VIII – Egun-sentia.
IX – Illunabarra.
Por Ramón Artola.
(Dialecto guipuzcoano.)
Estas dos pequeñas composiciones constituyen otros tantos bellísimos cuadros del género descriptivo.
La aurora o el alba, y el anochecer o crepúsculo nocturno son los asuntos, eminentemente poéticos, elegidos por su autor, que aficionado a esta clase de trabajos, prepara en estos momentos otros cuadros análogos, destinados a la descripción de las estaciones. (Uda-berria, uda, uda-azkena, negua.)
Ramón Artola, como indiqué ya en otra ocasión al ocuparme de él, (1: Cancionero, serie I, tomo III, páginas 81-82) es un modesto artesano que llevado de su amor al trabajo y de su afición a la lengua nativa, cultiva con verdadero deleite la poesía bascongada.
Gracias a su constancia nótase cada día más perfección y un mayor grado de corrección en sus producciones, entre las que se cuentan algunas verdaderamente estimables, y alcanzó en el Concurso celebrado en Elizondo el mes de julio de 1879 el honroso y deseado makilla, como premio por una versión guipuzcoana del celebrado Canto de Altabiscar.
Egun-sentia e illunabarra forman parte de su Álbum de poesías inéditas, del que el señor Artola ha tenido la bondad de ofrecérmelas para su publicación en esta serie del Cancionero.
Egun-sentia.
Onen etorrera da
Biotz pozgarriya, (1)
Dagüen denboran zeru-
Azpia garbiya;
Izarrak joaten dira
Galdubaz argiya,
Gelditzen dalarik, bat,
Ura illargiya,
Itsasora jechiyaz
Lo artuban iya. (2)
Beren izkeran agur
Egiñaz Jaunari
Chori chikiyak asten
Dirade kantari;
Gaisuak ontan diran
Bitartean ari,
Indarrak laburtuta
Arratz illunari,
Jaioera ikusten
Zaio egunari.
Sortegiko aldean
Azaltzen da ontan
Zillarrezko zinta bat
Zerubaren mugan;
Gero ugariturik
Argitasuna an,
Balegoke bezela
Urrutiya sutan,
Iruzkia sortzen da
Mendiyaren puntan.
(1) Pozgarria, vale literalmente tanto como alegrable, permítaseme la expresión.
(2) Lo artuban iya. "Casi casi dormida". La frase es muy gráfica, pues determina perfectamente, y de una manera harto original, la languidez propia de este astro, en los momentos próximos a su desaparición.
La aurora.
¡Cómo alegra el corazón su llegada, cuando el horizonte se muestra claro y despejado! Las estrellas van perdiendo poco a poco su luz, y queda en el firmamento un solo astro, la luna, que baja al mar casi, casi, dormida.
Los pajarillos comienzan a saludar al Creador en su especial lenguaje, y mientras ellos cantan, agótanse sus fuerzas a la oscura noche, y muéstrase el nacimiento del nuevo día.
Asoma en esto por Oriente, y en los límites del espacio, ancha franja de plata, aumenta gradualmente su luz cual si el lejano horizonte se hallara inflamado, y tras la cima de la montaña hace su aparición el astro del día.
Illunabarra.
Iruzkiya asten da
Jechitzen, jechitzen,
Dizdizera ederra
Zaiola guchitzen,
Diamantezko printzak
Zaizkanean galtzen
Urrezko bola baten
Ichuran da jartzen,
Eta geldi geldi-da
Itsaspera sartzen.
Jiratzen dan denboran
Itsaspe aundira
Paletako kolore
Guztiak an dira;
Ain pintura pollitak
Goien jartzen dira,
Ustetzen da zeruba
Auspez dala jira, (1)
Ezin azper liteke
Berari begira.
Sarri beltzez janzirik
Zabalde guziya
Chori chikiyen kantik
Ez da aitzen iya,
Izarrez apaintzen da
Zerupe garbiya
Eta bazter denari
Emanaz argiya,
Azaltzen da goi-farol
Eder illargiya.
(1) Auspez dala jira, lit. que se ha vuelto del revés, que se ha invertido el firmamento para permitir la contemplación de las bellezas que tras de sí oculta.
El anochecer.
El Sol comienza a declinar, perdiendo poco a poco su hermoso brillo; ájanse y se debilitan sus diamantinos rayos, pónese semejante a una bola de oro, y lentamente, lentamente, se va ocultando allá en el fondo del mar.
En el momento en que penetra bajo las ondas del dilatado Océano, muéstranse allá todos los colores de la paleta, y el horizonte ofrece un cuadro tan bello, que no parece sino que el Cielo se ha invertido, de tal suerte que es imposible cansarse de contemplar tan admirable espectáculo.
Muy luego, vístese de negro el dilatado espacio, los pajaritos enmudecen, dejando apenas escuchar su canto, adórnase de estrellas el limpio firmamento, y asoma, derramando su luz por todas partes, la luna, la nocturna antorcha.
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