CARTA XXVIII.
Real Cartuxa de Val de Cristo junto a Segorbe: su fundación, iglesia antigua de San Martín, reliquias y pinturas: memorias del maestro Antonio Bou: descripción de una antigua carta hidrográfica plana: opúsculos del V. P. D. Bonifacio Ferrer.
Mi querido hermano: Gran deseo muestras de saber si se halla en la Real Cartuxa de Val de Cristo el precioso tratado de Schismate Pisano que escribió el V. P. D. Bonifacio Ferrer, y publicó Martene, aunque con distinto epígrafe, copiándole, como él dice, del códice que en su tiempo existía en este monasterio (a).
(a) Bonifacii Ferrerii quondam majois Carthusiae Prioris, tractatus pro defensione Benedicti XIII editus ex MS. codice Carthusiae Vallis Jesuchristi. Marten. Thes. nov. anecdot. t. II. col. 1435.
El testimonio de este y otros escritores, y el haber vivido tantos años, y muerto finalmente en esta casa D. Bonifacio, y el afecto con que estos religiosos miran las cosas de aquel célebre hermano y General suyo, digo que todo esto me hacía confiar que se hallase aquí ese opúsculo, y que tendría el gusto de cotejar con él el impreso. Mas de las diligencias que se practicaron, no se sacó otro fruto que convencerme del extravío de este códice. Al paso hallé algunas otras curiosidades de que voy a darte noticia. Este monasterio reconoce por fundadores al rey. D. Pedro IV de Aragón y a su hijo D. Martín. Existe la donación del primero, fecha en 1386 (b: Véase el apéndice n. II.), en que aprobando la determinación de su hijo, que entonces era señor de Segorbe, instituye, funda y dota el monasterio, el cual, dice, queremos que desde ahora se llame del Valle de Jesucristo, en memoria de aquel valle santísimo de Josafat, en que firmemente creemos que aparecerá Jesucristo sobre una nube blanca con grande acompañamiento de Ángeles y Santos en el día del juicio; para que en premio de las obras buenas que hicimos hasta aquí con la gracia de Dios, y haremos en adelante, seamos colocados con los Santos a la diestra. Completó el infante siendo ya rey esta fundación; aún se conservan las celditas que habitaron aquellos primeros monjes, y donde el fundador con su familia vivía retirado algunas temporadas. El claustro mayor es grande y bien construido; en su luna está según costumbre el cementerio de los religiosos; en él hay varias cruces que indican el sitio donde fueron sepultados algunos varones insignes: tiene entre ellas distinguido lugar la de la sepultura de dicho P. D. Bonifacio. Se conserva todavía en buen estado la primitiva iglesia con la advocación de San Martín, consagrada el año 1401 por el arzobispo de Tarragona D. Íñigo Valterra y los obispos D. Hugo de Lupia y Bages de Valencia y D. Francisco Regner de Segorbe; a cuya función se halló también el cardenal Pedro Serra, obispo de Catania, y creo que otros prelados. En el nicho principal del retablo mayor está ahora una imagen pequeña de María Santísima, que dicen ser la que se encontró en el santuario de la Cueva santa a principios del siglo XVI; de lo cual acaso me resolveré a hablar otro día. A los dos lados de la puerta principal hay dos arquillas sepulcrales de madera en lugar elevado: en la una se lee: Hic jacet nobilis vir Ludovicus Corneyl (Luis Cornel, Cornell): y en la otra: Nobilis miles Dalmatius de Cervelione. (Cervilione, Dalmacio de Cervelló)
De la iglesia nueva y sus pinturas habló Pons (Tom. IV Carta VII. n. 43.): en su sacristía examiné despacio todas las reliquias. Diré de las más insignes, que son las siguientes: una porción de cenizas de los Niños Inocentes: una piedra del pesebre de Belén: otra del lugar donde oró Jesús al Padre, y un trozo de la columna donde fue azotado: tierra rociada con la leche de María Santísima, y uno de sus cabellos: un cilicio de S: Luis Bertrán: once cabezas de las once mil Vírgenes: los cuerpos de S. Máximo, S. Cándido y S. Fortunato Mártires: hueso y parte de una costilla de S. Mauricio: un pedazo de túnica y cordón de S. Francisco de Asís: un pedazo de la vara de Aaron de tres dedos, otro de la de Moyses de cinco dedos (ambas colgando de un relicario de palmo y medio de alto, que fue del uso del rey D. Martín, y a lo que parece anterior al siglo XIV): tres trozos de las varas de los Jueces o Seniores de Israel, dos de dos palmos y medio, y uno de tres y medio (estas no tienen auténtica, pero se conservan en el armario por tradición): un lignum crucis, que sirvió de pectoral al rey D. Martín: el altar portátil de este príncipe, y en una de sus puertas entre otras reliquias un pedacito del vestido que puso Herodes a nuestro Salvador.
Conservan en la misma sacristía un cáliz que dio a los monjes Benedicto XIII (Luna); tiene de elevación poco más de un palmo; el cráter, que es de figura cónica, tiene ocho dedos de diámetro, y seis de profundidad: la patena es de un palmo de diámetro, con una pequeña cavidad en medio, menos que la de Onteniente, de que hemos hablado.
En la entrada del claustro, frente a la celda prioral, hay un pequeño oratorio con un altar precioso por sus pinturas, que son de Joanes: el cuerpo principal tiene pintado en el centro a S. Sebastián asaeteado, los colaterales son S. Vicente Ferrer y San Bruno: en el pedestal está nuestro Señor Jesucristo difunto en los brazos de su santísima Madre antes de ser sepultado: los colaterales son S. Roque y la Magdalena. Excede a estas pinturas la del remate del altar, composición digna de Rafael, en que Santa Ana y María Santísima sosteniendo al Niño Jesús en sus brazos, estan leyendo las palabras que él les señala con el dedo escritas en un libro, y son estas: quodcumque petieritis Patrem in nomine meo.... En la capilla del Santísimo Cristo, en el claustro nuevo, copié la siguiente inscripción, por pertenecer a la memoria de un literato del siglo XV, cuyo nombre es notable en la historia eclesiástica de Valencia, y cuyos huesos descansan en el claustro mayor de esta Cartuxa. Dice así: Celebrantes in hoc altari tenentur orare pro spectabili, ac prudentissimo viro magistro Antonio Bou, sacrae theologiae dignissimo professore, canonico Valentino, vicario etiam generali, nec non paenitentiario Domini PP. Calixti Tertii, et pro parentibus suis. Qui venerabilis vir praesentem dotavit capellam, sepultusque in cimiterio claustri obdormivit in Domino XXV die Novembris anno Domini MCCCCLXI, cujus anima requiescat in pace. Amen. Como es tan escasa la noticia que da Ximeno de este teólogo, he rogado al L. Ribelles que me comunique las ciertas que puedan ilustrar más su vida; y me escribe la carta que al fin insertaré a la letra. Entre las cosas notables de este monasterio, la más útil a la literatura nacional es una carta hidrográfica plana que se conserva en el archivo. Aunque no es dádiva del rey D. Martín, como aquí creen (que cierto no pudo serlo, habiendo fallecido este rey dos o tres años antes que se hiciese esta carta), es muy estimable por ser la primera que se conoce de este género en Europa. D. Juan Andrés en su obra Origen....de la literatura (Tom. VI. lib. III. cap. 2.) atribuye la invención de las cartas náuticas planas al infante D. Henrique de Portugal, y a los desvelos y pericia de una academia de náuticos que juntó en Sagres, pueblo entonces pequeño del Algarbe en el cabo de S. Vicente, donde había fijado su domicilio el año 1415. De suerte que debe contarse como posterior a esta época la invención de las cartas hidrográficas planas, en que se pintasen los grados de longitud paralelos entre sí, como hasta entonces se hubiesen pintado con la correspondiente oblicuidad hacia los polos; cosa que ocasionaba errores y desgracias a los navegantes. Pues esta que se halla en Val de Cristo es anterior a aquella época, como consta por la inscripción que tiene con letras de oro de carácter monacal, que descubre al mismo tiempo su autor. Dice así:
MECIA DE VILA DESTES ME FECIT
…..
IN ANO MCCCCXIII. (Encima de la M y las C hay 5 circulitos)
Acaso sería mallorquín el autor, y pudo llamarse Maciá, que es Matías; pero no puedo averiguar si el apellido es de algún lugar que se llame Destes (D'Estés). Como quiera, el pergamino es entero, de cinco palmos de largo y cuatro de ancho: comprende todo lo descubierto hasta aquel tiempo; es a saber, las costas de Europa y las de África hasta la Guinea, y los confines del Asia. Por el occidente las Canarias e Islas de Cabo Verde. Las costas de España están más demarcadas que las otras. Pinta también en su lugar algunas constelaciones celestes, y en cada reino el escudo de sus armas, y en los de África y Asia sus reyes, con una noticia histórica sucinta de su poderío, costumbres &c. Por ejemplo pinta al Preste Juan con mitra dorada, y bajo dice en lemosín lo siguiente. (a: En castellano dice así: “El Preste Juan por la gracia de Dios firme en la fe de Jesucristo, así por persuasión como por los muchos milagros obrados en aquella tierra por el Señor Santo Tomás Apóstol, cuyo sepulcro se venera aún en nuestros días. Tiene tanto poder este príncipe, que ninguno de acá pudiera hacerle guerra; defiéndenle también un desierto de salvajes y otras montañas que cierran su frontera, llenas de muchas y diversas fieras." Samuel Bochart (Phaleg lib. IV. cap. XXVI. § VI.) juzga que este fue nombre de un solo rey, que lo fue de los turcos y de los tártaros y de otros pueblos del Asia en el siglo XII llamado en lengua pérsica *** Padeshe Prestigiani, que quiere decir Rey Apostólico, y conocido comúnmente con el nombre de Unch-Chan III. Unch en la lengua siríaca es abreviatura de Iouhannan: Chan significa Rey o Emperador. Los historiadores siros (sirios) le llaman Iouhannan Malca, esto es, Juan Rey, los árabes Almalec Ioahanna. Como este rey en varios documentos latinos es llamado Presbyter Joannes (Vinc. Belovac. l. XXIX. cap. LXIX. Otho Frig. lib. VII. cap. III. Asseman. Bibl. Orient. t. III. p. II. pág. 490.) tomaron de aquí ocasión algunos para creer que este príncipe era juntamente sacerdote, y otros para asegurar que lo fueron antiguamente todos los reyes de los abisinos (abisinios). Mas como esta opinión se funda sólo en el nombre de aquel príncipe, conjetu ran otros que se llamó Presbyter para mostrar el aprecio que hacía de la religión cristiana que profesaba y de sus ministros, aunque era nestoriano: o que le llamaron así por adulación aquellos herejes. No hay necesidad de estos recursos, constando, como dice Golio (in Sever. Sulpic. Sacr. hist. lib. I. cap. LXXXVIII.), que en la lengua pérsica *** Praestar Chan significa mancipiorum rex, siendo más natural que se llamase rey de los esclavos de que abundaba su imperio, que sacerdote, cuyas funciones no consta que hubiese ejercido. La opinión de que se dio título de Preste Juan a todos los reyes de los abisinios, por ser sacerdotes, se funda en lo que dice el armenio Abuselah en su Crónica: Todos los reyes de Etiopía son sacerdotes, y celebran en altares la liturgia: y durante su reinado no dan la muerte a nadie por sí mismos: si alguno contraviene a esto, pierde el derecho de la liturgia, quedando derogadas las leyes que anteriormente hubiese establecido; a cuya relación añade gran peso el asenso de Renaudot en su Historia Patriarcharum Alexandrinorum p. 223, donde trata largamente esta materia con ocasión del título Rex *Yunami, dado a Elkera, Rey de Nubia, cristiano jacobita. Sobre cuyo pasaje, y lo que añadió más adelante pág. 338, merecen leerse las observaciones de Asseman en el lugar citado pág. 488 y sig.)
“Peste Joan (a) per la gracia de Deu ferm en la fe de Jhs. Xt., e per instigasio, e per molts miragles aqui fets per mon senyer S. Tomas Apostol: al dia de vuy es honrada la sua sepultura; e sapiats que el a tan gran poder que negu deci no li poria tenir camp, sino que el enbargen desert de salvages que i es, e altres montanies que li son entorn de la sua frontera, en que stan moltes e divers bisties feres.” En la descripción de la Albania dice las siguientes palabras pertenecientes a la noticia de los perros albaneses (a). “En aquest desert ha axi grans cans, e forts de cors, e de cor, e axi forts com a toros; e fan batala ab los leones, els maten; e lo libre de Aleexandri diu quem li fo tarames (tramés) I. ca albanes (albanés), e fo mes en batala ab I. leo, e ab I. porch (b) sechalt, et ab un alefant (elefant), e en mens de tems ho... acytot vensut, e ay tan be se ven denit com de día.”
(a) “En este desierto hay perros tan grandes, tan membrudos, valientes y fuertes como toros, los cuales luchan con los leones y los matan: y el libro de Alexandro cuenta que le fue enviado a aquel príncipe un perro albanés, y luchó con un león y un jabalí y un elefante, y en breve tiempo los venció; y ven de noche tanto como de día.”
(b) En el antiguo lemosín se llamaba jabalí porc sechlat o senchlat (senglar), de singularis, como si dijera, solo o solitario, a diferencia de los cerdos domesticados o caseros, y de los que van en piaras. Los latinos llamaron al jabalí singularis a imitación de los griegos, que le llamaban *gr por la misma alusión; de donde nació haber entendido algunos del jabalí aquellas palabras del salmo LXXIX. v. 14: et singularis ferus depastus est eam, sobre lo cual merecen leerse las observaciones de Samuel Bochart en su Hierotoicon lib. III. cap. XXIX. Otros creen que sechlat, así como otras voces semejantes adoptadas en otros idiomas, viene de la teutónica zacken o zancken (curvos, uncinatus) por alusión a la figura de las navajas o colmillos del jabalí, de lo cual trata Wachter Gloss. Germ. v. Zinke.
Tomó el autor esta noticia de Plinio (a: V. Plin. Hist. Natur. lib. VIII. ), Estrabón, Aristóteles y otros naturalistas antiguos. He copiado estas palabras para muestra de su crítica, y principalmente de su lenguaje; que en las innumerables descripciones de que abunda, siempre es lemosín. Más abajo de las islas de Cabo Verde pinta la embocadura de un río que llama del oro, al cual en los mapas modernos no puede corresponder otro que el llamado Gambia. Pudieron muy bien los antiguos llamarle del oro por las arenas de este metal que debía arrastrar su corriente de lo interior de la provincia, como se lee de otros ríos de América. Frente a la embocadura de dicho río pinta un barco con dos timones con la proa hacia África, y bajo de él estas palabras, que se leen con alguna dificultad... lo uxer de Iacym Farrer per anar al riu de lor al iorn de S. Lorens, qui es a X de agost, y fo lo any MCCCXLVI.
Una o dos palabras del principio están enteramente borradas, mas debe ser ixque o parti (ixqué o partí); y así dirá en castellano: Partió el bajel de Jayme (pone Iacym o Iacme, Jacme, Iavmes?) Farrer para ir al río del oro el día de S. Lorenzo, que es a 10 de agosto; y fue el año 1346. No es tan considerable la noticia de la expedición de este catalán o mallorquín, como la sospecha de que el mismo sea aquel Jayme de Mallorca, de quien escribe el citado Andrés que era presidente y jefe de la academia que dije de los Algarbes en 1415, cuando ya muy entrado en edad pudo poseer perfectamente la náutica con la larga experiencia y los viajes que había emprendido sesenta y nueve años antes. Omito otras noticias de menor entidad que da de sí este precioso monumento, el cual debe ser reputado como el primero de su clase, que yo sepa, que nos conserva la antigüedad. Otra carta de estas hidrográficas planas me acuerdo haber visto en la biblioteca del monasterio de S. Miguel de los Reyes muy maltratada; cabalmente en un agujero que se le hizo al parecer para colgarla en la pared, estaba escrito el año en que se formó. Mas por la semejanza en el todo de ella con esta de la Cartuxa, conjeturo ser obra del mismo tiempo: aun las inscripciones, que casi todas son lemosinas, parecen de la misma mano: muestras del esmero de nuestros marinos en los siglos XIV y XV. Volvamos a las cosas del V. P. D. Bonifacio; he hallado aquí cuatro opúsculos suyos inéditos (a: V. Apéndice n. III). Debí al P. D. Judas Tadeo Otero la adjunta copia de ellos, que son los siguientes.
1. Quare Cartusienses non comedant carnes.
2. De miraculis, et Sanctis in Cartusiam.
3. De approbatione, et confirmatione Cartusiae.
4. De caeremoniis in Cartusiam.
He oído que algunos atribuyen los tres primeros tratados a J. Gerson, canciller de París, aludiendo sin duda a los que con el mismo título se hallan entre sus obras (Tom. 2. part. V. col. 711. sig. ed. Antuerp. 1706). Mas cotejados estos opúsculos con los de Gerson, hallo que el primero de los MS. es enteramente distinto del impreso, y sólo conviene en el título. El de Gerson es indubitablemente suyo, escrito en el año 1401, como se prueba en la gersoniana: con graves razones y autoridades vindica en él la abstinencia de carnes en la orden de los catuxos (cartujos). El dei P. D. Bonifacio prueba lo mismo por dos milagros, y llena escasamente una décima parte del primero. Así que estos escritores compusieron cada uno su tratado sin usurpar cosa del otro.
No sucede así en los dos siguientes: porque se advierte grande uniformidad en el estilo y en los pensamientos, a pesar de la diferencia en la extensión de los tratados, en lo cual exceden en mucho los del P. D Bonifacio a los de Gerson. Por donde aparece que el uno de ellos se aprovechó del trabajo del otro. Y que esto hiciese Gerson extractando lo que trabajó D. Bonifacio, lo persuade el exordio del opúsculo 3.° de approbatione et confirmatione Cartusiae, donde dice el autor de este MS. que se hallaba ocupado en los negocios del próximo capítulo general; lo cual de ningún modo conviene al Canciller de París. En el mismo exordio dice que envía el tratado de Caeremoniis, que es el 4.°, el cual es sin disputa del P. D. Bonifacio: luego también lo es el 3.° Añádese a esto el parecer de Teophilo Raynaudo, el cual en el tratado que intituló Trinitas Patriarcharum, hablando de S. Bruno, a quien llama * (no se lee bien) sty*ta mystic*s, en el punt. XI núm. 17, después de referir los privilegios concedidos por los sumos pontífices a la orden de los cartujos, dice: Audisti quot pontifices cartusiense institutum exornaverunt, et privilegiis amplissimis communicaverunt. Quis crederet futuros qui effuvirent ordinem cartusianum non esse a sede apostolica approbatum ita ut opus fuerit Bonifacio Ferrerio, S. Vincenti germano (hermano), lucubratione quadam, Gersoni falso adscripta, iam insulsitatem depellere * Pues del opúsculo 2.° de sanctis et miraculis in Cartusiam, dice allí mismo (Punct. X. § 2. n. 2.) Extat de eodem argumento (cur infrequentia sint apud cartusianos miracula) opusculum Bonifacii Ferrerii, germani S. Vincentii, perperam adscriptum Gersoni, ejusque secundae parti insertam. Lo mismo aseguran de los opúsculos Sutor (de vita cartusianam, lib. 2. cap. 6.), Madariaga (vida de San Bruno part. 2. c. 24. §. I.), Tritemio, Possevino y otros. Y si a esto se añade que D. Bonifacio murió doce años antes que Gerson, y que ya desde el 1410 se retiró a su Cartuja de Portaceli en el reino de Valencia, y que en 1424 se hallaban estos opúsculos atribuidos a él, entre los MSS. de auqel monasterio, como consta por el índice que formó entonces el prior D. Pedro Ferrer; no queda duda de que son obra suya, sino que Gerson, como tan amante de la orden de los cartujos, debió ocupar algunos ratos en extractar estos opúsculos, y estos extractos hallados después entre sus papeles pasaron por obra suya original: y no hay más; ni yo diré más por ahora de este ilustre varón, esperando ocasión de volver a hablar de él, si verifico una excursión que estoy meditando a la real Cartuja de Portaceli.
A Dios. Segorbe &c.
Carta del P. Lr. Fr. Bartolomé Ribelles al P. Fr. Jayme Villanueva.
M. R. P. Voy a desempeñar el encargo que V. me hizo de buscar algunas noticias pertenecientes al maestro Antonio Bou, cuya inscripción sepulcral vimos en la Cartuja de Val de Cristo el día 7 de mayo del presente año. No menciona este recuerdo la patria del maestro Bou, ni Ximeno al año 1468 (en que le coloca por equivocación) hace mención de ella; aunque en el índice por patrias puesto al fin del tomo 2.° de su Biblioteca, le reconoce por natural de Sueca, o por decirlo como se debe, de Zueca o Zucha (a). Esto mismo asegura un escritor coetáneo, capellán del rey D. Alonso V, al f. 98 del diario que dejó escrito de su mano, y se conserva original en la bilioteca de este convento; cuyas palabras copiaré más adelante. Si como nos consta la patria de este grande hombre, supiéramos la edad de que murió, podríamos conjeturar con menos incertidumbre el lugar de sus estudios; pero sin embargo del silencio que observo en todas las memorias acerca de esto, me atreveré a decir que estudiaría en Valencia, o en el estudio general erigido a persuasión de S. Vicente Ferrer el año 1411, o en las escuelas particulares, o en las del cabildo, que había en esta ciudad antes de la erección del estudio general (b)...
(a) El M. Fr. Francisco Diago en el tomo 1.° de Apuntaciones MSS. que se conserva original en la biblioteca de este conventol, al f. 222 dice: “Este pueblo no se llamaba antiguamente Zuecha, sino Zucha. Y así lo he visto en un auto de venta de unos campos del término de Ouxama a Jayme del Boorn (Born), vecino de Zucha, hecha por Guillén (Guillem) Marques (o Marqués), estando en Zucha IX. kal. Nov. an. 1296, y el auto he visto en el archivo de Zueca (Sueca). Y allí he visto otro del año 1324, en que aún se le daba el nombre de Zucha.”
(b) Sobre este y otros puntos que se tocan en esta carta acerca de las escuelas antiguas de Valencia, véase el tomo 2 de este viaje, carta XV.
Condecorado con el grado de maestro obtuvo una cátedra de teología, según dice la inscripción; y si es cierto lo que añade Ximeno, que fue la de la catedral de Valencia, deberemos decir que la inscripción no guarda orden cronológico en sus títulos y ascensos. No me atreviera a producirme con expresiones de tanta confianza, si no hallara en uno de los muchos fragmentos que poseo del erudito P. Fr. Josef Texidor, que el maestro Bou tomó posesión del canonicato de la seo de Valencia en 12 de junio del 1430. Constándonos pues por otra parte, que desde el año 1345 en que fue instituida esta cátedra en la seo de Valencia, hasta el de 1443, la regentaron solamente religiosos de nuestra sagrada orden, y que en este último año se hizo la constitución de que en adelante fuesen seculares los eclesiásticos que la obtuviesen; creo que podré asegurar que el maestro Bou fue canónigo de Valencia antes que profesor de teología en su catedral. No he podido hasta ahora averiguar quien fuese el primer catedrático secular que obtuvo esta lección de la seo de Valencia; pero el singular mérito del canónigo Bou, y la grande reputación que adquirió por aquellos tiempos, me inducen a sospechar, que quizá sería el primero que se coronaría con esta gloria.
El capellán del rey D. Alonso V no nos le presenta como canónigo hasta el año 1457 en que habla de él por primera vez. Supone en primer lugar, y refiere el recibo de una carta, que Calixto III escribió el año 1456 al cabildo eclesiástico de Valencia, participándole que la mayor parte de la cristiandad le había enviado embajadores y regalos, y que Valencia, que había sido el principio de su bien, no se había cuidado de ello; por cuya razón les suplicaba, que por parte del cabildo y clero le enviasen un embajador, para que él pudiese hacer a favor de la seo de Valencia aquello que deseaba. En vista de esta carta el año 1457 fue electo por el cabildo y clero de Valencia el reverendo maestro Antonio Bou, canónigo y vicario de S. Pedro, para que fuese con la embajada a Calixto III de parte del cabildo y clero de Valencia. “En lany de 1457 (dice el Diario MS. fol. 98.) per los honorables canonges, e capitol de la seu, e per tot lo clero fonch helet (elet) lo reverent mestre Anthoni Bou, natural del loch de Zuequa, et canonge de la dita seu, e vicari de Sent Pere per missatger al dit Sant Pare papa Calixti.”
Partió de esta ciudad domingo a 27 de Octubre de 1457, para embarcarse en Denia, llevando en regalo para su santidad un jarro y un par de vinajeras de cristal, guarnecido todo de oro, cuyo valor pasaba de mil florines. Desempeñó felizmente su embajada; y el día 17 de abril del año 1458 llegó a Valencia cargado de gracias y reliquias, que Calixto III enviaba de regalo a su esposa la catedral de Valencia. Salió a recibirle la gente más distinguida de la ciudad, y antes de entrar en esta, se presentó en el palacio del real a la reina Doña María; y después pasó a visitar a las hermanas y sobrinas de Calixto III, que habitaban en el palacio episcopal. No quiso nuestro embajador fiar a otro la publicación de las gracias y reliquias que traía de Roma: él por sí mismo quiso enterar de ellas a los valencianos, pronunciando un discurso en la catedral el día 30 de abril del mismo año, y explicando en primer lugar la indulgencia plenaria o jubileo, que había concedido su santidad a la virgen María de la seo de Valencia para aquel año, y para todos los demás en que la fiesta de la Asunción se celebrase en sábado, desde las primeras vísperas de esta hasta las segundas vísperas de la festividad de S. Luis obispo, con tal que diesen de limosna cada uno de los que le quisiesen ganar diez sueldos de moneda corriente para la fábrica de la seo. Todo esto es del citado diario. Parece que el cabildo no fue el primero que pidió a su santidad esta gracia; pues los jurados de Valencia en 14 de mayo de 1455 habían escrito ya a Manuel Suau, su embajador en Roma, para que la solicitase (a: V. tom. *21 carta XVII )
A más (además) de la bula del jubileo trajo también de Roma el canónigo Bou un precioso regalo de reliquias, del cual habla el capellán del rey D. Alonso V en su diario MS. Pero por cuanto el P. M. Fr. Francisco Diago en el tomo 2. MS. de sus apuntaciones habla con más extensión, produciré aquí sus palabras, que son las siguientes. “El papa Calixto III en 8 de los idus de Marzo del año de la Encarnación de 1457 envía desde Roma a la seo de Valencia treinta y nueve reliquias muy principales (dejando aparte un relicario con muchas otras), y entre ellas de la columna (coluna) en que Cristo fue azotado; de la mirra que le ofrecieron los Magos; de su pesebre; del velo de nuestra Señora; de S. Pablo, S. Andrés, S. Esteban, S. Lorenzo, S. Calixto P. y M., flecha de S. Sebastián, S. Cipriano, S. Dionisio Areopagita, Santa Marta, Santa Bárbara, Santa Catalina mártir, S. Cosme y Damián, Abdón y Senén, y de Santo Tomás Cantuariense. Y la atendencia que pone es: Sanè recesentes, quòd ecclesia Valentina, nostra dudum sponsa charissima, nunc verp filia praedilecta, inter caeteras partium illarum cathedrales ecclesias in non modicam veneratione habetur, ac insignis, ac famosa reputatur: quòdque ex illam non mediocres recepimus honores; et propterea illam in nostrae mentis visceribus amplectentes, ac eam nostram solitam liberalitate sacris donativis decorare volentes ad laudem, gloriam et honorem Dei, et gloriosae Virginis Mariae, sub cujus titulo ipsa dedicata existit, ac majorem sanctorum, ac sanctarum, necnon fidelium eorundem ad dictam ecclesiam devotionem augendam, infrascriptas reliquias de hac *almam urbe ad eamdem ecclesiam decernimus destinandas.”
El docto Juan Bautista Ballester, arcediano de Murviedro, en su Catálogo de las vidas de todos los obispos y arzobispos de Valencia, pág. 558, asegura que el maestro Antonio Bou, canónigo de Valencia, tomó posesión de la mitra por el cardenal D. Rodrigo de Borja, sobrino de Calixto III, en quien este la había proveído. Pero me inclino más a lo que escribe el P. Texidor, pág. 324 de su episcopologio de Valencia MS., a saber: “Que el cardenal D. Rodrigo de Borja, en 1.° de julio del año 1458, otorgó su poder a Juan Llansol, canónigo y vicario capitular de la iglesia de esta ciudad, quien tomó la posesión con escritura ante Juan Esteve, escribano del cabildo, en 21 de dicho mes de julio.”
Sigue la inscripción acordándonos que el canónigo Bou fue vicario general o provisor, con cuyo título no le hallo condecorado en ninguna de las muchas memorias históricas que disfruto. Tengo por cierto que no lo fue, siendo obispo de Valencia el cardenal D. Rodrigo de Borja, pues habiendo tomado este posesión de la mitra el día 21 de julio de 1458, en 21 de octubre del mismo año era su provisor D. Guillén Caldes, doctor en ambos derechos, y como tal hizo la declaración de la bula del jubileo (a). (a: Esta declaración y otros documentos pertenecientes a la bula y al jubileo se hallarán en el tomo 11. pág. 230. sig.)
Sólo pues pudo ser vicario general del papa Calixto III, obispo al mismo tiempo de Valencia. Así parece manifestarlo el contexto de la inscripción, que dice: Vicario etiam generali, necnon paenitenciario domini nostri papae Calixti tertii. Cuyas palabras parecen hacer este sentido: el maestro Antonio Bou fue vicario general, y también penitenciario de nuestro señor el papa Calixto III. Siendo esto así, falta todavía señalar la época de su vicariato general: en cuya decisión, advirtiendo por una parte un sumo silencio en las memorias antiguas, y considerando por otra que no era regular que el cabildo y clero de Valencia enviasen por embajador a Calixto III al vicario general que él tuviese puesto a la frente de los asuntos eclesiásticos de esta diócesis, me inclino a creer que su santidad le nombraría provisor cuando le trató en Roma con motivo de su embajada, y que regentaría dicho oficio desde su entrada en Valencia hasta la vacante, que luego se verificó. Obtuvo también el canónico Bou la dignidad de penitenciario del papa Calixto III, según nos lo asegura la inscripción, la cual es la única memoria que nos conserva este título. Puede entenderse por él que su santidad le nombró penitenciario suyo, o bien para toda la cristiandad, o bien para que lo fuese determinadamente en Valencia, dándole las facultades necesarias para absolver de los casos reservados a su santidad. El diario del capellán del rey D. Alonso V, aunque no le describe condecorado con estos dos últimos oficios, le atribuye otro que no se halla en la inscripción, llamándole vicario de S. Pedro en las palabras que copié arriba; añadiendo que ejercía este oficio cuando el cabildo y el clero de Valencia le eligieron para ir con la embajada a Calixto III. Esta noticia nos descubre que esta parroquia mayor de Valencia tuvo en algún tiempo por vicarios a los canónigos de la catedral. Se encarga estrechamente en la inscripción a los sacerdotes que celebren en aquella capilla, que tengan presente en sus oraciones y sacrificios a este insigne bienhechor, que la dotó, y a sus difuntos padres. He dado una ojeada a todos mis papeles por ver si podría dar alguna razón de quienes fueron estos; pero nada he podido rastrear; y sólo podré decir que los del apellido de Bou obtuvieron los primeros puestos, y regentaron los más honrosos oficios en esta ciudad y reino por los tiempos en que floreció nuestro insigne canónigo. Diré algo de ello en particular.
En las cortes que el rey D. Alonso V celebró en Valencia por septiembre de 1419, se halló presente entre los nobles Grao o Gueraldo Bou (Gerau) (Diago Apuntaciones MSS. tomo I. fol. 200.)
Convocando la reina Doña María para las cortes de Trayguera (Traiguera), que debían celebrarse en 18 de abril de 1421, escribió a todos los nobles de esta ciudad y reino, y entre otros a Geraldo Bou, con fecha de Tortosa a 18 de marzo del mismo año (Diago ibid. fol. 202.)
Pedro Bou, ciudadano de Valencia, era uno de los diputados del reino el año 1424, y como tal prestó con los demás al rey D. Alonso V diez mil florines, obligánsoles el rey las rentas de la Baronía de Corbera. Concluyóse esto en el real de Valencia en 11 de abril de 1424 (Diago ibid. fol. 59.).
En el convite que el rey D. Alonso V hizo en el real de Valencia al infante de Portugal, hurtó no sé quién una copa de plata; y el rey mandó hacer diligencias para hallar al ladrón y castigarlo. Y aun desde Zaragoza, en 8 de marzo del año siguiente 1429, escribió a Pedro Bou, lugarteniente de gobernador del reino de Valencia sobre lo mismo (Diago ibid. fol. 211.).
El capellán del rey D. Alonso V al fol. 112 de su diario MS. dice de Pedro Bou lo siguiente: “Diumenge a 18 del dit mes de Febrer (de 1459) la noble ciutat de Valentia feu molt grans, e belles juntes, e foren 5. taulages, ço es Pere Bou per los ciutadans... Los tres portaven paraments de seda morats, e los dos de seda blava ab senyals reals, e corones ab grans divises; ço es Pere Bou portava en la cimera lo Deu d'amor ab huna fletxa e sageta &c.” “En lo dit any (1461) Valencia feu misatger al senyor rey que era a Zaragoza: e foren misatges Don Luys Cruelles (Cruilles, Cruylles), e en Guillem Masquo (Mascó), jurats de Valencia, Micer Jaume Garcia, Micer Pere Amalrich, advocats de la ciutat, e en Franchs Zaera (Çaera), racional de Valencia, e en Pere Bou &c.” (Diario fol. 133. col. 4.)
La familia de Bou había también dado ya por aquellos tiempos nombre a una calle de Valencia, que hasta nuestros tiempos se llama de en Bou (d'Embou), como se ve en el pregón que se hizo en Valencia para publicar la procesión de acción de gracias por la exaltación al pontificado de Calixto III, para cuya carrera se señala entre otras lo carrer de en Bou. Esto por lo que respeta (respecta) a su familia; por lo tocante a su muerte “otorgó (dice el P. Texidor) su testamento el maestro Bou ante Juan Esteve, notario y secretario del cabildo, en 14 de mayo de 1461; y habiendo muerto en 25 de noviembre de dicho año, fue llevado su cadáver a darle sepultura al monasterio de Val de Cristo como él lo había mandado.” Concuerda esto con la inscripción, que solamente nos refiere el día y año de su muerte y el lugar de su entierro, sin mencionar los motivos de haber sido allí enterrado. Según esto, pues, moriría en Valencia el maestro Bou; y sería llevado su cadáver a la Cartuja de Val de Cristo, cumplendo los albaceas su disposición testamentaria, en la que se incluiría también la dotación de la capilla del crucifijo, de que habla la inscripción, no menos que la manda de hacer de nuevo el rejado y el retablo de la capilla de S. Pedro de la catedral, que refiere el Diario por estas palabras: “Dijous 9 de Agost (any 1470) vigilia de Sant Lorens fonch mes lo rexat de ferre en la capella de Sant Pere de la seu, e lo retaule pera la dita capella; lo qual retaule, e rexat fonch pagat dels bens de mestre Anthoni Bou, canonge de la dita seu, e vicari de Sant Pere. Era natural de Zuequa.”
Era regular que este insigne valenciano escribiese algunos comentarios del maestro de las sentencias para dictarlos desde la cátedra que obtuvo en la seo de Valencia; pero es de creer también que perecieron, cuando no los produce Ximeno, que supone existentes en la biblioteca de la catedral de Valencia dos tomos de sermones suyos MSS. Estas son las noticias que he podido recoger para ilustrar la memoria del maestro Antonio Bou...
Dios guarde a V. muchos años. Valencia 11 de junio de 1803. = Fr. Bartolomé Ribelles, cronista de la ciudad y reyno de Valencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.