en que se hizo, no vendrá mal a la historia saberlo (a: Apend. n. XXIII).

Dejo de contar otras muchas copias de escrituras que tomé para la colección, y las noticias de condes de Urgel, y otras rituales que quedan en su lugar. Entre estas últimas es notable la del uso de los sagrarios o monumentos el día de Jueves Santo en el siglo XII, la cual nos ha conservado una escritura de donación hecha por Geraldo vizconde de Ager en 1152, donde se lee: pro quatuor brandones decentes, qui continue annis singulis ardeant ante monumentum corporis Christi in die Iovis sancta usque post receptionem eiusdem. Ac etiam pro XV. brandonellis sufficientes accendendis in Facibus videlicet Septimanae sanctae in matutinis de vespere (num. 290). Va copia (a: Apend. n. XXIV). Fasos se llamaban en los maitines del Jueves, Viernes y Sábado Santo ciertas preces rimadas (en latín Pharsa) que se cantaban al fin de ellas, como hoy las usa mi orden; de las cuales vinieron a llamarse así todos los maitines, y dura hoy esta costumbre en toda Cataluña, aún después de dos siglos y medio que cesó aquel rito. También he hallado aquí en un códice epistolar MS. del siglo XIII la epístola del día de S. Esteban (con v en el original), que antiguamente se cantaba rimada y glosada en vulgar, la cual viste en lo de Vique (b: Tom. VI. pág. 258). Del mismo códice tomé copia de otra pieza poética vulgar, que se intitula: Planctus Sanctae Mariae (planct, plany). No vendrá mal este bocadillo para desempalagar (c: Apend. n. XXV). Apreciable es también un antifonario con canto escrito a fines del siglo XI o principios del XII. Empieza por un calendario que indica esta antigüedad. Hállase ya la fiesta de S. Ermengol, obispo de Urgel, pero no la de ánimas ni otras que son del siglo XII. En el canto no se usan claves ni rayas, sino que las notas músicas (musicales) están como flotantes sobre las palabras. Téngolo por anterior al invento de Guido Aretino.

Igualmente he visto y disfrutado para mis ritos la colección de todos los sínodos que publicó en 1665 el arcipreste D. Francisco Ciscar. Los hay desde el año 1285. 

Sobre la puerta del aula capitular he leído estos graciosos dísticos:

Est locus hic pacis, tractant ubi provida rerum 

Fratres consilia, et relligionis opus.

Vos ergo, furie, rixe, discordia, lites, 

Ite foras toto limine, et este procul.

Sic pater Antistes statuit Nicopolitanus, 

Cum sacram hanc edem condidit. Ite foras.

Esta inscripción se halla en piedra común, y en un ángulo se dice puesta en 1555, trece años después de la muerte del obispo Nicopolitano D. Lorenzo Periz, el cual destinó esta pieza para capítulo, hallándola ya construida

Basta de Ager, cuyos monumentos preciosos espero que se conservarán por mucho tiempo, atendida la ilustración del actual señor arcipreste, a cuya solemne posesión asistí día 16 de Julio de este año 1806, y el esmero que en ello ponen los individuos de este capítulo; cuya franqueza en dejármelos disfrutar no fue sólo efecto de la prontitud con que se prestan a las insinuaciones del Gobierno, sino del amor que profesan a su patria, y del deseo de que salga de la obscuridad su historia antigua (a). A Dios. 

(a) No debo pasar en silencio la nueva prueba de este deseo que acaban de darme dichos señores arcipreste y los canónigos D. Antonio Puig y D. N. Figuerola, que habiéndoseme extraviado algunos documentos que copié en aquel archivo en 1806, a la menor insinuación que les hice de esto, se prestaron a enviarme nuevas copias sacadas con gran puntualidad.

CARTA LXXV. Origen de la iglesia de Ager y de su abadía y de su jurisdicción nullius.

CARTA LXXV. 

Origen de la iglesia de Ager y de su abadía y de su jurisdicción nullius. Carácter de su canónica y su secularización: iglesias comarcanas sujetas a ella: noticia del monasterio de Monmagastre. Catálogo de sus prelados. 

Mi querido hermano: De las memorias civiles de la villa y vizcondado de Ager quedó dicho lo bastante en el correo anterior, cuanto era necesario para la inteligencia de las eclesiásticas. La iglesia con cuanto hubo y hay en ella es hoy el objeto de mi investigación. En la cual casi nada hubiera podido medrar, si no fuera por su archivo, de cuya preciosidad hablaré después, contentándome ahora con decirte, que las escrituras que de él citaré y llevarán al canto la numeración que allí tienen. Nos es enteramente ignorado el primer origen de la iglesia de Ager, después que fue ganada esta villa de los moros, porque también lo es la época de la primera de sus dos conquistas. De lo dicho en el correo pasado consta que la segunda vez que salió del poder de aquellos bárbaros para no volver más a él, fue hacia el año 1050; mas también se vio que antes de eso, y de la invasión en que destruyeron y quemaron las escrituras que aquí había, estaba floreciente la cristiandad con iglesia gobernada por el abad Lanfranco: el cual a X de las calendas de Mayo del año VI del rey Enrique, 1037 de Cristo, en juicio público, ante el conde de Urgel Ermengol II, recobró la iglesia de Santa Maria de Artesa, que le había usurpado el prepósito de la sede de Urgel. Reservose entonces el patronato de dicha iglesia Mir Arnal de Cervera, a quien Borrell, conde de Barcelona y Urgel, había dado el señorío de la villa y castillo. De todo ello da razón la escritura que existe aquí num. 2485, y va copiada (a: Apend. n. XIII). Otra hay num. 2188, de la cual consta que en el año 1041 había en esta villa tres iglesias, intituladas de S. Vicente, de S. Pedro y de S. Salvador. Lo cual prueba que la cristiandad estaba en Ager ya de antiguo arraigada y pacífica. Y no se diga que esto pudo ser así bajo la dominación de los moros, como se sabe de Córdoba y otras partes, donde por su conveniencia temporal toleraban aquellos bárbaros el culto cristiano, y templos y monasterios y obispos. Porque si acá sucediera lo mismo, no tenían necesidad los infieles de invadir hostilmente esta villa, y de quemar y destruir los monumentos cristianos, como de la escritura del año 1061 que dije el pasado correo consta que ciertamente habían hecho pocos años antes. Nunca lamentaremos bastantemente aquella calamidad, la cual nos privó de otros documentos por donde sin duda supiéramos cosas más antiguas de esta villa en lo civil y eclesiástico. Por fortuna duró poco el nuevo señorío de los moros, a los cuales arrojó otra vez de aquí el valiente caballero Arnaldo Mir de Tost, hacia el año 1050, como ya dije. Entonces junto con su mujer Arsendis se aplicó a restaurar el culto cristiano, edificando la iglesia en la parte más alta de la villa, dentro del recinto de su castillo, donde hoy permanece. Del castillo y de la iglesia hablaban de esta manera dichos señores en el año 1067, al tiempo que trataron de aumentar la dotación del clero, de lo cual se dirá después: porque dando gracias a Dios por haber conquistado muchos castillos de los moros: “Ex quibus (dicen) Aggerense castrum insigne atque praeclarum est, quod de medio nemorosae vallis principale caput attollens in altum, respicit ad se pertinentia cetera oppida per girum: intra quod edificavimus a fundamentis in nomine beati Petri apostolorum principis ecclesiae novitatem, ut locus ille Deo semper redderet debitae confessionis laudem, qui antea plenus blasfemiis dabat orribilem preconii vocem. Deinde secundum gratiae Dei praedestinationem ibi constituimus abbatiae ordinationem.'' Así recordaban en 1067 estos piadosos y esforzados caballeros la generosidad con que pocos años antes habían construido desde los cimientos el hermoso templo que aún se conserva, instituyendo en él la canónica presidida por un abad, que tan floreciente se ha conservado hasta nuestros días, aunque con carácter diferente, según se dirá. La fundación de esta abadía comúnmente se fija en el año 1056, alegándose para ello la escritura que aquí existe original num. 2481, y va copiada (a: Apend. n. XIV). Mas si bien lo reparas lo que en ella se lee es que los fundadores instituyeron abad, sin duda el primero, a Guillermo Ramón, juez; a lo cual sin decir más añaden la pingüe dotación de la iglesia. Y yo no tengo duda en que esto supone previamente la sobredicha institución, cuya escritura si existiese hallaríamos ser de otro carácter y manera que la presente. Faltan además otros documentos en que conste la facultad con que el fundador nombró por sí mismo el abad, y la sujeción de la nueva planta a la sede apostólica; cosas que hallamos confirmadas en la bula del papa Nicolás II, dada en el año 1060; de la cual hay aquí (num. 36) un traslado hecho en el siglo XIV, y de él es el adjunto que contiene no pequeñas curiosidades (a: Apend. n. XV). Porque 1.° dice el papa de esta villa e iglesia: quam nuperrime de potestate paganorum et gentilitatis errore divinitus liberatam per charissimum filium nostrum Arnallum, nobilissimum, et religiosissimum virum, inimicorum Dei agarenorum adversarium et debellatorem novimus. Aquel nuperrime escrito en el año 1060 es una nueva prueba de que la conquista estaba reciente, y según dijimos hecha hacia el año 1050. - 2.° Dice que los fundadores con el hijo de ellos Guillermo habían sujetado la nueva iglesia a la de S. Pedro de Roma, ofreciendo pagarle por un quinquenio el censo de diez sueldos de oro: moneda que por lo visto en otras escrituras semejantes sería la que acá llamaban mancusos, y en Roma simplemente aureos. - 3.° En consecuencia de esta sujeción exime el papa a dicha iglesia de la jurisdicción episcopal, de manera que ningún obispo pueda poner en ella entredicho ni excomulgar a sus individuos, ni de ella ni de las que le estaban subordinadas exigir servicio alguno. 

- 4.° Concede potestad a Arnaldo y a sus sucesores para que con el consentimiento del clero puedan instituir abad al que juzgaren a propósito para ello. 

- 5.° Entre las firmas de los obispos se halla la de S. Anselmo, obispo de Luca, la cual ya puedes considerar cuanto me hubiera alegrado de ver original.

La sujeción de esta nueva iglesia a la de Roma, y la protección que a nombre de ella le ofrece aquí el papa Nicolás II con el censo de 10 sueldos áureos cada quinquenio, fue solicitada por parte del mismo fundador; el cual en la amplísima dotación de esta iglesia que hizo a 4 de Abril del año VIII del rey Felipe, 1067 de Cristo, y está aquí num. 69 (a: Apend. n. XVI), expresamente dice que para lograr esta gracia de la sede apostólica había enviado en ofrenda al papa Nicolás II cinco mil sueldos de la misma moneda, que ya habían dicho ser de oro de Valencia, y después tres mil al sucesor Alejandro II, con más doce esclavos negros. Sciatur a cunctis, dicen, quia pro defensione ecclesiae Aggerensis feci ego offerenda a domno apostolico Nicholao quinque milia solidos aureos Valentiae: similiter a domno apostolico Alexandro tria milia solidos aureos Valentiae, et X captivos nigros.

De paso advierte que esta moneda de oro de Valencia se menciona frecuentemente en las escrituras de contratos desde el siglo X hasta todo el XII, y señaladamente en los de mayor importancia; por donde es fácil entender que era el oro de mayor estima que circulaba en Cataluña. Y no hay que cavilar, que aquella palabra Valentiae no era geográfica ni propia de la ciudad de este nombre, y que sólo significaba oro de valía o de ley; porque muchas son las escrituras que abiertamente dicen URBIS Valentiae. Y qué oro fuese este acuñado por los moros que allí dominaban entonces, no lo sé decir; sólo añadiré que de él corrían onzas, sueldos, y acaso lo serían también los morabatines. Estos morabatines eran de mayor valor que los sueldos áureos, según se infiere de que habiéndose aumentado con el tiempo el sobredicho censo de dos sueldos por año a dos morabatines, nacieron grandes quejas y contestaciones entre esta iglesia y la curia romana. Volviendo a lo que decíamos, el papa exime esta abadía de la jurisdicción episcopal, cuya exención ha continuado hasta hoy como verdaderamente nullius, no sin reclamaciones del obispo de Urgel y litigios consiguientes, que sólo sirvieron para confirmar más y más el privilegio de esta iglesia. Cuándo comenzó esta total exención, no me ha sido fácil averiguarlo. Sólo diré aquí que a pesar de la bula del papa Nicolás expedida en 1060, en la curiosa donación que Sancha condesa de Urgel hizo a esta iglesia cinco años después, de la cual se tratará más adelante, dice que la hacía Cum consilio domni Guillelmi HUIUS TERRITORII episcopi. Guillermo Guifredo, obispo de Urgel, es el aquí llamado obispo de este territorio. 

Yo no me empeñaré en que esto sólo deba entenderse del distrito de Ager; porque bien veo que quien hablaba era una condesa de Urgel, que acaso designó de esa manera el obispo de todo su señorío. O digamos que no estaba aún entonces, como cosa reciente, asegurado ya y reconocido por todos el derecho, que después inviolablemente se ha conservado a esta canónica en los varios aspectos y formas que ha tenido, primero de Aquisgranense, después de Agustiniana, y últimamente de colegiata secular. Porque que fuese en un principio Aquisgranense, pruébalo el estado que tenían todas las catedrales de Cataluña al tiempo de la conquista de esta villa, que cierto eso eran, y no otra cosa. Y si no pareciese esta razón muy concluyente, lo será el saberse de cierto que la primera canónica de este país que abrazó la vida reglar Agustiniana, fue la de S. Juan de las Abadesas en el año 1089, hasta cuya época debe suponerse en esta de Ager que sólo rigió la Aquisgranense común a todas las demás. Y esto prueba la distribución que hizo de sus bienes en 1066 dividiéndolos en tres partes: 1.a para el sustento común: 2.a  a disposición del abad; y 3.a partida entre todos los canónigos, y con designación de ciertos frutos a cada uno de ellos. A esta iglesia, cuyo titular siempre fue S. Pedro, se unieron como a su matriz otras muchas desde el principio. Tal es la de S. Vicente M., que está en el centro de la villa, y la contigua a ella, intitulada de S. Salvador, la cual había construido un cierto Felmiro, y fue consagrada por Arnulfo, obispo de Roda, a 17 de Abril del año XVII del rey Enrique, que es el 1048 de Cristo, y no el 1036 como se lee en el exordio de la escritura que está aquí num. 1564, y de la cual va un extracto (a: Apend. n. XVII). A pesar de esta variedad en este documento, que no es original, debe tenerse por cierto el hecho, porque así en 1036 como en 1048 existía el obispo Arnulfo, y también Arnaldo Mir con su mujer Arsendis, que allí se nombran como señores que dieron su consentimiento; sino que si el instrumento fuese del último de dichos años, siendo como conjeturé posterior la invasión de los árabes, y por consiguiente la reconquista de la villa por Arnaldo, debe inferirse que este era ya antes señor de ella, y que por consiguiente pudo él haber sido su primer conquistador. Esto más hay que añadir a lo que dije en el correo pasado. Como quiera que esto sea, verás en la escritura que en las iglesias sobredichas había dos altares de S. Jorge y de S. Ponce. Y llámolas iglesias, porque dos eran, aunque contiguas. Hoy componen una sola, abierta la pared que las separaba, quedando en su ser antiguo la de S. Salvador, y habiéndose dado mayor capacidad y elevación a la de S. Vicente en el siglo XV. La diferencia de gusto arquitectónico forma en ellas un contraste notable. También se le sujetaron otras iglesias al rededor de la villa; entre las cuales se cuenta la de S. Nicolás, que hoy está destruida, en el lugar llamado Aspre (Asperum), donde había un hospital para pobres enfermos; la cual consagró en el año 1101 el obispo de Barcelona Berenguer, según consta de la escritura que aquí existe num. 2129, y va copiada (a: Apend. n. XVIII). El P. Flórez hablando de la iglesia de Barcelona hizo mención breve de esta consagración. Igualmente se incorporó a la canónica de Ager la que había en Monmagastre, no lejos de esta villa; y esta unión debió ser a principios del siglo XII, desde cuya época suena aquella casa en varias escrituras gobernada por priores, puesto que en el año 1085 la presidía Fruya como su abad propio, según consta de una escritura que aquí hay num. 394 del año XXVI del rey Felipe, la cual va copiada para esto sólo (a: Apend. n. XIX), advirtiendo que el que al principio se llama abba, en las suscripciones se intitula cappellanus. Dejo de contar el territorio que fue agregándose después a la jurisdicción de este monasterio de Ager; en la cual a pesar de las reclamaciones de los obispos comarcanos, permanecen todavía 38 parroquias. Esta canónica Agustiniana experimentó las alternativas que las otras de la misma orden, de relajación, de reforma, de abades propietarios y comendatarios, hasta que finalmente la secularizó el papa Clemente VIII en 1592, erigiéndola en colegiata, presidida por un arcipreste, el cual sucedió al abad antiguo en los derechos y jurisdicción. Casi hasta nuestros días ha durado la costumbre de congregarse sínodo propio de este arciprestazgo. El primero de que hay memoria es del año 1285. De las principales constituciones de todos ellos se formó una colección en tiempo del señor arcipreste Ciscar. Los seis canónigos que con los comensales sucedieron a los individuos de la canónica reglar, visten sotana y almuza morada de lana con cenefa carmesí. Para completar la historia de esta iglesia falta que veas el catálogo de sus abades y arciprestes, que he formado con no pequeño trabajo por los documentos de este archivo y de otros. 

Abades. 

Principio.         Existencia. Muerte.

Lanfranco 1037

Guillem Ramon 1056. 1080. 

Pedro Guillem 1083. 1109.

Bernardo 1115. 1153.

Arnaldo 1124. 1153.

Guillermo 1157.         1161.

Raimundo         1162. 1183.

Este abad fijó el número de doce canónigos.

Arnaldo 1190. 1196.

Raimundo Rubió 1201. 1224.

Bernardo de Trago 1226. 1229.

Arnaldo de Ager 1232.     1257.

Pedro de Ager         1257. 1293

Andrés 1295.             1332. 

Hugo de Cervelló 1333.     1341.  

Guillermo de Agulló    1341.     1348.

Francisco de Monllor   1348. 1391.

Bernardo de Vernet    1395. 1405.

Vicente Segarra 1407.             1433. 

Era prior de Santa Eulalia del Campo de Barcelona. Consiguió de Benedicto XIII (Luna) el uso de pontificales (num. 32), y la facultad de conferir tonsura y cuatro menores (num. III - o 111). El mismo mandó labrar una cruz grande de plata con varias figuras, entre las cuales es muy gracioso un pelícano que está dentro del nido. 

Juan Alfonso....         1433. 1437. 

Era prior de S. Marcos de León.

Bernardo Guillem 1442. 

Pedro Calvo 1455.

Pedro de Urrea, arzobispo de Tarragona 1464. 

Bartolomé Martí 1466. 1474.

Era natural de Játiva. En 1474 fue hecho obispo de Segorbe: en 1496 cardenal: murió en Roma en 1500. 

Juan Antonio de Provenza, alias de Aguiló 1476. 1489.

Lorenzo Periz o Pérez. 1503. 1542.

Era obispo titular de Nicópoli, y como tal fue auxiliar y también vicario general del arzobispo de Tarragona D. Gonzalo Fernández de Heredia. Residió mucho tiempo personalmente en esta abadía (cosa no acostumbrada entre los comendatarios) donde fundó un hospital pequeño, sobre cuya puerta aún está el escudo de sus armas, que no eran más que una faja. Aquí se conserva su testamento hecho el mismo año de su muerte, que es el 1542. Aquí finalmente murió, y fue enterrado en la primera grada de la puerta de la iglesia, junto a la pila del agua bendita, donde se puso una lámina de bronce, que ahora anda suelta por el archivo, con este letrero: Laurentius Nicopolitanus episcopus, abbatiatus Aggerensis o R. (no se lee bien) comendatarius perpetuus, natione Navarrus, de bonis fortunae hoc solum sibi reliquit. Anima eius requiescat in pace: amen. Suos dies clausit extremos anno salutis MD.XXXXII, die nona mensis Decembris. Debió renunciar esta abadía antes de morir, siendo cierto como lo es que a 19 de Agosto del mismo año 1542 ya la obtenía. 

Juan Sobrino 1542. 1553.

Era juntamente canónigo de Lérida, y allí fue vicario general, sede vacante, donde murió a 27 de Octubre de 1553. En el año anterior celebró órdenes en esta iglesia de Ager Fr. Francisco Roure, obispo también de Nicópoli. 

Bernardo Marles de Malla. 1557. 1566. 

Gerónimo Cardona 1566. 1582. 

Este es el último de los abades. 


Arciprestes. 


Antonio Puigvert 1605. 1607.

Gerónimo Roure 1608. 1620.

Era natural de Vique.

Andrés Pujol. 1623. 1633. 

Francisco Broquetas 1635. 1641.

Natural de Manresa. 

Juan Tort 1644. 1652.

Andrés de Perpinyá 1652. 1662.

Francisco Ciscar y de Gravalosa 1662. 1705.

Era natural de Os.

Miguel de Marimón 1705. 1709.

Natural de Barcelona, hermano del obispo de Vique de ese mismo apellido. Fue electo obispo de Solsona, y murió antes de tomar posesión de aquella iglesia. 

Benito Vinyals y de la Torre 1710. 1734.

Era natural de Barcelona.

Nicolás Estaun (Estaún) y Ciria. 1736. 1745.

Natural de Chimillas, diócesi de Huesca.

Juan Gerónimo Mateu y Mora. 1746. 1755.

Natural de Igualada.

Francisco Esteve y Ferrer 1756. 1772.

Natural de Bellver.

Mariano Zabater 1773. 1780.

Natural de Talarn. 

Mariano Ambrosio Escudero 1782. 1790.

Natural de Azara, diócesi de Lérida.

Josef Barnola y Puig 1791. 1805.

Natural de Llers, obispado de Urgel.

Antonio Ros 1806. actual. A Dios.