Capítulo 7.
Victorias de Escipión asistido de Cataluña, que se defiende del cartaginés, y guerras de Indíbil, y Mandonio (Catalàn) catalán (catalanes).
Hallándose Escipión en Tarragona, y no queriendo dar carga, y disgusto a Cataluña que le seguía, envió a Roma por vestidos, pan, vino, aceite, xarcias (jarcias), velas, y cuanto convenía para las armadas de mar, y tierra, que luego le fue remitido, pero salteado de los cartagineses, dio que sentir, y padecer a los soldados.
Asdrúbal en Cartagena llamó a los españoles de su séquito, y co los africanos se previno por mar, y tierra: no se olvidó Escipión, pues juntando 35 galeras, fue a encontrar al enemigo, eligiendo oponérsele por mar, receloso de las fuerzas de la tierra: le buscó, y le halló en Ebro, bien descuidado; pero como en la costa en aquel tiempo hubiese muchas torres de atalayas, fue descubierta la armada de Escipión, por los fuegos que prevenía la costa: este aviso puso en desorden a los de Cartago, acudieron como en tropel a embarcarse, asegurados que los enemigos venían por mar: llegó la armada romana con buen orden, y sosiego, embistió, y a poco tiempo echó a pique cuatro galeras de Cartago, y tomó dos; y aunque las demás se defendieron, pero superadas del arte, y valor romano, volvieron las proas, y eligieron en la huida su salud: las siguió el vencedor, y alcanzadas, unas dieron en tierra, y otras quedaron rendidas: vencidas estas, se retiraron las naves de Cartago, y perseguidas de Escipión, abandonados los buques, salió la gente en tierra, y quedó el romano, señor de la contraria armada, y del mar.
Siguió el romano capitán su fortuna, embistió a Alicante, que se llamaba Honosca, y destruida esta pasó adelante a Cartago la nueva: la entró, la saqueó, y la quemó: entró después tierra adentro hacia Guadarrama, taló, y destruyó el país, y conseguidas estas victorias, volvió a Tarragona, pasó a Ibiza, la dominó, y admitió la amistad de Mallorca, y Menorca.
Asdrúbal viendo ocupado al enemigo, pretendió vengarse de Cataluña, entrando por el Ebro al Campo de Tarragona, no consiguió su intento, por hallarse prevenido, y bien resguardado el país, y llegó a Cartagena a curar sus daños, y los de aquel lugar. (3)
Los pueblos de la otra parte del Ebro, Navarra, Viscaya, y Guipuscoa (Vizcaya y Guipúzcoa), siguiendo al vencedor se apartaron del vencido, y buscaron el romano favor, que lograron, y logró Escipión passar con su ejército a la otra parte de Ebro en daño de los pueblos que seguían a Cartago: se volvió a Tarragona por los Vaseos, que eran Cuenca, Ocaña, Toledo, Segovia, Valladolid, y sus comarcas, queriendo antes sujetarles.
(N. E. De Cuenca a Valladolid hay a pie 338 km.)
Hallándose Escipión en Tarragona dio noticias al Senado de sus victorias, pidió le aliviasen del gobierno de España, no consintieron los romanos, pero le concedieron por su descanso, y por compañero a su hermano Publio Cornelio Escipión, y mientras venía el hermano, admitió la amistad de los Celtíberos. (4)
Bien juzgaban los romanos, tener el dominio de Cataluña, pero no era tan fácil, pues de las cenizas del muerto Andrúbal renacieron Indíbil, y Mandonio príncipes catalanes Ilergetes, para la venganza contra los romanos: juntaron estos capitanes a sus vasallos, y amigos: bajaron a los lugares que ocupaban los romanos, los destruyeron con furor militar: acudió al oposito diligente el romano, con ejército formado de naturales de Cataluña (que siempre ha padecido en la división) y encontrando a los enemigos poco advertidos, fácilmente fueron deshechos, y se retiró Mandonio, con los que pudo recoger, a la montaña.
No faltó Asdrúbal a su amigo, pues de Portugal vino a defenderle muy pujante, y tal que temiéndole Escipión, con arte desvió el encuentro solicitando a los Celtíberos nuevos amigos, que entrasen por las tierras que seguían a Cartago, y le salió bien el ardid; porque Asdrúbal apartándose de Cataluña, acudió donde tenía más que perder.
Apartado Asdrúbal, volvió Escipión a Tarragona, la fortificó con nuevas murallas, y la adornó con bellos edificios: llegó de Roma su hermano de Eneo Publio Cornelio para su descanso, le admitió alegre, obedeciendo al Senado, con la puntualidad, y respeto romano: pasaron estos hechos hasta el año 213 antes de Cristo. (5)