CARTA XXIII.
Inscripciones antiguas inéditas. Milagro de las fuentes bautismales de Ossen. Autoridad de S. Ildefonso, Arzobispo de Toledo, sobre este hecho.
Mi querido hermano: En una breve excursión que hice días pasados por los lugares inmediatos a esta ciudad, he visto algunas antigüedades romanas que quedan por acá, con cuya relaccion (relación) descansaremos hoy de las otras tareas. Muchos pueblos y algunas fortalezas ocupó Roma en este distrito. Convidaban a ello la proximidad del mar, la fertilidad del terreno y lo áspero de sus montes. Pero a los historiadores de este reino acaeció en su descripción lo que a los de otras provincias; que el amor de la patria hace abultar ciertos objetos que apenas tienen ser, o son otra cosa de lo que parecen. Mas esto importa poco, con tal que sean, como lo son, incontestables los rastros que de sus familias y costumbres dejaron aquí los romanos, los cuales he visto y copiado en los lugares siguientes. En Vivel, patria del historiador Diago, se hallan varias inscripciones, parte de las cuales publicó él mismo en sus Anales de este reino,
de donde las tomó Masdeu para su colección; pero quedan todavía inéditas las tres siguientes:
I.
P. DOMITIO SABINO
F FABIAE ATTICAE
STATVAS POSUIT.
Esta inscripción, que se halla en la plaza en la pared de la casa de Ayuntamiento, está grabada en una piedra, que tiene de elevación como dos cuartas y media con su bocelete en la parte superior, inferior y derecha del que mira; por la siniestra está cortada, donde debía estar el nombre del que dedicó las estatuas y la causa de su dedicación. Eran sin duda personas ilustres Sabino y Attica, así por lo que indican sus nombres, como por haber merecido esta honra. Me acuerdo haber visto en el convento de mi orden de Onteniente una disertación del P. Fr. Luis Galiana sobre esta lápida, descubierta cuando él pasaba por este lugar para recibir el subdiaconado en Teruel. La trabajó a los veinte y dos años de su edad; ella sola, sin contar otros escritos suyos que allí se conservan, es buena prueba de su erudición. La primera letra, medio borrada, de la línea segunda la tuvo Galiana por C, interpretándola Conjugi, y aun conjeturó y quiso probar con documentos que el posuit aludía al senado. Todo es adivinar, estando como está quebrada y falta la piedra; el fragmento de la dicha letra es el palo superior de una F, y no otra cosa.
II
LVCVSIA SER
AN VIIII
GRAECINA
AN II.
Esta inscripción se halla en la misma plaza, y parece ser lápida sepulcral de dos niñas, de las cuales la primera era Serva.
III.
C. AVRELIVS
REBVRINVS
AN. LX. CASSIA
AGILE. AN. XXX.
Esta se halla en la puerta de la casa del señor Cura, con otras muchas publicadas por Diago. El apellido de la Cassia es dudoso por estar comida la parte inferior de la que parece C; y así puede leerse agile o acile. El Reburinus es diminutivo del Reburrus muy conocido en varias inscripciones publicadas por Masdeu y otros anticuarios. En Caudiel, lugar distante una legua del anterior, vi una lápida recién hallada sobre una cavidad, donde había algunos huesos, que eran sin duda de la que dice el letrero siguiente.
AEMILIAE. TER
TVLLAE. AN. LX
SERGIA. REPEN
TINA. MATRI.
Vi en la misma villa, en el convento de Agustinos Recoletos, la capilla de la Virgen, que llaman del Niño perdido, santuario que sería más magnífico si pudiera quitársele su mala escultura. Hay en la misma Iglesia un cuadro de Santo Tomás de Villanueva, y otro de S. Gerónimo, ambos a mi juicio de Gaspar de la Huerta, que pintó algunos lienzos en la Iglesia de las religiosas de la misma villa. La Parroquial es recién renovada por harto buen gusto: asistí en ella a una misa de cuerpo presente, en que vi ofrecer por los fieles pan y vino, lo cual ya sabes lo que es. Al paso por Xérica observé con gran satisfacción las muchas reliquias de edificios antiguos que se conservan en esta villa, algunos del tiempo de los romanos, singularmente en el castillo, que debió ser en los principios de extensión más limitada de lo que allí creen. Los lienzos del muro, que de trecho en trecho se triplican, sólo prueban, a mi parecer, que la fortaleza se fue extendiendo hacia lo llano de la vega a proporción que se aumentaba el vecindario. La torre de las campanas está separada de la Iglesia en la parte más baja del castillo, edificada sobre un trozo muy considerable de una torre antigua, cercada de un recinto de murallas con sus rebellines: obra de moros. Hay ademas en esta villa muchas inscripciones, casi todas publicadas por nuestros escritores. Mas ni siquiera pude tener el gusto de cotejar estas copias con sus originales, cubiertas por lo regular con cal, que si bien sirve para hermosear las paredes, desdora el patriotismo de sus hijos, que he oído ponderar por acá. Un fragmento de lápida que escapó de esta desgracia, tiene la de estar maltratado y falto. Su resto dice así:
I.A.PRIN....
A.XXV.....
V.PRIMI.....
…..
Si en la última línea que queda, dice como entiendo, Quintus Primipilus, pudo ser letrero sepulcral de algún soldado romano. Esta abundancia de antigüedades de Xérica y su situación muestran que esta villa fue en lo antiguo población muy considerable. Y aun sé de un erudito muy acreditado de nuestra nación, que solía decir que si Segóbriga estuvo por acá, era sin duda la Xérica moderna. Tampoco lo desmiente la corrupción de su nombre, pudiendo los moros haber sustituido a la S sencilla, la S doble, como hicieron en Sétabi, Sativa, Xátiva, y así dar a este pueblo las transmutaciones siguientes: Segobrica, Segorica, Serica, Xerica. Aumenta mucho esta sospecha la ninguna muestra de antigüedad que queda en Segorbe, que cierto es cosa para admirar: sólo existe en la heredad de Don Salvador Valero, una legua hacia el poniente de esta ciudad, una inscripción hallada estos días en un campo en la partida que llaman de paredes, por las muchas que quedan allí de tiempos atrás, aunque no las tengo por romanas, como vulgarmente se cree. Acompañóme al lugar D. Pascual Fornals, secretario de este Ayuntamiento; y hallé una piedra con este letrero:
M I SEVERVS (a: Esta línea está cortada por el medio horizontalmente.)
AN. LXX
SEMPRONIA
L FANTVLLA
AN L H S S
FABIA. MF. SEVE
RA. AN. L. H. S. E.
Debe leerse así: Marcus Julius (o Tullius o Fulvius) Severus annorum septuaginta (et) Sempronia Lucii Filia annorum quinquaginta hic siti sunt: Fabia Marci Filia Severa annorum quinquaginta his sita est. De la familia Severa he visto otra inscripción en la colección de Masdeu tom. XIX. n. 1583.
También quise en mi expedición visitar un lugar pequeño junto a Andilla llamado Osset, acordándome de que Diago (Annal. lib. V. cap. 7) parece atribuirle (1) el famoso milagro de la fuente bautismal en el sábado santo, que refiere S. Gregorio Turonense en varios lugares de sus obras como cosa de su tiempo. Porque no estando dicho lugar en la Lusitania, como suponía aquel Santo, Diago y otros escritores se han tomado para colocarle aquí la misma libertad que tuvieron Mariana, Ambrosio de Morales, y el autor del Oset bético para ponerle junto a Sevilla. El milagro consistía en que cerradas y selladas en el jueves santo las pilas del bautismo, y tomadas las posibles precauciones para evitar toda especie de fraude, llegada la hora del bautismo en el sábado santo se encontraban llenas de agua, ita cumulo altiore refertam, dice S. Gregorio, ut (página 143 del pdf muy borrosa, pongo * donde no puedo leer) solet super *** videasque ** partem in *** lib. I. cap. XXIV.) Otras circunstancias portentosas acompañan a este suceso, cuya verdad niegan algunos eruditos modernos, no sólo por la incertidumbre del sitio donde estuvo Oset (Oseu u *), sino por el silencio de los españoles de aquel tiempo, los cuales no dejaron en sus escritos noticia de este milagro doméstico, y que debía ser público en toda España. Confieso que es muy poderosa esta reflexión, si fuera verdadera. Mas los que esto dicen, y por ello niegan a España la gloria de haberse obrado en su seno este prodigio, que no niegan a otras provincias del orbe, ignoraron el testimonio de S. Ildefonso, arzobispo de Toledo, el cual, en el libro de cognitione baptismi en los capítulos 105 y 106, habla largamente y como testigo ocular de este milagro: Ecce videmus, dice, locum fontis constructum arentibus saxis, marmorisque obductum crustulis siccis, quem ita construentis industria iuncturis tabularum gypso, et calce, ceraquoque et marmoris pulvere compsit, * ut nullo pateat vel accesu, vel sp* vium... unde inter saxa latices?... Nudius tertius miraculi hujus aër nuntius fuit... longe procul odor exiit... Ecce ventum est in presenti, et patenti obtutu; omnes illic admirantes infigimus visus, aspicimus fontem affatim aquis exuberantem, quem noveramus arentem. Videmus exultantes gurgites auram nullam commotos. Y así prosigue haciendo una elegante descripción de todas las circunstancias del prodigio. Masdeu en la España Goda (Tom. XI. lib. III. núm. 132. pág. 213.) se hace cargo de la autoridad de S. Ildefonso, y responde que esos capítulos pudo tomarlos el Santo de otro escritor, como hizo con algunos del mismo libro. Paréceme débil esta salida: mientras no conste de quién los tomó, como consta de los demás capítulos, deben reputarse por suyos según las reglas de buena crítica,
mayormente no repugnándolo el estilo, que es gótico, y nada ajeno de S. Ildefonso. Mas aun dado que no lo sean, hízolos suyos hablando de propia persona, y usando de expresiones tan ceñidas y terminantes, que jamás se podrán verificar, sino suponiendo este milagro en España, y no lejos de Toledo. De otro modo no vendiera por suyo un libro, donde habla como testigo ocular de un hecho que nunca vio, o a lo menos no lo daría por tan cierto si no estuviera sabedor y plenamente convencido de él. Si calló el lugar del milagro y otras puntualidades con que pudiera certificarnos más del hecho, hízolo porque hablaba como orador, a quien es permitida cierta rapidez, que pasa sin tocar ni detenerse sino en lo que le importa para el fin que se propuso. Decir que S. Ildefonso habló aquí como historiador, téngolo por equivocación manifiesta. La lectura sola del lugar citado basta para hacer ver que su objeto era ponderar la bondad y el poder de Dios en este milagro, y que en esto emplea toda su elocuencia, omitiendo las circunstancias históricas como sabidas en su tiempo. Pues en lo tocante a los otros Padres y Doctores españoles, ¿quién dirá que no escribieron más libros que los que han llegado a nosotros? ¿Y por qué no podrán existir en los perdidos algunos documentos de este prodigio? En resolución, sea cual fuese la autoridad de S. Gregorio Turonense: háyase o no equivocado en la situación local de Ossen u Osser, en el cómputo de la Pascua, en el reinado de Teudiselo, y en lo demás que quisieren: la autoridad de S. Ildefonso que prescinde de todas estas circunstancias, es de gran peso a favor de un milagro de que depone como testigo ocular.
A Dios. Segorbe &c.
NOTAS Y OBSERVACIONES.
(1) El famoso milagro de la fuente bautismal. De esta especie de milagros tenemos ejemplos muy autorizados en la antigüedad eclesiástica. De la fuente marsiliana en la Lucania escribía Ataralico, Rey de Italia, al Emperador Severo que todos los años en la noche de la Resurrección del Señor, al llegarse a bendecirla el sacerdote para administrar el bautismo, detenía sus vertientes y subía en alto y en arco sin derramarse, y concluida la sagrada ceremonia volvía el agua a correr como antes (ap. Cassiodor. variar. lect. lib. VIII. epístola XXXIII. et Baron. ad ann. 417. n. LV.).
Pascasino, Obispo de Lilibeo en Sicilia, sobre cuyas ruinas se fundó después la ciudad de Marsala en un valle a la ribera del mar, contestando a S. León M. sobre el día en que debía celebrarse la Pascua el año 444, en prueba de que esta fiesta se había de fijar aquel año en 23 de Abril, como lo prevenía el ciclo de Alexandría compuesto por Teófilo, y no en 26 de Marzo como lo prevenía el ciclo de Roma, alega un milagro que había sucedido en la pequeña Iglesia de una aldea el año 417, en que habiendo celebrado los latinos la Pascua en 25 de Marzo, el baptisterio que milagrosamente solía llenarse por sí la noche de la Pascua, no se llenó hasta la noche del 22 de Abril, en que la habían fijado los de
(Página 147 ilegible. Busco otro pdf donde también falta un trocito)
Alexandria, *******dam vilisima possesio, Meltinas appellatur, in montibus arduis, ac sylvis densissimis constituta, illicque perparva, atque vili opere constructa est Ecclesia. In cujus baptisterio nocte sacrosancta Pasachali baptizandi horam, cum nullus canalis, nulla sit fistula, nec aqua omnino vicina, fons ex se repletur, paucisque qui fuerint consecratis, cum deductorium nullum habeat, ut aqua venerat ex se se discedit (al. descendit). Tunc ergo, sicut supra diximus, sub sanctae memoriae Domino quondam meo, ac Beatissimo Papa Zosimo, cum apud occidentales error ortus fuisset, consuetis lectionibus nocte sanctam discussis, cum presbyter secundum morem baptizandi horam requireret, usque ad lucem aquam non veniente, non consecrati qui baptizandi fuerant, recesserunt. Ut ergo breviter narrem, illam nocte quae lucessebat in diem dominicam decimo die kalendas Maii, fons sacer horam competenti repletus est. Evidenti ergo miraculo claruit occidentalium partium fuisse errorem.” (Paschassin. Episc. Lilybet. epist. ad Leon. c. III. op. S. Leon. t. I. p. 414.) De oriente refiere otras semejantes maravillas Sofronio por estas palabras: Soruba vicus quidam est ad radices montis in quo sita est Coëanensium civitas. In eo baptisterium quod in Sanctis Epiphaniis sudat (baptismus enim ibi eo tempore celebrantur) qui sudor per tres horas continuis incrementis augetur, et post baptisma peractum decrescere incipit, et tribus aliis horis sensim deficit. Et in castello Cedebratis sub monte Aenoandro civitatis situm est baptisterium, quod in primam paschalis sanctae Resurrectionis festivitate, cum sit lapis unus, ex se ipso continuò implectur: duratque aqua illa usque ad Pentecosten; moxque transactam Pentecoste, evanescit. Utraque verò ista miracula in provinciam Lyciae fiunt. Si quis autem haec ita esse non credit, usque ad Lyciam non grande iter est; pergat, et rei veritas fidem illi faciet (Sophron. Prat. Spirit. cap. CCXIV. CCXV.).
S. Epifanio hace memoria de otra maravilla obrada anualmente en muchos lugares, para convencer a los que no creían la maravillosa conversión del agua en vino en las bodas de Caná.
In multis locis, dice aquel Padre, usque in hunc diem hoc fit, quod tum factum est, divinum signum in testimonium incredulis: velut testantur in multis locis fontes, ac fluvii in vinum conversi. Y sigue confirmando esto con varios ejemplos. Del cual hecho, atestiguado por toda la antigüedad, habla Baronio en sus Anales (ad an. 31. n. 33), e hizo una completa defensa Honorato de Santa María contra algunos que intentaban rebajar el valor de este prodigio, ya que no pudieron negarle (In Reg. Crit. t. II. lib. IV. diss. II. art. II. §. II.).
Merecen leerse sobre estos y otros hechos semejantes las reflexiones del docto editor de las obras de San Ildefonso (Collect. SS. PP. Toletan. t. 1. pag. 210, seq).
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