CARTA LXXXIX.
Historia del monasterio de canónigos Premonstratenses de Bellpuig de las Avellanas: su fundación: muerte violenta de su fundador y su sepultura en este monasterio: noticia de tres individuos literatos y célebres anticuarios del mismo, y catálogo de sus abades.
Mi querido hermano: grandes fríos he pasado (N. E. el autor es valenciano) hasta llegar hasta este monasterio de canónigos Premonstratenses, intitulado de Bellpuig de las Avellanas. Mas todo lo doy por bien empleado a trueque de haber visto este depósito de virtud y de literatura, que cierto lo es en toda la extensión de la palabra. Vida común perfecta, retiro cual de una cartuja, coro pausado, misas largas, comida, no diré frugal, sino propia de penitentes (peniten-tentes, salta linea) (a pesar de las rentas pingües de la casa, con las cuales se sustentan muchos de los lugares vecinos y apartados), cortesanía sin afectación, amor a las buenas letras y al estudio de la antigüedad, esto es lo que he hallado en este monasterio: fruto del buen ejemplo que les dieron pocos años ha tres de sus individuos de que hablaré después. Tuvieron estos señores la delicadeza de hospedarme en el mismo cuarto donde murió el canónigo Pascual, uno de los tres que decía, el cual se ha transformado en biblioteca y museo. Porque veas si con todas estas cosas me habrá sido desagradable la visita de esta casa, y si no trabajaré con gusto en decir lo que en ella hay interesante a la literatura.
Ya te acordarás que en el viaje de Tortosa se habló de la sujeción o donación del monasterio de Premonstratenses de Valclara o de Abincabaces (variaciones Avincabacer y Abincabacer), hecha al de Flabemont en la Gallia Bélgica por el Conde de Barcelona R. Berenguer IV, año 1148. Pues esta casa de Cabaces es la que se supone cuna de este monasterio; y no porque de allá viniese una colonia de monjes a fundar aquí, sino porque abandonando aquel sitio, no se sabe por qué, se trasladaron como refugiándose a este, donde renunciaron el derecho que tenían al antiguo en el año 1166. Es muy verosímil que esta fuese la época de esa renuncia, porque esa fue también la de la nueva fundación, como se dirá, la cual era regular que tuviesen asegurada primero que se desprendiesen de la antigua. Hasta ese año vivieron aquí en una cueva, la cual halló y habitó el primero el B. Juan de Orgañá por otra donación que le tenía ya hecha el mismo Conde. Todavía se muestra aquí la cueva sumamente incómoda para habitación de muchos. Con esto la piedad del Conde de Urgel, Ermengol VII, que es el que digo, se determinó con su mujer Dulce a formalizar la fundación del nuevo monasterio, como se verificó día 5 de febrero del año sobredicho 1166. Escogió para ello el monte llamado de malet, que es el mismo en que estaba la cueva; el cual mandó que en adelante se intitulase Monte de Santa María de Bellpuig. Hállase el lugar en la diócesi de Urgel, corregimiento de Lérida, dos leguas al N de Balaguer, en el término llamado Camprim y cerca de la villa de Os, famosa aquí por su enriscado castillo, cuya dificultad en tomarle a los moros obligó a su conquistador a llamarle maligno. A este título de Bellpuig añádese comúnmente el de las Avellanas en razón de un lugar cercano que así se llama. En la escritura que va copiada (a: Ap. núm. XXI.) verás la precisa condición que impone el fundador a estos canónigos Premonstratenses, de que nunca pasen a ser de otra orden ni se sujeten u obedezcan a otra iglesia más que a la de Urgel; lo cual sin duda alude a la sujeción que como dije prestaron a Flabemont estando en Valclara o Cabaces. Háceles donación de la Villanueva de Privadá, que el mismo Conde había poblado, con otras cosas que dirá el mismo documento. Dos años después, es a saber, en el de 1168 estaba ya construida la iglesia del monasterio, la cual dedicó el Obispo de Urgel Arnaldo de Perexens, concediéndole la mitad de los diezmos y toda la primicia de Camprim (pone Camprin) con otras cosas. Con el amor que el Conde fundador tuvo a esta casa en el testamento que ordenó en 1177 dice de ella lo siguiente: et iterum dimitto ecclesiae Sanctae Mariae de Bellpuig quam divina inspiratione noviter edificavi, totam villam nostram de Bellcayre... et corpus nostrum ibi sepeliendum propter humilitatem et paupertatem loci illius in honorem et memoriam Salvatoris nostri Jhesuchristi qui semper humillia respicit, diligit et exaltat. Aunque el Conde tardó a morir siete años todavía, esto es, en el de 1184, como se dirá en su historia, parece sin embargo que se cumplió su voluntad acerca del lugar de su sepultura. Algunos creen que su cadáver fue llevado a Alarcón desde el término de Requena, donde fue muerto violentamente sin estar averiguado por quién, junto con su hermano Galcerán de Sales. Mas yo me atengo a que es el enterrado aquí en el sepulcro que está al lado de la epístola en la capilla mayor, el cual atestigua en sus notas el padre Caresmar que él mismo examinó, y que el cadáver es de persona muerta violentamente, pues todavía conserva una saeta hincada en un hueso de la espalda. Confírmase esto con otro sepulcro que hay al lado del evangelio, que es de una señora y verosímilmente de la Condesa Dulce, que aún vivía en 1208, con lo que tuvo tiempo suficiente para cumplir la voluntad de su esposo. Esta iglesia de que hablaba el fundador no es la que hoy vemos en el monasterio, sino la que hay en lo que llaman Malet, que es la primera fundación, de donde se trasladó la casa al sitio actual, muy cerca del otro, y en el monte del mismo nombre que el Conde mandó mudar en el de Bellpuig. Así la iglesia actual es obra también del siglo XIII, aunque está desfigurada con motivo de algún destrozo que debió sufrir en tiempo de las guerras de sucesión. Antes parece que sería más larga y que tenía crucero, el cual embebía las dos capillas laterales correspondientes a él. Además de los sepulcros ya dichos hay otro sobre el de la Condesa, que se cree ser del Conde Ermengol su hijo. Otro hay en una capilla que aquí creen ser de D. Álvaro, Conde también de Urgel en el siglo XIII. Todos estos sepulcros carecen de letreros, con lo cual queda campo abierto a la tradición para ser creída. La donación de la villa de Bellcayre, que el fundador hizo a esta casa, dicen algunos que fue por respeto al B. Juan de Orgañá, que en ella había nacido. Está este lugar cerca del monasterio en lo que llaman Llano de Urgel (Pla d'Urgell). Otros le hacen natural de la villa de su mismo apellido. Lo cierto es que él fue el padre de casa tan religiosa, el cual vivió tan santamente que no sólo movió al Conde a que fundase y dotase el monasterio, sino que se granjeó la veneración de los venideros. Vivió siempre en la iglesia de Malet dedicada a nuestra Señora en el acto de la adoración de los Reyes. De aquí nace la antigua costumbre de ir allá la comunidad en ese día. Murió el santo prelado día 8 de abril de 1201: su cadáver tuvo culto allí mismo hasta pocos años ha.
Sin embargo de lo dicho parece que este siervo de Dios, o no fue abad de esta casa, o que no conservó este honor hasta su muerte, puesto que antes de ella vemos en 1172 al abad Guillermo prestando la obediencia canónica al Obispo de Urgel Arnaldo de Perexens, el cual en 1195 y 1202 tenía ya por sucesor a Raymundo.
En 1203 lo era Arnaldo de Monte. Poco después de este tiempo entró el monasterio en posesión del señorío de Bonrepós, donde antiguamente hubo monjes, o acaso ermitaños, y también mujeres Deo devotae, o digamos monjas, y aún las había en este año 1203; del cual en el viaje a Scala Dei queda una concordia de esa Cartuja, que entonces se llamaba de Populeta (como Populeti, Poblet) y este monasterio doble de Bonrepós. El documento está en el tomo de la iglesia de Tarragona. Quedó pues aquel lugar como priorato de esta casa de Bellpuig. También se cree de este tiempo y dádiva del Conde de Urgel, Ermengol VIII, la santa sandalia traída de Constantinopla. Mas de esto no se halla ningún documento.
Guillermo García suena abad desde 1210 hasta 1218, cuando se pasó con otros a la Cartuja. En 1215 hallo que el monasterio tomó posesión de una acequia y molino cerca de Balaguer, la cual se le dio con la ceremonia de tomar el vendedor a uno de estos religiosos y meterlo de pies en el agua.
Otro Guillermo lo era en 1219 y 1222.
En 1224 y 1229 lo era Geraldo, el cual se cree que fue el que admitió la unión a este monasterio del de San Nicolás. Acuérdate de lo que se dijo en el viaje de Vique hacia el año 1225, que Guillermo de Anglesola y su mujer Sibilia fundaron un monasterio de Premonstratenses, o sea hospital titulado de San Nicolás en Alfaudarella (Alfandarella), junto a la villa de Bellpuig, de la cual eran señores.
A esta casa concedió entonces el Obispo de Vique, Guillermo de Tabertet (variantes Tavertet), el poder tener cementerio público, como verás en la adjunta escritura, y en otro que la acompaña la hallarás ya en 1231 presidida por abad y poblada por ocho o diez canónigos que prometieron obedecer siempre a dicho Obispo y sus sucesores (a: Ap. n. XXII y XXIII.). Pues este monasterio de San Nicolás suena en los años siguientes unido al nuestro como priorato suyo, sin que conste la manera como esto se verificó. Con motivo de esta unión dicen que esta casa tuvo que reconocer como matriz a la abadía de Casa Dei en la Gascuña, a la cual el fundador de San Nicolás sujetó aquel hospital, concediéndole además terreno para fundar otra que fuese su principal en el sitio llamado Fuentes amenas, distante de nuestro Malet tres cuartos de legua. La oposición que hizo nuestro monasterio dicen que vino a parar en que se unieron a él las dos nuevas fundaciones. Hablo con esta duda porque un pergamino que cuenta esto, está tan lleno de anacronismos que casi me pesa haberlo mentado.
Bernardo Caportella (Çaportella), era abad en 1236.
Bernardo de Narbona. 1242.
Juan Cerdán. 1243. 1280.
En el episcopologio de Urgel dije ya el privilegio que logró este abad del Obispo Ponce de Vilamur, el cual le concedió la libre posesión de cuantos legados se hiciesen al monasterio, eximiéndole de pagar la cuarta parte a la mensa episcopal, etc., y como en cambio de esta gracia el monasterio admitió a su hermandad y sufragios al capítulo de Urgel. De todo esto se dijo allá, donde también fue la escritura original, que es curiosa.
Pedro. 1282. 1301.
Berenguer 1316. murió 1320.
Gaillardo. 1320. 1347.
Comendatarios.
Fray Francisco Blanc. 1479.
Fray Mateo de Fita. 1519.
Guillermo Ramón de Vich, Cardenal. 1521.
Fray Cipriano Benet, dominico. 1522.
Fray Pedro Calvo. 1523.
Melchor de San Juan. 1524.
Juan de Cardona. 1527.
Obispo después de Barcelona, murió hacia el año 1547.
Tomas Campaner, último de los abades comendatarios. 1547.
Antonio Gesé, canónigo reglar, propietario, electo por San Pío V, murió en. 1581.
Y no paso adelante en este catálogo, que ya importa poco y me llaman la atención otras cosas más dignas.
En este monasterio han florecido pocos años ha tres anticuarios conocidos como tales en toda Cataluña, y dignos de serlo en toda España, es a saber: los padres Caresmar, Pascual y Martí, de los cuales y de sus trabajos literarios quiero dar alguna noticia, ya que he debido al actual señor Abad la confianza de que me hospedase en el mismo depósito de sus manuscritos, etc.
El Reverendísimo Señor Don Jaime Caresmar era natural de la villa de Igualada: entró en este monasterio a 1.° de noviembre de 1742, siendo su Abad Don Pedro Juan Bover; y murió de edad de 75 años en Barcelona a 1.° de septiembre de 1791 (a: Salat, tom. 1.°; pág. 80), desde donde fue trasladado su cadáver a esta casa, en cuya iglesia se depositó en lugar distinguido con una inscripción en mármol. Dedicado enteramente a la ilustración de las antigüedades de su país, examinó con detención muchos de sus archivos, empleando doce años en solos los de la catedral de Barcelona y de la colegiata de Ager. En ambas partes he visto y disfrutado de su trabajo, el cual en la última de ellas está mejor conservado y más apreciado que en la primera. Hablando con el debido respeto, no puede perdonarse al capítulo de la catedral de Barcelona el poco aprecio que muestran hacer del trabajo de este literato, que es al mismo tiempo la clave de todo su archivo; y lo sería más completa, si uno de aquellos mandones que suele haber en todos los cuerpos, no le estorbara la conclusión de la obra, despidiendo de la iglesia a quien tanto había hecho en su servicio e ilustración. Y lo más singular es, que según me han informado, la causa de esta ojeriza personal fue la discordia de opinión sobre el número de los martirios que padeció Santa Eulalia, disputa que Caresmar sostuvo contra el padre M. Boria, dominico de aquella ciudad. Tres tomos son los que dejó Caresmar escritos, y contienen el extracto cronológico de casi todas las escrituras y otros documentos notables del archivo; pero extracto prolijo que puede pasar por copia de muchos de ellos, y los que son de mayor importancia los copió a la letra, haciendo oportunamente algunas advertencias históricas, geográficas, etc., que al paso que descubren sus vastos conocimientos, alivian el trabajo a los archiveros y a los anticuarios que los manejen. De mí sé decir, que me fue sumamente útil este trabajo. Pero decía yo que no se aprecia como debe, porque está todavía en el estado, y digamos borrador en que lo dejó su autor, el cual escribía pésimamente y con mezquindad, no dejando margen alguno en las planas. Yo le llamaría el Greco de los diplomáticos. Sobre esto, el primero de dichos tomos está sin cubierta, y habiéndose doblado el lomo forma todo él como un cilindro, costando mucho trabajo encontrar el principio. ¿Quién creyera que una iglesia como la de Barcelona no mandara sacar una copia magnífica de este trabajo, que sin este remedio va a quedar inútil antes de cincuenta años? ¿Será posible que lleguen a tal punto los resentimientos personales? Estas y otras investigaciones literarias le proporcionaron escribir muchas disertaciones particulares, con que satisfizo la curiosidad de sus amigos, y cuya publicación sería útil a la historia. Quedan aquí XVIII volúmenes en folio, que comprenden todos sus trabajos concluidos y comenzados.
Entre los primeros hallo las eruditas disertaciones: De la antigua población de Cataluña. = Del Primado de la iglesia de Tarragona. = Del imperio de los Árabes en Cataluña desde el año 712 hasta el de 806. = Sobre los Boiles: sepulcro antiguo de Santa Eulalia: algunos puntos de la historia de Manresa: códice de Concilios de Ripoll: hombres de Paraje. = De primitiva liturgia, seu missa hispano-gotica, ac primoeva gallicana. = Sobre el uso de los pectorales por los abades. = Sobre el origen del orden militar de San Jorge, y del patronato de este Santo en Cataluña. = Índice de los códices de la catedral de Barcelona. = Todos estos opúsculos envió el monasterio años pasados a Madrid para que se imprimiesen; pero recelando que el sujeto a quien lo encargó, cuyo nombre callo, trataba de apropiárselos, desistió de la empresa, que sólo sirvió para que el encargado negociase su colocación por este medio, que es el de la corneja de la fábula.
Además de esto hay los siguientes trabajos: Historia de este monasterio hasta el año 1330. = Monasteriologio general de Cataluña: Episcopologio idem; ambas obras comenzadas con muchas notas, etc. = Biblioteca Premonstratense. = Id. Catalana. = Anales de Cataluña al modo de los de Zurita. = Finalmente, varias colecciones de documentos, extractos, etc.
En todo cuanto escribió este literato, además de la erudición que poseía, resplandece la crítica y juicio exacto de las cosas, y la gravedad con que procedía aun en los puntos oscuros sin abandonarse a la golosina de conjeturar: tentación terrible para los anticuarios.
El señor Don Jaime Pascual era natural de Esparraguera, y doctor en leyes cuando entró en este monasterio en 1759, siendo su abad Don Francisco Amell. Murió aquí a 28 de septiembre de 1804, y fue enterrado en el plano de las capillas de los Santos Reyes y de la Concepción, donde he visto descubrir su cadáver para trasladarle delante de la puerta principal de la iglesia; cosa que se ha verificado día 28 del enero actual (1808). Púsose allí una magnífica losa que han costeado sus dos grandes amigos, y míos también, Don Josef de Vega y Sentmanat y Don Francisco Papiol, siendo del primero la inscripción (a: Salat, tom. 1.° pról. pág. XV.).
Este literato (que trabajó hasta su muerte en el ministerio sacerdotal, como si fuese su única ocupación) se entregó con tal ardor a las investigaciones históricas y diplomáticas, que vino a dar en el extremo tan perjudicial a la literatura, que es la universalidad. El afán desmedido de adquirir, sin fijarse en uno o dos objetos que sean como el centro de todo el estudio, y a cuya ilustración sirvan todas las vigilias, viene al fin a parar en que el literato muere rodeado de colecciones, de notas y de preciosidades sin digerir, y que no pueden ser útiles al mundo, si otro no emprende de nuevo la misma carrera, y no concibe y pare el fruto que más fácilmente hubiera dado el primero. Este es el carácter del señor Pascual: grande hacinador de documentos de toda especie, efecto de la sed que le devoraba en este ramo, y que no le permitía fijarse en un punto solo de literatura. Con lo cual dejó poquísimas cosas concluidas, y los XIII tomos que quedan de sus trabajos, no son más que colecciones, misceláneas de escrituras, notas, extractos, combinaciones, etc., etc., sobre muchos puntos de la historia y geografía antigua de Cataluña, incluyendo en este número algunas obrillas ajenas.
De lo que dejó concluido queda la disertación sobre el priorato de Meyá, y la explicación de una inscripción romana hallada en el priorato de Bonrepós, propio de esta casa, cuya copia va adjunta (a: Ap. núm. XXIV.). Esta última la escribió en diálogo y en el idioma catalán, del cual estaba tan extremadamente enamorado, que según cuentan los que le trataron, cuando algún Catalán le escribía en castellano, no le contestaba. (N. E. bravo por el imbécil catalanista, como tantos)
También concluyó e imprimió una larga Disertación sobre la Sede episcopal antigua de Pallás. Obra que era de desear no hubiese impreso, porque en ella descubre una propensión irresistible a la parte conjetural, que le hizo incurrir en las equivocaciones que manifestaré en mi viaje a la iglesia de Roda.
Nada de lo dicho rebaja en mi concepto el mérito del señor Pascual, que consiste en haber recogido muchas preciosidades, que acaso de otro modo perecerían, o no serían tan conocidas; y no sólo las sobredichas, sino otras de varios géneros, de que quiero dar razón. Todas se hallan hoy día recogidas en lo que fue aposento de este señor, cuya pieza principal se ha convertido en biblioteca, como ya dije. En el cuarto lateral de la derecha, que es donde murió este padre, y donde yo estoy hospedado y escribiendo esto, además de las obras de este triunvirato de que voy escribiendo, hay una porción de códices, comprados o recogidos por otros medios de algunas colegiatas y parroquiales, y son los siguientes:
Un leccionario fol. ms. saec. XIII, falto en muchas partes; pero por fortuna conserva el sermón de San Vicente mártir predicado por San Justo, Obispo de Urgel, con el epígrafe entero. Este códice, que fue de la parroquia de Forés, diócesi de Tarragona, es ya el tercero en que he hallado esta obrita inédita, de que hablé en los correos anteriores.
Otro leccionario del siglo XIV, notable por contener solamente las actas de los mártires.
Dos breviarios de fines del siglo XII o principios del siguiente. Uno de ellos era propio de la parroquia de San Miguel de Cardona, que al principio del oficio de Tempore, tiene escrito: Incipit breviarum secundum ordinem beati Ruphi compilatum, que quiere decir que servía a algún monasterio de nuestros canónigos agustinianos que se intitulaban de San Rufo, o porque estaban sujetos a la famosa casa de aquel título en Aviñón, o porque adoptaron sus costumbres, como fue moda un tiempo. Y este yo juzgo que sirvió para la canónica de San Vicente de Cardona, ya porque entre las conmemoraciones de los Santos pone las de San Odón y San Ermengol, ya porque en el oficio de San Vicente está el citado sermón de San Justo.
Liber Dialogorum beati Gregorii Romensis Episcopi. Ms. Saec. XIII.
Un Cod. en 4.° ms. del siglo XIII: contiene la Regla de San Benito y luego un pequeño necrologio, en el cual hay varias enunciativas de haber sido propio del monasterio de San Policarpo en la Galia Narbonense; v. g. cuando dice: VI. Kal. Febr.: Nos B. divina permissione Abba S. Policarpi, de consilio fratrum nostrorum, recipimus vos Fr. R. Barravi ordinis Predicat. in fratrem nostrum. Hay varios óbitos de monjes S. Policarpi, de abades electenses, de Obispos de Carcasona, y de Vizcondes (procónsules) de Beziers; y casi todos son desde 1240 a 1290. Este códice vino a parar al monasterio de religiosas Cistercienses de Vallbona, las cuales agradecidas al trabajo que empleó el Sr. Pascual en el arreglo de su archivo, se lo regalaron en 1780, junto con algunos otros libros.
Otro códice en 4.° ms. en papel con este título: “Aquí comiença este libro, el cual es intitulado, el regimiento del hombre; esto es, en cual manera se deve hombre regir, ni de que se deve hombre guardar en toda la vida del hombre. E ordena el presente libro en Premoles, ciudadano de la ciudad de Valencia.” En el prólogo dice: "É por tal mucho reverent senyor Nuch de Lupia, por la gracia divinal Obispo de Valencia: como entre los corales amadores de virtudes é perfection vos resplandescaies por vuestra grant dignidat... Yo Premola ofrezco a vos Senyor... la presente obra...”
El Obispo D. Hugo de Lupia y Bages lo fue desde 1398 a 1427, en que murió; y esta es la época de ese escritor Valenciano Premoles, o Premola, o Pere Mola, no conocido hasta ahora, si no es un Mola que mencionó Bayer (Bibl. vet. de Nic. Ant.) Como sea, él escribió su obra en lemosín, de cuyo idioma se trasladó al castellano, como se lee en el epígrafe final del libro en esta manera: "Este tractado fue romançado de lengua cathalana en esta navarra (castellana) por el honrado Bartholome de Arguinariz en Barçalona en casa de maestre Anthoni illuminador. É fue acabado XVI°. dia de Jullio anyo mil CCCC.LXXVI. (1476) - Deo gratias.
- Qui scripsit, scribat, semper cum Dno. vivat. Amen. - Nicholaus Siscar vocatur, à Christo benedicatur. - Este libro fue acabado de scrivir a XII de junio del anyo mil CCCC.LXXVII.”
Otro códice ms. en papel con este título: La gramática de Erasme en romanç al exemples de Ciceró, dictad per lo molt Docte mestre y doctor Onofre Pou any M.D.LXXXII. El doctor sé que es conocido, mas la obra no lo puedo saber por ahora.
Otro intitulado: Expositio praeclarissima disciplinae, necnon sat illustrissima ad suavissimum Lirae sonum percipiendum: in qua ea quae à Jacobo Puitg, necñ. Baylari peritissimo omnium exponitur imitando saepe saepius methodum... et nunc ob ejus memoriam et reverentiam ipsius agilitatis in hanc formam reduxi ego Felix Pala suus ex corde discipulus. Son consonancias mss.
Constituciones sinodales y ritual de la iglesia colegiata de Ager (nullius.) Es ms. del siglo XV.
Otras constituciones de la cofradía de San Cosme y Damián, erigida en la iglesia de dichos Santos en la Val del término de Fabana, año 1396, hechas por los buenos hombres de la ciudad de Huesca.
El Valerio Máximo, traducido al lemosín por el Dominicano Fray Antonio Canals, y dedicado a Don Jaime, Cardenal y Obispo de Valencia.
Otros varios mss. de historias particulares de iglesias, Condes, etc. Entre ellos la genealogía de los Condes de Empurias y Perelada: y otro vol. de antigüedades civiles y eclesiásticas de Lérida.
Además se guardan algunos impresos raros o tenidos por tales. Yo no sé si es conocida la versión al idioma valenciano de los sinónimos del italiano Esteban Flisco, hecha por Gerónimo Amiguet, natural de Tortosa, dedicada a Gerónimo Dasi, Rector y administrador de la Universidad de Valencia, e impresa allí por Cristóbal Roffman en 1502. Item está la versión anónima lemosina del Sacramental de Clemente Sánchez de Verceal, impresa en Lérida por Enrique Botell, año 1495.
Finalmente la Biblia, impresa Venetiis opera atque impensa Nicolai Jenson, Gallici. M.CCCC.LXXVI. Es un vol. fol. A 2 col., y le falta todo el Génesis y parte del Éxodo.
En el otro cuartito colateral a este de los cód. mss. están guardadas con grande esmero otras preciosidades que recogió con el mismo afán el señor Pascual. Tres monetarios vi allí, en dos de los cuales hay una copiosa colección de monedas de toda especie de gran mérito y estimación para los anticuarios; pero lo debe ser más sin comparación uno pequeñito de concha, donde están las medallas más raras e inéditas, y algunas tal vez singulares. Hay asimismo una buena colección de historia natural, porción de camafeos y otras antiguallas de toda especie. La descripción circunstanciada de todo esto, y aun sólo de los objetos más raros, alargaría mi trabajo hasta un punto insufrible. Y así resolví contentarme con los apuntes que tomé para mi uso.
Lo que no omitiré es la copia de dos piedras romanas que hay allí mismo recogidas igualmente por este literato, insaciable en este particular; y dejo varios fragmentos y otras inscripciones del tiempo medio, que hasta esto se extendía su sed. Pues las dos que digo son: 1.a Un jaspe de menos de palmo en cuadro que no sé de donde se trajo, en que se lee:
CORNELIO
VITELIO. PV.
BLIVS. Q. F. H.
I. S. D. IX. A. C.
La 2.a es un mármol de un palmo de largo y medio de alto, que fue hallada en Empurias, dice así:
L. AEMILIO
MONTANO
BACASITANO
LACERICIS (no se ve si esta segunda C es L). F
H. S. E.
Dos años después del señor Pascual, es a saber, a 2 de agosto de 1806 murió en esta casa otro individuo suyo de mucho aprecio llamado Don José Martí, natural de Barcelona, a los cincuenta y un años de profesión canonical, y después de haber sido abad, como también lo fueron los otros dos. Este sujeto, que sin dejar su retiro examinó algunos archivos que le traían a su cuarto, sacó de ellos un fruto que será muy útil a la historia, siempre que el monasterio pueda publicar sus trabajos. Y en el del monasterio antiguo de Mur, que arregló entre otros del modo sobredicho, se conoce el aprecio que hacía de estos monumentos de la antigüedad, y la limpieza y atildadura con que manejaba cuanto le incumbía por obligación o por afición. Fijó su atención en un solo punto de historia que es de la Canónica catalana antigua, mas este puede decirse que lo agotó. De ello dejó escrito un tomo con otro de pruebas; pero todo bien examinado y calificado sin superfluidades ni conjeturas. He tenido gran placer en leer aunque por encima esta obra, porque en ella he hallado manifestado con más extensión lo mismo que ya te he dicho en todos mis viajes: que las catedrales, y aun otras muchas iglesias no profesaron más canónica que la Aquisgranense hasta el remate del siglo XI; que aun entonces continuaron y se arreglaron otras sin adoptar la agustiniana, que se introdujo en otras. Sobre este punto había yo tenido el gusto de oír su dictamen cuando me hallaba en Barcelona en 1805 proponiendo algunas dudas por medio de nuestro común amigo el señor Don José de Vega. También dejó escrita la historia de la iglesia de Santa Ana, orden del Santo Sepulcro, cuyo archivo examinó, y creo que arregló también. Item, tenía comenzado un Diccionario Catalán documentado.
En resolución el señor Martí tenía la buena crítica del señor Caresmar, y carecía de la universalidad a que parecía aspirar el señor Pascual. Este es el juicio que he formado de este triunvirato literario que honra tanto a esta casa, donde en tan corto período de tiempo se ha visto reunida tan grande ilustración, que aun sin ser protegida, debe naturalmente ser una fecunda semilla de anticuarios. A Dios, etc.
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