178. EL PORTAL DE LA TRAICIÓN (SIGLO XIV. TERUEL)
Durante la «guerra de los dos Pedros», una buena parte de las actuales tierras de Teruel cayeron en manos de Pedro I de Castilla. En 1362, llegaba a la ciudad del Turia la noticia de la pérdida de Calatayud por parte de Pedro IV, rey de Aragón, pero los turolenses no dieron mayor importancia a este hecho, que consideraron como un incidente fronterizo más, y confiaban que el ejército castellano sería detenido en Daroca como había ocurrido en otras ocasiones.
Pero las noticias eran cada vez más alarmantes. En Cariñena, sus habitantes habían sido degollados. En Báguena, su alcaide, Miguel de Bernabé, moría abrasado voluntariamente antes que entregar el castillo. Bueña sufría suerte parecida. Las tropas castellanas se acercaban a Teruel y la ciudad se preparó ahora para su defensa. Cada hombre ocupó su sitio en la muralla.
El sitio comenzó el día de san Marcos de 1363, reuniendo los castellanos sus mayores efectivos ante la puerta de Zaragoza. Pronto comenzaron a lanzar enormes piedras con sus máquinas de guerra, intentando, sobre todo, intimidar a la población, en espera de que se rindiera a causa del pánico. El sitio duró nueve días, y fueron derrumbadas muchascasas mientras morían muchos defensores.
Entre tanto, el juez de Teruel, temiendo una muerte cruenta, entró en conversaciones con los sitiadores, a quienes abrió un pequeño portillo de la muralla, desde entonces y hasta ahora conocido como el «Portal de la Traición». Pedro I entró por él en la ciudad, en lugar de hacerlo por la puerta principal, la de Zaragoza, delatando así al traidor. Durante casi tres años los castellanos ocuparon la ciudad.
Pedro IV, encolerizado por lo sucedido, abolió los fueros de la ciudad hasta que, una vez recuperada, y ante las súplicas de la población, que nada había tenido que ver con la traición, indultó a Teruel y le devolvió y confirmó sus fueros, una vez que los ejércitos castellanos, tras arrasarla, habían abandonado la ciudad.
El juez traidor no pudo ser castigado por haber huido, pero su nombre fue borrado de todas las crónicas y documentos, para que la historia lo ignorara para siempre.
El juez traidor no pudo ser castigado por haber huido, pero su nombre fue borrado de todas las crónicas y documentos, para que la historia lo ignorara para siempre.
[Andrés, Federico, «Tradiciones turolenses», Heraldo de Teruel, 11 (1896), 81-86;
— «El Portal de la Traición», Miscelánea Turolense, 20 (1896), 386-387. Caruana, Jaime de, Relatos y tradiciones de Teruel, págs. 81-86.]
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