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miércoles, 22 de mayo de 2024

5-3. Guerras de Catón en Cataluña

Capítulo 3.

Guerras de Catón en Cataluña, con sus pueblos hasta que se concluyó la paz, y vuelta de Catón a Roma.

Volvió el apacible, y moderado gobierno de Escipión en Catón; y volvió Cataluña, o los pueblos que son Cataluña a la amistad, y confederación romana; que siempre esta Provincia se ha obligado del amor, y buen trato: llegó Catón a la romana, y española metrópoli, padre de los pueblos que con cariñoso afecto les atrajo a la amistad romana; y en prendas de su aprecio le entregaron los prisioneros, y le dieron resguardo para la certeza de su atento proceder en lo venidero. (1)

Pasó Catón a los Bergusios, o Bergitanos pueblos, y con sólo su presencia les volvió a la obediencia de su república, de la cual se apartaron en muy breve tiempo: entendido esto por Catón, volvió allí con su ejército, y después de reñido, y belicoso conflicto, quedó vencedor; y abusando de la victoria con los vencidos, no contento de admitirles prisioneros, les vendió esclavos, y a los pueblos mandó quitar las armas; ofendidos de esto, unos se apartaron, otros se defendieron, y otros se mataron queriendo antes perder la vida, que las armas para defenderla, ejemplo de constancia invencible. (N. E. Invencible, dice el inútil cuentista al que alaba Jordi Pujol; que no sepas admitir la derrota no te hace invencible, sino un ploramicas como los actuales catalanistas.)

Aturdido Catón, y temeroso de la osadía de estos pueblos, llamó a los primeros, y de más edad de los que estaban conformes con la romana república, y les pidió consejo del arte de gobernarles para que no se apartasen de la amistad romana: excusaron darle los paisanos: les dio tiempo, y volviéndoles a llamar callaron. Advertido Catón del retórico silencio, para asegurar la romana república, en un mismo día envió ministros a las ciudades de España para que mandasen demoler los fuertes; y como unos no lo podían saber de los otros, callaron todos, juzgando ser su ciudad, sola en la desgracia. Mandó luego a los pueblos de las montañas, bajar a poblar lo llano, que es la causa porque en estas montañas se hallan tantos vestigios, y señales de derruidos edificios. (2) A Catón dedicó estatua en Tarragona Silivo, y se halla en la Seo con esta inscripción.

M. PORCIO CATONI. XV. VIR. S. F. LEG. AVGG. PR. PR. 

PROVINC. H. C. ET. IN EA. DVCI TERRÆ. MARIQ. AD-

VERSVS. REBELLES. H. H. P. P. ITEM. ASIÆ. ITEM NORI-

CÆ. DVCI EXERCITVS. ILLIRICI. EXPEDITIONE.

ASIANA. ITEM GALLICA. LOGISTÆ. CIVITATIS.

ITEM. EPHESIORVM. LEG. PR. PR. PROVINC. ASIÆ.

CVR. CIVIT. TEANENTIVM, SPLENDIDISSIME.

NICOMEDENCIVM. ALLECTO. INTER. PRETORES.

ITEM TRIBVNICOS PROC. XX. HERED. PER GAL-

LIAS LVGDVNENSEM. ET BELGICAM. ET. VTRAM-

QVE GERMANIAM. PRÆPOSITO. COPIARVM. EX-

PEDITIONIS. GERMANIÆ. SECVNDÆ. TRIBVS.

MILES. LEGII. GVG. PREFECTO COHORTIS. SE-

CVNDÆ. CIVIVM. ROMANORVM. SILVIVS HOS-

PES. HASTATVS. LEG. X. GEMINÆ. STRATO. EIVS.

OPTIMO PRESIDI.

Resistieron al orden los nuestros Sedetanos, Ausetanos, Suessetanos, Lacetanos, y Bergusios, a cuyos pueblos acudiendo Catón, con poco trabajo dio remedio al daño, reduciéndose la mayor parte. Se opusieron fuertes, no sólo a los romanos, si a los propios naturales, los Acetanos, o Lacetanos entrando en sus tierras con notable daño; de lo cual sentidos los pueblos, se juntaron con los romanos, peleando Cataluña dividida para su ruina, que la ejecutaron los romanos tomando a los naturales por instrumento de su propio daño, encaminándose a circuir, y asediar la ciudad capital de aquellos pueblos. Encargó Catón el avance a los catalanes que le seguían, y lo ejecutaron vengativos; pero rechazados con daño, se retiraron aturdidos. Advertida por los de la ciudad, la retirada de sus paisanos enemigos, salieron de su fuerte al alcance: Catón que vio la suya, la ejecutó con acierto, dirigió su ejército al avance de la ciudad, que la ocupó con poco daño. (3)

Advertidos los naturales de su desgracia, no hallando defensa se rindieron a la discreción del vencedor que logró la victoria, templando la severidad con la quietud, y descanso, que concedió a la mayor parte de los naturales, y ciudadanos, advertido, y enmendado. 

La ciudad de los Acetanos (a lo que se puede inferir) es la villa, o lugar que en la costa se llama Vilasar (Vilassar), que es de la Lacetania, y en ella se hallan señales en una piedra de mármol de aquel tiempo, consagrada a Catón por Manlio, que había sin duda quedado para gobernar. La inscripción es como se sigue.

P. MANLIO GN. F. GAL.

AEDILI. II. VIR. GN.

MANLIO. P. F. GAL.

SECVNDO AEDILI.

En este tiempo se fortificaron algunos naturales en un castillo llamado Vergio, que se cree ser Verges en el Ampurdán; desde este, para su sustento, destruían, y robaban al vecino país: acudió el señor del lugar a Catón quejándose de los daños, al cual favoreció Catón diciéndole que entrase en la plaza, y que mientras daría el romano ejército el avance, él con sus amigos envistiese a los que la ocupaban, asegurándoles lograrían con acierto la victoria, que se consiguió con poco daño, por la industria de Catón.

un castillo llamado Vergio, que se cree ser Verges en el Ampurdán


Victorioso Catón, concedió los frutos de la paz a la atrabajada, y cansada Cataluña, o a los pueblos que hoy son de Cataluña: vino a Barcelona, y la ilustró con romanos edificios, con las torres que se hallan en las casas de la calle que desciende del Call a la Plaza de la Trinidad, donde de tradición antigua, y común sentir de Barcelona, estuvo encarcelada nuestra invicta tutelar, y gloriosa barcelonesa santa Eulalia. Concluido su cargo, y amiga ya Cataluña de la romana república, volvió a Roma triunfante Catón, dejando en esta Provincia muchas memorias, y varios monumentos de su valor, que refiere Pujades, con la inscripción antigua que se halla en Tarragona, (4) que es la que se sigue.

M. PORCIO. M. F. 

AMENS. APRO. II. VI-

RO PRAEFEC. FABR.

TRIB. MIL. LEG. VI.

FERRAT. PROC. AV-

GVSTVS. AB. ALIMEN-

TIS. FLAMINI. P. H. C. 

P. H. C.

domingo, 28 de abril de 2024

4-1, De la venida de los marselleses, fundación de Ampurias, y como dilató su dominio Cartago en España.

Libro 4 de los Anales de Cataluña. 

Entran los cartagineses, y guerra contra los catalanes: entrada de los romanos, hasta sacar a los de Cartago de España: y vuelta a Roma de Publio Cornelio Scipion. 

Capítulo 1.

De la venida de los marselleses: fundación de Ampurias, y como dilató su dominio Cartago en España.

Todavía hasta este tiempo olvidan las historias a Cataluña, puede ser que como no entraban con grande poder los extraños, fuesen poco admitidos (N. E. Y puede ser que, como no existía, no la nombren los autores); y aunque entrasen con poder, si faltó el agasajo, fuesen vencidos; y que solicitasen antes los cartagineses vencedores asegurarse de las otras Provincias, para poder con mayor seguridad dominar la nuestra, dejándola por entonces en su quietud, y gobierno.

Parece que ya Cartago quiso dominar a Cataluña, enviando a España para refuerzo de su ejército 500 ciudadanos de la misma república, y luego Sapho hijo de Asdrúbal para guerrear en la Mauritania, y últimamente Himilco, y Hannon con orden de obligar con el agrado, y destreza: arte que les dio a Mallorca, y de allí solicitaron la amistad de los saguntinos que no alcanzaron; y es cierto era el camino más trillado, y seguro para el dominio de esta Provincia, por ser (estar) Sagunto tan cerca, y tan unida con los pueblos de Cataluña como se refirió cap. 6, lib. 3. (1: Marin. lib. 1, cap. 20. Flor. lib. 2, cap. 44 y 46, y lib. 3, c. 24. Garibay lib. 5, cap. 7. Beuter lib. 1, cap. 13. Pujades Cor. de Cat. lib. 2, c. 11 y 12.)

Pasaron estas cosas, del año 478 hasta 333 antes de Cristo.

Por este tiempo los de Marsella, buenos amigos de Cataluña (N. E. no van a ser amigos, si les cogen el oro y la plata y los atontados no dicen ni “escolta noi, això és meu”), no se olvidaron, y quisieron venir a buscar la plata de sus minas que habían dejado, armaron su flota en ocho bajeles grandes, y otros pequeños, llenos de pueblo, hombres, mujeres, y niños, intentaron el desembarco en la playa de Rosas: no les pareció a los naturales admitir tanto pueblo, tomaron las armas los lugares vecinos , y los pueblos Indigetes.

Otra causa da Beuter, que era venir esta armada, cuando los pueblos Portusios tenían cruel guerra contra los Laletanos, y Gerundenses por los términos, que había años que duraba, y temiendo los Indigetes que esta armada no viniese a favor de los contrarios en daño suyo, tomaron las armas, y les impidieron el desembarco.

Sea como quisieren, se retiraron los de Marsella, pararon a la isla de las Medas, y la poblaron; pero siendo el lugar corto para tanto pueblo, enviaron a la tierra firme de nuestros Celtas Indigetes, algunas barcas con los más viejos, y autorizados sujetos, llevando ramos de olivo en las manos en señal de paz, que les logró audiencia, en la cual publicaron venir amigos, y de paz, que eran de Marsella, que como había crecido tanto aquel pueblo, el común les enviaba a poblar otras tierras, eligiendo aquella por la unión de los Phocenses, y marselleses que estaban en Alba; y que les suplicaban les concediesen las Medas, sin embargo, ni oposición: a la cortés embajada de los de Marsella, respondieron nuestros catalanes celtas, que les concedían lo que pedían, asegurándolos de su amistad, y protección. (N. E. Las palabras exactas fueron “això està fet.”)   

Se conservaron algún tiempo los de Marsella en las Medas; pero como el lugar era corto, y el pueblo grande, no era fácil mantenerse, y resolvieron participar a sus amigos su intento de mudar terreno: los cuales vista su industria, y buena ley, les concedieron la tierra firme del lugar corto de Alba. El cual con la diligencia, aplicación, y arte creció tanto, que fue lugar nombrado. Viéndose los de Marsella poblados en Alba, con los Indigetes antiguos, les rogaron permitiesen fabricar una muralla para la división de las dos naciones, quedando los de Marsella a la parte del mar, para su trato, y los Indigetes a la de tierra (N. E. Seguramente no sabían nadar ni conocían el pescado de mar): lo concedieron nuestros paisanos; se ensanchó, se dilató; y creció el pueblo, con el comercio, artes, y aplicación, a ser la más frecuentada, y nombrada ciudad de España: acudían de la mayor parte de Europa tratantes con varias haciendas; tenían sus juntas, ferias, y dilatado comercio, y de este comercio mudó Alba su antiguo nombre en Emporium (N. E. me suena a latín), hoy Ampurias. (2: Episc. Gerun. in Par. c. de Urbibus quae fuerunt. Viladamor cap. 13. Flor. lib. 3, c. 23. Garibay lib. 5 c. 9. Beuter lib. 1 c. 12 y 13. Tito Livio dec. 4, lib. 3, cap. 4. D. Antonio Agustín Dialog. 6. Pujades Cor. de Cat. lib. 2, cap. 13, 14 y 15. Marsil. Cris. de Cat. p. 1, c. 9 § 9.)   

De los tratos de aquel pueblo, y en particular del esparto, nació otro mejor pueblo, que fue la gran ciudad de Junquera, después catedral insigne, hoy sólo ejemplo de las injurias del tiempo. 

Fue Ampurias la ciudad de mayor comercio de España, poblada de los catalanes Indigetes, y de los marselleses, y Phocenses, divididos por la gran muralla, y con los romanos que admitieron, se formó de tres naciones tan célebre Emporio: para sus navíos, y contratos fabricaron un puerto muy capaz, del cual se hallan indicios en el convento de los padres Servitas, y para su defensa duplicados muros: para la fertilidad de sus campos las acequias de Ter, Fluvià, y Verges, con ilustres edificios para su adorno, y con buena, y numerosa casería para treinta mil familias que la habitaban: amiga, y enemiga de los romanos, y su colonia, obispado gobernando los Godos; y aunque derruida, es cabeza del condado de Ampurias, (3: Pujades citado, y Cris. de Cat.) hasta nuestro tiempo: desde los años 478 antes de Cristo hasta el de 335 pasaron en Cataluña los referidos sucesos. Por este tiempo enviaron embajada muy cumplida los de Marsella a los Celtas Indigetes, para darles gracias de haber admitido a sus paisanos, y del buen trato, y uniformidad de vida: pasada esta urbanidad por medio de los de Marsella, se tuvo noticia en Cataluña de los romanos. (4: Flor. lib. 3, cap. 11. Beuter lib. 1, cap. 14. Viladam. cap. 14. Garibai lib. 5, cap. 5. Pujades Cor. de Cat. lib. 2, cap. 16.)

Como veremos en el siguiente capítulo.

Ter, riu, río, river, Fluss, fluvium, flum

viernes, 13 de octubre de 2023

XVII, Planhen, ploran ab desplazer

XVII.


Planhen, ploran ab desplazer

Et ab gran trebalh, las! qu' ieu ai,

Fenisc mon chan, quar re valer

No m poiria negus temps mai;

E vuell que gaug parta de me,

Pus mortz a partit d' aquest mon

En Guillem de Lodeva de

Que m venia joys jauzion.


Mortz, menat n' as selh qu' en poder 

Avia pretz fi e veray,

E sabia far son dever

Mielhs que lunhs qu' en remanha say,

E mielhs so qu' a valor s cove,

E mielhs bos faitz de cor volon,

Per que aitan, quan m' en sove,

Ai piegz que selh qu' om viu rebon.


E qui sabra mais mantener

Proeza tan be? non lo y say,

Quar aquilh que an mais d' aver

Son pus cobe e pus savay;

Tot quant es e mi eys menscre,

Quar moron aquilh qui bos son

E 'l malvat vivon, dieus! per que

Tan de dol n' ay qu' el cor mi fon.


Esta terra 'n val menhs per ver

Per sa mort, e so qu' als pros play,

Dos e condugz e sostener

Los paupres en lur gran esmay,

Et aver de forfag merce;

Mala mortz, tu as frag lo pon

Don venian tug aquest be,

E menat l' as, ieu no say on.

Que m' enanso miey mal saber,

Que negus temps mais no 'l veyray?

Ailas! e tan greu desplazer

Del franc gent noyrit que faray?

Dieus li perdo, qu' el mon soste,

E 'lh done l' ostal deziron

On so 'ls apostol pres de se,

E 'l gaug perdurable damon.


Maire de dieu, fons de merce,

La tua grans bontatz l' aon,

E 'l meta lay on an ab te

Las verges gay joy jauzion.

Jean Esteve.