Mostrando entradas con la etiqueta Ramón. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Ramón. Mostrar todas las entradas

jueves, 10 de octubre de 2024

Restauración (Restauració)

Restauración

Esta obra fue estrenada, en su versión original, en el teatro Romea de Barcelona, el 16 de noviembre de 1990, bajo la dirección de Ariel García-Valdés y con el siguiente REPARTO (por orden de aparición):


MALLENCA

Rosa Novell

RAMON (no lleva tilde en el dialecto occitano catalán)

Ramon Madaula

BERNAT

Jordi Bosch

LLORENS

Pep Cruz

REY

Pere Ponce

Restauración es una pieza insólita en el teatro hispánico contemporáneo: se trata de una experiencia imaginativa y singular de teatro poetico, que estiliza el marco histórico de la epoca de Alfonso XII en un juego sutil de perspectivas múltiples, basado, en palabras del autor, en lo que puede suceder cuando una noche de tormenta provoca encuentros casuales que en el fondo nada tienen de casuales.


(comprar en eBay ES)


Sobre el Rey:

Alfonso XII de España, apodado «el Pacificador» (Madrid, 28 de noviembre de 1857-El Pardo, 25 de noviembre de 1885),​ fue rey de España entre 1874 y 1885. Hijo de la reina Isabel II y del rey consorte Francisco de Asís de Borbón,​ con el inicio de su reinado terminó la Primera República y comenzó el período conocido como Restauración. Tras su muerte prematura a los veintisiete años, víctima de la tuberculosis, fue sucedido en el trono por su hijo póstumo, Alfonso XIII, cuya minoría de edad estuvo encabezada por la regencia de su madre, la reina viuda María Cristina.

Alfonso XII de España, apodado «el Pacificador» (Madrid, 28 de noviembre de 1857-El Pardo, 25 de noviembre de 1885)


Nació en el Palacio Real de Madrid el 28 de noviembre de 1857.
En Madrid y en la corte circuló el rumor, también durante el embarazo,​ de que su verdadero padre no era el rey consorte, Francisco de Asís de Borbón, sino el entonces amante de la reina, el capitán de ingenieros Enrique Puigmoltó y Mayans, III conde de Torrefiel y I vizconde de Miranda, de ahí que en algunos medios populares se le llamara al recién nacido el Puigmoltejo.

Alfonso, que recibió el título de príncipe de Asturias tras su nacimiento, tenía cuatro hermanas: la infanta Isabel, condesa de Girgenti (1851-1931), la infanta María del Pilar (1861-1879), la infanta María de la Paz, princesa de Baviera (1862-1946) y la infanta María Eulalia, duquesa de Galliera (1864-1958). Fue bautizado el 7 de diciembre de 1857 en la capilla del Palacio Real de Madrid por el patriarca de las Indias, siendo su padrino el papa Pío IX representado por el nuncio, Lorenzo Barili.

Entre los preceptores del joven príncipe Alfonso se hallaban el duque de Sesto y el arzobispo de Burgos, este último elegido por la propia reina Isabel tras consultar con Pío IX.

El príncipe de Asturias Alfonso, a punto de cumplir los once años de edad, tuvo que abandonar España cuando la Revolución Gloriosa de septiembre de 1868 puso fin al reinado de su madre y dio inicio al Sexenio Democrático.19​ La exreina se puso bajo la protección del emperador francés Napoleón III y junto a sus hijos estableció su residencia en París en el «hermoso» Palacio Basilewsky, que Isabel II compró con el dinero que había depositado durante su reinado en la Casa Rothschild de París y con un préstamo de la misma entidad por el valor de las joyas que se había llevado consigo,20​ y que rebautizó con el castizo nombre de Palacio de Castilla, mientras que el rey consorte Francisco de Asís de Borbón se iba a vivir a un palacete en las afueras de la capital francesa tras haber formalizado su separación de la destronada reina.

El príncipe Alfonso fue matriculado en el elitista y privado colegio Stanislas y su formación política corrió a cargo de su preceptor Guillermo Morphy.

A fines de febrero de 1870 el príncipe viajó a Roma para recibir la primera comunión de Pío IX, pero sin lograr, como pretendía la exreina, que el papa reconociese públicamente a la dinastía Borbón como la legítima depositaria de los derechos al trono español y que condenara el «régimen revolucionario» establecido en España.
Lo que sí se consiguió fue que de los cuarenta y tres miembros del episcopado español que se hallaban en Roma con motivo de la celebración del Concilio Vaticano I, treinta y nueve visitaran al príncipe, y que uno de ellos, el prestigioso arzobispo de Valladolid, el cardenal Juan Ignacio Moreno y Maisonave, le preparara para recibir la eucaristía.

Al mismo tiempo entre los partidarios de los Borbones, tanto dentro como fuera de España, se fue extendiendo la idea de que la restauración de la dinastía sólo sería posible si Isabel II abdicaba en el príncipe de Asturias.30​31​ Isabel II tardó un año en decidirse pero el 20 de junio de 1870 abdicó la Corona en favor de su hijo.

La guerra franco-prusiana motivó que la familia real española se trasladase transitoriamente a Ginebra, donde además de recibir clases particulares, Alfonso acudió a la Academia Pública de la ciudad cantonal. Como continuación de su educación se eligió la Real e Imperial Academia Teresiana de Viena (Collegium Theresianum). Durante su estancia en el Theresianum, desde febrero de 1872 hasta la finalización de sus estudios en junio de 1874, Morphy desempeñó un papel crucial en la formación del carácter e inteligencia del príncipe Alfonso. Ideó un programa de enseñanza en el que se prestaba especial atención a su formación humanística, a los ejercicios corporales y a las visitas a museos, fábricas y otros establecimientos y lugares de interés, además de instruirle en el derecho constitucional.

jueves, 25 de abril de 2024

2-7, De Deabo Africano, nombrado Gerión, séptimo rey.

Capítulo 7.

De Deabo Africano, nombrado Gerión, séptimo rey.

Son las leyes, columnas en que se sustenta el imperio, áncoras, firmeza, y acierto de los reinos: no las armadas, ni ejércitos aseguran, porque faltando el rey sin sucesor, sólo sirven de más (prompta) pronta ruina de la Patria: (lloròlo) lo lloró España en la muerte de Beto sin hijos; estando divididos los españoles para perderse: vino de África Deabo, o se halló en España a la muerte de Beto, logró la ocasión, y se apoderó del reino año 2229 del Mundo. Con su industria, y valor dominó a España, y con su ingenio fue el primero en descubrir las minas, beneficiando la plata, y oro: creciendo las riquezas, aumentó el poder, y este atrajo el séquito de los pueblos; aunque me parece, que más con arte, que oro pudo obligar, porque no era conocido aquel metal: hallándose fuerte, y seguido fundó a Colibre, con el nombre de Collibia, antes ciudad de grande nombre, hoy villa, y plaza fuerte de Rosellón. (1: Plin. Lib. 3, cap. 4. Pujades, Cor. Lib. 1, c. 17.)

Adelantado con el séquito por el dilatado campo de esta Provincia, (agradóle) le agradó el de Gerona, fundola (la fundó), y dióle (le dio) su nombre. 

Es Gerona, ciudad muy noble, fértil, rica, fuerte, y abundante, propugnáculo invencible de España, circuida de Oñà, y favorecida de Tèr (Oñá, Ter; ambos ríos de Gerona): antiquísima es su fundación, como lo vemos, y en la santa Fé católica por san Pablo, encargada a Máximo su discípulo, y primer obispo: madre fecunda de santos mártires, custodia de nuestro Moisés, san Narciso, que 23 ocasiones la ha librado de la opugnación francesa (hasta 1709); y si permitió se entregase en tiempo del rey don Pedro II fue por ser orden del rey para escarmiento, y castigo del enemigo, pero en nuestro tiempo, antes entregada que prevenida, ni advertida: en todos siglos modelo de la más fina lealtad, y constante valor, es curiosa, y fuerte en sus calles, y plazas, adornada de (sumptuosos) suntuosos templos, y conventos, ilustrada con la Universidad, hermosa por sus huertas, y jardines, muy poblada, y de las ciudades de mayor circuito de Cataluña. (2: Maria. Hist. de Esp. lib. 1, c. 8. Ocampo Cor. De Esp. lib. 1, c. 10. Diago Condes de Barcelona, lib. 1, cap. 1. Biv. ad Dev. Año 66 y 76. Domen. Flos Sanctorum de Cat. Vida de S. Narciso. Cris. de Cat. pag. 1, cap. 8. § 3. Pujades.)

Valiente Gerión, y seguido quiso adelantar sus conquistas, (opusiéronse) se opusieron los Celtas, y más los pueblos cerca de Gerona, que es lo que se llama Ampurdán, y Geronés: tuvieron algunas batallas, y muchas escaramuzas con destreza, y militar orden: tan antiguo es en Cataluña el ejercicio de la milicia, y oponerse a la tiranía: no el valor, si el número de contrarios les forzó a fortificarse en Paleopolim (N. E. a mí me suena a griego, pero con acento catalán), fortaleza que fabricaron para su defensa, que es (Palamos) Palamós; y de ella salían haciendo surtidas (salidas; de surgere, surgir, sortir, salir) para impedir, o retardar los progresos contrarios: (manteníanse) se mantenían en su plaza defendidos de las tiranías, hurtos, y (e) injusticias de Gerión; vino Osiris Jupiter (Júpiter) rey de Acaya en la Grecia, con su mujer Isis a Cataluña, (N. E. Osiris, Isis me suenan a nombres catalanes, como el mío, Ra + Amón : Ramón, Moncho) informado de las riquezas de Gerión, de sus tiranías, y de las guerras de estos pueblos del Peloponeso: pasó antes a Egipto, (dominòle) le dominó, y dejó a su hermano (Tifon) Tifón por gobernador: llegó a Cataluña, desembarcó en Rosellón, y con los disgustados españoles buscó a Gerión, (hallole) le halló, (venciole) le venció, y (matole) le mató en campal batalla cerca de Tarifa, de la cual fingieron los poetas la guerra de Júpiter, y Titán, y de los gigantes; bien que otros dicen ser la fábula por la batalla de los hijos de Gerión con Hércules, o de la de Creta, de Júpiter con los gigantes.

batalla de los hijos de Gerión con Hércules,

Muerto Gerión, murió la tiranía, se alegraron los pueblos, y gozaron el fruto de la victoria: dejó Gerión tres hijos, en los cuales dividió el reino Osiris, encargándoles la justicia, y buen gobierno con su amistad: (dexòles) les dejó parte de su gente para la población, los cuales enseñaron a los españoles los gentílicos ritus (ritos), la falsa adoración de los ídolos introduciendo la idolatría en España, infelicidad grande! Habiendo hasta aquí servido al verdadero Dios. Partió Osiris a Egipto, acabada la tiranía de Gerión, que duró 35 años, año del Mundo 2160.

(3: Este capítulo es del libro 1, c. 17 y 18 de Pujadas (el autor sigue escribiendo Pujadas, no Pujades), y de Tarafa, verbo Deabo, fol. 9.)

(N. E. Quiero un poco de lo que tomaba Narciso, el autor de este libro, para poder creer la sarta de alucinaciones de los autores que cita.)

Pedro Quesada, LA HISTORIA NO PERDONA MITOS

sábado, 17 de diciembre de 2022

CARTA CV. Templo de Roda.

CARTA CV. 

Templo de Roda. 

Mi querido hermano: Vengamos ahora a hablar del templo material, y de sacristía y archivo, etc., en que hay cosas curiosas. La iglesia actual no es la consagrada por el Arzobispo de Narbona Aimerico en 957. Aquel templo, construido por Raimundo y Ermesindis, Condes de Pallás y Ribagorza quedó sin duda destruido en la invasión de los Moros a principios del siglo XI, cuando cautivaron al Obispo Aimerico, y dejados rehenes le obligaron a trasladar su Sede a Llesp. Según parece, los Árabes permanecieron aquí largo tiempo, y se dieron tan buena maña en arruinar todo lo sagrado, que a mitad de ese mismo siglo el Obispo Arnulfo tuvo que consagrar la iglesia de San Vicente: cosa que obliga a creer que se construyó de nuevo, a lo menos en gran parte. Y así es que el gusto de este templo corresponde perfectamente al siglo XI. Está bien fijada esta consagración en el año 1067, año V del Rey Sancho, hijo de Ramiro. Va un extracto y las principales cláusulas de esta escritura, en la cual se lee que fue hecha XV kalendas, y está cortado el mes; pero debe ser marzo, puesto que el día XV de sus calendas corresponden al 15 de febrero, en que ponen los breviarios esta fiesta, y en que se celebra hoy día (a: Ap. núm. LI.). El titular de esta iglesia siempre ha sido San Vicente Mártir; advocación que la dio el Obispo Odesindo, como dice la escritura de su primera consagración, en 957. En la de la segunda se ve la novedad de que el Obispo Arnulfo la intitula varias veces S. Valerii Episcopi, et S. Vincentii Archilevitae. Cosa que prudentemente debe atribuirse al reciente hallazgo y traslación del cuerpo de San Valero desde Stada (Estada) a Roda, verificada en este pontificado, y probablemente hacia la mitad del siglo XI, supuesto que dicha escritura es sin disputa del año 1067. No se halla que nadie imitase al Obispo Arnulfo en esto, y continuó hasta nuestros días con el único titular de San Vicente. Con este motivo el sello antiguo de esta iglesia era la figura de un cuervo, en alusión al que defendió el cadáver de San Vicente de la voracidad de las fieras. Vese su figura también a los pies de la estatua del Santo, en el altar mayor. El sello actual representa una torre con dos muelas de molino, aludiendo a la con que le ataron para ser sumergido en el mar. Este templo está construido en la cima del monte, sobre que está fundada la pequeña villa de Roda. Éntrase a él por un pórtico moderno, y por la única puerta lateral, cuyos adornos son del siglo XI. Consta de tres naves bajas sin crucero. El altar mayor es de madera y de buen gusto en su construcción. Es obra de mitad del siglo XVI, costeada por Don Pedro Agustín, hermano de Don Antonio, el que, después de haber sido aquí Prior por espacio de 30 años, fue nombrado Obispo de Elna y sucesivamente de Huesca. 

En el calendario que precede a un Colectario (pone Coletac-rio) del siglo XIII se lee de letra poco posterior: VII idus julii anno MCCXXXIIII Dominus Berengarius de Erillo (Erill, Eril) Episcopus consecravit altare S. Vincentii; y de esta consagración hallo establecida en el siglo XIV fiesta especial. El altar y presbiterio están sobre una capilla subterránea, o llámese confesión, bastante elevada sobre el pavimento total de la iglesia. A esta capilla se entra por tres puertas en arco colocadas al frente. Consta de tres naves divididas por dos órdenes de columnas, seis en cada uno. Sus capiteles indican ser todo ello obra del siglo XII o poco antes. Yo conjeturo que como la traslación de San Valero a mitad del siglo XI coincidió con la restauración o nueva construcción de esta iglesia, se pensó entonces construir esta capilla para depósito de tan apreciable tesoro en el mismo lugar, donde, según dicen, estuvo la parroquia antigua. Efectivamente, el altar del centro y principal está dedicado a nuestra Señora con la advocación de la Parroquia; y esta imagen es de las más antiguas que hasta ahora haya visto. En dos altares colaterales se veneran los cuerpos de los SS. Obispos Valero y Raimundo, aquel de Zaragoza y este de Barbastro y Roda. Del primero sólo sé que en los Breviarios antiguos se celebraba la fiesta de su traslación a XIII de las calendas de noviembre. La santa iglesia de Zaragoza no se descuidó en obtener de la de Roda alguna reliquia insigne de su santo Obispo. En 1171 hallo que dieron al Obispo Don Guillermo Pérez y a esta iglesia la de Grisenet, agradecidos al precioso regalo que Roda les hizo en la Navidad antecedente de la cabeza de este Santo cuius, dice, iam habebamus brachium (brazo de San Valero), confirmando con esta ocasión la hermandad que ya reinaba desde los tiempos de San Ramón. Va copia de esta escritura (a: Ap. núm. LII.). Tú podrás decir algo más de la fiesta y pompa de esta traslación. En el otro altar se venera el cuerpo de San Ramón, el cual de la arca donde estuvo primero enterrado, fue trasladado a un sepulcro de piedra con varios relieves, que hoy sirve de apoyo a la mesa de altar de Nuestra Señora de la Parroquia. Hízose esta traslación en 1170 por el Obispo Guillermo Pérez, de Lérida, con otros Obispos que asistieron y concedieron varias indulgencias, conforme lo refiere la escritura adjunta (b: Ap. núm. LIII.). Andando el tiempo fue sacado de ese sepulcro y colocado en este altarcito lateral, año 1651, día 26 de octubre; lo cual se había hecho también con el de San Valero dos días antes. Ambos sepulcros visitó el Obispo en su primera venida a esta iglesia. De la que hizo en 1628 el Obispo Don Pedro Antonio Serra se cuenta una horrorosa expilación de huesos de ambos sepulcros; y efectivamente, en 1632 se imprimió un decreto de excomunión del Sr. Nuncio, a instancias del Prior de esta iglesia, para que se restituyesen a ella las reliquias de ambos Santos que dicho Obispo había disipado. Dicen que en Lérida hay la capa pluvial de San Valero y otras reliquias. Esto pudo ser en la traslación de Sede. Allá lo averiguaré. De las que de ambos Santos se conservan en la sacristía, se dirá luego. En esta capilla no hay más que ver sino los diez cuadros de Obispos Rotenses, que equivocadamente comienzan por Odesindo. A la puerta de la capilla se hallan dos retratos de cautivos con varios trozos de cadenas, y al rededor este letrero: Ex oppido Castelle captivi illi a Beato Raymundo liberati has cathenas et alias cum manicis el compedibus ad sepulcrum eius detulerunt laudantes. La patria de estos cautivos no era Castilla, sino alguno de los lugares de Castellá o Castellar, que hay por acá. Todo el templo está pintado, con lo cual ha desaparecido la hermosura de los cortes de piedra, de que es todo él. En su renovación se pintó en algunos postes un corderito con banderita y al rededor se escribió: Agnus indicat Sedem esse et fuisse. No sabemos si esto fue invención del pintor moderno, o si halló ya en aquellos puntos algún relieve o pintura antigua de lo mismo. En lo alto de las cornisas hay otras dos inscripciones, que pondré aquí porque nadie piense que son otra cosa. Primera: Haec dedicata in Cathedralem anno Domini 957. 

Segunda: Translata Sedes in Ilerdam anno Domini 1149. 

La inscripción de importancia que hay en esta iglesia, es la que está encajada en el plano de un poste frente del coro, en cuyo hueco hay un sepulcro descubierto en 1716, con muchos huesos que eran de varios Obispos Rotenses anteriores al siglo XII. Dícelo la inscripción, que está sobre él, descubierta también ese año, como antes estuviese cubierta con cal. Esto, y el descuido que debió haber en limpiarla, y sobre todo la mala calidad de la piedra común, que es una de las sillares del poste y escogieron para conservar esta memoria, hacen difícil la lectura de los versos leoninos de que consta, estando gastada y comida a cada paso. Interpretola en 1745 Don Francisco Jovellar, canónigo de esta iglesia, como se verá en la Disertación del obispado de Pallás, al fin. Comprobola después su autor el canónigo Premonstratense Don Jaime Pascual, y la ingirió en su dicha obra (pág. 14), apartándose sin razón de la lectura del Sr. Jovellar. Yo la he querido también comprobar más por curiosidad que por recelo de hallar algunas equivocaciones. Pero efectivamente las hay, y así daré la copia del estado actual de la inscripción, advirtiendo que la dividiré en los versos de que consta, o lo que lo parecen. Al pie irán las variantes de la que copió el Sr. Jovellar, porque las que ofrece la lectura que les da Pascual (pág. 14) son de pura omisión suya.

+ PONTIFIC. CRIPTA (la C al revés) (a) ... SVNT NOMINA SCRIPTA 

CORPORA SVNT SATRO (b) CONDITA QIPE LOCO

OC VIVIT TVMVLO (c) SANCTVS RAIMVND' IN ISTO (d) 

PRIMVS ODISSEND' ATO FVIT RELATVS

TERCIO BORELL' AIMERIC' QVOQ' QVARTVS (e)

PRIOR FVIT ARNVLFVS (f) SEXTVS ET IPSE LVP' (g) 

SEPTIMVS EST IACOBVS IVSTVS CASTVS REVEREN. 

CVNCTIS PROPITIVS SIT DEVS IPSE PIVS. 

(a) La impresa lee: Pontificum difinita quorum sunt, etc. Sobre que la lectura es la que presento, el difinita no tiene sentido alguno, como lo tiene el cripta por sepulcro, puesto que se depositaron bajo de la piedra del letrero. El quorum está ya comido. 

(b) Impr. dice: Sacrario, que hace pesado el verso. La piedra dice: Satro (Sacro), y no más.

(c) Impr. tumolo.

(d) Este Raimundo es el llamado Dalmacio, no el venerado ahora como Santo, conocido con el nombre de San Raimundo de Barbastro; porque este, muerto en 1126, fue enterrado en sepulcro propio. El expresado en esta piedra murió en 1094 o 95. Llámanle Santo porque él y los compañeros de sepulcro fueron reputados por tales, como diré después. Advierto que los Obispos están contados sin orden, sino como le vino bien al poeta, o según que sus huesos fueron depositados en este hueco. 

(e) Impr. Quartus et quintus. Por más que lo he mirado, no he podido hallar el et quintus, ni sé de dónde lo sacaron, pues tras el Quartus sigue sin interrupción Prior. Esto no perjudica a que hubiese dos Aimericos Obispos, como los hubo, de los cuales sólo contaron uno, que fue el primero, porque este solo debió morir aquí, y el segundo no, sino en Llesp. 

(f) En un Colectario ms. antiguo de esta iglesia se halla añadido de letra del siglo XV en su calendario: XV kal. augusti: Arnulphi Episcopi, qui iacet Rotae, etc. Llámanle Beato las lecciones que hablan de la traslación de San Valero. 

(g) Impr. dice: ipse lumen: cosa que no me acaba de admirar; porque es tan claro el Lupus que el menos versado lo leerá, y es puntualmente uno de los Obispos antiguos de esta iglesia. 

De lo dicho se ve que a muchos de estos Obispos se da en la inscripción título de Santos. Y eran tenidos por tales; pues ante este sepulcro ardían tres lámparas pendientes de un madero que atravesaba de poste a poste, en cuyas superficies se leía la siguiente inscripción:

A. MCCXXV

Pax hic intranti: sint prospera cuncta precanti

Pontifices Sancti septem sunt hic tumulati

Rotenses Episcopi, venite, prandete...

Esto dice el citado impreso; porque el madero que anduvo largos años suelto en la capilla de San Ramón, al fin fue echado al fuego, que más bien lo merecía resolución tan bárbara. Los Obispos son siete, y lo son cierto, quitando un Aimerico que añadió Pascual, y poniendo el Lupus o Lope, que realmente está allí.

Estas cenizas o huesos se quitaron de su lugar, y fueron trasladadas a la capilla de nuestra Señora del Rosario.

En un oratorio de la sacristía se guarda muy cerrada en un nicho una arca forrada de terciopelo, tachonada de varias labores de bronce dorado. En ella están depositadas varias reliquias de los Santos Valero, Obispo de Zaragoza, y Ramón, de Roda. Del primero se cree ser el remate de un báculo episcopal de latón, esmaltado con gracia y muy bien conservado; item una mitra de raso blanco, baja de cúspides, que no llegan a un palmo de altura, con las ínfulas de más de dos palmos de caída: adórnala una cenefa, ancha tres dedos, de labor de oro, maltratada. La tela de la mitra está muy bien conservada. Ambas alhajas se atribuyen a San Valero en un inventario de todas las reliquias que se formó el año 1597 en la visita que hizo de esta iglesia, con autoridad apostólica y real, el P. M. Fr. Gerónimo Xavierre, Dominico. En el mismo se atribuye también a dicho santo Obispo un peine de marfil grande, que allí vi dentro de una bolsa, con algunos relieves recalados y falto de ocho o más púas. Otro peine hay también de marfil, grande, con figuritas cinceladas, que la tradición y el inventario dicen ser de San Ramón, Obispo de Roda, y que le servía para el pontifical. De este último Santo hay otras insignes alhajas: tal es un grande cilicio de cerdas, ya deteriorado; la vuelta y remate de su báculo, que es de marfil sencillo, sin labores ni adornos; algunos tiestos de una jarra o taza de barro finísimo, y comparable con los romanos. Más apreciable que todo esto es una capa pluvial suya de raso carmesí, casi de la misma hechura que las nuestras, sino que en las caídas la adorna una cenefa de tela de oro, ya maltratada, y en lo alto de la espalda está cosido un triángulo del mismo raso, que tiene de largo un palmo, o poco más: reliquia de la capilla antigua, que en nuestros tiempos ha degenerado en uno como escudo, donde para nada sirve. Esta capa es de gran medida, y muestra la estatura grande de su dueño. Suya es también una mitra de raso blanco, poco más alta de puntas que la que dije de San Valero; en su encaje tiene una cenefa de tejido de oro, ancha tres dedos, y en ella se ven cuatro escuditos pareados, en dos de ellos representado un Cordero con bandera, y al rededor las palabras: Agnus Dei; y en el otro una mano abierta en ademán de bendecir, y en el contorno: Manus Domini: además, al un lado de esta mano, se ve una estrella, o sea sol, y al otro media luna. Del uso del mismo santo Prelado se guarda allí una silla de tijera de labor muy exquisita, con varios relieves imaginarios, y animales fabulosos y graciosos arabescos: cosa que me hace creer que sea mucho anterior al siglo XII, en que el Santo murió, y acaso alhaja de algún gran Príncipe. A la labor excede la calidad de la madera, que no conocí, de solidez que compite con el marfil, y aun en el color se parece al antiguo; y que a pesar de los golpes con que esta clase de muebles suele manejarse, apenas se le conoce menoscabo o quebranto alguno en las extremidades de las barras. 

En la sobredicha arca hay un saquillo con varias piezas de cristal, que serán unas cuarenta entre grandes y pequeñas. Algunas de ellas son piezas que adornaron los pluviales antiguos, como se ve en los trozos que quedan por allí; pero la mayor parte entiendo que son del juego de escaques antiguo, así por la semejanza con el que dije de la iglesia de Ager, como por la rareza de sus figuras, que no caben en adornos de ropas: doce conos, cuatro globos, cuatro cilindritos cortados, etc. Entre las quejas que esta iglesia tenía contra el Obispo Don Pedro Antonio Serra, que como dije, la despojó de muchas alhajas en 1628, una era la de haberse llevado varias piezas de cristal, que eran dádiva de los Reyes de Aragón. Reparable fue un camafeito de cristal con cabeza recalada, y al rededor roto Hiohannis (Johannis). Hallé allí mismo copia de una bula del Papa Gregorio, confirmatoria de los bienes de esta iglesia, que no fue dirigida a este San Raimundo Obispo, sino a su antecesor Raimundo Dalmacio, por el Papa San Gregorio VII. Hay también un curioso escaparate de innumerables reliquias menores. Entre ellas se halló un pergaminito de la consagración del altar de San Miguel, hecha en 1540 por el Obispo titular de Filadelfia Don Gerónimo de Toro. Muchas de estas reliquias se describen en el inventario sobredicho, y con mayor puntualidad otras mayores y más insignes que antes se guardaban en la dicha estancia, y a mediados del siglo XVII se colocaron en curiosos relicarios, que sirven de adorno al altar mayor en los días clásicos. Por no alargar mucho esta carta, va separadamente copia de lo que ellos contienen (a: Ap. núm. LIV.). 

El claustro de esta antigua comunidad de Canónigos se conserva bastante bien. Es sin disputa obra del siglo XI. Sus paredes están llenas de inscripciones sepulcrales, señaladamente las piedras de los arcos y capiteles, donde era más común escribir los óbitos de los Canónigos y Canónigas para tener más a mano su memoria. 

El archivo está en buen estado de orden y limpieza, aunque no hay duda que faltan en él gran porción de pergaminos que le pertenecen. La invasión segunda de los Árabes en esta ciudad a principios del siglo XI, la traslación de esta Sede a Barbastro y después a Lérida, son bastante causa para las pérdidas que lloran los sabios individuos de esta iglesia. Mucha mayor razón tienen en lamentar la facilidad de sus antecesores, que dejaron, no sólo sacar del archivo, sino también conducir a países extraños cargas de pergaminos y de libros, de cuyo gran caudal parte se ha recobrado y parte no. En este punto he debido todo el favor que cabe en la discreción de los señores comisionados Don Ignacio Garcés y Don Eulogio Martínez de Morentín, Doctoral, ambos Canónigos de esta iglesia y comisionados para mi objeto. He registrado, copiado y extractado cuanto me conduce, y quedo libre de la sospecha de que por mi mano haya perecido nada. Hay además en esta iglesia una pieza de biblioteca con varios libros corrientes de toda erudición, que a pesar de las muchas expilaciones que ha sufrido conserva todavía un cuerpo respetable de libros, algunos de ellos de ediciones raras. A mí me llamaron la atención unos cuantos códices manuscritos, que están bien custodiados, en armario separado. Había muchos más, según es de creer, y aseguran los actuales individuos de esta iglesia, lamentándose de la facilidad con que sus antepasados trocaron el oro por basura; mas esto no me toca a mí. 

Los que se han salvado son los siguientes: Incipit Summa dictaminis magistri Guidonis = Quasimodo geniti, etc. = Eiusd. de privilegiis Sedis Apostolicae. Es un breve tratadito de las fórmulas con que se ha de escribir al Santo Padre y pedirle gracias. Incipiunt Arenguae magistri Guidonis ad Dei laudem, et decus, et decorem studentium sub compendio annotatae, quae tamquam praefationes narrationibus praeponuntur. Son fórmulas de salutaciones, y propiamente arengas. Lo mismo digo del siguiente Exordia inter amicos. = Item De distinctionibus, seu descriptionibus omnium vitiorum et virtutum. Es una breve suma de ello. Todo está en un volumen 8.° perg., saec. XIV exeunte. 

S. Isidori Hispalensis Expositio in Pentateucum, Josué, Judicum, IV Regum, Esdrae, Macabeorum. De los dos últimos sólo hay las prefaciones. = Del mismo Versus titulus bibliothecae. Son epigramas en que describe el carácter de doctores y sabios antiguos. Van copiadas. Eiusd. in Parabolas Salomonis; y al fin se lee: Expliciunt S. Gregorii excerpta. = Item Eclesianten, Sapientiae, et Eclesiastici, et Canticorum. De este último comienza así la prefacion: Scriptura Sacra, quasi quoddam speculum mentis oculis opponitur... Explanatio: Osculetur me, etc. Ecce enim vocata gentilitas Redemptoris sui vestigia osculari desiderans, etc. Fin: Fuge dilecte mi, fuge, ac si diceret: tu qui ex carne comprehensibilis factus es, ex divinitate tua intelligentiam nostri sensus excedis, et in te ipso nobis incomprehensibilis permanes. A esta sigue otra exposición de los Cantares, con este título: Incipit prefatio Epithalamii a beato Gregorio Papa Romensi edito. Jam vero in Canticis canticorum figuraliter sub epithalamii carmine quatuor Salomon introducit personas... Luego: Incipit tractatus Gregorii Papae eiusdem Epithalamii. Osculetur me osculo oris sui quoniam bona ubera tua sunt super vinum, etc. Audistis Epithalamium carmen, dilectissimi fratres, etc., como el ejemplar copiado en Barcelona, dividido también en cuatro libros. Al fin: 

Explicit explanatio Beati Gregorii Eliberritani Episcopi in Canticis Canticorum. Siguen las dos epístolas de San Justo, Obispo de Urgel, al Arzobispo de Tarragona Sergio, y a Justo, diácono, con su comentario a los Cantares de Salomón, que por ahora tengo por mucho más extendida que la publicada en su nombre. Al fin: Explicit tractatus Justi Episcopi de Canticis canticorum. Incipit de Enigmatibus in Salomone, no dice de quién. Tractatus S. Augustini Episcopi de muliere forti, vel Proverbiis, con algunas otras cosillas. El códice es del siglo X, de carácter gótico, todo en vit., en 8.°

Otro códice en 8.° prolongado, ms., de fines del siglo XI, contiene la Historia Apostólica en verso, del Subdiácono Romano Arator, dividida en dos libros, con la dedicatoria del primero a su maestro el Abad Florián, y del segundo al Papa Vigilio. 

Fragmentos abundantes de las epístolas de Horacio, ms. del siglo XII, y otros item de Homero; breve comentario incógnito de algunas comedias de Terencio, ms. en el siglo XIII. Al fin se leen estos versos sobre dicho poeta.

Natus in excelsis tectis Carthaginis altae, 

Romanis Ducibus bellica praeda fui,

Descripsi mores hominum iuvenumque senumque, 

Qualiter et servi decipiant dominos.

Quid meretrix, quid leno doli confingat avarus;

Haec quicumque leget, sic putet, doctus erit. 

Este librito tiene por cubiertas parte de un antifonario gótico del siglo X, de que he recibido una muestra.

Antonii Panhormitae in Alphonsi Regis Aragonum dicta ac facta memoratu digna. Al fin la oración del Rey Alfonso in expeditionem contra Theucros, ms. del siglo XV exeunte. 

Cod. fol. vit. saec. XI, a dos col. Incipit tractatus S. Aurelii Augustini in Evangelium secundum Johannem. Llega hasta el sermón 108.: = Incipit liber Explanatio Beati Augustini Episcopi in epistolam Johannis Apostoli de caritate Dei et proximi. A este epígrafe siguen estos versos: 

Corpore exiguus, sed comtus sistit opella 

Dulcedine Xpe. quod sanxit pectore sacro

Fulgida tractans Augustinus dicta Johannis

Ille jus donum Dei qui servulus exto 

Hoc tibi magnifice Gelle pro munere mitto

Quod grate offero suscipias nunc gra. obto. 

Son X homilías. = Sigue liber cur Deus homo. = Tractatus de casu diaboli, et de veritate et de libero arbitrio.

Otro cód. 8.°, saec. XI, que contiene un largo tratado de Gramática, y me parece ser la de Donato.

En un vol. ms. del siglo XIV se halla Practica sive usus dictaminis magistri Laurentii de Aquilegia. Es un formulario de cartas y decretos, como el que dije arriba de Guido. 

Otro tratado de Juan de Bononia, dedicado a J., Arzobispo de Cantorbery (Canterbury), y es sobre lo mismo con el título Summa notariae. 

Otro cod. ms. del siglo XI contiene las Collaciones de Casiano en XII libros con este epígrafe: Incipit Institutio monachorum de libro primo Beati Cassiani.

En otro cód., saec. XII, 8.°, están los tres libros publicados de San Isidoro de Summo bono, los Soliloquios de San Agustín, y un opúsculo así: Incipit liber alit garit de viciis et virtutibus. Al fin un fragmento de un Poema en elogio del Conde de Barcelona Ramón Berenguer IV, el cual copiaré aquí: 

Fulgent nova per orbem gaudia

nova mundum replet letitia

unde Christo Regi sit gloria.

Novus solis emicat radius 

nitens omni sidere clarius

cui non est similis alius.

Cedunt ecce falanges hostium 

nullus pavet hostilem...

tempnit quisque sibi contrarium. 

Tracta cadunt septies (septa) gentilium

solidantur signa fidelium

per te Chomes Barchinonensium

Idem Princeps Aragonensium 

Dux Tortosae, Rex Illerdensium

penetrasti regale solium.

Psallat Deo celi milicia

Quod nequid humana facundia

Solvat Christo coelestis curia

O quam mira Dei... 

Falta lo demás.

A estos códices, únicas reliquias de la ilustración de los individuos de esta iglesia, debo añadir la noticia de otros rituales muy preciosos, y que ofrecen curiosas noticias para la historia de los ritos.

En primer lugar registre un Sanctoral o más bien un Leccionario en folio, escrito en el siglo XI y con gran prolijidad en dos columnas. Comienza por la fiesta de San Esteban, y copia largamente las actas de los Santos y sermones de Padres, o divididos en lecciones para el oficio, o sin esta división. En la fiesta de San Vicente Mártir, titular de esta iglesia, pusieron un esmero a que todo el público debe estar muy agradecido. Porque después de las actas comunes y publicadas ya, dice: Probabile satis est ad gloriam Vincentii Martyris, quod descriptis passionis ipsius titulis invidus extitit inimicus: unde credimus fide plena relata gestorum, quae litterarum apicibus annotari iudex non immerito noluit... Después de esto, digo, sigue: Sermo Beati Agustini Episcopi de passione B. Vincentii Martyris. In passione quae nobis hodie recitata est, fratres karissimi, evidenter ostenditur index ferox, tortor cruentus, martyr invictus, que es el 276 en las ediciones Maurinas. A este sermón sigue otro, sin atribuirse a autor alguno, y por io mismo parece atribuido al mismo San Agustín, y es el que en dicha obra se halla entre los apócrifos bajo el número 188 que comienza: Cunctorum licet, dilectissimi, gloriosas martyrum passiones, quos distincta regionibus loca meruere, una fides faciat omnibus indiscreto honore venerabiles, propria tamen sibi in hoc venerationis obsequio illi vendicant. = Sigue Sermo Sancti Justi Urgellensis Episcopi in natale Sancti Vincentii martyris. Este es el que publicamos en Urgel con las notas correspondientes a esta pieza inédita. Basta esto por verbi gratia. Es notable que este precioso códice, que está entero, sólo contiene las fiestas de Nuestra Señora, mártires primitivos, y solos tres confesores San Martín, San Bricio, y San Nicolás. 

Otro Santoral moderno del siglo XIV, pero sólo es un fragmento.

Otro Leccionario de tempore incompleto, de quien nada tengo que decir sino que parece del siglo XII.

Un Ceremonial de Obispos manuscrito del siglo XI en pergamino, acomodado ya al uso Romano y con pocas variantes del actual. Lo más notable es lo siguiente. En la Angélica del Sábado santo, después de las palabras Apis mater eduxit, se sigue: Apis coetera quae subjecta sunt homini animantia antecellit, cum sit minima corporis parvitate, ingentes animos angusto versat in pectore. Viribus imbecillis, sed fortis ingenio. Haec explorata temporum vice cum caniciem pruinosa iberna posuere, et glaciali senio verni temporis moderata deterserint, statim prodeundi ad labores cura successit, disperseque per agros liberatis paululum pennis cruribus suspensis insidunt. Partes hore legere flosculos honeratis victualibus suis ad castra remeant; ibique alie inestimabili arte cellulas tenaci glutino instruunt. Alie liquantia mella stipant: alie vertunt flores in ceram: alie hore natos fingunt: alie collectis e foliis nectar includunt. O vere beata et mirabilis apis cuius nec sexus masculi violant, fetus non quasant, nec filii destruunt castitatem. Sic sancta concepit Virgo Maria, Virgo peperit et Virgo permansit. O vere beata nox, etc. El bautismo de ese día se da a tres niños en honor de la Santísima Trinidad, y sub trina inmersione, mandando que el Obispo los confirmet xprismate, y si no está el Obispo se les da la Eucaristía. En el canon añade los santos Hilario, Martín, Agustín, Gregorio, Gerónimo y Benedicto; y después de la consagración las Santas Eufemia y Eulalia. En el ritual de Presbítero dice: In ipso die quando ordinati sunt Presbiteri, debent offerre singulas hostias ad Episcopum, et Episcopus debet eas consecrare. Tradiccio veterum fuit quod ipsas hostias defferri debuissent Presbiteri ad suas ecclesias, et ex eis per septem dies communicare. Sed ego quamvis indignus, existimo melius esse presente Episcopo sumere corpus Domini dignissime, quam per neglegentiam, aliquid, quod absit, incognitum agere. Tamen ordinet alius, si melius indicaverit.

Dos Breviarios Ilerdenses del siglo XIV, de los cuales se han tomado noticias litúrgicas e históricas sobre los Santos Licerio, Medardo, y otras cosas que saldrán a su tiempo. Va por ahora lo tocante a dichos Santos (a: Ap. núms. LV y LVI.).

Un Epistolario de todo el año, ms. del siglo XIV, con un prólogo al principio, que es el común al libro llamado Comes, o sea Breviario, dirigiendo el autor su trabajo a un Constancio.

Un Collectario de todo el año, en cuya frente se ve un escudo, campo rojo y un león. En el calendario se añade de mano del siglo XV: XV kal. augusti: Arnulphi Episcopi qui iacet Rotae, etc. Este es el Arnulfo Obispo de mitad del siglo XI, que parece debió tener algún culto y fiesta. Al fin hay una tabla pascual, que comienza en el año 1145 y acaba en 1467. Bastante prueba de que el códice es del siglo XII.

Más precioso es todavía un Breviario que se acabó de escribir in anno ab Incarnationis Domini MCXCI in honore Domini nostri Jhu Christi et Beatae Mariae et Sancti Raymundi Episcopi. Al fin contiene la vida de San Raimundo Obispo de Roda, escrita por el canónigo Elías, a instancias del Obispo Gaufrido, que sobrevivió poco al 1138. Y así el autor conoció al Santo, y es precioso este opúsculo. Va copiado, junto con el oficio propio de dicho Santo, compuesto entonces y escrito en el mismo siglo XII (a: Ap. núms. LVII y LVIII.). Item noticia de su primera traslación, y dos Cronicones por último, no despreciables (b: Ap. núms. LIX y LX.).

Una Consueta de la iglesia de Lérida del siglo XIV, de la cual he tomado para mi historia de ritos lo necesario.

Olvidábaseme decir de un fragmento de la disputa de Gerónimo de Santa Fé con los Judíos en Tortosa, en presencia de Benedicto XIII (Luna), año 1412. Está escrito en lemosín. Va copiado (c: Ap. núm. LXI.). 

miércoles, 6 de enero de 2021

Lo Camí, III.

Lo Camí a Amazon (tapa blana)


III.

La vall... aquella vall significabe mol pera Daniel, lo Mussol. Ben mirat, u significabe tot pera nell. A la valleta habíe naixcut y, en onse añs, may va crusá la cadena de altes montañes que la voltaben y tancaben. Ni va experimentá la nessessidat de féu.

A vegades, Daniel, lo Mussol, pensabe que son pare, y lo mossen, y lo maestre, teníen raó, que la seua vall ere com una gran olla independén, absolutamén aislada del exterió. Y, sin embargo, no ere aixina; la vall teníe lo seu cordó del melic, un doble cordó umbilical, milló dit, que la vitalisabe: la vía de ferro: lo carril de ferro: ferrocarril y la carretera. Les dos víes atravessaben la vall de sur a nort, proveníen dels pardos y ressecs plans de Castilla y buscaben lo pla blau del mar. Constituíen, pos, lo enllás de dos inmensos móns contraposats. Al seu trayecte per la vall, la vía, la carretera y lo riu - que se ajuntabe en elles después de aviás per un frenessí de rapits y torrenteres desde la punta del Pic Rando - se entrecrusaben una y mil vegades, creán una inquieta topografía de pons, tunels, passos a nivell y viaductes.

A la primavera y estiu, Roc, lo Moñigo, y Daniel, lo Mussol, solíen assentás, al caure la tarde, a consevol miradó y desde allí ataullaben, agobiats per una unsió casi religiosa, la inmensa amplada de la vall. La vía del tren y la carretera dibuixaben, al fondo, violéns y frecuéns zigzags; a vegades se buscaben, datres se repelíen, pero sempre, en aquella perspectiva, eren com dos blangs estels uberts entre la verdó compacta dels prats y los panissals. A la distansia, los trens, los automóvils y les blanques masades teníen proporsións de figures chicotetes del naiximén o Belén, increíblemen lluñanes y, al mateix tems, incomprensiblemen próximes y manejables. A vegades se divisaben dos y tres trens simultáneamen, cada un en lo seu negre penacho de fum penjat de la atmósfera, trencán la uniformidat vegetal dels prats. ¡Fée goch vore eixí les locomotores de les boques dels túnels! Ixíen com los grills cuan lo Moñigo o ell pixaben, hasta ameráls y inundáls, los caus dels pobres bichos. Locomotora y grill evidensiaben, al eixí de los seus forigóns, una mateixa expresió de esglay y ofec. Li agradabe al Mussol sentí la quietut serena y reposada de la vall, contemplá lo conglomerat de prats, dividits en parseles, parades, bancals, faixes, y com esquichats de masades desperdigolades. Y, alguna vegada, les taques fosques y espesses dels bosques de castañés o la tonalidat clara y mate de les aglomerassións de eucaliptos. Allá de allá, per tot arreu, les montañes, que, segóns la estassió y lo orache, cambiaben la seua contextura, passán de una extraña ingravidés vegetal a una solidés densa, mineral y plomisa dels díes entaragañats.

Al Mussol li agradabe alló mes que res, potsé, tamé, perque no coneixíe datra cosa.
Li agradabe constatá lo paralisat estupor dels campos y la verdó frenética de la vall y les raches de soroll y velossidat que la sivilissassió enviabe de cuan en cuan, en una exactitut casi cronométrica. Moltes tardes, dabán de la inmovilidat y lo silensio de la Naturalesa, perdíen la nossió del tems y la nit sels fotíe damún. La bóveda del sel anabe poblanse de estrels, y Roc, lo Moñigo, se acolloníe per una espessie de temó astral.
Ere en estos casos, de nit y lluñ del món, cuan a Roc, lo Moñigo, se li ocurríen idees inverossímils, pensaméns que normalmen no lo inquietaben. Va di una vegada:

- Mussol, ¿Es possible que si caiguere un estel de eixos no arribo may al fondo?

Daniel, lo Mussol, va mirá al seu amic, sense enténdrel.

- No sé lo que me vols di - va contestá.

Lo Moñigo luchabe en la seua defissiensia de expresió. Va gesticulá repetidamen en les mans, y, al final, va di:

- Los estrels están al aire, ¿no es assó?

- Assó es.

- Y la terra está al aire tamé, com un estrel, ¿verdat? - va afegí.

- Sí; al menos aixó diu lo maestre.

- Bueno, pos es lo que te dic. Si un estrel se despenje y no choque ni en la terra ni en datre estrel, ¿no arribe may al fondo? ¿Es que eixe aire que los volte no se acabe may?

Daniel, lo Mussol, se va quedá pensán un momén. Escomensabe a dominál tamé an ell un indefinible dessassosec cósmic. La veu va eixí de la seua gola indessisa y aguda com un gañit.

- Moñigo.

- ¿Qué?

- No me faigues eixes preguntes; me marejo.

- ¿Te marejes o te assustes?

- Pot sé les dos coses - va admití.

Sen va enriure lo Moñigo.

- Te diré una cosa - va di después.

- ¿Qué?

- Tamé a mí me fan temó los estels y totes eixes coses que no se abarquen o no se acaben may. Pero no lay digues a dingú, ¿sens? per res del món voldría que sen enterare de aixó man germana Sara.

Lo Moñigo triabe sempre estos moméns de repós solitari pera les seues confidensies.
Les altíssimes montañes, en les seues ressies crestes retallades damún del horizonte, li donaben al Moñigo una irritán impresió de insignificansia. Si la Sara, pensabe Daniel, lo Mussol, sapiguere lo pun flaco del Moñigo, podríe, fássilmen, apretál a un puñ. Pero, naturalmen, per la seua part, no u sabríe may. Sara ere una mossa antipática y cruel, y Roc lo seu milló amic. ¡Que adivinare ella la po indefinible que al Moñigo li inspiraben los estrels!

Al torná, ya de nit, al poble, se fée mes notoria y perseptible la vibrassió vital de la vall.

Los trens pitaben a les estassións escampades y los seus chulits esgarraben la atmósfera com a navallades. La terra exhalabe un agradable braf de humitat y fem de vaca. Tamé faie auló, en mes o menos forsa, la herba segóns lo estat del sel o la frecuensia de les plogudes.

A Daniel, lo Mussol, li enchisaben estes aulós, com li agradabe escoltá a la quietut de la nit lo muuu de una vaca o lo lamén chirrián de una carreta de bueys avansán a trompicóns.

Al estiu, en lo cambi de hora, tornaben al poble encara de día. Solíen caminá per damún del túnel, trián la hora del pas del tranvía interprovinsial. Tombats damún del roquissal, assomán lo nas al single, los dos mossos aguardaben impassiéns la arribada del tren.
La vuida ressonansia de la vall los portabe als oíts, en molta antelassió, la proximidat del convoy. Y, cuan lo tren eixíe del túnel, voltat per un núgol de fum denso, los fée estornudá y riure en espasmódiques carcañades. Y lo tren se desllissabe daball dels seus ulls, lento y traqueteján, monótono, casi al alcáns de la ma. Desde allí, per una sendeta de cabres, baixaben hasta la carretera. Lo riu passabe per daball del pon, en un brogit de catarata. Ere una corrén de montaña que baixabe en molta forsa entre grans roques reassies a la erosió. Lo soroll de les aigües se remansabe, vin metros mes aball, al Toll o Badina del Inglés, aon ells se bañaben a les tardes de samorda, bascoses, del estiu.

A la confluensia del riu y la carretera, a un kilómetro aball del poble, estabe la taberna de Quino, lo Manco.


Daniel, lo Mussol, recordabe los bons tems, los tems de les transacsións fássils y barates. Entonses, lo Manco, per una perra chica los servíe una tassada de sidra de barril y, damún los donabe conversa. Pero los tems habíen cambiat als radés añs, y ara, Quino, lo Manco, per sing séntims, sol charrabe. La tasca de Quino, lo Manco, estabe casi sempre forra. Lo Manco ere generós hasta la prodigalidat y als tems que corríen ressultabe arriesgat sé generós. A la taberna de Quino, per unes raóns o datres, sol se despachabe ya un vi negre rascadó en lo que mataben la sed los obrés y empleades de la fábrica de taches y claus, que estabe singséns metros riu aball. Mes allá de la taberna, a la esquerra, doblán la radera curva, estabe la formachería de son pare del Mussol.
Enfrente, una mica adentrada als prats, la estassió y, apegada an ella, la caseta alegre, blanca y roija de Cuco, lo factó, encarregat de la ressepsió dels equipaches y del movimén de gen y mercansíes. Después, en plena costa amún, escomensabe lo poble propiamen dit. Ere, lo seu, un poblet menut, retirat y vulgar. Les cases eren de pedra, en galeríes ubertes y penjáns de fusta, generalmen pintades de blau. Esta tonalidat contrastabe, a la primavera y estiu, en lo verd y roch dels geranios que infestaben galeríes y balcóns. La primera casa, a la ma zurda, ere la botica. Anexes o apegades estaben les cuadres, les magnífiques cuadres de don Ramón, lo boticari-alcalde, plenes de gordes, passiéns y majetones vaques. A la porta de la farmassia ñabíe una campaneta, y lo seu repiqueteo distraíe a don Ramón dels seus afáns munissipals pera reintegrál, durán uns minuts, a la seua faena y professió. Seguín costa amún, se topabe un en lo palau de don Antonino, lo marqués, guardat per un muro mol alt de pedra, llisa, inexpugnable; lo talleret del sabaté; l´ajuntamén, en un arcaic escut a la frontera o fachada; la tenda o botiga de les Pestetes y lo seu escaparate mol ben parat y variat; la fonda, en una famosa galería de vidres flanquejabe dos de les cares del edifissi; a la dreta de esta, la plassa cuberta de boñigues y grava y en una fon pública, de dos cañs o chorros, al sentro; tancán la plassa, per l´atre costat, estabe lo edifissi del bang o banc, y, después, tres cases de veíns en los seus jardinets a la part de dabán. Per la dreta, enfrente de la apoteca, estabe la finca de Gerardo, lo Indiano, los seus abres produíen les millós fruites de la comarca; lo corral de Pancho, lo Sensedéu (Sindiós), aon un tems va está instalat lo sine; la taberna del Chano; la forja de Paco, lo ferré, la ferrería; les ofissines de Teléfonos, que regentaben les Llebres; lo bazar de Antonio, lo Buche, y la casa de don José, lo mossen, que teníe la rectoría a la planta baixa. Tresséns metros mes allá, costa aball, estabe la iglesia, tamé de pedra, sense cap estil definit, y en un campanari estirat y pito. Enfrente los nous edifissis de les escoles, pintats en cals o encalats y en les finestres pintades de verd o vert, y la caseta de don Moissés, lo mestre o maestre. Vist aixina, a la ligera, lo poble no se diferensiabe de mols atres. Pero pera Daniel, lo Mussol, tot lo del seu poble ere mol diferén a lo dels demés. Los problemes no eren vulgars, lo seu régim de vida revelabe talento y de casi tots los seus actes emanabe una positiva trassendensia. Un atra cosa es que los demés no vullgueren reconéixeu. Assobín, Daniel, lo Mussol, se parabe a contemplá los sinuosos carreróns, la plassa plena de pasterades y graveta, los penosos edifissis, construits sol en un sentit utilitari. Pero aixó no lo entristíe gens. Los carrés, la plassa y los edifissis no féen un poble, ni li donaben fissonomía. Un poble lo féen los seus habitáns, veíns, pobladós, y la seua historia. Y Daniel, lo Mussol, sabíe que per aquelles carreres cubertes de pastoses boñigues y per les cases que les flanquejaben, van passá homens honorables, que avui eren sombres, pero que li van doná al poble y a la vall un sentit, una armonía, unes costums, un ritmo, un modo propi y peculiá de viure.

¿Que lo poble ere ferosmén individualista y que una corporassió pública tinguere poc que fé, com díe don Ramón, lo alcalde? Be. Lo Mussol no n´enteníe de individualisme, ni de corporassións públiques y no teníe raóns pera negáu. Pero, si ere aixina, los mals consiguiéns no rebassaben lo poble y, después de tot, ells mateixos pagaben los seus propis pecats. ¿Que preferíen no asfaltá la plassa per a que no los pujaren los arbitris? Be. Per aixó la sang no arribaríe al riu, costa aball. "La cosa pública, la res publica, es un desastre", cridabe don Ramón. "Cadaú mire massa lo propi y olvide que ñan coses que són de tots y que se tenen que cuidá", afegíe. Y no ñabíe qui li ficare al cap que eixe egoísme ere flo o puncha, o vissi o virtut de tota una rassa.

Pero, ni per aixó, ni per res, podíen regatejásseli al poble les seues cualidats de efissiensia, seriedat y discressió. Cadaú a lo seu, pero los dropos no son gossos perque no vullguen traballá en les coses dels demés. Lo poble, sense cap duda, ere de una eficássia sobria y de una discressió edificán.
¿Que la Pesteta gran y lo Cuco, lo factó, no eren discrets? Be. A cap pell li falte una piga. Y, en cuan al individualisme del poble, ¿Qué feen los mossos y les mosses los dissaptes per la tarde y los domenges? Don José, lo mossen, que ere un gran san, solíe manifestá, en tristesa: "Es llástima que vigam un a un pera totes les coses y nessessitem emparellámos pera ofendre al siñó". Pero tampoc don José, lo mossen, volíe entendre que eixa sensualidat ere flo o espina, o vissi o pecat de tota una rassa.

Lo Camí, III.

Lo Camí a Amazon (tapa blana)


III.

La vall... aquella vall significabe mol pera Daniel, lo Mussol. Ben mirat, u significabe tot pera nell. A la valleta habíe naixcut y, en onse añs, may va crusá la cadena de altes montañes que la voltaben y tancaben. Ni va experimentá la nessessidat de féu.

A vegades, Daniel, lo Mussol, pensabe que son pare, y lo mossen, y lo maestre, teníen raó, que la seua vall ere com una gran olla independén, absolutamén aislada del exterió. Y, sin embargo, no ere aixina; la vall teníe lo seu cordó del melic, un doble cordó umbilical, milló dit, que la vitalisabe: la vía de ferro: lo carril de ferro: ferrocarril y la carretera. Les dos víes atravessaben la vall de sur a nort, proveníen dels pardos y ressecs plans de Castilla y buscaben lo pla blau del mar. Constituíen, pos, lo enllás de dos inmensos móns contraposats. Al seu trayecte per la vall, la vía, la carretera y lo riu - que se ajuntabe en elles después de aviás per un frenessí de rápits y torrenteres desde la punta del Pic Rando - se entrecrusaben una y mil vegades, creán una inquieta topografía de pons, túnels, passos a nivell y viaductes.

A la primavera y estiu, Roc, lo Moñigo, y Daniel, lo Mussol, solíen assentás, al caure la tarde, a consevol miradó y desde allí ataullaben, agobiats per una unsió casi religiosa, la inmensa amplada de la vall. La vía del tren y la carretera dibuixaben, al fondo, violéns y frecuéns zigzags; a vegades se buscaben, datres se repelíen, pero sempre, en aquella perspectiva, eren com dos blangs estels uberts entre la verdó compacta dels prats y los panissals. A la distansia, los trens, los automóvils y les blanques masades teníen proporsións de figures chicotetes del naiximén o Belén, increíblemen lluñanes y, al mateix tems, incomprensiblemen próximes y manejables. A vegades se divisaben dos y tres trens simultáneamen, cada un en lo seu negre penacho de fum penjat de la atmósfera, trencán la uniformidat vegetal dels prats. ¡Fée goch vore eixí les locomotores de les boques dels túnels! Ixíen com los grills cuan lo Moñigo o ell pixaben, hasta ameráls y inundáls, los caus dels pobres bichos. Locomotora y grill evidensiaben, al eixí de los seus forigóns, una mateixa expresió de esglay y ofec. Li agradabe al Mussol sentí la quietut serena y reposada de la vall, contemplá lo conglomerat de prats, dividits en parseles, parades, bancals, faixes, y com esquichats de masades desperdigolades. Y, alguna vegada, les taques fosques y espesses dels bosques de castañés o la tonalidat clara y mate de les aglomerassións de eucaliptos. Allá de allá, per tot arreu, les montañes, que, segóns la estassió y lo orache, cambiaben la seua contextura, passán de una extraña ingravidés vegetal a una solidés densa, mineral y plomisa dels díes entaragañats.

Al Mussol li agradabe alló mes que res, potsé, tamé, perque no coneixíe datra cosa.
Li agradabe constatá lo paralisat estupor dels campos y la verdó frenética de la vall y les raches de soroll y velossidat que la sivilissassió enviabe de cuan en cuan, en una exactitut casi cronométrica. Moltes tardes, dabán de la inmovilidat y lo silensio de la Naturalesa, perdíen la nossió del tems y la nit sels fotíe damún. La bóveda del sel anabe poblanse de estrels, y Roc, lo Moñigo, se acolloníe per una espessie de temó astral.
Ere en estos casos, de nit y lluñ del món, cuan a Roc, lo Moñigo, se li ocurríen idees inverossímils, pensaméns que normalmen no lo inquietaben. Va di una vegada:

- Mussol, ¿Es possible que si caiguere un estel de eixos no arribo may al fondo?

Daniel, lo Mussol, va mirá al seu amic, sense enténdrel.

- No sé lo que me vols di - va contestá.

Lo Moñigo luchabe en la seua defissiensia de expresió. Va gesticulá repetidamen en les mans, y, al final, va di:

- Los estrels están al aire, ¿no es assó?

- Assó es.

- Y la terra está al aire tamé, com un estrel, ¿verdat? - va afegí.

- Sí; al menos aixó diu lo maestre.

- Bueno, pos es lo que te dic. Si un estrel se despenje y no choque ni en la terra ni en datre estrel, ¿no arribe may al fondo? ¿Es que eixe aire que los volte no se acabe may?

Daniel, lo Mussol, se va quedá pensán un momén. Escomensabe a dominál tamé an ell un indefinible dessassosec cósmic. La veu va eixí de la seua gola indessisa y aguda com un gañit.

- Moñigo.

- ¿Qué?

- No me faigues eixes preguntes; me marejo.

- ¿Te marejes o te assustes?

- Pot sé les dos coses - va admití.

Sen va enriure lo Moñigo.

- Te diré una cosa - va di después.

- ¿Qué?

- Tamé a mí me fan temó los estels y totes eixes coses que no se abarquen o no se acaben may. Pero no lay digues a dingú, ¿sens? per res del món voldría que sen enterare de aixó man germana Sara.

Lo Moñigo triabe sempre estos moméns de repós solitari pera les seues confidensies.
Les altíssimes montañes, en les seues ressies crestes retallades damún del horizonte, li donaben al Moñigo una irritán impresió de insignificansia. Si la Sara, pensabe Daniel, lo Mussol, sapiguere lo pun flaco del Moñigo, podríe, fássilmen, apretál a un puñ. Pero, naturalmen, per la seua part, no u sabríe may. Sara ere una mossa antipática y cruel, y Roc lo seu milló amic. ¡Que adivinare ella la po indefinible que al Moñigo li inspiraben los estrels!

Al torná, ya de nit, al poble, se fée mes notoria y perseptible la vibrassió vital de la vall.

Los trens pitaben a les estassións escampades y los seus chulits esgarraben la atmósfera com a navallades. La terra exhalabe un agradable braf de humitat y fem de vaca. Tamé faie auló, en mes o menos forsa, la herba segóns lo estat del sel o la frecuensia de les plogudes.

A Daniel, lo Mussol, li enchisaben estes aulós, com li agradabe escoltá a la quietut de la nit lo muuu de una vaca o lo lamén chirrián de una carreta de bueys avansán a trompicóns.

Al estiu, en lo cambi de hora, tornaben al poble encara de día. Solíen caminá per damún del túnel, trián la hora del pas del tranvía interprovinsial. Tombats damún del roquissal, assomán lo nas al single, los dos mossos aguardaben impassiéns la arribada del tren.
La vuida ressonansia de la vall los portabe als oíts, en molta antelassió, la proximidat del convoy. Y, cuan lo tren eixíe del túnel, voltat per un núgol de fum denso, los fée estornudá y riure en espasmódiques carcañades. Y lo tren se desllissabe daball dels seus ulls, lento y traqueteján, monótono, casi al alcáns de la ma. Desde allí, per una sendeta de cabres, baixaben hasta la carretera. Lo riu passabe per daball del pon, en un brogit de catarata. Ere una corrén de montaña que baixabe en molta forsa entre grans roques reássies a la erosió. Lo soroll de les aigües se remansabe, vin metros mes aball, al Toll o Badina del Inglés, aon ells se bañaben a les tardes de samorda, bascoses, del estiu.

A la confluensia del riu y la carretera, a un kilómetro aball del poble, estabe la taberna de Quino, lo Manco.
Daniel, lo Mussol, recordabe los bons tems, los tems de les transacsións fássils y barates. Entonses, lo Manco, per una perra chica los servíe una tassada de sidra de barril y, damún los donabe conversa. Pero los tems habíen cambiat als radés añs, y ara, Quino, lo Manco, per sing séntims, sol charrabe. La tasca de Quino, lo Manco, estabe casi sempre forra. Lo Manco ere generós hasta la prodigalidat y als tems que corríen ressultabe arriesgat sé generós. A la taberna de Quino, per unes raóns o datres, sol se despachabe ya un vi negre rascadó en lo que mataben la sed los obrés y empleades de la fábrica de taches y claus, que estabe singséns metros riu aball. Mes allá de la taberna, a la esquerra, doblán la radera curva, estabe la formachería de son pare del Mussol.
Enfrente, una mica adentrada als prats, la estassió y, apegada an ella, la caseta alegre, blanca y roija de Cuco, lo factó, encarregat de la ressepsió dels equipaches y del movimén de gen y mercansíes. Después, en plena costa amún, escomensabe lo poble propiamen dit. Ere, lo seu, un poblet menut, retirat y vulgar. Les cases eren de pedra, en galeríes ubertes y penjáns de fusta, generalmen pintades de blau. Esta tonalidat contrastabe, a la primavera y estiu, en lo verd y roch dels geranios que infestaben galeríes y balcóns. La primera casa, a la ma zurda, ere la botica. Anexes o apegades estaben les cuadres, les magnífiques cuadres de don Ramón, lo boticari-alcalde, plenes de gordes, passiéns y majetones vaques. A la porta de la farmassia ñabíe una campaneta, y lo seu repiqueteo distraíe a don Ramón dels seus afáns munissipals pera reintegrál, durán uns minuts, a la seua faena y professió. Seguín costa amún, se topabe un en lo palau de don Antonino, lo marqués, guardat per un muro mol alt de pedra, llisa, inexpugnable; lo talleret del sabaté; l´ajuntamén, en un arcaic escut a la frontera o fachada; la tenda o botiga de les Pestetes y lo seu escaparate mol ben parat y variat; la fonda, en una famosa galería de vidres flanquejabe dos de les cares del edifissi; a la dreta de esta, la plassa cuberta de boñigues y grava y en una fon pública, de dos cañs o chorros, al sentro; tancán la plassa, per l´atre costat, estabe lo edifissi del bang o banc, y, después, tres cases de veíns en los seus jardinets a la part de dabán. Per la dreta, enfrente de la apoteca, estabe la finca de Gerardo, lo Indiano, los seus abres produíen les millós fruites de la comarca; lo corral de Pancho, lo Sensedéu (Sindiós), aon un tems va está instalat lo sine; la taberna del Chano; la forja de Paco, lo ferré, la ferrería; les ofissines de Teléfonos, que regentaben les Llebres; lo bazar de Antonio, lo Buche, y la casa de don José, lo mossen, que teníe la rectoría a la planta baixa. Tresséns metros mes allá, costa aball, estabe la iglesia, tamé de pedra, sense cap estil definit, y en un campanari estirat y pito. Enfrente los nous edifissis de les escoles, pintats en cals o encalats y en les finestres pintades de verd o vert, y la caseta de don Moissés, lo mestre o maestre. Vist aixina, a la ligera, lo poble no se diferensiabe de mols atres. Pero pera Daniel, lo Mussol, tot lo del seu poble ere mol diferén a lo dels demés. Los problemes no eren vulgars, lo seu régim de vida revelabe talento y de casi tots los seus actes emanabe una positiva trassendensia. Un atra cosa es que los demés no vullgueren reconéixeu. Assobín, Daniel, lo Mussol, se parabe a contemplá los sinuosos carreróns, la plassa plena de pasterades y graveta, los penosos edifissis, construits sol en un sentit utilitari. Pero aixó no lo entristíe gens. Los carrés, la plassa y los edifissis no féen un poble, ni li donaben fissonomía. Un poble lo féen los seus habitáns, veíns, pobladós, y la seua historia. Y Daniel, lo Mussol, sabíe que per aquelles carreres cubertes de pastoses boñigues y per les cases que les flanquejaben, van passá homens honorables, que avui eren sombres, pero que li van doná al poble y a la vall un sentit, una armonía, unes costums, un ritmo, un modo propi y peculiá de viure.

¿Que lo poble ere ferosmén individualista y que una corporassió pública tinguere poc que fé, com díe don Ramón, lo alcalde? Be. Lo Mussol no n´enteníe de individualisme, ni de corporassións públiques y no teníe raóns pera negáu. Pero, si ere aixina, los mals consiguiéns no rebassaben lo poble y, después de tot, ells mateixos pagaben los seus propis pecats. ¿Que preferíen no asfaltá la plassa per a que no los pujaren los arbitris? Be. Per aixó la sang no arribaríe al riu, costa aball. "La cosa pública, la res publica, es un desastre", cridabe don Ramón. "Cadaú mire massa lo propi y olvide que ñan coses que són de tots y que se tenen que cuidá", afegíe. Y no ñabíe qui li ficare al cap que eixe egoísme ere flo o puncha, o vissi o virtut de tota una rassa.

Pero, ni per aixó, ni per res, podíen regatejásseli al poble les seues cualidats de efissiensia, seriedat y discressió. Cadaú a lo seu, pero los dropos no son gossos perque no vullguen traballá en les coses dels demés. Lo poble, sense cap duda, ere de una eficássia sobria y de una discressió edificán.
¿Que la Pesteta gran y lo Cuco, lo factó, no eren discrets? Be. A cap pell li falte una piga. Y, en cuan al individualisme del poble, ¿Qué feen los mossos y les mosses los dissaptes per la tarde y los domenges? Don José, lo mossen, que ere un gran san, solíe manifestá, en tristesa: "Es llástima que vigám un a un pera totes les coses y nessessitem emparellámos pera ofendre al siñó". Pero tampoc don José, lo mossen, volíe entendre que eixa sensualidat ere flo o espina, o vissi o pecat de tota una rassa.

jueves, 11 de enero de 2018

Noms propis català

Si al teu DNI fique Carlos, no eres Carles. A España Carlos V, que se díe Karl al seu país, se díe Carlos, en latín Carolus.

Si yo me vull di Moncho, m'hay de cambiá lo nom al DNI, mentrestán siré Ramón, en tilde a la o, encara que tot deu me conegue com Moncho, en ch. Guimerá en tilde a la á.

Si escrius en castellá, España, Cataluña, Logroño, van en ñ
Si escrius en catalá, en ny
y si escrius en chapurriau, en ñ. 
Antigamén, la ñ ere nn, y después se va ficá la virgulilla.

Barcelona en chapurriau es Barselona, antigamén, Barcino, Barcinona, Barchinona, etc. No conserven Barcino ni Barcinona, pero Valderrobres en catalá te que sé Vall-de-Roures. Tot mol democrátic y sientífic, com sempre diuen. Uall de Roures ix an algún texto. 

Alguns ejemples de catalanistes que se cambien lo nom per a pareixe mes catalans:

Natxo Sorolla, Ignacio Sorolla Vidal

Desideri Lombarte, Desiderio

Carles Sancho Meix, Carlos  

Carles Terès, Carlos Terés

Hèctor Moret, Héctor

Ramon Mur, Ramón Mur

Tomàs Bosque, Tomás Bosque

Josep Miquel Gràcia Zapater, José Miguel Gracia Zapater

Joan Lluïs Camps Juan, Juan Luis Camps Juan , ell no se cambie lo nom, atres lay cambien.

Màrio Sasot Escuer, Mario 

Fermí, Fermín

Quim Arrufat , Joaquín

Joaquim Montclús i Esteban, Joaquín o Juaquín Montclús o Monclús Esteban

Hipòlit Solé Llop, Hipólito , Pólit

Francesc Josep Celma Tafalla, Francisco José, de momén no se cambie lo nom.

Celia Antolín Bellés , no Bellès. 

Javier Arrufat Molinos no se cambie lo nom. Es de Monroch.

Josep Antoni Carrégalo Sancho, José Antonio

Francesc Xavier , Francisco Javier, Escudero y algún atre.

Aragonés:
 

Chuse Inazio Nabarro, José Ignacio Navarro o Nabarro



Viccionari, Llista de noms propis en català

http://www.idescat.cat/cat/poblacio/poblonomast.html

http://justicia.gencat.cat/ca/serveis/cercador_de_noms