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martes, 1 de septiembre de 2020

La expansión de la lengua valenciana en Cataluña.

La expansión de la lengua valenciana en Cataluña.

Este verano, en una tórrida tarde en la Universidad de Barcelona, comprobé lo interesante que era el manuscrito Ms. 1010. Terminado hacia 1637, con caligrafía semejante a batallones de inquietas hormigas, trataba sobre la "lengua catalana materna". Ahora, ya en el Reino, he consultado los comentarios sobre el citado manuscrito en la "Historia de la Lìteratura Catalana", de D. Martí de Riquer, y algo no concuerda; la única cita referente a nosotros es para recordar que en los años del manuscrito estudiaban en Lleida más de "300 valencianos que hablaban y entendían, como es lógico, el catalán" (HLC, V, p. 430). Por supuesto que entendían el catalán y el latín, pero ¿hablaban catalán o valenciano?
El Ms. 1010 confirma que las lenguas habituales en Lleida fueron el catalán, el latín (círculo universitario) y el valenciano; conclusión que no sorprendería si la
inmersión no censurara originales.
La Universidad de Lleida fue autorizada en 1300 por Jaime II en un lugar a salvo de ataques costeros y de la peligrosa frontera castellana, aunque alejado de Valencia, Zaragoza y Barcelona.
El monarca nacido en Valencia concedió a Lleida el monopolio de los estudios universitarios de todos sus estados; hecho que explica la nutrida presencia de valencianos en la diminuta ciudad.
La tradición persistió incluso en el XVII, cuando el Estudio General de Valencia superaba a Lleida en prestigio y alumnado.
La Universidad reconocía a los valencianos múltiples inmunidades y por privilegio de Alfonso III (año 1428), elegían al rector independientemente de aragoneses y catalanes. Lérida vivía de su Universidad y, necesariamente un colectivo que oscilaba de 300 a 800 valencianos sobre una población que, por ejemplo en
1708 no superaba los 3.000 habitantes, tuvo que influir lingüísticamente a lo largo de los siglos, desde 1300 hasta 1705.
El avispado gerundense Onofre Pou se percató del negocio que supondría un diccionario en las tres lenguas habituales y, tras estudiar en Valencia, editó en 1575 un vocabulario valenciano-catalán-latín. Convertido en bestseller, sirvió de texto en la universidad catalana hasta el siglo XVIII, según reconoce la propia Enciclopedia Catalana.
Precisamente los que discuten en el Ms. 1010 sobre las lenguas maternas son dos ilerdenses ilustres: el canónigo Alexandro Ros y el catedrático Diego Cisteller. El primero advierte que si los sermones sólo se imparten en catalán no gustará a los extranjeros, incluso a los valencianos. Y añade que "en el Reyno de Valencia los más son bilingües, sin que se hagan estorbo en la pronunciación las dos lenguas valenciana y castellana" (Ms. 1010). A estas consideraciones (censuradas por Riquer, claro), se opone Cisteller, que convivía con valencianos en Lleida y disponía del Thesaurus de Pou para despejar dudas en los tres idiomas. En él, por ejemplo, se aclaraban incluso nimiedades como que el latín pastanaca o el catalán pastanaga equivalían al valenciano safanoria (f. 31 v). La copiosa información sobre léxico y ortografía del idioma valenciano (carchofa, pechines, picher, chic, eixida, otonyo, charrador, etc.) explicaría el éxito del trilingüe vocabulario en las universidades condales.
El constante trasiego valenciano por la ruta de Lleida se efectuaba lentamente, con frecuentes descansos y pernoctaciones en las mismas y poco pobladas aldeas
desde el medieval año 1300. Estudiantes y familiares, cultos y acomodados en relación a los aldeanos, eran modelo a imitar por su refinamiento e idioma. No es
ilógico, pues, que la cuña lingüística valenciana amenazara extenderse desde Lleida hacia la parte oriental de Cataluña, hecho denunciado en 1628 por el catalán Andreu Bosch ("Títols d'Honor', Perpinya, 1628).
La valencianización en la ruta valenciana llegó a un punto en que los predicadores regnícolas usaban el valenciano en sus sermones, no el catalán. El doctor Cisteller, desde Lleida, testificaba que "los padres Lorenzo San Juan, y Blanch (...) y otros apostólicos varones de la Compañía de Jesús son valencianos, y predican en valenciano en Cataluña" (Ms.1010).
Quien esto dice, recordémoslo, era catedrático de la Universidad de Lleida, y lo afirma en su "Memorial en defensa de la lengua catalana" (Ms. 1010) dirigido a
la Generalidad de Cataluña en 1636. Con él contestaba al también ilerdense Alexandro Ros, que opinaba: "Es fuerza estén retirados en Cataluña sus predicadores, porque rompidos (sic) en la lengua catalana, no han de ir si fueran cuerdos a Valencia, donde falta en el estilo o vicio en la pronunciación ofende grandemente". En otro párrafo del Memorial dirigido a la Generalidad, el letrado Cisteller deja claro que el idioma de los valencianos era independiente de cualquier otro peninsular al recordar que las leyes de Castilla "están en castellano; en Valencia, en valenciano; y en Cataluña, en catalán". Esto también lo censuran, científicamente, los inmersores.
Es lógico que, tras graduarse en Lleida, los universitarios que regresaban a Mallorca y Cataluña añoraran la clásica lengua de los valencianos; de ahí que los catalanes Pere Posa y Pere Bru publicaran en Barcelona en 1481 la "Historia de Alexandre" "en la present lengua valencìana". O que a Gregori Genovart, canónigo de Mallorca, agradeciera la edición del Blanquerna, "traduyt, corregit y estampat en llengua valenciana"; traduccìón efectuada de los manuscritos provenzales de Llull por el catalán Bonlabi en 1521.
La franja de influencia idiomática valenciana fue un tormento para Cataluña hasta 1862, cuando el astuto Milá i Fontanals inventó lo del dialecto catalán occidental.
Hoy, atrapada en el tarquín inmersor, la bisoña Universidad de Elche ya edita folletos en puro catalán.
Articulo publicado en "Las Provincias" 11 de Septiembre de 1997.

La expansión de la lengua valenciana en Cataluña.

La expansión de la lengua valenciana en Cataluña.

Este verano, en una tórrida tarde en la Universidad de Barcelona, comprobé lo interesante que era el manuscrito Ms. 1010. Terminado hacia 1637, con caligrafía semejante a batallones de inquietas hormigas, trataba sobre la "lengua catalana materna". Ahora, ya en el Reino, he consultado los comentarios sobre el citado manuscrito en la "Historia de la Lìteratura Catalana", de D. Martí de Riquer, y algo no concuerda; la única cita referente a nosotros es para recordar que en los años del manuscrito estudiaban en Lleida más de "300 valencianos que hablaban y entendían, como es lógico, el catalán" (HLC, V, p. 430). Por supuesto que entendían el catalán y el latín, pero ¿hablaban catalán o valenciano?
El Ms. 1010 confirma que las lenguas habituales en Lleida fueron el catalán, el latín (círculo universitario) y el valenciano; conclusión que no sorprendería si la
inmersión no censurara originales.
La Universidad de Lleida fue autorizada en 1300 por Jaime II en un lugar a salvo de ataques costeros y de la peligrosa frontera castellana, aunque alejado de Valencia, Zaragoza y Barcelona.
El monarca nacido en Valencia concedió a Lleida el monopolio de los estudios universitarios de todos sus estados; hecho que explica la nutrida presencia de valencianos en la diminuta ciudad.
La tradición persistió incluso en el XVII, cuando el Estudio General de Valencia superaba a Lleida en prestigio y alumnado.
La Universidad reconocía a los valencianos múltiples inmunidades y por privilegio de Alfonso III (año 1428), elegían al rector independientemente de aragoneses y catalanes. Lérida vivía de su Universidad y, necesariamente un colectivo que oscilaba de 300 a 800 valencianos sobre una población que, por ejemplo en
1708 no superaba los 3.000 habitantes, tuvo que influir lingüísticamente a lo largo de los siglos, desde 1300 hasta 1705.
El avispado gerundense Onofre Pou se percató del negocio que supondría un diccionario en las tres lenguas habituales y, tras estudiar en Valencia, editó en 1575 un vocabulario valenciano-catalán-latín. Convertido en bestseller, sirvió de texto en la universidad catalana hasta el siglo XVIII, según reconoce la propia Enciclopedia Catalana.
Precisamente los que discuten en el Ms. 1010 sobre las lenguas maternas son dos ilerdenses ilustres: el canónigo Alexandro Ros y el catedrático Diego Cisteller. El primero advierte que si los sermones sólo se imparten en catalán no gustará a los extranjeros, incluso a los valencianos. Y añade que "en el Reyno de Valencia los más son bilingües, sin que se hagan estorbo en la pronunciación las dos lenguas valenciana y castellana" (Ms. 1010). A estas consideraciones (censuradas por Riquer, claro), se opone Cisteller, que convivía con valencianos en Lleida y disponía del Thesaurus de Pou para despejar dudas en los tres idiomas. En él, por ejemplo, se aclaraban incluso nimiedades como que el latín pastanaca o el catalán pastanaga equivalían al valenciano safanoria (f. 31 v). La copiosa información sobre léxico y ortografía del idioma valenciano (carchofa, pechines, picher, chic, eixida, otonyo, charrador, etc.) explicaría el éxito del trilingüe vocabulario en las universidades condales.
El constante trasiego valenciano por la ruta de Lleida se efectuaba lentamente, con frecuentes descansos y pernoctaciones en las mismas y poco pobladas aldeas
desde el medieval año 1300. Estudiantes y familiares, cultos y acomodados en relación a los aldeanos, eran modelo a imitar por su refinamiento e idioma. No es
ilógico, pues, que la cuña lingüística valenciana amenazara extenderse desde Lleida hacia la parte oriental de Cataluña, hecho denunciado en 1628 por el catalán Andreu Bosch ("Títols d'Honor', Perpinya, 1628).
La valencianización en la ruta valenciana llegó a un punto en que los predicadores regnícolas usaban el valenciano en sus sermones, no el catalán. El doctor Cisteller, desde Lleida, testificaba que "los padres Lorenzo San Juan, y Blanch (...) y otros apostólicos varones de la Compañía de Jesús son valencianos, y predican en valenciano en Cataluña" (Ms.1010).
Quien esto dice, recordémoslo, era catedrático de la Universidad de Lleida, y lo afirma en su "Memorial en defensa de la lengua catalana" (Ms. 1010) dirigido a
la Generalidad de Cataluña en 1636. Con él contestaba al también ilerdense Alexandro Ros, que opinaba: "Es fuerza estén retirados en Cataluña sus predicadores, porque rompidos (sic) en la lengua catalana, no han de ir si fueran cuerdos a Valencia, donde falta en el estilo o vicio en la pronunciación ofende grandemente". En otro párrafo del Memorial dirigido a la Generalidad, el letrado Cisteller deja claro que el idioma de los valencianos era independiente de cualquier otro peninsular al recordar que las leyes de Castilla "están en castellano; en Valencia, en valenciano; y en Cataluña, en catalán". Esto también lo censuran, científicamente, los inmersores.
Es lógico que, tras graduarse en Lleida, los universitarios que regresaban a Mallorca y Cataluña añoraran la clásica lengua de los valencianos; de ahí que los catalanes Pere Posa y Pere Bru publicaran en Barcelona en 1481 la "Historia de Alexandre" "en la present lengua valencìana". O que a Gregori Genovart, canónigo de Mallorca, agradeciera la edición del Blanquerna, "traduyt, corregit y estampat en llengua valenciana"; traduccìón efectuada de los manuscritos provenzales de Llull por el catalán Bonlabi en 1521.
La franja de influencia idiomática valenciana fue un tormento para Cataluña hasta 1862, cuando el astuto Milá i Fontanals inventó lo del dialecto catalán occidental.
Hoy, atrapada en el tarquín inmersor, la bisoña Universidad de Elche ya edita folletos en puro catalán.
Articulo publicado en "Las Provincias" 11 de Septiembre de 1997.

miércoles, 8 de enero de 2020

ONOPHRIO POVIO, Onofre Pou, dicsionari

diccionari trilingüe valencià-català-llatí

En lo present libre se contenen vocables curiosos de moltes y diuerses coses, en llengua Cathalana, y Valenciana
IESVS:
THESAVRVS
PVERILIS

Authore ONOPHRIO POVIO * (Onofre Pou a enciclopèdia cat)
(Observéu com LIBRE está en una L y LLENGUA en LL)


https://bivaldi.gva.es/es/consulta/registro.cmd?id=4083 (consulta online)

Thesaurus puerilis : ubi quae de rebus domesticis latine scire oportet in Valentinorum et gotholanorum gratiam praeposita vulgari lingua.



BARCINONE
Illustri & egregio viro Francisco Tarrege, V.I.D.
Onophrius Pouius S.
Tanta est optimarum artium dignitas, tantus splendor ....


ONOPHRIO POVIO, Onofre Pou, dicsionari 1

ONOPHRIO POVIO, Onofre Pou, dicsionari 2

ONOPHRIO POVIO, Onofre Pou, dicsionari, index

ONOPHRIO POVIO, Onofre Pou, dicsionari 94

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diccionari trilingüe valencià-català-llatí

En lo present libre se contenen vocables curiosos de moltes y diuerses coses, en llengua Cathalana, y Valenciana
IESVS:
THESAVRVS
PVERILIS

Authore ONOPHRIO POVIO * (Onofre Pou a enciclopèdia cat)
(Observéu com LIBRE está en una L y LLENGUA en LL)


https://bivaldi.gva.es/es/consulta/registro.cmd?id=4083 (consulta online)

Thesaurus puerilis : ubi quae de rebus domesticis latine scire oportet in Valentinorum et gotholanorum gratiam praeposita vulgari lingua.



BARCINONE
Illustri & egregio viro Francisco Tarrege, V.I.D.
Onophrius Pouius S.
Tanta est optimarum artium dignitas, tantus splendor ....


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En lo present libre se contenen vocables curiosos de moltes y diuerses coses, en llengua Cathalana, y Valenciana
IESVS:
THESAVRVS
PVERILIS

Authore ONOPHRIO POVIO * (Onofre Pou a enciclopèdia cat)
(Observéu com LIBRE está en una L y LLENGUA en LL)


https://bivaldi.gva.es/es/consulta/registro.cmd?id=4083 (consulta online)

Thesaurus puerilis : ubi quae de rebus domesticis latine scire oportet in Valentinorum et gotholanorum gratiam praeposita vulgari lingua.



BARCINONE
Illustri & egregio viro Francisco Tarrege, V.I.D.
Onophrius Pouius S.
Tanta est optimarum artium dignitas, tantus splendor ....


ONOPHRIO POVIO, Onofre Pou, dicsionari 1

ONOPHRIO POVIO, Onofre Pou, dicsionari 2

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viernes, 26 de abril de 2019

Eugenio Coseriu, lexicografía

"La disponibilidad de diccionarios y gramáticas se puede tomar como un indicio seguro de que una variedad concreta es una lengua" (Eugenio Coseriu)
De lexicografia: actes del I Symposium Internacional de Lexicografia, Barcelona, 16-18 mayo 2002


"La disponibilidad de diccionarios y gramáticas se puede tomar como un indicio seguro de que una variedad concreta es una lengua" (Eugenio Coseriu) De lexicografia: actes del I Symposium Internacional de Lexicografia, Barcelona, 16-18 mayo 2002

Eugenio Coseriu, lexicografía

"La disponibilidad de diccionarios y gramáticas se puede tomar como un indicio seguro de que una variedad concreta es una lengua" (Eugenio Coseriu)
De lexicografia: actes del I Symposium Internacional de Lexicografia, Barcelona, 16-18 mayo 2002


"La disponibilidad de diccionarios y gramáticas se puede tomar como un indicio seguro de que una variedad concreta es una lengua" (Eugenio Coseriu) De lexicografia: actes del I Symposium Internacional de Lexicografia, Barcelona, 16-18 mayo 2002

Eugenio Coseriu, lexicografía

"La disponibilidad de diccionarios y gramáticas se puede tomar como un indicio seguro de que una variedad concreta es una lengua" (Eugenio Coseriu)
De lexicografia: actes del I Symposium Internacional de Lexicografia, Barcelona, 16-18 mayo 2002


"La disponibilidad de diccionarios y gramáticas se puede tomar como un indicio seguro de que una variedad concreta es una lengua" (Eugenio Coseriu) De lexicografia: actes del I Symposium Internacional de Lexicografia, Barcelona, 16-18 mayo 2002

sábado, 12 de enero de 2019

Onofre Pou: Thesaurus Puerilis, ed. 1591

Golden Jacob:
Fa casi mig mileni un català feu un diccionari trillingüe catalana, valenciana, llatina. Hui volen que les dos primeres es convertixquen en una.
Onofre Pou: Thesaurus Puerilis, ed. 1591




Las Provincias 22 de Noviembre de 1993
LA ÉPOCA DE LOS THESAURUS PUERILIS
Por Ricart García Moya

Los "Thesaurus Puerilis"; claro está, no son saurios del Jurásico, sino humildes
vocabularios que un gerundense afincado en Valencia editó con su dinero, y la mejor voluntad del mundo. El bueno de Onophrio Povio (Onofre Pou para los amigos) fue "candidato Philosophiae" en la Universidad de Valencia, y aprovechó su estancia en el Reino para completar el vocabulario trilingüe en valenciano, catalán y latín; según especificó en el prólogo.
La edición príncipe salió en Valencia el año 1575, siendo el "Thesaurus" un híbrido entre el "Lexicón" típico de la época -en el que podían encontrarse vocablos en varios idiomas, más su traducción latina- y los actuales opúsculos con frases para aprender una lengua en quince días.
Con el léxico valenciano del Thesaurus -que Onofre escuchaba a sus compañeros de la Universidad de Valencia- podemos saber cómo hablaban y escribían nuestros antepasados en 1575.
Por ejemplo: "Lo mes chic dels estudiants y el cavallet chiquet; la rajola chica;
carchofa, Ilatuga". Las frases son acompañadas por su versión latina, "macho del carro o mulus quadrigarius".
En la edición barcelonesa de 1580 apenas se modifica el texto, aunque escribe que está en lengua "Cathalana y Valenciana" cuando en la primera puso "Valenciana y Cathalana".
También cambia alguna terminación (torra por torre), pero la permanencia del
valenciano es notable. Así, al tratar de las medidas: "un dit, es la mes chica mesura"; y que "la punta del dit chic estesa la ma, en Valencia quatre fan alma" (f.55); alma era una medida exclusiva del Reino.
También cita "les taronges de Xátiva", y no olvida "les barraques, alqueríes, iglesies y ornaments" (f. 110) .
Curiosamente, incluso en la edición de Perpiñán (año 1591) usa los verbos
valencianos "charrar" (f.117)y "eixir" (f.17), ignorando el "surtir".
No hay duda que en Perpiñán nadie pronunciaba ni escribía "chic y chiqueta, eixida, chulles, servicis, punches, olives del cuquillo", etc.
La finalidad de Onofre no era unificar las lenguas, pues respetaba la dualidad de vocablos para un mismo concepto:
"otonyo, tardor"; "safanoria, pastanaga"; "arena, sorra"; "ballena, balena".
Es decir, no eliminaba palabras como "otonyo" (f.209) por su coincidencia
castellana. Onofre era latinista y sabía la legitimidad etimológica de este derivado de "autumnus".
También está el adverbio hoy en valenciano y catalán, "huy" y "vuy",
respectivamente. La corrupción "avui" no había nacido aún.
No hay duda que Onofre había escuchado en Valencia frases como "hora y mija", "estufes o llochs pera suar", "lo cochero de dos cavalls", y no dudó en incorporarlas al "Thesaurus" con el mayor respeto.
Además ¿por qué iba a cuestionar una lengua que tenía su intérprete en la corte de Felipe II?
Este verano, en el Archivo de la Corona de Aragón, localicé un manuscrito del año 1586 que confirmaba que los reyes utilizaban a nobles valencianos que residían en Madrid -desde el valido marqués de Denia al jurista Crespí de Valldaura como intérpretes de los memoriales procedentes del Reino.
Analicen el exordio del documento:
"Envío a Vuestra Majestad una relación de lo que la ciudad de Valencia tiene 
resuelto hacer para solemnizar la entrada. Suplícole a Vuestra Majestad la mande ver, aunque escrita en Lengua Valenciana, pues podrá servir de intérprete el Marqués de Denia". (A.C.A.; Cortes, Leg. 1350, Doc. 31 /3. Año 1586).
En esta "Memoria de Ies invencions pera la entrada del don Phelip" -traducida por el marqués de Denia al emperador- el escribano del consell utiliza vocablos y ortografía como la del Thesaurus de Onofre Pou ("joyes pera les invencions de font de vi y aigua en el sarau de la Llonja").
EI documento no es único , pues otro posterior dirigido a Felipe III repite idéntica fórmula: "aunque escrito en Lengua Valenciana", deber ser traducido al monarca. (D. 31/12).
También Carlos V tuvo su traductor de valenciano en Honorato Juan, consejero
políglota y preceptor de Felipe II. Su actividad no se limitó a traducir, sino que trató de divulgar los clásicos valencianos en la corte. A tal fin utilizó un manuscrito de Ausiás March al que añadió comentarios en castellano y colaboró en un vocabulario para facilitar la lectura del poeta.
Por tanto, a fines del XVI la lengua valenciana era respetada por políticos
valencianos, latinistas catalanes y gramáticos castellanos; no existía un complejo de inferioridad como el que tenemos en la actualidad. Veamos el ejemplo de una palabra modesta: el catalán Pou escribe "chulla" en 1575; como palabra valenciana; y en 1611, el gramático tico castellano Covarrubias recalca que chulla, chuleta, es vocablo exclusivamente valenciano. Ahora, filólogos interesados -los mismos que pretendían eliminar la ñ del castellano- alteran, burlan y desprestigian los vocablos autóctonos con el fin que todos sabemos: implantar el catalán.


Onofre Pou: Thesaurus Puerilis, ed. 1591

Golden Jacob:
Fa casi mig mileni un català feu un diccionari trillingüe catalana, valenciana, llatina. Hui volen que les dos primeres es convertixquen en una.
Onofre Pou: Thesaurus Puerilis, ed. 1591




Las Provincias 22 de Noviembre de 1993
LA ÉPOCA DE LOS THESAURUS PUERILIS
Por Ricart García Moya

Los "Thesaurus Puerilis"; claro está, no son saurios del Jurásico, sino humildes
vocabularios que un gerundense afincado en Valencia editó con su dinero, y la mejor voluntad del mundo. El bueno de Onophrio Povio (Onofre Pou para los amigos) fue "candidato Philosophiae" en la Universidad de Valencia, y aprovechó su estancia en el Reino para completar el vocabulario trilingüe en valenciano, catalán y latín; según especificó en el prólogo.
La edición príncipe salió en Valencia el año 1575, siendo el "Thesaurus" un híbrido entre el "Lexicón" típico de la época -en el que podían encontrarse vocablos en varios idiomas, más su traducción latina- y los actuales opúsculos con frases para aprender una lengua en quince días.
Con el léxico valenciano del Thesaurus -que Onofre escuchaba a sus compañeros de la Universidad de Valencia- podemos saber cómo hablaban y escribían nuestros antepasados en 1575.
Por ejemplo: "Lo mes chic dels estudiants y el cavallet chiquet; la rajola chica;
carchofa, Ilatuga". Las frases son acompañadas por su versión latina, "macho del carro o mulus quadrigarius".
En la edición barcelonesa de 1580 apenas se modifica el texto, aunque escribe que está en lengua "Cathalana y Valenciana" cuando en la primera puso "Valenciana y Cathalana".
También cambia alguna terminación (torra por torre), pero la permanencia del
valenciano es notable. Así, al tratar de las medidas: "un dit, es la mes chica mesura"; y que "la punta del dit chic estesa la ma, en Valencia quatre fan alma" (f.55); alma era una medida exclusiva del Reino.
También cita "les taronges de Xátiva", y no olvida "les barraques, alqueríes, iglesies y ornaments" (f. 110) .
Curiosamente, incluso en la edición de Perpiñán (año 1591) usa los verbos
valencianos "charrar" (f.117)y "eixir" (f.17), ignorando el "surtir".
No hay duda que en Perpiñán nadie pronunciaba ni escribía "chic y chiqueta, eixida, chulles, servicis, punches, olives del cuquillo", etc.
La finalidad de Onofre no era unificar las lenguas, pues respetaba la dualidad de vocablos para un mismo concepto:
"otonyo, tardor"; "safanoria, pastanaga"; "arena, sorra"; "ballena, balena".
Es decir, no eliminaba palabras como "otonyo" (f.209) por su coincidencia
castellana. Onofre era latinista y sabía la legitimidad etimológica de este derivado de "autumnus".
También está el adverbio hoy en valenciano y catalán, "huy" y "vuy",
respectivamente. La corrupción "avui" no había nacido aún.
No hay duda que Onofre había escuchado en Valencia frases como "hora y mija", "estufes o llochs pera suar", "lo cochero de dos cavalls", y no dudó en incorporarlas al "Thesaurus" con el mayor respeto.
Además ¿por qué iba a cuestionar una lengua que tenía su intérprete en la corte de Felipe II?
Este verano, en el Archivo de la Corona de Aragón, localicé un manuscrito del año 1586 que confirmaba que los reyes utilizaban a nobles valencianos que residían en Madrid -desde el valido marqués de Denia al jurista Crespí de Valldaura como intérpretes de los memoriales procedentes del Reino.
Analicen el exordio del documento:
"Envío a Vuestra Majestad una relación de lo que la ciudad de Valencia tiene 
resuelto hacer para solemnizar la entrada. Suplícole a Vuestra Majestad la mande ver, aunque escrita en Lengua Valenciana, pues podrá servir de intérprete el Marqués de Denia". (A.C.A.; Cortes, Leg. 1350, Doc. 31 /3. Año 1586).
En esta "Memoria de Ies invencions pera la entrada del don Phelip" -traducida por el marqués de Denia al emperador- el escribano del consell utiliza vocablos y ortografía como la del Thesaurus de Onofre Pou ("joyes pera les invencions de font de vi y aigua en el sarau de la Llonja").
EI documento no es único , pues otro posterior dirigido a Felipe III repite idéntica fórmula: "aunque escrito en Lengua Valenciana", deber ser traducido al monarca. (D. 31/12).
También Carlos V tuvo su traductor de valenciano en Honorato Juan, consejero
políglota y preceptor de Felipe II. Su actividad no se limitó a traducir, sino que trató de divulgar los clásicos valencianos en la corte. A tal fin utilizó un manuscrito de Ausiás March al que añadió comentarios en castellano y colaboró en un vocabulario para facilitar la lectura del poeta.
Por tanto, a fines del XVI la lengua valenciana era respetada por políticos
valencianos, latinistas catalanes y gramáticos castellanos; no existía un complejo de inferioridad como el que tenemos en la actualidad. Veamos el ejemplo de una palabra modesta: el catalán Pou escribe "chulla" en 1575; como palabra valenciana; y en 1611, el gramático tico castellano Covarrubias recalca que chulla, chuleta, es vocablo exclusivamente valenciano. Ahora, filólogos interesados -los mismos que pretendían eliminar la ñ del castellano- alteran, burlan y desprestigian los vocablos autóctonos con el fin que todos sabemos: implantar el catalán.


Onofre Pou: Thesaurus Puerilis, ed. 1591

Golden Jacob:
Fa casi mig mileni un català feu un diccionari trillingüe catalana, valenciana, llatina. Hui volen que les dos primeres es convertixquen en una.
Onofre Pou: Thesaurus Puerilis, ed. 1591




Las Provincias 22 de Noviembre de 1993
LA ÉPOCA DE LOS THESAURUS PUERILIS
Por Ricart García Moya

Los "Thesaurus Puerilis"; claro está, no son saurios del Jurásico, sino humildes
vocabularios que un gerundense afincado en Valencia editó con su dinero, y la mejor voluntad del mundo. El bueno de Onophrio Povio (Onofre Pou para los amigos) fue "candidato Philosophiae" en la Universidad de Valencia, y aprovechó su estancia en el Reino para completar el vocabulario trilingüe en valenciano, catalán y latín; según especificó en el prólogo.
La edición príncipe salió en Valencia el año 1575, siendo el "Thesaurus" un híbrido entre el "Lexicón" típico de la época -en el que podían encontrarse vocablos en varios idiomas, más su traducción latina- y los actuales opúsculos con frases para aprender una lengua en quince días.
Con el léxico valenciano del Thesaurus -que Onofre escuchaba a sus compañeros de la Universidad de Valencia- podemos saber cómo hablaban y escribían nuestros antepasados en 1575.
Por ejemplo: "Lo mes chic dels estudiants y el cavallet chiquet; la rajola chica;
carchofa, Ilatuga". Las frases son acompañadas por su versión latina, "macho del carro o mulus quadrigarius".
En la edición barcelonesa de 1580 apenas se modifica el texto, aunque escribe que está en lengua "Cathalana y Valenciana" cuando en la primera puso "Valenciana y Cathalana".
También cambia alguna terminación (torra por torre), pero la permanencia del
valenciano es notable. Así, al tratar de las medidas: "un dit, es la mes chica mesura"; y que "la punta del dit chic estesa la ma, en Valencia quatre fan alma" (f.55); alma era una medida exclusiva del Reino.
También cita "les taronges de Xátiva", y no olvida "les barraques, alqueríes, iglesies y ornaments" (f. 110) .
Curiosamente, incluso en la edición de Perpiñán (año 1591) usa los verbos
valencianos "charrar" (f.117)y "eixir" (f.17), ignorando el "surtir".
No hay duda que en Perpiñán nadie pronunciaba ni escribía "chic y chiqueta, eixida, chulles, servicis, punches, olives del cuquillo", etc.
La finalidad de Onofre no era unificar las lenguas, pues respetaba la dualidad de vocablos para un mismo concepto:
"otonyo, tardor"; "safanoria, pastanaga"; "arena, sorra"; "ballena, balena".
Es decir, no eliminaba palabras como "otonyo" (f.209) por su coincidencia
castellana. Onofre era latinista y sabía la legitimidad etimológica de este derivado de "autumnus".
También está el adverbio hoy en valenciano y catalán, "huy" y "vuy",
respectivamente. La corrupción "avui" no había nacido aún.
No hay duda que Onofre había escuchado en Valencia frases como "hora y mija", "estufes o llochs pera suar", "lo cochero de dos cavalls", y no dudó en incorporarlas al "Thesaurus" con el mayor respeto.
Además ¿por qué iba a cuestionar una lengua que tenía su intérprete en la corte de Felipe II?
Este verano, en el Archivo de la Corona de Aragón, localicé un manuscrito del año 1586 que confirmaba que los reyes utilizaban a nobles valencianos que residían en Madrid -desde el valido marqués de Denia al jurista Crespí de Valldaura como intérpretes de los memoriales procedentes del Reino.
Analicen el exordio del documento:
"Envío a Vuestra Majestad una relación de lo que la ciudad de Valencia tiene 
resuelto hacer para solemnizar la entrada. Suplícole a Vuestra Majestad la mande ver, aunque escrita en Lengua Valenciana, pues podrá servir de intérprete el Marqués de Denia". (A.C.A.; Cortes, Leg. 1350, Doc. 31 /3. Año 1586).
En esta "Memoria de Ies invencions pera la entrada del don Phelip" -traducida por el marqués de Denia al emperador- el escribano del consell utiliza vocablos y ortografía como la del Thesaurus de Onofre Pou ("joyes pera les invencions de font de vi y aigua en el sarau de la Llonja").
EI documento no es único , pues otro posterior dirigido a Felipe III repite idéntica fórmula: "aunque escrito en Lengua Valenciana", deber ser traducido al monarca. (D. 31/12).
También Carlos V tuvo su traductor de valenciano en Honorato Juan, consejero
políglota y preceptor de Felipe II. Su actividad no se limitó a traducir, sino que trató de divulgar los clásicos valencianos en la corte. A tal fin utilizó un manuscrito de Ausiás March al que añadió comentarios en castellano y colaboró en un vocabulario para facilitar la lectura del poeta.
Por tanto, a fines del XVI la lengua valenciana era respetada por políticos
valencianos, latinistas catalanes y gramáticos castellanos; no existía un complejo de inferioridad como el que tenemos en la actualidad. Veamos el ejemplo de una palabra modesta: el catalán Pou escribe "chulla" en 1575; como palabra valenciana; y en 1611, el gramático tico castellano Covarrubias recalca que chulla, chuleta, es vocablo exclusivamente valenciano. Ahora, filólogos interesados -los mismos que pretendían eliminar la ñ del castellano- alteran, burlan y desprestigian los vocablos autóctonos con el fin que todos sabemos: implantar el catalán.


martes, 12 de septiembre de 2017

Cataluña imitando lengua valenciana

Hacia 1600, Andreu Bosch se desesperaba por la tendencia extendida en Cataluña de dar supremacía “e imitar a la Lengua Valenciana” (Títols d´honor. Perpinyà, 1628).

Esta influencia también afectaba al mismo Bosch, pues, aunque critica que sus compatriotas “mudaran la vocal a, en e” (p. 27) razonaba que escribir “las nostras ciencias” era menos correcto que “les nostres ciencies”.

En las mismas fechas, el catalán Onofre Pou, con su “Thesaurus”, llevaba hasta Perpignan el léxico valenciano: otonyo (no tardor), chiquet y chiqueta, iglesies, chulla, mija, servisis, carchofa, giner, puncha, etc.

Con esta inmersión idiomática (deseada, no impuesta), una parte de Cataluña y Aragón valencianizaron su idioma a fines del siglo XVI. Fuera de esta influencia quedaron la parte oriental del territorio, incluida Barcelona. Eran tiempos en que el mismo Cervantes diferenciaba la dulzura del valenciano de la rudalengua gascona y catalana” (Quijote, II, Cap. 60), aludiendo erróneamente al occitano como gascón.

Relacionado con el problema actual, un rotativo catalán reconocía que: “la independencia de un país ha Ilevado a codificar como una lengua distinta la que se consideraba dialecto. Así lo hizo Noruega a comienzos de siglo respecto al danés. Y así está ocurriendo hoy en la antigua Yugoslavia donde el serbo croata, codificado a mitad del siglo pasado y lengua común en la Yugoslavia de Tito, se ha escindido en cinco lenguas distintas. En las últimas conversaciones de paz en territorio norteamericano croatas, serbios y bosnios se presentaron acompañados de sus respectivos intérpretes para traducir unas lenguas que los expertos consideran que difieren menos entre sí que el catalán y el valenciano” (“La Vanguardia”, 10IV-96).

/Nota de Moncho, mi pareja Violeta, búlgara, habla con macedonios, serbios en búlgaro y se entienden/

Aquí sucede lo contrario. Las oficinas de inmersión (especialmente en las Universidades de Alicante, Castellón y Valencia) compiten para ver cuál catalaniza más eficazmente, arrinconando al valenciano y español. Alegremente, con dinero del contribuyente, editan libro tras libro con la finalidad citada. Prototipo de estos ejemplares sería “Els valencians i la Ilengua normativa” (Generalidad, 1995); ensayo sembrador de confusión que, por ejemplo, afirma que el adjetivo “petit” está vivo en Alcoy, criticando al diccionario del GAV por negarlo.

Una cosa es que autores como FuIlana, ingenuamente, recogieran arcaísmos como “esser o freturar” y palabras fronterizas; y otra muy distinta es utilizar como prueba de idioma vivo el léxico de los alumnos alcoyanos víctimas de la inmersión, o el de los funcionarios reciclados en catalán.

El autor , olvidando que no está arriba del Cenia, escribe “vuit, gener, mica, amb, mots, seva, tasca”, y condena el léxico (bellea, giner, chiquet…) que en 1600 era publicado en Perpignan como paradigma de culto.

Igual finalidad busca “Obres impreses en català al País Valencià” (Diputación de Valencia, 1989), donde figuran Blasco Ibáñez y Martí y Gadea como escritores “en catalán”.

Curiosamente, si hubo un autor preocupado por la lengua valenciana fue precisamente Joaquín Martí y Gadea, que pasó su vida tratando de conocer el alma de “nostre Reyne de Valencia” (él escribía Reyne).

joaquin-marti-gadea-linguista-valensia

Martí y Gadea destacaba la singularidad de “La Llengua valenciana, per la riquea de veus, modismes y gracia (…) superant a la catalana” (Gadea: Tipos,1908, p. 298). EI alcoyano (de Balones) defendía su autonomía respecto de la catalana, algo que también oculta del lexicólogo Corominas, saqueador impenitente de la obra de Martí y Gadea, de la que selecciona lo concordante con su teoría inmersora.

http://bivaldi.gva.es/

Por mucho que manipulen, la lengua de Martí y Gadea es distinta a la del norte. Valga de ejemplo estas frases, respetando ortografía y léxico del alcoyano: “U que va pedre en Alcoy, ariava en peus de plom. Com es riurán de nosatros els companyers, per tindre rellongesarena y de boljaca. La Llonja te riquea y bellea. Els jagants junt a la casa vestuari. La sencillea y el títul d´atre; vorán y llegirán els articuls per primera vegá els jovens, ahon hia festa. En el sigle dènau contava en tres millóns en dinés, terrés y molíns de paper”. Gadea depuraba su léxico y adoptaba libremente vocablos foráneos, sin imposiciones; aunque sean discutibles algunos. Por ejemplo, él (lo mismo que todos los valencianos en 1900), no usaba la preposición “fins”; prefería escribir el neologismo “dasta”, por coherencia con el habla viva. Lo de “fins” lo reservaba para traducir el plural del adjetivo castellano fino: “Alicantins, pocs y fins”, locución de origen alcoyano que incluye en “Tipos y modismes”.

Pero las decisiones sobre el rechazo o aceptación referentes al idioma las debieran tomar los valencianos (no los inmersionistas del catalán, claro). Todas las innovaciones léxicas y gramaticales que el pueblo valenciano ha ido incorporando a su idioma son “científicamente” desprestigiadas, puestas en la lista de indeseables y -como es sabido- sustituidas por las dictadas por el Institut d´'Estudis Catalans. Y lo peor es que estos culturicidas viven de los impuestos.

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Esta influencia también afectaba al mismo Bosch, pues, aunque critica que sus compatriotas “mudaran la vocal a, en e” (p. 27) razonaba que escribir “las nostras ciencias” era menos correcto que “les nostres ciencies”.

En las mismas fechas, el catalán Onofre Pou, con su “Thesaurus”, llevaba hasta Perpignan el léxico valenciano: otonyo (no tardor), chiquet y chiqueta, iglesies, chulla, mija, servisis, carchofa, giner, puncha, etc.

Con esta inmersión idiomática (deseada, no impuesta), una parte de Cataluña y Aragón valencianizaron su idioma a fines del siglo XVI. Fuera de esta influencia quedaron la parte oriental del territorio, incluida Barcelona. Eran tiempos en que el mismo Cervantes diferenciaba la dulzura del valenciano de la rudalengua gascona y catalana” (Quijote, II, Cap. 60), aludiendo erróneamente al occitano como gascón.

Relacionado con el problema actual, un rotativo catalán reconocía que: “la independencia de un país ha Ilevado a codificar como una lengua distinta la que se consideraba dialecto. Así lo hizo Noruega a comienzos de siglo respecto al danés. Y así está ocurriendo hoy en la antigua Yugoslavia donde el serbo croata, codificado a mitad del siglo pasado y lengua común en la Yugoslavia de Tito, se ha escindido en cinco lenguas distintas. En las últimas conversaciones de paz en territorio norteamericano croatas, serbios y bosnios se presentaron acompañados de sus respectivos intérpretes para traducir unas lenguas que los expertos consideran que difieren menos entre sí que el catalán y el valenciano” (“La Vanguardia”, 10IV-96).

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Una cosa es que autores como FuIlana, ingenuamente, recogieran arcaísmos como “esser o freturar” y palabras fronterizas; y otra muy distinta es utilizar como prueba de idioma vivo el léxico de los alumnos alcoyanos víctimas de la inmersión, o el de los funcionarios reciclados en catalán.

El autor , olvidando que no está arriba del Cenia, escribe “vuit, gener, mica, amb, mots, seva, tasca”, y condena el léxico (bellea, giner, chiquet…) que en 1600 era publicado en Perpignan como paradigma de culto.

Igual finalidad busca “Obres impreses en català al País Valencià” (Diputación de Valencia, 1989), donde figuran Blasco Ibáñez y Martí y Gadea como escritores “en catalán”.

Curiosamente, si hubo un autor preocupado por la lengua valenciana fue precisamente Joaquín Martí y Gadea, que pasó su vida tratando de conocer el alma de “nostre Reyne de Valencia” (él escribía Reyne).

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Martí y Gadea destacaba la singularidad de “La Llengua valenciana, per la riquea de veus, modismes y gracia (…) superant a la catalana” (Gadea: Tipos,1908, p. 298). EI alcoyano (de Balones) defendía su autonomía respecto de la catalana, algo que también oculta del lexicólogo Corominas, saqueador impenitente de la obra de Martí y Gadea, de la que selecciona lo concordante con su teoría inmersora.

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Por mucho que manipulen, la lengua de Martí y Gadea es distinta a la del norte. Valga de ejemplo estas frases, respetando ortografía y léxico del alcoyano: “U que va pedre en Alcoy, ariava en peus de plom. Com es riurán de nosatros els companyers, per tindre rellongesarena y de boljaca. La Llonja te riquea y bellea. Els jagants junt a la casa vestuari. La sencillea y el títul d´atre; vorán y llegirán els articuls per primera vegá els jovens, ahon hia festa. En el sigle dènau contava en tres millóns en dinés, terrés y molíns de paper”. Gadea depuraba su léxico y adoptaba libremente vocablos foráneos, sin imposiciones; aunque sean discutibles algunos. Por ejemplo, él (lo mismo que todos los valencianos en 1900), no usaba la preposición “fins”; prefería escribir el neologismo “dasta”, por coherencia con el habla viva. Lo de “fins” lo reservaba para traducir el plural del adjetivo castellano fino: “Alicantins, pocs y fins”, locución de origen alcoyano que incluye en “Tipos y modismes”.

Pero las decisiones sobre el rechazo o aceptación referentes al idioma las debieran tomar los valencianos (no los inmersionistas del catalán, claro). Todas las innovaciones léxicas y gramaticales que el pueblo valenciano ha ido incorporando a su idioma son “científicamente” desprestigiadas, puestas en la lista de indeseables y -como es sabido- sustituidas por las dictadas por el Institut d´'Estudis Catalans. Y lo peor es que estos culturicidas viven de los impuestos.

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