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martes, 28 de febrero de 2023

CARTA CXL. Viaje al real monasterio de Santas Cruces

CARTA CXL. 

Viaje al real monasterio de Santas Cruces: descripción de su fábrica, sepulcros, reliquias, biblioteca preciosa y de algunos de sus códices: historia de su fundación: catálogo de sus Abades, con algunas observaciones sobre los primeros.

Mi querido hermano: Día 18 de este mes (octubre de 1804) dejé a Tarragona con el sentimiento que manifesté en mi última carta. Pronto se enjugaron las lágrimas con la buena acogida que hallamos en el célebre monasterio de Santas Cruces, de la orden del Císter, situado a seis horas hacia el norte de aquella ciudad. Es a la sazón su Abad y Vicario general de toda la congregación, el muy ilustre señor Don José Bassas, el cual, como muy versado en los estudios eclesiásticos, y grandemente aficionado a toda suerte de literatura, nos franqueó todos los tesoros que aquí poseen, dignos de excitar la curiosidad de los literatos. Antes de llegar al monasterio, se atraviesa un soto espeso y muy deleitoso con los arroyos y cantos de ruiseñores; excede a esto la vista que se presenta desde el umbral del monasterio, con la fachada de su iglesia, respetable por su ancianidad y grandeza. Sobre su portada, en arco, se eleva una altísima claraboya, o llámese ventana gótica, que da luz a la nave principal. Esta es una elevación correspondiente a su longitud, que es de trescientos doce palmos catalanes, contando desde las puertas hasta las gradas del presbiterio: en medio de ella, y cerca del crucero, está el coro, al uso de la orden. La sillería está curiosamente labrada, y es del buen tiempo. Acompañan a la nave mayor otras dos colaterales, sino que son demasiadamente bajas y agobian el edificio, que sería sin este defecto muy precioso. El crucero tiene de largo ciento setenta y dos palmos: el presbiterio es capaz y correspondiente a lo demás. Todo el edificio es de piedra común, sacada de una cantera vecina al monasterio, que hoy está casi agotada. Hácenla oscura, así los vidrios pintados, que llenan las ventanas, como el color de la piedra, que no es de las más blancas. Se comenzó a labrar en el año 1174: su conclusión no se verificó hasta el 1225, en el cual empezaron los religiosos a servirse de la nueva iglesia (a: La noticia de este y otros edificios antiguos del monasterio de Santas Cruces, se ha tomado de una nota antigua de su librería, la cual, por ser larga, se hallará en el Apéndice núm. XVIII.)

Sin salir de estas naves he hallado algunos sepulcros dignos de notarse. En el pavimento de la principal, al testero del coro, se ve una losa sepulcral con este letrero: "Hic requiescunt ossa monialium è diruto Bonae quietis coenobio sacri or. Cis. in hoc Sanctarum Crucum translata monasterium in meliorem requiem transferenda.” Eran estas monjas de un convento llamado de Bonrepós, que fundó en 1215 Pedro Balb, caballero de Lérida, y Guillerma, su mujer. En 1452 se trató de incorporarlo con este monasterio para remediar así los males que en aquel había. Las oposiciones que de esto resultaron quedaron sofocadas con el juicio arbitral de Don Pedro de Urrea, Arzobispo de Tarragona, quien compuso a los dos monasterios de Scala Dei y Santas Cruces, que litigaban sobre la pertenencia de aquella casa; y en virtud de esto se trasladaron aquí todas las alhajas de la iglesia, y los huesos también de las religiosas difuntas. Fue esto en 1473. Con ellos se trajeron también los de Doña Margarita, mujer del Rey Don Martín, que al fin de su vida se retiró a aquella casa, y aun la gobernó. 

A la salida del coro, hacia el altar mayor, a mano derecha, se halla un magnífico sepulcro de jaspe, propio de la familia de los Moncadas, en el que se halla esta larga inscripción: "D. O. M. = Dicat, et consecrat, atque libat, Ludovicus Fernandez de Cordoba, Spinola, de la Cerda, Methinae coeli (Medina + coeli : Medinaceli) Dux, hoc perpetuae gratitudinis monumentum in suffragium et honorem Excellentissimae D. D. Teresiae de Moncada et Benavides, praedefunctae carissimae uxoris suae, Marchionissae quondam de Aytona, Ducissae de Camina; quae cum humanae domus societatem cum Duce consumasset die XIV. maii salutis nostrae ann. MDCCLVI. cum propriae nobilitatis authoribus parentibusque suis novissimum sacrae domus voluit inire consortium, ejusdemque voluntatis obsequens, et religiosissimus executor praedictus Dux praedecessorum ossa exactissime colligi, et sumptuosissime condi in hoc jussit monumento, ut illustrissimae conjugis corpus humanum (f. humatum) cum parentibus commune sortiatur solatium, quae jam suarum virtutum divinum assequuta proemium (ut piissime credimus) in aeternum requiescit in pace. Reconditum et inhumatum est corpus in antiquo praedecessorum sepulcro die XXIII. octob. an. MDCCLVII. Hoc autem opere consummato novissime translatum est die IIII. sept. an. MDCCLVIII.” 

En una tarjeta, al lado de este sepulcro, se leen estos leoninos:

Subtus in hac fossa requiescunt corpus et ossa

Floris militiae; sit eis pia dextra Mariae.

De Catheno Monte sumpserunt nomina sponte:

Majoricis isti sunt passi nomine Christi.

En otra tarja colateral se dice que los Moncadas muertos en la conquista de Mallorca son Guillermo y Ramón, y que la conquista fue en 1220. Esto último es equivocación: debe decir 1229, que es cuando pasaron allá estos nobles con el Rey Don Jaime, y murieron en los primeros encuentros con los Moros.

En la nave del crucero, y pegados a los machones de derecha e izquierda, que sostienen el cimborio, se hallan dos grandes sepulcros dignos de descripción más detenida, así por los sujetos que encierran como por la hechura y materia. El de la parte del evangelio es un cuerpo de arquitectura gótica de fines del siglo XIII, construido todo sobre una base de piedra común, elevada sobre el pavimento un palmo; y tiene de longitud diez y seis palmos y medio, y de latitud diez: la longitud es hacia el altar mayor, de modo que cierra la mitad de lo ancho del crucero. En el centro del crucero se eleva, sobre dos leones, una urna de pórfido convexa por la parte inferior, de figura oval: su diámetro mayor como de diez palmos, el menor seis y medio y de altura cuatro: la cubierta es de jaspe ceniciento, sobre la cual hay un cuerpo de arquitectura gótica, como de cinco palmos de alto, de piedra común, con estatuas pequeñas de Apóstoles, u otros de relieve, y pintadas bajamente. La superficie superior es convexa, de en medio de la cual se levanta una aguja de piedra de labor ingeniosa. Cubre todo esto una bóveda sostenida por columnas de jaspe ceniciento, que asientan sobre la basa, que lo es de todo este sepulcro, cuya elevación total será como de treinta y cuatro palmos. Yace en él el cuerpo del Rey Don Pedro III de Aragón, muerto en Villafranca de Panadés en 1285, y trasladado aquí en 1300. Su inscripción sepulcral se halla en la pilastra de en frente, algo maltratada, y dice así:

P. quem petra tegit, gentes, et regna subegit,

Fortes confregit, quae coepit, cuncta peregit.

Audax, magnanimus, sibi miles quisque ...

Qui bello primus inerat, jacet hic modo imus.

Constans proposito, verax sermone, fidelis

Rebus promissis fuit hic, et strenuus armis;

Fortis justitia vivens aequalis ad omnes.

Istis laudatur, vi mentis laus superatur.

Christus adoratur, dum ... unde beatur

Rex Aragonensis, Comes et Dux Barchinonensis

Defecit membris undena nocte novembris

Anno milleno centum bis, et octuageno

Quinto. Siste pia sibi tutrix Virgo Maria.

Bajo de esta inscripción hay una arca donde se depositaron los huesos de la Reina Doña Margarita, cuando se trajeron de Bonrepós.

Al pie del sepulcro de este Rey dicen que está enterrado su fiel vasallo y amigo Roger de Lauria, famoso marino de aquellos tiempos: en la losa de mármol sólo se lee lo siguiente: Asi jau lo noble en R... ral dels regnes Darago, è de Cicilia per lo Senyor Rey Darago: è passa desta vida en lany de la Encarnacio de nostre Senyor Jesu Christ M. et CCC. et IIII., XVI. kalendes de febrer.

El otro sepulcro del lado de la epístola es parecido a este en las columnas y casilicio, sino que la urna es de piedra como de alabastro, sostenida de varias columnitas pequeñas: adórnanla en la parte exterior varias labores y estatuas: la convexidad de la parte superior forma dos caídas laterales, en cada una de las cuales se ve una estatua de señora, y en el medio de las cabezas de ambas una estatua derecha de un Rey con espada en mano. Es el sepulcro de Don Jaime II de Aragón, hijo de Don Pedro, donde también está su mujer Doña Blanca. La inscripción del entierro del Rey está en la pilastra de en frente, y dice así:

Hornat hanc tumbam qui simplicitate columbam

Est imitatus, Rex Jacobus hic tumulatus,

Rex Aragonensis, Comes et Dux Barchinonensis,

Majoricensis Rex, necnon Ciciliensis

Moribus et vita consors sua Blancha munita,

Illustri nata Karulo, simul hic tumulatur.

Nec fuit hic segnis in subdendis sibi regnis.

Subdita sunt jamque sibi Murcia, Sardiniaque.

Floruit hic quinque regnis per tempus utrimque;

Restituit gratis tria, jus servans Deitatis.

Hic humilis corde, peccati mundus a sorde,

Misericors, mundus animo, sermone facundus,

Judiciis justus, armis belloque robustus,

Laetus, non moestus vultu, mitisque, modestus,

Dici pacificus meruit, quia pacis amicus,

Regna tenet coeli, Domino testante fideli. 

Cum se collegit, habitum Cister. praeelegit,

Cui, qui cuncta regit, parcat quae nescius egit.

Defecit membris secunda nocte novembris

Anno milleno, centum ter, bisquoque deno,

Septenoque. Pia sibi sistat Virgo Maria.

Debajo de esta inscripción hay una arca de madera, donde dicen que están los huesos de un Infante de Aragón llamado Don Fernando. Acaso pudo ser el hermano de Don Pedro el IV, asesinado en Castellón de la Plana. El letrero que da razón del entierro de Doña Blanca está al lado del sepulcro: es muy largo, bastará copiar aquí las siguientes palabras: In Christi nomine. Obiit Serenissima Domina Blancha, Regina Aragonum, Barchinone secundo idus octobris anno Domini millessimo trecentessimo decimo. Et elegit sepeliri in monasterio Sanctarum Crucum, ordinis Cisterciensis. En un Diario antiguo se halla la noticia que el Rey Don Alfonso III de Aragón, muerto sin hijos en 1291, fue trasladado, andando el tiempo, a este monasterio hacia los años 1327. Nada más sé de esto. 

En el testero del crucero a la parte de la Epístola está la sacristía, donde vi algunos cálices antiguos, entre ellos uno que es del siglo XIV con el cráter cónico, de ocho dedos de diámetro y cuatro de altura. En el relicario hay reliquias de San Bernardo Abad, San Benedicto Mártir y otras menores, la cabeza de San Deodato, el cuerpo de Santa Clara Virgen y Mártir, una de las once mil, parte de la cruz del buen ladrón (Dimas), un dedo de San Juan Limosnero, muelas de los Santiagos mayor y menor y otras. La más insigne por la novedad con que llama la atención de los viajeros es la de la Santa Mano, que se conserva en un relicario moderno, entera hasta la muñeca con toda la carne y uñas, y los dedos en ademán de bendecir. La historia de esta reliquia refiere el P. Maestro fray Ángel Manrique, Annal. ord. Cisterc. ad ann. 1157, cap. V, núm. 5, con estas palabras: Floruere praeterea SS. Cruces viris sanctissimis ... et Sanctus ille (periit heu! nomen) animarum purgatorii perennis cappellanus, ministerque, cui pro eis in caemeterio (oranti) manus e terra egressa benedixit; quod cum semel et iterum fecisset, extrahi se ab ipso tandem passa est, brachio suo unita; quod sive viri sancti ibi sepulti, sive a Deo formatum de novo fuerit, ob memoriam miraculi, integrum hodie cum carne, cuteque atque omnino illaesum perseverat ... Dicen que consultado el caso con el Romano Pontífice fue aprobado el culto de la mano y permitido que se exponga a la pública veneración el día de Ánimas, y así se efectúa. 

Otra reliquia insigne es la lengua de Santa María Magdalena, colocada dentro de un cristal de la misma figura, y cubierta por la espalda con un sáfiro muy grande. Tiénese por dádiva de Doña Blanca, mujer del Rey Don Jaime II: con una partecita que se cortó de esta lengua, y está en otro relicario aparte, se acostumbra bendecir agua para repartir entre los fieles. Consérvanse también dos relicarios que fueron del convento de monjas de Bonrepós; obra prolija y según todo el gusto gótico. De San Bernardo Calvó, hijo de esta casa y Obispo de Vique, se guarda aquí la mitra y un hueso de la pierna: también he copiado su testamento, hecho en 1215, que es reliquia literaria. Hay también un pedazo de Lignum Crucis, de quien se tiene por tradición que dicho Santo, siendo Abad del monasterio, lo sacó y puso entre las llamas que consumían el grano que estaba en la era, las cuales se apagaron con esta diligencia quedando la reliquia ilesa. Adornan esta reliquia dos camafeos, uno de figura humana y otro de caballo. Otro relicario antiguo y sencillo encierra una espina de la corona de Cristo, el pie es una copa de ágata, vuelta del revés y bien guarnecida. He visto allí mismo una cruz de ébano con una preciosa y bien ejecutada imagen del crucifijo de plata sobredorada y la cabeza de oro; es mucho más estimable la hechura que la materia. Hay también una portapaz del tiempo de los Reyes Don Jaime II y Doña Blanca: es un cuerpo pequeño de orden parecido al corintio, que es al que más se asemejan todos los capiteles y cornisamentos de los edificios que he visto por acá del siglo XIII y principios del XIV; en el centro hay la adoración de los Reyes pintada sobre cobre y barnizada al fuego. Del mismo Soberano se guarda allí la espada y el palo. De la Reina se guarda el sello, colgando de una cinta del relicario de la Santa Mano: su escudo se divide en cuatro cuarteles con las barras de Aragón y lises de Francia. Al lado de la puerta de la sacristía hay una escalera grande y descubierta que ocupa una buena parte del crucero, por la cual se sube al dormitorio común, obra que se comenzó en 1191. En esta pieza se halla el archivo y biblioteca. Esta última es de lo más precioso de este monasterio, y merece un lugar distinguido entre las de la nación. Era antes lo que ahora son muchas de las catedrales y conventos: un depósito de suciedades literarias. Mas el celo de los PP. MM. Fr. Tomas Riera, ex-Abad, y Fr. Pedro Freixes, dieron en esta parte un ejemplo digno de la gratitud del público, reencuadernando por sí mismos gran parte de los libros, y haciendo trabajar en los restantes a Fr. Pablo Badía, de la obediencia, y aseando y clasificando estos monumentos del saber, a quien en vano se jacta de ser aficionado el que los deja perecer entre la basura. En toda esta empresa ha tenido gran parte el actual señor Abad, singularmente en el discernimiento de los manuscritos. Así han sabido estos doctos monjes honrar su casa, quitando de ella un borrón que todavía tienen sobre sí otros cuerpos de la nación. Mas la hermosura que presentan todos los libros encuadernados de nuevo es nada respecto de lo que ellos son. Descuellan entre todos una porción de manuscritos en número de 262, con la limpieza que pudieran desear sus mismos autores. Sería molesto dar un catálogo de todos ellos; bástete saber que lo más despreciable que en esta clase suele reputarse, que son los Sermonarios, abunda aquí muy poco. También son pocos los libros de teología, expositores y decretalistas. Diré de algunos otros, aunque sólo sea el título, los cuales todos son del siglo XIV y XV, y algunos poco anteriores; deteniéndome más en los que por su materia, lenguaje o autor, merecieren la atención de los literatos.

Crónica Mag. Martini Poloni. Dos ejemplares vit. De esta obra ya dije desde Valencia; pero estos de acá sólo alcanzan al año 1276, y aquel de allá llega hasta la elección de Honorio IV. = Epistolae Petri Blesensis = Raym. Martini Pugio fidei, ms. del 1434. = Amalarius de divinis officiis, del siglo XIII. = Clementis VI. Sermones et Tractatus varii. = Un vol. fol. vit., que contiene: Liber gestorum Barlaam et Josaphat a S. Johann. Damasceno. Vita S. Bramdani Abbatis. Vita et obitus Sancti Martialis Episcopi. Vita S. Johan. Eleemosinarii à Leontio Episcop. Neapolit. Passio B. Eulaliae Virg. et Mart. Barchin. Translatio corporis ejusdem. Alia translatio. D. Prosperi de vita contemplativa. Vita S. Nicolai, Episcopi. = Un vol. en 4.°, comprende: Tractatus de miraculis B. Mariae Virg. Calixti Papae Argumentum de miraculis S. Jacobi. Passio B. Jacobi Apost. Calixti Pap. de translatione ejusdem. De S. Jacobi expedimento et conversione Hyspaniae et Galleciae, auctore Turpino. Vita S. Eutropii. Conversio Petri Alphunsi ex Judeo Christiani, et in Oscensi civitate baptizati. Tractatus eiusdem Alphunsi de sua conversione. = Collationes dominicales vel Themata divisa super Summam praedicabilium edita per Fr. Bernardum de Deo, de ordine fratrum Minorum, provinciae Aragoniae, et custodiae Illerdiens. = Catholicon qui tractat de dirivatione, expositione et declaratione vocabulorum editus a Fr. Johanne Januensi, ord. Praed. Vol. fol. vit. con miniaturas. Al fin: Finitus ab autore anno 1286. nonis martii. Del mismo, Prosodia y otros tratados gramaticales. = Arbor vitae Crucifixi Jesu. Su autor Fr. Ubertino de Casalis, Franciscano, mss. del siglo XIV. = Formulario de cartas latinas de varias clases y para varios sujetos. Item de escrituras. Vol. 4.° vit. saec. XIV. = B. Gualdi, canonici Tollensis Tractatus morales. = Breviarius Constantini, qui Viaticus nominatur, cum glosula Geraudi. En el prólogo dice: Unde ego Constantinus Affricanus, montis Cassianensis monachus. Habla de este autor Andrés (Hist. de la literat., tom. I., cap. IX). = Origines omnium rerum a Fr. Johanne de Alemania inferiori ord. Min. Lectore Eifordensi (Erfurt). = Tractatus de ludo scacorum, et proverbia Arabum, con su correspondencia al lemosín. = Constitutiones Cathaloniae. = Sermones dominicales, Fr. Guidonis, ord. Praed. in conventu Ebroycensi. = Las obras de Dante en italiano, ms. precioso. = Raym. Lullii opera (obras de Ramón Lull). = Collectio canonum ex variis libris PP. et concilis. = Sermones Innocentii Papae III. = Historia ecclesiastica Eusebii Caesariens. ex translatione Sancti Hieronymi. = Concordia Regularum B. Benedicti, Macarii, Pachomii, Basilii, etc. = Adhortationes SS. PP. perfectionesque monachorum, quas de graeco in latinum transtulit Pelagius, diaconus ecclesiae Romanae. = Fr. Bernardi Oliverii Excitatorium mentis ad Deum, Raymundo Episcopo Valentino dicatum. 

El autor es el Obispo de Tortosa, de que hablé en su catálogo. La obra es conocida por Bayer en sus notas a Nicolás Antonio, pero inédita. = Varias obras de Santos Padres, algunos ejemplares de las obras de Aristóteles, Boecio. Item de las sentencias de Pedro Lombardo y de las obras de Santo Tomás de Aquino, algunas de ellas anteriores a su canonización. Hállanse también dos ejemplares de la Suma de San Raimundo, y Distinctiones Mag. Rodulphi de Longo campo, y otros pocos de esta clase. Una buena porción de Breviarios, Rituales y Ceremoniales Cistercienses: algunas Biblias no muy antiguas, señaladamente las que están con la glosa de Lira.

En lengua lemosina hay libros apreciables; tal es uno en fol. con este epígrafe: Començen los canons de les taules de Jacob, fill de Daviu Boniorn. Es un tratado breve de astronomía: siguen los cánones o reglas para hallar las conjunciones y otros cálculos astronómicos; al fin dice: Aquesta lectura fon acabada de scriure divendres quis comptava 29 dies del mes de maig del any de la Nativitat 1444 per Ausias Sancho, notari: 

Non videat Christum quisquis furabitur istum. 

Detur pro poena scriptori pulcra puella.

Non sit in villa, quae sit formosior illâ.

Otro tratado de astronomía en latín y lemosín, cuyo autor parece que suena en el epígrafe del fin: Acabat es a 13 dies de març del any 1334 en la ciutat de Sibilia per mestre Alfonso Dionis, clergue et metge del illustre Princep et Senyor Nalfonso, Rey de Portogual, e de la Senyora sa filla Na Maria, Reina de Castella e de Leon. Vol. fol., pap. = Miracles por orden alfabético. = El Egidio Romano De regimine Principum, excelente traducción al lemosín. = De Fr. Francisco Eximeniz Llibre de las Donas y la vida de Cristo, dos vol. fol. del siglo XV. = Un vol. fol. ms. del siglo XV, que contiene lo siguiente: En nom de Jhu. Crist e de Madona Sancta Maria: començe lo llibre de Benvengut de Cirorgia, compilat per mestre Benvengut Grateffe. Princip. Al honrat amich .: yo enten a tu fer hun libre ... posare açi segons la tua demanda medecines provades de nafres, de ajustamens, de plagues antigues, de cranch (cáncer), de fistoles (fístulas), algunes cirorgies dulls (cirugías de ojos) e un poch de algebra. En el mismo códice sigue otro tratado con este título: Açi comensa la Cirurgia de maestre Bru, ço es, lo compendi seu. Prolog.: O Andreu Latzer de Padua, tu mas feta peticio e demande que compones I libre de la operacio manual de medicina, pus breu e pus ubert que io haya compost; e iat sesia (: jatsia, jat se sia) io agues a trebalar per altres obres, no e pas aço volgut alargar … Reeb dons, oh Latzer, etc. = Dialogos de San Gregori, vol en 4.° del siglo XV; otro ejemplar del 1340, ambos lemosines. = Constitucions de Valencia per lo Rey D. Marti.

Sobre todos estos es apreciable un volumen 4.°, que contiene los pareceres de algunos Obispos del concilio de Trento sobre la corrección de los decretos y cánones que se formaban para publicar en las sesiones. 

Casi todos son del mes de abril de 1562, y tratan por lo común de lo que se estableció sobre el sacramento de la Eucaristía. He copiado algunos de los pocos que hay de nuestros Españoles; entre los cuales no debía omitir el de Don Antonio Agustín y el del Obispo de Segovia (a: (a) Aps. núms. XIX y XX.).

Después de estos códices examiné otros cuatro mss. griegos, y son: Olympiodori Opera. = Hypocratis Aphorismi. = Hermes Trismegistrus de universi pulcritudine. = Marinus Neapolitanus de felicitate. Siguen a estos preciosos códices muchas obras de autores griegos y con su texto nativo, de ediciones apreciables; tales son: Galeni Opera, cuatro vol. (Basilea, 1538). = Pausanias. = Claudius Aelianus, Stobaei Eclogae (églogas). = Opera Hypocratis, Aristotelis, Suidae, Athenaei, Appiani, Herodoti, Demosthenis, Homeri, Eurypidis, Hesiodi, Pindari, Theophanis, Eschyli y otros muchos. = Plutarchi opera (Basilea, 1533 y 1542). = Diodoro Siculo, 1559, por Henr. Stephano. = Icones Philostrati, Heroica, Descriptiones Callistrati (Florent. 1517). = Dictionarium Graecum de Maciochi (Ferrara, 1510). = Thucydides 1540. = Biblia entera en griego (Venet., 1518). = Moschi Poetae Opera (París, 1512). = Anacreontis Opera (1554 por Stephano). = Arati Phaenomena (Venetiis, 1499). =

Theophrasti Opera (ibidem, 1497). De esta clase son todos los que hay hasta el número de noventa y uno. En las obras de Paulo Aegineta he leído en la primera hoja estas palabras: Empt. ex bibliotheca D. D. Antonii Augustini, Archiep. Tarraconens. 1594. Hállase la misma nota en varios libros, los cuales se advierte además que los compró el doctor Juan Bautista Tolra, médico, por estos mismos años. De donde es fácil inferir que no todos los libros de aquel Prelado fueron llevados al Escorial, y también el gusto y erudición selecta que tenía en las humanidades. 

Viniendo ahora a los libros latinos y castellanos de varias facultades, baste saber que los hay exquisitos en todas ellas y que honran bien la mano que los adquirió para el monasterio. En la clase de humanidades o filológicos y poéticos, acaso no cederá este monasterio a muchas bibliotecas, aunque los que posee son antiguos. Ediciones del siglo XV tendrá más de 150, y entre las extranjeras merecen particular lugar las obras en fol. de Pedro de Ayllac, que están sin nota de año ni impresor, pero por la semejanza con los mss. me parecen de los primeros ensayos de la tipografía. También son notables unos rudimentos de gramática en hexámetros que comienzan: 

Sribere (scribere) clericulis paro doctrinale novellis,

Pluraque doctorum sociabo scripta meorum. 

A lo que entiendo será del 1470, pero de lo mejor impreso de aquel tiempo. Por otro volumen, que contiene un comentario de estos versos, se sabe que su autor era un maestro Alejandro. De ediciones españolas he escogido por muestra las siguientes: un vol. fol. que empieza así: Comença lo libre appellat Visio delectable, compost a instancia del molt noble senyor Don Johan de Beamunt, Canceller y Cambrer maior del Illustrissimo Senyor Don Carles, Princep e primogenit de Arago y de Navarra: compilat per Alfonço de la Torra, Bachaller del dit Senyor Princep. Al fin se lee: Migençant la divina gracia venguda es a la fi de esser impressa la Visio delectable de Alfonço de la Torra, Bachaller. 

Impresa en la ciutat de Barcelona a despeses de Matheu Vendrell, mercader ciutada de la dita ciutat, lo disabte sanct de Pascua a XVII del mes de abril lany de nostra salut mil e CCCC.LXXXIIII (1484). La segunda muestra es del libro impreso en Tortosa en 1477, de que ya te hablé en las cartas de aquella ciudad. Son los Rudimentos de gramática de Nicolás Perotto, y la nota de la edición dice así: Praesens hujus gramaticae opus magnum praeclarumque Dertusiae, impressum per magistrum Petrum Brun, Gebennis genitum, et Nicolaum Spindeler de Cruickau, Germanum, anno christianae salutis M.CCCC.LXXVII. (1477), die vero XVI mensis junii, finem perfectum feliciter sumpsit. Deo gratias. Es un tomo en 4.° sin páginas, de 141 fol. Y baste de libros y biblioteca.

El claustro, pegado a la iglesia a la parte de levante, es bastante despejado; se comenzó en 1313 y se concluyó en 1341, día de San Benito. El edificio es como todos los de aquel tiempo, lleno de labores y adornos caprichosos. Tiene en cuadro doscientos tres palmos catalanes con ocho arcos por lado. Los fondos correspondientes en la pared son nichos casi todos ocupados con urnas sepulcrales de muchas familias ilustres de estos reinos. Hay también osarios en lo alto de las pilastras, y algunas urnas sin letrero ni noticia de su depósito. Los conocidos, entrando por la puerta principal, son los entierros de Don Ramón Alemany y Cervelló, Señor del Puente de Armentera, de su mujer Doña Gerarda y otros de su familia: de Don Guillermo de Claramunt y su mujer Doña Guillerma: de Don Bernardo Salvá y de sus hijos Don Pedro, Don Guillermo y otros de su familia: de Don Berenguer Llorach, Señor de Solivella: de Don Bernardo de Mombrió: de Don Bernardo de Aguiló y los suyos: de los Pinós: de Don Grau, Don Huguet, Doña Gama de Cervelló y otros de dicha casa: de Don Jaime de Cervera y su mujer Doña Blanca de Puigvert, y del padre de esta Señora Don Berenguer: de Don Pons, Don Berenguer y Doña Sancha de Queralt: de Doña Guillerma de Moncada con este letrero reciente: Aquí yace la invicta amazona, terror de los Agarenos, Doña Guillerma de Moncada, mujer de Don Alemán de Cervelló: item de Don Pedro y Don Pons de Cervera: de Don Ramón, Don Berenguer y Don Onofre de Montoliu: de Don Pedro de Tarragona. Algunos otros entierros hay en el plano del pavimento. Hállase en el mismo claustro el Capítulo capaz y de figura regular. En el pavimento se ven algunas sepulturas de los Abades antiguos con bellísimas figuras de mármol negro. Los claros de las dos ventanas colaterales a la puerta, están graciosamente divididos por columnitas de piedra común, del mismo gusto que las que dije del claustro de Tarragona. Al lado del Capítulo hay una capilla, dedicada antes a San Martín y en el día a la Asunción de nuestra Señora, cuya muerte se representa con figuras del natural de pésimo gusto, y en que sólo es apreciable la materia, que es mármol. Sirvió antes de armario para depositar los libros necesarios a la lectura en el Capítulo, según la costumbre de la orden del Císter, cuyos estatutos suponen que debe estar inter Capitulum et ecclesiam, y así está el que digo y los de otros monasterios. Mucho mejor que lo dicho es un templete en el luneto del claustro, pegado a sus arcos para comodidad de los que se han de servir de una copiosa fuente a quien cubre: es un hexágono gracioso de bóveda rebajada y construido ya en buen tiempo: tampoco es despreciable el pilón de la fuente, que es de una pieza como de diez palmos de diámetro. De este claustro, que es el más moderno de la casa, se pasa a otro más antiguo, de construcción humilde, donde se conserva la habitación en que estuvieron algunos de nuestros Reyes, que bien puede llamarse palacio, si la comparamos con los edificios que la rodean más inmediatamente. Comenzola sin duda el Rey Don Pedro III de Aragón, pues en un arco del zaguán a mano izquierda se ven las armas de Sicilia, de que él usaba. Hállanse también muchos escudos de las armas de Cataluña, y así no es inverosímil que concluyese aquel edificio el Rey Don Jaime II, y acaso sería después de haber enviudado, pues no se hallan las lises que usaba su mujer Doña Blanca. Dicen, y será así ciertamente, que vivieron allí por algún tiempo estos Príncipes. También se cree que fue habitación de los Abades primitivos. Lo que yo sé es que se ven entre los demás escudos las armas del abad Don Guillermo de Ferrara, que acaso debió concluirlo, y son una bolsa cerrada (fermata ara?), como se ven también en su sepulcro en el crucero de la iglesia. Por hallarse ausente el monje que hoy habita esta casa, no pude registrarla por dentro: hay en su galería algunas columnitas como las de los entierros reales, y una muy grande de pórfido, o que lo parece, en el plano del patio para sostener la escalera.

Todavía no es este claustro el edificio primitivo de los monjes en el siglo XII, el cual se halla pegado a dicho claustro, pobre y humilde además. 

Se conserva la iglesia pequeña con la advocación de nuestra Señora y la Trinidad, y un altar digno de guardarse para la historia de la pintura. 

Del tiempo en que resucitaba esta arte es el altar que hay en el oratorio de la enfermería, donde se ven algunas figuras bellísimas y dignas de un buen profesor. Después de toda esta descripción desearás oír algo de la historia de este célebre monasterio. Has de saber, pues, que su fundación es del año 1150, en que Guillermo Raimundo Dapifer dio al Abad y monasterio Cisterciense de la Gran Selva, en Francia, el monte de Cerdañola, diócesi de Barcelona, para que fundasen allí un monasterio de su orden (a: Ap. núm. XXI.). Aceptó la donación Guillermo, Prior de aquella casa, junto con Guillermo de Mompeller y otros monjes, los cuales, como designados para la fundación, se trasladaron a la nueva casa, que por el lugar comenzó a llamarse de Valldaura, y en latín Vallis Laureae. Hízose esto con tanta actividad, que en mayo de 1151 ya habitaban allí, y se edificaba la iglesia del monasterio, como consta de la donación que les hicieron los Condes de Cardona, concediéndoles cada semana cierta medida de sal, que llamaban Somata (b: Ap. núm. XXII.). Damus, dicen, Domino Deo et ecclesiae Sanctae Mariae Vallis Laureae, quae hedificatur juxta Sanctum Martinum de Cerdañola, et fratribus ibi habitantibus, etc. Actum est hoc V. kal. junii anno ab Incarnatione Christi MCLI (la ñ en 1151). Algunas otras donaciones del fundador y otros señores particulares he copiado que servirán para nuestra colección (a:Aps. núms. XXIII a XXXIV.). De todo esto podrás inferir cuán equivocados andan los que dicen que esta fundación hizo el citado Guillermo en penitencia del asesinato que cometió en la persona de Don Berenguer de Villamuls: cosa que no sucedió hasta el año 1194, como ya dije en mis cartas anteriores. La regular observancia no podía conservar mucho tiempo su vigor con la inmediación a Barcelona, de donde la curiosidad de la nueva fundación atraía a la gente devota, que aun siéndolo estorba con su ruido al solitario. Estas y otras causas debieron mover a aquellos santos monjes para abandonar el sitio de Valldaura, y trasladarse al que hoy tienen en Santas Cruces. Era todo este territorio poseído por muchos señores, y divisorio de las diócesis de Tarragona y Barcelona, y aun por eso se llamaba lugar de contradicción, como dice el citado Manrique. Dios, que dirigía los pasos de esta fundación, movió los ánimos de todos ellos para que lo cediesen al monasterio de Valldaura. He visto la donación hecha a 26 de enero de 1159 por Gerardo de Alamany, Geraldo de Jorba, Guillermo de Montagut, Pedro de Montclar y sus hijos y mujeres respectivos (a: Ap. núm. XXXV.). Así que con razón pone Marca esta traslación en el año 1160; aunque hasta el 1169 no tomaron el Abad y monasterio el título de Sanctis Crucibus, sino que conservaron el de Valldaura. Debió ser la causa de esto la oposición que hicieron el Arzobispo de Tarragona y el Obispo de Barcelona a la erección de la abadía, pretendiendo cada cual para sí la jurisdicción del terreno y la obediencia y sujeción del Abad: pleito que todavía está por sentenciar (b: Aps. núms. XXXVI y XXXVII.). También pudo ser esto mismo la causa de haber vivido por algún breve tiempo los monjes en la granja de Ancosa, distante cinco horas de este sitio. Mas como no se conserva escritura alguna que lo acredite, ni el Abad dejó de intitularse de Valldaura, no puedo hacer hincapié en este punto. Sólo hallo que celebran aquí un aniversario por los monjes que murieron en Ancosa, y están allí enterrados. Y esto pudo ser muy bien, retirándose allí la comunidad, que había venido a Santas Cruces, confiada en que no habría estorbo para su edificio; porque volverse a Valldaura era más difícil. Allanaron estas dificultades los Papas Alejandro III y Urbano IV, mandando al Abad y monasterio continuar la habitación y morada de Santas Cruces, sin que pudiera servir de estorbo dicha competencia, y a los dos Obispos dichos que no exigiesen el juramento de fidelidad y obediencia al Abad sobredicho (a: Ap. núm. XXXVIII.). Resulta de todo esto que desde el año 1169 quedó del todo trasladado el convento a Santas Cruces (b: Aps. núms. XXXIX a XLII.), floreciendo desde esa época en letras y virtud, y criando en su seno Santos y Prelados para varias iglesias. En el catálogo de Abades, que voy a proponer, advertirás que no tuvo aquí lugar lo que ya dije hablando de Benifazá, y es que no se alteró en este monasterio la serie de Abades perpetuos hasta la erección de la congregación en 1617, siendo así que en Benifazá y su matriz Poblet a mitad del siglo XVI por motivos muy justos prefirieron el carecer de esta prerrogativa y admitir las abadías trienales. También debo hacer reparo en lo que resulta de los documentos acerca de los dos primeros Abades de esta casa. En los catálogos comunes se dice que el primero fue Don Guillermo en 1152, a quien sucedió Don Hugo en 1153 y Don Gerardo en 1156. La prelacía del primero es cierta y aun debe suponerse anterior, puesto que ya en 1151 se hallaba él con sus monjes en Valldaura edificando la iglesia. Mas es de notar que este Don Guillermo era el Prior de la Gran Selva, a quien se le dio por compañero otro Don Guillermo de Mompeller, venerado como santo en el calendario Cisterciense, día 9 de abril; varón también muy ilustre en el siglo y en el claustro. Por la semejanza del nombre se ha creído equivocadamente que este fue el primer Abad de Valldaura. Pero además de que es más regular que lo fuese el primero por ser cabeza de la nueva colonia, es constante que el Santo estaba aún aquí en calidad de simple monje en el año 1156, como se ve en la donación de un huerto en Bite que hizo al monasterio Guillermo de Truil in manu Gerardi, Abbatis, et Guillermi, monachi de Monte Pessulano, y en otras dos escrituras del mismo año que comienzan: Ego Girardus, Abbas Sanctae Mariae Vallis Laureae, et Guillermus, frater de Monte Pessulano, cuyas copias envío. Y no es verosímil que se hallase aquí como simple monje, si antes había sido Abad, siendo, como lo eran entonces, perpetuos. Es verdad que aun así era muy venerado por sus calidades (cualidades), y esta es la causa porque se halla una u otra donación del año 1152, hecha a Guillermo de Mompeller y los monjes de Valldaura, sin hacerse mención de Abad, ni darle a él este título. Acaso se había ausentado el otro Guillermo, verdadero Abad, para tratar con el de la casa matriz los negocios de la nueva fundación, y en el ínterin pudo quedar el Santo como presidente. De todos modos es cierto que en ningún documento se le da el título de Abad. Así que el primer Abad de esta casa fue el otro Don Guillermo, y lo fue, no sólo hasta el 1153, sino hasta todo el 1154. De este último año es una donación de Guillermo Raimundo Dapifer, en que da un molino al monasterio de Valldaura, et Willelmo, Abbati ejusdem loci. La fecha dice así: Actum est hoc III nonas julii, anno XVII regni Regis Lodoici Junioris. Y es cierto que esto corresponde al año dicho. Los que introducen a Don Hugo en el de 1153 se fundan en la donación hecha a este monasterio del territorio de Ancosa, la cual se hizo a Don Hugo su Abad. Su fecha es esta: III idus julii, anno ab Incarnatione Domini M.C.LIII. regnique Ledovici Junioris anno XVIII. Nadie ignora que en una de estas épocas hubo error de escribiente, porque el año 1153 no era el XVIII de Luis el Joven, sino el XVI. Para salvar este anacronismo es más llano suponer yerro en los años de la Encarnación y poner esta donación en el año XVIII de Luis, de Cristo 1155, y entonces a Don Hugo, Abad, sucesor de Don Guillermo. Me he detenido en esto por ilustrar las memorias antiguas de esta casa y corresponder así a la franqueza con que me las han comunicado. Vamos ahora al

CATÁLOGO DE SUS ABADES. 

Existencia. 

Don Guillermo 1152.

Don Hugo 1155.

Don Gerardo 1156.

Don Pedro de Puigvert 1158.

Este Abad trasladó el monasterio a Santas Cruces, y así es el primer Abad de este título. Comenzó la fábrica de la iglesia. Es distinto de otro que fue Obispo de Urgel desde el año 1205: renunció el obispado a 3 de abril de 1230: se retiró a esta casa, donde tomó el hábito y murió en 1250.

Don Hugo 1185. 

Don Bernardo 1203.

Este Prelado, cuya memoria no se halla en los catálogos comunes, lo era en este año 1203, como consta de la concordia que se hizo entre el monasterio de Bonrepós y el de Scala Dei, en que intervino con el Abad de Poblet. No es fácil asegurar si es o no el mismo que el que le sigue.

Don Bernardo de Ager 1220.

Don Ramón de Rifano 1222.

San Bernardo Calvó 1226.

Fue natural del Mas Calvó, cerca de Tarragona. Tomó el hábito en este monasterio en 1214. He visto y copiado su testamento, que aquí se guarda. Fue electo después Obispo de Vique. Consérvase aquí su mitra. 

Véase su Vida en Domenec, Santos de Cataluña, etc.

Don Ramón 1233.

Don Arnaldo 1235.

Don Geraldo 1249. 

Don Berenguer Aymerich 1260.

Don Januario 1265. 

Don Bononato de Vilaseca 1293.

En tiempo de este Abad se erigió el monasterio de Valldigna, en Valencia, en 1297, y de Alofonte, en Sicilia, en 1307, ambas casas hijas de esta de Santas Cruces. También fue este Prelado el primero de esta casa a quien se confirió la dignidad de Capellán mayor de los Reyes de Aragón.

Don Pedro Arters 1308.

Fue Obispo de Santa Justa en Cerdeña. 

Don Pedro Alegre 1309.

En su tiempo se fundó la orden de Montesa a 22 de julio de 1319. Envió este Abad religiosos para ello al castillo, cabeza de aquella orden; en la cual dicen que quedó con ciertos derechos sobre elección de Gran Maestre, Prior y visita.

Don Francisco Miro 1335.

Don Guillermo de Ferrara 1347.

Tiene su sepulcro en una capilla del crucero de la iglesia con esta inscripción: 

Anno milleno triceno septuageno,

Additoque quino necnon tertio die Juno

Dompnus Guillelmus de Feraria dictus

Exivit è corpore ut frueretur eterno honore

In Celi palatio, quo per merita dono divino 

Jacet hic sepultus exoretur ab omnibus Deus 

Pro ejus anima sic optavit semper in vita

Abbas quartus decimus fuit hic in Sanctis Crucibus

Rexit hoc coenobium per viginti septem annorum

Ut ad angelicum culmen pertingat oremus. Amen.

Llámase aquí Abad XIV: en nuestro catálogo es el XIX. Mas quitados de nuestra cuenta los tres primeros, que sólo se intitularon Abades de Valldaura, y algún otro acaso multiplicado por la obscuridad de aquellos tiempos, resulta que este fue el XIV Abad de Santas Cruces.

Don Jaime Gener 1375. 

Don Bartolomé Tadernosa 1379.

En la nota que dije sobre los edificios de esta casa se pone a este Abad por inmediato sucesor de Don Guillermo, no haciendo memoria de Don Jaime Gener.

Don Andrés Porta 1380.

Don Januario 1402.

Don Bernardo Dalmau 1404.

Don Pedro Cenixo 1413.

Don Domingo Vinader         1418. 

Don Juan Pinyana 1430. 

Don Guillermo Blanch 1438. 

Don Bernardo Abella 1458. 

En tiempo de este Prelado se suscitó la contestación que ya dije sobre el monasterio de religiosas de Bonrepós. 

Don Pedro Blanch 1466.

Don Pedro de Mendoza 1479.

Don Bernardo Toldrá 1519.

Don Jaime Valls 1534.

Don Gerónimo Contijoch 1560.

Don Pedro Nogués 1593.

Don Jaime Carnicer 1608. 


Abades cuatrienales.


Don José Barberá 1619.

Fue el primer Vicario general de la congregación Cisterciense de la corona de Aragón y Navarra.

Don Bartolomé Rovira         1624.

Don Juan Carreras 1628.

Don Rafael Vultor 1632.

Don Ramón Pages (Pagés) 1636. 

Don Hilarión Gil 1640. 

Don Juan Bosch 1642. 

Don Pedro Salla 1644. 

Don Juan Segria (Segriá) 1650. 

Don Ambrosio Soler 1652. 

Don Antonio Suelves 1654. 

Don Pascual Sobías. 1656. 

Don Antonio Sacasas 1660. 

Don Jaime Porta         1660.

Este y otros Prelados se intitulan Priores de Montesa en el catálogo de esta casa. 

Don Juan de Paguera 1664. 

Don Celso Madolell 1668.

Don Antonio Lleo 1672. 

Don Celso Madolell 1673. 

Don José Canals         1676. 

Don Celso Madolell 1680. 

Don Pablo Miracle 1682. 

Don Juan Bautista Montagut 1684.

Don Pablo Miracle 1688.

Don Gerónimo de Vidal y de Nin 1693. 

Don Jaime Oliver 1696.

Don Juan Bautista Montagut 1700.

Don Jaime Oliver 1704.

Apenas electo Abad se ausentó del monasterio con la ocasión de las guerras de sucesión, y por esta causa fue electo el mismo año el sucesor. 

Don Juan Torrens 1704.

Don Tomás de Vidal y de Nin 1706.

Fue Arzobispo de la ciudad de Messina.

Don Francisco Guiu 1713.

Don Anselmo Soler 1716. 

Don Mauro Valles (Vallés) 1720. 

Don Francisco Huguet         1725. 

Don Agustín de Campdarros y Figarola 1728.

Don Francisco Padró 1732 

Don Francisco Huguet          1736.

Don Benito Llor y Monguió 1740. 

Don Francisco Padró 1744. 

Don Juan Papiol 1747.

Don Miguel Lladó 1748. 

Don Pablo Comas 1752. 

Don Raimundo Burset         1756. 

Don Felipe de Moxó 1760. 

Don Pablo Comas 1764. 

Don Raimundo Burset         1768. 

Don José Franquet 1772. 

Don Antonio Folch 1776. 

Don José Tarros (Tarrós) 1780. 

Don Juan Sabater 1784. 

Don José Mestre 1789. 

Don Francisco Aldivert 1792. 

Don Tomás Riera 1796. 

Don José Bassas 1800. 

Vicario general actual de toda la congregación.

Nada más por hoy. A: Dios. Monasterio de Santas Cruces, etc.

viernes, 10 de febrero de 2023

CARTA CXXV. Universidad de Barcelona. = Bibliotecas públicas. = Academias, escuelas y museos.

CARTA CXXV. 

Universidad de Barcelona. = Bibliotecas públicas. = Academias, escuelas y museos. = Comercio de libros. = Escuela gratuita de sordomudos. = Biblioteca de Don Ignacio Dalmaces y Ros, y sus preciosos códices. = Inscripción Romana muy rara. = Otra sepulcral. = Muchas otras relativas a Santa Eulalia. = Descuido en los cementerios. = Noticias del famoso arquitecto Pedro Blay. = Baños públicos en el siglo XII.

Mi querido hermano: Cuando los Reyes de Aragón hubieron asegurado sus estados y engrandecídolos con las conquistas de Mallorca y Valencia, pensaron también en ennoblecerlos con un estudio general donde acudiesen sus vasallos sin necesidad de expatriarse para aprender las ciencias. Así Don Jaime II erigió en el año 1300 la universidad de Lérida, situada casi en el centro de sus estados, cuyos estatutos, privilegios y otros papeles tocantes a su establecimiento, recogí y envié ya en el Viaje a aquella iglesia. Creciendo después la población fue necesario crear otras universidades, para mayor comodidad de cada reino en particular. Barcelona, como otras ciudades episcopales, se contentó en lo antiguo con las escuelas eclesiásticas. La catedral tenía maestro de gramática desde principios del siglo XIII, según lo dispuesto por el concilio Lateranense III. Ejerciendo este oficio murió en 1327 el maestro Andrés Baquer. Poco después de este año se estableció allí mismo la lectura de teología, que obtenían sujetos doctos de cualquiera orden religiosa, a elección del Obispo y Capítulo. Mas no bastando esto para su vecindario, que ya en el año 1464 era de más de 7.160 vecinos (a), trató de proporcionarse el estudio general, bien que ya disfrutaban Valencia y otras ciudades. 

(a) En un Diario manuscrito antiguo se halla la nota siguiente: “En el mes de juliol de 1464 io Jaume Çafont, notari, desitjos de saber ab veritat quants fochs avia en la present ciutat de Barcelona, personalment me despongui en cercarho; he de fet parti la ciutat en quatre corters en creu, fahent la dita creu a la plasa de Sent Jaume, ço es, lo del Pi, de la Seu, de Santa Maria, e de Sent Jaume; e trobo que ab tota veritat en Barcelona avia 337 illas de alberchs, en las quals avia 7,160 fochs habitans, menys de moltas casas vuidas, en les quals noy avia ningun llogater.” 

Esta gracia alcanzaron del Rey Don Alfonso V, el cual impetró en 1450 la correspondiente bula del Papa Nicolao V, en que concedió a la nueva universidad las mismas gracias que disfrutaban las de Lérida y Tolosa. Así se lee en las Constituciones de la universidad de Barcelona, impresas por Don Pedro Lacavalleria en 1629. No debió tener por entonces efecto este establecimiento, puesto que a principios del siglo XVI se trató de lo mismo, como si de nuevo se ordenara. De algunos Diarios de aquel tiempo se sabe que en 1507 deliberó el Consejo de esta ciudad que hubiese en ella estudio general, y se destinase para ello la torre llamada de Santa Eulalia, que entonces era el Portal de Bocaria (Boqueria actual). Comenzáronse las lecciones públicas ese año, día de San Lucas, todo a costa de la ciudad. Más adelante, en 1535, se aumentó el estudio, así en lo material como en lo formal, y en cierto modo puede decirse que entonces comenzó. Construyose un nuevo edificio al extremo de la Rambla, en la plaza llamada dels Bergants, cuya primera piedra se colocó solemnemente día 18 de noviembre por Mosen Berenguer Desvalls, Conseller primero (Conseller en cap), habiendo para ese acto acudido al lugar en procesión el clero de la iglesia catedral, y celebrado allí mismo de pontifical el Arzobispo de Tesalia Don Juan de Miralles, auxiliar, a lo que creo, de esta diócesi (a: En un Diario coetáneo se refieren sobre esto las circunstancias siguientes: “En lany 1535 per algunes persones devotes y lletrades fonch festa oferta als Conselles de algunas rendas e pecunies comptants per fer e principiar un estudi general en la present ciutat: y entes per los Conselles lo tal benefici per la cosa publica, feren eleccio de persones de tots estaments per concertar lloch y mestres y llisons, hoc encara per anar per ciutat per cercar mayors caritats. E lo dia de S. Llorens, a 10 de agost, entre la renda que ia la ciutat tenia ab antiquo, que era 150 ll. t. per lo studi, fonch trobat tenia 500 ll. t. de renda, y 1000 ll. t. comptants pasades per obrar lo collegi. E fonch donat lloch al cap de la Rambla, del portal de S. Sever, aont se pesaba la palla, fins al portal aont estaven los bergants brasers. E lo iorn de S. Bertomeu comensaren a duri pedra, etc.”)

Floreció luego en letras esta ciudad, buscándose de varias partes maestros que las enseñasen, entre los cuales es uno el Valenciano Pedro Juan Núñez, de quien por esta causa hay por acá algunos manuscritos. No obstante esto, se quejaba amargamente el sabio Cosme Damián Ortolá de la poca afición de los nobles a la literatura y a la nueva academia. Sobre lo cual dijo una elegante oración latina en la abertura del curso, día de San Lucas del año 1554, tomando graciosamente por tema lo de San Pablo: Lucas est mecum solus (II ad Timoth.), la cual se imprimió el mismo año por la viuda de Juan Carlos Amorós. Dejo de contar los sabios que ha producido esta academia de Barcelona en los dos siglos no completos de su duración. Cosa tanto más para admirar, cuanto es innegable, que de esta ciudad, como de plaza de armas, fronteriza y de mucha importancia, han huido en varias épocas las musas, que a la postre, por la misma razón, han trasladado y fijado su domicilio en Cervera. Artículo de gran dolor para la literatura Catalana, en que debe interesarse la de toda la nación. Cuanto se ha declamado contra la corrupción moral de los estudiantes en las grandes ciudades, no demuestra que estén exentos de igual riesgo en las pequeñas. Por otra parte, ¿qué progresos no deben esperarse en las letras cuando estas se enseñan en uno de los grandes teatros del mundo, donde cada día se presentan extranjeros, que juzguen de maestros y de discípulos, donde el estímulo de honor es continuo, las escuelas varias, las bibliotecas copiosas, y los sabios en crecido número? Pocas ciudades hay en España que puedan presentar tantos auxilios para una universidad como Barcelona. Cuatro bibliotecas públicas cuenta dentro de su recinto, es a saber: la del Seminario episcopal, y las de los PP. Dominicos, Franciscos y Carmelitas descalzos, bien provistas de libros, y la última muy rica de códices manuscritos. Hay en ella varios establecimientos literarios, que mutuamente pueden y deben estimularse en los progresos de su objeto. Tales son la academia de bellas letras, sucesora de la antigua de los Desconfiados, cuyo objeto es expurgar la historia Catalana de las fábulas con que la han viciado nacionales y extranjeros: la academia de ciencias y artes, que es como una sociedad de amigos del país: y las acreditadas escuelas de cirugía, química y matemáticas. Esto sin contar las de gramática, filosofía y teología en el Seminario episcopal, y casi todas las comunidades religiosas: cuyos ejercicios y actos públicos son el más vivo estímulo de la juventud. Ennoblece además a esta capital la casa llamada de la Llotja, o de contratación, donde el Consulado ha sabido reunir las escuelas de las nobles artes, frecuentadas diariamente de más de seiscientos discípulos, la de náutica, de taquigrafía, de maquinaria y otras, expendiendo sobre los caudales que para esto se necesitan grandes sumas en los pensionados que por varios ramos está actualmente manteniendo en Roma, Florencia, París, Valencia y otras ciudades, donde brillan las artes. Tampoco faltan aquí literatos dedicados a ciertos puntos de erudición recóndita y costosa, como son la numismática y la historia natural. Pons elogió como debía el museo del boticario Salvador, que en el día se halla mucho más aumentado. En su línea es muy respetable el monetario que ya dije del P. M. Fr. Juan Izquierdo, del orden de San Agustín, el cual es muy de desear que concluya las adiciones, que tiene muy adelantadas, a la obra de las medallas del P. M. Flórez, produciendo muchísimas inéditas, las cuales él posee, sobre las que tiene recogidas el capitán Don Vicente García de la Huerta. Sobre todo esto florece en Barcelona el comercio de libros, y sus impresores pudieran ser, y lo serían sin duda, los Venecianos de España. Dejo de hablar de otros establecimientos literarios y artísticos, cuyas luces se propagarían más, y ayudarían no poco a las reunidas aquí, en el punto céntrico de un estudio general.

Y ya que estamos en ello no puedo dejar en el tintero la noticia de la escuela gratuita de sordo-mudos, que con tanto amor y pericia regenta en su propia casa el presbítero Don Salvador Vieta, beneficiado de la catedral. En el discurso de las Antigüedades de España de Ambrosio de Morales (que ahora no tengo a mano) me acuerdo haber leído en otro tiempo lo que en este punto adelantó no sé qué monje Español, de la orden de San Benito. Sin embargo, se ha llevado un extranjero la gloria del invento, merced a la desconfianza y timidez española. A lo menos ningún extranjero podrá negar a este eclesiástico Catalán la gloria de haber adelantado en esta enseñanza hasta el punto de hacerles leer cuanto se les presenta y pronunciar el debido nombre de los objetos que se les señalan. Hablo de los más provectos, que llegarán sin duda a vencer del todo la dificultad de la naturaleza y hablar aunque tardamente un discurso seguido. La enseñanza es muy sencilla, aunque de gran paciencia. Cada letra tiene su signo, que consiste en cierto movimiento y aptitud de la mano, lo más semejante que puede ser a la de la lengua y labios en la articulación de vocales y consonantes. El mudo observa la lengua y labios y mano del maestro, y conforma con ellas las suyas: y echando afuera la voz o sonido natural, articulan casi con tanta claridad como nosotros; sólo experimentan todos gran dificultad en pronunciar la I vocal. Vencida esta primera barrera, sigue el silabario y lo demás como en las otras escuelas, haciendo en estos los signos lo que en los otros hace la voz del maestro. Con este ejercicio, a que son extremamente aplicados aquellos infelices, llegan a pronunciar las palabras con sólo verlas escritas, sin tener ya necesidad de signos del maestro, aunque ellos por la costumbre acompañan regularmente con sus manos lo que pronuncian, a no ser algunos más adelantados que ya no necesitan de este auxilio. Para remediar la escasez que padecen de los nombres propios de cada cosa, les está formando su maestro un Diccionario donde pinta con un ligero dibujo los objetos más obvios con su nombre propio al canto, a cuyo repertorio acuden ellos siempre que les presentan algún objeto, cuyo nombre no saben, y hallado lo pronuncian seguidamente. Por este camino han aprendido no sólo a contar, sino todos los rudimentos de doctrina cristiana, sirviendo ya los más adelantados de maestros para los nuevos. No puedo ponderar la complacencia que tuve con la especulación de este establecimiento tan benéfico de la humanidad y tan honroso para toda la nación en sus progresos; los cuales serían mucho mayores, si el autor pudiese dedicarse a este objeto con más comodidad y sin las obligaciones de residencia personal a la catedral, y en lugar público y bajo la protección del gobierno. Dos cosas hacen resaltar el mérito de esta escuela: una es la humildad del maestro, que está en la firme persuasión de que cualquiera puede hacer por sí mismo otro tanto, y extraña que nadie lo haya hecho hasta aquí: otra es que esta no es cosa discurrida por él después de establecida la escuela Francesa, sino ejecutado ya ha más de quince años, cuando servía de vicario en la parroquia del lugar de Vilanova, donde con el mismo método enseñó a una niña muda, llamada Josefa Martí, lo necesario para salvarse. En resolución, así el invento como la ejecución merecen toda la atención de nuestro gobierno, como cosa tan útil a la humanidad y tan honrosa para la nación.

Entre las cosas notables de Barcelona lo ha sido en tiempos pasados la biblioteca que recogió Don Ignacio Dalmaces y Ros, autor de un tratado sobre la patria de Orosio. De ella se aprovechó hacia los años 1740 el Ab. Xaupi para publicar sus Recherches historiques sur la noblesse des citoyens honorés de Perpignan et de Barcelone. Poco después de la muerte de dicho Don Ignacio se deshizo aquella colección, que debía ser curiosa y apreciable según parece por las reliquias que de ella quedan en casa de Don Ramón Dalmaces. Tal es un cód. 4.° vit., adornado con curiosos dibujos, que contiene varias poesías provenzales muy parecidas en el lenguaje al romance de la rosa de Juan de Mena. Las que componen el cuerpo principal de la obra son de autor desconocido: su epígrafe final dice así:

Cy fenissent les cent balades

et apres sen suivent les responses:

et premierement Regnault de Trie.

Balada se llama una canción de tres estrofas de varia rima, que finaliza en un mismo verso. Las respuestas a dichas cien baladas lo son ellas también. Sus autores se indican al principio de algunas de ellas con letras de oro o de bermellón así: Regnault de Trie, Chambrillart, Monseigneur Dorleans, Jaquet Dorleans, Tignonville, Monseigneur de Berri, Jehan de Mally, Yury, Duey, La Trimoulle, Auberchicourt, Le batart de Coussy. 

No es menos curiosa una oración latina ad probandum iura digestorum pene innumerabilia post Christi adventum fuisse constituta, dedicada por su autor Juan Raimundo Ferrer, Catalán, al Arzobispo de Tarragona Don Pedro, con fecha de Bolonia de 15 de marzo de 1448. Es propiamente una disputa entre el dicho Ferrer et Antonium Siculum, ambos estudiantes en aquella universidad, los cuales nombraron por jueces a algunos catedráticos de ella, cuyos pareceres y sentencia a favor del primero existen al fin originales. Sus nombres son Antonius de Pratoveteri (prado viejo, Prat vell), Scipio de Gozadinis, Baptista de Santo Petro, hijo de Florián de S. Pedro, Gaspar de Arrengheria y Johannes Lamola.

Entre varios libros tocantes a la historia y literatura de este país hay un códice vit. fol. del siglo XIV y acaso de fines del anterior, que comprende las Consuetudines Illerdenses (Costums de Lleida), divididas en tres libros, recogidas por G. Botet en 1228, siendo cónsules de aquella ciudad el mismo Botet, G. de Çagraa, P. de Offegat y G. de Solsona. Las he copiado enteras por ser importantísimas para la historia de la legislación. En el libro II hay este título: De eo qui vadit sine lumine. = Pulsata campana de nocte nullus vadat sine lumine per villam: alias det V. solidos, vel V. azotos accipiat in platea. Esta especie me hizo acordar la costumbre que está muy en su vigor en el reino de Valencia, donde por la noche, media hora antes de la señalada para el toque de almas, se toca lentamente una campana, y a esto llaman la queda; como si dijeran, la señal de recogerse y no andar por las calles. Es de notar que cuando el Rey Don Jaime el I echó a los Moros de Valencia y su reino hacia el año 1260, poco más o menos, fueron a repoblarle gran parte de los vecinos de Lérida y su diócesi; y acaso introdujeron en esta su costumbre con algunas otras. En el mismo códice hay dos Cronicones, que he creído dignos de ser ingeridos en nuestra colección: uno de ellos comienza como el que publicó Baluzio, llamado Barcinonense, y está continuado con grande exactitud y prolijidad hasta entrado el siglo XV por Guillermo Mascharó, beneficiado de la catedral, que murió en 1452. Vi en la misma biblioteca una copia buena del Discurso sobre la moneda de vellón, que al presente se labra en Castilla, y es traducción hecha por el mismo P. Juan de Mariana, que lo publicó en latín. Item hay allí un volumen fol. vit. que contiene las actas del concilio Efesino, general tercero, las cuales ha cotejado con las impresas el señor Don Ramón Ignacio de Sans y Rius, doctoral de esta iglesia, y ha formado un juicio muy aventajado de la importancia de este códice. Omito la noticia de otros códices, débiles reliquias de la grandeza antigua de dicha biblioteca.

¿De qué trataremos ahora? No ocurriéndome por lo pronto otra cosa te hablaré de una inscripción Romana. En un esquinazo de la casa de Don José Llauder, junto a la parroquia de San Justo, está colocada para su mal y total destrucción la famosa inscripción de L. Cecilio Optato, en que hizo un legado a favor de los baños y espectáculos Romanos de Barcelona; piedra rara y de las más estimables de España, que mereció la declarara difusamente el sabio Don Antonio Agustín en el Diál. IX, de las medallas y antigüedades. Otros muchos la han copiado posteriormente, y yo hubiera hecho lo mismo si no estuviera ya derrotada y en estado de durar poco. He oído a muchos eruditos de esta ciudad lamentarse sentidamente del abandono con que son miradas esta y otras antiguallas, y de la paciencia con que se ha sufrido que los zapateros aguzasen en esta piedra sus trinchetes, y los muchachos hiciesen con ella su genio y lo que acostumbran. También sé de cierto que el erudito señor Don Mariano Oliveras, Capiscol de esta iglesia, propuso a quien podía verificarlo el proyecto de reunir esta y las demás antiguallas de todas clases en un paraje público, que podía ser el paseo que llaman de la Esplanada, levantando de trecho en trecho los pedestales correspondientes, que al mismo tiempo servirían a la decoración y honrarían la ciudad, y por la noche podían ser guardadas por los mismos guardas del paseo. Igual proyecto podía adoptarse en todas las ciudades, recogiendo los monumentos antiguos en las casas de ayuntamiento, o aduanas, o escuelas, o colegios, o paseos; lo cual, sobre ser tan conforme a las sabias providencias que sobre esto ha tomado el Gobierno, honraría mucho a las ciudades, y ahorraría infinito trabajo a los forasteros. En este plan debían comprenderse también todas las inscripciones hasta el siglo XV, a excepción de las que están fijadas en su debido lugar, v. gr., memorias de la época de edificios, de consagraciones de iglesias y de sepulcros, que aún subsisten, y otras así. Pero todas las demás que se hallen sueltas y dislocadas, así de los Romanos como de la edad media, siendo, como son, documentos de la historia, merecen ser recogidas en un lugar, poco menos que lo merecen los instrumentos y escrituras de los archivos. Aunque no sea de este género, copiaré aquí un letrero sepulcral que se halla en mármol en la casa procura del monasterio de Ripoll en esta ciudad, que acaso antes debió ser propia del de San Cucufat del Vallés, por lo cual en él verás que, reducido a nuestra lectura común, dice así: Cespite sub duro ubi cubat corpus Gescafredi monachi filium condam Senofredi et fratri Ramioni presbyteri, qui obiit VI. id. Jni. era DCCCC.LXXXVII. Dni. anno DCCCC.XXXVIIII. anno III. regnante Lodoici Regi, intercede per eum Cucufas beate. Amen. 

Cualquiera que sea el mes en que falleció este Gescafredo, sea enero o junio (Jni.), es cierto que el año 939 corresponde exactamente al III de 

Luis Transmarino (Ultramarino), que comenzó a reinar a 20 de junio de 936; y así es claro que el cantero añadió un X de más al cómputo de la era, que no ha de ser 987, sino 977. Es notable el mismo aumento en la era, en la piedra que dije de la parroquia de San Justo, que es del mismo tiempo. Te envío copiada otra, que del 1387, está en el patio del palacio del General, junto a la puerta de la Aduana o del mar.

Dimecres a XIII. de Noembre

Del any de la nativitat de nostre Señor

M.CCC.LXXXVII. regnant lo molt

Alt Senyor Rey En Johan, lo primer

Any de son regne fo comensat

Aquest portxe per ço quel gra

Se venes a cubert; e fo acabat

et XV. Dagost del any M. =

CCC.LXXXIX.

Muy modernas son las que se hallan grabadas en el pedestal de la pirámide erigida en la plazuela llamada antiguamente del Blat y ahora del Ángel por la estatua del que hay sobre dicha pirámide. Este monumento recuerda el milagro que sucedió en la traslación de Santa Eulalia, referido en sus actas, que fue la inmovilidad del cuerpo hasta que se restituyó un dedo que se le había hurtado (a: Ap. núm. IV.). 

Las inscripciones que lo dicen son estas: 

I. 

Ab investigabili antiquitate

Pervetusta PP. religione

Erectum

Hoc

Illabilis et gratae memoriae

Labile monumentum

Etsi marmoreum

A saeculorum caducitate

Redemtum et refectum.

anno MDCXVIII.

Tandem

Viciniae rubina oppressum

Diuque sepultum

III.is Ad.m Barchinonen. Senatu

D. D.

Praetoris et Decurionum

Jussu 

Resurgit

Anno Dom. M.DCCXLVIII. 


II. 

Discite Cives 

Integritatem in moribus,

Quam nec in sacris exuviis,

Vel in minimo

Passa est laedi

Integerrima Virgo

Locum venerare, 

Viator 

Et virtutem. 


III. 

Angelicus testis

Rursus 

In monumento marmoreo, 

Ingentis prodigii

Adstruit fidem

Utrumque mirum:

Et quod

Nuper a cruce depositum corpus

E loco ubi posuerunt illud,

Recesserit

Virtute propria:

Et quod

Jamdiu cruce passa Eulalia

Ex hoc

Sustolli non posset

Aliena. 


IIII.

Stator Sacer

Ubi olim

Angelicae Eulaliae corpus

Sublato pio latrocinio digito

Haesit immobile

Restituto sublatum est.

Tanto misterio

Dedicatum locum

Indigitat (.)

Ya que hemos tratado de Santa Eulalia y de inscripciones, añadiré las siguientes que en honor de la misma Santa se leen en otra pirámide erigida a la entrada de la puerta de San Antonio entre el convento de Gerónimas y la iglesia del hospital de San Lázaro, vulgo el Padro (Padró).

Frente a la puerta de San Antonio.

I. 

Siste Viator

Ac limen hoc urbis sacrum

Martirij ubi palmam

Fauste Eulalia meruit

Ovantem

Summa Pietate

Prosequere. 


Anno nascentis ecclesiae

CCC.III.

Eulalia virgo prius martyr quam

Pubes

Post carceres, flagella, aculeum,

Flammas ac crucem

Ab hoc solo ad coelos usque

Ad instar columbae

Evolavit non diu hic vivens ut

In eternum viveret.

Obstupesce viator et vide in

Duello Puellam

Nedum dimicantem

Sed et victricem. 


A la derecha entrando por dicha puerta de San Antonio.


II.

S. P. Q. B.

Sub excelso Eulaliae patrocinio tutus

Hoc marmoreum fastigium

Ad inmortalem eius famam extruxit.

Anno M.D.C.LXXII.

Erecta Piramis

Ut faelici auspicio

Sic religione

Consulum

Raphelis GIRMOSACH

Civis honorat.

Gasparis Sabater

Civis honorat.

Don Josephi Peguera

Y Vilana

Petri Pont Mercatoris

Josephi Marti Miro

Pharmacop.

Josephi Torner Sutoris

Duret

Eternum crescat q.3 pos-

teris in monumentum

Eulaliae Divae

Et cultum martirii. 


A la izquierda, a saber, a la parte que mira a la pared de las Gerónimas. 


III.

Immorare parumper hospes

Et hanc constructam

Eulalie molem

Tuis extolle votis

Ut quae attrita

Martirio Deo crevit

Ad meritae laudis

Cacumen evehatur. 


Anno M.D.C.LXXXVI.

Piramis jam pridem erecta

Meliora forma data

Pervigili cura

Consulum

Josephi Melich civis honorati 

Nob. D. Dominici de Vardier V. J. D.

Michaelis Natali Medicinae Doctoris

Josephi Duran

Raphaelis Roca Pharmacopei

Josephi Rafar Tintoris Pannor. Lanae

Perennet

In gratum assequuti per Eulaliam

Triumphi monumentum. 


Detrás de la primera y frente a la iglesia del hospital de San Lázaro. 


IIII.

D. O. M. 

Et Barcinonensis huius centum vitalium voto

Civitatis

Eulaliae inclitae

Ad superos usque triumphatrici

Sacratur Patronae.


Anno M.D.C.LXX.III.

Perfecta Piramis

Ut venustate publica

Sic devotione Consulum

Nobilis D. Caroli de Calders

Francisci Respall, civis honor.

Josephi Melich, civis honor.

Pauli Feu Mercatoris

Jacinthi Borras Notar. Publicar.

Jacobi Vintro Pannor. Paratoris

Perennet

Et tutamine divo

Eulalia nostra

Regnans in coelis

Vivat in cives.

Otra cosa quiero notar que me ha dado en rostro en esta ciudad, y es que no sólo no se ha adoptado el plan de cementerios, sino que los de las parroquias están abiertos por todas partes, a excepción del de la catedral, y expuestos a las irreverencias de los muchachos y a los insultos irregulares, pero no imposibles, en las pasiones del hombre. 

El de Santa María del Mar sirve de calle y muy frecuentado de gente. 

En el de San Pedro de las Puellas hay una piedra que dice haberlo renovado no sé qué parroquianos en el siglo XV; está muy destruida y dentro de pocos años nada se podrá leer, y algún curioso sospechará si es piedra Romana u otra cosa muy importante.

Ya se me pasaba darte las noticias que he podido recoger del arquitecto Pedro Blay, mientras no se publica el Diccionario de arquitectos Españoles. Sábese que era vecino de Barcelona, de donde pasó a construir la iglesia de la villa de la Selva, diócesi de Tarragona, que es la mejor que tiene aquel arzobispado. En ella entendió el año 1584, cuando a 21 de noviembre resolvió el Capítulo de aquella metropolitana que con otros comisionados pasase a revisar algunas obras construidas en Puigdelfí y el azud de cantería de Francolí. En la resolución capitular le llaman: Magistro fabricae ecclesiae de la Selva

En 1591 estaba avecindado en Tarragona, como director de las obras de la catedral. Permanecía allí mismo en marzo de 1595, en que presentó dos diseños para el monumento de la Semana Santa. Tiénese por obra suya el sepulcro de Don Antonio Agustín, en lo cual y en la conclusión de la capilla del Sacramento entendió como sucesor del arquitecto Bernardo Caseres, de quien se sabe ciertamente que comenzó aquella excelente capilla. También serán sin disputa del Blay las dos capillas elegantes de San Fructuoso y San Juan Evangelista, y aun sospecho que entendería en el gracioso sepulcro del señor Teres (Terés), aunque en tiempo de la muerte de este Prelado ya estaba ocupado en Barcelona en la fábrica celebrada de la diputación; la cual, como dice Feliu (Anal. tom. III, página 220), estaba ya muy adelantada en el año 1597. "Propusieron, dice este escritor, al Rey algunos poco afectos al principado que fabricaban en Barcelona una casa fuerte que dominaba a la ciudad. Envió la diputación a Pedro Blay, mi visabuelo, y al doctor Juan Sentís para poner en manos del Rey la traza y modelo de la obra de la diputación y explicar la forma que había de tener, etc.” Bien claro se ve aquí que Blay era el arquitecto, como quien había de dar razón de la obra, aunque Feliu calló esta circunstancia que era tan honrosa para él. Dicha obra se concluyó en 1620, y Pedro Blay murió el año siguiente, según consta de un Diario coetáneo muy exacto en todas las noticias, que dice así: A 3 de juliol de 1621 mori mestre Pere Blas, mestre de casas, que ha fet la obra nova de la diputacio a la part de San Jaume, gran arquitecto. 

No es de omitir la cruz que fabricó en 1609 a la parte exterior de la puerta del mar.

A Dios. Barcelona, etc. 

P. D. La memoria que hago en esta carta de la piedra que habla y dota los baños de Barcelona, me obliga a no omitir la noticia de haberlos establecido en la misma ciudad el Conde Don Ramón Berenguer IV, concediendo al Alfaqui Abram un huerto que el Conde había comprado de Pedro Ricard para que plantificase allí los baños, y cediéndole una tercera parte del producto, entrando también el Conde por dos terceras partes a los gastos de cubis, de vassis, de galletis, de mandilis, de caldariis, etc. Fue esto a 9 de junio, año 23 del Rey Luis el Joven (1160) (a: Ap. núm. V.). Poco más de treinta años (después), es a saber, en 1199, pasó este establecimiento a manos de Guillermo Durfort, a quien el Rey Don Pedro II de Aragón cedió sus dos terceras partes. Van los documentos citados, de los cuales ni de otros que he visto, no consta donde estaban situados dichos baños: sólo se sabe que estaban junto al castillo nuevo (a: Ap. núms. VI y VII.).

Universidad de Barcelona, catalanismo, imbéciles, idiotas, separatistas, incultos

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