348. SALMÓN A PRECIO DE ORO (SIGLO ¿XV? ALAGÓN)
Alagón era, durante la Edad Media, paso obligado para todas las mercancías que, venidas del norte, tenían como destino último la ciudad de Zaragoza. Eso quiere decir que muchos productos de todo tipo pasaban de largo sin que los vecinos de la villa tuvieran la oportunidad de adquirirlos, a no ser que fueran a comprarlos a la capital del Ebro.
En cierta ocasión, llegó a Alagón, de camino para Zaragoza, un comerciante de pescado con una gran carga de salmones, preciado alimento que siempre veían pasar de largo los alagoneses. Enterados varios vecinos del contenido del cargamento, intentaron adquirir algunos ejemplares para sus mesas. Trataron de convencer al pescatero, pero éste se negó a venderles ni una sola pieza, aduciendo que ya estaban comprometidas en el mercado de Zaragoza y, en buena parte, iban a ir a parar al palacio real.
Ante la negativa reiterada, se apoderaron por la fuerza de buena parte de la carga, comprometiéndose a abonarla al precio que pagaran en Zaragoza. El pago se efectuaría al regreso del comerciante, previa presentación del documento notarial que testificara cuál había sido su precio en la capital. El arriero siguió su camino ciertamente enfadado y aligerado de peso y llegó a Zaragoza. Ya en la ciudad, consiguió que un comprador adquiriera y un notario testificara que el trueque había sido de onza de oro por onza de salmón, precio desorbitado que no respondía a su verdadera tasación.
A su regreso, el comerciante pretendió cobrar la deuda de los vecinos de Alagón, exhibiéndoles el documento notarial. La cantidad a abonar era tan alta que no la podían satisfacer los compradores, ni siquiera el propio concejo, que se reunió para tratar el asunto. Ante esta realidad, el pescatero denunció el hecho y la justicia dictaminó a su favor, condenando a los alagoneses a arbitrar un impuesto anual, a pagar por las familias afectadas, hasta que quedara totalmente saldada la deuda. Esta era tal, que el impuesto se estuvo pagando hasta tiempos de la II República.
[Serrano, Manuel, La leyenda del preciado y costoso salmón de Alagón, en «El Periódico» (9/VI/1994), pág. 24.]
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