(Continuación.)
Raimundo Lulio, como dice Quadrado, era en aquel tiempo la fuente que inspiraba a los poetas y en que bebían nuestros sabios: en su honor y en su nombre se exigían cátedras, en su honor se celebraban certámenes como el famoso de 1502, y la prensa mallorquina apenas ha sudado sino comentarios a sus obras. ¡Bien merecía esto y mucho más el hombre extraordinario que por dos siglos tuvo por discípulo al mundo entero! En el citado certamen de 1502 se distinguieron los poetas Antonio Massot, Gaspar de Verí (Veri), Jorge Albér y Juan Odón Menorca. De todos ellos hay excelentes composiciones: todos se lucieron a la par, y Gaspar de Veri, a quien se adjudicó el premio, recitó una larga poesía en la que es notable esta estrofa:
Ram, on se cull, de flors molta natura
l'ull qui preveu, en evitar lo mal
segura mar, qui en lo temporal
lo navegant, eximeix de presura
rosa suau, als doctes qui refrega
pom redolent, de un saber infús
capsa d'unguents, on no ha res confús
aigua de font, qui los provectes rega.
El esclarecido literato Nicolás de Pax uno de los primeros catedráticos de la universidad de Alcalá, muy favorecido de su fundador el célebre cardenal Jiménez de Cisneros, habla del monte de Rauda, monumento que la naturaleza quiso prevenir para mostrar al orgullo mallorquín el teatro de las visiones misteriosas del
gran Raimundo Lulio, en los términos siguientes:
Rauda tenens regni centrum Balearis, ab alto
aequor et ingentes undique monstrat agros.
Panditur ad Phoebi radios, umbracula passim
prospectus varios concava saxa parant.
Elevat ingenium, curas expectorat omnes
totaque vivaci pectora membra novat.
Hic bibit infusum Raymundus dogma supernè;
hic quoque mirandum condidit artis opus.
Angelus hic illi visus, pastoris amictu,
praebuit et meritis oscula multa libris.
Dixit eos varia passuros multa sub hoste;
sed foire pro sancta fortia tela fide.
Tunc erecta sacrum collustrans cella cacumen,
plena venustatis Gratia nomen habet.
hinc manare potest doctrinae splendor in orbem,
hinc sibi perniciem secta maligna timens.
Por este tiempo el virtuoso sacerdote Francisco Prats ya había publicado en prosa y verso su devotísima contemplació y su poema del Sacrament de bona gracia. Empieza este último con la estrofa que sigue:
Caritat me forsa, y ley me incita
loar lo misteri de laucaristía
lo poc exercici los señys me desvía
en loc baix me posa y el desitg limita
la ploma es presta y no gos escriure
perque la invidia rependre amenasa
las nafres ya em dolen y treball me brasa
sol Crist Deu y home men pot fer desliure.
Jaime de Oleza y Zanglada hijo de una familia ilustre en la que se radicó el cultivo de los conocimientos humanos, escribió en excelentes dísticos latinos un libro de lege cristiana et de cuadruplici peste mundi, en el que apoya su doctrina con bellas razones y sólidas sentencias. En esta obra reprende los vicios, detesta la escuela de los nominales, demuestra la vanidad de las predicciones astrológicas, y confunde la filosofía de Averroes y de todos los antiguos. Este mismo Oleza escribió en rima otras varias obras y un cancionero teologal y espiritual. Como muestra de su numen poético copiaremos el epigrama que dirigió al doctor Caldentey con motivo de haber publicado un tratado del maestro Gerson;
Perstrinxit legis praxim: moresque Joannes
cui de Gersono nomen habere datur.
Si ergo tuum lector pectus coelestia tangunt:
hunc eme: plus solus que ubi mille dabit.
Iste docet mores sacros: animunque perornat:
vitaque sit nobis qua peragenda via.
Quid sit honestum: quid justum: quid denique sanctum:
quidve pium monstrat: quae fugienda mala:
detegit hic coelum: et callem flagrantis averni:
neu phleget honteis afficere malis.
Ad summam hic vigili ducit rectore carinam:
quae mundi immergi naufraga possit aquis.
Huic igitur grates tanto pro munere lector
redde: sed est nobis gratia habenda magis.
Ille opus exegit: fateor: sed copia habendi:
nostra est per terras multiplicata manu.
Del citado Jayme de Oleza fue hijo Francisco, quien con motivo del dolor que le causó la muerte de su esposa doña Beatriz de Sant Martí, escribió el excelente poema titulado menosprecio del mundo, anticipando en él la versificación majestuosa y pura de León y Garcilaso. Con dificultad se
encontrará elegía más tierna y suave. Empieza así:
Ab manta de plors el cel se cobria.
Y tota la terra mostrava gran dol,
mirand d'aquest mon del tot se partia
la qui de virtuts granment resplandia
tristor señyalava la lluna y el sol.
Oh triste jornada! oh cruel partida!
oh perdua digna de plor y lament
morir la qui era de tants bens complida
y de tantas gracias estaba ennoblida
que loar ni plañyer nos pot dignament.
Describiendo el día del juicio final, pone en boca del Juez eterno las palabras siguientes, dignas del poeta Dante. Dirigiéndose Dios a los buenos les dice:
Veniu beneits del meu Etern Pare
puis treballs y penas en lo mon sentis
posseiu lo regna preniulo desdara
car puis meu servit es just queus ampare
yus done per premi letern paradis.
Donat meu á beura cuant yo sedetjaba
haveume vestit essent despullát
haveume pascút cuant yo fametjava
haveume acollit cuant peregrinava
y essent en la carcer heume consolát.
Con los versos que siguen habla Dios a los malos, pintándoles el horror de las penas del infierno.
Per darvos lo sou vos crida y espera
de plors y suspirs ab grans atambors;
los crits serán pifres, les flamas bandera,
fereu escuadrons de nova manera
ab molts arcabusos de cruels dolors.
Dins lo foch ardent feréu ordenanza
ab gran desconcert tot temps caminant,
tindreu dura guerra ab tota ultransa,
de pan (pau) no tenint ya mes esperanza
los uns contra els altres granment batallant.
Ni es cansaran mai los potents ministres,
ni porán morir los qui penarán;
rebrán de continu encontres sinistres;
seran los jamechs clarins e ministres
qui en tal exercit tot temps sonaran.
Miraume las nafres vui com resplandexen,
las cuals mai volgues vivint contemplar!
Mirau los assots cuant bells aparexen!
Mirau vui la creu que els bons tots conexen!
No volteu la cara que be es de mirar.
Ni Rioja cantó con más sublimidad y energía lo vano y fugitivo de las grandezas del mundo.
Tengan de continu en nostra memoria
los treballs y penas de nostres pasats.
Mirem los sepulcres dels rich (richs) y sa gloria,
y las grans banderas señyals de victoria,
apres de tants plers hon son arribats.
Mirém del gran Cesar los fets valerosos
quil mon ab batallas ha tot subyugat,
mirem de Annibal los actes famosos
y dels Scipions los fets gloriosos
escer ya no res vuy tot lo pasat.
Ahon son las honras que han alcanzadas,
y los tants triunfos de gloria gran?
hon las pedras finas en or engastadas
y las ricas robas de perlas brodadas?
mirau vui que son, mirau hon están!
Hon son las viandas granment esquisidas
en los convits bells tots plens de delit? (delit : deleite)
Ahont las gran casas honradas, fornidas,
y d'or y d' atzur pintadas guarnidas?
Mirau com es tot vui ya preterít! (pretérito : pasado)
Al mismo Francisco de Oleza debió el mundo literario una preciosa arte poética escrita en lemosín con el título de Nova art de trovar. Tratando en el prólogo del abandono en que se hallaba la poesía dice:
L'art estava sepultada
mes ara desenterrada
y molt ben afeyzonada
para tot bon us y fí,
Entre los varios ejemplos de poesías de todas clases, es notable esta preciosa quintilla:
Las testas y las costellas
spinadas y cañyellas
personas foren molt bellas,
y tu comells has tornar. (com ells : como ellos, como ellas)
Un hijo del citado Francisco, llamado Jaime de Oleza y San Martí, escribió un hermoso poema en que Jesucristo abre una justa, y como mantenedor de ella sale triunfante de los vicios y de la muerte.
Cuando
en 1541 vino a esta isla el rey don Carlos I, los mallorquines Juan Genovard (Ginovart), Pedro Autich (Antich), Gaspar Vidal, Tomás Marcer y Jayme Romañyá hicieron lucir su numen poético. Lamentándose el primero de la decadencia de Mallorca dirigió al monarca los preciosos dísticos que siguen:
Dum fortuna dabat, titulis quod pingerer auri,
invidisse mihi plurima regna putes.
Non eram ab infroenis numidis direpta, sed illi
nomine pallebant candidiore meo.
Tunc mea tercentum complebant littora puppes,
mercibus et variis, Carole, dives eram;
nunc jaceo infelix: vix sum miserabilis ulli,
vixque meo possum tutior esse sinu.
Quare moesta, precor, prisco me redde nitori,
ponendo numidis dura lupata feris;
respice sollicitam, Caesar (pone Coesar), mitissime princeps;
principis est, miseros erupuisse malis.
Romañyá, a más de las diferentes poesías que escribió en dicha ocasión, fue autor de una comedia latina sobre el
rico epulón, titulada
Gastrimargus, miserable imitación de las de
Plauto y
Terencio. Esta comedia, ya que no por su mérito, es interesante para la historia del arte dramático, porque puede decirse que se le ve en ella en su primer desarrollo y como en su infancia. Por su asunto, tomado de la historia sagrada, pertenece a los misterios, a los que en los siglos medios debió su origen el teatro moderno, al paso que en sus formas y en su lenguaje, aunque rudo muchas veces y sin combinación métrica de ningún género, se observan reminiscencias de los autores clásicos latinos que con tanto ardor eran estudiados e imitados en el siglo XVI.
En este mismo siglo floreció el erudito sacerdote Dionisio Pon (Pont), que solía firmar sus poesías con el anagrama de
Disiponsi. En su curioso
poema de la batalla de Lepanto, habla de las proezas del capitán don Juan Despuig y Mir, y dice:
Que ilustre gent castellana
aportaba don Joan,
gent tudesca, italiana,
que hauran fet de tallár carn.
De Mallorca, isla dorada,
es allí Puig capitá,
que dels moros de Granada
porta la gent carnisada,
que per ell pochs turchs y há.
Per totas parts esta nova
fará de asó gran sentit:
tant lo rich, com home y dona,
tot estament de persona
prega per ell dia y nit.
Entusiasta Dionisio Pont por las glorias de su patria, las cantó con la exageración que se lee en el siguiente epigrama que publicó como propio el cronista D. Juan Dameto, a quien tanto imita en los plagios, aunque con menos circunspección, otro cronista de nuestros días:
Divitias natura parens balearibus omnes
contulit, et divum munera quisque sua.
Insula dives opum, Neptuni pulcher ocellus,
Mars hic imperium possidet, atque Venus.
Palladis hic domus est, Cererisque et grata Lydi
gaudia, cum garis aurea Flora tuis.
Ambit aquis Nereus pro muro spumens omnem
aequoreis largè, divitiisque beat.
Dotibus his prestat cunctas Majorica tellus;
hic mihi certa quies vivere, et opto mori.
Contemporáneos a los poetas de que acabamos de hacer mención fueron el P. Antonio Pon, arzobispo de Oristañy, y el doctor Benito Español, sacerdote de gran virtud y doctrina, a quien Francisco de Oleza dedicó su menosprecio
del mundo. Contestó a la dedicatoria con estos hermosos versos:
Mostrau lobra vostra puis es be rimada
y donaune copia á qui la volrá
que vostra señyora qui visque honrada
y ab molt bona fama está sepultada
al cel ab los angels sen alegrará.
Y las vostras coplas serán unas mostras
de homens y donas segons he legit
y ab tals sentecias per las vidas nostras
qui volrá entendre los documens vostras
tendrá en memoria lo mon aborrit.
Yo per la part mia per fervos servicis
en totas mes horas ne faré records
que puis en sa vida fou tants beneficis
per lanima sua faré sacrificis
legint cada dia lofici de morts.
Almoines, responsos, faré per aquella
moltas oracions per ella diré
y ab cremants civis (ciris) en vostra capella
ofertas y misas cantaré per ella
y sobre el sepulcre sovint absolré.
Dos poetas mallorquines encontramos también en el siglo XVI que hacen versos en castellano, pero estos versos, desnudos de toda energía, pueden reputarse por una prosa cortada por sílabas determinadas. El doctor en artes y medicina Damián Carbó, haciendo alarde de sus blasones y de sus gloriosos ascendientes, escribió al pie de su escudo de armas:
La banda y saetas que veis y señales
son armas sin duda que los mis pasados
carbones dejaron con autos nombrados
de fama y de gloria todas inmortales.
Y fueron fundadas por autos de reyes
que aquellas en pago de tantos servicios
a ellos han dado grandes beneficios
no siendo ingratos con muy justas leyes.
De Roma Senados leemos que fueron
y por el mal Sila no sin guerra fuerte
cuarenta mil dellos todos duna muerte
con Mario Carbó juntos recibieron.
Hernando de la Cárcel cantó el desgraciado suceso del destrozo de una nave llamada San Roque, salvada por el capitán Juan de Luca, cuyo canto empieza así:
Suele la necesidad
ser tan diestra en cualquier hora
que tenga oportunidad,
que de cualquier novedad
es muy perfecta inventora:
y no sólo inventa y traza
lo que es muy dificultoso,
que aun en lo peligroso
se pone sin mano escasa
con corazón animoso.
Concluye del modo siguiente:
Saltó en tierra Luca luego
y contando el caso, agro,
muchos sespantan del ruego
mas los que tienen sosiego
van diciendo que es milagro.
Y pues que vino a alcanzar
Juan de Luca tal victoria
contra infieles, viento y mar,
roguemos al que es sin par
que nos de al cabo la gloria.
Los poetas mallorquines que más se distinguieron en el siglo XVII fueron: Mateo Descallar y Damato, hijo de una familia ilustre, de quien es un excelente canto a la virgen María: Nicolás Oliver y Fullana, capitán del ejército de Felipe IV, a quien sirvió en las guerras de Cataluña, y después fue
cosmógrafo y cronista de Carlos II. Describió las islas Baleares con las octavas siguientes:
El balear dominio se compone
de varias islas, fuerte y abundante
sobre las ondas, y marcial se opone
con gran castillo al émulo arrogante.
La de Mallorca, regia se propone
del mar mediterráneo sol brillante;
siendo Menorca, Ibiza y Formentera,
sus más lucientes rayos y Cabrera.
Yace en el quinto clima, inexpugnable (pone inespugnable)
del báleo solio el mallorquín estado,
por sus bélicos hijos formidable,
y sus crujientes hondas celebrado:
de Aragón margarita inestimable,
en la navegación aventajado,
vestido de frondosas maravillas
con dos ciudades y opulentas villas.
La real Palma en la mano aragonesa,
de Mallorca metrópoli valiente,
dio laurel digno a la cartaginesa
y al gran Meleto nombre permanente.
Mahometanas coronas interesa
de insignes reyes tronco floreciente,
puerto de fama, población de lustre
con mitra episcopal y gente ilustre.
Entre dos promontorios se levanta
ciudad Alcudia, desde que aplaudida
al mayor Carlos su obediencia canta:
por el coral que pesca conocida.
Lluchmayor de sus villas se decanta
famosa por la lid que en su florida
campaña dio del rey Jaime tercero
la vida y cetro al enemigo acero.
Campos, por sus salinas es famosa;
bellísima y fructífera Porreras;
Bollenza por sus mirtos prodigiosa;
Artá milagros toda y primaveras;
Sineu de los romanos plaza hermosa;
Felanix, Petra y Manacor guerreras;
Alaró con castillo inexpugnable,
riquísima Inca y Soller admirable.
La fértil isla de Menorca tiene
una ciudad llamada Ciudadela
en la agradable costa que contiene
muralla que defiende y juez que cela.
Del gran Magon fundada se previene,
donde el audaz contrario no recela,
Mahón, que entre otros pueblos se encastilla;
sublime puerto y generosa villa.
Sigue Ibiza de pinos coronada,
dando nombre a su isla inaccesible;
por el fuerte castillo tan nombrada,
como por sus vecinos invencible.
Hoy se ve Formentera despoblada;
Cabrera se propone apetecible;
cobrando fama entre otras Cunillera
del ínclito Annibál patria guerrera.
A mediados de este mismo siglo, floreció Rafael Bover (pone Bovér), a quien Quadrado llama el Garcilaso mallorquín. La siguiente muestra de su numen lírico hará conocer a nuestros lectores la exactitud de tal comparación.
Aldea qui ets tan trista
y sens remei algun per me tristeza,
si no cegar ma vista,
puis no tinc altra cosa que aspereza,
en un camp sens verdura
rahó es que yo muyra ab tal postura.
Posát en esta aldea
un pobre y trist pastor se lamentaba
ausent per sa idea
de lo que en aquest mon mes adoraba:
ja finirá sa vida
per no haberí en el camp cosa florida.
Cert es, señora mia,
que ya en el mes present los camps estaban
tots verts ab gran porfia,
y de ells a son temps fruits aguardaban;
mes ab seguedad tanta
no hayá fruit que esperar ya de tal planta.
Si lo temps fes mudanza
convertintse me pena áb alegría,
se creu mia esperanza
de que lo sech de vert se vestiria,
y la favera ab flor,
Cullint de totas parts lo fruit millor.
No te esquives, pastora,
de lo que yo te escric ab esta lira,
que mon cor te adora:
abrassét en amor y no en ira,
Perdona ma osadia
que per servirte a tu yo moriria.
En el romance que sigue, agotó Bover la suavidad de sus tonos, e hizo triunfar el tiernísimo dialecto mallorquín.
No te espantes que yo cant,
perque men pren com es cisna,
qui cuant ya no te esperanzas
contant acaba sus dias.
Com veix que ma desventura
de poder parlarte hem priva,
de est molt que ma vida acapia,
puis de aliment me servia.
Mos ulls llamentan y ploran,
mon cor se romp com a vidra,
mas entrañas se arrebasan,
ma esperanza se mostia etc.
Pertenecen también al siglo XVII Jaime Pujol abogado, autor de un poema en elogio del serenísimo infante D. Juan, y el doctor Antonio Gual, presbítero y canónigo de esta santa iglesia, digno imitador de Góngora. Entre otras poesías de este último tenemos el poema épico que escribió en 1646 con motivo de la pacificación de los partidos que dividían la nobleza mallorquina. Sus versos son excelentes, y como muestra de ellos copiaremos las octavas que siguen:
….....
El puesto de dos vallas guarnecido,
y en ellas dos informes arrimados
bultos, que de lo humano se han vestido
al yerro de las lanzas destinados:
un duro azote de la diestra asido,
y de sendos broqueles amparados;
vestida ricamente de oro y grana
el aurora salió aquella mañana.
…....
Despertaron al sol confusas voces,
festivo aplauso, alegres alaridos
del vulgo y de la plebe que veloces
se anticipan al puesto mal sufridos,
No Ceres tal, a las villanas hoces
los campos da de espigas guarnecidos,
como se vieron por distancias tantas
cubrir la arena las humanas plantas.
…........
Juan Odón de Togores se descubre
sobre un delfín terrestre que de estrellas
la escama siembra de oro, que le cubre,
de blancos grifos con labores bellas:
su faz, que nube del plumaje encubre,
por el campo marcial siembra centellas:
y habiéndose ostentado reverente
de su mantenedor se puso enfrente.
Cuatro veces al son de los metales
los polos de cristal se estremecieron;
y del averno oscuro en los umbrales,
de las herradas plantas se sintieron
otras tantas los golpes desiguales
con que el globo los brutos sacudieron,
dejando con airoso movimiento
de astillas cada cual poblado el viento.
En el siglo XVIII florecieron don José de Pueyo y Pueyo, marqués de Campo Franco, que hizo ostentación de su excelente numen en la multitud de poesías que compuso en latín, castellano y francés: don Miguel Bover y Ramonell, autor de la comedia titulada la conquista de Mallorca, de la que habla Moratín en sus Orígenes del teatro español: el padre Ramón Nicolau, monje cartujo, que escribió en verso latino hexámetro la vida de Jesús, María y José: el doctor don Antonio González que tan al vivo expresó su melancolía y tristeza en su Teatro de la muerte, y don Luis Focos traductor de la Merope de Maffey y de la comedia El enfermo imaginario de Moliere y autor de un poema épico de la conquista de Orán.
Difusos seríamos si hubiésemos de hacer mención de los poetas mallorquines del siglo XIX, y más difusos si hubiésemos de detenernos en el examen de sus producciones. Sin embargo, no debemos pasar en silencio los nombres de don Antonio Llodrá, don Juan Nicolau, don Juan Muntaner y García, canónigo de esta santa iglesia y arzobispo electo de Caracas, don Leonardo Planes, don Nicolás Armengol, don Nicolás Campaner, oidor de esta real audiencia, don Pedro Andreu y don Vicente Far. Todos ellos han dejado
conceptuosos versos y de todos ellos hemos hablado detenidamente en nuestro diccionario de escritores mallorquines.
De los que actualmente viven omitimos hacer mención, atendida la diversidad de su mérito, temerosos de herir la modestia de los unos, hablando de ellos con el elogio que merecen, y la susceptibilidad de los otros, pasándolos en silencio.
Palma 19 de octubre de 1850.
JOAQUÍN MARÍA BOVER.